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POR CALOR:
Con el descubrimiento del fuego comienza la conservación de alimentos por calor. Sin
embargo, la aplicación del calor para conservar alimentos largo tiempo, tanto en el
ámbito industrial como familiar, fue introducida recién en el siglo pasado.
Ya en 1712 Leibniz (Matemático alemán) había logrado la conservación de alimentos
por calor.
En 1764 el padre jesuita Lázaro Spallanzani demostró que calentando alimentos en
recipientes herméticos durante largo tiempo se impedía el desarrollo de
microorganismos.
A comienzos del siglo XIX, un confitero francés, Nicolas Appert, fue quien descubrió
la conservación de alimentos envasados. Incentivado por la necesidad de conservar
alimentos en gran escala, dado que Francia se encontraba en guerra, inició sus
estudios de conservación de alimentos basándose en sus experiencias previas.
Por el año 1850 se construye el primer autoclave, aparato que permite someter los
alimentos enlatados a vapor de agua bajo presión. La presión es necesaria para elevar
la temperatura de tratamiento por encima de los 100°C, permitiendo así la
esterilización de los alimentos y así la esterilización de los alimentos y además para
evitar que las latas colapsen por la presión interna.
En tal sentido el problema es la penetración de calor a través del material del envase o
de la masa del alimento, es decir, la forma de transmisión del calor.
Radiación: en este proceso el calor se transmite a través del espacio mediante ondas
electromagnéticas, es decir que no se utiliza la materia como soporte para transportar
el calor.
Un ejemplo de este proceso es la transmisión del calor desde el sol a la tierra, de igual
modo, la mayor parte del calor que recibe el asado de las brasas se propaga mediante
un fenómeno similar.
Cabe aclarar que rara vez el calor se transmite de una sola manera; por lo general
esta transmisión se realiza mediante combinación de las distintas formas enunciadas.
Según el CAA “se entiende por conservación por el calor (esterilización, esterilización
industrial o técnica, pasteurización) someter a los alimentos a la acción de
temperaturas y tiempos adecuados para eliminar o reducir, fundamentalmente las
actividades microbianas y enzimáticas”. (Art.163)
Debido a que las esporas del Clostridium Botulinum son las más peligrosas dentro de
las termorresistentes, se utiliza su temperatura y tiempo de destrucción como
parámetro de esterilización.
*Vapor de agua
*Agua caliente
*Calor seco
*Corrientes eléctricas
INTRODUCCIÓN:
La acción conservadora de las bajas temperaturas sobre los alimentos fue observada
desde épocas lejanas en los países de climas fríos.
Cuando se pudo fabricar hielo artificialmente en grandes cantidades se lo aplicó con
ese fin en países de climas templados y cálidos. La conservación en escala industrial se
hace factible con el desarrollo de los frigoríficos después de 1870 y desde entonces está
en constante progreso. Se comenzó con carnes y pescados, para seguir con aves,
vegetales y frutas. Finalmente se llegó a obtener platos congelados listos para
descongelar y servir en la mesa calentados a gusto.
MÉTODOS:
Congelación:
“Se entiende por congelación, someter a los alimentos a la acción de temperaturas
inferiores a las de su punto de congelación”.
Las temperaturas de congelación durante todo el período de conservación se
mantendrán uniformes y serán las apropiadas para cada tipo de producto.
Las designaciones de Congelación lenta y Congelación rápida se vinculan a las
velocidades de congelación , de acuerdo con los procedimientos empleados.
Los alimentos que se someten a congelación deberán presentarse en perfectas
condiciones higiénico-sanitarias.
Su contenido microbiano inicial, previo a ser sometido al proceso de conservación,
deberá asegurar la estabilidad del producto hasta el momento de su consumo.
Se entiende por descongelación, atemperar en forma conveniente , el producto
congelado hasta que la temperatura de éste sea en todos sus puntos superior a la
congelación del mismo.
Cuando se efectúe industrialmente, se realizará en las condiciones apropiadas para
cada tipo de producto.
Los alimentos no podrán ser sometidos a procesos sucesivos de descongelación y
congelación.
Se entiende por congelación rápida, sobrecongelación o supercongelación, someter a
los alimentos (materias primas y/o productos elaborados) a un proceso de
enfriamiento brusco que permita exceder rápidamente la temperatura de máxima
cristalización, en un tiempo que no debe sobrepasar las cuatro horas.
Este proceso podrá considerarse completo una vez lograda una estabilización
térmica , la totalidad del producto (cualquiera sea el punto de medida) presente a una
temperatura de –18°C o inferior.
En éstos procesos los alimentos deben almacenarse en cámaras frigoríficas aptas para
mantener la temperatura de los productos, prácticamente en valores constantes y
siempre igual o inferior a –18°C.
El transporte de estos productos se efectuará en vehículos provistos con equipos
necesarios para mantener la temperatura indicada en el párrafo anterior, condición
que también deberán cumplir las conservadoras y neveras de venta al público.
El envase de éstos alimentos será de una naturaleza tal que deberá asegurar una
buena preservación e inviolabilidad, así como resistencia a los procesos de congelación
rápida o sobrecongelación y posterior calentamiento culinario. Esto último cuando así
esté expresamente indicado por la forma de preparación.
En el rotulado, además de las exigencias reglamentarias deben consignarse:
a) La leyenda de Congelado, Sobrecongelado o Supercongelado según corresponda,
con caracteres muy destacables en la cara principal del rotulado.
b) La fecha de elaboración (mes y año) y la indicación de tiempo de vencimiento en
caracteres de muy buen tamaño, realce y visibilidad en la cara principal del rotulado.
c) El modo de empleo precisando claramente la forma de descongelación, las
precauciones a tomar para la preparación culinaria del producto, la conservación
hasta el momento del consumo y la forma de calentamiento. (Art. 162).