La corrosión u oxidación se define como una reacción química o
electroquímica entre un material usualmente un metal y el medio en el que se encuentre, que produce un deterioro del material, afectando sus propiedades físicas y químicas. La corrosión en el acero de refuerzo produce disgregación y vacíos en la superficie del mismo, reduciendo la capacidad resistente como resultado de la disminución de su sección transversal.
Cuando el acero de refuerzo se corroe conlleva a la pérdida de adherencia
entre el acero y el concreto, además genera la delaminación y exfoliación (falla por presión expansiva que ocurre en múltiples materiales, incluyendo el acero, en la cual se divide en láminas perdiendo su capacidad resistente a gran escala). Este conserva una gran importancia debido a que su detrimento es una de las causas principales de deterioro de una estructura, la capacidad de que este permanezca en estado pasivo (no corroído) es importante para garantizar la preservación de dicha estructura.
Una de Las principales causas de la oxidación del refuerzo es la
carbonatación (Presencia de dióxido de carbono en el concreto por permeabilidad y recubrimiento deficiente), la cual principalmente genera una reducción del pH del concreto, cuando esta afecta la totalidad del recubrimiento suprime el ambiente alcalino (Usualmente el concreto presenta un Ph igual a 13) que protege el acero de la corrosión, remplazándolo por un ambiente más neutral (Ph menor a 9). Otra causa a tomar en cuenta en la afectación del acero de refuerzo es la existencia de cloruros, encontrada en zonas cercanas a ambientes marítimos, donde el agua acarrea elementos nocivos para el acero, aun así la agresividad de estas zonas dependen de la concentración de las sustancias presenten en el ambiente.
Para evitar las anteriores causas, se puede recomendar un adecuado
espesor de recubrimiento del acero de refuerzo, en la norma actual de construcción NSR-10, se recomienda un espesor mínimo de 40mm en vigas y columnas. Esto un factor importante en la prevención de la oxidación (evita la carbonatación y la inserción de cloruros), si se incrementa el recubrimiento se puede lograr impermeabilizar el concreto y crear una capa protectora frente a químicos agresivos con el acero. La relación agua - cemento (a/c) es un factor determinante en la permeabilidad del recubrimiento que al conservarse menor de 0.5 permite reducir el ritmo de carbonatación y al mantenerse menor de 0.4 permite minimizar la penetración de cloruros. Numerosos estudios muestran que la porosidad (permeabilidad) del concreto se reduce significativamente con unos tiempos de curado óptimos (hidratación del concreto en épocas tempranas, sea mediante la aplicación de agua durante varios días o el uso de antisol, que requiere aplicación única) y por ende el recubrimiento queda bien consolidación lo que mejora la resistencia a las patologías que atacan el acero de refuerzo (carbonatación y presencia de cloruros).
Una planificación apropiada de las operaciones de acabado es necesaria
para asegurar que el concreto no se descascare o se fisure excesivamente.
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