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Un Espacio Natural Protegido se podría definir como una zona geográfica, terrestre o marítima,
especialmente dedicada a la protección y mantenimiento de la diversidad biológica, de los
recursos naturales y culturales asociados, gestionados y administrados legalmente a fin de
alcanzar objetivos específicos de conservación.
Todos los espacios naturales protegidos del archipiélago forman parte de la Red Canaria de
Espacios Naturales Protegidos, que en el caso de Gran Canaria está formada por 33 espacios que
ocupan una extensión total de 66.707,9 hectáreas, lo cual representa el 42,75% de la isla. Los
espacios naturales se ordenan a través de planes específicos a cada categoría de conservación.
Los Espacios Naturales Protegidos se clasifican en diferentes categorías en función de los valores y
bienes naturales a proteger:
Monumentos Naturales
Paisajes Protegidos
Las áreas protegidas no son en modo alguno entidades uniformes, antes bien, abarcan un amplio
abanico de objetivos y están administradas por un gran número de actores muy diversos. Así,
podemos encontrar un número de sitios cuyo acceso está totalmente prohibido debido a su
enorme importancia y fragilidad, pero también otro tipo de áreas protegidas que engloban
territorios y espacios marinos tradicionalmente habitados, donde la acción humana ha moldeado
los paisajes culturales con una alta biodiversidad. En algunos casos, la propiedad y la gestión de los
sitios están en manos de los gobiernos, mientras que en otros esta propiedad y gestión
corresponde a particulares, empresas privadas, comunidades y grupos religiosos.
Hace más que 25 años, la UICN desarrolló un sistema preliminar de categorías para la gestión de
áreas protegidas para ayudar a organizarlas y definirlas. La intención original del sistema de
Categorías de Gestión de Áreas Protegidas de la UICN era crear un entendimiento común y un
marco internacional de referencia para las áreas protegidas tanto entre países como dentro de
ellos. Hoy en día, las categorías están aceptadas y reconocidas por organizaciones internacionales,
como las Naciones Unidas y el Convenio sobre la Diversidad Biológica, y gobiernos nacionales
como el punto de referencia para definir, recordar y clasificar las áreas protegidas.
Objetivo:
Objetivo:
Proteger la integridad ecológica a largo plazo de áreas naturales no perturbadas por actividades
humanas significativas, libres de infraestructuras modernas y en las que predominan las fuerzas y
procesos naturales, de forma que las generaciones presentes y futuras tengan la oportunidad de
experimentar dichas áreas.
Parque nacional
Objetivo:
Proteger la biodiversidad natural junto con la estructura ecológica subyacente y los procesos
ambientales sobre los que se apoya, y promover la educación y el uso recreativo.
Monumento natural
Objetivo:
Objetivo:
Objetivo:
Proteger los ecosistemas naturales y usar los recursos naturales de forma sostenible, cuando la
conservación y el uso sostenible puedan beneficiarse mutuamente.
Concepto
¿Dónde se regula?
Conceptos relacionados
ÍNDICE
> Concepto
Concepto
La configuración del uso especial se completa con la necesidad de que, para ejercitarlo, se posea
un título habilitante. Así, el apartado 1 del artículo 84 de la citada Ley 33/2003 dispone que "nadie
puede, sin título que lo autorice otorgado por la autoridad competente, ocupar bienes de dominio
público o utilizarlos en forma que exceda el derecho de uso que, en su caso, corresponde a todos".
Para el uso especial, el título habilitante es la autorización o la concesión, según que la duración
del aprovechamiento alcance los cuatro años, en cuyo caso basta una autorización, o exceda de
ese tiempo, pues entonces se requiere una concesión (véanse "Autorización administrativa" y
"Concesiones administrativas").
Sin embargo, se ha advertido la existencia de terrenos que debían estar sometidos al uso especial,
pero ubicados en unas superficies con características particulares, que merecen un tratamiento
similar. Surgen así las zonas de usos especiales, cuya finalidad consiste en delimitar ámbitos
territoriales que, por concurrir circunstancias singulares, quedan sometidos al régimen jurídico del
uso especial.
La presencia de zonas de usos especiales se detecta, hoy en día, en dos principales esferas, la
medioambiental y la urbanística.
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La mención más importante a las zonas de uso especial en relación con el medio ambiente se
contiene en el Real Decreto 389/2016, de 22 de octubre, por el que se aprueba el Plan Director de
la Red de Parques Nacionales (véase "Parques nacionales"). Este Plan director es el instrumento
básico de ordenación y de programación de la Red de Parques Nacionales, pues contiene las
directrices de los Planes de Ordenación de los Recursos Naturales y de los Planes Rectores de Uso
y Gestión de cada parque, que son los que determinan el acceso y clasifican el territorio de los
parques según su utilización, estableciendo una zonificación que viene diseñada en el mencionado
Plan director.
La zonificación de los parques nacionales es la organización del territorio de cada uno de dichos
parques en función del valor de sus recursos y de su capacidad de acogida para los distintos usos,
con el fin de minimizar los impactos negativos y de asegurar un uso del espacio compatible con la
conservación de sus recursos naturales.
Las zonas en las que se dividen, ordenadas de mayor a menor grado de protección son las
siguientes: a) Zona de reserva; b) Zona de uso restringido; c) Zona de uso moderado; d) Zona de
uso especial; e) Zona de asentamientos tradicionales, sólo en los casos en que así se requiera
(véanse "Zona de uso restringido" y "Zona de asentamientos tradicionales").
Esta delimitación de zonas que hace el Plan director de la red de parques nacionales ha sido
declarada conforme a la distribución constitucional de competencias entre el Estado y las
Comunidades Autónomas por el Tribunal Constitucional en la Sentencia 101/2005, de 20 de abril.
Los parques nacionales constituyen "una realidad topográfica singular, a veces única, característica
del conjunto, con lo que podría llamarse personalidad ecológica, y signo distintivo en suma que
identifica a un país y con el que se identifica" (Sentencia 102/1995, de 26 de junio),
configurándose el Plan director de la red "como el más elevado instrumento planificador de todos
los parques nacionales existentes en el territorio nacional" (Sentencia 194/2004, de 4 de
noviembre, y 101/2005, de 20 de abril).
La zonificación que hace el Plan director resulta así "uno de los elementos centrales de la
competencia estatal establecida en el artículo 149.1.23.ª de la Constitución -legislación básica
sobre protección del medio ambiente-, pues se acomoda a la necesaria protección de la red de
parques nacionales la determinación precisa de una zonificación predicable de todos los parques
nacionales, describiendo el específico nivel de protección de cada zona. Es relevante apreciar, a los
efectos de confirmar su carácter básico, que estamos ante una zonificación abstracta que no
impone una determinada proyección territorial, en cuanto a dimensión o localización, de cada
zona en todos los parques, aunque sí su necesaria existencia", sin perjuicio de que cada
Comunidad Autónoma pueda "proyectar la dimensión y localización de cada zona en el territorio
concreto de cada uno de sus parques nacionales" y, luego, concretar "en cada zona las
determinaciones básicas".
Según el propio Plan director, la zona de uso especial se caracteriza por estar constituida por áreas
de reducida extensión en las que se ubican las construcciones e instalaciones mayores cuya
localización en el interior del parque se considera necesaria.
Incluye, igualmente, las instalaciones preexistentes que sea necesario mantener, así como aquellas
otras que vayan a albergar servicios de interés general conformes con la finalidad del parque.
La delimitación concreta de estas zonas de uso especial se realiza, según se ha avanzado, en los
Planes rectores de uso y gestión. Por ejemplo, en el correspondiente al Parque Nacional de los
Picos de Europa, se dice que la zona de uso especial, además de comprender lo anteriormente
relacionado, incluye en la misma "las áreas de servicio de las carreteras existentes en el interior
del parque nacional"; y en el relativo al Parque Nacional de Doñana integran la zona, además de
los espacios reseñados con carácter general en el Plan director, "los Centros de Visitantes y sus
respectivos aparcamientos, así como los núcleos del Palacio de Doñana y de Marismillas".
Régimen jurídico
En estas zonas de uso especial, el acceso público es libre, pero están sometidas a ciertas
limitaciones.
Por un lado, además de la tramitación urbanística ordinaria, las obras y construcciones a realizar
en el terreno de esta clase de zonas deberán adaptarse a la normativa establecida en el Plan
rector de uso y gestión del parque de referencia y a las especificaciones técnicas que, en materia
de protección del paisaje y de los valores naturales, pudiesen dictarse en desarrollo del mismo. En
general, y salvo excepciones debidamente justificadas, las construcciones e instalaciones
autorizadas deberán guardar el máximo respeto al entorno, procurarán la utilización de materiales
y tipologías tradicionales y minimizarán su impacto, primando su integración en el paisaje.
Por otro lado, en relación con las infraestructuras de cada parque, está previsto que, los senderos
más frecuentados por los visitantes en las zonas de uso especial puedan llevar un tratamiento
superficial, integrado estéticamente, si fuese necesario para la seguridad del visitante, la
accesibilidad de minusválidos, la protección de los recursos o para su conservación.
En el ámbito urbanístico también se está aplicando la técnica de delimitar zonas de uso especial,
con la consecuencia de quedar sometidas a requisitos específicos. Así, en algunos supuestos se
determinan regímenes específicos de usos del suelo, diferenciando varias clases, como la zona de
exclusión, la zona de uso restringido, la zona de uso moderado, la zona de uso tradicional, la zona
de uso general y la zona de uso especial, por poner unos ejemplos.
Las medidas urbanísticas adoptadas con respecto a las zonas de uso especial revisten distinta
índole. Por un lado, de cara a las nuevas edificaciones, limitando la altura máxima o prohibiendo
sobrepasar cierto número de plantas. Por otro lado, en orden a las nuevas edificaciones y a las ya
existentes, intentando la integración paisajística de los núcleos de población, mediante, por
ejemplo, el análisis de los patrones y tipologías arquitectónicas tradicionales. Finalmente, en
cuanto a las construcciones existentes, estableciendo categorías de protección de las tipologías
edificatorias merecedoras de catalogación y de protección singular.
¿Qué son las áreas naturales protegidas y cómo se establecen?
Medio Ambiente
Un Área Natural Protegida (ANP) es una porción de territorio (terrestre o acuático) cuyo fin es
conservar la biodiversidad representativa de los ecosistemas para asegurar el equilibrio y la
continuidad de los procesos evolutivos y ecológicos y cuyas características no han sido
esencialmente modificadas. Estas zonas son manejadas bajo el instrumento político con mayor
definición jurídica para la conservación, regulando sus actividades bajo el marco normativo de la
Ley General del Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente (LGEEPA), estando sujetas a
regímenes especiales de protección, conservación, restauración y desarrollo, según categorías
establecidas en la Ley.
Las ANP tienen como fin vigilar que el aprovechamiento de los recursos dentro de la zona se
realice de manera sustentable, preservando la flora y fauna particular del ecosistema, permitir y
propiciar la investigación y estudio de los ecosistemas con el fin de generar conocimiento y
transmitir aquellas prácticas o tecnologías que permitan el aprovechamiento sustentable de los
mismos y, a su vez, proteger el entorno de las zonas históricas, arqueológicas y turísticas de valor e
importancia cultural y recreativa.
4. ¿Cómo se dividen y subdividen las ANP para facilitar la identificación y delimitación de las
porciones del territorio que la conforman?
Acorde a sus elementos biológicos, físicos y socioeconómicos, la división se llevará a cabo a través
de las siguientes zonas y sus respectivas subzonas, de acuerdo a su categoría de manejo:
I. Zonas núcleo:
a. De protección
b. De uso restringido
a. De preservación
b. De uso tradicional
c. De aprovechamiento sustentable
e. De aprovechamiento especial
f. De uso público
g. De asentamientos humanos
h. De recuperación
La zona o sub-zona dentro de la cual se encuentre algún predio, determina sus limitaciones para
ser aprovechado; sin embargo, y atendiendo a estas limitaciones, la Federación, los Estados, el
Distrito Federal y los Municipios, en el ámbito de sus respectivas competencias, podrán otorgar a
los propietarios, poseedores, organizaciones sociales, públicas o privadas, pueblos indígenas, y
demás personas interesadas, concesiones, permisos o autorizaciones para la realización de obras o
actividades en las áreas naturales protegidas.
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Economía ecológica
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La equidad
La autonomía
Referencias bibliográficas
La economía ecológica es una rama de la teoría económica, también conocida como teoría del
desarrollo humano o economía del bienestar natural, que asume una relación inherente entre la
salud de los ecosistemas y la de los seres humanos. En ocasiones se menciona como "Economía
Verde", y se encuentra en amplio contraste con otras escuelas de pensamiento en el seno de la
economía. Los economistas verdes suelen tomar con frecuencia posturas más radicales que las
que se encuentran entre la más convencional economía ambiental con respecto al crecimiento
económico.
Así, la primera conclusión a sacar es que la economía ecológica rechaza la utilización del PIB como
indicador del bienestar y que la economía formal solamente se ocupa accidentalmente de las
funciones vitales de la naturaleza, solo en la medida que cumplan los tres requisitos señalados.
La primera hace referencia a que aquellos individuos que no tienen dotación monetaria alguna no
pueden acudir al mercado y, si nadie lo remedia, se morirán de hambre. Esto es, el intercambio se
producirá no en función de las necesidades que tenga el demandante sino solamente cuando su
demanda esté respaldada por divisas. Los excedentes agrícolas producidos por la política agraria
comunitaria (PAC) son un ejemplo oportuno.
La segunda cuestión hace referencia directa al objeto de este artículo: los recursos no renovables
pueden ser utilizados en la actualidad, o pueden ser consumidos por generaciones futuras: esto
es, un barril de petróleo consumido hoy significa un barril menos para mañana, o lo que es lo
mismo, nuestro consumo actual tiene que ver con el consumo que puedan hacer los agentes
futuros pero, dado que aún no han nacido, esos agentes no pueden acudir al mercado a expresar
sus preferencias por ese recurso no renovable del cual dispondrán, o no, en función de la ética de
la presente generación. ¿Cómo resuelve la economía este grave problema ontológico? Pues
otorgando a la demanda de las generaciones futuras un peso determinado a través de una tasa de
descuento.
La economía y el mercado operan normalmente con tasas positivas considerando, así, que la
riqueza del futuro es menos importante que la riqueza del presente. La cuestión no es "acertar"
sobre cual es la tasa de descuento óptima sino modificar la operatividad de la economía en el
sentido de que el economista se convierta en historiador de la tecnología (la demanda futura
dependerá mucho de cual sea el estado de la técnica), en filósofo moral y sociólogo (se debe
conocer como se forman las preferencias.) Mientras, el mercado será un "óptimo" asignado
Georgescu afirma que entre ambas fuentes de energía disponible existen importantes asimetrías
de las cuales depende la resolución del problema bioeconómico señalado:
1) La primera asimetría es que la componente terrestre es una existencia mientras que la radiación
solar es un flujo. En teoría, los hombres podrían utilizar en un único período de tiempo todo el
stock de recursos terrestres; sin embargo, no ejercen ningún control sobre el flujo solar, estando
impedidos para usar ahora el flujo del futuro. En cambio, las existencias futuras de recursos
terrestres están afectadas por el consumo que se haga en la actualidad.
2) Cada una de las fuentes de energía disponible cumple un papel específico. Mientras el stock
terrestre permite elaborar todos los aparatos fundamentales para fines humanos que satisfacen
las necesidades exosomáticas, la radiación solar es la fuente primaria, empezando con la
fotosíntesis, de toda la vida sobre la tierra. Además, no existe a escala humana un mecanismo
capaz de transformar energía en materia. Mientras que las generaciones futuras tendrán su parte
inalienable de energía solar, sus existencias pueden estar a ser consumidas en la actualidad.
3) El stock de recursos terrestres es una fuente muy pequeña en comparación con la del sol.
Mientras que la actividad del sol durará 5 mil millones de años, el stock de recursos terrestres es
equivalente a únicamente unos cuantos días de energía solar (cálculos optimistas cifran en dos
semanas la equivalencia entre todas las reservas de combustibles fósiles y la radiación solar
llegada al planeta.)
4) Desde el punto de vista de su uso industrial, la energía solar presenta una importante
desventaja respecto a la energía terrestre: ésta se encuentra disponible en forma concentrada
mientras que el uso directo de la energía solar no es sencillo. El flujo de energía solar no se
acumula en ningún sitio a partir del cual pueda ser utilizada de una forma concentrada.
5) La principal virtud de la energía solar es que su uso no causa contaminación adicional: esto es,
los rayos solares que no son utilizados se degradan inexorablemente. Sin embargo, de ser usada
en un lugar distinto a donde fue recogida el clima de ese sitio se vería afectado.