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Los amores de la vida cristiana

(proyecto colectivo)[1]

Dios no solo ama; Dios es amor (1Jn 4:8,16). Dios es puro amor y todo amor. Aun
cuando la Biblia dice con bastante frecuencia que Dios odia, jamás podríamos decir
"Dios es odio" o "Dios es ira". Su odio, como repudio vehemente y enérgico del mal, es
otra expresión de su amor. Porque es amor, Dios odia. Su ira es el lado inverso de su
amor, la sombra del mismo amor. De manera parecida, nuestro amor consiste de un
mosaico de amores diversos que en el fondo son un solo amor que define todo el ser
del cristiano y la cristiana. La vida cristiana se compone de un gran amor, compuesto
de muchos amores, que al fin son un solo amor

En la vida cristiana también, amar a Dios significa odiar lo que Dios odia. El amor
cristiano de ninguna manera significa una vida plácida, sin vehemencia; significa más
bien una vehemencia transformada y reorientada. Los grandes personajes bíblicos,
incluso nuestro Salvador, eran vehementes, como también muchas figuras
importantes de la historia de la iglesia. En esto el concepto bíblico del amor choca
frontalmente con el concepto moderno mayormente sentimental e individualista. El
concepto bíblico del amor es más práctico y solidario.[2]

Los amores del Dios Trino

(1) El Padre y el Hijo se amaban antes de la creación del mundo (Jn 17:5,23-26; cf.
3:35; 5:20; 10:17).. Este amor intra-trinitario es la base y el prototipo del amor de Dios
hacia nosotros y de todo amor en el mundo entero (Jn 17:26; cf. Ef 3:15, pása
patriá. "toda familia").

(2) Dios ama al mundo (Jn 3:16, toda la humanidad) y busca relacionarse con sus
criaturas (Jn 4:23-24), aun cuando están en rebeldía contra él (Rom 5:7-10).

(3) Dios ama, con amor especial y hasta las últimas consecuencias, a su pueblo, la
comunidad de fe y obediencia (Jn 13:1).

(4) Dios ama a los/las que lo adoran en espíritu y en verdad (Jn 4:23-23) y odia toda
idolatría (Sal 31:6; Dt 12:31; 16:22; Jer 44:4), incluso las idolatrías invisibles e
inconscientes de hoy. Son muchísimos los textos que anuncian el odio de Dios contra
la idolatría.
(5) Dios ama la verdad (Zac 8:16-17) y la integridad, y por eso odia la falsedad y la
hipocresía, especialmente el culto hipócrita y mentiroso (Am 5:21; Isa 1:14, "Yo
aborrezco sus lunas nuevas" etc.). La falsa piedad que manipula el nombre de Dios es
la peor de las blasfemias.

(6) Dios ama su creación y la declaró buena (Gén 1; cf Isa 54:5; Sab 11:24). En el
juicio final, Dios "destruirá a los que destruyen la tierra" (Apoc 11:18). "Llena está la
tierra de su amor" (Sal 33:5).

(7) Dios ama la vida y odia todo lo que la destruye. El ser humano fue el clímax de la
creación y Dios lo calificó de Tov Tov (¡Bueno, bueno! Muy requetebueno, Gén 1:31).
Sopló su propio aliento divino en Adán, porque quería compartir su propia vida con la
humanidad (Gén 2:7). "Hoy te doy a eligir entre la vida y la muerte", dijo a Israel,
"... Elija pues la vida... porque de él [Dios] depende tu vida"(Dt 30:15s.19s). Es obvio
que Dios desea la vida para todos sus hijos e hijas (Sal 16:11).

En Jesús de Nazaret, portador de la vida (Jn 1:4; 11:25), el Dios de la vida se hizo
presente en nuestra vida humana para darnos vida plena y verdadera. "El ladrón no
viene más que a robar, matar y destruir", dijo, "Yo he venido para que tengan vida, y la
tengan en abundancia" (Jn 10:10).

(8) Dios ama la justicia (Sal 11:5,7; 33:5; 37:28) y odia la injusticia (Rom 12:9; Heb
1:9; Sal 146:7-9). "Yahvéh aborrece a los que aman la violencia" (Sal 11:5; Prv 6:17),
odia el robo (Isa 61:8), el testimonio falso y las triquiñuelas jurídicas de los juicios
corruptos (Zac 8:16-19), odia la mentira (Prv 6:17) y el robo (Isa 1:8). En su justicia,
Dios protege a los pobres, las viudas, los huérfanos y todas las víctimas de injusticia.
Se trata primordialmente de justicia social y económica más que solo jurídica. Este es
el "odio divino" que la Biblia menciona mucho más que cualquier otro.

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