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MEDELLÍN DE LOS AÑOS 50 Y 60…HACIA UNA URBANIZACIÓN

Cuando se habla de Medellín, se hace obligatorio hacer referencia acerca de su


fundación el 2 de Marzo de 1616, con el nombre de Villa de Nuestra Señora de
la Candelaria de Medellín, a través de los tiempos, fue cambiando su nombre
hasta llamarse MEDELLÍN. Para muchos, conocida por su gente cordial, verraca
y echada para adelante, se ha convertido en una ciudad reconocida
internacionalmente como un ejemplo urbanístico y como el segundo centro
económico de importancia en el país.

Ahora bien, estos reconocimientos no son gratuitos, sino que son producto de un
proceso que inició desde los años 50 y 60, cuando, los gobernantes se dieron
cuenta que comenzaba a urbanizarse la ciudad y a recibir a los campesinos
quienes empezaron un fenómeno de urbanización, invasión y loteo clandestino.
Para contrarrestar un poco esta situación, en 1950 se contrató a los urbanistas
Wienner y Sert, quienes hacen el primer plan de desarrollo para la ciudad, que
ya mostraba características de las ciudades modernas.

El plan Piloto propuesto incluía: la canalización del río, el control de los


asentamientos en las laderas, el montaje de la zona industrial de Guayabal, la
articulación de la ciudad en torno al río, la construcción de la zona deportiva del
estadio Atanasio Girardot y del centro administrativo “La Alpujarra”, pero estos
arquitectos no contaban con el desplazamiento de inmigrantes hacia Medellín,
los cuales ocuparon de la ciudad la laderas, haciendo una colonización diferente
que se ubicaba en las laderas de las montañas, triplicando la población inicial en
veinte años.1

Igualmente, todos esos barrios, intentaron seguir un asentamiento en línea recta,


pero otros ensayaron nuevas formas de organización, entre ellos se encuentra

1 En 1951 su población era de 358 mil habitantes. Trece años más tarde sumaba 7 7.3 mil personas.
En 1985 la cifra se había duplicado: Un millón 474 mil almas. En sólo 35 años cuadriplicó su
población.
Pedregal que fue hecho por el Instituto de Crédito Territorial en la década del
sesenta, alterna vías curvas y rectas, y deja amplios espacios verdes, que
todavía, milagrosamente, se conservan: allí es posible recorrer casi dos
kilómetros sin salir de zonas verdes, en una ruta que los habitantes conocen y
por la que guían a los visitantes. El Poblado, por supuesto, mantiene también
cierta necesaria irregularidad, pero divididas en transversales y unidades
cerradas, con zonas verdes privadas, pero es increíble que siendo una zona tan
exclusiva, no cuente con grandes zonas verdes públicas.

Ahora bien, si se habla de los sesenta, se podría afirmar que para el urbanismo,
fue una época desfavorable, porque en ese entonces, se prohibió la entrada de
personas de escasos recursos al sector de El Poblado cuando se determina que
sería un barrio de poca población, concentrando a la mayoría de la población en
otros lugares hacia el norte, y esto se logra ver la diferencia del tamaño de los
Lotes, porque mientras el Poblado las viviendas tenían un mas de 1200metros,
en el norte tenían 90 metros máximo, hasta 236 metros. Esto ocasiona una
transformación desordenada en el norte.

Pero el centro también presentó cambios, se comienzan a construir edificios


alrededor del parque Berrío, y en palabras de don Carlos Gómez quien era
gerente del Banco de la República “nuestra bella ciudad adquiera la calidad de
urbe moderna y que su plaza principal que enmarca su tradición civil y
eclesiástica - centro histórico, religioso, económico y comercial- adquiera la
categoría que la capital de Antioquia merece y reclama”. Comenzando la
urbanización del centro que finalizó en los setentas.

Cuando se hace un análisis más profundo, es increíble identificar como Medellín


en estos 20 años pasó de ser una ciudad central con amplias zonas verdes, para
empezar una urbanización que no sólo costaría zonas verdes y la invasión de
las laderas, sino que fue una urbanización necesaria ante la invasión del campo
a la ciudad que generó un poblamiento mayor, pero desde esa época y con
todas las complicaciones que generó el cambio, supo enfrentar el reto de recibir
a propios y extraños y acomodarlos en este hermoso Valle de Aburrá. Acá se
recibe al extranjero como propio y se abre los brazos, para acogerlo en esta
tierra BENDITA y PRÓSPERA que sigue mostrándose hacia el mundo -desde
los años 50- como un centro de poder político y económico, dando a conocer el
gran espíritu empresarial del pueblo antioqueño y convirtiéndose por derecho
propio en el eje industrial económico y financiero de la nación.

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