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CODIGO DE LIEBER1863

El texto fue elaborado por Francis Lieber, un jurista internacional de origen


alemán por medio del cual se proporcionaron normas detalladas sobre todos los
aspectos de la guerra terrestre, desde la conducción de la guerra y el trato debido
a la población civil hasta el trato que deben recibir categorías específicas de
personas, como prisioneros de guerra, heridos y francotiradores. Sirve como
modelo de inspiración para la comunidad internacional a fin de lograr una
codificación generalmente aceptable de las leyes y las costumbres de la guerra. El
código de lieber entro en vigor en el mes de abril de 1863, como el primer intento
de unión entre las leyes y las costumbres de la guerra que existían para aquella
época que contrariamente al primer convenio de ginebra aprobado. Más tarde no
tuvo valor de tratado ya que estaba destinado únicamente a las fuerzas nordistas
de los estados unidos de américa.

El Código Lieber del 24 de abril de 1863, También conocido como Instrucciones


del Gobierno para los Ejércitos de los Estados Unidos en el campo de batalla,
Orden General № 100,1 o Instrucciones Lieber, fueron unas instrucción firmadas
por el presidente Abraham Lincoln a las fuerzas de la Unión durante la Guerra Civil
Estadounidense que dictaban la forma en que los soldados debían de comportarse
en tiempos de guerra. Adquiriría después el nombre del jurista, filósofo y político
alemán-estadounidense Francis Lieber. Las secciones principales se refieren a la
ley marcial, jurisdicción militar, el tratamiento de los espías y desertores, y de
cómo los prisioneros de guerra deben ser tratados.

¿QUÉ ES EL IUS COGENS?

La importancia del ius cogens o derecho imperativo internacional se deriva de su


contenido. Sus normas protegen valores esenciales compartidos por la comunidad
internacional. Se puede decir que el ius cogens es la encarnación jurídica de la
conciencia moral de la sociedad internacional.

Es el artículo 53 de la Convención de Viena sobre Derecho de los Tratados,


el que define el Ius Cogens como el conjunto de normas imperativas de
derecho internacional general, establecidas por la comunidad internacional
de Estados en su conjunto. Las normas de ius cogens no pueden ser
derogadas, salvo por otra norma del mismo rango. Cualquier tratado
internacional contrario a una norma de ius cogens es nulo.

Aunque no existe ningún catálogo oficial de normas imperativas, se considera que


lo son, entre otras, la prohibición del uso de la fuerza, la prohibición del genocidio,
la prohibición del racismo y el apartheid, el derecho de autodeterminación de los
pueblos, la prohibición de la tortura, así como las normas fundamentales del
Derecho humanitario.

Las normas de ius cogens generan obligaciones frente a todos los sujetos de la
comunidad internacional, por lo que el alcance de la responsabilidad derivada de
la violación de una norma imperativa es más amplio que la que surge de un ilícito
común.

La relación entre la consolidación del concepto de ius cogens y los derechos


humanos es evidente y por eso el derecho imperativo ilustra perfectamente el
proceso de "humanización" del Derecho internacional.

Se trata también de un ámbito del derecho internacional que tiene un considerable


potencial transformador del ordenamiento jurídico en su conjunto y, en última
instancia, de la sociedad internacional.

LAS NORMAS CONSUETUDINARIAS

1. Las normas consuetudinarias en el ordenamiento internacional


1.1. La costumbre internacional
** Artículo 38
1. La Corte, cuya función es decidir conforme al derecho internacional las
controversias que le sean sometidas, deberá aplicar: a. las convenciones
internacionales, sean generales o particulares, que establecen reglas
expresamente reconocidas por los Estados litigantes; b. la costumbre internacional
como prueba de una práctica generalmente aceptada como derecho; c. los
principios generales de derecho reconocidos por las naciones civilizadas; d. las
decisiones judiciales y las doctrinas de los publicistas de mayor competencia de
las distintas naciones, como medio auxiliar para la determinación de las reglas de
derecho, sin perjuicio de lo dispuesto en el Artículo 59.
Según el art. 38.1 el TIJ aplica la costumbre como prueba de práctica
generalmente aceptada como derecho. Hablamos de la costumbre como un
modelo de creación espontánea de derecho internacional. Es el resultado del
comportamiento entre los estados. Sabemos que además de una práctica común
se necesita el convencimiento de que estos comportamientos se realizan por tener
un componente jurídico: porque hay consenso sobre su cualidad obligatoria lo que
la diferencia de otros usos internacionales que no tienen ese componente jurídico.

1.2. Función de las normas consuetudinarias en el ordenamiento


internacional

Todas las normas de derecho internacional tienen la misma validez. Todas las
normas tienen orígenes diferentes pero eso no afecta a su validez.
Las normas consuetudinarias eran la base de todo el derecho internacional y hoy
en día son muy pocas las que se crean. El derecho consuetudinario según
algunos autores está en vías de desaparición. Ahora bien, las normas de derecho
consuetudinario serán teniendo la misma vigencia que tenían anteriormente
conservando así la importancia con las demás tipos de normas.
En cuanto a la relación de las normas consuetudinarias o de las emanadas por las
OII algunos actos o resoluciones se interpretan jurisprudencial y doctrinalmente
como el consenso final sobre una norma de derecho internacional. Por lo tanto
clarifica la existencia de estas normas.
.
2. El proceso de formación de las normas consuetudinarias

Hay otra posibilidad respecto a la relación entre los tratados y las normas
consuetudinarias, los tratados tienen la capacidad de crear nuevas normas
consuetudinarias, porque los estados no firmantes del tratado empiezan a
comportarse de la misma manera que los firmantes. Y por lo tanto la costumbre
viene de la norma convencional y no al revés.
Puede haber normas con contenido idéntico pero diferente naturaleza. Los
diferentes elementos que componen una costumbre: El elemento material de la
costumbre para ver luego el elemento espiritual (subjetivo).

ESTUDIO DEL CICR

Desde su fundación, el CICR ha desempeñado sus estudios en labores


humanitarias y trabaja para persuadir a los Estados de extender la protección
jurídica de las víctimas de la guerra, a fin de limitar el sufrimiento. Así mismo, El
CICR está comprometido en el empeño humanitario de actuar con rapidez y
eficacia para satisfacer las necesidades de las personas afectadas por conflictos
armados o por un desastre natural que tiene lugar en una zona de conflicto.

Las principales actividades del CICR son:

Visita a Detenidos: visitan tanto a los prisioneros de guerra como a los internados
civiles en tiempo de conflicto armado. Cuando es posible, el CICR visita también a
las personas detenidas en otras situaciones de violencia. El objeto de las visitas
del CICR a estas personas, es velar por que sean tratadas con dignidad y
humanidad, de conformidad con las normas y principios internacionales.
Protección de la Población Civil : De conformidad con los Convenios de Ginebra
de 1949 y sus Protocolos adicionales de 1977, las personas civiles y las personas
que no participan en los combates no han de ser, en ningún caso, objeto de
ataques, sino que deben ser respetadas y protegidas en todo tiempo. El CICR vela
por hacer respetar dicha protección.
Salud: La finalidad de la Unidad de Servicios Sanitarios del CICR es velar por que
las víctimas de la guerra tengan acceso a una asistencia preventiva y curativa
básica cuya calidad satisfaga las normas internacionales.
Fomentar el respeto al derecho: En cumplimiento de su misión de proteger la vida
y la dignidad de las víctimas de la guerra y de otras situaciones.
NORMAS CONSUETUDINARIAS EN EL MARCO DEL PRINCIPIO DE
DISTINCIÓN

En marzo de 2005 el Comité Internacional de la Cruz Roja publicó un estudio en el


que identificó normas existentes de derecho consuetudinario aplicables en
conflictos armados. Logró determinar la existencia de un total de 161 normas
consuetudinarias sobre los siguientes temas: i) principio de distinción; ii) personas
y bienes especialmente protegidos; iii) métodos específicos de guerra; iv) armas;
v) trato debido a las personas civiles o fuera de combate; y vi) aplicación. Del total,
son 159 aplicables a conflictos armados internacionales y 149 aplicables a
conflictos armados no internacionales. El estudio se fundamenta en un análisis de
los conflictos armados más recientes en el mundo y de la práctica de los Estados7
. Sobre el principio de distinción se consideran 45 normas que abordan la
problemática de la distinción entre civiles y combatientes, así como entre bienes
civiles y bienes militares.
El estudio asegura que las partes en conflicto deben diferenciar en todo momento
entre civiles y combatientes evitando realizar ataques o amenazas a la población
civil. Es de central importancia la Norma 4 sobre las condiciones que deben
establecerse para que un cuerpo armado haga parte de las fuerzas militares de
una parte en conflicto, determinando que deben encontrarse bajo un mando
responsable.
Los civiles pueden perder su condición de persona protegida si participan
directamente en las hostilidades, únicamente por el tiempo que dure tal
participación. Igual suerte pueden correr los bienes civiles si estos representan un
objetivo táctico o estratégico que los convierta en objetivos militares. Las normas
reiteran la protección que tienen los bienes culturales, de culto y la protección del
medio ambiente. Finalmente, resalta la relación que existe entre el principio de
distinción y el de limitación, prohibiendo las acciones militares que pongan en
riesgo a la población civil que no participe directamente en las hostilidades.

PRINCPIO DE DISTINCIÓN

En los conflictos armados internacionales, los combatientes tienen derecho a


participar directamente en las hostilidades. En otras palabras, tienen permitido
cometer actos de guerra lícitos destinados a lograr un objetivo militar de la manera
más efectiva posible. Sin embargo, el principio de distinción requiere que esos
actos de guerra se dirijan sólo contra combatientes del enemigo y objetivos
militares y eviten los daños innecesarios y excesivos a las personas civiles.

Por lo tanto, la aplicación del principio de distinción exige definir claramente las
personas y los bienes que es lícito atacar. Por lo que respecta a las personas, los
combatientes del enemigo son miembros de las fuerzas armadas de una parte en
un conflicto (salvo el personal médico y los capellanes). Las personas que no sean
miembros de las fuerzas armadas son civiles y, por ende, no deben ser objeto de
los ataques. Sin embargo, hay una excepción: es lícito atacar a los civiles que
participan directamente en las hostilidades, sea en forma individual o como parte
de un grupo, aunque sólo mientras dure su participación directa en las
hostilidades.

Por lo que respecta a los bienes, los objetivos militares se definen mediante dos
pruebas: el objetivo por atacar debe contribuir eficazmente, por su naturaleza,
ubicación, fin o empleo, a la acción militar del enemigo, y su destrucción parcial o
total, su captura o neutralización, debe ofrecer, en las circunstancias del caso, una
ventaja militar concreta. Todos los bienes que no respondan a la definición de
objetivo militar son bienes de carácter civil y se los debe preservar de los ataques.

El DIH incluye varios corolarios del principio de distinción a fin de garantizar la


protección de las personas civiles y de los bienes de carácter civil. Por ejemplo,
establece que los combatientes en un conflicto armado internacional deben
distinguirse de la población civil (en general, llevando un uniforme), mientras
participan en un ataque o en una operación militar preparatoria de un ataque.
Además, el DIH prohíbe los ataques indiscriminados y establece el principio de
proporcionalidad, según el cual las partes deberán evitar causar incidentalmente
muertos o heridos entre la población civil o daños a bienes de carácter civil que
sean excesivos en relación con la ventaja militar concreta y directa prevista. A fin
de aplicar las restricciones y las prohibiciones relativas a los ataques, todas las
partes en conflicto armado deben tomar precauciones específicas.

Por último, las normas sobre conducción de las hostilidades también conceden
protección específica a algunos bienes, incluidos los bienes culturales y los
lugares de culto (como los monumentos históricos), los bienes indispensables para
la supervivencia de la población civil (incluidas áreas agrícolas para la producción
de alimentos, sembrados o instalaciones para el suministro de agua potable), y
obras e instalaciones que contengan fuerzas peligrosas (en particular, represas,
diques y estaciones generadoras de energía nuclear y eléctrica). Los métodos y
medios de guerra con el potencial de causar daños graves, generalizados y a
largo plazo al medio ambiente están prohibidos, ya que amenazan la salud y la
supervivencia de la población civil.

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