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Alejandro Auat es licenciado en

Filosofía (UNT, 1986) y d octor


en Filosofia (UCSF, 2000). Es docen-
te e investigador en la Universidad
Nacional y en la Universidad Ca-
tólica de Santiago del Estero. Sus

Hacia una líneas de trabajo se desarrollan en


torno a la filo sofía política y a la

filOsofía política filosofia latinoamericana. Ha publi-


cado Soberanía y comunicación (Santa
Fe, 2005), Los hermanos Wagner: entre
situada ciencia, mito y poesía (Santiago del
Estero, 2003) junto con A. T Martí-
ALEJANDRO AUAT nez y C. Taboada, y ha colaborado
en Globalización, región y liberación
(Córdoba, 2006), Lafilosofia ante los
desafios del mundo contemporáneo (Río
Cuarto, 2006), Los Slf)'etos de lo político
en la filosofia moderna y contemporánea
(Buenos Aires, 2008), Ley y dominio en
Francisco de Vitoria (Navarra, 2008),
entre otras obras.

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i\uat, Alejandro
Hacia una lilo<olía política situada.- 1a. cd.- Huenos Aires : \\"aldhutcr Editores. :201 J.
:240 p. : :.!Ox 13 cm.- (l'ercnnis) Índice
ISBN '178-'lHi-:l."i 17B-!l-:i

1. Filosolla !'olí tira. l. Título.


C.:DD 3:ZO.DI
Fecha de catalogación: 07/04/:201 1
Pensar en situación, por Mario Casalla ......·.............................. .. 9
Palabras preliminares 11

I. Exploraciones teóricas...................................................... 13

l. Filosofía y política ..................................................... ....... 15


2. Mediaciones en la investigación
D.R. © Waldhutcr Editores, 2011 de la filosofía política.......................................................... 19
Alejandro Aual 2011 3. Praxis, traducción y poder.
Tucum,in 1792, !IO:JO) Buenos Aires, Argentina Para recrear una política de ciudadanos........................... 23
lralclhutercdiwrcs@ciudacl.o>m.ar 4. Para una redefinición situada de la democracia................ 27
5. La racionalidad política: principios y mediaciones............ 35
6. La racionalidad política: utopía e institución..................... 49
Nuestras redes sociales:
11 11 11. ''""Id hu le red itores. bl< ¡gsp<> l.C<Jlll
7. Crítica de las razones filosóficas del garantismo ................ 59
11 11"\\".faccbook.com/wa ldhutcr.editl>res
hup:/ /twitter.comlll"aldhuter_cdit
II. Región.................................................................................. 67

8. La región: mediación necesaria para


Diseño de colección
una globalización no excluyente...................................... 69
y diagramaci<'lll: María Isabel Baruui
9. Pensar la Argentina: la región como desafio
Correcciún: M<'lllica Ploese
conceptual y estratégico ........................ ......... ................. 79
1O. Geopolítica para una globalización contrahegemónica:la
UNASUR como región................................................... 89
l·otocopiar libros cst:, penado por la kv. 11. Filosofía y ciudadanía:
investigación y enseñanza en el NOA.............................. 99
Prohibida -;u reproducción total o parcial por cualquier
12. La modernidad y el NOA:
medio de imprrsiún o dig-ital. en forma idéntica. extractada
o mocliticada, en cspaiiol n en cualquier otro idioma,
apuntes sobre la modernización política......................... 109
sin autorizaciún expresa de la t:diwrial.

Impreso en .\rgcnlina
Hecho el dcpó<ito qt:c pn·,icne la Jc, 11 .n:l
113
III. Democracia

13. Condiciones de la democracia: Pensar en situación


un enfoque situado 115
14. Justicia y verdad: condiciones de la democracia 125
15. La ciudadanía posible 131
16. ¿Democracia deliberativa o
democracia de liberación? l'l7

IV. Raíces conceptuales


157

17. Sujeto y espacio en nuestra memoria filosófica:


proyectos, ambigüedades, opciones 159
18. Crítica de la razón conquistadora: HACE YA VARIAS DÉCADAS -cuando en el último tercio del siglo XX
Vitoria y la transmodernidad 167 surgía la Filosofia de la Liberación- acuñamos nosotros la categoría de
19. Soberanía en Vitoria: claves transmodernas lo unive1sal situado. Lo hicimos para caracterizar un estilo de pensamiento
para un principio cuestionado ........................................ . 175 filosófico que -por ser tal- no renunciaba al horizonte de lo universal,
20. Intersubjetividad y mediación: pero lo redefinía de una manera muy especial. No se trataba ya del clásico
de Vitoria a Ricoeur ....................................................... . 189 universal sin más (abstracto), pero tampoco de un universal "concreto" (a
21. Pluralidad y posibilitación: la manera hegeliana), sino de una zmimsalidad situada que aceptaba el reto
condiciones de lo político 201 de la singularidad y-a la vez- era capaz de liberarla de la particularidad, del
22. La teoría del juicio en Hannah Arendt. accidente y de cualquier otra forma de egoísmos, folklorismos o na-
Estudio desde una filosofia situada ................................. . 211 cionalismos del viejo cuño. Lo escribimos así en una obra publicada
en 1973 (Razón y liberación) y en esa dirección perseveramos hasta el
presente. Creímos que esa era la ontología (postmetafisica) que requería
229 aquella naciente filosofía de la liberación, en tanto pensamiento que no
Bibliografía
renunciaba a la caracterización de filosófico; así como sostuvimos que el
sujeto de tal~fía no podía ser e@le la ~c!~r~i_:!~~~ ~ur~c~!:ltrice,
sino un 'fnosotroy cultural y latinoamericanamente situado. Todo ello en
función cle~lO'-qtíe ya~·r;da como una internacionalización creciente de
las relaciones humanas y sociales que -décadas después- cristalizara en
el ambiguo concepto de "globalización''. Precisamente por eso, seguimos
inscribiendo nuestro pensamiento dentro de una filosofia de la liberación,
más allá de los matices circunstanciales que esta ha ido tomando a lo
largo de estas décadas.
De la vigencia de esa vocación filosófica, da prueba esta obra de
Alejandro Auat que usted tiene ahora en sus manos, amigo lector. Y
no porque replique posiciones anteriores, sino porque creajilosqfía, asu-
miendo y transformando ese estilo de un nurvo pensamiento argentino

-9-
ALEJANDRO AliAT

y latinoamericano. Auat también asumió el riesgo de pensar por cuenta


propia y eso es siempre una brisa de aire fresco, en medio de tanta "nor-
Palabras preliminares
malidad filosófica". Nos había sorprendido hace algunos años con su
obra Sobemnlay comunicación (ajustado ensayo sobre uno de sus impulsos
filosóficos: Francisco de Vitoria) y vuelve a hacerlo ahora con este intento
de Filosqfla polftica situada, en el cual las huellas alberdianas y de su co-
terráneo Canal Feijóo son tan claras, como su intenso diálogo con los más
actualizados debates contemporáneos en el campo de la ciencia política.
Así Auat pasa de Kusch a Habermas, con la misma gracia y pertinencia
que confronta a Risco Fernández con Arendt; o relaciona la actual proble-
mática de los derechos humanos con la tradición salmantina y las luchas
de los movimientos sociales y populares de su región y de su provincia.
Y este último detalle no es menor: Auat se aplica a sí mismo esa ne-
cesidad imperiosa de situacionalidad que reclama en los demás. Es un filósofo
PRETENDER HACER U:\'i\ FILOSOFÍA SITUADA implica un doble desafio y más de
santiagueño y del NOA y se asume como tal: sabe que esa situación es
una dificultad. Por un lado, no podemos renunciar a la abstracción de los
suelo nutricio de partida y no techo que impide mirar las estrellas. Por eso
conceptos y a su pretensión de universalidad. Por otro, la situacionalidad
en estos pensamientos que pintan aldeas, podemos descifrar con mejor
del pensar remite siempre a un aquí y ahora que es el que motiva las
claridad la pintura del mundo. Por eso también puede uno encontrarlo en
indagaciones, los acentos, los sentidos.
un bar de la plaza, o en algún aula universitaria de Santiago del Estero o de
Los escritos reunidos aquí creo que cumplen esas condiciones: preten-
Tucumán y cruzarlo meses después en algún congreso europeo o dictando
den ser una reflexión filosófica, con ideas que trascienden las situaciones
una conferencia en Buenos Aires. Para quienes también vivimos muchos
particulares, pero están asociados a los contextos y procesos singulares en
años en el NOA y seguimos sus diarios vaivenes políticos y culturales,
que fueron escritos, en un período que va aproximadamente de 1999
sabemos que eso no es fácil, ni cómodo, ni común. Refleja una capacidad
a 201 O. Hay algunas referencias imprescindibles sin las cuales no podría
intelectual y un compromiso social del que Alejandro viene dando valiente
entenderse el porqué de algunas afirmaciones. El contexto político ha
testimonio en estas últimas décadas.
variado muchísimo en esta década. He optado por no indicar con mayores
De modo que -amigo lector-- si desea conocerlo, búsquelo no sólo
precisiones el origen de cada escrito, salvo que sea imprescindible para
en las clases de la universidad, sino también por las calles de Santiago.
entender el sentido de alguna expresión. Sólo mencionaré ahora algunos
Lugar donde -quien intente hacer una filosofía política situada- en-
referentes históricos que jalonan estos textos, que fueron agrupados por
contrará esa mitad popular de la verdad, que en las bibliotecas no siempre
núcleos temáticos y no por orden cronológico.
tiene buen resguardo. Salúdelo de mi parte y disfrute ahora de la lectura
Un primer referente contextua) es, sin duda, el proceso político de
de este libro suyo.
Santiago del Estero, en el que destaco algunas marcas: el "santiagueñazo"
de 1993, el proceso de reforma neoliberal del Estado entre 199'1 y 2003,
l'vL\RIO C.\SALLA
con la consecuente concentración del poder económico socio del régimen
Buenos Aires, enero de 2011
juarista (Carlos Juárez y su esposa Ninal, más el deterioro institucional
provincial con la acentuación de lo más grotesco de este régimen (per-
secuciones, delaciones, ministros echados a "carterazos'· por la Rama
Femenina, prohibiciones de obras de teatro, etcétera'.
Un segundo referente ineludible es el proceso de descomposición
de la política nacional que culminó en la crisis de 2001-2002, con la

-11-
-10-

p.!
ALEJANDRO AUAT

decepción instalada en la ciudadanía y el reclamo de "que se vayan todos".


En ese momento, nos pareció importante la apertura de espacios de diálogo
institucional, proceso que vivimos a escala provincial ya desde nuestras
propias jornadas de reinvención de la política en 1993, tratando de instalar
bases racionales para su reconstrucción.
Un tercer referente es, sin duda, el proceso político abierto desde 2003,
con la recuperación del sentido de lo público, las políticas de derechos
humanos y de inclusión social, la integración con la América latina.
Proceso signado, además, por el enfrentamiento con poderes fácticos y
la explicitación conflictual de intereses. I
Si los dos primeros referentes nos impulsaron a acentuar los compo-
nentes consensuales de la política, en el último se destaca más el conflictivo.
Lejos de parecernos contradictorio, la concepción arquitectónica de la
Exploraciones teóricas
política sostenida por Enrique Dussel nos permite articular de una manera
compleja y no reductiva esos componentes, así como los diversos planos
y niveles en los que transcurre lo político.
De última, se trata de compartir búsquedas de sentido en medio de
la praxis de construcción de la convivencia.

Un libro es el resultado de aportes de mucha gente. No sólo los


interlocutores de estos textos, sino los que soportan cotidianamente la tarea
de pensar y escribir, y también quienes hicieron posible materialmente
esta concreción. Mi familia, mis colegas de las universidades e institutos
santiagueños, mis alumnos, mis compañeros de militancia política con
tantos altib<Uos en esta década pasada, mis colegas de las universidades
del NOA, con quienes recorremos un camino de construcción regional del
filosofar, las autoridades de la Facultad de Humanidades y del Rectorado
de la UNSE, la Asociación Cooperadora de la Facultad de Humanidades,
lajefatura de Gabinete del Gobierno de la provincia. A todos ellos, mi
agradecimiento y mi dedicatoria. Un especial agradecimiento a Mario
Casalla por aportar claridad en el enfoque que hilvana estos escritos.
Ojalá que estos textos sirvan para seguir pensando la política en situación.

-12-
1

Filosofía y política

Co~OCIDA ES !.1\ DIFICULTOSA REl.J\CIÓ:\' entre la filosofía y la política. A


tal punto que la mayor pensadora política del siglo x:x, Hannah Arendt,
rehusaba ubicarse entre los filósofos, y su esfuerzo se orientó a pensar
de nuevo la política, con la autonomía de quien se da cuenta de que los
conceptos de la tradición ya no sirven para ayudarnos a comprender
lo que pasa.
Nos encontramos hoy en el NOA, en la Argentina, en una situación
similar: las herramientas de comprensión son claramente insuficien-
tes para entender y para orientar la política en función de una vida mejor
para todos. ¿Seguiremos acaso lamentándonos de la "democracia delega-
tiva" o de las "ciudadanías de b~a intensidad"' como caracterizaciones
de nuestro subdesarrollo político? ¿No estamos siempre suponiendo un
ideal de política, de sociedad o de Estado, "importado" académicamente
de nuestras fuentes europeas? Aún los intentos de investigar más ele cerca
nuestra cultura política, con ayuda de la sociología reflexiva y de los mé-
todos cualitativos que nos aportan la perspectiva de los actores, suponen
una dimensión valorativa que reinstala la duda sobre los parámetros desde
donde juzgamos. Claro que no nos da lo mismo la democracia que el
autoritarismo, pero ¿de qué democracia hablamos?, ¿según qué modelo?
No postulo un "originalismo" teórico, pero sí la necesidad de cues-
tionarnos las categorías que usamos para pensar la política. En todo caso,
podemos asumir la expresión de Boaventura de Sousa Santos para dar
marco a las búsquedas en nuestra situación: "Reinventar la democracia''.
Necesitamos reinventar la democracia en el NOA a partir de conceptos,
categorías y paradigmas re-pensados en función de la valoración ele nuestras
prácticas desde la reformulación de criterios básicos.

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ALEJANDRO AUAT HACIA UNA FILOSOFÍA POLÍTICA SITUADA

La reiteración del prefijo indica el rechazo a todo robinsonismo teó- de la democracia, que han llevado a acentuar los llamados derechos de
rico. No se trata de negar las tradiciones intelectuales, pero sí de repensadas segu~y-h!·l'~ generación. Y esto, en el marco de una re-definición
con mente libre. Dos son los riesgos que observo en nuestras academias o de 1 democrac~ entendida como una "!!;erza social y política CJ.!-le se
en nuestra formación de filósofos: la adhesión repetitiva a las modas inte- empen. !'1-t-~sformar el Estado de derecho en un sentido que corres:
lectuales, por un lado, y la "autoprobidad dogmática del recién llegado" ponda a los intereses de los dominados" (Touraine, 1994-, p. 36). En este
(Benhabib), por otro. La primera es estéril y la segunda no es seria: las dos sentido, se intenta asumir y trascender el carácter reivindicativo de los
actitudes son cómplices del mantenimiento de un statu quo. Creo que hay derechos humanos, o de mera referencia a un tiempo pasado de negación,
que tomarse en serio la hermenéutica dialógica con los autores y con la rea- para comprenderlos como paradigmáticos: modelos o criterios desde los
lidad. Apropiarnos de conceptos y repensados en función de las prácticas. cuales podemos leer nuestra historia y nuestro porvenir como pueblos.
La filosofia que hacemos tiene que pensar de nuevo la política que Julio De Zan ha destacado que "el reconocimiento de los derechos
hacemos (o padecemos). Hay que reinventar la democracia entre nosotros. humanos es, de hecho, el resultado de un lento y trab'\ioso proceso ele
Esto supone todo un programa teórico-práctico que asumimos desde lo aprendizaje que se ha desarrollado a lo largo de toda la evolución histórica
que entendemos son las tareas creativa y prescriptiva de la filosofia.Junto con de la civilización humana, y este aprendiz.Ye es siempre, todavía, una tarea
la crftica, conforman el compromiso ético de la filosofia con la transforma- inconclusa, que tiene avances y retrocesos, y que no podrá darse nunca por
ción de la realidad (Ellacuria y Scannone, 1992). Porque en definitiva, el concluida mientras la historia siga eG.me>~iento y el futuro permanezca
tipo de filosofia que hacemos depende de una opción fundamental ética. abierto" (De Zan, 2004, p. 157). Los ~)on conquistas históricas que
Aunque luego las modalidades y los tiempos nos lleven hacia planos se han logrado en los diferentes pueblos mediante procesos de luchas por el
más abstractos o más concretos. Como en otros quehaceres y otros ám- reconocimiento. Pero esas luchas tienen un componente decisivo en la tarea
bitos, aquí también la pregunta fundamental es ¿de qué lado estás? de t¡a_gucción.a_demandas políticas representables sle lo que en el discurso
Sin sentirnos incómodos, inconformes o indignados ante la realidad ético-jurídico se enuncia como indeterminable. Como dice Lefort, los
cotidiana, no es posible teorizar más allá de una descripción complaciente. derechos humanos exceden cualquier formulación, lo que "significa que
La crítica se asienta en el supuesto de que lo que existe no agota las su formulación contiene la exigencia de su reformulación" (Lefort, 2004,
posibilidades de la existencia. Hay otros mundos posibles, incoados en p. 203). En esa necesaria reformulación hay que incluir la traducción
los duros mundos existentes. Pero, como dice Zubiri, la posibilidad es la entre los planos universal, particular y singular. Traducción que es, creo,
realidad en vistas de. Sin proyectos o utopías en vistas de los cuales alum- nuestro principal déficit político.
bramos las posibilidades, "los inéditos viables", como dice Gas par Risco Las mediaciones que demanda esta traducción suponen algunas tareas
siguiendo a Freire, no sólo la descripción es complaciente sino que la en las que las distinciones entre filosofia política y ciencias sociales puede
misma crítica se demora en lo que Sousa Santos ha llamado el posmo- ser un obstáculo. "El riesgo del pensamiento no tiene nombre, ni siquiera el
dernismo celebratorio. De ahí que entendemos como co-determinantes de filosofia" (Lefort). Evitar los caminos trillados y separados, pero no creer
las tres dimensiones de CJ1tica, creativa y pmcriptiva que le asignamos a la que caminamos en el vacío de referencias. Si tomamos los tres principios que
filosofia comprometida con el cambio de lo que hay. propone Dussel para enmarcar la tarea ético-política (el material, el formal
Creo que entre nosotros, una posibilidad de reinventar la demqc_ra_ó!l y el de factibilidad, Dussel, 2001), podemos señalar tres ejes E_a pensar:
pasa por la traducc_ión -ªe las~lcacíOne_s_ de de~~é;b.9..L~~!l:"
das polí_tj__~-ªs rep-resentables democráticamente. Si bien la presencia y
sl"gnlficado de los derechos humanos en América latina tiene un origen
@ El reconocimiento y prescripción de las opciones y acciones
que producen, reproducen y desarrollan la vida humana en
histórico-político relacionado con la emergencia de \IDa serie de regímenes comunidad y en dignidad. El contenido de las políticas y de
autoritarios que combinaron, con matices, la doctrina de la Seguridad las acciones no puede seguir "'inéndonos indiferente, porque no
Nacional con políticas económicas de corte neoliberal y llevaron a cabo lo es para la gente y Rara la vi~~ Esto supone la identificación
una política de violación sistemática de aquellos, hoy, el perfil y la discu- y crítica de intereses y sobre todo de actores que en el campo
sión sobre estos derechos están marcados por los procesos de construcción del poder, representan y defienden bienes e intereses privados

-16- -17-
ALEJANDRO AUAT

o bienes e intereses comunes, y ~~ de derechos.,.


y poner de man!_!i~g~.!_se!:~cte_r__de pmxi.r -no de poiesis-
éfe'fa "Ji~l(tf~~-prácticas que dependen de decisiones tomadas 2
'j)Q;- sujetos concretos con intereses y posturas ideológicas, y
no ciegas acciones de sistemas impersonales inaccesibles e Mediaciones en la investigación
incomprensibles. de la fi-losofía política
(j) El re:_onocimiento de !~.f~E!.nas i~-~~_i!~~i~al.es ~~
de_mocrát!~~Jll~!_lt_e)a interpretación de las '?.P.~i~~r1.~ señaladas
antes .X la t?.!!.l..ét~c!~.?-~!S_mtJaimple1Jl.J!.IJ!~rl~._Los criterios
aportados por la ética de la comunicación juegan aquí un rol
importante en la medida en que constituyen un horizonte desea-
ble desde donde se pueden señalar las deficiencias de nuestras
instituciones y de la forma en que tomamos las decisiones. La
mediación de una educación para la autonomía moral, la p~­
ticipación ci!:.uwcrática y el cui~lad_uJkLQ!~ como ha puesto
de manifiesto Carlos Cullen (Cullen, 1996), .e~_i.peludible a la PROPO:"<GO LA CO:-<SIDERACIÓ:\' de dos mediaciones necesarias R"!.!:~J.e.
l¡gJ!l...Ck construir ciudadanÍ~_!!~!S.~~entadas en hábi.tQS....y investigación en filosofía Rolj,Y_\;~: ..Wlediaciones que contribuyen a situar
matrices cul_turales más calll!-ces de dial~ con el otro y hacer la filosofía no sólo en un contexto histórico-social determinado, sino
iugafu~J:~!S_Eectiva de lo común. ----~ también en una toma de posición respecto de lo que se pone en juego en

C) El reconocimiento y la creación de mediaciones instimcionales y


organizacionales que canalizan estratégicamente las opciones por
la construcción de la convivencia.
Las dos mediaciones más importantes, f!9..las...ú.ui.t.;,as, por las ue
el bien común y las tomas democráticas de decisión. Este es el J!¡~l~fia política realiza su tarea son: las ~ias socia~ y la praxis
principio de factibilidad que nos exige discernir lo posible de lo pobtJca'"""
imposible histórjs_~~~~ Aquí es donae la filosofia, •Respecto de las ciencias sociales, sostengo que no es posible hacer
j7."nto con las ciencias hermenéuticas y analíticas, tendrá que seriamente filosofia política sin un conocimiento más o menos profundo de
identificar los ~ocios factib!e!.~CU!.U.flh~a implementar alguna de las ciencias sociales, la que sea más pertinente según la temática
l~!)cas dem..q,crátic~~r clda.lidª,-Y s;rearlas con ÍJEa- a estudiar, o la que haya sido un complemento en la formación perma-
g~ción de ser.~. Cuál es la estrategia apropiada para nente del investigador. La sociología, la economía, la historia, la ciencia
reinventar la democracia en el NOA, sólo puede ser discernido, política, la psicología social, el derecho, la comunicación, etcétera, aportan
deliberado y decidido democráticamente en cada situación, pero el arraigo necesario para que la filosofia no sobrevuele impunemente la
no en un vacío indecidible que reduce la política a pura estrate- realidad ni hable un lenguaje incomprensible -o enclaustrado. Pero sobre
gia, sino en el marco de los criterios aportados por los principios todo, para que el conocimiento de la realidad sea crítico: los filósofos no
material y formal reseñados antes. No nos da lo mismo cual- podemos darnos ellt!io de pensar a partir de una mirada ingenua sobre la
quier alianza. No nos .da lo mismo cualquier proyecto, ni realidad. La primera ruptura con el "sentido común" (que cada vez más
cualquier forma de adoptarlo e implementarlo. Pero tampoco es construido y manipulado mediáticamente) es la de la crítica científica.
queremos quedarnos en el cielo de los imperativos morales. Luego vendrá la crítica epistemológica de la misma mirada científica, y
esto será una segunda ruptura. Pero ambas rupturas tienen como finalidad
Ni posibilismo estratégico ni principismo ético: pensar las mediacio- no el cuestionamiento total sino la aprehensión autoconsciente de la
nes, desde la vigilancia crítica que instaura la pregunta a ser formulada realidad. El rodeo por las ciencias sociales pone a la filosofia en una actitud
en cada instancia: ¿de qué lado estamos? modesta de escucha para encauzar mejor su reflexividad. El testimonio de

-18- -19-
ALEJANDRO AUAT HACIA UNA FILOSOFÍA POLÍTICA SITUADA

la obra de Paul Ricoeur es una guía posible en el uso de estas mediaciones'. se las piensa desde categorías fetichizadas, desligadas de sus contextos de
En segundo lugar, el compromiso con una praxis política que, en América origen y desvinculadas de todo compromiso vital.
latina, no puede ser sino una praxis de liberación. Desde la polémica del No obstante, hay que reconocer que la filosofia latinoamericana más
siglo XVI sobre la humanidad y los derechos de los amerindios, pasando genuina siempre ha estado atenta a las mediaciones analítico-hermenéu-
por la emancipación mental impulsada ambiguamente por Alberdi y su ticas de las ciencias humanas y sociales, tanto para elaborar el momento
generación, hasta la filosofía de la liberación del siglo XX, el impulso al ético de la interpelación del pobre como el momento reflexivo práctico
filosofar entre nosotros siempre tuvo como punto de partida el momento de la crítica a la praxis de liberación (fig. 1).
ético de la interpelación del otro como pobre, oprimido o dominado, y Y también en la filosofia latinoamericana encontramos los más cons-
como lugar hermenéutico el compromiso político en un más amplio movi- cientes intentos de superar el helenocentrismo, el eurocentrismo e incluso
miento en el que la filosofía ocupa el momento reflexivo-crítico. Punto el occidentalismo, ftiando la mirada en ellocus enuntiationis (Dussel, 2009,
de partida y lugar hermenéutico que sitúan al filosofar en servicio a la p. 555) como modo de situar la universalidad. Los conceptos y categorías
vida, arrancándolo de inertes universalismos abstractos. de la filosofia política tienen que ser siempre remitidos a la situación par-
En efecto, lo que se juega en estas mediaciones es la relación uni- ticular en la que fueron elaborados para devolverles su sentido más pleno.
versal-particular, o mejor, un modo de entender esa relación. Desde que Aunque ese sentido trascienda la particularidad y pueda ser retomado
Aristóteles abrió un espacio para la filosofía práctica como distinta de desde otras experiencias análogas, la remisión a la situación de origen
la filosofía teórica (y de la filosofía poiética, aunque esta quedó en el forma parte constitutiva de su significado. De allí la necesidad de man-
olvido), el tema se plantea recurrentemente por las tensiones entre la tener una vigilancia ideo-crítica respecto de autores y teorías de los que
necesaria esquematización y abstracción operada por la teoría por un nos apropiamos en nuestra tarea de investigación en filosofia política.
lado, y la incondicionalidad, irrevocabilidad y situacionalidad de la praxis Todo concepto deberá ser adaptado y corregido en su referencia a nues-
por otro lado (Wieland, 1996). La filosofía política participa de estas tra realidad. Y también habrá que inventar, venciendo la indolencia de
tensiones, porque es filosofía (por lo tanto, teoría) y porque es política nuestra razón, construyendo un sentido común emancipador (Sousa
(no sólo referida a la praxis política, sino que es una praxis política ella Santos, 2003a). '
misma, en tanto práctica cultural inserta en un movimiento más amplio El lugar de la enunciación no es solamente gnoseológico, sino también
de emancipación o de dominación). El desafio está en mantener la tensión axiológico (Roig, 1981 ): hay opciones, hay posicionamientos, hay valora-
sin concesiones a ningún reduccionismo, ni teórico, ni practicista. Ni ciones en nuestra mirada, conformando un horizonte de precomprensión
racionalismo consensualista ni voluntarismo decisionista dan cuenta de que debe ser explicitado y criticado para ser asumido conscientemente.
la complejidad de la acción humana en el campo político. Una consecuencia de la no explicitación de este "lugar" es el ocultamiento
La reflexión situada desde las prácticas políticas latinoamericanas del posicionamiento polític9 respecto del eje autonomía-dependencia en
tiene mucho para enseñar a la filosofía política en este sentido. Estas las relaciones intra e internacionales (Lértora Mendoza, 2007), con su
prácticas resultan gravemente empobrecidas en su comprensión cuando consecuente difuminación de los márgenes de decisión política con que
se cuenta. De modo que un pensamiento situado, lejos de estrecharse
en el-análisis descriptivo de particularismos aislados, se abre hacia la
consideración de contextos cada vez más amplios para la comprensión
Ricoeur recorre este rodeo en un gesto ele tres momentos: la escucha, el compromiso y
la fuga (Delacroix, Dosse, y García, 2008). La atención al otro y a lo otro, la recepción de la situación particular y de la posición política que se ocupa en ellos.
ele la diferencia, aun a riesgo ele perturbar la propia iclenticlacl, es un darle crédito En suma, creo que la investigación en filosofia política será fecunda
al acordarle una parte de Ycrdad. Pero luego, Yiene el distanciamiento para señalar en la medida en que explicite estas mediaciones que la acercan a su objeto,
el compromiso personal, las propias conYiccioncs y el rechazo a las tentaciones no como instrumentos para acceder a algo previamente constituido y
reduccionistas. Y el tercer tiempo consiste en mantener la 1ensiún resultante de
que puedan luego dejarse de lado, sino como constituyentes del objeto
pensar juntos lo mismo y lo otro, lo universal y lo singular. Y para hacerlo, hay que
inYentar conceptos que son siempre mediaciones, siempre incompletas, para pensar mismo y por ello también, momentos necesarios de la tarea propiamente
juntos las tensiones. filosófica. Que eso es ser mediaciones y no medios.

-20- -21-
ALEJANDRO AUAT

Momento ético Momento reflexivo-práctico

Pobre Filosofía Praxis de liberación


3

'"/
Alteridad
Interpelación
exterioridad
Praxis, traducción y poder.
!
~
Para recrear una política
mediaciones de ciudadanos
Ciencias humanas
y sociales

Momento gnoseológico
Fig. 1

L\ SOCIEDAD CIVIL puede recrear la política a condición de politizarse ella


misma 1• La política necesita ser recreada porgue se ha desnaturalizado,
ha perdido su carácter de construcción común, mediante deliberación y
decisión públicas sobre asuntos que interesan a todos, y se ha convertido
cada vez más en una técnica en manos de profesionales que compiten por
la preferencia del mercado electoral, para imponer intereses sectoriales.
En este sentido, los intereses más solidarios y las prácticas deliberati-
vas de las asociaciones, clubes y grupos de voluntariado, las ONG y otras
instituciones de la sociedad civil pueden aportar ese núcleo perdido en el
espacio propiamente político.
Por su parte, la sociedad civil necesita tomar de la política algunos
principios definitorios, como la transparencia, el control y la democratiza-
ción de las instituciones. Esa es la principal falta en las organizaciones de
la sociedad civil, acostumbradas en su mayoría a manejos casi familiares
o a pequeña escala, lo que ha favorecido su frescura y su rapidez para

El concepto de sociedad civil es tribUiario de tradiciones contrapuestas que lo


hicieron merecedor de las m;ís contradictorias \·aloraciones. En la mayoría de los
casos, aplicado a nuestra realidad política es un '·obst<ículo cpistemolc>gico" que
no ayuda mucho a pensar lo que pasa políticamente m<\s al!<\ de bs instituciones
clásicas (me remito al reconocimiento de lns diversos espacios estructurales de la
acción política que clcsarruilo en el capítulo 13). No obstante, es us.1clo en el len-
guaje político habitual, y sus contextos de uso orientan su sentido. En este trxto 1

nos pregumamos por "lo que la suciedad civil puede <lporl<lr a la política", tal
L"fJI1lo fue plante<Jclo en el taller "La sociecl<Jcl ci,·il piensa b pnlític<J", coordina-
do por el Instilllto Gino Gnm<Jni (UB.-\), en el Foro Intern<Jcion;ll sobre el N~xo
enll'e Políticas y Ciencias Sociales. UNESCO, Buenos Aires, 20-2·! Jl-brcro 2006.

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ALEJANDRO AUAT HACIA UNA FILOSOFiA POLiTJCA SITUADA

responder a nuevos desaflos, pero que resultan insuficientemente democrá- TRADUCCIÓN Y MEDIACIONES DISCURSIVAS
ticas por la imposibilidad de control de sus decisiones o su funcionamiento
interno. No es infrecuente que las críticas internas y la demanda de par- Frente al monopolio interpretativo de las clases hegemónicas y
ticipación en las decisiones deriven en una fragmentación sin fin de estas de los medios masivos de comunicación, el pluralismo de las comuni-
instituciones. No obstante, esto no significa un cuestionamiento sobre su dades interpretativas tiene a su vez el riesgo de la fragmentación y dis-
representatividad y su legitimidad, que son de otro orden que los de la persión de sentidos que haría imposible cualquier proceso realmente
política propiamente dicha. Lo que nos interesa destacar ahora es que en emancipador. Por eso, el comunitarismo que tiende a concentrarse
el campo de la sociedad civil hay prácticas de ciudadanía no vinculadas en las relaciones intracomunitarias tiene que ser complementado por
necesariamente al Estado ni a partidos políticos, y que podemos tomar un contractualismo en las relaciones intercomunitarias, que impida que
como fuente regeneradora de lo político. las comunidades se cierren sobre sí, incapaces de incidir efectivamente
en las decisiones macropolíticas que siguen diseñando el mundo en el
que esas comunidades viven.
PRAXIS Y MEDIACIONES HERMENÉUTICAS En esta tensión, el polo "contractualista" es, quizá, el más débil en
nuestra actual cultura política. La incapacidad de construir acuerdos
Una de las vías que proponemos para esa recreación es recuperar entre grupos o comunidades militantes que comparten un mismo hori-
la política como praxis más que como paiesis, a partir de las prácticas zonte emancipador, pasa no sólo por el enclaustramiento en las lógicas y
deliberativas y decisorias en común sobre lo público, que se dan en lenguajes propios de cada lucha, sino también por el desconocimiento de
grupos de escala todavía humana. La política es acción común antes los diferentes espacios estructurales en los que esas luchas se dan. Se hace
que técnica. Es acción configuradora de la sociedad. Como toda acción necesario, pues, una actitud traductora, que sepa abrirse al mundo del otro
humana es histórica, contingente, no necesaria. Pero es acción institucio- para hacer las equivalencias sin identidad entre las formas de construcción
nalizadora e institucionalizada, y por eso se desliza tan fácilmente hacia del poder. Las equivalencias no se encuentran dadas, hay que hacerlas.
lo técnico-repetitivo. Pero hay que hacer equivalencias sin identidad, porque no se trata de
Creo que para recuperar la política en el sentido de praxis, hay homogeneizar, sino de comprender: después de Babel, comprender es
que promover la constitución de grupos o comunidades hermenéuti- traducir. La capacidad de los actores políticos y sociales para traducir
cas que reinstalen los temas de la agenda pública, los sometan a discusión las reivindicaciones en demandas representables y universales es una
impulsando diferentes interpretaciones que desaflen al sentido común condición básica para ello. Los aportes de la ética discursiva pueden ser
hegemónico. La existencia cada vez más extendida de radios comunitarias fundamentales en este nivel.
y otros medios alternativos en América latina parece apuntar en esta
dirección. La alternatividad de estos medios pasa por la modalidad de
comunicación, que incluye la formación de activas comunidades inter- PODER Y MEDIACIONES INSTITUCIONALES
pretativas, eventualmente con acompañamiento educativo, en donde la
práctica de la argumentación sea posible efectivamente. Y en donde una La eficacia de las luchas de resistencia así como de las estrategias
"retórica dialógica" privilegie el convencimiento por sobre la persuasión. de construcción de poder desde abajo está sttieta al reconocimiento de la
En el marco de una comunidad, la ciudadanía es una práctica herme- complejidad social en la que 9stas se desarrollan. Aquí la cuestión pasa por
néutica más que un estatusjurídico-político: es una identidad intersubjetiva la capacidad de adaptación df la pupila a las diversas escalas de la acción y
que presupone y construye el vínculo político. La comunidad como espa- por la extensión de mediaciones institucionales que permitan democratizar
cio de memoria, narración y celebración de las luchas, las dificultades y el poder en sus diversas formas, y convertirlo en poder político.
los logros en el camino hacia mejores condiciones de vida, genera los cri- En cada espacio de militancia se intentan revertir relaciones desigua-
terios necesarios para orientar el juicio prudencial que, a diferencia del les, pero las acciones adquieren naturaleza política sólo cuando se realizan
cálculo técnico, debe tener en cuenta "la totalidad de la vida". en conjunto con los otros actores sometidos en el espacio del que se

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ALEJANDRO AUAT

trata, y cuando se articulan con otras acciones similares de los otros


espacios estructurales. La articulación entre las acciones de los diferen-
tes espacios estructurales no puede darse sin institucionalización. De lo 4
que se trata'es de convertir las relaciones de intercambio desigual, también
institucionalizadas, en relaciones dr autoridad compartida. Pero de ma-
nera estable y continuada en el tiempo, y no aislada o esporádicamente.
Para una redefinición situada
En suma, se construye poder político cuando estamos en presencia de de la democracia
estos factores: una lucha por transformar la relación de desigualdad en au-
toridad compartida según las modalidades de cada espacio estructural de
la acción, una conjunción "comunitaria" de voluntades mediada por una
organización institucional y, finalmente, una articulación "contractual"
(alianzas, federaciones, etcétera) con otras organizaciones que mantienen
luchas equivalentes.
Las tres vías de regeneración de la política que propol'lgo son, en-
tonces, mediaciones hermenéuticas, discursivas e institucionales para la
construcción de poder político; mediaciones que pueden ser potenciadas E~ u~ ESTI:IIUI.A:\'TE ENSAYO, Guillermo O'Donnell plantea la necesidad
desde las prácticas de ciudadanía presentes en espacios de la sociedad civil. de incorporar a la teoría de la democracia un estudio de las condiciones
en las que esta se realiza en los países del Este y del Sur, que hasta no
hace mucho eran estudiados b<0o el paradigma de las "transiciones" a la
democracia. O'Donnell señala con espíritu crítico las carencias de una
teoría de la democracia que no incorpore el estudio de "las condiciones
históricas de surgimiento de los distintos tipos de casos". Así también,
no se debería omitir "el examen de los usos lingüísticos" de los términos
como "democracia", ''diversos aspectos de la teoría del derecho" y fi-
nalmente, "el plano del Estado como sistema legal y ciertos aspectos del
contexto social general" (O'Donnell, 2007, pp. 21-22).
Este programa coincide en líneas generales con la preocupación que
anima desde hace décadas a la filosofia latinoamericana respecto de la ne-
cesidad de asumir un "enfoque situado" en nuestro pensar. Precisamente
desde esta preocupación, entendemos que la mirada de O'Donnell está
situada en lo que él mismo llama el ''Noroeste del mundo'', países "origina-
rios" los llama respecto de la democracia, desde donde intentará estudiar
con ayuda de una "sociología política históricamente orientada" a los
países del Este y del Sur (nuevamente, visualizados desde el Noroeste\, para
proponer una teoría de la democracia "comparada" que incorpore los
desfasajes de estos países respecto ele lo que él asume como la definición
"real" de democracia, en una clara autocontradicción performativa res-
pecto de la normatividad de su planteo ''descriptivista".
No obstante ello, me propongo tomar el texto de O'Donnell como
interlocutor para dar algunos pasos en la rralización ele un programa de

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HACIA UNA FILOSOFiA POL!TICA SITUADA
ALEJANDRO AUAT

redefinición situada de la democracia, que por el momento no consisti- El agente portador de derechos subjetivos, nos dice el politólogo
rán más que en el señalamiento de nuestras diferencias con el enfoque argentino radicado en los Estados Unidos 1, ya estaba prefigurado en las
contextualista de O'Donnell y de algunas líneas de futuras indagaciones teorías jurídicas que emergieron paulatinamente junto con el surgimiento
que surgen de las perplejidades que nos provoca. y desarrollo del Estado moderno y del capitalismo, "casi listo para que los
grandes autores del liberalismo lo trasladaran al ámbito político". O'Donnell
recuerda el esfuerzo de Max Weber en Economíay sociedad por mostrar que
LAS PROPOSICIONES DE 0'DONNELL la emergencia de lo que llamó el derecho racional-formal (un verdadero
depósito de derechos subjetivos) no puede atribuirse principalmente a
El texto referido va amojonando la reflexión mediante una serie de las demandas o intereses de la burguesía, sino a los intereses corporativos
pFaposreiQ,?es, veintiuna en total, que resumen sus planteos. Básicamente, de los profesionales jurídicos al servicio de sus empleadores: los gobernan-
( O'Donnell establece que j_a demOC!S'lcia_es el resultado de UQ~ta tes involucrados en la formación de los Estados, que pretendían mejorar
iRS.tit.uGicfnalizada Wllim~_com.gjty;t.qame.m.o_y_n.exo entre ~us distintas sus finanzas y recaudación tributaria así como someter a un control más
dimensiones la concerui§u,.d~ls.~b.uw.ano comoll~ Parte de una eficaz a la población de sus territorios. Por eso, el proceso de construcción
~9.!Ui~!l}.Qcracia.,golítif._<b&.eJ.:l.j:.!:í.J.Q~en la realización de elecciones jurídica de la agencia individual "se desplegó en forma mutuamente
limpias que suponen la existencia de cie¡tªsJih~Rcl.eA..CP!!&.QU!itantes. cuyo dinamizadora con el surgimiento y desarrollo del capitalismo" (p. 55).
con~eU:i~iQ,'~Íírnlt!'!>:~~-~~i..Q.l;" de ant,r,m.alJ..Q. Esta indecidibilidad O'Donnell concluye que "ésta es, en síntesis, la arguitecturo.ll!rídica e
de libertades como las de expresión, asociación e información ~ institucional del estado democrático contemporáneo": glli?ierno, ré~imen
~~-~-C::!:.<:C:ión 9.tE.h~ _sonf!iE2!l~s~j!,tjY.as -legales y soci~s- qye h~cen y Estado en función de.y_pg~ra indivjdup¿gp¿tado.r.es de derechos sub.i.s.ti:
~Por supuesto, se lamenta O'Donnell en una "digresión comparativa",
P~~i~le 0 n~J~ Ei~r~.isi'?..!.liUiY~51f.J'!§Jl!i.~m~Ra.!'~!l\W..J?»s.dw:Efir
d!:l ciudadm:!? ,PgiWco como ·:~~"· Son indecidibles de antemano ·~mayoría de las restantes democracias, nuevas y vieJ!ts, del Est!>..~~l
puesto que cada situación histórica genera diversas interpretaciones acerca Sur, estos procesos fueron más tardíos, ocurrieron en secuencias difi e~
del alcance o relevancia de cada una de ellas. o ,simplemen!e no O..f.!IITÜ;,ropL: Cuando estos países importaron los
O'Donnell afirma que la presunción de agencia, esto es, la atribu- sistemas legales fundados en concepciones universalistas de la agencia
~~·
ción de autonomía, responsabilidad y razonabilidad del individuo, fue
el resultado de un largo y complicado proceso histórico de construcción
··~~/
.': -..~
individual y sus consecuentes derechos subjetivos, prevalecían en sus
sociedades las concepciones organicistas o tradicionales de la justicia
. f\
legal y prepolítica del individuo como portador de derechos subjetivos, y el derecho, generando la distinción entre el país real y el país legal,
~ ~¡~-~·
que luego se ampliará casi naturalmente a la esfera política. Señala cuestión que O'Donnell despacha en nota al pie diciendo que ese "es
r~;:•.:
como hitos teóricos de ese proceso histórico-conceptual a "algunos ::; otro complejo proceso histórico al cual sólo puedo hacer breve alusión",
sofistas", Cicerón y los estoicos; la elaboración jurídica emprendida dejando para historiadores y antropólogos del derecho el estudio de "las
por la Iglesia católica y las universidades medievales, el nominalismo fascinantes ambigüedades derivadas de la adopción de sistemas legales
de Guillermo de Ockam, la "influyente formulación" de los escolásticos europeos y sus interrelaciones con los preexistentes", en países coloniales y
españoles del siglo XVI, luego Grocio, Pufendorf y "otros teóricos del semi coloniales (p. 68) 2•
derecho natural", en una rápida enumeración que toma acríticamen-
te de un estudio de Michel Villey sobre la formación del espíritu jurídico
No es un dato menor el que O'Donnell sea titular de la Cátedra He len Kellogg de
moderno (Villey, 1968). De Villey también toma, aunque con valora- Gobierno de la Universidad de Notre-Dame (USA), donde fue director del Instituto
ción inversa, la idea de que esta larga elaboración filosófico-jurídica Kellogg de Estudios Internacionales, según información de la solapa del libro que
"contradice otra concepción del derecho que se remonta a Aristóteles y comentamos.
Santo Tomás de Aquino y que en su visión organicista de la sociedad si- 2 No obstante, se debe aclarar que O'Donnell desarrolb más este punto en otro
gue siendo influyente en varias culturas que no pertenecen al cuadrante artículo incluido en el libro, siguiendo un esquema, a mi entcnde1; más fecundo, ya
norocciclental" (p. 53). que señala las tradiciones democrática, republicana y liberal comn componentes que

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ALEJANDRO AUAT HACIA UNA FILOSOFIA POLITICA SITUADA

PERPLEJIDADES Y OBSERVACIONES _%encia individual "no fue lineal ni 2acífic~", lo dice solamente al tener
·el} cuenta la fii'Sforiáe~iroBea de luchas p.Q.r la ex2ansión de los derech,Qs

Calificamos como estimulante al ensayo de O'Donnell porque nos ~C?~~u.m a~usiól,l a los E,J;.Oces¡¡_>s de c~Ao.nl~aci,ón del t,!¡,~cer
incitaba a considerar las condiciones supuestas por las definiciones de ~~.W.e_EO.~~~ ,!!~..!J!raca~a s~_~Y. necesaria d~l ~lesarroii¡
democracia, en especial las realistas y restringidas, a las que pretendía del ca2italismo occidental moderno (Dussel, 2001, p. 387 y ss.). Según ha
completar mediante una "expansión" que supusimos en concordan- ñ7oS'tr'ado BoaVe"ñtllrádeSm;;;"s-;;:;rtos siguiendo a Braudel y Wallerstein,
cia con los enfoques situados. No pudimos evitar, sin embargo, hacer el sistema mundial con su lógica de desarrollo global debe convertirse el} la
la síntesis de sus proposiciones incluyendo nuestras propias expresio- unidad de análisis para comprender las manifestaciones locales, desde que
nes de perplejidad. Intentaremos precisarlas ahora mediante algunas en 1492, las interacciones transnacionales modificaron completamente el
observaciones críticas. -- paradigma de construcción económico-político de las sociedades (Sousa
El enfoque de O'Donnell pretende ofrecer mojones para contextua- Santos, 2003a, pp. 192-198). La naturalización del Estado como sede
lizar situaciones en función de una teoría comparada de la democracia. exclusiva de lo político, y la n~1ralización del derecho moderno como
No constituye de ninguna manera un "enfoque situado" de la demo- derecho estat~ excluyeron múltiples y diversas formas de organización
cracia, al menos de manera explícita, ya que es imposible una mirada J!olítica y de_E_or.mativización de las relacione~ convirtiéndolas en fenó-
desde fuera de toda situación. ~tiendo por enfoque situado la asunción ~_c)ist?!.~i~~li~,2-tiyos de la "debilidad" o el •:s.ubck§.arroJ!.fl.:
C.2!!.!i.~ie.nte dt:L.Eunto de vista desde donde se lee la realidad y de sus de~~-~cieQ.<'!Q~~féricas en el sistema mun~~~No es casual, pues,
2J2ciones gnosel2!2gicas y axíológicas (Roig, 1981, pp. 9-17). fsto ll~v~ . que O'Donnell se limite a constatar las "disonancias" de una democracia
a rrimer !ano la ex!?l18¿,ación ~~!:Ü,~to que in_xestig~-X ~1s com!?_r,?- entendida desde el modelo noroccidental, pese a su reiterada inten-
~-ª'§Í_g¡mg~~l "l~ar hermenéutico" (Scannone, 1993, p. 135) ción de asumir un enfoque realista y no prescriptivo. Nuestras democracias
~~~gia su discurso como tt§guesta .a una 2revia inte¡;;¡;¡elas.Ló,n del Sur no "suenan" igual que las del Norte.
de la realidad. Sin que pensemos en un determinismo geográfico o Creo que O'Donnell queda atrapado, asimismo, en una lectura li-
social, ciertamente no se ve igual la democracia desde la Universidad de neal y simplista de la historia conceptual y de las instituciones. Aun desde
Santiago del Estero y su limitado sistema de ciencia y técnica, que el punto de vista noroccidental, hace tiempo que se viene señalando la
desde la Universidad de Notre-Dame en Indiana y los recursos aportados necesidad de atender los aspectos relegados por una historia oficial
por la Fundación Kellogg, así como las diversas experiencias políti- dependiente de la autocomprensión de un sujeto moderno autofundado
cas que interpelan a los respectivos investigadores. De ninguna manera y dominante. En el "crepúsculo" de los conceptos modernos, autores
quiero invalidar el discurso de O'Donnell, pero sí señalar las necesarias como Richard Morse y Giacomo Marramao nos invitan a adoptar
vinculaciones del "lugar social" con el "lugar epistémico" (Boff, 1980, una "óptica de largo período" (Marramao, 2006, p. 120), en la que
pp. 304-305). "hablamos de siglos, no de años" (Morse, 1982, p. 220), para retomar
--- ---- .... -........... ""' ....., ""..... .-..., ...,...., ....n.p.u .... u.u"~UU \..U... este "lug~l gcul- el momento en que las tradiciones político-jurídicas de Occidente
tamieñto del osicionam ·ento Jo!ítico res ecto del eje autonol)l!a- comenzaban a diferenciarse en dos modelos surgidos de una misma
ependencia en las relaciones internacionales (Lértora Mendoza, 2007), matriz: la opción ibérica y la elección inglesa. No para repetir nostál-
ysu aí.fí.iiñinación en lectu;as de-'~p~ítica comparada", que se limitan gicamente fórmulas de otras épocas, sino para entender las condiciones
a poner a la par experiencias diversas como surgidas de un hongo autopro- constitutivas de conceptos como "soberanía", ''Estado", "derechos" o
pulsivo3. Si bien O'Donnell reconoce que el procesQ.fl~~«;;91l.§Frucción de la
- - - - - - - - - - - ~..... Fo- . . . . . . . ~~~--~.:"'< ·,~
~ ..
.... :~,~.
e',~,

.:'1:: se rellere a los hombres en el estado de naturaleza. Véase De ci1•e, cap. VIJI: "Let
se combinaron de distinta manera en el marco de la organización político-territorial us nlurn ngnin /tJ the slnle '!f naturc, mul t·onsider men as if hui ez•en JWW s}lrun.tt out '!/ !he
del Estado, según las historias particulares de los diferentes países. wrth, rmd suddainly (likc klushmmes) come lo jüll mnturi!J wilhoul al! kind •!f mgngemmt ltJ
3 "Hongos que llegan de repente a In plena madmcz" es la manera como Hobbcs ench other".

-30- -31-
ALEJANDRO AUAT HACIA UNA FILOSOFÍA POLÍTICA SITUADA

"democracia", lo que nos permitiría una reconstrucción crítica y situada en contacto actual con otra realidad-fin de la cual es anticipación y modo
de estos. particular de constitución, mientras que el instrumento no trasciende su
En ese sentido, creo que cambiaría sustancialmente la comprensión carácter de medio útil que puede abandonarse una vez que se logra el fin'1•
y la valoración_d<M:!lnceptos...e.instituc_i.Qn.e.u¡ue se fueron adoptando en Si entendemos la visión oraánica restrin iendo su sentido al señalamiento
li"historia latino<!mericana, vistos desde nosotrosx, ~~--~~dWtÍ~c}inillª: de carácter de mediaciOJl!S_Q,e las instituciones histórico-culturJ!.k§..m!! ng!
ración con los.rnismos conc~Rtos e institucione;;,.tal.cQ.lTI.Q~~-~i_er.ol1 en la constituye2,1 como sujetq_s,~eak.§.y no abstr~cto~ creo ~WPltm.ü?P
experiencia euroR~1.- El mismo O'Donnell nos invitaba a tener en cuen- de la dem?~wlríq__~lesligm:§!!...d~c;9.,Jllt!]WJ..t\!~i.r~s:H.!<.t92:n_te!1.t()_
ta "los usos lingüísticos" diferentes del mismo objeto. Así, por ejemplo, la ~....§ --~~g_prJ.ill~<.(?,r.icas.c!~Jili..lU'~~-52-!E.2..~~.la~ .~~p_e~Hcia~-~k_
comprensión de los derechos subjetivos de los amerindios tal como los la historia moderna europea y su contracara oculta_ de colonialismo.
defiende Bartolomé de las Casas frente a Ginés de Sepúlveda, es fruto de ~;:.;sÍ,p~-~f~;¡;;-~~~-;~cll;ir ia dem~~acia des~~;
una construcción teórico-práctica que abarca al menos a cinco genera- enfoque situado.
ciones de discípulos de Francisco de Vitoria, en lo que vino a llamarse
"Escuela de Salamanca", y que no se contrapone a lo que Villey llama
la concepción objetivista del derecho y la justicia de Tomás de Aquino,
sino que puede interpretarse como una redefinición antropocéntrica del
derecho natural, en vistas de una nueva situación histórica pero den-
tro del horizonte de comprensión inaugurado por el mismo Tomás, frente
al horizonte cosmocéntrico de Aristóteles (Auat, 2005b, pp. 101-111).
En este punto, la dependencia de O'Donnell respecto de Villey es clara-
mente empobrecedora de su visión. La formulación del carácter público,
democrático e inalienable de la soberanía y de la jurisdicción, que Las
\
Casas defiende al criticar obsesivamente el régimen patrimonialista de
las encomiendas (Pérez-Luño, 1992, p. 132), y que Suárez sistematizará
luego en tratados de filosofia política estudiados no sólo en las univer-
sidades americanas sino en las del centro de Europa, constituyen hitos
conceptuales de una comprensión de la democracia no individualista
ni contractualista en el sentido que le darán mucho después Hobbes
y Locke, y que aún aguarda el estudio desprejuiciado y autónomo de
historiadores y filósofos latinoamericanos.
Por último, quiero preguntarme a la luz de lo dicho, si no debiéramos ··.~
revisar la dicotomía entre visión orgánica y visión instmmental de la sociedad.
Desde la visión dominante de la historia política, nos hemos acostumbrado
a asociar a la primera con los regímenes totalitarios, autoritarios e incluso
populistas, mientras que la segunda sería la visión propia de los regímenes
democráticos y liberales. En ese sentido las plantea Luigi Ferrcyoli, el prin-
cipal impulsor del garantismo como filosofia política de una democracia
constitucional o sustancial. Al respecto, me limitaré a señalar aquí la
posibilidad de comprender lo social, lo político y lo jurídico -incluyendo
las instituciones respectivas-, como mediaciones de lo humano y no como
meros instrumentos: la mediación es una realidad-medio que me pone s(: •l Véase el capítulo 5 del presente libro.


-32- $,~_ -33-
~-
'.•
S
La racionalidad política:
principios y mediaciones

QUIERO PROPONER, como aporte al debate que se abre en la sociedad


argentina de hoy, una tarea: la de reconstruir una racionalidad políti-
ca integral, retaceada en su complejidad por reduccionismos diversos, ya
sea por parte de los formalismos que predominan en la filosofia política
actual, ya sea por los pragmatismos estratégicos de las racionalidades
operantes en las prácticas políticas vigentes.
Llevaré a cabo mi reflexión y propuesta en cuatro momentos.
Primero, la afirmación de la racionalidad política como racionalidad
práctica. Segundo, esbozaré un rápido diagnóstico ele la situación actual
de la Argentina en lo que hace a las condiciones de posibilidad para el
ejercicio de la racionalidad política como racionalidad práctica. Tercero,
tomaré de Enrique Dussel una arquitectura de la ratio política con sus
principios y mediaciones, para recuperar una comprensión de que evite los
reduccionismos y las simplificaciones. Finalmente, plantearé la necesidad
de iniciar acciones ele recreación de instituciones básicas de la demo-
cracia, pero dentro de los marcos impuestos por la racionalidad política
aquí defendida.

La racionalidad política es una racionalidad práctica. Esto significa


que no es una racionalidad externa a la acción, sino que es una racionali-
dad propia ele la acción humana. Y como tal, sólo es posible con relación
a un agente y a un contexto objetivo. Frente a la racionalidad teórica que
considera "desde fuera" los procesos para aplicarles una técnica o una
normativa que los ordene a un fin estratégico, la racionalidad práctica

-35-

,¡,;~


:3
ALEJANDRO AUAT HACIA UNA FILOSOFIA POLlTICA SITUADA

considera las posibilidades de obrar "desde dentro" de los contextos de teórica. El conocimiento de lo contingente reposa en un conocimiento de
acción y configura un orden como realización ele un ethos, es decir, de un los hechos transmitido por una experiencia secular (tradición, diría Zubiri)
modo concreto de actualizar la plenitud humana, siempre personal y depositada en el nivel semántico clellengu<Ue cotidiano. Esta experiencia
siempre social. se articula en determinadas proposiciones, los éndoxa, que expresan "un
La racionalidad de la acción sólo es posible en el seno ele un ethos conocimiento no accidental, sino general o típiéo, que se puede.fimdamentar
objetivo (Cruz Prados, 1999). No sería posible, entonces, determinar argumentativa pero no deductivamente" (Guariglia, 1997, p. 45 y ss.).
la racionalidad o no de una acción si no contamos con un contexto de Ahora bien, el conocimiento de la verdad polftica práctica se lleva
referencia. Si mi acción pretende ser racional no puede recluirse en moti- a cabo a través ele la deliberación pública, en la que, a partir de una
vaciones idiosincráticas sin posibilidad de señalar elementos reconocibles posición particular se intenta paulatinamente trascender el punto de vista
por los demás. Sabido es que Habermas atribuye racionalidad a las ac- ele cada uno en torno a aspectos y contextos que son los lugares (topoz),
ciones susceptibles de fundamentación y crítica (Habermas, 1999, p. 24 comunes y propios, que resulten relevantes para la materia en cuestión.
y ss.), pero estas sólo serán posibJes mediante la apelación a un contexto Hannah Arendt ha mostrado la importancia de la comprensión kantiana
objetivo, compartido más o menos con otros que puedan evaluar al igual del juicio como facultad de "pensamiento ensanchado" o "pensamiento
que nosotros el sentido o la finalidad de las acciones 1• representativo" (ponerse en el lugar del otro), para complementar la
El ethos es una articulación práctica ele bienes: es un contexto global phrónesis aristotélica en la vida del ciudadano.
de nuestra acción en la medida en que reconocemos como propios los Los topoi funcionan en la argumentación como continentes o for-
bienes que perseguimos o intentamos realizar, de hecho, junto con otros. mas vacías, en los que el argumentante va situando el tema discutido,
Un etlws tiene el carácter de una totalidad, pero una totalidad práctica, sólo obteniendo de cada una ele las posiciones algún material valioso para la
visible desde la acción. Es decir, este contexto ele la acción es significativo conformación del punto de vista común. "La selección ele esos topoi -dice
y veritativo y sólo se hace presente ante el que es sujeto de la acción: Cruz Prados- es concomitantemente la búsqueda del topos en el que ha
el agente. Cuanto más conocimiento teórico se tenga de la situación, ele situarse, final y definitivamente, todo participante en la deliberación:
más acertadas podrán ser las decisiones. Pero la acción no surge de un el lugar desde el que se adquiere la perspectiva conveniente del asunto
silogismo deductivo apodíctico, sino ele la consideración ele los medios en cuestión, la percepción del problema que nos capacita para tomar una
más adecuados para el logro de los fines. La acción no es objectum sino decisión acertada" (p. 139).
projectum: es el proyectarse ele alguien hacia su realización plena, y la Pero la deliberación nunca es completamente conclusiva o demostra-
~~
verdad práctica se alcanzará como una síntesis ele ethos y logos. tiva: como dijimos, es el modo de conocer aquello "que puede ser ele otra
Sólo conociendo el ethos objetivo es posible determinar qué ethos
subjetivo es correcto o racional. La comprensión necesaria del ethos obje-
tivo indica una precedencia ele la razón teórica pero al mismo tiempo su
,,
. ;~
·~/l-:

¡J~,
manera" (Aristóteles). Por eso la deliberación es, de suyo, infinita: siempre
puede ser prolongada, haciendo nuevas consideraciones y planteando
ulteriores pros y contras. Ningún elemento de la deliberación, ningún
insuficiencia, dado su carácter universal. La razón práctica atiende a "lo
que puede ser ele otra manera", a lo contingente, y por eso su método no
f
~~
razonamiento o argumento -por acertado que sea- es suficiente para
determinar conclusivamente la acción verdadera, es decir, para cerrar
es la deducción sino la deliberación, la consideración atenta de los diversos
topoi y sus posibilidades en función del fin que se quiere lograr. Aristóteles
mostró, frente al platonismo y a la sofística, que la acción (praxis) tiene
independencia ontológica y racionalidad propia, y que es característico de
i y poner fin a la deliberación. Lo que pone fin a la deliberación es una
decisión: la voluntad corta el proceso infinito del razonamiento práctico
optando por la posibilidad que hasta entonces el juicio ha mostrado como
la más acertada realización del fin.
esta buscar sus principios y causas en ámbitos diferentes de los ele la razón Y lo que hay que decidir es cómo queremos vivir en común. ¿Quién si-
no nosotros -todos- podemos decidirlo? Y esta no es una decisión que
se tome de una vez y para siempre. La acción política no es la acción
Habermas destaca que "la estructura teleológica es fundamental en todos los conceptos extraordinaria como creía Carl Schmitt. !¿t acción RQlítica es acción insti-
de acción" (p. l'l6).
. -· -
tucionalizadora e institucionalizada. La acción eolítica q:e.a instituciones.
---
ALEJANDRO AUAT HACIA UNA FILOSOFiA POLlTJCA SITUADA

Una institución viene a ser como el órgano que funcionaliza una idea -un de vastos sectores de la población hasta llegar a límites de vida-muerte
b1en, un vafor;-üna aspiración- y la convierte ~un contéñíc~áso, y de deterioro constante ele los niveles de dignidad humana, pero también
c}9tad9 de regularic!.ar;l..Y,,s¿;tabilidaE.: La ji'iibs se autoconfigur7'dotánc o- la pérdida de la igualdad socioeconómica por incapacidad de los núcleos
se de las instituciones que dan est;bilidad y forma regular a su misma decisorios de controlar y regular la economía y por la voracidad de sus
acción de autoconfigurarse. A su vez, la institución es mediación de la ac- intereses particulares. En tercer lugar, la comunidad política: hemos
ción: hace posible la estabilidad y descarga la responsabilidad directa sobre perdido al Estado como garante de la unidad y cohesión sociales, gestor
el todo, desempeñando una función parcial, accesible a la deliberación del desarrollo y del bien común por encima de los poderes fácticos y los
y decisión regulares de las personas. El conjunto de instituciones es el poderes transnacionalizados, y hemos perdido el espacio de la política
modo articulado en que se hace posible, con estabilidad y normalidad, como campo donde se deciden los asuntos que atañen a la comunidad2•
la atención a la totalidad de lapolis. En particular, se constata como cara profunda de la crisis la del va-
ciamiento institucional. Vaciamiento de sentido y de eficiencia. ¿Para qué sir-
ven los diputados, senadores, jueces, cámaras, fiscales, tribunales de cuenta,
D entes reguladores, defensores del pueblo, asociaciones de consumidores o
de productores, gremios, partidos políticos, universidades, movimientos
El ejercicio de la racionalidad política como racionalidad práctica campesinos, centros vecinales, cooperadoras y mutuales? Toda resolución
supone, entonces: de la crisis parece depender del buen ojo que tenga el presidente para elegir
a un ministro de Economía que "acierte" con medidas salvadoras. Toda
Un ethos objetivo -compartido- como contexto significativo y injerencia de otros poderes es vista como un "golpe" institucional.
veritativo de la acción. El hiperpresidencialismo de nuestra democracia se prolonga en las pro-
Deliberación pública y toma ele decisiones mediante argumen- vincias en hiperpersonalismos a la medida de nuestros desentendimientos
taciones que promuevan la trascendencia del punto ele vista de la res-pública. Es la "democracia delegativa" (O'Donnel, 1997)3 : votamos y
individual para situarse en un topos común. ~:~ nos desentendemos, votamos a un presidente o un gobernador para "que
Referencia a valores o bienes que, como fines de la acción, clan ·'l
él haga" lo mejor que pueda porque "sabe". Y que lo dejen hacer, que no le

~~
contenido y perfil a los topoi o lugares que, en principio, son formas "pongan palos en la meda" los molestos controles legislativos, judiciales o
vacías. ·'O populares. La responsabilidad del triunfo o del fracaso es exclusiva de él. Na-
Creación ele instituciones como configuración habitual del vivir ·~ die más puede tener iniciativa so pena de debilitar el poder del ejecutivo.
en común y culminación del proceso ele la acción política. 1 ~·
Por otra parte, cuesta ver la existencia de un ethos compartido y los
,~('" debates están lejos de apelar a bienes sentidos como comunes. El neolibe-
ralismo imperante en los últimos años nos hizo pensar en términos de
No cuesta mucho advertir la ausencia ele estos supuestos en la política
de la Argentina actual. No hay un ethos común que pueda orientarnos y .:~. individualismo posesivo, sustrayendo los asuntos que nos atañen a todos
servir como contexto objetivo para el ejercicio ele la racionalidad política .it< del ámbito público para arrumbarlos en los ámbitos privados. Lo que
como racionalidad práctica.
Siguiendo un reciente artículo de Manuel Antonio Garretón, son tres }i' \

dimensiones las que han sido afectadas por la crisis ele nuestras sociedades .~;·· 2 La descripción recoge el clima del año 2002 .
políticas o polis (Garretón, 2002). En primer lugar, la comunidad histórico- .1 3 Por su parte, el chileno Fernando Mires señala que el acento sobre el carácter delega-
moral: hemos perdido nuestra capacidad ele reconocernos en una misma
historia y un destino común, merced a lecturas enfrentadas irreconciliable-
~,:
·:'~}~·
ti\'0 de las democracias fue una consecuencia del "Estado de excepción permanente"
en las relaciones políticas internacionales del tiempo de la "Guerra Fría", supuestos
geopolíticos que no se dan ya en el presente, por Jo que las tareas delibcratiYas
mente y a ausencias ele proyectos de nación (o de provincia, o ele región).
En segundo lugar, la comunidad socioeconómica: hemos perdido el piso I y participatÍ\·as "deben ser Jlcyadas nueYamente a primer plano", aunque esto
constituya una "sobreexigencia a un público político que ya se había acostum-

J
.
estable de nivel ele vida y derechos mínimos, con una exclusión creciente brado a considerar lo político como práctica de pura delegación" (Mires, 2001 ).

''
-38- -39-
HACIA UNA FILOSOFIA POL!TICA SITUADA
ALEJANDRO AUAT

verdaderamente importaba era cada uno, cada sector, cada interés privado Lo que la filosofla política moderna no vio es que no hay pacto
en pugna con el de los demás. Privatizamos todo. Perdimos el sentido de posible sin la existencia previa de una comunidad, sin algo "en común".
Los individuos agregados son incapaces de pactar nada si no comparten
lo público y de lo común.
Y privatizamos también el Estado y la política. Los representantes previamente al menos un lengu<úe, reglas básicas de convivencia, objeti-
representan a sectores, no necesariamente a los que los votaron sino vos. Lo que hace el pacto es explicitar lo común que está supuesto para
fundamentalmente a los que aportaron en la campaña y sostienen finan- agregarle validez intersubjetiva o para resolver los conflictos surgidos del
ciera o publicitariamente la gestión de gobierno. La política devino en desentendimiento, y ello, mediante un acuerdo de todos los involucrados.
una "profesión" (en la que se hace "carrera") o en una cualidad genética Por eso lo primero que hay que hacer cuando se buscan acuerdos es
(el "político de raza") al servicio de intereses particulares y de la propia revisar si tenemos algo en común que valga la pena preservar. Aun con
salvación económica. El gobierno se transformó cada vez más en la _imple- el enemigo, un pacto supone el reconocimiento de algo en común.
~\
mentación de estrategias para ganar las siguientes elecciones y seguir en el Lo común no se opone a lo propio, sino a lo privado. Lo común
poder. Nadie pensó en lo común. Desde hace muchos años rige el "sálvese es lo que me pertenece como propio pero no en exclusiva, y por ello no
quien pueda y como pueda". Aunque es cierto que esta consigna pudo ha- ·~··: están "privados" los demás de tenerlo también como propio. Poner a la
..
~' : '
luz lo que es de todos constituye la esencia de la publicidad. Lo público
ber regido siempre, pero una cosa es hacerlo en un contexto en el que
hay fines compartidos, y otra, hacerlo en situaciones de descomposición es lo que está a disposición de todos, precisamente porque es común. La
acelerada de la vida en sociedad. confusión pragmática de estos conceptos es el corazón de la corrupción.
No está de más señalar lo específico de provincias como Santiago Determinar la línea que divide lo público-común de lo privado es
del Estero a modo de ejemplo, donde el delegacionismo infantilista ha una decisión política. Los modos y los sttietos de esta decisión definen a un
alimentado, des~le Ibarra, .hast!l aquí, un caudillismo paternalista que '/; "régimen". Podrá ser decidido por uno solo, por pocos, por muchos, por
ha manejado .lo público como patrimonio propio mientras que lo co- ~~~· tecnócratas o por legítimos representantes, mediante consenso o no, pero
mún ha sido reducido al sentimiento de pertenencia a una red clientelar. El es una decisión política. No es una distinción natural o preestablecida. Por
vaciamiento de las instituciones republicanas, por todos conocido, queda lo que la pregunta acerca de quiénes y cómo decidieron nuestras muchas
1
patentizado tragicómicamente en el regreso de los títulos nobiliarios' privatizaciones pone en el centro de la crisis al modo de hacer política. Pues
que, creíamos, habían sido definitivamente suprimidos por la Asamblea lo que está en crisis no es la política como tal sino el tipo y la calidad de
de 1813. A lo que hay que sumar, en los últimos años, el agravante de la la representación política. O mejor, el régimen político.
colonización del Estado, los bienes y la vida de los ciudadanos por parte
de un poder económico concentrado e insaciable.
¿Cómo no suponer que íbamos a terminar como terminamos? m
Privatizado lo común y colonizado lo público, ¿qué nos define como argen-
tinos -o como santiagueños- en este "estado de naturaleza" en el que
"'
Es necesario, entonces, recuperar el sentido de lo público y de lo
cada sector o individuo busca salvarse como un "lobo" en la guerra de to- común si pretendemos alguna racionalidad en nuestra política5 • Pero
dos contra todos? ¿Podemos seguir hablando de un "nosotros"? Parecida la misma racionalidad política debe ser reconstruida, creo, atendiendo
situación en la Inglaterra del siglo XVII llevó a Thomas Hobbes a pro- a toda la complejidad de sus principios y mediaciones, pues no pocos
poner un Leviatán -pacto mediante- que monopolice la decisión y el clesencuentros son debidos a la unilateralización reduccionista que ha
uso de la fuerza para constituir el estado de civilización. Con lo que esta- caracterizado históricamente nuestros debates.
mos! de vuelta al comienzo de la parábola recorrida por el Estado moderno. Sin entrar a discutir en detalle la propuesta, psst~tlo con_Em;iqJ-te
~1ssella existencia de almenes tr,es gripcipios uniyersales CJ!!S.guíanJ!l

'l En 2002, la Legislatura provincial otorgó el título de "Protector Ilustre" al caudillo


Carlos A.Juárez, por entonces "asesor" de los Poderes Ejecutivo y Legislativo. Creemos que este es el sentido de la etapa inaugurada por Kirchncr en 2003.

-40- -41-
HACIA UNA FILOSOFÍA POLÍTICA SITUADA
ALEJANDRO AUAT

ratio;R._olítica y constituyen los marcos normativos dentro de los cuales


~obra legitimidad toda decisión, norma, institución, acto o subsistema
(Dussel, 2001 ). Dussel propone un e¡inci(Jio male1ialuniversal CQ.,n pretens~
ge verdad práctÍC.Q:EOlíji,fb, 9~ CQilsiste en i\fll:m,ar _!!1 qeber de...to.é!-
Eolítica d!:.../)LO..du.&i2~P.r.pduc;ir._y. dfsq¡,rol.J.,q,r la Pi_~a !Y:l.ZTJ.!ILLc;.EU9muniffJ¡,rk.lJ!
~ltima instancia de la humanidad, ~g2.J?}azo ,(p. 44). Este principio es tan
obvio que ha quedado ocufto detrás ele toda la filosofía política occidental,
aunque es posible rastrear su presencia en los principales pensadores.
Hablamos aquí de la J%2JLPllll!i~rLJJ.JJtJicg·m.atnit!.l.
En segundo lucrar un.Rtincigig..furmal c~,lli,C_on ~e ~-
valicl~;pü~que consiste en afirmar el deber de t.Qch~política
+1h'
·~J··.
..
aeate:m~'P ~r fa gartieifáci'Qñ.12f¡~lica, e[ectiv&~ . ~;.t._-.
ysíii1Tt'"r1ca de los afectados, los ciudadanos co o su· etos a u tónom%
en·----~-- •
ejercicio de la plena -= ..,.....__ de a comunidad de comunicación
autonomía
política -:9munidad in~ersubj_e_tiva rle la sob;raní'l,Ropular,_fuente y
...,.. _

destino del derecho (p. 50)-. Dussel incorpora aquí, en lo que llama el
,r:PJncip1o-D;;-;;;;acia", los aportes de las éticas discursivas y las teorías
procedimentales, sobre todo en lo que respecta a la construcción de legi-
timidad a través de la opinión pública y el proceso de legitimación dentro
del "Estado de Derecho", en las formulaciones de Apel y Habermas.
Hablamos aquí de la razón f¿_olftica.br.4cJic,o.;disgtrsiva . .
En tercer lugar, un principio de factibilidad con pretensión de eficacia
o éxito político, que consiste en afirmar!) ele~~: ele to~a: QOlíticaJte:Qliir
~pdo en cuenta las conciício~es lógicas, empíricas, ecoló~ó­
~ic~sociales, históricas, etcétera, Chkpos115,jl~ efe.c,su~i~
E.Pnge!a de Ia acCÍbn a realizar (p. 54). Hablamos aquí de la r527J.P.!11ftiCJJ.
práctico-estratégica y h--;;;a-Ínstnuñ'eñtal. No hay problema ético político con
efiñ;;mento e;'tratégic'Ode la razó~ siempre que se dé enmarcado por las
exigencias de los otros dos principios enunciados.
Los tres principios orientan la acción política en un nivel universal y abs-
tracto, y sólo la norma, ley, acción, institución o sistema que cumplan con
ellos podrán tener pretensión de justicia política dentro del orden establecido.
Se habla de pretensión de justicia porque se presupone la finitud de la acción
humana y por lo tanto inevitablemente efectos negativos, tanto en el plano
ecológico como humano. Dussel pasa en ton ces a un ~~h:?J!!.(),!P,SJ;l.,!2 ele Dussel pretende complementar la teoría de Apel dh·idida en dos partes con una
la racionalidad po\ítica~uando S~~!:D eJ.J._CUelili;.p~cisam~ente ew. .efj~ tercera que no habría sido preYista por el pensador alemán y que Dusscl desarrolla
negativos de las acciones políti,!;;.ll§.a,rnecliapJ2.X,.U,l,p.¡~ con los aportes de Franz Hinkclammcrt. El orden de estas partes Ya desde lo singular
a lo uni\'Crsal.
-se trata ahora de la razón Ro lítica C1itic.all que asume la n¿JP.onsabilidatJ.P..or
los efectos-no-intencionaleu:¡e,gat\~o~cl! las dr;¡cisi.gne§ 2.,!s.~...,ru.:,sim;¡.es.2 Sobre la relación entre posibilidad e imposibilidad en la política, \'éase Hinkelammert
(1990).
instituciones, y luclJ!:l.l!.or el_recw!Jci1,!,!Íe~~í..s!1mas de accion~s
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-42-
HAClA UNA FJLOSOFIA POLITJCA SlTUADA
ALEJANDRO ÁUAT

asambleas, congresos, instituciones intermedias, etcétera, aplican los Creo que los aportes de Laclau y Mouffe se sitúan principalmente
principios universales a una situación particular interpretando qué signi- en los niveles de la particularidad y de la singularidad, que son pro-
); piamente los del espacio político como el lugar de la "lógica de la
fican aquí y ahora la producción, reproducción y desarrollo de la vida ,<,'.¡..•
. ·~-·

humana en comunidad (principio material), cómo se tienen en cuenta contingencia" y de la "lucha por la hegemonía" concreta, histórica,
los intereses y las voces de todos los afectados (principio formal) y cuáles situada. Y creo, con Dussel, que es de suma importancia el enfren-
son las instituciones o medidas factibles para implementarlos (principio tamiento de Laclau con los dogmatismos esencialistas de izquierda, los
fundacionalismos ftiistas y el economicismo del marxismo estándar. Sin /
de factibilidad).
Finalmente, en el nivel de la singularidad, la acción sintetiza en con- embargo, siendo la "hegemonía" una mediación formal estratégica del
creto lo deliberado y decidido a la luz de los principios universales y de contenido material de la política, se corre el riesgo ele reducir una vez más
las mediaciones hermenéuticas e institucionales. La singularización de la Ji
'!./!Ji
la racionalidad política a un momento formal: no ya el discursivo sirio
acción amplía aún más el margen de diferencias que se abre al "b~ar" de
8 ,r;-¡~
~-t.:·
el de la l6gica polftica de lo estratégico. Ambos reduccionismos formalistas
no tienen suficientemente en cuenta la l6gica material ele la reproduc-

~~·
lo universal a lo particular. Los mismos principios y las mismas tradiciones
interpretativas pueden dar lugar a diferentes acciones concretas: es el ción de la vida y sus necesidades, y niegan de hecho el nivel econó.tpico
espacio de lo contingente que es determinado por la decisión libre y a favor exclusivo ele lo político como horizonte cuasi autónomo de la
configuradora del agente. Claro que no se trata de una decisión arbitraria acción humana.
·:: ~ El "proceso significante" que va llenando los "significantes vacíos"
o ciega, sino inclinada por el proceso deliberativo y enmarcada por los .¡>:·.
límites de los momentos anteriores de la racionalidad. ,ié
...... solamente desde los "antagonismos", puede resultar a su vez vaciado
En el nivel particular, se da una lucha por la hegemonía de una
'~,.~.
·(.:·
de sentido si lo único que mueve a los antagonistas es una pura voluntad de , ;.~;:.
interpretación. Ernesto Laclau ha señalado la importancia de los sig- hegemonía. De allí que sea inevitable la referencia a los contenidos de las T
., luchas por la hegemonía, que son los que constituyen las motivaciones '·
''"
nificantes vados para la política, como significantes de una falta, de una
"plenitud ausente", que toma en préstamo alguna forma de repre- reales de la "lógica de lo contingente", el momento material ele esa lógica.\;~~~\
sentación particular para hacerse objetiva y constituirse en hegemónica El cumplimiento de necesidades tales como el comer, vestirse, tener casa,
(Laclau, 1996, pp. 59-86). Señalamos antes cómo los topoi funcionan etcétera, o "paz, pan y trabajo", es decir, la reproducción dej~de, de / .
en la argumentación como lugares vacíos que van tomando prestado los participantes de la lucha hegemónica es "conclició.Q..d,e._Bosi!;¡ilicla~
elementos valiosos para la conformación de un punto de vista común, ál3soluta insubvertibi<' ele !.g misma hegemonía. Dussel apunta que
no siempre logrado por consenso si nos atenemos a las observaciones ttt'ocla acción humana estratégica, política, contingente [ ... ], queda
de Laclau. En todo caso, se puede hablar de un nivel de consenso en inevitablemente 'enmarcada' dentro ele ciertos límites de posibilidad.
torno a lo que se considera valioso y da contenido al significante vacío Más allá de dichos límites está la imposibilidad" (p. 208). Esos marcos,
para un nosotros, cuya identidad se afirma precisamente en la diferencia límites o criterios ele referencia para la acción estratégica, están dados
con un ellos, y con quien establece una lucha estratégica por la he- por los principios universales. que hemos ubicado en el Nivel C de la
gemonía del significado. Chantal Mouffe ha insistido, por su parte, racionalidad política: el principio-vida, el principio-democracia y el
en que "la cuestión decisiva de una política democrática no reside en principio-factibilidad. Dentro ele esos marcos, aún está todo por decidir
llegar a un consenso sin exclusión [ ... ], sino en llegar a establecer la y en ese sentido se puede decir que los significantes son "vacíos".
discriminación nosotros/ ellos de tal modo que resulte compatible con Cuando Chantal Mouffe dice que hay que convertir el antagonismo
el pluralismo" (Mouffe, 1999, p. 16 y ss.), esto es, convertir el antagonismo en agonismo, de alguna manera reconoce un límite irrebasable del
conflicto: "no está permitido matar al antagonista político". Se esta-
en agonismo.
blece así un marco-última-instancia que delimita lo posible, dentro
de cuyo horizonte se puede vivir "de muchas maneras" (un universal
vacío), negando lo imposible (el matar). Sobre dicha restricción se cons-
8 Dussel prefiere hablar de "subir" de lo universal a lo panicular. truye el horizonte donde la lucha política es posible. Cuando Sendero

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HACIA UNA FILOSOFiA POLiTICA SITUADA
ALEJANDRO AUAT

una recuperación de la acción política como tal. Pero, a su vez, la acción


Luminoso intentaba la toma del poder desde la simple eliminación
no será propiamente política si no está enmarcada por los criterios o prin-
física del contrario, destruía la política9 : ningún orden político se puede
cipios universales que hemos enunciado, y si estos no son constantemente
construir sobre la negación de la vida. Lo no permitido o imposible
interpretados y mediados institucionalmente en cada situación particular.
posibilita el espacio ele la lucha política por la hegemonía.
Nos preguntamos si en las asambleas populares y las organizaciones
Pero como ha observado Gramsci, la "hegemonía" se torna "do-
de base se ha comenzado a recuperar el espacio político para el recono-
minación" cuando pierde el consenso, la legitimidad, la plausibilidad
cimiento de lo común y para la interpretación de los significantes vacíos
en las mayorías, por lo que hay un segundo marco de posibilidad: para
en esta coyuntura particular. Nos preguntamos si los cacerolazos han
que el llenado de los significantes vacíos pueda ser llamado político y
superado el nivel de la reacción emocional para convertirse en delibe-
sostenible a largo plazo, debe ser fruto de decisiones, mediaciones, normas,
ración y toma de decisiones en común. Nos preguntamos si anida allí la
instituciones que hayan sido decididas por procedimientos que de alguna
esperanza de la fundación de un nuevo régimen político, más democrático,
manera garanticen cierta simetría en la participación de los afectados, y
más legítimo.
no como efecto de la pura violencia fisica. Dussel habla aquí del "marco
democrático" de gestión como nueva frontera ele imposibilidad procedi- Lo nuevo no surge de la nada. La experiencia vivida en Santiago a
partir del 16 ele diciembre ele 1993 -el "santiagueñazo"- muestra que
mental normativa. no hay cambios mágicos e inmediatos, pero también muestra la emergen-
Finalmente, existe lo que Hinkelammert llama "marco de factibili-
dad" como marco propiamente estratégico o instrumental: en efecto, no cia de nuevas formas de hacer política, de nuevas formas de representación,
>ú:' de nuevos tipos de liderazgo y de participación, que permiten alumbrar la
pueden efectuarse elección ele normas, practicarse acciones, organizarse
\''
~;'
esperanza de una sociedad distinta 10 • Una política nueva, con proyectos
instituciones, etcétera, que sean lógica, empírica, técnica, económica, ...
y dirigentes nuevos, no se improvisa de la noche a la mañana, sino que
histórica o culturalmente imposibles. Intentar lo no factible no puede dar ·'~·~f. es fruto de un largo esfuerzo y una clara determinación.
como resultado una acción política que pretenda la hegemonía.
Los significantes en una lucha por la hegemonía son "vacíos" pero Manuel Garretón nos señala tres modelos posibles para salir de
la crisis, "una vez superadas la simple constatación y contemplación
dentro de los límites impuestos a la acción política. Es decir, dichos mar-
cos de imposibilidad/posibilidad delimitan espacios vacíos que la acción autocompasiva que espera una solución surgida mágicamente del hecho
de 'tocar fondo'. El primero, es la ilusión 'tocque~illiana', que centra todas
singular crítico-estratégica "llenará", pero cumpliendo los principios
que valen para toda situación coyuntural en el mantenimiento o en la
construcción de hegemonía. 1
'{

;J~;)~
.
;
sus esperanzas en la sociedad civil y la recomposición del tejido social
a través de nuevas formas de asociatividad y organización que rechaza la
política. El segundo es la ilusión 'cesmista', que centra toda la esperan-

.1
,~:<,.·
za en un líder o en la política tecnocrática cupular, ambos de tendencia
IV ,¡. •
autoritaria, y que desconfia absolutamente de la sociedad". La tercera
... :
salida consiste en "aprovechar la crisis como una op01tunidad de rifundar la
Reconstruir la racionalidad política como racionalidad práctica, polis", reconstituyendo la legitimidad ele las instituciones democráticas y
1 i
en la integralidad ele sus niveles y mediaciones, sin reduccionismos, no ~~ ~:
es una tarea intelectual. Es una tarea propiamente política que pasa 4't,. ~~~
fundamentalmente por la acción. Es en la acción configuradora del ethos 10 El partido Memoria y Participación surgió directamente de la confluencia de sec-
político en donde opera la racionalidad política en sus diferentes modos. tores pro,·enientes de las comunidades eclesiales de base de la Iglesia santiagueña,
··.-!<,·
con grupos y personas de larga experiencia en la militancia "social" que habían
De allí que la reconstrucción de la racionalidad política no sea posible sin encontrado un techo a sus luchas. La lógica de lo partidario lo ha lle,·ado a jugar con
reglas de juego no fáciles para estos sectores que tratan de mantener una posición

r€J Podría preguntarse asimismo si una "política" ncoliberal no destruye de igual manera
~ • la política al hacer imposible la vida.
crítica aunque no purista, por lo que desde su nacimiento en 1994, ha contado con
una representación en la Legislatura provincial y ha realizado distintas alianzas
nacionales con di\'crso resultado.

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y~:

ALEJANDRO AUAT

fortaleciendo la capacidad de acción política -en el sentido en el que


hemos expuesto aquí- de los actores sociales y políticos. 6
Constituir un "espacio" público en el que se pueda dar libremente
el debate de ideas, la argumentación racional, el respeto por los meca-
nismos democráticos para la toma de decisiones, puede ser el primer La racionalidad política:
paso para salir de la crisis. Porque allí nos reconocemos como sujeto po- utopía e institución
lítico. Allí va cobrando un perfil determinado ese bien que es propio
pero superior al bien individual, el bien común.
Desde el reconocimiento de lo común -aunque más no sean los
problemas comunes, los que unen al piquetero con el cacerolero-, pero
también desde el reconocimiento de los marcos irrebasables de imposi-
bilidad/posibilidad, se buscan y se recuperan formas institucionales para
dotar de eficacia y permanencia a las decisiones tomadas acerca de los
bienes que hay que preservar o reconquistar. Sólo recreando espacios
LA PROFESORA DE Pou7ICAL THEORY en la Universidad de Harvard, Seyla
institucionales podremos contar con condiciones de posibilidad para el
Benhabib, ha dejado una marca importante en el debate político con-
ejercicio de una racionalidad política reconstruida en su integralidad.
temporáneo a partir de la publicación de su libro Critique, Norm and Utopía
Devolviendo el sentido y función propios de cada institución, esto es,
(Benhabib, 1986), en el que acentúa los aspectos presentes pero no sufi-
rescatándola de la corrupción, es como podremos recuperar el sentido de
cientemente desarrollados en el programa de la Etica Comunicativa de
la política como acción ciudadana de configuración del vivir en común.
Habermas, en especial su potencial utópico y "transfigurativo".
De lo contrario, seguiremos oscilando entre la credulidad ilusionada
Su aporte más significaEi.FeS"'~ en la distE. · éi'Ori"qtl&o ·e ce
y la decepción frustrante, o peor, entre el principismo dogmático que
entre el pun~o de vista del ·: tro generaliz~o" y ~1. del 'otro ~oncreto' ,
conduce al "terrorismo de la virtud" y el cinismo pragmático del sálvese
que le permite poner de rehe es.t:=pe6cial, eqmhbranc ~e ocle-
quien pueda. lo de una "sociedad de derechos,x retribnciones" con el de una "sociedad .
de necesidades y solida iqad".
ste aporte de Benhabib hace que su pensamiento sea particu-
larmente fructífero en una lectura latinoamericana. Este contexto
se conforma, además de la situación histórico-política de nuestros pueblos,
con una tradición de pensamiento iberoamericana -aún no suficiente-
mente apropiada de manera reflexiva- sensible a la cuestión del futuro de
nuestras sociedades y a la pregunta por la incidencia de la acción humana
en la transformación de las estructuras de opresión y de estancamiento.
Sin embargo, a diferencia del interés de Benhabib de acentuar la
utopía como un componente equilibrador en su propia cultura política,
creo que entre nosotros el cultivo de una "razón utópica" como razón po-
lítica tuvo un desarrollo que, por el contrario, necesita ser equilibrado
por una "razón institucionalizada", si cabe la expresión.

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-48-

¡
f
ALEJANDRO AUAT HACIA UNA FILOSOFÍA POLÍTICA SITUADA

LA CRÍTICA ENTRE LA NORMA Y LA UTOPÍA medida en que las acciones públicas ele los individuos no interfieran con
los demás, lo que necesitan y desean es asunto suyo. Que-rer llevar e-ste
Afirma Benhabib que, teniendo en común con la teoría de Rawls aspecto de la vida de la persona al discurso moral público interferiría
la visión de una comunidad de derechos y retribuciones, la ética comu- con su autonomía, es decir, con su derecho a definir la vida buena como
nicativa ha de ser distinguida sin embargo a través de su anticipación le plazca, en la medida en que esto no impida el derecho de los otros a
de una comunidad de necesidades y solidaridad. Estos dos momentos hacer lo mismo.
corres~n a ~maya la utopía respectivamente. Contra este- supuesto de las teorías morales kantianas, Habermas
~rm,y t topía on conceptos que se refieren a dos visiones de la recuerda con Hegel que la rt>lación entre el sí mismo y el otro es consti-
política:-h'ípolítica e realiz3fi_ó,n y la r_~~t~ca ?e. transfig.uraQQ.n. Para tutiva de la estructura de la auto-conciencia humana. Al pretender que
la primera, la sociedad del futuro logrará más adecuadamente lo que la las interpretaciones de necesidades lleguen a ser materia del discurso
sociedad del presente tiene como no realizado. La política de transfigura- práctico, Habermas está subrayando que desde el punto ele vista de la
ción, por su parte, enfatiza la emergencia de necesidades cualitativamente teoría de la socialización, la naturaleza individual, siendo "'privada··, no
nuevas, de relaciones sociales y modos de asociación que abren el potencial es inmutable 2 • La autonomía del yo está caracterizada por una doble
utópico dentro de lo viejo. capacidad: primero, la habilidad reflexiva individual para cuestionar el
Mientras las normas tienen la tarea de articular las demandas marco interpretativo fijado por la tradición cultural 3; segundo, dicho
~~~ j_u;i·~¡a--y -~lig;;id~~fh~J;:;.;;na, 1~;·-~t~pías ~\iseña11 m-odo~. de--;!11\stad,
r
~s_?.]jcl~ridad y felicidad human_<ls. Benhabib afirma que, pese a su ten-
cuestionamiento reflexivo está acompañado por una habilidad para
articular lingüísticamente las propias necesidades, comunicándose con
sión esencial, una teoría social crítica sólo es suficientemente rica para otros acerca de ellas. El acceso lingüístico a la naturaleza interior es a la
conducirnos en el presente, en la medida en que haga justicia a ambos vez un distanciamiento y una aproximación.
momentos. Este es precisamente el desafio que ella asume tratando Si el más alto estadio ele una orientación ética universalista es esta
de mostrar la relación entre acción comunicativa y utopía, mediante la comunicación reflexiva de nuestras necesidades y de- las tradiciones cultu-
profundización del planteo de Habermas sobre el séptimo estadio de rales a la luz de las cuales son interpretadas, entonces muchas oposiciones
desarrollo moral postulado como correctivo del esquema de Kohlberg, en las que la ética de la comunicación parecía caer comienzan a perder su
el estadio de las "interpretaciones de necesidades universalizables", que
para Benhabib tiene un inconfundible contenido utópico y señala una
visión transfigurativa del universalismo burgués'.
fuerza: c~_t::~_t!ones de justicia se uT!_en~cqpc!:i,es.tip,nes de la vi~la buena; la - ¡
~.J11Ía no es.sÓ}Q .élJ;Jtodeterminac;ifu1~c!~..flCllerd9 cqp normas justas, -J m-J
Desde el punto de vista de las teorías éticas universalistas, sea la de
._..,..a~ . . ele asu111ir el~punto
sino la caE_<!cidad . de vista
·•·• del. otro ··-··
concreto.
---·-·· •·• :::-
Benhabib insiste en que el hecho de que las "'interpretaciones de
Kant o la de Rawls, la posibilidad de articular las propias necesidades necesidades universalizables .. se mut>van al centro del discurso moral no
y su interpretación en discurso transgredirían los límites del discurso es simplementt' una evolución ulterior de la perspectiva ética universalista,
práctico. La omisión de la "naturaleza interior" en la teoría deontológica
contemporánea está basada en la clásica doctrina liberal de que en la
2 Habnmas, ··tvloral DtTelopnll'nl '111d Ego lckntit\""'. en Communiwtion multhe E¡•olution
oj Society. p. 93, ,·itaclo por Bcnhabib. Dice allí }bbermas: ··La naturaleza intnna ,.,
Hay en este planteo la necesidad de una cierta utopía anticipatoria en la tarea del así nlo\·ida h~Kia una pcrspcctiYa utúpica: esto es, en este Lstadio la n;.lluralcza interna
crítico social. Debido a que las líneas de desarrollo que conducen del presente al no puede ~cr cx;unin~ldtl ya dentro ele un 1narco intcrprctatinl lijado pur la tradiciún
futuro están fundamentalmente subdetnminadas, el teórico no puede hablar ya cultur;d ele un modo natur.JI. L;¡ natuLdeza intcrntl se nwln· conlunicati\·anwntc
en el lenguaje de la en>luri•"m y la neeesiclacl, sino que se debe concebir a sí mismo lluicl,l y tr,msparrnll' al punto ck C]lll' bs necrsicbclrs punkn. a tr,n·C·s ck f(,,.m,¡s ck
como un panícipe L'Tl la rornlaciún del futuro. Este Jnorncnto utópico se hace Yisiblc, cxprcsit'm csthica, manLL'IlCrsc anicubbks o ser rcle\·aclas de "u prelingüisticidad
según Bcnhabib, en ese séptimo estadio, en el que el lenguaje ele la moral permitiría pakosimb•",licl ".
a determinados grupos y pnsonas una Yerdaclna intnpretaci{m tanto ele sus propias 3 ··Para perder cs;1s irn;lgcncs congeladas y snlinlcntacbs dd bien y la !Ciicicbd a b
ncccsidolCies paniculares, como de sus necesidades comunes c~1 paces ele consenso. lu; ck la:-. cuaks lilrllllllanHlS llL'L'L':-.icl<tclcs y Inot!\"o:-.·· 1Benhabib, ibícl.1.

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ALEJANDRO AUAT HACIA UNA FILOSOFIA POLiTICA SITUADA

sino que implica una ruptura utópica, o lo que ella llama su "transfi- obligación y distribución. Los correspondientes sentimientos morales son
guración". Este aspecto no es destacado suficientemente por el mismo los de amor, cuidado, simpatía y solidaridad, y la visión de comunidad es
Habermas -según Benhabib-, puesto que su distinción entre discursos la de necesidades y solidaridad.
normativos y estético-expresivos no hace justicia al significado de las nece- Afirma Benhabib que "la ética universalista de la justicia fue lograda
sidades y sus interpretaciones en el ámbito moral. De hecho, al confinar al costo de robar su voz a la naturaleza interior" 4 • Al permitir que las
este debate al modo expresivo solamente, Habermas hace un esfuerzo interpretaciones de necesidades se muevan al centro del discurso moral,
por preservar -kantianamente-la pureza del ámbito normativo. Para Habermas se acerca a subvertir esta tendencia de la filosofía normativa
Benhabib, esto indica una vez más que la construcción del modelo de la tradicional; pero su insistencia en que sólo el punto de vista del "otro gene-
ética comunicativa es ambigua. Según la norteamericana, la teoria del ralizado" representa el punto de vista moral impide que este movimiento
discurso vaciló entre un concepto de vida pública jurídico-legal y otro más se complete. Benhabib señala también la inadecuación de pretender que
participativo, respondiendo a dos versiones diferentes de comunidad: el discurso estético-expresivo pueda representar en exclusividad la pers-
la comunidad de derechos y retribuciones (entitlements) y la comuni- pectiva del "otro concreto", porque las relaciones de solidaridad, amistad
dad de necesidades y solidaridad. Sostiene Benhabib que Habermas y amor no son estéticas, sino profundamente morales. El reconocimiento
no tematiza adecuadamente la comunidad de necesidades y solidari- de la dignidad humana del otro generalizado es tanj~o y esencial con.;_o
dad porque asume el punto de vista del "otro generalizado" para repre- la toma de conciencia de la especificidad del otro concreto.
sentar el punto de vista moral. Frente a él, ella plantea la conveniencia de Un concepto comunicatiVO de autonomía conseguirá una fuerza
entender al otro desde el punto d€..Yis.ta del "otro concreto". utópica y motivadora en la medida en que prometa no una mezcla o una
El punto de vista del ' otro gene~nos exige ver a cada in- fusión, sino la necesaria complementariedad de estas dos 12m12ectivas.
dividuo como un ser racional-ha íhtat _eara lo~ mismos cfere.c,ilos L "§2hentong§.JllLQt:lll.Q..~~ ~afirma Seyla Benhabib- ~idi..))
éle6eres ue adscribiríamos a nosotros mismos. Se hace abstracción de sin solidaridad e,ukgi!,_,.X la libertad incompatible con la feligdad,.xacía":f'
su m 1vidualicíaa y concreta ideñtldad para as~1mir lo que, hablando y
actuando como agentes racionales, tenemos en común. Nuestra relación
con el otro está gobernada por la norma de reciprocidad formal: cada LA POLÍTICA ENTRE LA INSTITUCIÓN Y LA LIBERTAD
uno está habilitado para esperar de nosotros lo que nosotros podemos
sperar de él. Las normas de nuestras interacciones son primariamente Ahora bien, estamos básicamente de acuerdo con la norteamericana
públicas e institucionales. Las Gategorías morales que las acompañan en postular la necesidad de una complementación entre las perspectivas
son las de derecho, obligación y retribución; los sentimientos morales normativas y utópicas de los puntos de vista analizados. Pero, dada la
correspondientes son los de respeto, deber, mérito y dignidad, y la visión particular historia del pensamiento político latinoamericano y la de sus
de comunidad es la de der.eehos..y-habilitaciones. realizaciones en la región, desde los sueños milenaristas de los primeros
El ounto de vista dJÍ''otro concr~~~~s exi,g~_y~I_(i_~ad~s~r-~cj_onal franciscanos llegados a México, pasando por los pueblos-hospitales de
S9mo.un incliyjchiO coii:iiifu:l:iistoria,G.oi?c'ftU~s,!?E.lt;!entidad Y. constitución Vasco de Quiroga y el experimento de Verapaz de Bartolomé de las Casas,
afectivo-emocional. Abstraemos lo que pueda ser común y buscamos hasta las reducciones jesuíticas aquí en el NOA y en la nación guaraní,
entender su distintividad. Nuestra relación con el otro está gobernada por sin dejar de lado las diversas formas de democracia "inorgánica" de los
la norma de la reciprocidad complementaria: cada uno está habilitado a pueblos mediterráneos hasta el día de hoy (Brading, 1991), ¿no será que
esperar del otro formas de comportamiento por las que el otro se sienta re-
conocido y confirmado como un ser individual y concreto con específicas
'} Estos ideales morales y sus correspondientes emociones morales han sido separados en
necesidades, talentos y capacidades. Nuestras diferencias se complementan
el pensamiento político y moral desde Hobbcs en adelante. El ideal de la autonomía
en vez ele excluirse. Las normas de interacción son usualmente privadas, moral y política ha sido consistentemente restringido al punto de vista del "otro
no institucionales. Son normas de solidaridad, amistad, amor y cuidado. generalizado", mientras que el punto de vista del "otro concreto" ha sido silenciado
Las categorías morales que las acompañan son las de responsabilidad, y suprimido incluso por esta tradición.

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ALEJANDRO AUAT HACIA UNA FILOSOFÍA POLÍTICA SITUADA

bizqueamos demasiado hacia uno de los polos en tensión, el de la utopía, Sin embargo, la trascendentalización de nuestra experiencia exige la
y somos casi ciegos para el otro, el de la norma o institución? Y en el vigilancia crítica respecto de ilusiones y mitos que terminan instalándose
momento en que las instituciones cobraron forma independiente ¿no en el lugar de la realidad de una manera más opresiva y cerrada que la
es cirrto también que se implantaron como "forma configuradora'' en realidad que se pretendía trascender. Es en este sentido como en general
función de ''constituirnos para el mundo" (Aiberclii y no como mediación se han entendido y planteado las utopías, y por ello han merecido el
respecto de nuestras utopías? No se trata de optar entre la norma y la descrédito de quienes pasaron por experiencias trágicas en nombre de los
utopía, bien lo señala Benh~l:)b~&t;~tade ~ñten~lt;;r,f;\§1~i9!:l.Ir~-n~­ mejores sueños. Consciente de esos riesgos, Hinkelammert realiza finas
maclora ele las ut'Opfc;·; en fa políti~:.Y el_carácter_cJ~rn.e_cli_acj_QD. necesa~i_<:_ distinciones entre conceptos trascendentales e imaginación trascendental, y
cfeTaS'mstitucwnes. - entre esta y la mitificación trascendental. ''Mientras los conceptos trascendentales
-- ---r:apoiTtí~ la actividad propia de los libres e iguales, había di- parten de objetivaciones de las relaciones sociales y los llevan al límite
cho ya Aristóteles. Por su parte, Hannah Arendt ha enfatizado como de conceptos de perfección institucional, la imaginación trascendental parte del
propias de la acción política a la pluralidad y la libertad. La igualdad y reconocimiento entre stúetos experimentados como tales, trascendenta-
la pluralidad son las determinaciones propias de la esfera pública en don- lizándolos también en una situación de perfección. Frente a la rigidez de
de los individuos experimentan la libertad. La libertad, en esta línea de las instituciones perfectas aparece la fluidez de la gran fiesta" (p. 25 7L
pensamiento, no es un atributo del individuo aislado. La libertad se realiza Mientras los conceptos de las instituciones perfectas parten del stúeto
efectivamente en el espacio público o social. tratado como objeto, la gran fiesta trascendental parte de stúetos, que
r El sentido de la política es hacer po~ible_ l<1_ efe~t_jya_re<!I_L~.ac;ión de por el reconocimiento se tratan como sujetos sin más.
' l~libe~§~lYl~~~~~~I~X~i[~~~f.tss> -~~~¡¡¡:¡~~ Pero también la imaginación trascendental puede combinarse con
' ~JE,Q..m:tu!f.Jq,R.osibl.s:.JP.,S>delar la s~~l~~l-~_aciendo ~ibl!i..!...C~~­ lo terrorífico, en cuanto lo que imagina pueda ser visto como acción di-
Io que hasta entonces es imposible o irrealizable (Hinkelammert, 1990). recta: a esto Hinkelammert llama mitjficación trascendental, es decir, el mito
-- EfK;jibit~ de Í~ p~;¡¡;¡~-;;;lame;.;t~ ·aparece en· contraste con el de lo según el cual la imaginación trascendental es factible y una posible meta
imposible: desde la imposibilidad confrontada con lo que hay, se dibujan empírica. Para que la imaginación trascendental opere como una utopía
las posibilidades. Hinkelammert ha insistido en que "lo posible resulta del dinámica y liberadora, en vez de estática y opresiva, tiene que permanecer
sometimiento de lo imposible al critPrio de la factibilidad'' lp. 261, y esta trascendental. Tiene que imaginar la fiesta, la comunidad y la libertad, sin
operación es previa a cualquier juicio ético. Algo puede ser éticamente la muerte. De lo contrario pierde consistencia. "La imaginación trascen-
obligatorio sólo si también es factible. dental se hace consistente si explícitamente imagina una tierra sin muerte,
Ahora bien, este planteo implica que la razón que imagina y pro- y este hecho atestigua su carácter trascendental" (p. 260).
yecta imposibles, que imagina y proyecta modos de amistad y solidaridad, De allí entonces la necesidad de las mediaciones institucionales. Las ins-
modos de libertad en los que los stúetos se reconocen como stúetos sin tituciones son administración de la muerte, son administración de nuestra
objetivarse, la razón utópica en fin, es necesaria para el realismo en finitud y nuestra corporalidad. Desconocer esta situación de mediación
política. Si no ¿cómo visualizar el ámbito de lo factible, de lo posible, si necesaria -mitificación trascendental-lleva, con razón, a Hinkelammert
sólo viéramos la nuda y opaca realidad de lo que hay? "Ver" lo posible a entender la realización de la utopía así planteada como algo terrorífico.
implica ir más allá de lo que hay, trascender la facticidad dada hacia los Nuestra condición exige mediaciones objetivas. ¿Cómo realizar entonces
sueños imposibles, pero para imaginar desde allí lo "factible". El paso la utopía de las relaciones intersubjetivas en libertad sin la objetivación
de lo fáctico a lo factible incluye un rodeo por lo imposible". a la que nos someten las instituciones? 5

3 En pabbras de Hinkcbmmert: "si rl sujt'l<> no trascendiera el marco de lo posible toda la relación cntrr el hombre
6 "Se trata de plantear dice Hinkelammert
no podrí;t ir nltb all;í de 1() ii1Jnecliat;nncnle dado y cstaríaliinitado a lo ya existente. concreto que irnagina sus necesidades en términos de b irnaginaciún trascendental
.-\,j puc~. el lrd~tTnckr lo po:-.ibk l'"~ c()ndiciún p~1ra t·oiH>Ccr lo posible'' (p. 232). con la intTitablc institucionaliz~lciém de sus relaciones sociales" 1p. 261).

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ALEJANDRO AUAT
HACIA UNA FILOSOFIA POLiTICA SITUADA

En términos de Benhabib, se trata de hacer lugar al "otro concreto" ética comunicativa. Desde el contexto latinoamericano, quizás haya que
mediante el paso obligado por el punto de vista del "otro generalizado". entender ese equilibrio en tensión acentuando el componente normativo-
No se trata de un "poner a la par" sino de una mediación. ¿Hay lugar institucional como mediador efectivo del no menos necesario componente
para la amistad, la solidaridad, el cuidado del otro, cuando no hay respeto, utópico ele la racionalidad política. O mejor, quizá podamos proyectar la
justicia o dignidad? O mejor, ¿es auténtico amor aquel que no tiene en su utopía de una comunidad de necesidadesy solidaridad mediada por y sustentada
base !ajusticia? Claro que los sentimientos morales del punto de vista del en una comunidad de derechos y retribuciones.
"otro concreto" van más allá (trascienden) de los exigidos por el punto
de vista del "otro generalizado" en un sentido no meramente progresi-
vo sino fundamentalmente como "ruptura o transformación utópica".
Pero esta ruptura ¿no necesita acaso de mínimas condiciones de posibi-
lidad o de factibilidad para no caer en el "terrorismo de la virtud"? ¿No
hay una mitificación del amor, en el sentido de Hinkelammert, cuando
la "caridad" reemplaza a !ajusticia?
Las instituciones no son una fiesta, pero pueden hacer posible la
fiesta. No tratan al hombre como sujeto, sino más bien como objeto, pero
pueden crear condiciones de seguridad en la vida humana de manera tal
que las situaciones de reconocimiento intersubjetiva puedan producirse.
En otras palabras, las utopías necesitan de la mediación institucional para
no caer en el terrorismo de la imposición de los puros.
Pero también, crear condiciones de serruridad en la vide ana
significa fl!ndamentalmentc;;_ orientar las.ivstih\cion~a. a.satisfac.ción de
'necesidades más ue a la concreción referencias. Es un plano más
as1co el que debe ser asegurado (el de la vida umana) para que recién
entonces sea posible el respeto a las preferencias o a la diversidad cultural.
El "otro concreto" es aquí el necesitado, la víctima de sistemas que niegan
la vida humana más que el miembro de tradiciones culturales diferentes
(Dussel, 1998). En este sentido, las instihJciones cumplen su rol Ii'iediach;"
con una doble función: asegurando las condiciones de vida humana desde
el punto de vista del "otro concreto" y haciendo objetiva y estable la
convivencia desde el punto de vista del "otro generalizado" 7• El punto de
vista "otro generalizado" está así en continuidad y no en contraposición
con el punto de vista del "otro concreto".
Benhabib aboga por un equilibrio entre el contenido normativo
y el contenido utópico de toda teoría social crítica, y en especial de la

7 Esta doble función de la institución parece abonada también por Paul.Ricoeur


cuando Yincula el concepto de institución con el de distribución, y la define como
"la estructura del YiYir-juntos de una comunidad histórica -pueblo, nación, región,
etcétera, irreductible a las relaciones interpersonales y, sin embargo religada a ellas en
un sentido que la noción de distribución [permite] aclarar" (Ricocur, 1996, p. 203).

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'
-~'Ir¿.:
'[~,,

7
Crítica de las razones filosóficas
del garantismo

¿SE PUEDE SER GARANTISTA en la práctica judicial/jurídica sin que debamos


fundamentar esa postura en el individualismo o en el contractualismo
liberales? ¿Se puede tener una concepción "orgánica" del Estado sin que
ello derive en prácticas inquisitoriales propias de un régimen autoritario
o paternalista?
Estas preguntas pretenden abrir una aproximación desde la fi-
losofía política hacia la filosofía jurídica, permaneciendo en el plano
de los fundamentos filosóficos pese a la orientación práctica de ambas
disciplinas. La preocupación surge de constatar la ineludible opción ética
por el garantismo penal en un país que ha sufrido la violencia estatal
bajo diversas justificaciones ideológicas, y en provincias que todavía
hoy padecen la arbitrariedad de autoritarismos caudillistas, pero, al
mismo tiempo, la eludible opción conceptual por el liberalismo como
fundamentación, en un país que ha conocido al liberalismo asociado
a las frustraciones populares y la rapiña ele lo público, y en provincias
en las que la escandalosa irtequiclad económica promueve al primer
plano la inquietud por la justicia política más que por la garantía ele
derechos individuales.
Pretendo, entonces, disociar los planteas del garantismo penal de
su fundamentación filosófico-política liberal, e indagar en la posibili-
dad de fundamentarlos en otro marco conceptual, más acorde a nuestra
cultura política y a la pluralidad de experiencias históricas a las que el
derecho debe responder. La necesaria limitación de la violencia estatal no
necesariamente tiene que fundarse en una concepción instrumental ele
lo político, como pretende Ferrajoli al extender las acepciones del garan-
tismo a una teoría general del derecho y a una filosofía política. El mismo

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- ~cf!f! , <~·e,-:,· ·•
..•;; ~- /"·
HACIA UNA FILOSOFÍA POLÍTICA SITUADA
ALEJANDRO AUAT

Ferr<\.ioli ha dado indicaciones sobre la necesidad de distinguir y no "la doctrina de filosofia política es la que entiende al Estado y al derecho
confundir los diferentes planos discursivos de su planteo. como artificios o instrumentos para la tutela y garantía de los derechos
Este trab<\.io quiere iniciar un diálogo con una teoría rigurosa e naturales (vitales) de los individuos" (Gascon Abellan, 2005, p. 22).
ineludible del marco de la discusión político-jurídica actual, pero que al La tesis de la separación entre efectividad y normatividad rige
mismo tiempo deja abiertas e irresueltas muchas cuestiones, sobre todo tanto en el plano met<Uurídico del enjuiciamiento externo o moral
si se las considera desde la óptica de una filosofia situada en un contexto del derecho, como en el plano jurídico del enjuiciamiento interno, y el
diferente al del pensador italiano. Por ahora no podremos más que señalar plano sociológico de la relación entre derecho y práctica social efecti-
algunas inquietudes que nos genera el uso de las categorías políticas va (Ferrajoli, 1998, pp. 85'1-855). La absoluta separación entre derecho
liberales a partir de su incomprensión del carácter de "mediación" que y moral, que establece un punto de vista "externo'' para la valoración
tiene lo que allí se designa como "instrumento''. de la "justicia" o "injusticia" del derecho, se proyecta en la distin-
ción "interna" entre "existencia o legitimidad formal" de las normas,
por un lado, y "validez o legitimidad sustancial" de estas, por otro, en lo
EL GARANTISMO DE FERRAJOLI que parece ser el principal aporte del garantismo. Esta doble artijicialidad
de vigencia y validez, por su parte, no debe ser confundida con la efecti-
Luigi Ferr<\.ioli ha venido impulsando en los últimos años una "teoría vidad o inefectividad que se verifica en el plano de las prácticas sociales.
del garantismo penal" que postula como "la teorfa del derecho propia del Si la identificación del derecho con la moral es la característica de las
Estado constitucional de derecho", y que por ello, no queda reducida al distintas doctrinas políticas absolutistas, la confusión entre vigencia y
ámbito jurídico como un "modelo normativo ele derecho", sino que supone validez es el error del iuspositivismo clásico que Ferr<\.ioli pretende su-
al mismo tiempo "una.filosqfia politica", según las tres acepciones que el perar críticamente, y la creencia en la efectividad de las normas por el
mismo Ferrajoli asigna al término (Ferrajoli, 1998, p. 851 y ss.). solo hecho de su existencia es el error de todo idealismo desconocedor
Tras constatar la divergencia entre la normatividad de las consti- de las mediaciones de la praxis.
tuciones actuales, que han incorporado mayormente el contenido de Cuando Ferrajoli explicita los conceptos de la filosofia política
los derechos humanos como derechos fundamentales de nuestras demo- supuestos por el garantismo, distingue doctrinas políticas autopoiéticas y
cracias, con la ausencia de efectividad en los niveles inferiores del ordena- doctrinas políticas heteropoiéticas. Las primeras son las "que fundamentan
miento jurídico, Ferr<\.ioli explica que el garantismo nació en el campo los sistemas políticos sobre sí mismos, justificando el derecho y el Estado
penal como réplica a dicha divergencia "así como a las culturas jurídicas como bienes o valores intrínsecos", mientras que las segundas "los fundan
y políticas que la han avalado, ocultado y alimentado". De lo que se trata, sobre finalidades sociales, justificando las instituciones políticas y jurídicas
pues, es de garantizar, esto es, afianzar, asegurar, proteger, defender y sólo como males necesarios para la satisfacción de intereses vitales de los
tutelar derechos y bienes, individuales en principio, aunque el mismo ciudadanos" (p. 881 ). La tesis metodológica de separación entre ser y
Ferr<Uoli admitirá luego el hecho de su progresiva ampliación al calor deber ser conduce claramente a optar por una concepción instnnnental
de las rupturas institucionales y luchas obreras, feministas, pacifistas y y artjiicial del Estado y de los derechos, puestos al servicio de la sustancialidad
ecologistas (Ferr<\.ioli, 2001 a, pp. 39-'101. Garantizar derechos y bienes y naturalidad ele derechos fundamentales previos a la vida política y social.
frente al poder del Estado y frente a los poderes salv<\.ies, pues "el poder La herencia del contractualismo liberal moderno es más que explícita en
-todos los poderes, sean estos públicos o privados- tiende en efecto, ine- los textos del autor italiano, que identifica esta tradición con lo que ha
luctablemente, a acumularse en forma absoluta y a liberarse del derecho" llamado "doctrinas heteropoiéticas '', mientras que las "autopoiéticas'' son
!Ferr<\.ioli, 2000, pp. 120-121). identificadas con ''todas las doctrinas de legitimación desde arriba premo-
Se ha señalado que la teoría general del garantismo puede ser mejor dernas que fundamentan la soberanía del Estado en entidades metafisicas
comprendida si se la presenta como la conjunción de una cierta tesis o meta-históricas como Dios, la religión, la naturaleza y similares".
metodológica y una cierta doctrina de filosofia política. ''La tesis meto-
dológica es la que mantiene la separación entre el ser y el deber ser", y

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ALEJANDRO AUAT HACIA UNA FILOSOFIA POLITJCA SITUADA

Los PUNTOS cRíTicos posibles entre individuos o grupos que se limitan mutuamente y limitan
al Estado, contrato mediante, son relaciones instrumentales en las que lo
Quiero señalar solamente algunas observaciones criticas que no valioso a garantizar siempre reside en lo particular y en lo previo a toda
pretenden invalidar, sino más bien contribuir a la construcción de un relación (Cruz Prados, 1999, p. '}3).
nuevo paradigma que sostenga al Estado constitucional de derrcho y La ambivalencia y equivociclacl de muchos términos usados por
una noción de democracia sustancial, con lo que estamos básicamente Ferrajoli ha llevado a sus críticos a oscilar entre caracterizarlo como un
de acuerdo. cripto-iusnaturalista o un iuspositivista crítico. Es que no queda claro el
No tengo problemas en aceptar la tesis metodológica que indica la criterio por el cual algunos derechos serán considerados "fundamentales"
existencia de una exterioridad ético-política, drsde donde se mide y critica (incluso "naturales"; mientras que otros serán instrumentos artificiales. La
el derecho. Pero creo que hay que entender esta tesis como de distinción y igualdad política de la mt\ier, por ejemplo, ¿es un derecho fundamental que
no de separación. El "punto de vista externo'' o "de ab<Uo'', dice Ferr<tioli, debe ser garantizado por los demás derechos y por el Estado, sólo por-
quiere decir el punto de vista de las personas y de su primacía axiológica que es el fruto de una lucha política que el feminismo libró hasta conseguir
(p. 9061. La persona es el fundamento y la razón de ser de las instituciones su aceptación en la conciencia moral y constitucional de las naciones
jurídicas y políticas, es cierto, pero la persona no existe "por fuera" de "civilizadas" ele Occidente? ¿Por qué no podría pasar lo mismo con el "de-
instituciones jurídicas y políticas, cualesquiera que fueran. De ahí que la recho" de los niños de 11 años a tener un celular con crédito suficiente para
"exterioridad" deba ser distinguida como criterio de prioridad axiológica, enviar infinidad de mensajes de textos a sus amigos o familiares? En teoría,
pero no entendida como "separada", anterior, y de última, indiferente a la ampliación de los derechos fundamentales es potencialmente infinita, si
las instituciones sociales que son las mediaciones de la existencia concreta es que se quiere evitar la apelación a un criterio metafisico o metahistórico,
de las personas. para no incurrir en las variadas falacias que se atribuyeron gratuitamente
"Mediaciones" no es lo mismo que ''instrumentos": la mediación a la filosofia premoderna. Y creo que no se evita la ambigüedad ni con la
es una realidad-medio que me pone en contacto actual con otra reali- definición "formal'' de derechos fundamentales que ancla en la universa-
dad-fin de la cual es anticipación y modo particular de constitución, lidad ele estos ni menos aún con la referencia "sustancial" a la "persona",
mientras que el instrumento no trasciende su carácter de medio útil que el "ciudadano" y el "capaz de obrar" como las clases ele st\ietos a quienes
puede abandonarse una vez que se logra el fin. ¿Son de esta manera el se atribuyen universalmente los derechos (Ferr<tioli, 200 la, pp. 19-24).
Estado, los sistemas jurídicos y políticos? ¿Instrumentos o mediaciones?
Considerarlos "instmmentos" ele la persona -''exterior" a ellos-, como
repetidamente dice Ferrajoli, nos lleva a la saludable consideración con- DE MEDIACIONES Y DISTINCIONES
tingente, histórica, revisable por tanto, de estos. Pero al mismo tiempo
nos introduce en un mundo de medios particulares sin criterios para de- Observaciones similares a las anteriores llevaron a Ferr<tioli a distinguir
cidir entre ellos. ¿Cómo decidir en un conflicto entre derechos subjetivos al menos cuatro planos o discursos en los que habría que entender la "fun-
igualmente valiosos, pero igualmente particulares? damentalidad" de los derechos fundamentales: el plano de la temía del derecho,
Por más que se acepte la ampliación de los derechos subjetivos desde en el que ''fundamento'' significa "razón" -pero reducida a su dimensión
su primaria concepción individualista hacia concepciones que hacen formal-estipulativa-; el plano jurídico en el que "fundamento" significa
lugar a los derechos "sociales" de grupos o comunidades, no hay más "fuente", y en el que solamente puede aceptarse el principio iuspositivista
que un cambio de escala, pues se trata asimismo de derechos subjeti- ele legalidad: el plano filosijico-polftico o de teoría ele la justicia en donde
vos particulares, esto es, ''instrumentos" para salvaguardar otros derechos "fundamento'' significa 'justificación'', y cuya determinación "no puede
considerados ''naturales" en el sentido de fundamentales, porque fueron no ser iusnaturalista": y el plano históJico-sociológico, en el que "fundamento''
reconocidos como fruto ele luchas histórico-políticas e incorporados a las significa ''origen'', y que resulta configurado para Occidente "por la expe-
constituciones modernas. Es que la concepción instrumentalista del Estado riencia histórica del constitucionalismo democrático" !Ferr<Uoli, 2001 b,
y los derechos termina por instrumentalizarlo todo: las únicas relaciones pp. 314-323; Ferr<Uoli, 2001c1.

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ALEJANDRO AUAT
HACIA UNA FILOSOFiA POLiTICA SITUADA

Ferrajoli reconoce el plano filosófico-político como el único verda- señalado como el principal aporte del garantismo. El acento está puesto
deramente problemático, ya que la formulación de criterios axiológicos en su carácter de mediaciones constitutivas y no meros instrumentos.
no es en sí misma fundamentable, sino sólo postulable. Así, se postulan De este modo, puede asumirse otro marco teórico para la funda-
como fines, para cuya obtención los derechos fundamentales son a su mentación filosófico-política del garantismo, sin necesidad de asumir
vez medios o instrumentos, la igualdad, la democracia, la paz y la opción conceptos que no sólo han demostrado ser insuficientes, sino que además,
por el más débil. El nexo entre derechos fundamentales y estos criterios entre nosotros, están asociados a una tradición política conservadora y
axiológicos es, en sus palabras, "la relación de racionalidad inst111mental que antipopular 1•
liga medios a fines", remitiendo en nota al pie a la conocida definición de Así como Ferr~oli apoya sus postulados axiológicos no sólo en el
Max Weber (p. 31 7). Ferrajoli parece no preocuparse por las consecuencias valor de la persona destacado por la moral kantiana, sino también en
que tendría la extensión de esta racionalidad, que él repite en cada plano la experiencia histórica del constitucionalismo democrático, surgido
de su teoría, a todo el universo de las relaciones humanas, lo que ya Weber de la lucha burguesa en contra ele los absolutismos reales, nosotros tene-
había descripto como la ')aula de hierro" en la que quedaron atrapados mos que hacernos cargo de otra experiencia histórica que orienta nuestros
la libertad y el sentido. acentos en otra direccion: la experiencia de la injusticia política estmctural
Precisamente en este punto reside, creo, la limitación filosófica del manifestada en la desigual distribución ele posibilidades. §.i laexperienci'!
liberalismo político, que aporta las categorías básicas del garantismo. europeo-moderna llevó a la necesidad de acentuar los límites que había gue
La no distinción entre mediaciones e instrumentos conduce a una es- poner al ejercicio crecientemente abso)Jlto del goder, la experiencia latí-_
pecie de.folacia reductivista por la que la compleja realidad de lo humano noamericana nos lleva a acentuar la necesidad de dotarnos de mediaciones
es reducida a un sujeto abstracto y desvinculado, cuyas relaciones no apro iadas para am liar la ca acidad de pode·r el des os ' QS.
son constitutivas de su identidad sino amenazas a su libertad. Desde De manera similar, Hoffe señala e ongen ele dos tradiciones jurídico-
esta reducción simplificadora, el garantismo no puede no caer en an- políticas en diversas experiencias históricas: la de la guerra civil (que
tinomias o ambigüedades por más esfuerzos que realice Ferrajoli para conduce al derecho positivo y al poder estatal entendidos como instru-
flexibilizar oposiciones y distinguir planos, lo cual es de por sí necesario mentos al servicio de individuos naturales dotados de derechos previos) y
y valorable. la de la opresión (que conduce a la idea de la ausencia de dominació~
Creo que la clave está en comprender los instrumentos como me- tal como la plantea el anarquismo, o bien, agrego yo, a la idea de una
diaciones. Si la mediación es anticipación del fin, no es indiferente, sino distribución equitativa de posibilidades determinada hermenéutico-delibe-
constitutiva de este: la sociaJidad y la politicidad son mediaciones de rativamente a partir de la igual participación de sttietos aútónomos que se
lo humano, no simplementéinstrumentos, porque solamente se da lo reconocen los derechos positivos como explicitación de esas posibilidades).
humano como social y como político, lo que incluye asimismo lo jurídico, Y esta experiencia parece más fundamental que la primera. Pues, de úl-
según ha mostrado Hoffe (HOffe, 2003). Pero también dijimos que la tima, dice Hoffe, "la guerra civil no se supera, a la larga, por medio de
mediación es un modo particular de constituir la realidad que busca como cualquier tipo de poder estatal; la auténtica paz se deriva ele atender a las
fin. De manera que no sólo lo político, lo social y lo jurídico, en abstracto, exigencias básicas de !ajusticia, mientras que su no consideración genera
son mediaciones ele lo humano, sino que esta política, esta sociedad y este la ausencia de paz. Parece -concluye- que ]ajusticia (política) no es un
sistema jurídico particulares son las concretas mediaciones que tengo para lttio moral sino una condición necesaria para la convivencia humana"
constituir mi realidad, sin que ello signifique una resignada aceptación (Hoffe, 2003, p. 57). Mediación por tanto, y no mero instrumento.
de estas ni mucho menos una "naturalización" del orden constituido.
No bastan, por tanto, los límites que el derecho puede y debe po-
Aceptar que son los modos particulares, histórico-culturales, del Estado ner al poder punitivo del Estado. Hace falta también fundamentar el poder
y del sistema jurídico-político, los que co,nstituyen las mediaciones concre-
tas ele mi realidad humana, no significa declinar mi capacidad ele actuar
en su creación, modificación o rechazo, incorporando incluso la instancia
Véansc los debates de historia conceptual en http:/ /foroiberoidcas.ccnnntcsvirtual.com,
crítica "interna" de la distinción entre vigencia y validez, que hemos sobre todo R. Breña, Ellihmtlismo (hísprinico) como categoría de rmrilisis hist6rico.

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ALEJANDRO AUAT

coercitivo de las instituciones como mediaciones del poder de la propia co-


munidad. Pero aquí hablamos de acentos y distinciones (que se pueden
mediar), no de oposiciones y separaciones !que hay que instrumentalizar).

II
Región

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·"-"\ ~-"
/
8
La región: media ción necesaria
para una global ización
no excluyente

ME PROPONGO PENSAR UN CONCEPTO de región como mediación de una


globalización no excluyente. No sólo la realidad, sino el concepto mismo
de "región" tienen ese carácter mediador que permite tanto una apropia-
ción liberador a como una representación acorde a nuestras necesidades
y proyectos. Para ello, intentaré precisar el concepto ele globalización
junto con los desafíos y aporías que plantea, tomando como guía algunos
señalamientos de Santiago Castro-Gómez y Eduardo Mendieta , Manuel
Castells y Ottfried Hoffe. Para luego rescatar el concepto de región a
partir del pensamiento de un filósofo del NOA, Gaspar Risco Fernández, e
indagar allí las virtudes de una representación flexible que nos permita su-
perar esas aporías. De esta manera, el proyecto de liberación que actúa como
marco ético-político de nuestra filosofía más genuina encontrar á claves
de realización también en este nuevo contexto global.

LA GLOBALIZACIÓN
Los principales desafíos que plantea el fenómeno de la globalización
tienen que ver con la manera en que afecta las identidades culturales y con
un necesario replanteo del lugar de lo político en la sociedad atravesada
por procesos globalizadores. Algunos movimien tos antigloba lización
parecen reducir la cuestión al rechazo de esta y al refugio en nichos
de autodefen sa que, a la manera de reserva identitaria, se construyen
como bastiones de un tradicionalismo regresivo. No por casualidad las
principales representaciones de la identidad cultural están asociadas a la
necesidad de su defensa, dando por supuesto el hecho de encontrar se en

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HACIA UNA FILOSOF]A POL]TJCA SITUADA
ALEJANDRO AUAT

rescatado como válido el neologismo "glocalización" para designar esos


un campo de batalla en el que la iniciativa corre por cuenta de quienes
procesos asimétricos de interacción entre Jo local y lo global. Dicen estos
la atacan. Frente a esta opción, se levantan quienes con un cinismo prag-
autores en la introducción a Terntas sin disciplina: "Y todos estos actores se
mático propugnan una aceptación acrítica de los productos y sistemas
hallan localizados, es decir, forman parte de un espacio social específico
asociados a la globalización, tal como en el siglo XIX nuestros intelectua-
desde el cual se integran (desigualmente) a los procesos de globalización y
les proclamaron la necesidad de abrirnos al mundo "para que la Europa
luchan por redefinir su identidad personal o colectiva". Proponen definir
nos penetre por todos lados" (Alberdi). Aunque esta opción no cuente con
los territorios en los que vivimos como "zonas de contacto" más que como
demasiados voceros en el ámbito académico, sí es la más difundida en la
"lugares de asentamiento". En ellos, accedemos no sólo al contacto con
representación habitual de nuestras sociedades y estratos dirigenciales.
migrantes de carne y hueso, sino fundamentalmente a un universo de
Por otra parte, la crisis de la política como lugar de las decisiones re-
lengu<Yes, signos y símbolos difundidos por los medios de comunicación,
conoce en la globalización una de sus causas más notorias. Las empresas
apropiados para expresar lo que sentimos, pensamos, deseamos, imagi-
y corporaciones transnacionales desplazaron al Estado-nación como lugar
namos, signos que poseen un carácter transterritoriali<,ado y postradicional,
de la hegemonía y "empezaron a convertirse en dispensadores de las
pese al carácter particular de los intrereses que los difunden y producen.
promesas que éste había recibido de la modernidad temprana: emanci-
De allí que no sea más posible la representación de la identidad a partir de
pación política, liberalización económico-jurídica, secularización de las
grandes bloques homogéneos o monoculturales ("lo latino" por ejemplo,
costumbres" (Castro Gómez y Mendieta, 1998). La globalización desborda
como en Rodó).
la capacidad de gestión de los Estados-nación y pone en crisis también
el principio de ciudadanía como fuente de identidad y pertenencia. De Este carácter transterritorial es confirmado por Manuel Castells
cuando, distinguiéndola de la internacionalización, define a la globaliza-
allí que Manuel Castells haya señalado la realirmación de las identidades
ción como "el proceso resultante de la capacidad de ciertas actividades de
culturales como fuentes alternativas de sentido y legitimidad de la acción
funcionar como unidad en tiempo real a escala planetaria". Y esto lo hace
social, asumida por los sectores más golpeados por los <Yustes que impone
la globalización (Castells, 2000). Mientras que los sectores beneficiados merced a "un sistema tecnológico de sistemas de información, telecomu-
nicaciones y transporte, que ha articulado todo el planeta en una red de
por el nuevo modo de producción de riqueza [y de pobreza] serían los
promotores del reacomodamiento de las instituciones administrativo- flttios", que "es a la vez extremadamente incluyente y extremadamente
excluyente", en la medida en que se asuman o no los códigos dominan-
financieras y jurídico-políticas a la exigencia mundial de los mercados y a
tes en dichos flujos. Parte de esos códigos dominantes son los valores
los lineamientos trazados por las corporaciones bancarias supranacionales
como el FMI. De tal suerte que la crisis de la política en el Estado-nación universales, como los derechos humanos, que son el punto de apoyo de
estaría vinculada a las dos alternativas de hierro presentadas como aporías las "políticas simbólicas" llevadas adelante por la "emergente sociedad
al comienzo, opciones asociadas a diversos actores sociales, según sea su civil global" en su práctica crítica de la globalización. De ese modo, dice
Castells, se redefinen las repres~ntaciones políticas y las identidades, en
lugar en la afectación de este proceso mundial.
Ahora bien, al globalizarse no sólo el capital y las estrategias la lucha entre valores globales e intereses corporativos locales.
económicas sino también las ideas y patrones socioculturales de com- • Ottfried Hi:iffe no es tan optimista respecto de la efectividad de una
portamiento, resulta que los agentes de la globalización venimos a ser participación política desligada de la referencia a los Estados concretos,
cada uno de nosotros en la medida en que nos vinculamos a las redes y aboga por un "Estado nacional ilustrado" que asuma seis moderniza-
mundiales de intercomunicación. Y esto lo hacemos desde nuestra casa. ciones: (1) que se comprenda a partir de la ciuitas más que de la gens; (2)
Los estudios culturales en América latina (como los de Martín-Barbero y que admita los cambios de ciudadanía, los reagrupamientos estatales y la
García Canclini) han mostrado que la globalización no es algo que ocurra doble nacionalidad; (3) que reconozca los principios universales relativos
"afuera" de nosotros alienándonos de alguna supuesta esencia cultural. a !ajusticia, esto es, los derechos humanos; (4) que conjugue Jos "univer-
La globalización no es un proceso nebuloso y abstracto, sino que se halla salismos universales", como los derechos humanos y la democracia, con los
siempre localizado, aunque sus agentes sean actores sociales con diferente '\miversalismos particulares", entre los cuales ellengu<Ye ocupa un lugar
poder de intervención. De allí que Castro Gómez y Mendieta hayan eminente; (5) que encare las novedades, como la globalización, como una

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HACIA UNA FILOSOFlA POLlTJCA SITUADA
ALEJANDRO AuAT
LA REGIÓN
"oportunidad-para la innovación" más que como un "motivo de angus-
tioso resentimiento", y esté dispuesto a aprender tanto como a cambiar El concepto de región tiene una riqueza y un dinamismo que lo
estmcturas y modificar mentalidades; (6) que exhiba una triple apertura: dota por eso mismo de ambigüedad e indefinición. Etimológicamente, el
hacia las nuevas creaciones macrorregionales, hacia un orden global vocablo regio significa "dirección, línea recta, horizonte, límites", además
mundial, hacia la justicia para con las futuras generaciones (Hoffe, 2000a). de "país, comarca, región". Pero tiene que ver con rego que es "regir, dirigir,
Con esta propuesta, Hoffe retoma una tradición ya conocida en conducir, gobernar, enderezar" (Blanco García, 1952; Corominas, 1983).
Iberoamérica a partir de las propuestas de la Escuela de Salamanca A la significación espacial se le impone como más originario el sentido
con Francisco de Vitoria a la cabeza. A la manera del teólogo español político del término. Podríamos decir que la región es el hmizonte establecido
que en 1535 hablaba del "Orbe todo que es como una república" polfticamente para conducir nuestras vidas. Si bien algunos autores han querido
(Vitoria, Relectio De Potes tate Civib) y en 1539 proponía una concepción de ver en el concepto de región una manifestación natural ele la realidad, a
la soberanía articulada con el ius communicationis (Vitoria, Relectio De lndis), diferencia, por ejemplo, del concepto más artificioso ele provincia como divi-
Hoffe nos plantea la necesidad de pensar en una "república mundial sión de un territorio sujeta a una autoridad administrativa (García, 197<1),
subsidiaria y federal", que no reemplace a los Estados particulares y nosotros pensamos que el sentido político de región es lo que le da preci-
"sus ricas ramificaciones regionales o municipales", esperando que en samente esa dinamicidad y flexibilidad que tienen las cosas "que pueden
un futuro no lejano se pueda poseer una triple ciudadanía: nacional, ser de otra manera" como decía Aristóteles, esto es, las que dependen de
regional y cosmopolita. nuestra voluntad, y por eso son contingentes e históricas.
Entonces, a partir de estos rápidos señalamientos, la cuestión "glo- En todo caso, la demarcación de un territorio para vivir, de un
balización" nos plantea desafíos en, al menos, dos planos: espacio vital, de una región, es requisito "natural" de nuestra condición
encarnada. No así las dimensiones o el tipo de región, lo cual ya es bna
l. La representación del lugar desde donde construimos nuestras identi- determinación histórica y contingente de nuestra voluntad, según los
dades y nuestra acción: ¿cómo operar atravesados por fenómenos recursos y los criterios de justicia que una sociedad haya decidido políti-
de des-re-territorialización o des-re-localización? Cuestión no camente en acuerdo o en conflicto con otras sociedades. Es decir, lo que
menor para una filosofía a la que, desde hace más de. treinta años, es "natural" en el hombre es la regionalidad y no la región: la posesión de
le preocupa la situacionalidad del pensar. algún entorno y no la de este en particular.
2. La representación politica más adecuada para un mundo que excede Así parece haberlo entendido también-Carl Schmitt cuando estudia
las formas modernas de representación de la soberanía: ¿cómo las diferentes configuraciones del espacio que asume el nomos merced
decidir atravesados por la tensión entre valores universales e in- a las distintas tomas de la tierra como fundamento de los distintos órdenes
tereses particulares dentro de sistemas complejos que acentúan legales y políticos. El nomos de la tierra es la expresión antropológica del
la asimetría de la distribución de poder? Cuestión no menor habitar en un espacio vital, miehtras que, por ejemplo, el Groj-Jraum es la
para una filosofía que, desde hace más de treinta años, hizo la expresión jurídico-política de la configuración histórica llamada a reem-
opción ético-política de pensar desde la prqxis de liberación de plazar al Estado moderno, según Schmitt (Schmitt, 2005). El pensador
las víctimas. ' alemán, como vemos, advirtió el agotamiento histórico del concepto de
Estado nacional y la necesidad de reemplazarlo por otra categoría que
Creo que el concepto de región tiene la ductilidad necesaria como para diera cuenta de los cambios operados en el modo de ordenar las relaciones
operar como categoría de mediación, y permitirnos así representaciones entre los hombres y el espacio, más allá de los usos que se hicieron de estos
más adecuadas a las exigencias que la globalización presenta a una filosofía conceptos durante el período nazi (Herrero López, 1997).
latinoamericana de liberación. También Hannah Arendt recoge el sentido político del habitar el
espacio al señalar que el término nomos no se refiere principalmente a una
relación formal entre personas -como lex--, sino a una demarcación ele la

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l-IAClA UNA FILOSOFÍA POLÍTICA SITUADA
ALEJANDRO AUAT

("intersubjetividad encarnada";, el hombre intenta cerrar la brecha que


tierra en función delnemein: distribuir y habitar r,Arendt, 1993, p. 71 n 62). se abre entre su no-ser-del-todo-todavía y su plenaria instalación en lo
Y el habitar consiste en una humanización del espacio y simultáneamente definitivo. El hombre no tiene más remedio que vivir en situación, es
en una espacialización del hombre. "ser-en-el-mundo-con-los-otros-hombres", pero está abierto pregunta-
Ya Aristóteles señaló que la espacialidad del hombre tenía una deter- tiva y desiderativamente al Todo. En ese intento de cerrar la brecha o
minación política, y la politicidad una determinación espacial. La polis es acortar la distancia, el hombre hace cultura. Su acción toma cuerpo en
primordialmente una comunidad espacial y el primer bien común que los estructuras políticas, económicas, sociales. Su "microcuerpo" se prolonga
ciudadanos comparten es el lugar como sede de su habitar en común. La en un ·'macrocuerpo'' compartido. La materia entorno es apropiada
polis misma es ese bien en cuanto nomos: espacio ordenado para el hombre,1 como recurso y posibilidad de realización humana. Pero los bienes no son
transformado en hábitat o ethos humano (Aristóteles, EN, I, 1096a, 27) • infinitos y la intersubjetividad está atravesada por la labilidad ontqlógica y
El espacio político es un espacio arrebatado a la Naturaleza mediante la ambivalencia histórica: ahí entra a tallar la organización política de las
un acto de dominio, de establecimiento de medidas, de delimitación, y
sociedades, el reparto equitativo o no de las posibilidades, las relaciones
de ordenamiento en función de crear un etlws o modo de habitar !Cruz
dialógicas o imperiales entre un pueblo y otro.
Prados, 1999). La región, dice Risco, es ··e] único en donde disponible con que cuenta
Gaspar Risco Fernánclez ha desarrollado esta idea tomando co-
el espíritu encarnado, como 'microcuerpo', para insertarse, como 'macro-
mo piedra de toque la categoría de región, "reconceptualizada desde
cuerpo' en el hacia donde ele su apertura a lo absoluto'' \p. 56¡. Y allí está
una antropología de la intersubjetividad y fundada en una metafísica su potencial mediador. ,'vJediación no es lo mismo que medio. El medio es
de la encarnación" !Risco Fernández, 1991 ). Explicitando el pensa-
abandonado una vez que se llega al fin: la mediación es una realidad que
miento de otro tucumano, Benjamín Aybar, y reconduciéndolo a sus
me pone en contacto con otra realidad más profunda o alejada, siendo
fuentes agustiniano-tomasianas, Risco señala la correspondencia de la
parte fundamental y actual de mi acceso a esa realidad.
microencarnación !estructura alma-cuerpo) con la macroencarnación
El concepto de región al que apela Gaspar Risco es integral: no es la
(estructura hombre-universo), ubicando en esta la clave de compren- región-plan, ni la región económica, ni la región geográfica (\Vürschmidt
sión de aquélla. La acción de carácter transeúnte no sólo transforma
y Setti, 197'};. ''Hablamos de la región como espacio existencial''. Es la
a lo "otro-entorno" en mundo objetivado que pasa a ser inhabitación
región-mediación de nuestro ser: es la totalidad a escala humana que sin
humana, civilización y cultura, sino que hay un plus de realidad que
embargo se reconoce parte de totalidades mayores, con las cuales está en
rmerge de esa praxis y se computa en beneficio del agente, que incorpora
relación actual. "Totalidad a escala humana., significa un espacio de rea-
para sus fines la perfección de la obra realizada. Poder de información
lización todavía alcanzable por nuestras acciones y proyectos, un espacio
y de actualización que convierte a lo otro en verdadero macrocuer-
lo suficientemente grande como para ser una "totalidad", pero lo sufi-
po compartido no menos importante para la propia realización que el
cientemente pequei'io como para estar a nuPstro alcance actual y hacer
microcuerpo individual. de mediación con totalidades mayores. "Es el modo peculiar e irrepetible
Mientras el microcuerpo es privativo de cada hombre singular, dice
-dice Risco- que tiene la subjetividad encarnada en 'microcuerpo'
Risco, ·'el macrocuerpo es relación de pertenencia de unos mismos en-
de crecer como intersubjetividad encarnada en 'macrocuerpo · hacia su
tes materiales, y del mismo horizonte que los envuelve, a la comunidad
plenitud siempre futura y siempre superior" 1p. 56'.
humana organizada en sociedad según intereses y escalas que varían
En ese sentido la región será "un operador de la identidad rn la
espacial y temporalmente" (p. 48). Como stüeto comunitario, como pueblo
diferencia". pues no es la alienación de las partrs impotentes subordinadas
a la totalidad mayor qur le~ da sentido, ni se ensimisma yuxtaponiéndo-
Sq;ún Arist<'>teks, el bien que corresponde a la categoría de lugar es díaila (modo ck se a otras partes autónomas entre sí. dentro de un todo subsidiado por estas.
,·jyir, YiYicncla, residencia, estancia). I\Iaría Araujo yjuli~ln ~Luías traducen con1o "La región existencial es mediación dialéctica de totalidades solidarias que
"residencia'', en la ecliciún ele! Centro ck Estudios Constitucionales {l\1aclricl, 1989, crecen hacia sí mismas dentro de su común apertura a un todo superior.
j·' ccl.l, mientras que Julio Pallí Bonct tr>1clucc "h,\bitat'' en la cclici{m ele Greclos
inmanente y trascendente a ellas" '·P· 58!.
(l\1>1clricl, 198:J'.. sep;ún ohserYa Cruz Prados! 19991.

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HACIA UNA FILOSOFiA POLiTICA SITUADA
ALEJANDRO AUAT

El paradigma subyacente a esta representación de la región es el de (que en Risco se despliega aún más mediante las categorías de acción y
Todo-Parte. De larga tradición en la escolástica, es este paradigma el que pasión), el concepto de región cobra una importancia fundamental para
le permitió a Vitoria plantear una representación federativa del Totus superar las aporías planteadas por la globalización y para responder a
'
Orbis así como una concepción práctica del Bien Común Universal. En los desafíos de otras formas de representación conceptual y política. Los
efecto, el Todo del que se trata es un "todo orgánico" de "universalidad fenómenos de des-re-localización así como la acción en "zonas de con-
análoga", o también un "todo práctico". Es un todo orgánico y universal, ~; tacto" pueden ser mejor manejados si contamos para su representación
según la expresión de algunos comentaristas de los textos tomasianos, con un concepto mediador flexible como el de región.
queriendo decir con esto que no se trata de una masa amorfa resultado Esa totalidad a escala humana como espacio vital comunitario suficiente,
de una suma cuantitativa, sino que posee una unidad formal con esencial se determina históricamente según las necesidades de mediación, desde
referencia e inclusión de todos los particulares. Es un todo universal análogo: el destaque de algún rasgo cultural como propio de una identidad hasta
no se encuentra potencialmente en los singulares, sino comunicado a una comunidad de naciones federadas, pasando por el municipio como
ellos actualmente. Y no le es menos esencial la característica de igualdad región, la zona como región, la confederación de municipios como región,
proporcional: se participa en los singulares proporcionalmente, por lo que las provincias o un conjunto de provincias como región, etcétera. La
es llamado también un "todo virtual o potestativo". representación flexible del concepto de región nos permite determinar
Por otra parte, se trata de un todo práctico: un todo que se realiza en una representación política acorde a cada circunstancia, necesidad o
vistas de un fin, en vistas de la efectuación de un bien. En este sentido interés, siempre que la región en cuestión sea el macrocuerpo propio,
no compromete a las partes más que para movilizarlas, para lanzarlas mediador de nuestra integración a macrocuerpos mayores, operador de
a la acción. Hay que entenderlo en forma dinámica y no estática, y para nuestra identidad en la diferencia.
indicar este carácter se habla a veces de parte potencial. En el esque-
ma aristotélico -cuando explica, por ejemplo, el alma y sus partes-,
la parte potencial es el sujeto todo, pero pensado en relación con una de
sus funciones. Análogamente, cada nación o cada región sigue siendo
una comunidad autosuficiente en su orden, pero considerada en su rela-
ción con las otras naciones o regiones, a las que está abierta por vocación
de comunicación, pasa a integrar un orden superior en el que juega el
rol de parte: esto es, es vista según una función que no anula, sino que
supone la autonomía y la soberanía.
Las partes potenciales implican un orden, pero un orden que se
discierne en el momento de la acción: un orden práctico. Así, la persona
o los grupos, las naciones o las regiones -que no son entes hipostasia-
clos, sino unidades de orden, siempre constituidas por personas, únicas
"sustancias" existentes en este caso- pueden ser concebidos como parles:
parte moral o libre, concebida en función de un plano superior de acción
y en relación con una finalidad trascendente. Por eso también se puede
hablar de la no-suficiencia de estas en tanto que partes, pero sólo cuando
se las considera en oposición a comunidades o espacios más amplios que,
bajo razón de todo y de .fin, evocan por lo mismo la idea de acabamiento
y de suficiencia.
Con el paradigma Todo-Parle entendido de esta manera, con una
metafísica de la encarnación y una antropología de la intersubjetividad

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Pensar la Argentina:
la región como desafío conceptual
y estratégico

PENSAR LA ARGENTINA es el ejercicio de un pensamiento situado: no porque


se refiera a un "objeto" particular situado en el tiempo y en el espacio,
la Argentina, sino porque el sujeto que piensa está situado. Como bien
nos advierte Mario Casalla "la Filosofía es siempre un pensamiento de lo
universal situado; un pensamiento que amplifica la experiencia cotidiana
e histórica, tanto como singulariza la problemática universal" (Casalla,
1986). Situar un pensamiento es comprenderlo dentro de una estructura
hist61ica en relación con la cual este se expresa y adquiere su especificidad.
Pero si situar es comprender en la estructura, esta no se da nunca a prioá,
ni ')unto" al hecho. Es una ele las tareas ele la crítica delimitarla y plantar
sus alcances en relación con el elato que se interroga. Hay que concebir a
la situación como aquel horizonte de sentido contra y a partir del cual opera
un determinado pensamiento 1•
Que todo pensamiento es un discurso situado significa: todo pensa-
miento es discurso ele una determinada sinmción, tanto como la superación
de esta. Todo pensamiento lleya la huella de la situación de la que parte, de
sus preocupaciones y de sus sentidos; pero al mismo tiempo es la supera-
ción de la situación, por implicar un ponerse a distancia de ella, abriendo
los horizontes de consideración. Por otra parte, como dice Ricoeur, en

La uni,·ersalidad situada, dice CasaBa, es el resultado de una construcción trabajosa


a partir de singularidades que, reconociéndose como tales, se lolalizm1 (se comprenden a
sí mismas en forma total y ganan así una identidad) y lmscienden hacia la alteridad (los
otros singulares) que la reclama. Mientras que la uni,·ersalidad abstracta ha expulsado
"lo otro" (o lo ha reducido a sí misma), en el segundo de los casos la uni,·ersalidad
lograda recoge y realiza a lo indiYidual e histórico (CasaBa, 1989).

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HACIA UNA FILOSOFÍA POLÍTICA SITUADA
ALEJANDRO AUAT

todo discurso hay un "plus de significación" que va más allá de la expe- EL NOA COMO TEORÍA y COMO PRAXIS
riencia que está en su base, y por ello puede ser retomado desde otras
La región como estrategia conceptual y como estrategia política
situaciones históricas (Ricoeur, 1955).
Sin que pensemos en un determinismo geográfico o social, cierta- , tiene, pues, su historia. El filósofo tucumano Gas par Risco Fernández ha
sintetizado los principales momentos de una historia de la región NOA
mente no se ve igual la Argentina desde Santiago del Estero o Catamarca
y sus limitados márgenes de acción y desarrollo, que desde Buenos Aires y como teoría y como praxis (Risco Fernández, 1974). Según Risco, el
sus posibilidades y vinculaciones. Hemos reiterado a lo largo de este proyecto universitario de Juan B. Terán en Tucumán entendió la región
libro que la no explicitación de este "lugar" implica un ocultamiento como compromiso de encamación histó1ica, aunando la ciencia y la técnica con
del posicionamiento político y una consecuente difuminación de los el humanismo de la tradición hispanoamericana. Luego del balance que
márgenes de decisión política. De modo que un pensamiento situado, hizo Alberto Rougés advirtiendo sobre el divorcio de hecho entre las
lejos de estrecharse en el análisis descriptivo de particularismos aislados, supervivencias de sabiduría popular recogidas por Juan Alfonso Carrizo
se abre hacia la consideración de contextos cada vez más amplios para en los cancioneros con la nueva línea de cultura universitaria y profesional,
la comprensión de la situación particular y de la posición política que se realiza un replanteo en la conducción de la Universidad que lleva a
una nueva puesta en cuestión del problema regional. Alfredo Coviello
se ocupa en ellos.
En este marco, quiero proponer a la categoría de REGIÓN como tematiza esta etapa mostrando la región como p1incipio de individuación en
un desafio conceptual y estratégico para pensar la Argentina hoy. Y el el seno de la universalidad. Cada región tiende a un desarrollo integral, lo
desafío que nos presenta es entenderla como una estrategia conceptual y una que en la línea de la cultura significa que cada región tiene derecho a la
legítima aspiración de ser asiento de una universidad integral, pero con la
estrategia política.
Sitúo el planteo en el plano de la estrategia y no en un plano de fun- tarea de ponerse al servicio de una misión regional. Con independencia
damentos o de principios. Aunque, como veremos, la estrategia tendrá que de los planteos tucumanos, entre 1938 y l9tl3 Bernardo Canal Feijóo
sostenerse también en el plano institucional2• La acción político-estratégica bosqueja sus notas para una "sociología mediterránea argentina" que
no es la consecuencia necesaria de un proceso natural ni de una deducción aparece como libro en 19tl8, dos años después de "aquel notable mo-
lógica, sino que es fruto de decisiones libres, que irrumpe en la historia vimiento de inteligencias y voluntades que concitó el Primer Congreso
con rasgos de novedad. Sin embargo, la acción político-estratégica no se de Planificación Integral del NOA (PINOA)". El polígrafo santiagueño
da en el vacío y en la indecidibilidad total. La contingencia y la novedad entendía la región como unificación integradora en las cosas del sustrato matelial.
están enmarcadas dentro del cuadro de posibilidades recibidas en una "Es ridículo -dice- seguir acusancio que las provincias mueren de la
tradición político-cultural, cuadro que incluye, asimismo, lo permanente demasía de Buenos Aires, cuando no se muestran capaces de vivir de
de algunas instituciones en las cuales puede apoyarse la decisión política sí mismas" (Canal Feijóo, 1948). A partir del conocimiento de nuestra
y que, junto con las decisiones y acciones de otros actores, configuran el propia realidad material, buscaba Canal un reacomodo bien arquitectu-
rado "de la cosa para e! hombr.e", para completar el todavía abierto ciclo
margen dentro del cual nos movemos.
constitucional, embutiéndole a la constitución nominal la materia de una
adecuada constitución real.
Nuevamente desde la Universidad ele Tucumán, entre l9tl6 y 1950,
su rector Horacio Descole pone en marcha un proyecto universal y regional
al mismo tiempo, en el que la región es entendida como praxis articuladora de
lo universaly lo particular. Posteriormente, el mismo Gas par Risco Fernández
emprende la constitución ele la Comisión Coordinadora Permanente ele
Acción Cultural en el Noroeste Argentino (NOA Cultural), que inicia
2 Como dijimos ya en el capítulo 5, Dussel distingue tres niYeles de la política: el de las
una experiencia de fecleralización con las Direcciones de Cultura de las
acciones estratégicas (A), el de las instituciones (B), y el de los principios normatiYos
seis provincias y las universidades de la región, avanzando incluso hasta
implícitos (C) (Dusscl, 2006).

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ALEJANDRO AUAT HACIA UNA FILOSOFÍA POLÍTICA SITUADA

el umbral de su integración en el bloque latinoamericano andino. Desde otras cosas del sustrato material, piden planificación, estructuración "de
esta experiencia la región será entendida operativamente como herramienta la cosa para el hombre". Nuestros problemas no son "eugenésicos" 3 como
federalista de liberación, consiguiendo revertir en gran parte la autognosis había diagnosticado Alberdi, sino en todo caso, de cultura política, enten-
introyectada por la historiografía oficial hecha desde Buenos Aires, frente diendo por talla falta de una "visión orgánica y estmctural" exhibida en
a la cual se erige, por otra parte, el proyecto historiográfico regional de la "miopía provinciana" tanto como en el "abstraccionismo centralista y
Armando Raúl Bazán (Bazán, 1986). Hacia el final de su rectorado en providencial" de Buenos Aires (Canal Feijóo, 1948, p. 51). Para un país
1971, en la UNT, Héctor Cispuscio plantea un nuevo marco para la teoría tan imposeido como el nuestro, debíamos acometer la empresa de recon-
y la praxis de la regionalidad, entendiendo la región como subproyecto quistar la voluntad ele "procurarle [al pueblo] las bases ele una reinstalación
al servicio de un nuevo proyecto nacional autónomo. En 1972, surge el Instituto radical en la tierra, ele una reasunción vertical de la tierra, por la raíZ (la
de Estudios Regionales en la Universidad Católica de Salta y se crea en propiedad) y por la copa (las .formas institucionales gregarias, desde la familia
Tucumán el Centro de Estudios Regionales (CER) que tendrá al propio hasta los órganos ele su propio gobierno)" (Canal Feijóo, 19'18, p. 86).
Risco Fernández como su principal impulsor. Desde allí se entenderá a Siguiendo las intuiciones ele Canal, Roclolfo Kusch destacó la cir-
la región como p1incipio articulador de un nuevo proyecto nacional en riferencia cularidad entre instalación y gravitación: una comunidad se instala en un
a la integración latinoame1icana. A esos esfuerzos habrá que sumar otros más espacio tejiendo una trama ele símbolos, y ese domicilio existencial gra-
recientes, como el de CRISCOS o ATACALAR en el marco del más im- vita, ejerciendo sobre el pensamiento un reenvío del sentido ya instalado
portante de los últimos tiempos que es el del NORTE GRANDE, que (Kusch, 1976 y 1978)4 • Así también Risco Fernánclez, que nos señala la
dejo señalados solamente. toponimia del NOA como índices ele mundificaciones distintas por parte ele
Como balance de este rápido recorrido, podemos destacar la per- las sociedades que habitaron la región: no se trata de etiquetas diferentes
sistencia de algunos ejes conceptuales en el uso de la categoría de región: para un mismo mundo, sino de mundos diferentes, pues "nombrar es
munclificar" 5 . Hacemos ele la región nuestro lugar en el mundo, me-
El arraigo: la región es la referencia a las raíces que nos constituyen diante símbolos y nombres, es cierto. Pero el énfasis de Canal Feijóo nos
material e histórico-culturalmente, es el lugar donde se hace pie, devuelve a la dimensión material. La raíz es la propiedad. Separar las
el desde-donde nos afirmamos como stúetos capaces. expresiones culturales ele la propiedad efectiva y legal de la tierra o de
La articulación universal-particular: la región es mediación que opera la vivienda nos ha alienado ele la primera condición para realizar nuestras
como un "todo" que es a la vez "parte" de otro "todo" mayor. capacidades y derechos. Afirmamos, con Canal y con Risco -quien nos
El sentido político de corifrontación con modelos homogeneizantes: la región aporta una antropología ele la intersubjetividad encarnada como marco
es una categoría política esgrimida frente a la centralización y ho- filosófico-, que la dimensión "material" ele la instalación en la tierra es
mogeneización planteada desde el Puerto o desde la Globalización inescinclible de la dimensión simbólica: la raíz y la copa, la propiedad y las
hegemónica. formas institucionales.

LA REGIÓN COMO ARRAIGO "Cada ycz que ante un problema de la \'ida colectiYa se comienza pensando en la
psicología y no en las condiciones objetiYas, podemos temer que ande agazapada una
La propiedad en común del sustrato material es la opción gnoseológi- tentación, consciente o subconsciente, de granjearse un derecho a la Yiolcncia sobre
co-axiológica del "cambio de miraje" en el que insistía Canal Feijóo. "Habrá las personas, relcYándose del deber de ajustar ante todo las cosas" (Canal Feijóo,
19,}8, p. 107).
que volver a acostumbrarse a pensar con las cosas" (Canal Feijóo, 19,18,
Agradezco a Lucas Cosci estas precisiones contenidas en su tesis ck licenciatura
p. 103). Los ríos principales de la región no son in ter sino transprovinciales
{Cosci, 2001\.
y obligan al acuerdo para su manejo racional; la "diversificación econó-
No obstante hablar de "diferentes mundos", Risco destaca que un 70% de los nombres
mica", la "comunidad e intercambio de pestes, por los motivos migratorios", de los lugares del NOA proYienen de las lenguas indígenas prehispánicas We lujJónimos
las comunicaciones para el comercio y el h1rismo hacia el Pacífico, entre yhm;;añns, en Risco Fernándcz, 1991, p. 25).

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HACIA UNA FILOSOFÍA POLÍTICA SITUADA
ALEJANDRO AUAT

LA REGIÓN COMO MEDIACIÓN


Entendida en ese marco, la propiedad no es un fin en sí ni tiene el
carácter absoluto que le dio el liberalismo. La propiedad de las cosas es
El concepto de región refiere a un todo que, a su vez, es parte de
mediación para la afirmación del stüeto como dueño de sí, por una parte, y
otro todo mayor. En ese sentido puede ser entendida como mediación
es efectiva cuando está inserta en una red institucional de reconocimientos
de lo particular y lo universal, en tanto nos permite articular las escalas de
mutuos, por otra. La afirmación del sujeto no pasa, como creía Descartes,
comprensión de la acción.
por el análisis individual del propio pensamiento desencarnado, sino por
El paradigma subyacente a esta representación de la región es el de
la efectiva realización de capacidades históricas que tienen que ver con la
Todo-Parte, que he desarrollado con más detalle en el capítulo anterior.
apropiación de lo necesario para una vida acorde a la dignidad humana, y
Sólo destaco aquí que la totalidad de la que se habla es un universal análogo
el reconocimiento de esa apropiación por parte de los demás. Es esta "otra
y práctico: no se encuentra potencialmente en los singulares, sino comu-
vía de la subjetividad", que se expresó como intersubjetividad jurídica
nicado a ellos actualmente y proporcionalmente, con esencial referencia
antes que y paralelamente a la afirmación egocéntrica del sujeto político
a la praxis. Un todo que se realiza dinámicamente en vistas de un fin.
liberal (Zarka, 2006). En este sentido no compromete a las partes más que para movilizarlas
La región como arraigo no es, pues, el espacio geográfico al que es-
en función de la efectuación de un bien; no alcanzable por cada una en
tamos atados por nacimiento o por legado 6 de las generaciones anteriores.
forma separada. Esto significa que cada nación o cada región sigue siendo
Es el hábitat, con sus dimensiones ecológica, económica y cultural, que
una comunidad autoSL!.ficiente en su orden, pero considerada en su relación
hace posible la vida (Dussel, 2006, p. 102; Nussbaum, 2007, p. 169)
con las otras naciones o regiones y en vistas de la consecución de un
que hemos decidido vivir juntos, a partir de las posibilidades entregadas
bien común mayor, pasa a integrar un orden superior en el que juega el
como teoría y como praxis por las generaciones anteriores. La región será
rol de parte y, como tal, insuficiente: es considerada según una función
esa posibilidad de vida si recuperamos la voluntad (política) de procurar-
que no anula, sino que supone la autonomía y la soberanía.
nos la propiedad y las formas institucionales. La propiedad de la tierra,
La región es, entonces, una estrategia conceptual apta para com-
de la vivienda y de los recursos naturales, la propiedad de los medios de
prender la universalidad de otro modo que la universalidad abstracta
la economía y de los medios de la información, según criterios adecuados
e imperial, resultante de la imposición unívoca de un particular hipos-
a cada caso mientras no distorsionen la razón de ser de estos: el ser
tasiado. En términos sociológicos, Boaventura de Sousa Santos ha con-
medios al servicio de la producción, reproducción y florecimiento de la
trapuesto a la globalización hegemónica una posible globalización
vida humana comunitaria en todas sus dimensiones, desde la nutrición
contrahegemónica, haciendo pie en una distinción similar. La globa-
y el amparo básicos hasta la expresión simbólica y la organización insti-
lización hegemónica consiste fundamentalmente en procesos por los
tucional, como realización y reafirmación de una soberanía abierta a la
cuales un determinado fenómeno local es globalizado con éxito (localiSLno
comunicación (Auat, 2005). globalizado 7), generando imperativos transnacionales que impactan en lo
La región como arraigo, en tanto se refiere a la propiedad entendida
local (globalismo localizado 8 ). Frente a ellos, Sousa Santos indica otras dos
de esa manera es, entonces, una condición para el ejercicio de nuestra
capacidad de ser sujetos políticos. Por ello, la región es condición de
nuestra capacidad de soberanía.
Por ejemplo, la actividad mundial de las multinacionales, la lengua inglesa como
linguajhmca, las hamburguesas de McDonalds o la adopción mundial de las mismas
leyes de patentes o de propiedad intelectual promovida por los Estados Unidos (Sousa
Santos, 2003, 86 y ss.).
Por ejemplo, la creación de enclaves de comercio libre o zonas francas, la deforesta-
ción o destrucción masiva de los recursos naturales para el pago de la deuda externa,
el uso turístico de los tesoros históricos, lugares o ceremonias religiosas, artesanato
y vida salv<\ie, la economía extractiva transnacional b<\io el discurso tramposo de
6 Legado en el sentido de "mandato en relación con el uso que debían los herederos
"minería responsable" ( Antonelli, 2007).
hacer de esos bienes" (Roig, 1981, p. '18).

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HACIA UNA FILOSOFÍA POLÍTICA SITUADA
ALEJANDRO AUAT

Esa totalidad a escala humana como espacio vital comunitario suficiente,


modalidades contrahegemónicas de globalización: el cosmopolitismo, como
se determina históricamente según las finalidades atribuidas en cada
organización transnacional de la resistencia que usa en su beneficio las
situación, desde el destaque de algún rasgo cultural como propio de
posibilidades de interacción del mismo sistema mundial en transición; y
una identidad hasta una comunidad de naciones federadas, pasando
lo que él llama el patrimonio común de la humanidad, señalando con ello las
por el municipio como región, la zona como región, la confederación
luchas por la protección y desmercantilización de recursos, entidades,
de municipios como región, las provincias o un conjunto de provincias
artefactos y ambientes considerados esenciales para la sobrevivencia
como región, etcétera. La flexibilidad de la región como estrategia con-
digna de la humanidad, y cuya sustentabilidad sólo puede ser garan-
ceptual habilita una flexibilidad de la región como estrategia política: se
tizada a escala planetaria. En el capítulo siguiente propongo sustituir
determinará políticamente la región, acorde a cada circunstancia, ne-
estas denominaciones por las de Totus Orbis y Bien Común Universal que,
cesidad o interés, siempre que la región en cuestión sea entendida como
además de pertenecer a una tradición intelectual más cercana a las luchas
esa totalidad al alcance de nuestras acciones, mediadora de nuestra in-
por la dignidad -la tradición de la defensa de los derechos indianos que
tegración a totalidades mayores, operadora de nuestra identidad en la
se inicia con Francisco de Vitoria en Salamanca-, traducen más apropia-
diferencia y en la igualdad.
damente el modelo de universalidad situada9 que hemos querido enriquecer
Claro que, como dijimos, las regiones no se inventan de la nada: son
con la categoría de región. decididas o determinadas históricamente de entre el conjunto de posibi-
lidades entregadas de una generación previa a una generación posterior.
Las posibilidades y las imposibilidades. Se determina una estrategia a
LA REGIÓN COMO DECISIÓN POLÍTICA
partir de las posibilidades recibidas y no de otras. Pero a veces, y creo
que es el caso de nuestra región, lo que se recibe es un cúmulo de im-
Entiendo la región en un sentido político, no natural. Etimoló-
posibilidades que requieren una estrategia de ruptura con el pasado:
gicamente, el vocablo ugio significa "dirección, línea recta, horizonte,
quebrar la imposibilidad proyectando utopías que abran el horizonte de
límites" además de "país, comarca, región". Pero tiene que ver con rego
lo posible, o también, des-obturando posibilidades que quedaron en los
que es "regir, dirigir, conducir, gobernar, enderezar" 10 • A la significación
pies de página de la historia.
espacial se le impone como más originario el sentido político del término.
Una clave de acción lúcida nos aporta el ambiguo pensamiento de
Podríamos decir que la región es el horizonte establecido políticamente
Alberdi: distinguir entre la unidad moral, como "similitud de institucio-
para conducir nuestras vidas. Si bien algunos autores han querido ver en el
nes, de costumbres, de ideas, de elementos sociales, de sentimientos, de
concepto de región una manifestación natural de la realidad, a diferencia,
lenguas", de la unidad política. La cultura común no nos determina y el
por ejemplo, del concepto más artificioso de "provincia" como división de
hecho de que sea aprovechada o no en favor de la unidad política es, en
un territorio sttieta a una autoridad administrativa, hemos afirmado antes
última instancia, materia de decisión "política" y no "moral" (Roig, 1981,
que el sentido político de región es lo que le da precisamente esa dinami-
p. 57). Es este un criterio de fundamental importancia para salir de las
cidad y flexibilidad que tienen las cosas "que pueden ser de otra manera",
confusiones románticas o de las perezas inerciales que nos llevaron a creer
como decía Aristóteles, esto es, las que dependen de nuestra voluntad, y
11 · que porque compartíamos una cultura, una lengua y una religión, la
por eso son contingentes e históricas •
unión política sería más fácil o se daría como consecuencia lógica. El

9 Es la expresión usada y desarrollada por Mario Casalla y otros filósofos de la libera-


ción. También se habla de "uni1-crsalidacl contextua!" (Ricoeur) o ele "uniYcrsaliclad la polis es el espacio ganado a lo inhóspito para hacer ele él un hogar, un hábitat. La
intcracti1·a" (Benhabib), "uni,·ersaliclad ejemplar" (Fcrrara), "cnn/e.\'/ualist uniz•ersnlism" delimitación del lugar para habitar es el primer sentido del nomos, de la ley. Pero si es
(Forst). importante recuperar este sentido griego de la j1olis como yaloración política del
espacio, no lo es menos restituir el sentido romano de la áz•itns, que señala que ese lu-
10 Véase capítulo anterior.
gar para YiYir fue acordado colectiYamentc por ciudadanos (áz•es) definidos por ese
11 Desde Aristóteles hasta Schmitt y Arendt, se ha señalado esa condición espacial
acuerdo más que por cualquier determinación étnica o religiosa (Cacciari, 2005).
de nuestra existencia y su 1·inculación con lo político. El primer bien común ele

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ALEJANDRO AuAT

siglo XX ha corroborado esta necesidad ele distinguir las comunidades


culturales ele la comunidad política, luego ele su exaltación por parte de
los nacionalismos racistas y de los regionalismos xenófobos. 10
La unión de los estados en mm sola comunidad política es una ele-
terminación asimismo polftica. Esto significa que es fruto de la decisión
Geopolítica para una globalización
libre e igualitaria de quienes queramos integrar esa comunidad. El alcance
territorial y el alcance humano de esa decisión (qué región y a quiénes
contrahegemónica:
incluye) se determinan dentro del cuadro de posibilidades recibidas del la UNASUR como región
pasado, pero mediante una decisión político-estratégica en función ele las
necesidades, intereses y conveniencias del presente y con vistas a construir
un futuro viable.
La decisión es estratégica porque se trata ele darnos un espacio vital ele
autorrealización o soberanía, frente a otros espacios políticos, en diálogo
o conflicto con ellos, pero siempre en relación con ellos. Como aclara
Dussel, la acción político-estratégica se encuentra en el nivel ele lo posible, ME PROPONGO AHORA reflexionar en torno al tema del espacio geopolítico
lo contingente y lo no-necesmio 12• Hablamos aqul de la decisión estratégica de de la UNASUR, en un marco que entienda este espacio como estrategia
constituirnos como región, pero esa decisión tiene que ser sostenida en el geopolítica para una globalización contrahegemónica.
nivel institucional de lo no-contingente, ele lo que permanece en el tiempo. Dicha propuesta es la ele una política asentada en la asunción de
Por eso decimos que las regiones son determinadas políticamente pero la región como mediación necesaria, no sólo para hacer frente a la he-
no se inventan ele la nada. gemónica globalización excluyente y monocultural del Norte, sino para
constmir alternativamente la posibilidad de una globalización contrahe-
He planteado que el desafío que la región nos presenta para pensar gemónica, a partir de políticas de reconocimiento multicultural y políticas
la Argentina hoy, ele cara al Bicentenario, pasa por entenderla inescindi- de redistribución incluyente.
blemente como estrategia conceptual y como estrategia política. La región Para facilitar la reflexión y el debate voy a estructurar esta presenta-
es el espacio político en el que podemos recuperar nuestra capacidad de ción mediante una serie ele proposiciones, a modo de hipótesis de trab~o,
soberanía, y es la mediación de nuestra articulación con otras regiones con algún desarrollo explicativo, sobre todo desde la perspectiva de una
para una globalización contrahegemónica. Pero requiere, a su vez, de filosofía si tu a da 1•
decisión política.

TODA POLÍTICA ES SIEMPRE GEOPOLÍTICA, Y LA REGIÓN


ES MEDIACIÓN NECESARIA DE TODA GEOPOLÍTICA

La política es fundamentalmente acción humana. Y la acción humana


es siempre espacial. Ya Aristóteles señaló que la espacialidad del hombre
tenía una determinación política, y la politicidacl una determinación
12 Lo posible es lo contradictorio con lo imposible (que es lo que se sale del marco de
posibilidades entregadas por la tradición histórica); lo contingente es lo que tiene
como causa la indeterminación de la voluntad libre, y es contradictorio con lo no- Como se advirtió en la presentación, este capítulo no estará exento de repeticiones
contingente (que es lo permanente, por ejemplo, las instituciones); y es no-necesario respecto de lo ya afirmado en los precedentes. Se optó por mantener en general su
frente a lo necesario (por ejemplo una ley físico-natural) (Dussd, 2006). estructura para guardar coherencia en el planteo.

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ALEJANDRO AUAT HACIA UNA FILOSOFÍA POL!TICA SITUADA

espacial. La polis es primordialmente una comunidad espacial y el primer determinación histórica y contingente de nuestra voluntad, según los
bien común que los ciudadanos comparten es el lugar como sede de su recursos y los criterios de justicia que una sociedad haya decidido políti-
habitar en común. La polis misma es ese bien en cuanto nomos: espacio camente en acuerdo o en conflicto con otras sociedades. Es decir, lo que
ordenado para el hombre, transformado en hábitat o ethos humano 2 • es "natural" en el hombre es la regionaliclad y no la región: la posesión
Por su parte, Hannah Arenclt recoge el sentido político del habitar el ele algún entorno y no la de este en particular. Hay aquí un fundamento
espacio al señalar que el término nomos no se refiere principalmente a una antropológico ele la región.
relación formal entre personas -como le~, sino a una demarcación de la Es un concepto integral: no es la región-plan, ni la región económica
tierra en función del nemein: distribuir y habitar (Arendt, 1993, p. 71, n 62). ni la región geográfica. Es la región como espacio existencial. Es la región-
Y el habitar consiste en una humanización del espacio y simultáneamente mediación de nuestro ser: es la totalidad a escala humana que, sin embargo,
en una espacialización del hombre. se reconoce parte ele totalidades mayores, con las cuales está en relación
Así parece haberlo entendido también Carl Schmitt cuando estudia actual (Risco Fernández, 1991 ). "Totalidad a escala humana" significa un
las diferentes configuraciones del espacio que asume el nomos merced espacio de realización todavía alcanzable por nuestras acciones y proyec-
a las distintas tomas de la tierra como fundamento de los distintos órdenes tos, un espacio lo suficientemente grande como para ser una "totalidad",
legales y políticos. El nomos de la tierra es la expresión antropológica del pero lo suficientemente pequeño como para estar a nuestro alcance actual
habitar en un espacio vital, mientras que, por ejemplo, el Grofhaum es y hacer de mediación con totalidades mayores. "Es el modo peculiar e
la expresión jurídico-política de la configuración histórica llamada a irrepetible -dice Risco- que tiene la subjetividad encarnada en 'micro-
reemplazar al Estado moderno, según Schmitt (Schmitt, 2005). cuerpo' ele crecer como intersubjetividad encarnada en 'macrocuerpo'
A partir ele estas observaciones, podríamos concluir que toda política hacia su plenitud siempre futura y siempre superior" (p. 56).
es siempre geopolítica: ocupación y ordenamiento ele un espacio terrestre
para el mejor vivir de los hombres. Claro que esto no se hace en una idílica
y pacífica forma, al ser el espacio limitado y la población cada vez más LA REGIÓN ES UN OPERADOR DE LA IGUALDAD
numerosa. No sólo es conflictiva la "ocupación" de los espacios vitales, EN LA DIFERENCIA, Y DE LA DIFERENCIA EN LA IGUALDAD
sino también su "ordenamiento", por lo que la geopolítica tiene tanto
una dimensión "externa" de relación ínter-pueblos como una dimensión En los procesos de regionalización hay dos riesgos siempre latentes:
"interna" de relación intra-pueblo. o negamos las identidades diferenciales subsumiéndolas en una totalidad
He sugerido antes que el concepto de región tiene la ductilidad esencial, o negamos la igualdad a partir ele identificarnos con lo que
necesaria como para operar como categoría de mediación, y permitirnos nos diferencia, haciendo ele cada parte nuevas totalidades esencialistas
así representaciones más adecuadas a las exigencias que nos presenta (Arcliti, 2000). Las diferencias deben ser reconocidas más no absolutizadas,
una geopolítica en tiempos ele globalización excluyente. El concepto de y la igualdad debe ser promoyida más no esencializacla. Las diferencias
región tiene una riqueza y un dinamismo que lo dota por eso mismo se reconocen mediante políticas ele identidad, y la igualdad se promueve
ele ambigüedad e indefinición. El sentido político de región es lo que le da mediante políticas de redistribución.
precisamente esa flexibilidad que tienen las cosas "que pueden ser de otra El concepto de región que proponemos, a partir de la filosofía del
manera", esto es, las que dependen de nuestra voluntad, y por eso son pensador tucumano Gaspar Risco Fernández, nos permite entenderla
contingentes e históricas. como un operador de la igualdad en la diferencia y de la diferencia en la igualdad,
En todo caso, la demarcación ele un territorio para vivir, de un pues la región no es la alienación de las partes impotentes subordina-
espacio vital, ele una región, es requisito "natural" de nuestra condición das a la totalidad mayor, ni se ensimisma yuxtaponiéndose a otras partes
encarnada. No así las dimensiones o el tipo de región, lo que ya es una autónomas entre sí.
El paradigma subyacente a esta representación de la región es el de
Todo-Parte. El Todo del que se trata es un "todo orgánico" de "universali-
2 Aristóteles, Eticn t1 .\icómnco, I, 1096a, 25-30. dad análoga", o también un "todo práctico". Es un todo 01gánicoy universal,

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HACIA UNA FILOSOFÍA POLÍTICA SITUADA
ALEJANDRO AUAT

queriendo decir con esto que no se trata de una masa amorfa resultado homogeneizadora y excluyente. Frente a ella, la región es nuestro operador
de una suma cuantitativa, sino que posee una unidad formal con esencial de identidad: reconocimiento de diferencias y promoción de la igualdad.
referencia e inclusión de todos los particulares. Es un todo universal análogo:
no se encuentra potencialmente en los singulares, sino comunicado a
LA REGIÓN ES UNA DETERMINACIÓN
ellos actualmente. Y no le es menos esencial la característica de igualdad
HISTÓRICO-POLÍTICA Y ESTRATÉGICA
proporcional: se participa en los singulares proporcionalmente, por lo
que es llamado también un "todo virtual o potestativo". Análogamente,
Esa totalidad a escala humana como espacio vital comunitario
cada nación o cada región expresa en su modalidad propia el todo del
cual es parte: los paraguayos son latinoamericanos así como los peruanos suficiente, se determina históricamente según las finalidades atribuidas en
son latinoamericanos, pero cada uno lo es de un modo diferente aunque cada situación, desde el destaque de algún rasgo cultural como propio
total. Lo "latinoamericano" no es algo que sobrevuele lo paraguayo o de una identidad hasta una comunidad de naciones federadas, pasando
lo peruano: solamente desde lo paraguayo o lo peruano se puede ser por el municipio como región, la zona como región, la confederación
latinoamericano. El todo existe como todo en la parte. Sin embargo, la de municipios como región, las provincias o un conjunto de provincias
parte se sabe parte y no todo. como región, etcétera. La representación flexible del concepto de re-
Además, se trata de un todo práctico: un todo que se realiza en vistas gión nos permite determinar una representación política acorde a cada
de un fin, en vistas de la efectuación de un bien. En este sentido no com- circunstancia, necesidad o interés, siempre que la región en cuestión sea
promete a las partes más que para movilizarlas, para lanzarlas a la acción. el macrocuerpo propio, mediador de nuestra integración a macrocuerpos
Hay que entenderlo en forma dinámica y no estática, y para indicar este mayores, operador de nuestra identidad en la diferencia y en la igualdad.
carácter se habla a veces de parte potencial. En el esquema aristotélico Claro que las regiones no se inventan de la nada: son decididas
-cuando explica por ejemplo el alma y sus partes-, la parte potencial o determinadas histó1icamente ele entre el conjunto de posibilidades entre-
es el sujeto todo pero pensado en relación con una de sus funciones. gadas de una generación previa a una generación posterior. Las posibi-
Cada nación o región sigue siendo una comunidad autosz!ftciente en su lidades y las imposibilidades. Se determina una estrategia a partir de las
orden, pero considerada en su relación con las otras naciones o regiones, posibilidades recibidas y no de otras. Pero a veces, lo que se recibe es un
a las que está abierta por vocación de comunicación, pasa a integrar un cúmulo de imposibilidades que requieren una estrategia de ruptura con
orden superior en el que juega el rol de parte según diferentes situaciones el pasado: quebrar la imposibilidad proyectando utopías que abran el
prácticas: esto es, es vista según una función que no anúla sino que supone horizonte de lo posible, o también, des-obturando posibilidades que
la autonomía y la soberanía. quedaron en los pies de página de la historia.
Las partes potenciales implican un orden, pero un orden que se La historia de América latina es rica en todos esos sentidos. Des-
discierne en el momento de la acción: un orden práctico. Así, la persona de la utopía de un Juan de Torquemacla que, influido por Bartolomé de
o los grupos, las naciones o las regiones pueden ser concebidos como las Casas, imaginó una cristia"ndad franciscano-indígena sin europeos,
partes: parte moral o libre, concebida en función de un plano superior pasando por los experimentos político-sociales de las reducciones guara-
de acción y en relación con una finalidad trascendente. Por eso también níticas o el sueño bolivariano de aquella "idea grandiosa" de una América
se puede hablar de la no-suficiencia de estas en tanto que partes, pero hispana unida, para mencionar sólo algunas ele las posibilidades legadas
sólo cuando se las considera en oposición a comunidades o espacios más y obturadas. Un legado no exento de ambigüedades, oscilaciones y ten-
amplios que, bajo razón de todo y de fin, evocan por lo mismo la idea de siones. El mandato de unirnos en una sola nación no sólo fue desoído
acabamiento y de suficiencia. sino también interpretado como una más de las ilusiones que causarían
Con el p~radigma Todo-Parte entendido de esta manera, que incluye nuestro atraso para ingresar en la modernidad.
la idea de un universal análogo como mencionamos antes, el concepto Curiosamente, el ambiguo pensamiento de Alberdi nos da una clave
de región cobra una importancia fundamental para superar las aporías de acción todavía vigente. En su tesis leída en la Universidad de Chile
planteadas por la globalización hegemónica, que se presenta como en 18<H para revalidar su título de abogado uruguayo, planteaba que la

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ALEJANDRO AUAT
HACIA UNA FJLOSOFIA POLITJCA SITUADA

"similitud de instituciones, de costumbres, de ideas, de elementos sociales, sino que es fruto ele una decisión libre, que irrumpe en la historia con
ele sentimientos, ele lenguas", daba "a los Estados americanos ele origen rasgos de novedad. Sin embargo, la acción político-estratégica no se da
español" una "unidad moral" sobre la que habría que fundar la "unidad en el vacío y en la indecidibilidacl total. La contingencia y la novedad
política". Comenta Arturo Roig que "es evidente que para Alberdi si bien están enmarcadas dentro del cuadro de posibilidades recibidas en una
la unidad moral es 'muy superior a la unidad política', aquélla no nos tradición político-cultural, cuadro que incluye asimismo lo permanente
determina y el hecho ele que sea aprovechada o no a favor de la unidad ele algunas instituciones en las cuales puede apoyarse la decisión política.
política es en última instancia materia de decisión 'política' y no 'moral'" Por eso decimos que las regiones son determinadas políticamente pero
(Roig, 1981, p. 57). no se inventan ele la nada.
Es este un criterio de fundamental importancia para salir de las
confusiones románticas o de las perezas inerciales que nos llevaron a creer
que porque compartíamos una cultura, una lengua y una religión, la unión LA DECISIÓN DE CONSTITUIR LA UNASUR COMO
política sería más fácil o se daría como consecuencia lógica. El siglo XX REGIÓN PUEDE SER UNA ESTRATEGIA PARA UNA
nos ha enseñado a distinguir las comunidades culturales de la comunidad GLOBALIZACIÓN CONTRAHEGEMÓNICA
política, luego de su exaltación por parte de los nacionalismos xenófobos y
racistas. Con lo que la unidad cultural no siempre es un factor que ayude Hablamos ele globalización contrahegemónica en el sentido que le
a una unión política madura. da el sociólogo portugués Boaventura de Sousa Santos. Para él, la globa-
La unión de los estados latinoamericanos en una sola comunidad lización es "el proceso mediante el cual una condición o instancia local
política es una determinación asimismo política. Esto significa que es logra extender su radio de influencia a lo largo del globo y, al desplegar
fruto de la decisión libre e igualitaria de quienes queramos integrar esa esta acción, desarrolla la capacidad de designar como local a la instancia
comunidad, de los pueblos más que de los gobiernos. El alcance territorial. o condición social con la cual compite" (Sousa Santos, 2'003b, p. 86 y ss.).
y el alcance humano de esa decisión (qué región y a quiénes incluye Esto significa que la globalización implica múltiples series de relaciones
el nosotros) se determina dentro del cuadro ele posibilidades recibidas del sociales desiguales, en donde hay vencedores y vencidos. Esto significa
pasado, pero mediante una decisión político-estratégica en función ele las también que lo local es la contracara ele lo global, y que lo uno no puede
necesidades, intereses y conveniencias del presente y con vistas a construir existir sin lo otro. Esto significa, por último, que la globalización es una
un futuro viable. decisión política, entre otras cosas.
La decisión es estratégica porque se trata ele darnos un espacio vital ele En ese sentido, ele Sousa Santos distingue cuatro maneras de pro-
autorrealización o soberanía, frente a otros espacios políticos, en diálogo ducción ele la globalización: las dos primeras constituyen lo que él llama
o conflicto con ellos, pero siempre en relación con ellos. Como aclara globalización hegemónica, maniobradas por las fuerzas del capitalis-
Dussel, la acción político-estratégica se encuentra en el nivel de lo posible, mo global, y las otras dos constituyen la globalización contrahegemónica,
lo contingente y lo no-necesmio. Lo posible es lo contradictorio ele lo imposible llevada adelante por las diferentes iniciativas de resistencia o de articu-
(que es lo que se sale del marco ele posibilidades entregadas por la tradición lación anticapitalista. En primer lugar, el localismo globali;:;ado, proceso por
histórica); lo contingente es lo que tiene como causa la indeterminación el cual un determinado fenómeno local es globalizado con éxito (por ejem-
ele la voluntad libre, y es contradictorio ele lo no-contingente (que es plo, la actividad mundial ele las multinacionales, la lengua inglesa como
lo permanente, por ejemplo, las instituciones); y es no-necesario frente linguajranca, las hamburguesas ele McDonalcls o la adopción mundial ele
a lo necesario (por ejemplo una ley ñsico-natural). Hablamos aquí ele las mismas leyes ele patentes o ele propiedad intelectual promovida por
la decisión estratégica ele constituirnos como región, pero esa decisión los Estados Unidos). En segundo lugar, el globalismo localizado, que sería el
tiene que ser sostenida en el nivel institucional ele lo no-contingente, ele impacto específico en las condiciones locales, producido por las prácticas
lo que permanece en el tiempo. y los imperativos transnacionales que se desprenden ele los localismos glo-
Dicho ele otra manera, la acción político-estratégica no es la con- balizaclos (por ejemplo, la creación ele enclaves de comercio libre o zonas
secuencia necesaria de un proceso natural ni de una deducción lógica, francas, la cleforestació~ o destrucción masiva ele los recursos naturales
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HACIA UNA FILOSOFIA POLiTICA SITUADA
ALEJANDRO AUAT

comunidad, en este caso la humanidad, que debe ser representado me-


para el pago de la deuda externa, el uso turístico de los tesoros históricos,
lugares o ceremonias religiosas, artesanato y vida salvaje, la "compra" por diante el paradigma del todo y las partes: el bien común, siendo superior
como un todo lo es a las partes, es un bien participado actualmente a las
parte de los países del Tercer Mundo de desechos tóxicos, la conversión
partes -es común a ellas-, sin el cual estas dejarían de subsistir como
de la agricultura de subsistencia en una agricultura de exportación como
tales: es su condición de posibilidad.
parte del "reajuste estructural", la etnización del lugar de trab<úo con la
Ahora bien, nada garantiza el carácter emancipatorio o contrahege-
consecuente desvalorización del salario, etcétera).
mónico de los movimientos federativos o de las luchas por la defensa del
La globalización contrahegemónica tiene que ver con los diferentes
procesos de globalización de la resistencia a los localismos globalizados y a bien común universal. Esto exige de los participantes en estos procesos una
los globalismos localizados. El primer modo es lo que Sousa Santos llama vigilancia autocrítica permanente. Muchas de estas acciones están situadas
el cosmopolitismo, que es la organización transnacional de la resistencia en un plano local, sin demasiada conciencia de su impacto global o de su
de Estados-nación, regiones, clases o grupos sociales victimizados por posible articulación con otras acciones similares. Otras veces la resistencia
los intercambios desiguales, usando en su beneficio las posibilidades de genera nichos aislados que depotencian la capacidad emancipadora.
interacción transnacional creadas por el sistema mundial en transición, En general, no hay demasiada conciencia del carácter globalizador que
incluyendo las que se desprenden de la revolución de las tecnologías tienen estas luchas, porque se piensa en un solo tipo de globalización.
de información y de comunicación. La resistencia consiste en transformar En el caso de la UNASUR, decimos que puede ser una estrategia de glo-
intercambios desiguales en intercambios de autoridad compartida y se balización contrahegemónica, pero que no lo es necesariamente. Y
traduce en las luchas contra la exclusión, la inclusión subalterna, la menos aún, si los pueblos y los diversos actores políticos sudamericanos
dependencia, la desintegración y la descalificación. dejamos que sean los gobiernos los únicos decisores de este proceso. Nue-
Sousa Santos aclara que el uso del término cosmopolitismo quiere vamente, el concepto de "región" puede ser apropiado para generar un
señalar una tradición que si bien es de la modernidad occidental, es una nuevo sentido común, capaz de representarse al mismo tiempo la autosufi-
de las muchas tradiciones suprimidas o marginalizadas por la tradición ciencia de un movimiento y su pertenencia simultánea a un todo mayor, en
hegemónica. Sin embargo, yo creo que sería más adecuado para desig- otra escala. Comprendiendo nuestras acciones y luchas como "regionales",
nar estos intentos de maximizar el potencial emancipador de las luchas se asume igualmente su sentido local pero no aislado, y su sentido global
pero no difuso.
locales a través de su unión translocal, rescatar otra tradición aún más
marginalizada que la kantiana del cosmopolitismo, cual es la del Totus Una globalización contrahegemónica es, por tanto, el resultado
orbis de Francisco de Vitoria. El modelo del "orbe todo, que es como una de decisiones estratégicas geopolíticas a partir de una nueva conciencia
república" (Vitoria, De potestate civih) asume el paradigma de la federación política y de una capacidad de traducción del sentido de nuestras ac-
o confederación de naciones o regiones que se reconocen soberanas pero ciones a un lengu<úe que reivindique otra globalización, multicultural
abiertas a la comunicación merced al ius communicationis, que es de derecho e incluyente. Y estos son otros criterios de la vigilancia autorreflexiva.
natural (Auat, 2005). iVhtlticultural por el respeto a las diferentes luchas y acciones de resistencia
Así también, la segunda modalidad de globalización contrahegemó- y de construcción ele nuevas prácticas políticas y económicas, en su dife-
nica, que es designada por Sousa Santos con el nombre de patrimonio rencia, sin pretender homogeneizarlas tras una única bandera.Jnclzryente
común de la humanidad, puede adquirir otro significado más movilizador por la capacidad de traducirse mutuamente esas diferentes luchas para
si tomamos también de Vitoria la idea del Bien Común Universal o de todo constituir un sentido federativo o articulador de estas. El carácter mul-
el orbe. Las luchas por la protección y desmercantilización de recursos, ticultural implica impulsar políticas de reconocimünto de las diferencias,
entidades, artefactos y ambientes considerados esenciales para la sobre- frente al desconocimiento negador de identidades de la globalización
vivencia digna de la humanidad, y cuya sustentabilidad sólo puede ser hegemónica. El carácter incluyente implica promover políticas de
garantizada a escala planetaria, son estrictamente luchas por el bien redistribución material, frente a la exclusión negadora de la igualdad
común de la humanidad. El bien común es precisamente ese conjunto de de la globalización hegemónica. Dicho de otra manera, la globaliza-
bienes, condiciones y posibilidades necesarios para la vida digna de una ción contrahegemónica se asienta sobre la promoción y la articulación

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de políticas de identidad y políticas de igualdad (Sousa Santos, 2003b,


p. 153 y ss.).
Se trata de pensarse con el modelo de la región: una totalidad con 11
sentido en sí misma en determinada escala, pero que a su vez, es parte de
totalidades mayores que se proyectan en otras escalas de sentido. Filosofía y ciudadanía:
Estas proposiciones pretenden aportar elementos para pensar una
investigación y enseñanza en el NOA
geopolítica para una globalización contrahegemónica que, frente a la
hegemónica globalización del Norte, será propiamente una globalización
del Sur. Porque como decía José Martí: del Nvrte hqy que ir saliendo.

L\ PREGUNTA QUE GUÍA estas breves reflexiones es saber cuál es el aporte


ele la filosofía a la necesaria tarea ele recuperación ele la política que se
viene planteando en distintos sectores como modo de enfrentar y superar
la crisis o la decadencia de la vida pública en nuestro país. Claro que esta
pregunta supone la aceptación de tal presupuesto, esto es, que la política
tiene todavía un sentido que debe ser recuperado.
El marco de esta pregunta lo constituye el tremendo descrédito de la
actividad política, la distancia creciente entre los llamados "profesionales"
de la política y la gente y, también, la ineficacia que han mostrado los
políticos para resolver los problemas cotidianos en un contexto de
globalización excluyente. Corrupción, tecnificación de las decisiones y
subordinación de lo político a otros ámbitos, parecen ser las causas inme-
diatas de tal situación. A ello hay que agregar como datos propios ele
1
la región NOA , la persistencia de un caudillismo paternalista con su
contracara de infantilismo d!'!legacionista, que ha llevado a reducir
la política a las prácticas clientelares, agudizadas en tiempos electorales
pero presentes incluso en los modos de gobernar a partir ele una concep-
ción patrimonialista del poder. Para el hombre común del NOA ¿tiene
sentido hablar de "recuperar la política"? Si esto supone la activación
ele una ciudadanía crítica y responsable, ¿cómo hacerlo en provincias
en donde la autonomía reflexiva del juicio está subordinada a la conser-
vación del empleo, generalmente estatal?

Pensamos en el NOA, pero desde nuestra panicular experiencia en Santiago del


Estero, sobre todo en la "década" 1993-2003. Este texto fue escrito en esos años.

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HACIA UNA FILOSOFIA POLITICA SITUADA

Intentaremos amojonar un camino posible de respuestas a esta finalmente vacía de contenido. Como dice Pascal Bruckner, cuatro siglos
cuestión mediante tres pasos. En primer lugar, recuperando una compren- de emancipación desembocan en la posibilidad de elegir entre varias
sión práxica -ética y arquitectónica- de la política. En segundo lugar, marcas de detergente (Bruckner, 1996, p. 73). El Estado neutral del libe-
planteando el lugar deljuicio crítico y reflexivo en esta comprensión de ralismo otorga la libertad al individuo a condición de trivializarla, pues si
la política. Finalmente, proponiendo un rol crítico, creativo y normativo el Estado neutral se presenta como válido por dejar intacto nuestro vivir
a la.filosofla práctica en la tarea de la educación ciudadana en el NOA. social, entonces nuestro vivir social tampoco puede afectar al Estado: es
decir, nuestras decisiones carecen de toda trascendencia pública.
No puede extrañarnos, entonces, que la política se haya distanciado
LA POLÍTICA COMO ACCIÓN de lo social como, si fuera una esfera más, y que al quedar en manos de una

El español Alfredo Cruz Prados ha señalado que las categorías y con-


ceptos que usamos actualmente para plantear lo político son insuficientes
!.
~.·
·~;
élite de "expertos" -sea en el conocimiento científico de los sistemas, sea
en la técnica de la ingeniería electoral o de la manipulación clientelar--, el
ciudadano común se haya retraído a la vida privada como si se tratara de
y básicamente irreales, en el sentido de que no dan cuenta realmente de una burbttia infranqueable en donde las decisiones públicas no debieran
lo que se hace cuando se hace política (Cruz Prados, 1999). entrometerse. Pero lo hacen. Alguien toma las decisiones que afectan
Así, por ejemplo, los postulados emblemáticos del liberalismo político nuestra vida más íntima y cotidiana. Y lo hace oculto tras las "razones"
han pasado a formar parte de la comprensión vigente de la política, y su sistémicas, las "leyes" del mercado o el imperativo de la globalización,
impugnación por parte de planteos comunitaristas o de la doctrina de la amparado en la lejanía del poder estatal o supraestatal.
sociedad civil constituye una mera reacción que no modifica el esquema La distancia enorme con el común de la gente favoreció también
de fondo, según este profesor de Navarra. El más significativo de esos el desarrollo de una "lógica" perversa de instalación y permanencia
postulados -la pretendida neutralidad del Estado- va asociado a y en el poder, mediante "normales" mecanismos de financiación oscura de
fomenta una concepción sistémica de lo social, desconociendo la incidencia la actividad o mediante prácticas también "normales" de cooptación
que tiene lo político en la vida privada de la gente. El Estado neutral es clientelar de la voluntad popular. Y entonces la política huele a podrido.
situado frente a una realidad social constituida por un conjunto de diversas Como huelen las cosas que se corrompen.
esferas autónomas -la económica, la cultural, la doméstica o familiar, la Para recuperar la política es necesario recuperar una concepción práxica
religiosa, etcétera- dotadas de una dinámica y una lógica inmanentes, que nos permita reconocer que la sociedad no es proceso sino acción
que se articulan según una necesidad sistémica. común, proposición de fines y creación de un ethos institucional. Y en
ello se nos va la vida, y no sólo la posibilidad de dejar de oler a podrido.
"La política adquiere así el carácter de una técnica, cuya misión es Una concepción de este tipo implica reconocer la índole política de la
la construcción de un producto -el Estado- que permita, entre sociedad, es decir, la conciencia de que la forma que adopte nuestra con-
los engranajes de su mecánica, el despliegue de procesos colectivos vivencia social es fruto de nuestra consciente y deliberada determinación
autónomos. Este modo de pensar conduce a creer que estamos ante colectiva. El hombre es social por naturaleza y la sociedad es política por
un conjunto de procesos unidimensionales y regidos por regularida- naturaleza. Pero esto no significa que haya un orden político predetermi-
des internas -casi como si se tratara de fenómenos naturales-, Jo nado, sino que este debe ser configurado y reconfigurado constantemente
cual invita a entender el saber acerca de Jo social como conocimiento en forma activa y común. La sociabilidad humana es natural, pero la so-
teórico, científico-técnico". (P. 22) ciedad misma no lo es. Xavier Zubiri ha remarcado que, a diferencia del
resto de los animales cuya "sociabilidad" es específica -determinada
El liberalismo pretende liberar al individuo del intervencionismo del por la especie-, la sociabilidad del hombre es abierta e in específica, y por
Estado -creando un Estado neutral- para, después, dejarlo sometido ello puede determinarse de múltiples y variadas formas a lo largo de la his-
a un conjunto de necesidades sistémicas, de lógicas inmanentes y ciegas, toria {Zubiri, 1986). Toda sociedad real ha de ser inventada y definida por
como la del mercado. La tan propugnada autonomía del individuo queda el hombre, y esta necesidad es la raíz de la actividad política.

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no es la acción extraordinaria como creía Carl Schmitt. La acción política
La acción política consiste, entonces, en crear un ethos determinado: es acción institucionalizadora e institucionalizada. La acción política crea
el ethos político. La política es acción: es la acción de configurar una instituciones. Una institución viene a ser como el órgano que funcionali-
forma de vida en común. Por ello, toda acción social, en la medida en za una idea -un bien, un valor, una aspiración- y la convierte en un
que sea configuraclora ele la convivencia, es acción política. La categoría contenido práctico, dotado de regularidad y estabilidad. Una idea se hace
de acción nos permite superar las dicotomías establecidas por la racio- practicable al traducirse en una institución: en una forma articulada y
nalidad teórico-técnica. Y con ello se recupera el carácter práctico, ético normalizada de acción conjunta. La polis se autoconfigura dotándose de
y arquitectónico de la política. las instituciones que dan estabilidad y forma regular a su misma acción
En efecto, la acción nos remite al punto de vista del agente y ele su de autoconfigurarse. A su vez, la institución es mediación de la acción:
racionalidad práctica. Una racionalidad tendiente a encontrar los caminos de ·¡
hace posible la estabilidad y descarga la responsabilidad directa sobre
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realización de la identidad personal en la pertenencia a una comunidad. :~~·'
el todo, desempeñando una función parcial, accesible a la deliberación
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Frente a la racionalidad teórica que considera "desde fuera" los procesos y decisión regulares de las personas. El conjunto de instituciones es el
para aplicarles una técnica o una normativa que los ordene a un fin modo articulado en que se hace posible, con estabilidad y normalidad,
estratégico, la racionalidad práctica considera las posibilidades a obrar la atención a la totalidad de la polis.
"desde dentro" de los contextos de acción y configura un orden como Pero el origen de las instituciones no son los ciegos procesos sisté-
realización de un ethos, es decir, de un modo concreto de actualizar la micos, sino la acción configuradora de un ethos, de un modo de vivir en
plenitud humana, siempre personal y siempre social. común que constituye la determinación de una posible forma de plenitud.
Clave en la racionalidad práctica es el momento de la decisión. Esta La polis no es un simple medio o instrumento para lograr un fin externo
no es la conclusión necesaria de un silogismo deductivo ni la opción a ella, a saber, nuestra propia plenitud: es una actualización de esa pleni-
infundada por un curso de acción. Las posibilidades a obrar son objeto tud, una forma de realizarla en concreto, siempre insuficiente y por ello
de deliberación y discernimiento que culminan en un juicio politico. Es en siempre abierta a constante reconfiguración.
el momento de la deliberación donde las teorías, la información com-
pleta y el conocimiento científico de la realidad a partir del juicio de los
"expertos", tienen mucho que aportar. La deliberación será individual EL JUICIO DEL CIUDADANO
o común, según se trate de una acción individual o común. Pero nunca
es completamente conclusiva o demostrativa: la deliberación es el modo de Esta concepción práxica de la política supone un ciudadano activo.
conocer aquello "que puede ser de otra manera" (Aristóteles). Por eso la ciudadano capaz de participar responsablemente en las diversas
deliberación es, de suyo, infinita: siempre puede ser prolongada, haciendo instituciones de la polis a través de su acción. La acción política, hemos
nuevas consideraciones y planteando ulteriores pros y contras. Ningún dicho, requiere de decisiones que son precedidas por la deliberación, el clis-
elemento de la deliberación, ningún razonamiento o argumento -por cernimiento de las posibilidades que presenta la situación y el juicio-
acertado que sea- es suficiente para determinar conclusivamente la ac- elección que manda realizar la posibilidad que se visualiza más ligada al
ción verdadera, es decir, para cerrar y poner fin a la deliberación. Lo que fin que se persigue. No se trata aquí de la racionalidad técnica de medios
pone fin a la deliberación es una decisión: la voluntad corta el proceso y fines, sino de la razón pmdencial que determina en sus juicios y opciones
infinito del razonamiento práctico optando por la posibilidad que hasta el ethos subjetivo del agente (identidad) y el ethos objetivo de la comunidad
2
entonces el juicio ha mostrado como la más acertada realización del fin • (pertenencia). De esta manera, los medios no son indiferentes respecto
Y lo que hay que decidir es cómo queremos vivir en común. ¿Quién del fin sino que son anticipaciones o actualizaciones del fin en cada caso.
sino nosotros -todos- podemos decidirlo? Claro que la acción política La razón prudencial reivindicada por la tradición aristotélica es
prospectiva: mira hacia adelante, hacia la realización de la acción. Desde
la tradición kantiana se ha insistido, no obstante, en la importancia de otro
2 Por una parte, la \'oluntad sigue al último juicio práctico del entendimiento; pero, tipo de juicio: el de la validación o justificación de la acción en una suerte
-'!···'·
por otra, es ella la que determina qué juicio práctico es el último.
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ALEJANDRO AUAT HACIA UNA FILOSOFÍA POLÍTICA SITUADA

ele retrospección en busca ele criterios de universabiliclacl y aceptabilidad carácter social. La opinión de Aristóteles acerca de que aprendemos a
por parte de todos los involucrados. ser prudentes viendo a los que son prudentes, no hay que interpretarla
Una de las pensadoras más fecundas del siglo XX, Hannah Arenclt, necesariamente en un sentido aristocratizante. Creo que tiene el sentido
ha destacado ambas concepciones del juicio en un intento que muchos fundamental de señalar el ineludible carácter vital e intersubjetiva de
consideran ele integración y otros simplemente señalan como diversas la phr6nesis. Aunque es cierto que el momento kantiano, reinterpretado
etapas contradictorias ele su pensamiento. En Jos escritos de Arendt dialógicamente, puede aportar más sobre la cuestión ele la validez en
hay, en efecto, dos modelos del juicio: uno basado en el punto de vista contextos democráticos, en tanto hace pasar al juicio por la criba de la
del actor y perteneciente a la vita activa, y otro basado en el punto de universalidad y de la aceptabilidad por parte de todos los afectados .
.;.
.·/ Si esto es así, la pérdida de lo público y de lo común acarreada por
vista del espectador propio de la vita contemplativa. Como ha observado
Seyla Benhabib, el intento de Arendt de poner juntas la concepcion la sociedad del individualismo posesivo o consumista conlleva la pérdida
aristotélica del juicio como un aspecto de la phr6nesis con la compren- de la capacidad de juzgar. La retracción a lo privado, lejos de posibilitar
sión kantiana del juicio como facultad de "pensamiento ensanchado" o el pensamiento más bien lo imposibilita, le quita las condiciones que
"pensamiento representativo" (ponerse en el lugar del otro), ha generado hacen posible su conformación y validación. ¿Cuánto de esta pérdida
una profunda perplejidad filosófica acerca del estatus del juicio en su de lo común y del sentido de lo público está condicionando el ejercicio de
obra (Benhabib, 1992, p. 123). Sin embargo, este puzzle hermenéutico una ciudadanía reflexiva en el NOA? A la tendencia general de la cultura
ha sido estudiado por otros, Maurizio Passerin d'Entreves por ejemplo, privatizadora se agrega entre nosotros un tipo de pérdida ele lo público
como una fructífera tensión entre dos distintas funciones del juicio cuya constituido por la concepción patrimonialista del poder: el Estado y todo
oposición es más aparente que real (Passerin d'Entreves, 1994). lo que es común es vivido y representado como propiedad del gobernante
En efecto, la vida ciudadana requiere tanto Jos momentos del com- (o de quien ejerce la función ejecutiva en cualquier organización ele la
promiso participante como del distanciamiento evaluativo. Desde el punto sociedad civil). A partir de allí, se delega no sólo la responsabilidad de
de vista del actor, el juicio es la facultad del ciudadano que decide cómo decidir sino también la ele juzgar. Entonces se espera el surgimiento de un
actuar en la esfera pública. Desde el punto de vista del espectador, el "salvador", de alguien "que haga bien las cosas", y se entra en un proceso
juicio implica distanciamiento e imparcialidad: salirse de la inmediatez de credulidad y decepción alternándose en una circularidad repetitiva de
para adoptar una perspectiva más general. El actor, como parte del todo, la que no se puede salir mientras siga entendiéndose la política en esos tér-
debe desempeñar su papel, está vinculado a lo particular. Pero la compren- minos. Es que la corrupción del gobernante es la contracara ele la falta ele
sión del sentido del ')uego" requiere la posición del espectador, la retirada juicio en el ciudadano, el caudillismo paternalista la del infantilismo
de toda participación directa. No obstante, la posición del espectador delegacionista, el mesianismo la ele la credulidad.
en este planteo sigue vinculada a la acción, pues de lo que se trata es ele Al comienzo nos preguntábamos por la posibilidad de una ciudada-
comprenderla desde su ubicación en un todo. La memoria y la capacidad nía reflexiva en provincias en las que su ejercicio está subordinado a la
narrativa juegan un papel fundamental en este momento. El juicio, desde conservación del empleo. Cierto es que hay condiciones económicas para
Jos dos puntos de vista entonces, el del actor y el del espectador, está en una democracia madura y que el ejercicio ele la ciudadanía se vincula al
función de la acci6n. Se trata no sólo de saber qué hacer aquí y ahora, sino reconocimiento de los derechos sociales y ele la igualdad (Nun, 2000). No
de hacerlo comprendiendo su sentido. obstante, esperar la construcción de un estado de bienestar para recién
La facultad de juzgar para Arendt no sólo sigue vinculada a la acción entonces exigir una ciudadanía madura tiene la forma de una petición de
sino también al espacio público, Jo cual pone al juicio en una dinámica de principios en la que se postula una ele dos proposiciones que se implican
intersubjetividad necesaria para su conformación y validación. Se piensa mutuamente. Más válido parecería el camino del reforzamiento de la
con otros, contra otros, en lugar de otros, siempre ante otros. El espacio capacidad ele juzgar en todos los ciudadanos, aunque distinguiendo planos,
púlj>lico es el ámbito de lo común, de lo que nos involucra a todos los que momentos y situaciones para el ejercicio responsable de tal facultad.
pettenecemos a una comunidad. El juicio sobre lo común se conforma En sociedades complejas y pluralistas no cabe esperar el mismo tipo ele
'·.'~
socialmente y requiere también una validación que tenga en cuenta ese reflexión, deliberación y juicio, en quienes ocupan distintos lugares en la

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.(J
:-;·
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su función al interior de las prácticas sociales, recuperando la palabra y
toma de decisiones. Pero sí cabe esperar algún tipo de reflexión en todos las operaciones lógicas para la construcción dialógica y argumental de los
si se\ trata de una democracia. sentidos. Para Cullen,-en esto consiste hoy la criticidad o la modernidad
La institución es el mecanismo que descarga a los individuos de la ne- de nuestra educación. Criticidad que habrá que entender junto con las
cesidad de la deliberación y la decisión permanentes. Pero cuando la funciones creativa y normativa que se han atribuido a Jo largo del tiempo
institución se vacía de sentido o cambia su naturaleza, es decir, cuando se ·;:~ a la filosofia.
corrompe, el ejercicio ciudadano de la deliberación y el juicio crítico son ·.,.. En efecto, la filosofia puede aportar mucho en la formación de la
el camino para devolverle su vitalidad y sentido. facultad de juzgar atendiendo a sus funciones crítica, creativa y normati-
va (Ellacuria y Scannone, 1992). La filosofia cumple una ineludible tarea
cdtica respecto de las ideologías, de las realizaciones históricas y de sí
FILOSOFÍA Y EDUCACIÓN misma, acentuando su carácter de búsqueda que no se instala satisfecha
en ningún logro y en ningún concepto. Pero también la filosofia tiene
En épocas de crisis históricas el pensamiento deja de ser un asunto una tarea creativa respecto del sentido y los valores que estan en juego en el
marginal. La renovación de las instituciones descansa sobre la capacidad momento histórico, puesto que se reconoce como momento teórico de una
de juzgar. A su vez, la capacidad de juzgar depende de la revitaliza- praxis de humanización, en la que trata de señalar las fuerzas y los bienes
ción de los espacios públicos en los que se pone en juego nuestra identidad que indican la dirección del inédito viable en cada situación. Finalmente,
ante los otros y con los otros. la filosofia asume una dimensión normativa cuando, a partir de la crítica
Una institución clave para la revitalización de lo público y de la y el descubrimiento del sentido y los valores, prescribe las opciones y
capacidad de juzgar es la escuela. Como ha propuesto y fundamentado los quehaceres válidos de una praxis que se quiere coherente e integral.
ampliamente Carlos Cullen, la escuela debe ser reinterpretada entre La democracia es una conquista ético-política de cada día. No es un es-
nosotros como lugar de vigencia de lo público en la crisis del pensamiento tado en el que un pueblo pueda cómodamente instalarse (Aranguren, 1968,
(Cullen, 1996, p. 92 y ss.). Se trata de enseñar a pensar públicamente, es p. 160 y ss.). Es esfuerzo arduo y consciente (conquista) de autocrítica
decir con criterios de universalidad, de criticidad y de comunicación. y construcción a partir de la normatividad de su idea. No alcanza con
Se trata también de construir un sentido comunitario, un sentido de lo los mecanismos formales ni con el reconocimiento también formal de
común, como base de la facultad de juzgar. derechos y libertades, si no se los vivifica desde una práctica conscien-
En una democracia participativa y representativa, los ciudadanos te de la ciudadanía. La formación del juicio crítico en el ciudadano exige de
tienen que ser capaces de juzgar acerca de la diferencia entre lo público la filosofia una actualización y una reflexión situada en nuestras socie-
y Jo privado para no confundirlos; juzgar quiénes y cómo establecen esa dades. La rehabilitación de la filosofia práctica en las últimas décadas
diferencia porque en eso radica fundamentalmente la acción política. no ha sido suficientemente acompañada, ni por una actualización de los
Tienen que poder juzgar la relación entre sus problemas cotidianos y contenidos y metodologías en. su enseñanza, ni por una reflexión situada
las decisiones tomadas en otros ámbitos; juzgar la relación entre lo posible en el contexto latinoamericano de largas transiciones a la democracia,
dentro de un sistema social y político y lo deseable desde el punto de vista cada vez más amenazadas por la crisis ele legitimidad.
normativo de !ajusticia, la equidad y la libertad; juzgar la capacidad de in- La formación de profesionales en torno a los diversos ámbitos ele
dividuos y organizaciones para atender a sus demandas, y también tienen proyección de la acción humana (abogados, politólogos, comunicadores,
que ser capaces de juzgar las consecuencias previsibles de sus opciones. educadores, etcétera) no puede desconocer la incidencia de estos en la
Cullen señala tres sustituciones que afectan la posibilidad de formar conformación de un tipo de sociedad determinado. Cuál sea la configu-
esta capacidad de juicio: la información reemplazando al pensamiento, la ración social resultante, es objeto de deliberación y decisión políticas, así
interacción virtual reemplazando a la práctica, y la imagen reemplazando como de implementación a través de normas jurídicas. Si la decisión ha
a la palabra. Y las tres sustituciones exigen la renovación del sentido de de ser fundada racionalmente, si la deliberación ha de ser pública, si las
lo público, poniendo la información en relación con las condiciones normas han de ser legítimas, entonces es cada vez más necesario dotar a
de su producción y circulación, relacionando la teoría con la práctica y con
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la acción colectiva -la de fines comunes aunque siempre mediada indi-


vidualmente- de una racionalidad que la sustraiga de la arbitrariedad,
del emotivismo y del pragmatismo vigentes en la sociedad moderna. 12
Se trata, creo, de profundizar en los distintos sentidos y niveles de
la racionalidad práctica (hermenéutica, comunicativa, prudencial, histórica) La modernidad y el NOA:
así como de ensayar diversos modos de enseñarla. Pues no se trata de
apuntes sobre la modernización política
más información, sino de cómo usarla en interacciones reales en las que
entran en juego no sólo conceptos y argumentos sino también los cuerpos,
las tradiciones y las sensaciones, a través de prácticas de construcción
dialógica de sentidos compartidos.
Es que, como insistía Hannah Arendt, no se trata tanto de la verdad,
sino del sentido. O mejor, del sentido compartido que es la forma comuni-
taria, histórica y dialógica de acercamiento a la verdad. Por eso la escuela
-y la educación filosófica- debe constituirse como el espacio de vigencia
de lo público. Comenta Arendt en su artículo sobre la crisis en la cultura DE LOS MUCHOS ENFOQUES POSIBLES sobre el tema de la modernidad y el
una sentencia ciceroniana que parecía formulada para contradecir el lugar NOA, queremos proponer para la reflexión y discusión algunas hipótesis
común muy difundido por entonces -y también ahora-, "Amicus Socrates, referidas a la modernización de la política. Uno de los problemas recurren-
amicus Plato, sed magis aestimanda ven"tas" . Nada puede estar más alejado del tes en nuestra región es, precisamente, la supuesta no modernidad de la
ideal de una verdad absoluta a la que se accede solitariamente que lo que cultura política, expresada en prácticas de clientelismo, caudillismo-pater-
dijo Cicerón: "Errare mehercule malo cum Platone... quam cum istis vera sentire", nalismo, patrimonialismo, conformismo-abandonismo, providencialismo
esto es, "prefiero equiv0carme con Platón antes que sostener puntos de o fatalismo (Auat, 1997). Si bien las características mencionadas son
vista verdaderos con sus oponentes" (Arendt, 1996, pp. 23 7-238). Creo atribuidas en general a los pueblos de América colonizados por "España,
que de eso se trata en la educación del ciudadano. No se puede contribuir esa rezagada de Europa" -en palabras de Sarmiento-, en nuestro país
a formar un juicio autónomo y reflexivo más que en los espacios públicos no es difícil señalar al mediterráneo NOA como la región en donde ta-
en los que se aprende a debatir, a argumentar, poniéndose en el punto les rasgos cobran una vigencia destacada en contraste con otras regiones
de vista de los otros, convenciendo y dejándose convencer, en la tarea deli- aparentemente más modernas, merced a su contacto más fluido con las
berativa que precede a las decisiones o en la tarea justificadora que sigue "razas capaces de libertad" -ahora en palabras de Alberdi-.
a las acciones, en la construcción intersubjetiva y la entrega dialógica de La referencia a Sarmiento y Alberdi quiere hacer presente en el
sentidos de la realidad. Una persona culta en definitiva -dice Hannah comienzo de esta reflexión, la existencia de una poderosa tradición inte-
Arendt al final del citado texto- es "la que sabe cómo elegir compañía lectual que ha sindicado a España y a la mediterranización de su proyecto
entre los hombres, entre las cosas, entre las ideas, tanto en el presente colonial como las causantes de esa no modernidad de nuestros pueblos.
como en el pasado". Esto implica que todo planteo acerca del tema no puede partir de cero
sino que tiene que hacerse cargo de la historia y del contexto en el que se
ha entendido el imperativo de modernización en nuestro país. Entre
nosotros, la modernidad tiene también su tradición.
Pero si el discurso modernizador de las élites liberales identificadas
con esta tradición ha significado muchas veces la importación acrítica
ele instituciones e ideas sin tener en cuenta la realidad del propio pueblo,
e incluso negándola, no menos cierto es que el discurso contramoclerniza-
dor de las élites tradicionalistas se refugió en una simbólica folklorizante de

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ALEJANDRO AUAT
HACIA UNA FILOSOFlA POLiTICA SITUADA

encierro en nichos culturales sin articulación con las instituciones formales, la institucionalidad de los sistemas: no basta la adhesión emocional al
sospechadas de foráneas. Por ambos lados, la política se construyó de carisma, sino que cada vez más se hace necesario apelar a reformas cons-
arriba para abajo, y en beneficio de los de arriba. titucionales, regímenes electorales, sanción ele leyes, control del Poder
No son pocos los que señalan como "marcas" de nuestra cultura Judicial, etcétera, para legitimar las acciones. Y el mismo pueblo hace
política precisamente a la negación/exclusión del otro y al divorcio entre lofonnal uso también indistintamente tanto de mediaciones míticas como ele las
y lo real 1• Creo que reside aquí el nudo problemático de nuestra defi- formales, cuando está en juego su sobrevivencia. Las superposiciones
ciente modernidad. No puede hablarse de modernidad sin la extensión de culturales que identifican al NOA, pueden ser interpretadas como nues-
una ciudadanía incluyente, ni tampoco sin la progresiva construcción tra debilidad en la picardía del caudillo, pero también pueden ser nuestra
ele un sistema institucional efectivamente mediador de nuestra pertenencia fortaleza en el uso de la gente, en tanto capacidad de transitar por distintos
a la comunidad. .;_0¡, códigos frente a un mundo global cada vez más complejo .
La relación conflictiva con el otro-distinto-de-sí, si bien se remonta al ·~~~!· La cuestión está en ofrecer una alternativa al clecisionismo del cau-
período de descubrimiento y conquista, no termina allí sino que sobrevive ···:~¡~,
dillo sin caer en la anarquía o el formalismo vacío ele las mediaciones
y se transfigura innumerablemente a lo largo de nuestra historia, por lo institucionales. ¿Cómo potenciar la capacidad de uso de los distintos
que achacar a España la exclusividad de nuestro retardo político no sólo es códigos culturales sin caer en el cinismo? ¿Cómo construir una unidad
errar el diagnóstico sino, además, encubrir la continuidad de responsabili- de orden si el consenso depende sólo de la buena voluntad de los actores
dades en la negación/ exclusión. Esta no es el resultado de un determinado sociales?
modo cultural, sino en todo caso de las configuraciones políticas que en El aporte de la filosoña práctica en el NOA, en su faz normativa,
cada momento histórico articularon los intereses en beneficio de unos creo que puede ir en estas líneas:
pocos y en detrimento de muchos.
A medida que se impone una racionalidad política basada en la dia- En primer lugm; el reconocimiento del otro en todas las instancias, sobre
léctica de negación/ exclusión del otro, se impone también la negación todo, el otro que es víctima ele sistemas que imposibilitan la vida
del vínculo social de reciprocidad que tiene su expresión normativa en humana (Dussel, 1998). Reconocimiento del otro como punto de
el sistema institucional. Políticamente nos hemos constituido como una partida de la reconstrucción del sqjeto político en diversas expre-
"sociedad de opositores", en expresión de Sabato. La fuerte ideologización siones. Para ello es clave la construcción de un espacio público que
y la lógica de guerra que rigen nuestras prácticas políticas expresan y re- posibilite la aparición del sttieto intersubjetivamente conformado,
afirman la dialéctica de negación/ exclusión, imposibilitando condiciones mediante discusión pública y argumentativa de las cuestiones
mínimas para cualquier tipo de diálogo o búsqueda de consensos. De ello centrales de la vida en común. La presencia lúcida y clara en los
resulta una alternativa de hierro entre homogeneización o fragmentación medios de comunicación es clave en esto.
del st*to social y político. Homogeneización mediante delegación mítico- En segundo lugar, superar el divorcio entre los sistemas normativos y los
clientelar del poder en los caudillos, o bien, fragmentación del poder proyectos y reali<aciones· políticas. Los mejores ideales quedan en la
político por incapacidad de integrar las diferencias. Diferencias que entre buena intención si no se asientan efectivamente en instituciones
nosotros pasan no tanto por lo cultural, insisto, sino fundamentalmente que garanticen objetivamente su realización (efectivamente, esto
por la adopción excluyente de distintas mediaciones, a partir de una es, con poder). Las instituciones, por su parte, se despegan de la
racionalidad estratégica. realidad si no son revisadas crítica y constantemente en función
Pero no se trata de una alternativa entre mito tradicional y razón de lo que posibilitan y lo que imposibilitan en la vida concreta.
moderna. Los caudillos de la región juegan hoy su liderazgo usando Los mecanismos normativo-institucionales tienen que ser efectiva
mediación del reconocimiento del otro.
En tercer lugar, el reconocimiento del otro y las mediaciones
Para la primera "marca": Calderón, Openhayn y Ouonc, 1996. Para la segunda normativo-institucionales tienen sentido solamente si hacen posi-
"marca": Ga1·Lon Valclés, 1991.
ble la vida humana en todas sus dimensiones: desde la subsistencia
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-111-
ALEJANDRO AUAT

biológica hasta la capacidad ele comunicarse libremente en so-


ciedad. Frente a sistemas y políticas que la niegan ele hecho [y de
derecho), nuestra modernidad se juega hoy en la afirmación ele las
posibilidades de la vida humana 2•

En definitiva, creo que ser modernos políticamente hoy en el NOA


significa ser capaces de construir consensos racionalmente motivados y
garantizados institucionalmente, a fin de hacer posible la vida humana
en todas sus dimensiones.
III
Democracia

2 Este es el criterio material unin:rsal que propone Enrique Dussel como fundamento
ele una ética que se despliega luego en niYelcs ele lormaliclacl y factibiliclacl.
.;
!(
-112- .e~
13
Condiciones de la democracia:
un enfoque situado

ME PROPONGO HILVANAR una serie de proposiciones que contribuyan


a una reflexión situada sobre las condiciones de nuestra democracia.
Proposl'?íónes que c~tibfy;n un progra~a o itinerario ele investigación,"
más que las conclusiones de este.

l. ~ensar en las condiciones ele nuestra democracia es un pensar


situado. Un pensar situado explicita las opciones conceptuales y
~gicas desde donde se piensa, siendo este lugar hermenéu-
tico un horizonte ele precomprensión que pide una comprensión
crítica.
2. ~s preguntamos por las condiciones ele la democracia en pro-
vincias como la nuestra, interpelados 1?.12r las exepiencias de negaci!J.v_
~snr:in.cipios.defin.itQtill,~.de.J~c;!!:mocr,e.cia, la igualdad tie_
~~¡a experiencia.;ueg<ltiv<J es la que contrasta con la teo;
~ta clemocráti~ eensacla desde otras experiencias en.!.ma_ffir~
tr;adici§n 1...9,!;1,! tampoco nos es del todo ajena. Valoramos como
un avance ele la humanidad los principios democráticos, aunque
queremos distinguirlos de sus variados modelos ele realización
histórica. El no distinguir el plano universal de los principios del
plano particular de los modelos históricos, es uno de los errores
de "miraje" que conducen a fracasos y frustraciones cuando no
a lajustificacón ideológica de dependencias y aculturaciones.
3. Queremos señalar tr~s ~_;:.:~sn_ci~~-.cl~-~~g~ióE_dilijg~~~~::)
>:: la libertad entre nosotros:
..,.,~ .. - W P : t iW4

- fd.!;.IJJZobrecimi~ de nuestros puebl()~ a causa de una asimétrica


relación internacional e interregipnal, que incluye la dependen-
2G p~llti¿; y 1~ :conómica en sus diversas variantes, desde la
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ALEJANDRO AUAT HACIA UNA FILOSOFÍA POLÍTICA SITUADA

conquista y colonización hasta las recetas del FMI, desde la ~~~ar y .Q!! . c.!~r.. cuent.e,..mll..e...g!!;,9.§...y.&9!!-9~-~:r:.eJa­
transferencia de soberanía al Puerto hasta la discrecionalidad ci.Q..n de.~nocimiento mutuo, y a lo lar,gp_del tiem12o, donde •
en el manejo de la coparticipación. se construye la agencia.
- Las violaciones a los derechos humanos por parte de dictaduras y 6. La intersuijetividad no es solamente la del cara-a-cara de la relación
de regímenes paternalistas o caudillistas, con la consecuente personal sino también la de la vinculación con el tercero de
negación de la dignidad y de la alteridad de las víctim!.!.§. la relación social e institucional. El reconocimiento mutuo de las
- La ostentosa l1ieqiñ7Ta'a"'eñ'la-cTístribución de osibilida e a· ~pacidades se aEoya así en fll.ácticas sociales x reiJ.re!f.ntaciones co-
iptenor de nuestras sociec acles, fruto de regímenes de privilegios lectivas gue pueden dar luga.r a configgraciones ins,!j]gcionalizadas_
y saqueo de los recursos públicos, asentados en la alianza de los en el plano jurídi~~estatal, Esto es, el lenguaje, la acción, el
poderes económicos con los poderes políticos. ~laTo-{laatribución de responsabilidad están mediados por
4. Estas exp_eriencias históricas negativas han condicionado la agencia prácticas sociales que dan forma a la acción, y por represen-
jurídico-política como ..condi~ón a su vez d.e uva democrac§ taciones colectivas que dan sentido al vínculo social y a las
madura que, desde Aristóteles, se sostiene en la "apuesta insti- identidades asociadas a él. Se abre aquí la consideración de
tucionalizada, universalista e incluyente", por la que cada uno otra escala de análisis en la historia de nuestras experiencias,
acepta que los demás puedan elegir y ser elegidos para gobernar. la de las estructuras anónimas de larga duración y la de las re-
Según O'Donnell, la agencia es la "presunción de suficiente glas percibidas como limitaciones por los protagonistas de las
autonomía y razonabilidad de cada adulto(a) como para tomar prácticas sociales, las que, sin embargo, contribuyen a reducir
decisiones cuyas consecuencias entrañan obligaciones de res- la incertidumbre para actuar. Prácticas y representaciones que
ponsabilidad" (O'Donnell, 2007, p. 44 y ss.). El agente es, por pueden plasmarse en instituciones de la vida social, entendidas
lo tanto, alguien dotado de razón práctica. Lejos de atribuir a como las "estructuras del vivir-juntos de una comunidad histó-
causas psicológicas, eugenésicas o culturales, creemos que son rica". Instituciones que no deben confundirse con las prácticas,
estas· particulares experiencias históricas de injusticia las cii!i pues estas son actividades de las personas mientras que aquellas
condicionaron la atribución y_ el reconocimiento de las cagac.i; son los marcos que hacen estables en el tiempo a las acciones y
dades gue constitlJ.Y.w.,.a.up,.ag!!nte fl,umano en~gente n.ulític.o. les brindan los medios para el logro de los bienes inherentes a
5. La racionalidad práctica, puesta así en el núcleo de la definición ellas {De Zan, 2004).
de la agencia política, incluye un sistema de poderes o de capacidades, 7. En el plano abierto por las prácticas sociales y las represen-
por el que uno se auto-atribuye el inicio de discursos y acciones taciones c6lectivas, Amartya Sen ha asociado las capacidades
que producen acontecimientos inteligibles en la sociedad y en la (capabilities) a los derechos. De esta manera, la reivindicación
naturaleza hasta llegar a la imputabilidad y la responsabilidad ele "derechos a ciertas capacidades de obrar" transforma las
por la que se nos reconoce como el autor de los propios actos, libertades abstractas. en oportunidades reales. Este concepto
con capacidad de dar cuenta de ellos. La fenomenología del proviene, según Sen, de la "evaluación de las situaciones", en
hombre capaz que hace Ricoeur recorre así el camino que va un sentido similar al de las "valoraciones fuertes" ele Charles
desde el poder decir hasta la imputabilidad y la responsabilidad, Taylor 1• Y es en ese marco evaluativo donde el ejercicio efectivo
pasando por el poder actuar y el poder contar (Ricoeur, 2005a). de la libertad de elegir apela a la responsabilidad colectiva, a
Cada uno de estos poderes requiere el reconocimiento del otro la que incumbe garantizar la libertad individual en su doble
que da un estatuto social a la certeza personal, agregando la
mutualidad y la reciprocidad a un reconocimiento exigido no
sin conflictos ni luchas. De esta manera, la agencia políti!;;.t Distinciones entre lo correcto y lo incorrecto en términos de pautas que son inde-
no puede ser sino intersubjetiva e histórisa: es en las experiencias pendientes de nuestros deseos y preferencias concretos y que nos permiten ponderar
concretas de efectuación de las cagacidades de decir, de actuar, su valor.
-·-·---
-116- -117-
ALEJANDRO AUAT
HACIA UNA FILOSOFiA POLiTICA SITUADA

forma, negativa y posJtlva. Pues, de nada sirve salvaguardar


la libertad como criterio de justicia ·--como hace Rawls-, si momentos excepcionales de la vida personal y social, cuando
no se garantiza la libertad de realizar los propios proyectos de suspendemos nuestras prácticas habituales, o como dice I-Iannah
vida, en el sentido de la libertad positiva. Es inútil la protección Arendt, cuando ''el viento del pensamiento" ha eliminado las
contra las interferencias abusivas del otro si no se toman medidas insostenibles cristalizaciones de las palabras habituales y de
específicas que garanticen una mínima capacidad de obrar. las imágenes habituales, y "todo está en juego: no va más"
8. ¿Qué se quiere decir con "evaluación de situaciones''? .Martha (Arendt, 2002, p. 215) 3 . Interesa saber, en este planteo, no sólo
Nussbaum aclara que ''pertenece a la esencia del enfoque rk cuál es la estructura interna del juicio (Auat, 2005a) o phrónesis, si-
las capacidades insistir en que los bienes primarios que ckberá no sobre todo cuáles son las condiciones sociales que favorecen
distribuir la sociedad son plurales y no únicos, y que no son su ejercicio cuando es necesario.
comparables en términos ele ningún estándar cuantitativo 1O. De todos modos, la hermenéutica del sí mismo está asociada,
unitario'' (Nussbaum, 2007, p. 72 y ss.). Se hace necesaria una como dijimos en el anterior parágrafo 5, a una atestación de las
evaluación que establezca qué capacidades son necesarias en capacidades por parte del otro: "las capacidades no se constatan,
cada situación y para cada individuo o grupo de individuos, sino que se atestan" (Ricoeur). Este es el sentido evaluativo,
ya que la necesidad de recursos y la capacidad de convertir moral, apreciativo, sugerido por la idea de adscripción que, pro-
esos recursos en funcionamientos, es extremadamente variable. veniente del campo del derecho, se ha trasladado al ámbito de
No es posible, por lo tanto, una distribución de recursos o un la declaración cotidiana, como categoría práctica que trascien-
reconocimiento de capacidades, sin apelar a una instancia de de la oposición entre descripción y prescripción. Las capacidades
atestiguadas por los demás, me son adscriptas como a su sujeto,
hermenéutica del sí mismo, tanto en el plano individual como
en el colectivo. Hay que interpretar las propias necesidade~ ~ll
-·--- ·--- ---
función de los proyectos de vida, y evalu~r los recursos en fun-
~ ··""' ....

ción cfé-fasposl5i1iciades ·el~ transformarlos en funcionamientos


~ ...· · - · · - · ••• • "i• • -
------
--~--""---
e imputadas a mi responsabilidad, en un camino que Ricoeur
recorre con Husserl y Levinas "de la disimetría a la reciproci-
dad". Se parta del polo del ego o del polo del alter, ele lo que se
-~fectf~os·:--Este es Ún. elemento import~nte para ;;;fuma~ 1~ trata es de igualarlos. Igualar lo incomparable es la tarea de la
ñecesicÍacl' de un planteamiento situado de la filosofía política. justicia, según ha destacado la vía de pensamiento que va desde
9. Akssandro Ferrara ha propuesto un concepto de ''phrómsis Tomás de Aquino a Francisco Suárez.
postmetqfísica" para designar ''la competencia para elegir entre 11. La definición intersubjetiva del sujeto está presente en una tracli-
esquemas conceptuales que incluyen valores incompatibles" ción de pensamiento a-cartesiano o anti-cartesiano, que se hace
1Ferrara, 2002, p. 70 y ss.! 2 , a partir de juicios de prioridad que necesario recuperar como "la otra ría de la subjetividad" (Zarka,
enlazan valores y necesidades. Ferrara advierte que es necesario 2006!. Zarka muestra que es en el derecho natural moderno,
distinguir entre contextos de elección ordinarios y extraordi- desde Grocio a Leibniz, donde se construirá el concepto ele
narios. Pues en la vida cotidiana normalmente sustituimos el sttieto de derecho entendido de manera intersubjetiva. Esta otra
juicio propiamente dicho por expectativas sociales compartidas vía desborda por sus fuentes y por sus proyecciones: se hace
o la mera costumbre, mientras que rl juicio o phrónesis rn el necesario incluir entre sus fuentes a la escolástica española desde
sentido ilustrado o consciente, tiene lugar sólo durante los Vitoria a Suárez, y entre sus proyecciones, a la filosofía jurídica
que se hace cargo de las "luchas por el reconocimiento" des-
de Hegel a Honneth y Habermas. Ricoeur presenta esta línea de
investigación como una respuesta al "reto de Hobbes'', que
2 Sl' lr.ll~l de ir m;Í'\ aJI;í deJm;nco ll1tlEd de b jJ/IJrílltJÍ.I aristotl·Jic;¡: cicJ ll1,ll"l'O L'~lt~tiet1
dclj111áo r~jlniommlt k;111tiano, para pensar en una h.Jbilidacl cercana al sentido unnún.
que incluye b n·;du.tci{m y prioriz;1ciún ele lincs en los planos .~noscoklgiul, moLll
y L''itl·ticu. 3 La cxprcsi{m en ingll·s cs "al/he rore momen!J wlll'n the Jlakt:J are on !he !oh/e", en Arcnclt,
1978, p. 193.
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ALEJANDRO AUAT HACIA UNA FILOSOFÍA POLÍTICA SITUADA

fallaba por la ausencia de una dimensión de alteridad en la serie social. Las relaciones que implican fuertes lazos afectivos entre
de conceptos que culminan en la idea de pacto. En el estado de pocas personas constituyen un grado prejurídico de reconoci-
naturaleza hobbesiano, todos somos iguales y nuestro derecho miento recíproco en el que los sqjetos se confirman mutuamente
es entendido como libertad sin límites, mientras que luego del en sus necesidades concretas. El reconocimiento en el plano jurí-
pacto, la ley es entendida como prohibición. Todos sus conceptos dico tiene por objeto tanto la validez universal de la norma como
llevan la marca de un voluntarismo4 virtualmente arbitrario, y el la singularidad de las personas, en una dinámica de ampliación
cálculo suscitado por el miedo a la muerte violenta sugiere me- de derechos y enriquecimiento de las capacidades que los stúetos
didas que tienen apariencia de reciprocidad, pero cuya finalidad se reconocen, como fruto de luchas que acompasan la inscripción
sigue siendo la preservación del poder propio. Corresponderá a en la historia de estos procesos. Finalmente, Honneth subraya
Leibniz5 colocar al otro en el centro de la relación de derecho, la dimensión axiológica de la estima mutua en la existencia de
culminando un recorrido que comienza formalmente en Suárez un horizonte de valores comunes, cuya interpretación solidaria
y Grocio -que definen al derecho como cualidad moral-, y pasa por mediaciones sociales de carácter simbólico.
pasa por Pufendorf y Locke -quienes explicitan las nociones 14. Estas mediaciones sociales conforman diversos "órdenes de recono-
de ser moral y de persona-. cimiento" (Ferry, 1991), como los constituidos por el complejo
12. También O'Donnell señala que la agencia tuvo una construcción socioeconómico (sistemas técnicos, monetario, fiscal, etcétera),
legaly prepolftica en la modernidad europea, antes que "los gran- el complejo sociopolítico (sistemas jurídico, burocrático, demo-
des autores del liberalismo" la trasladaran al ámbito político crático y la organización de la opinión pública), el complejo
(O'Donnell, 2007, p. 54). Pero lo que no advierte O'Donnell es sociocultural (sistemas mediático, científico, etcétera), com-
que el sujeto de derecho tiene en los autores que él mismo cita, plejos que dan a la agencia una significación diferenciada que
salvo en Hobbes, una clara comprensión intersubjetiva que se no se deja reducir a la práctica argumentativa aconsejada por la
perderá luego cuando esos "grandes autores del liberalismo" ética del discurso. Ferry señala la importancia de otros recursos de
trasladen la noción al campo político. comunicación a los que apela el discurso en una especie de proce-
13. La intersubjetividad del sujeto de derecho es tematizada por dimiento evolutivo que permite ir sublimando la violencia, como
Hegel mediante el concepto de reconocimiento, categoría que ha la narración, la interpretación, la argumentación y, sobre todo, la
sido retomada en la teoría política actual, sobre todo por Axel reconstrucción. De esta manera, se pueden crear condiciones para
Honneth quien, según Ricoeur, ha evitado su deslizamiento a el debate público, en la medida en que los conflictos de intereses
la banalización mediante un entrecruzamiento entre "concep- se elevan a conflictos de opiniones o convicciones, los que, a su
tualidad especulativa" y "comprobación por la experiencia". vez, pueden llevarse al registro de un debate argumentativo de
Honneth enmarca la lucha por el reconocimiento jurídico entre puntos de vista. Pues no todo el mundo accede por igual a la
experiencias que lo anticipan o lo sobrepasan: el amor y la estima argumentación racional, registro descontextualizante y desco-
nectante, por lo que estos otros recursos comunicativos pueden
enmarcar al discurso racional, brindándole la carnadura que le
'l No es posible entender adecuadamente este rasgo de la filosofía política moderna que falta. De allí la importancia asignada a la reconstrucción, como
llega hasta Schmitt, sin un estudio de sus orígenes medieYales en el Yoluntarismo de registro ulterior a la argumentación, pues abre una vía de retorno
los franciscanos Escoto y Ockham y sus polémicas con los dominicos, especialmente a las situaciones vividas, siempre apuntando a la restauración
Tomás de Aquino (Muralt, 2002). del diálogo roto. Si la categoría principal de la argumentación es
5 Ciertamente se impone una reYisión de todo lo que se ha dicho acerca de Leibniz la validez, la de la reconstrucción es el reconocimiento.
y su mónada replegada sobre sí. Zarka nos im·ita a leer las obras descuidadas por
15. La reconstrucción, según Ferry, "compromete la comunicación
la historia de la filosofía, las referidas al derecho, y de esa manera recuperar otra
YÍa de la subjeti,·idad moderna, la que se construye como intersubjeti,·idad en la en la vía de una justicia histórica" (Férry, 2001, p. 41 ). En efecto, en
elaboración del concepto de "sujeto de derecho". la reconstrucción se apunta alleconocimiento de los actos que

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..,
'-';.
ALEJANDRO AUAT
HACIA UNA FILOSOFÍA POLÍTICA SITUADA

han contradicho la legitimidad de una palabra normativa, es en la realidad? ¿Con qué instrumentos, estrategias o instituciones
como una "segunda narración" que toma en cuenta el relato de se dotó a los pueblos de la república para reconocerse y exigir
los otros. "Más comprensiva con respecto al otro, y más reflexi- reconocimiento como sujetos capaces de derecho y de deci-
va con respecto a sí", la vía reconstructiva insinúa un límite a sión? Entre otras posibles, hemos explorado la categoría de regi6n
la concepción moderna del derecho formal y al principio argu- como una estrategia conceptual y política para reconstituir estas
mentativo que la sostiene. "Más allá del registro argumentativo
capacidades.
del discurso, se recomienda una apertura suplementaria más
- Las violaciQ.nes a)os d.tr..efhos h;u!l1,iP.Wi.9l1t$..~l_tral1sct!.l:.S..9.
comprensiva: la del registro reconstructivo" (ibíd., p. 72). de nuestra historia política han desg!Jl',!'..('\d9...cl..t.ejido social y
16. Los "órdenes de reconocimiento" en los que se analizan las media-
han'i-i~do Ji di~n;~J;'~Jt~ri~ara i111~~-; ..
~..- -.~...:.· ...-::..rt"""'-.~~ ~·
ciones sociales de la agencia, son también señalados por Michael •

homogeneo,Iieéesitan ser leída en


••.

h: e§tt CQndiciona-
Walzer cuando distingue las "eiferas de !ajusticia" que exigen el miento histórico de la agencia Rolític~En ese sentido, estamos
reconocimiento de una igualdad compleja y plural en la deter- explorando los caminos de una filosofía jurídica que recupere
minación de criterios de distribución (Walzer, 1993); y por Luc la capacidad de "decir el derecho" (Garapon, 1996) en procesos ins-
Boltanski y Laurent Thévenot cuando hablan de las "ciudades" o· titucionalizados que asignen el lugar correspondiente a víctimas
"mundos" que conforman las economías de dimensión (économies y victimarios, reconocidas como tales más allá de las sanciones
de la grandeur), y que requieren estrategias de justificación (o re- posibles. En este sentido va también la idea de Ferry de los dis-
conocimiento) diferentes según sea el mundo del que se trate, cursos reconstntctivos en donde la reparación cuenta solamente con
y según se esté en un régimen de disputa o en un régimen de el acceso a recursos simbólicos. La tarea aquí es identificar las
paz {Boltanski y Thévenot, 1991; Boltanski, 2000). Todos estos estrategias institucionales y discursivas para el pas<Ue de la identi-
planteas han llevado a reconocer una pluralidad ele instancias de dad de víctima (e incluso de victimario) a sttieto o agente político.
la justicia (Ricoeur, 1999) que exceden los límites del Estado y 18. La inequidad en la distribución df posibilidades exige Flensar en
de la argumentación racional. Si es cierto que no hay justicia sin
las condiciones cult~1rales de o.!!_~ re!JJf;f!!;.iueg'!.. que 1JEfEtren 1;j!J1:.
justificación, esta se realiza según diversas estrategias discursivas
acordes con los criterios diferentes y compartidos ele cada uno de
'll~menf!..PEiJ,r!C.(lffl!, te.~j_e~io en .~P~~~E.!~.9J.S!E:.t;.~Qsy
reconocimiento, esferas de justicia o mundos. Las condiciones
los órdenes, esferas o mundos, que exigen una phr6nesis sensible a la de rec~no·cf;;üTnto mutuo, plasmadas en reglas instituciona-
mriedad de las situaciones de "deliberaci6n". Ricoeur pone el acento en lizadas, se conquistan mediante luchas sociales más o menos
la capacidad de "despertar, mediante la crítica, a cada actor de un violentas según el grado de negación ele la simetría, o mediante
mtmdo a los valores del otro mundo" (Ricoeur, 2005a, p. 217), tma ca- disputas discursivas en marcos comunes que también son objeto
pacidad que nuevamente apela a la intersubjetividad presente en de luchas o de coJl!promisos coyunturales. Ricoeur ha insistido
experiencias como el aprendizaje de otra lengua o la traducción. en considerar la experiencia efectiva de los llamados "estados
17. A la luz de estos desarrollos conceptuales podemos esbozar al-
de paz" 6 , para conjurar la tentación de una nueva forma de
gunas líneas de investigación respecto de los desafíos planteados
"conciencia desgraciada", b'!io las formas de un sentimiento
e_or la~ exReriencias negativas gye co~dicionaron histórica~ incurable de victimización o de una infatigable postulación de
;!:ente el st~rgi!1,1i~:p,.to ~ una~agt,ncia R2llij~t;Le con una ideales inalcanzables. No obstante, las experiencias de reco-
democracia machu;a,
·::_-¡;;up;ración - . - -
.... .,.......... ,._,_...._, del em¡:¡,obrecimien_w~s,pltante
,_ de las a§.i.métri-
3~ relaciones internacionales e intn:rJ'!gi.Olli"!k§,_¿,tiene que ver
.........-.....___,_,__
nocimiento pacificado no resuelven ni las perplejidades ni los

con la ausencia de mediaciones socio-institucionales de reconocimunto de


las propias capacicjg,qe¡] Mientras se ¡fi;;;;-~b~~ ~~~~¡;;ativamente 6 Los "estados de paz" son experiencias pacificadas de reconocimiento mutuo, que
descansan en mediaciones simbólicas sus1raídas tanto al orden jurídico como al de los
los derechos políticos republicanos ¿qué se hizo para efectivizarlos
intercambios comerciales.

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ALEJANDRO AUAT

conflictos, sino que se trata de treguas o claros, "en los que el


sentido de la acción sale de las brumas de la duda con el sello
de la acción que conuiene" (Ricoeur, 2005a, p. 226). 14
19. Hemos puesto b~o el signo de !ajusticia estas líneas de inda-
gación en torno a las condiciones de la democracia porque Justicia y verdad:
creemos que en este concepto se resumen tanto la reconstrucción condiciones de la democracia
de capacidades y simetrías en el reconocimiento recíproco a
partir de las experiencias de negación, como la atención a las
mediaciones necesarias para la práctica del juicio o phr6nesis
que interpreta lo justo en la singularidad de las situaciones y que
asigna a cada cual lo que le corresponde. El lugar de lo justo es,
pues, eljuicio, el del ciudadano en su cotidianidad política y el
del juez en el marco de los procedimientos institucionalizados
para decir el derecho. La justicia, así entendida, es condición de
una democracia sustanciaP, por incluir en su definición los derechos SI LA DE:\IOCRACIA_~__s ~!_r:-ég!Jn__~ en__ e_lq~¡-ee-_lo._:9en.__ dpl~~l~ C()n-_vivenc.ia
humanos y las capacidades emergentes de ellos, garantizando se construy.f f_()nflictiva y pe~_!!!tl_rl_t;!!_teEn.~!_lt~, lc.t_ ~erc:l~sl_tz.n.~c()!1D7
las mediaciones y procedimientos institucionales para su efectivo e~ de umu:co.<L1!-ª~d_.C!_l:!~_]2.a_y~::_.!!'A.~IJ.n~ juHi~i~'\ omo.
reconocimiento. res_onocimli:nto del derecho de todos a mediar lingüística y prac Jc_amente
en la interpretación y transformación de la rea!ÍdaCi, ¿Ón condiciones sine
q~~j~~~_te ~égimen que combina la incertidumbre de nuestro conoci~­
miento falible con las convicciones prácticas que nos mueven ainteryenir e.
i~ en un e~acio público cÓntingente-e'hi;t6;ico, Tal es la afirmación
q~~~tende justificar.

LA DEMOCRACIA CONDICIONADA

§.i_entendepwUi!_fl_~_aci~_C._5lmo _"laS?.nflictiva 1: nunca a~fill


construcc~~-11-~le_l ()r~en cl_eseado" (Lechner, 1986), por parte cl~_¿~_tos f~
se reconoc_~n <;pmo libres e ig_!;!al_~s_pa~~- ocgRª:r_e.llug~__y~c;íc,JcJ~_l_pode.r,
la incertidumbre es constitutiva de este rég_illle_~.:.)ncertidumbre acerca
de qué convivencia es la mejor y cómo y quiénes decidimos las medidas
que la construyen.l3-_e!:I!Rerp__eg~_s_en_tic\o_ d~¡::e.Er~sentación i.J1f.O.mpleta y
confl~c_tiy~ del orden frente a una_!laturalización de institucio11es y procesos
e7";1iz~ la pd;~-ip;Ctarea de la filosofía política, que tiene que pÍantear
a cada paso la pregunta acerca de lo que diferencia a la democracia ele
otras formas ele sociedad (Lefort, 2004, p. 391.
Pero entre nosotros, los desafíos a los que nos enfrentamos configuran
7 de manera diferente el campo político y las posiciones de los actores,
Es la línea del "garamismo" de Luigi Fnrajoli )'de los ''derechos en serio" de Ronald
DmJJkin (Greppi, 20061. por lo que muchas veces hemos confundido las identidades y las metas

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--··~'"':
.;.~:.

ALEJANDRO AUAT
~;¡. - HACIA UNA FILOSOFiA POLITICA SITUADA

(Dussel, 2007, pp. 301-317). Si el liberalismo en Europa se constituyó en LA VERDAD COMO RECONOCIMIENTO DE LA REALIDAD
!!:.lucha frente al absolutismo del estado monárquico, en América latina
/ El no poder "salir del lengmue" que ha puesto de manifiesto el

~
fue más bien el responsable de la organización de los nuevos EstadQ.S.,
~, sistemas ¡;¡olític9:jurídicos gue s~ estructuraron en torno a~ giro lingüístico de la filosofía contemporánea, no significa que estemos
(f' !1J;9Jziil.azios en ve~ de a derechos de d.!!Poselde&; De allí ~.la..d~-~ encerrados en nosotros mismos, sino que lenguaje y realidad se ínter-
' 1 P.ue..fk..definirse mejor eor las luchas de reafirmación dé derechos que por penetran de manera indisoluble. En este sentido, Habermas pretende
/ el sistema de CO,!}E;,.o]!;s, 7~1lli.:.a~~~.Y. J?!Ocedimientos. superar una comprensión dicotómica del tipo subjetivismo-objetivismo o
\ Como planteamos en el capítulo anterior, ~nuestra re.gión la de- idealismo-realismo mediante una perspectiva estereoscópica de la verdad,
. mocracia ha sido condicionada or ex erienr:ias de negación ele los derechos que dé cuenta pragmáticamente del distinto rol que juega (la verdad) en
y capaCJC a es de individuos JL.JL~lW.<!fulizando la emergencia de el discurso reflexivo donde hay que justificar públicamente las pretensio-
~acios, instituciones y actores, 9\lte.uedan articular e,rácticas políticas nes de validez que han sido cuestionadas, por un lado, y en las prácticas
orientadas en términos de .lill.J_ilim.~.wl~1!.t.P!!om!<.bjgualdad y solicla- cotidianas donde no podemos usar el lenguaje sin actuar y donde tene-
iliJª'ª,.gotenci~n~_~;...eJ__.c~q,.,k~tili;.u.~ii\.Y-.las prácticas políticas mos que hacer frente prerreflexivamente al mundo de la vida y probar si
~~T,Í?J.!t?.r~, que admiten la heteronomía, la desigualdad y el trato ins- nuestras convicciones funcionan o son arrastradas a la problematización
trumental (Gilabert, 2005). Hemos señalado tres experiencias de negación (Habermas, 2007), por otro lado. Si en el discurso reflexivo la verdad está
entre nosotros: empobrecimiento a causa de asimetrías y dependencias, unida a la necesidad de justificación y a la conciencia de falibilidad, cm l'l,S
violaciones a los derechos humanos, inequidad en la distribución de prácticas cotidianas la~~yerdades" su~t~ntan certezas in¿:uestionadas_g!!e
posibilidades (váse capítulo 13). permiten tomar de¡;i§~~lle.~ Y. actuar.~~? e~onc!encia falibil~t~JambiéJ!
Estas experiencias históricas negativas sitúan particularmente a esa actúa, inversamente, so9,re las prácticas de todos los días 1 sjn _llestrui!,S1l,
"apuesta institucionalizada, universalista e incluyente" (O'Donnell, 2007, 9.Qgmatism..2-J?!!.'L~~.9.9l~LL~-Er.?~~s.~ ?e aprendi~!Iie_c¡u~.eermi t~
p. '14 y ss.), por la que cada uno acepta que los demás puedan elegir revisarlas normativamente desde l?,t,~~UL.~§..SIÜ!f2.~que P.Ee~n c~m2
y ser elegidos para gobernar, como decía Aristóteles. Entre nosotros, y supuestos en la Yi!lé!..S21!ili!!-I.Eh La misma conciencia falibilista "depende
P..2I esas exp.eriencias de ~gación, ha faltado institucionalidad, h.J! de una orientación a la verdad cuyas raíces se extienden al realismo de las
filltado universalidad y ha falta,cJ.gjn_c]usióQ. Nuestra democracia es prácticas cotidianas". Desconocer la noción de validez incondicional que
todavía demasiado inorgánica, ancla enredada en intereses particula- está en el núcleo de la necesidad performativa de certeza en la acción, nos
res y excluye a grandes porciones de la población del acceso a los bienes privaría de esos estándares o principios críticos que habilitan la diferen-
primarios que permitan el auto y el hétero-reconocimiento de las pro- ciación entre convencer y persuadir, entre aprendizaje y adoctrinamiento,
pias capacidades y derechos. Como ya advertía Canal Feijóo, no se trata entre justicia e injusticia, entre democracia y totalitarismo.
de causas psicológicas, eugenésicas o culturales, sino de contingentes Hay uila distinción y mutua imbricación entre pretensión de verdad
experiencias históricas de injusticia las que condicionaron la atribución y pretensión de validez (Dussel, 1998, p. 203 y ss.; Dussel, 2007, p. cap. 7).
y el reconocimiento de las capacidades que constituyen a un agente Mientras la referencia de la pretensión de verdad es la realidad, la de la
humano en agente político. pretensión de validez es la comunidad de comunicación. Sin embargo,
La pregunta ahora es ¿cómo construir una mejor democracia si no re- la actualización de lo real en la inteligencia (Zubiri) está siempre mediada
conocemos esta realidad? ¿Y cómo saber si ese reconocimiento de realidad intersubjetiva y lingüísticamente, por lo que la consensualidad que se
puede pretender ser verdadero y no una narración meramente ideológica busca argumentativamente para validar lo pretendido como verdadero
o una interpretación más, en conflicto con otras interpretaciones? supone ya una previa consensualidad en el mundo de la vida pero re-
ferida a la realidad. No hay verdad en sentido pleno sin validez (antes,
durante y después de la actualización de lo real en la inteligencia), pero
tampoco hay validez sin verdad (antes, durante y después de los acuerdos
intersubjetivos).

-126- -127-
ALEJANDRO AUAT HACIA UNA FILOSOF!A POLiTICA SITUADA

Situándose, como Habermas, en la dimensión pragmática, Dussel autorresponsable del desarrollo de su propia vida en una comunidad his-
distingue diversos usos de la razón y reafirma que de lo que se trata es tórico-cultural. La vida humana marca límites y contenidos, fundamenta
de una verdad, pues tiene contenido, pero práctica, pues se refiere a las normativamente un orden (Dussel, 1998, p. 129 y ss.), sin que esto implique
mediaciones de la vida humana (Dussel, 2001, pp. 103-110). Esta preten- una caída en la llamada "falacia nahtralista", pues no se trata de una deduc-
sión de verdad práctica es ejercicio de la razón práctico-material, momento. ción lógico-analítica sino de unafundamentación dialéctica (Dussel, 2001,
diferente de la razón discursiva que pretenderá validar formalmente en una pp. 87-101), a partir de la aceptación de que la vida humana incluye la
comunidad de comunicación el contenido veritativo. Un nuevo contenido autorresponsabilidad y la intersubjetividad.
verdadero captado pero aún no justificado y aceptado intersubjetivamente Las experiencias de negación que sitúan y condicionan nuestr~s
es lo que mueve a intentar la invalidación de antiguos acuerdos en torno democracias son experiencias de negación del qg_o. Reconocer estas ex-
a otros contenidos veritativos. Y en ello consiste el disenso. No se trata periencias tiene pretensión de xerdad por cuanto hay en Lq¡;go vidas
solamente de argumentos mejores o peores. Se trata también de saber imposibilitadas, cuerpos torturados y desaparecidos, necesidades desate!l-
de qué realidad estamos hablando. f\rnbos modos de la razón (práctico- didas4 capacidades.v derechos ignorados o rechazados. Ycuando eso es
material y discursivo-formal) suponen una razón ética originaria por la que se lo que está en juegoJ cabe sospechar de otras narraciones que minimicen
reconoce al otro como igual, sin el cual (reconocimiento) la racionalidad ;-supriman estos hechos de la reali.dad:. Pues el hambre, la tortura, ji;
deviene un ejercicio cínico del monolingüismo imperial. ausencias, las impotencias y las atrofia~se sienten y duel~_g.y allí un,
De allí que Arenclt haya dicho que lo opuesto a la verdad en política límite. Nuestra narración se someterá a la validación argumentativa de
no es el error o la opinión, sino la mentira, como forma de acción política q~ienes formamos parte ele estas comunidades políticas, pero no podrá
que pretende cambiar la crónica de los hechos y las "molestas contingen- desconocer esos límites so pena de "espiritualizar" o "angelizar" los
cias" (Arendt, 1996, p. 244 y ss.). Pero la mentira en política hace algo términos, falseando cínicamente la realidad e imposibilitando la política
más que deformar los hechos: niega al otro y destruye el fundamento del por negación del otro.
Estado. No se trata entonces meramente de un escéptico de la verdad Pdr esto también, el reconocimiento del otro no se plantea sólo en
o de la posibilidad de argumentación racional. Nos enfrentamos aquí el cara 1a cara de la personalísima relación yo-tú, sino sobre todo en las
al cínico, que niega al otro para afirmar una totalidad encubridora de mediaciones institucionales que otorgan un lugar a cada cual en el reparto
intereses particulares (Dussel, 2004). de cargas, derechos y poderes. El reconocimiento o la negación del otro
!iJ..política como voluntad de poner las mediaciones gue_hacen es un problema de justicia. Las experiencias de negación señaladas antes
gosible la vida huma~a (Dussel, 2006, p. 23 y ss.), y que necesita del reco- indican tres lugares de la justicia en los que hay que dar la batalla contra la
nocimiento de la verdad de los hechos\ sólo es factible cuando hay injusticia. Señalamos en el capíhtlo anterior que el empobrecimiento resul-
reconocimiento ético del otro y se habilitan los caminos del disenso y drl_ tante de las asimétricas relaciones internacionales e interregionales, tiene
consenso en el reconocimiento de esa verdad. que ver con la ausencia de mediaciones socio-institucionales de reconocimiento y
fortalecimiento de las propias capacidades, y que en esa línea podría entenderse
la categoría de región como una estrategia conceptual y política para
LA JUSTICIA COMO RECONOCIMIENTO DEL OTRO reconstituir estas capacidades; que la pluralidad de los sttietos políticos
que sostienen una democracia se asentará también en la recuperación de
El criterio que buscamos para diferenciar la pretensión de verdad la capacidad de "decir el derecho" en procesos institucionalizados que asignen
de la manipulación ideológica es, en definitiva, el otro. El otro como
ser viviente, corpóreo, humano: vulnerable, transido ele necesidades,
"Cada vez que ante un problema de la vida colectiva se comienza pensando en la
psicología y no en las condiciones objetivas, podemos temer que ande agazapada una
tentación, consciente o subconsciente, de granjearse un derecho a la violencia sobre
"La \·erdad factual configura al pensamiento político tal como la verdad de razón las personas, relevándose del deber de ajustar ante todo las cosas" (Canal Feijóo,
configura a la especulación filosófica" (Arendt, 1996, p. 250). 19<}8, p. 107).

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ALEJANDRO AUAT

el lugar correspondiente a víctimas y victimarios, reconocidos como tales


más allá de las sanciones posibles, identificando las estrategias institucio-
nales y discursivas para el pasaje de la identidad de víctima (e incluso ele
15
victimario) a sujeto o agente político, tal como lo podemos comprobar
en los juicios que se sustancian actualmente contra las responsables de La ciudadanía posible
violaciones a los derechos humanos; que tenemos que pensar en las condi-
ciones de otras reglas de juego que restauren dinámicamente las simetrias, en el
marco de una igualdad compleja y plural en la determinación de criterios
de distribución. Se trata de reinventar la democracia postulando nue-
vos contratos que reconozcan nuevas sociabilidades (Sousa Santos, 2003b).
Si es cierto que no hay justicia sin justificación, esta se realiza según diver-
sas estrategias discursivas acordes con los criterios diferentes y compartidos
de cada uno de los órdenes o esferas, que exigen una phrónesis sensible a la
variedad de las situaciones de "deliberación". En este sentido, plantearemos en
LAS RF.FI.F.XIO:'-IES Y PROPUESTAS que siguen se inscriben en el marco ele
el capítulo 17 la necesidad de constituir "comunidades hermenéuticas"
proyectos ele investigación acerca de las condiciones de la democracia,
que incluyan voces, lecturas y saberes desperdiciados por el paradigma
que llevamos adelante en universidades del interior de la Argentina. Se
del conocimiento-regulación de la ciencia moderna, y participen como
trata de pensar las posibilidades de construcción de identidad ciudadana
"comunidades políticas" en la determinación veritativo-validativa de la
desde un enfoque situado en las limitadas democracias provinciales.
realidad sobre la que hay que actuar.
Entiendo por enfoque o pensamiento situado la asunción consciente
La reconstrucción de capacidades y simetrías en el reconocimiento
del punto de vista desde donde se lee la realidad y de sus opciones
recíproco a partir ele las experiencias de negación, como la atención a las
gnoseológicas y axiológicas (Roig, 1981, pp. 9-17), lo que supone un
mediaciones necesarias para la práctica del juicio o phrónesis que interpreta
hacerse cargo del ''lugar hermenéutico" (Scannone, 1993, p. 135) que
la realidad en la singularidad de las situaciones, señalan el lugar de la
se privilegia en el discurso como respuesta a una previa interpelación
justicia como condición de la verdad, y de la verdad como condición de
de la realidad.
la democracia. Justicia y verdad, así entendidas, son condición de una
Plantearé mi reflexión en tres momentos argumentativos. Primero,
democracia sustancial más que procedimental, concepto que ampliaremos
un breve análisis deconst111ctivo ele la "identidad exigida" por el modelo
más adelante.
de democracia liberal. En segundo lugar, pretendo señalar caminos de
constmcción de identidad ciudadana, ubicando los espacios y los modos
de producción del poder así como las vías que pueden conducir a una
representación de la subjetividad democrática más compleja, flexible
y, en definitiva, multicultural. No pretendo reemplazar un tipo ideal
por otro, sólo se señalarán caminos. Entiendo la democracia y la sub-
jetividad democrática como construcciones contingentes e históricas.
Pero que no se dan en el vacío. Por eso, finalmente, postularé algunos
principios ético-políticos que actúan como marcos de posibilidad ele las
acciones político-estratégicas contingentes, y algunos criterios de validez
universal que acotan la pluralidad ética y orientan el juicio reflexivo
de una ciudadanía que debe ser también cada vez más reflexiva o
auto-consciente.

-131-
-130-
ALEJANDRO AUAT
HACIA UNA FILOSOFIA POLITICA SITUADA

De esta manera entiendo que la filosofía hace su aporte crítico,


creativo y normativo a la praxis de hurnanización que, entre nosotros, no tampoco con cuatro millones de españoles peninsulares [...]". "Lo
que hay es poco y es malo [...]".
puede ser más que una praxis de liberación.
"Es necesario fomentar en nuestro suelo la población anglosajona.
ALTERIDAD Y VIOLENCIA EPISTÉMICA Ella está identificada con el vapor, el comercio y la libertad, y nos
será imposible radicar estas cosas entre nosotros sin la cooperación
activa de esa raza de progreso y de civilización".
En primer lugar, entonces, la sospecha corno actitud parece ser el
talante necesario para iniciar un pensamiento situado.
No son pocos los autores que han planteado que una de las "marcas" "Es utopía, es sueño y paralogismo puro el pensar que nuestra raza
9e nuestra cultura J?Olítica latinoarnericang es la negación/ exclusión del hispano americana, tal como salió formada de manos de su tenebroso
otro (Calderón, Openhayn y Ottone, 1996). En ese sentido, también los pasado colonial, pueda realizar hoy la república representativa, que
estudios poscoloniales han mostrado hasta qué punto las ciencias sociales Francia acaba de ensayar con menos éxito que en su siglo filosófico,
han participado del proyecto de la rn~dernidad y de su "violencia epis- y que los Estados Unidos realizan sin más rivales que los cantones
térnicai' en la generación de alteridadef excluidas (Castro Górnez, 1993). helvéticos, patria de Rousseau, ... etcétera". (Alberdi, 1979).
Lás naciones latinoamericanas g_ue surgieron luego de las indepen-
dencias en el.,siglq XIX_.[orjaron t!n ideal de ciudadªno..e. contraluz"Ctel Con variantes según autores, épocas y regiones, ~Wt estructura di§;.
tiRo hurnanp, denostado corno báThaTo. La pensadora venezolana Beatriz cursi~a orientó la constitución Qolíti,ca,_de,nu~_sJI;.os..país~.s,.xa.sea..I,li!L~
González Stepha~ ha e;tucliado tres prácticas disciplinarias que con- exclusión del imaginario ':civilizado", o bieD..RamJa.pegf1ción.jdenl;jlaill!.
tribuyeron a forjar los ciudadanos latinoamericanos del siglo XIX: las mediante homogeneización. En regiones corno Santiago del Estero, por
constituciones, los manuales de urbanidad y las gramáticas de la lengua ejernpTo; fa rel;tiva autonomía y pervivencia ele los "pueblos ele indios" y
(González Stephan, 1996). La función jurídico-política de las constitu- la compleja trama de participación y pertenencia, alejadas ele las rígidas
ciones fue, por ejemplo, la de inventar la ciudadanía, esto es, crear una y verticales estructuras de poder ele los incas primero, y de los españoles
identidad homogénea que hiciera viable el proyecto de gobernabilidad ele después, "se desestructuraron completamente cuando la revolución de
las nuevas repúblicas. La identidad ciudadana se constmyó, con la ayuda independencia los dejó sin tierra y entidad étnica, en un proceso ele indife-
poderosa de la pedagogía y el derecho, mediante una lógica de taxonomías renciación en el que todos eran llamados a concebirse como ciudadanos"
(Farberman, 2005, p. 63).
binarias que excluyó todo lo que no fuera parte del modelo. Según ella,
crear la identidad del ciudadano moderno en América latina implicaba El otro fue negado en su historicidad~g), encubierto (Dussel).s.
generar un contraluz a partir del cual esa identidad pudiera medirse y inventado (C,Jls.q~o,Gómez), en procesos simultáneos o sucesivos según las
afirmarse corno tal. La constmcción del imaginario de la "civilización" regiones. ~ue negado, J?Orque no se le reconoció_ ni voz ni historia eropia_:::
exigía necesariamente la producción de su contraparte: el imaginario de los americanos fueron tenidos como "pueblos sin historia", como "naturale-
la "barbarie". za" vacía (Roig, 1981, p. cap. 7). Fue encubierto, 11orgue EuroP-ª-~~
Arturo Roig ha mostrado la prioridad que asumió el momento axio- su Modernidad era un 11roceso racional de autoclesarrollo endógeno Eor
lógico sobre los gnoseológicos en los primeros ensayos "sociológicos" el que sus potencialidades lleg<!;ban a la "maxoría de edad", ocultando
del siglo XIX, por cuanto su dese1iptiva negadora de la realidad propia, la contraca¡;a)rracional de la violencia y la explotación de la conquista
se desplegaba a partir de una pToyectiva "civilizadora" que tornaba sus Y... colonizacÍÓJ:l_q!!,\!_hacía 11osible aquel desarrollo (Dussel, 1992). ~
normativas ele una paradigmática alienante. inventado, ore u e se le adscrib!i una identid¡,tg_gue sl.!yiera de contraluz
.:_on la rewesentación ominaf!~ mediante dispositivos de saber/poder
"Con tres millones de indígenas, cristianos y católicos, -decía por los gue esas rem:ese:,naciones son construid~s (Castro Górnez, 1993).
Alberdi- no realizaríais la república ciertamente. No la realizaríais Todavía ho}J se exige un tipo hum.i!.I}!? gara nuestras democracia.!
Así, por ejemplo, Jacqueline Peschard afirma que "la cultura política
-132-
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HACIA UNA FILOSOFiA POLJTJCA SITUADA
ALEJANDRO AUAT

CAMINOS DE IDENTIDAD CIUDADANA


democrática está sustentada en la noción de ciudadanía: un grupo de
)
individuos racionales, libres e iguales ante la ley, que conforman el su-
f~nte a la identidad exigida, creo..que hs.'\y_qt¡e visualizar caminos
jeto por excelencia de la cosa pública y de la legitimación del poder"
(Peschard, 2001). Y en un contexto tan multicultural, complejo y plural de construcción de las identidades posibles para democracias redefinidas
como I'vléxico, esta autora se atreve a proponer como supuesto del "modelo" situadamente. Quiero señalar tres vías gue pueden abrir otros ho~
cívico", la necesidad de que existan "individuos racionales que en la de comprensión y_g_~_constmcción ele la ciudadanía entre nosotros. En
esfera privada son egoístas e interesados porque velan por la promoción primer lu~r, el conocimiento-emanci,ea_.ción.Y.Et constituc,;i.óu de med~­
de sus intereses, mientras que en la pública son responsables y solidarios". ciones hermenéuticas. En s~mdoJ!.!_ge!~l p~gma._de la traducci~
También Guillermo O'Donnell, pese a señalar con espíritu crítico las y la constitución de mediaciones discu~ En te.r~.r..!~ re~no­
carencias de una teoría ele la democracia que no incorpore el estudio de cimiento de esEacios estruc~~~le~~~!!fció~ll!LY.la constituciónd;
"las condiciones históricas de surgimiento ele los distintos tipos de casos" mediacione_~ll!.~ti!.:~!?na~:_s~ / ~r-;•1\Vt{ ;,-t f:-, 't ti..}
y la necesidad de incorporar el estudio de "ciertos aspectos del contexto (fl.t~'-;; ~ '01.ü.! - - rJ-.. s wr~. ·~ w
El conocimiento-e~ci~~ci6n. t.-.-" c.t. 0 ' l. Úl-4
social general" (O'Donnell, 2007, pp. 21-22), continúa apoyándose en el
modelo de la agencia individual tal como es entendida en la historiografía
filosófico-liberal moderna, como requisito sine qua non para poder hablar y la constitución de mediaciones hermenéuticas
de democracia. La atribución de autonomía, responsabilidad y razona-
bilidad del individuo, son los parámetros que, sin mediaciones, serán Nos dice el sociólogo portugués Boaventura de Sousa Santos que todo
comparados con los contextos del Este y del Sur en los que efectivamen- conocimiento supone una trayectoria entre un estado designado como
te pudieron darse o no esos rasgos. O'Donnell se sitúa expresamente en ignorancia hasta un estado designado como saber. En el conocimiento-
el cuadrante Noroeste del mundo (desde allí habla de las democracias del regulación, el estado de ignorancia se llama can y el estado Qe sabe.r.mdez¡.
Este y del Sur), pero no se hace cargo de las implicancias de ese "lugar El predominio de la racionalidad cognitivo-instrumental ha transformado
el orden en la forma hegemónica ele saber, llegando a recodificar como
social como lugar epistémico".
Fueron necesarios más que algunos "manuales de urbanidad" pa- caos todo lo que no fuera posible de regular. En el conocimiento-emanci-
ra forjar en la práctica la identidad exigida para las nuevas naciones. pación, el punto ~norancia es designado como.!Q{onialism_g_ulP.mll9 4

También la ciencia moderna y el derecho estatal formaron parte de este c'le'Sal5er es designado como solidaridad. "El colonialismo -dice Sousa
vasto proceso de dominación que reemplazó las promesas modernas de Santos- consiste ~-;;~~ignorancia de la reciprocidad y en la incapacidad
igualdad, libertad y solidaridad, por desigualdades crecientes, nuevas de concebir al otro sino como objeto. La solidaridad es el conocimiento
obtenido en el proceso, siempre inacabado, de volvernos más capaces
servidumbres y egoísmos amplificados.
La ciencia moderna ha privilegiado el conocimiento-regulación por de reciprocidad a través de la construcción y del reconocimiento de la
sobre el conocimiento-emancipación. Luego de los momentos iniciales intersubjetividad" (Sousa Santo~, 2003a, pp. 89-90).
en los que la ciencia pudo significar la lucha contra el dogmatismo y el El concepto de solidaridad como punto de llegada de un conoci-
autoritarismo, rápidamente la racionalidad cognitivo-instrumental fue miento que priorice la emancipación por sobre la regulación, nos pone
hegemonizanclo el sentido del conocimiento científico tras los fines de en la pista para construir fo:r:mas de ideutidad ciudadana que hagan
dominar y regular, hasta extrapolarlo a todo tipo de conocimiento al lugar a la diversidad multicultural. De lo gue se trata es de con~ir
qu~ se le negó racionalidad si no coincidía con esos cánones. El derecho reci rocidad e intersub' etividacl: no se dan naturalmente ni son la mera
mol:lerno, a su vez, asumió la responsabilidad de extender la regulación
a todo el orden social, a través de su instrumento privilegiado, el Estado Dice Sousa Santos que "el conocimiento-emancipación es un cono-
y sus políticas ele homogeneización. cimiento local creado y diseminado a través del discurso argumentativo"
(p. l 06), único que parece hacer justicia a la palabra del otro. Y sólo puede
haber discurso argumentativo dentro de comunidades ele interpretación,

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ALEJANDRO AUAT HACIA UNA FILOSo'FiA POLÍTICA SITUADA

en donde se dan los auditorios relevantes de la retórica. La construcción tener en cuenta "la totalidad de la vida" (Aristóteles). Por eso hablamos
de intersubjetividad tiene como enemigos principales, en esta perspec- de criterios de "autenticidad", en tanto se refieren a la autocongruencia de
tiva, a los monopolios de interpretación tanto como a la renuncia a la una trayectoria y de un proyecto. Pero es una autenticidad reflexiva, que
supone la autonomía y la intersubjetividad, en el discernimiento de las
( interpretación.
Para ello, una estrategia posible es la de promover 1ª-.E!oliferación . posibilidades a obrar (Ferrara, 2002).
9J;_c.amunjdades interpretativas, qll! s.on_al mismo tiem];1o, comunidad~
P,Olíticas. La existencia cada vez más extendida de radios comunita-
rias y otros medios alternativos en América latina parece apuntar en El paradigma de la traducción
esta dirección. La alternatividad de estos medios no puede ubicarse y la constitución de mediaciones discursivas
solamente en su tamaño, sino fundamentalmente, en la modalidad de
comunicación, que incluye la formación ele activas comunidades in- Frente al monopolio interpretativo de las clases hegemónicas y de los
terpretativas, eventualmente con acompañamiento educativo, en donde medios masivos de comunicación, el pluralismo ele las comunidades in-
la práctica ele la argumentación sea posible efectivamente. Y en donde la t.E:Pretativas tiene a su vez el riesgo de la fragmentación y clisnersión de
retórica privilegie el convencimiento (adhesión basada en la valoración sentidos que haría impos!.?~<:~lguier nroceso realmente emanciEador.
de razones) por sobre la persuasión (adhesión basada en la motivación). La afirmación de las diferencias, que en su impulso inicial está motivada
Es esta una retórica dialógica, en la que la polaridad orador/auditorio por la experiencia de la exclusión y la demanda de igualdad, puede con-
debe perder rigidez para transformarse en una secuencia dinámica de ducir a nuevos esencialismos y esquemas cerrados tan ilegítimos como los
posiciones. Por otra parte, hay que advertir que el llamado "auditorio" es impuestos por las democracias exigidas. En las políticas "correctas" de
un proceso social, en constante formación: esto es, más allá del discurso identidad, se ha llegado a exaltar una modalidad estrecha del nosotros,
y de la argumentación, hay también trabajo y producción, silencio y a tal punto que todo lo que no es enunciado desde un grupo particular,
silenciamiento, violencia y destrucción. Creo que este es el sentido en puede ser visto como un agravio para sus integrantes.
el que Dusselle proponía a Apella prioridad de la "comunidad real de for eso, el comunitarismo que tiende a concentrarse en las relaciof!~
vida" por sobre la "comunidad ideal de comunicación". intracomunitarias tiene que ser complementado 12,2r un contractualisw,p
Las comunidades interpretativas en tanto comunidades políti- en las relaciones mtercomunitarias, que imEida .9ue las comunida~s
cas son fuente de identidad y de criterios de autenticidad. Como ha se cierren so6re .si como comunidades-fortaleza, incapaces de incidir
1
mostrado l\llaclntyre, la pertenencia a una comunidad "tradente" de efectivamente en las decisiones macropolíticas que siguen diseñando el
interpretación es requisito int~ludible para el progreso de la racionalidad mundo en el que esas comunidades viven. La tensión entre comunitarismo
(Maclntyre, 1994), y Hannah Arendt diría para la práctica de la delibe- y contractualismo tiene que llevar a una constante reinvención de la
ración y el juicio (Arendt, 1996). En última instancia, de lo que se trata co~unidad en función de un !?!.<zrecto ema~_sj¡zador: transitar efectiva-
-también en política-, es de "saber elegir compañía". En el marco de !!!ellt.f_desde..e.lc;.oJ.gWalismo eJ~!j_olidaridad. Y muchas veces, la creación
una comunidad, la ciudadanía es una práctica hermenéutica más que un de comunidad (nueva y abierta) implica la destrucción de la comunidad
estatusjurídico-político: es una identidad intersubjetiva que presupone y (vieja y cerrada).
construye el vínculo político. La comunidad como espacio de memoria, En esta tensión, el polo "contractualista" es, quizás el más débil en
narración y celebración de las luchas, las dificultades y los logros en el nuestra actual cultura política. La ince~~!__9e construir acuerd~ \ )
camino hacia mejores condiciones de vida genera los criterios necesarios e~os o comunidades mil~~que comparten quizás un mismo
para orientar el juicio prudencial que, a diferencia del cálculo técnico, debe horizonte emancipador, pasa no sólo por el enclaustramiento en las lógicas )
Y lenguajes propios de cada lucha, sino también por el desconocimiento
de los diferentes espacios estructurales en los que esas luchas se dan.
Este término es de Xavier Zubiri y se refiere a tradición, de lmdere (entregar). Lo
Sousa Santos dice que hace falta una teoría de la traducción. Creo más
diferencia de la mera "transmisión". bien, con Ricoeur, que hay prácticas de traducción, "siempre en busca

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HACIA UNA FJLOSOFiA POLiTtCA SITUADA
ALEJANDRO AUAT

democracia y la justicia -dice Touraine- debe ser política, como Jo exige


de su teoría" (Ricoeur, 2005b, p. 36). Lo que se hace necesario, pues, es
Rawls, pero una teoría de la política no debe estar separada del análisis
una actitud traductora, que sepa abrirse al mundo del otro p.a.ra hacer las
de las relaciones sociales y de la acción colectiva que persigue valores cul-
equivalencias sin identidad entre las formas de constr.ucción del poder,
turales a través de los conflictos sociales" (Touraine, 199'}, p. 55). De esta
Lás equivalencias no se encuentran dadas, hay que hacerlas en vistas de los manera, la noción de democracia no se reduce a las notas de la poliarquía
2
principios y criterios que analizaremos más adelante • Pero hay que hacer
se trata de homogeneizar, sino de como las enunció DahP, sino que incJuxe como elemento constit¡¿tivo
equivalencias sin identidad, porque no
las luchas de emancipación. Por eso Touraine propone ckfinirla comg
comprender: después de Babel, comprender es traducir. Y como toda
"democracia de liberación" más q~te comQ_:;_democracia deliberativ~'
traducción supone traición, hay que ponerla en el movimiento dialógico
(Habermas) ..~a define comp.J!!J.f'.:.:fu~rz<l.§o¡;b:l:l.~P..olítica que §.e empeña
permanente de retraducción.
en transformar..tl._Estado.de Derecho en un sentido gue corresponda a
Por eso creo que el paradigma de la traducción puede aportar una
Jos intereses _de los dominados". Esta propuesta-nos permite pensar la
clave en la construcción activa de hegemonías. No se trata solamente de
democracia en la constitución de mediaciones de las reivindicaciones
l_!ls eguivalencias en las luchas sociales contra un sistema onresor-todos
sociales a partir de un poder que siempre es desigual en su reparto, sujeto
los ejemplos de Laclau apuntan en esa dirección-, sino que se trata
siempre a reapropiación.
también de la construcción de un orden cada vez más democrático. La
~eacidad de los actores políticos eara !J·aducir las. m?lilllficar¡ipnes en dema;;¡;;
reJ!.resenta':.f!!Y..!!!!.i;'ers;zle; es una condifién básica para el!2;_ Por ahí pasa,
El reconocimiento de espacios diversos de acción política
según Touraine, la diferencia entre las acciones colectivas de protes-
y la constitución de mediaciones institucionales
ta y los "movimientos sociales": estos, a diferencia de aquellas, apuntan
a modificar cómo se usan los recursos públicos en nombre de orienta-
Los espacios sociales en los que se desarrollan las luchas de eman-
ciones culturales aceptadas por la sociedad, apelando a principios
cipación son muchos y diversos. Sousa Santos distingue seis dimensiones
generales más allá de los intereses particulares. Justicia, por ejemplo.
o espacios estructurales: el espacio doméstico, el de la producción, el del
Nacida del grito de los familiares de las víctimas, la exigencia de justicia
mercado, el de la comunidad, el de la ciudadanía y el espacio mundial, con
se convierte rápidamente en una reivindicación de toda la sociedad.
sus respectivas unidades de práctica social e instituciones propias, con sus
Estas observaciones nos conducen a modificar sustancialmente el
dinámicas de desarrollo y, fundamentalmente con el acento en distintas
confepto de democracia del modelo liberal exigido. "Una teoría de la
formas de poder, de saber y de derecho (Sousa Santos, 2003a, p. 31 Oy ss.).
Es importante reconocer que, a pesar de la centralidad del poder del
Estado, del derecho estatal y_de la ciencia moderna -centralidad que no
2 También Ernesto Laclau ha señalado la importancia de las equivalencias para puede ser olvidada ni sobreestimada-, estas formas funcionan siempre
articular prácticas que puedan hegemonizar el discurso social. Siguiendo una en articulación con otras formas de poder y de derecho no estatales, y
argumentación de Rosa Luxemburgo, Laclau dice que el sentido o significado de
toda lucha est.-1, desde el comienzo internamente dividido entre, por un lado, su
con varias formas de conocimiento no científico, constituyendo una
carácter diferencial y singular y, por otro, su sentido equin1lente a otras luchas que matriz de múltiples dimensiones de desigualdad y de opresión así como
se oponen al sistema. Por su función equivalencia!, la lucha o reivindicación signilica de luchas emancipadoras. Agrega Sousa Santos que "todas las constela-
una plenitud ausente "que se muestra a través de la disolución tendencia! de todas ciones de poder combinan un componente cósmico con una pluralidad de
las identidades diferenciales", y por ello no puede tener un significado propio y fijo.
Cuál sea el grupo, la lucha o reivindicación concreta que asuma el rol hegemónico
de representar la plenitud ausente dentro de las cadenas de equh-alencias, es una
cuestión contingente que hay que determinar en cada situación. Tan contingente
es que Laclau parece conliar sólo en la pura lógica de la diferencia/equivalencia
Autoridades públicas electas, elecciones libres y limpias, sufrngio uniYersal, derecho
confrontada con una tomlidad represiva que es lo que permite la formación de
a competir por los cargos públicos, libertad de expresión, información alternativa,
cadenas equivalencia les ("¿Por qué los significantes vacíos son importantes pura la libcrtnd ele asociación (Dahl, 1992).
política?", en Laclau, 1996, p. 78).

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ALEJANDRO AUAT
HACIA UNA FILOSOFIA POLITICA SITUADA

componentes caósmicos"\ y que esta heterogeneidad "es la responsable


~-a_ctor~~-~-C?.Teti~-?~ _en el espacio delgue se trata, y c~~ncto.J?e_ ~~ticllla11
de la opacidad fenomenológica de las relaciones de poder en la sociedad" con otras acciol_les similares de los otn~~acios estructurales. Quizás en
La eficacia de las luchas de resistencia así como de las estrategias e-;te' sentido hay que ;;~te~der la afirmación de Sousa Santos al respecto,
de construcción de poder desde abajo está sujeta al reconocimiento de cuando dice que "esa naturaleza no es un atributo específico de alguno de
la complejidad social en la que estas se desarrollan. Aquí la cuestión ellos Qos poderes de cada espacio] por separado, sino, más bien, el efecto
pasa por la capacidad de adaptación de la pupila a las diversas esca- conjunto de las articulaciones mutuas" (Sousa Santos, 2003a, p. 366).
las de la acción y por la extensión de mediaciones institucionales que Además, la lucha política es tal cuando está vinculada a la reflexividad. La
permitan democratizar el poder en sus diversas formas, y convertirlo lucha por la hegemonía no es lucha entre grupos por imponerse nomás,
en poder político. sino que está acompañada de reflexividad, de significación, de creación
A diferencia de lo que parece insinuar Sousa Santos, no creo que de nuevas condiciones, de lucha de los excluidos. La política tiene que ver
todo poder sea poder político. Creo importante identificar las diferentes no sólo con la dominación, sino también con la emancipación 5 •
configuraciones cósmico-caósmicas que asume el poder en cada espacio El poder político es un fenómeno social y no natural. Existe cuando
estructural de la acción, así como identificar la pluralidad de agentes hay un grupo de personas que actúan juntas en pos de un objetivo deci-
sociales y de luchas por la emancipación. Allí está el desafío "multicul- dido también en común que, dicho sea de paso, tiene que ver con algún
tural" de nuestras democracias. No puede haber verdadera democracia perfil de la vida buena. Hannah Arendt ha mostrado su diferencia de
en una sociedad que, junto a las instituciones más o menos democráticas la fuerza o la violencia, con las que puede coexistir, pero con las que no
-o por lo menos controlables- del espacio de la ciudadanía, mantenga puede confundirse. Lo político es un tipo de acción que busca configurar
al mismo tiempo las formas despóticas de poder como el patriarcado, la lo común y lo público: es acción configuradora y reconfiguradora de un
explotación, el fetichismo de las mercancías, la diferenciación desigual o el orden común. Pero lo político también es la acción llevada a cabo por
intercambio desigual como fuente del desarrollo desigual. Las luchas por un tipo de agente cuya condición es la de ser reconocido como libre e
la emancipación de esas formas de_p_~er el!_~~da uno de e~os-es~ igual en el seno de una intersubjetividad que va formando una voluntad
una lucha demcicrátú:aéiu~truye ciudada~ía~fe~ocrática. Pero en el común (Cruz Prados, 1999).
plánó de las ~~~d"f~~-;g-¿¡;posibilidad. cr-~;q;;e-h;ce falta un plus de
~¿:r!~~~~J-~i§ll~~ti-_~la~- ct,c.!=_iont:ILQ~ Jos difere_p ~.§ .. ~E.é!f.i9.L~~t¡;u,.~;,-.
articulación y de institucionalización IE!!.~-~e el p~~rgi'd~ af¡¡-;ea
~~~ no pt~ed_t: darse ~~n.i.!1s!üucionalizacióg,. l?E JQ_gue se trata es de
J?.~:>Pi!lJ?entep~d:r e0ío~i~~· -- - --- - - -
co~vertirJas. relaciones de intercambio desigt!el, también institucionali-
¿Cuál es la naturaleza política de la resistencia de una mujer a la
zadas, en r_elaciones de autoridad compartida: Pero de manera estable y
violencia machista de su marido? ¿Dónde está lo político en la oposición
continuada en el tiempo, y no aislada o esporádicamente.
que un empleado de fábrica hace a las reglas de trabajo impuestas por
Contrariamente a lo que creía Car! Schmitt, la acción política no es la
el gerente? ¿O en la decisión individual de no comprar un producto acción extraordinaria, sino que es acción institucionalizadora e institucio-
impuesto por la publicidad? ¿En qué consiste el carácter político de la
nalizada. Una institución viene a ser como el ~..!'~~o gue funci2!E.lliz~ 1}!1a.
exigencia de respeto a una diferencia identitaria? ¿O el de una protesta
~-un bien, U!! ya_lor, Ul}a a~pg~J!'m- y_ la ccmvierte en un contenid() .
contra el ALCA vía maiP. práctico, dotado de regularidad y estabilidad. Es una forma articu-
Esas resistencias X luchas buscan revertirrelacj_()_l?.e_s_desiguales, pero
lada y no;-;:;:;;_¡¡~ada d~-;cci~ conju~i:a: Lá f~tit~ción es mediación de la
!l!i-quier~!E!'!:il~za políti~~~.suando se realizan en conjunto con los
~ción: hace posible la esta_bilidad y des~arga la responsabilidad directa

5 Gilaben habla ele ''política cmancipatoria" para referirse a ''aquellas práuicas polí-
'l El poder cósmico es centralizado y se ejerce "dentro de límites l'ormalmcntc es-
ticas cuya orientación general se articuk, en principio, en térnlinos de los ideales de
tablecidos a tra\·és de secuencias y cadenas institucionalizadas de intcrmecliación
autonomía, igualdady Jo!idaridmf'; mientras que "políiica dominatoria" sería aquella en
burocrática". El poder caósmico es "descentralizado e informal, ejercido por múltiples
la que "la hetemnomía, la desigualdad y el II·ato instrumental resuhan admitidos"
microcemros de poder en secuencias caóticas sin límites predclinidos" (ibícL p. 3281.
(Gilaben. 2005, p. 1321.

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ALEJANDRO AUAT
r HACIA UNA FILOSOFÍA POLÍTICA SITUADA

El plano singular ele la acción estratégica y el plano particular ele las


sobre el todo, delimitando un ámbito narcial, accesible a la deliberación y mediaciones (Dussel, 2001, pp. 65-86) se mueven dentro del amplio
~lecisión regulares ele las gersonas._Por esa misma delimitación, la institu- margen de contingencia, propio de "lo que puede ser de otra manera"
cionalización permite trascender, controlando el riesgo y con efectividad, (Aristóteles). La acción político-estratégica no es la consecuencia necesaria
el espacio estructural de acción, facÚitando la traducción discursiva y la de un proceso natural ni de una deducción lógica: es fruto de una decisión
articulación de prácticas con otras esferas de acción 6 • libre, que irrumpe en la historia con rasgos de novedad. Sin embargo,
En suma, se constmye ROder político cuando estamos en -eresencia de la acción político-estratégica no se da en el vacío y en la indecidibilidad
estos factores: una luch.flpw:tr'll:!.!iormar la relación de desigualdad en au- total, como parecen creer algunos. Por una parte, la contingencia y la
~,ridad !{.9.illl?artfd~gín:Jas !ll2.~~lidades 2e..~!lela esE_acio e.s~ructural de novedad están enmarcadas dentro del cuadro de posibilidades recibidas
~' u~cg.!}j,l!!lci.Pn "comunitaria" de voluntad!s ~;di~J?Or una en una tradición político-cultural, cuadro que incluye asimismo lo per-
cm;ml!~Fiónins.titucian~~y, finalmepte.tJ1n2. articuJ.aci.fu:t. "contractual"
manente no-necesario 9 de las tradiciones hermenéutico-discursivas y de
(alianzas, federaciones, etcétera)~on otra~ or~r!!~ll.~i!f,t¡es gue mantienen las instituciones. Y por otra parte, las mediaciones y las acciones están
luchas equivalentes.
...----"'::.o:MI'O ___
I;&¡ '-.:ora enmarcadas por principios universales que constituyen a la acción como
acción política y orientan éticamente las opciones.
Las mediaciones tienen una mayor permanencia y continuidad en el
DE PRINCIPIOS Y CRITERIOS tiempo, pero siguen siendo contingentes, no necesarias. Ellas conforman
tradiciones y culturas histórico-políticas, ofreciendo a los actores singu-
Hemos hablado de mediaciones hermenéuticas, discursivas e insti-
lares el cuadro de posibilidades entre las cuales optar en un determinado
tucionales de la acción social, que geviene política cuando, además de momento y situación (Zubiri, 1982a; Ellacuria, 1991). Pero como son fruto
las reivindicaciones particula~es, apunta a la configyración d~ la Poli{ en última instancia de la libre decisión humana, también están stüetas
Creo que este es el plano en el que se nos plantean los desafíos más al juicio ético acerca de su congruencia o no con el proyecto de "vida
arduos en la tarea de constituir democracias participativas, respetuosas
buena". La pluralidad ética tiene sus límites: estos están dados por los
de la "multiculturalidad" de los diversos modos de ser ciudadano, y de principios éticos universales, que sólo enunciaremos aquí.
la pluralidad ética8 en las opciones por una u otra forma de lucha para Los principios se ubican en un plano universal, no a la manera ele las
"transformar el Estado de Derecho en un sentido que corresponda a los
ideas platónicas, sino con una esencial y constitutiva referencia a los pla-
intereses de los dominados" (Touraine). nos particular de las mediaciones y singular de las acciones. Los principios
éticos están presupuestos implícitamente en esos otros planos, y actúan
como marcos que delimitan y definen los campos de la acción humana, en
6 Dejamos de lado toda la rica discusión en torno a la autonomización autorreferen-
cial de las instituciones respecto de las acciones humanas y a la ineYitablc tensión
este caso, el campo político. Por eso son propiamente principios políticos,
entre disciplina y libertad que conlleva la institucionalización (Castoriadis, 1989; en tanto subsumen analógicamente los abstractos principios éticos.
Hinkclammert, 1990 y Dussel, 2009, pp. 302-313). Tomo la propuesta de Dussel de tres principios universales, en sus
7 Cacciari ha puesto de manifiesto la tensión entre el concepto griego de jJolis (Yincu- respectivas enunciaciones fundamental y crítica, que aquí vamos a simpli-
lado al origen y a la sede del génos, y en ese sentido, etlws) y el concepto romano de ficar y señalar, solamente al efecto de ubicarlos en nuestro razonamiento,
ciz•itas (Yinculado a la meta de constituir una ciudad para YiYirjuntos diferentes cives, remitiendo su discusión a lo planteado en el capítulo 5.
mediante el acuerdo en torno a las mismas leyes) (Cacciari, 2005).
8 Creo que la unidad de la ciudad es una meta y no un punto de partida. En ese sentido,
bien \·a len las aclaraciones de Cacciari de la nota anterioz; respecto de la existencia Dussel distingue lo necesario de lo no-necesario, lo posible de lo imposible y lo
de una "tensión" entre dos modelos de ciudad. También Esposito ha hablado de un contingente de lo no-contingente. Las mediaciones serían entonces posibles (no
triple origen de la política: Troya (pólemos), Atenas (polis) y Roma (dz,itns), queriendo perfecms, porque serían imposibles), no-contingentes (porque úenen cierta estabilidad
mostrar la tensión permanente entre la unidad y la diYersidad de diferentes ethoi que y permanencia en el tiempo) y no-necesarias (porque son históricas, culturales, y no
buscan polémicamente construir una unidad que albergue las diferencias bajo las efectos de leyes naturales) (Dussel, 2009).
mismas leyes acordadas (Espusito, 1999).

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ALEJANDRO AUAT HACIA UNA FILOSOFÍA POLÍTICA SITUADA

l. Un principio material universal que plantea la obligación, para de responsabilidad de los efectos de las acciones e instituciones que hay
quien actúa éticamente, de "producir, reproducir y desarrollar que prever con honestidad, y de cuyos efectos negativos no intencionales
autorresponsablemente la vida concreta de cada stúeto humano, se abre la relectura crítica de los mismos principios, esta vez desde el punto
en una comunidad de vida, d¡esde una 'vida buena' cultural e de vista de las víctimas de tales efectos.
;histórica" (Dussel, 1998, p. 14ID). Los actores políticos toman decisiones o se insertan en prácticas y
2. Un principiojonnaluniversal que plantea la obligación, para quien procesos más o menos democráticos, en el seno de los múltiples y diversos
actúa éticamente, de argumentar con pretensión de validez prác- espacios estructurales de la acción social. Los principios ético-políti-
tica, "desde el reconocimiento recíproco como iguales de todos los cos funcionan como criterios para el juicio prudencial en situación.
participantes que por ello guardan simetría en la comunidad de En la medida en que sus acciones, decisiones y opciones tengan como
comunicación, [aceptandoJlas exigencias morales procedimenta- marco estos principios, podemos decir que tienen "pretensión ética de
les por las que todos los afectados (afectados en sus necesidades, bondad" o "pretensión política de justicia". Pero el juicio político, como
en sus consecuencias o por las cuestiones éticamente relevantes hemos dicho, tiene un contexto argumentativo-hermenéutico intersub-
que se tratan) deben participar fácticamente en la discusión ar- jetiva, que aporta además otros criterios en función de su congruencia
gumentativa, dispuestos a llegar a acuerdos sin otra coacción que con la propia identidad ciudadana. Son criterios complementarios
la del mejor argumento, enmarcando dicho procedimiento y de- que disciernen (krinein) la autenticidad de los caminos de ciudadanía
cisiones dentro del horizonte de las orientaciones que emanan democrática en los que nos hallamos comprometidos, en función de la
del principio etico-material ya definido" (Dussel, 1998, p. 2 H). coherencia, la vitalidad, la prqfundidad y la madurez 10 • Surge aquí la posibi-
3. Un principio universal de.foctibilidad que plantea la obligación, lidad de que las modalidades de participación, en la medida en que
para quien actúa éticamente, de cumplir con las condiciones se constituyen en caminos de identidad ciudadana auténtica -por
de factibilidad lógica y empírica (técnica, económica, política, satisfacer los criterios y principios mencionados-, adquieran una validez
cultural, etcétera), es decir, que sea realmente posible en todos ejemplar que los lleva a trascender su propio ámbito para proyectarse
estos niveles, desde el marco de las exigencias ético-materiales de como paradigmas en el plano universal sin perder su particularidad
la verdad práctica y morales-formales discursivas de la validez, (Arendt, 2003, p. 77; Ferrara, 2002, p. 115 y ss.). Este carácter de
dentro de un rango que va desde las acciones permitidas ética- universalidad ejemplar puede ser, quizá, un factor decisivo en el esta-
mente, hasta las acciones debidas para el cumplimiento de las blecimiento de equivalencias y en la construcción de nuevas hegemonías.
exigencias humanas básicas (Dussel, 1998, p. 270). La trayectoria que lleva desde las democracias exigidas hasta las ciu-
dadanías posibles se revela, así, como un camino múltiple de construcción
Los principios se ca-determinan mutuamente y se cornplejizan a de identidades auténticas. En el trayecto, el concepto de "exigencia" ha
medida que se acercan a los campos prácticos. Son subsumidos ana- sufrido un cambio: ya no se trata de las exigencias de la democracia liberal
lógicamente en el campo político, incluyendo el principio material a para un ciudadano-elector, sino que ahora se trata de la exigencia de
todo el ámbito conflictual del "problema social" con sus exigencias
económicas, ecológicas y simbólicas de producir, reproducir y acrecentar la
vida de la comunidad teniendo como última instancia a la humanidad. La cohe-rencia es una dimensión que "tiene que ver con la posibilidad de unificar
El principio ético de validez se complejiza como principio político de la pluralidad de ,·icisitudes atravesadas por una identidad en una narración". La
legitimidad o "Principio democrático", que incluye también el principio z•italidad para Weber designa la disponibilidad al cambio, contraria a todo tradicio-
jurídico de legalidad. Y el principio de factibilidad ética adquiere nuevas nalismo, y para Tocquc\'ille significa la disponibilidad a mo\'ilizarse y participar
en la deliberación pública, opuesta a todo tipo de apatía. La pr'!Jimrlidad es el grado
determinaciones transformándose en principio de factibilidad estratégico- ele autorrcnexi\'idad del grupo. La madurez tiene que \"Cr con la elasticidad en la
polftica, con más componentes prácticos y responsabilidades a corto y adaptación a la realidad y la ncxibilidacl en las estrategias, con la capacidad ele
largo plazo, incluyendo la capacidad de habérselas con otros actores distanciamiento autoirónico y, en cleliniti\'a, con la capacidad ele orientarse por los
estratégicos, en conflicto o en consenso. Por ello también es un Principio principios ético-políticos (Ferrara, 2002, cap. 5).

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ALEJANDRO AUAT

construir una identidad comprometida políticamente con la producción,


reproducción y desarrollo de la vida humana, en acuerdos intersubjetivos,
y enfrentando los desafíos de lo factible. 16
Lo factible o posible puede ser leído de dos maneras: "no se puede
hacer más que esto" (posibilidad en sentido negativo), o bien, "es esto ¿Democracia deliberativa
lo que se puede hacer efectivamente" (posibilidad en sentido positivo).
Como lo ha mostrado Hinkelammert, lo posible como poder aparece
o democracia de liberación?
cuando se es capaz de medir la factibilidad empírica desde lo imposible:
medir desde la utopía las posibilidades contenidas en lo fáctico. Y en
este sentido habría que entender a la política como "arte de lo posible".
A su vez, la lectura ético-política de lo factible está ca-determinada
por los otros dos principios, el material y el formal, que acotan las po-
sibilidades a obrar según se ajusten a la promoción de la vida humana
plena, y a su determinación democrática. A la luz de esos principios, la
racionalidad práctica transforma las posibilidades en imperativos: las EN EL M,\RCO DE UNA INVESTIGACIÓN sostenida en los últimos años acerca
posibilidades discernidas mediante el juicio reflexivo intersubjetiva, en de las condiciones de la democracia, me propongo avanzar hacia una
tanto conducen al fin (Vida) por los medios adecuados (Democracia), son redefinición situada de esta, a partir de la indagación acerca de los cn"terios
exigencias ético-políticas. Este es el sentido de la obligación en esta ética: de legitimidad que se juegan en los planos particular y singular, como media-
la "oh-ligazón" con el fin (Dussel, 1970). ciones de los principios del plano universal que enmarcan toda la acción
Las ciudadanías posibles no son, por ello, solamente los modos de política democrática en la pretensión de justicia 1•
participación que eventualmente puedan surgir, sino los modos de parti- La cuestión de lo que es y lo que no es legítima o válidamente "de-
cipación exigidos, ya no por un modelo externo, sino por el imperativo mocrático" se ha reducido en muchos debates académicos en nuestro
de poder-poner democráticamente las mediaciones necesarias que hagan medio y, últimamente, en el debate político, a cuestiones formales de
factible la mejor vida humana en comunidad, teniendo como última procedimiento o de estilo, como si lo que estuviera en juego sólo fuera
referencia a la humanidad. una cuestión de modales o de métodos, pero no de decisiones que afectan
intereses y bienes concretos. La insistencia en el diálogQ..Y el consenso
I~_l'~~has veces ti(!nde a _ocultar l!LpretensióiLde..imppuer las PJ.2Ei!l~ R~- ..
siciones: así, en el marco político nacional, los sectores de la oposición
han d~unciado "crispación", "soberbia" y "conflictividad" cuando el
oficialismo no acepta sus propuestas, pretendiendo que sólo habría diálogo
y consenso cuando el gobierno renuncie a promover las posiciones para
las que fue votado por una mayoría. Claro que esto no quita que las
decisiones políticas tienen que ser razonablemente fundadas y justificadas,
.. en el marco de un debate público que tiene lugar en diversas instancias,
institucionalizadas o no. 1;:1 consenso debe ser exigido fundamentalmente
~_Eivel de los procedimientos que hemos de respetar para debatir y

--
decidir, no necesariamente en las deCISIOnes que se tomen.
__..,_.... .. --~---
- ·

Véase capítulo 5 y Dusscl, 2001.

-146- -147-
HACIA UNA FILOSOFÍA POLÍTICA SITUADA
ALEJANDRO AUAT

.ALGUNAS DEFINICIONES PREVIAS


Ahora bien, respetados los procedimientos formales de la demo-
cracia, ¿da lo mismo cualquier decisión? La legitimidad democrática ¿se
Asumimos una concepción arquitectónica compleja de la política,
asÍenta soTamente sobre el respeto a laslormas? ¿O existen algunos valores
que incluye la aceptación de p1incipios normativos universales como
sustanciales que también deben ser observados so pena de desfigurar el
constitutivos de toda actividad e institución política (Dussel, 2009). Y
régimen que se pretende democrático? Aceptar la existencia de valores
entre ellos, no sólo el principio formal admitido por los procedimenta-
comunes no es un problema (Greppi, 2006), pero si avanzamos un poco
listas, sino también un principio material y un principio de factibilidad.
más nuestra pregunta, la cosa ya no es tan clara: ¿hay decisiones políticas
No me detendré en su análisis y fundamentación, realizada en otro
particulares cuyo contenido pueda ser calificado como más o menos
capítulo. Sí avanzaré en los planos particular y singular en los que se
legítimo independientemente del procedimiento seguido? Si es así, ¿en
ordenan, desordenan y reordenan los campos intersubjetivos, mediante
base a qué criterios podemos juzgar la legitimidad de tales contenidos?
instituciones y prácticas, intencional o no intencionalmente, que es lo
Estas pregtmtas cobraron actualidad con motivo de los debates que se
que denominamos "política". Cuando esas prácticas se orientan en
abrieron en torno al golpe de estado en Honduras, que puso de manifiesto
una nueva modalidad tendiente a justificar la sustitución de un gobierno términos de ideales de autonomía, igualdad y solidaridad, las reco-
nocemos como prácticas emancipat01ias, pues reafirman el camino de
mediante argumentaciones que aluden a la orientación de sus decisiones.
la humanización (Marina, 2000); ele lo contrario, cuando se articulan
Hemos leído y escuchado innumerables comentarios y análisis que, a lo
en términos de heteronomía, desigualdad y trato instrumental, serán
sumo, aceptan algún error en el modo de la sustitución del presidente
políticas dominatorias (Gilabert, 2005).
Zelaya (haberlo sacado del país en vez de apresarlo y juzgarlo), pero que
justifican la sustitución a la que se niegan a llamar "golpe", basándose La aceetación de esos ordenami.entos ROlíticos concretos.~ el rec2;.
nocimi~o deJas deci§iones q~_r.t;_configuran continuamente es 1~
en la pretensión del depuesto presidente de consultar al pueblo o, los
más desembozados, en el cambio de orientación de sus políticas que se ztgjtimidad p.o)ítica. Postulamos un criterio normativo de la legitimidad
traducen ttn el reemplazo del ALGA por el ALBA. Es decir, una justifi- que no pase por alto la pluralidad de formas de la legitimación (Serrano
Gómez, 1994) 2 • !.::!! legitimidad requiere del cnnsrptimiento de los
cación que incluía alusiones a los contenidos de las políticas y no sólo a
las formas. ciudadanos y no meramente del humor social. El consentimiento, fruto
de unjuicw reflexivo, se dirige a valores sustancialesJ a .),g,§...que a~~
L,2-.~m;gunta del título, tomacJ.a el~ tm_a.f.e~~u~~~ sugerencia de To~
la justificacióli cie'"'"j~-~bedi~ncia. Los valores son la sustancia de los
(Touraine, 199'1, p. 20), 9uiere señalar el camino ~-complef!lentación x.
derechos y las norm;s:·qt¡e ~~medios de oficialización, protección
superación de una democracia I?uramente,groc,e_slime?tal_por p~arte de una
y promoción. La legitimidad política se nos 12resenta entonces como
democracia _sustancial, en el sentido 2.~.-~l!J]_~ los valores ét~sg;políticos
~reconocimiento de la justicia de los yalo.r.es_q~R2!1!:_
contenidos en las E,rácti~ emane~~~ _y_ en nyes~~-ª~--C~p§titucj,o­
nes
_.,.
como criterios de validez de la vida democrática.
m...-r·~-~-~~. ~~·...- ,,. ·•
'l
El carácter situado
de nuestro enfoque estará dado no en una mera comparación de contextos,
sino en la asunción reflexiva de un punto de vista re dimensionado a partir
-
en accí6ñ mediante el recurso a ley~Coicaud, 2000). Y estos valores
n o son solamente de tipo formal o procedimental, sino q.w:...poseen.
_sontenidos referidos a la defensa y promoción de la vida humana ~
del lugar hermenéutico desde el cual se realizan las interpretaciones in ter- sus condiciones de Eosibilidad.
subjetivas de esos valores. Si bien trascienden las experiencias particulares,
los valores no pueden desligarse de su singt!lar interpretación por parte de
sttietos de identidad dinámica y de pertenencias múltiples. La lucha "Qor Se trata de una noción descriptint y normati\'a al mismo tiempo, enfoque negado
por otras nociones como la que designa la legitimidad como ideologta del grupo
1~ hegemonía de las interpretaciones de un perfil de bien común forma
dominante, o como la consecuencia de dádivas, o como la \'alidez obtenida mediante
¡:zarte de la redefinición buscada de democracia, Je gue incl\!Y.e por ende, una decisión de la autoridad (Schmitt), o como el resultado de jJrocedimienlos sistémicos
tanto al consenso como al conflicto como momentos constitutivos. que la desliga de decisiones personales (Luhmann), o, finalmente, la coincidencia con
los \'alores y normas de la propia comunidad de creencias sin que exista un criterio
racional que nos permita sustentar una crítica (Rorty).

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ALEJANDRO AUAT HACIA UNA FILOSOFiA POLiTICA SITUADA

Aun en el marco de conflictos de intereses y pasiones, el consenti- de otro tipo de razón, la deliberativa o práctica, que procede argumentativa
miento razonado juega un papel decisivo en la legitimidad, sobre todo pero no decluctivamente, y por ello se despliega en el seno de una comu-
en tiempos de "desencanto" del mundo, en los que ninguna autoridad nidad de comunicación.
puede reclamar para sí el reconocimiento basándose sólo en la tradición. La capacidad de juzgar se enmarca, entonces, en una racionalidad
Lo que no significa que el juicio no tenga critelios como referentes en los práctico-comunicativa, referida a la praxis y a la comunidad ele hablantes,
que apoyarse. Criterios que se descubren en la experiencia colectiva, en la que la experiencia de unos aporta a la inexperiencia ele otros los
como aprencliz<üe histórico de las prácticas que aciertan en el camino de éndoxa, a modo ele principios ele la argumentación y la deliberación. Esta
la humanización o del buen vivir. racionalidad transcurre y se constituye intersubjetivamente a través ele
diversos registros discursivos (Ferry, 1991 ): el narrativo con su foco en el
acontecimiento y en la intriga; el interpretativo, cuando la narración busca
CRITERIOS Y EXPERIENCIA encontrar una ley o destino que convierta el acontecimiento en ejemplo
o modelo ele toda situación similar; el argumentativo, cuando hay que dar
Aludimos aquí a a la rehabilitación de la phr6nesis aristotélica en razones ante el conflicto ele las interpretaciones e incluso plasmarlas
conjunción con la tradición kantiana, operada en autores como Hannah en derecho; y el reconstructivo, cuando nos abrimos al discurso del otro,
Arenclt o Alessandro Ferrara, quienes la han resignificado como la ca- sobre todo de las víctimas o de los sin voz, para revisar y reformular
pacidad de juzgar reflexivamente y no subsuntivamente, conteniendo nuestras narraciones-interpretaciones apologéticas unilaterales. Si hay ya
simultáneamente elementos sensitivos y trascendentes al contexto, de un elemento de crítica y reflexividad en la interpretación y sobre todo en
manera que sus enunciados proyecten algún tipo de fuerza más allá la argumentación, la reconstrucción juega aquí el papel de la hipercrítica
de los límites de la situación de origen, y sean pertinentes para actores mediante irrupción del discurso del otro en una tarea de pesquisa dialógica
que obran en otros contextos (Ferrara, 2008, pp. 32-'} 1; Arendt, 2003). de la verdad histórica.
El ejercicio concreto del juicio por el que reconocemos legitimi- Que pase por todos esos registros discursivos, prácticos y comunica-
dad democrática a un orden político o a un gobierno, o a alguna de cionales, implica que el aprendizaje ele la experiencia no es del orden de
sus decisiones o leyes, nos remite a una racionalidad práctico-comunicativa la transmisión sino de la reanudación. Pues la racionalidad práctica es
(Aristóteles-Habermas) como su condición de posibilidad, pues la referen- esencialmente deliberativa y referida a los fines de la acción, fines que son
cia a la praxis y a una comunidad de hablantes son sus rasgos definitorios. determinados intersubjetivamente en cada situación. A cada generación
Juicio reflexivo, phr6nesis y saber ele la experiencia, son tres formas le toca recomenzar el camino ele la familiaridad con los mismos asuntos
de designar3 esta capacidad que alcanzó estatuto gnoseológico con humanos, aunque nunca desde cero, sino contando con las posibili-
Aristóteles, quien la ubicó entre la estable y deductiva episteme de los dades abiertas u obturadas por la experiencia de los otros, revisando los
platónicos y la variable y sensitiva doxa ele los sofistas. Se trata de un criterios bosquejados a partir ele los rasgos relevantes ele cada experiencia.
"conocimiento de los hechos transmitido por una experiencia secular Pero el saber de la experiencia ele otros sólo puede aportar a la ele-
depositada en el nivel semántico del lenguaje cotidiano", y que "se articula liberación en la medida en que sea reconocido. Y es reconocido en la
en determinadas proposiciones, los éndoxa, que expresan conocimientos, medida en que se realiza en el marco de un "nosotros" de identidad y con-
expectativas y prescripciones, cuyo grado de validez es siempre proble- fianza. Con quienes no hay confianza ni identidad, no hay reconocimiento
mático, pero existe" (Guariglia, 1997, p. 76). Irreductible a la razón posible de este tipo, ni tampoco hay verdadera deliberación. A quiénes
especulativa o teórica, el conocimiento de la experiencia es característico se reconoce experiencia y qué experiencias son las que cuentan en un
contexto particular, es algo que debe ser determinado a su vez por otro
juicio reflexivo que permita depurar críticamente un primer agrupamiento
emocional o tradicional en la distinción amigo-enemigo (o adversario).
3 Claro que hay matices y acentos diferemes en lo~ usos que les dio cada autor en
diferentes contextos, pero para los fines de este tmb;"\io podemos considerarlas ex- Un criterio para esa distinción será precisamente la posibilidad o no ele
presiones análogas. usar la racionalidad práctica en todos sus registros discursivos.

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ALEJANDRO AUAT HACIA UNA FILOSOFÍA POLÍTICA SITUADA

El carácter intersubjetiva de la racionalidad nos remite así a otro La política se hace constituyendo un nosotros (amigos) frente a
tipo de referencias para el juicio, como son las múltiples y variadas co- otros 5 (enemigos). Pero lo propio de la política, a partir de sus principios
munidades de pertenencia en las que construimos diversas identidades, normativos, no es eliminar al otro como en la lógica de la guerra, ni
ninguna cerrada, ninguna definitiva. Estas identidades constituyen contextos tampoco negarlo como en el pensamiento único neoliberal. Para dejarlo
normativos de justificación y de reconocimiento que condicionan el tipo de crite- en claro, Mouffe prefiere hablar de adversarios, en vez del schmittiano
rios a apelar en el juicio reflexivo: identidad ética, referida al ethos o a "enemigos" (Mouffe, 1999). Como dijimos, uno de los criterios de clis-
cuestiones del proyecto de vida buena; identidad legal, referida al siste- tinción pasaría por la posibilidad o no de usar la racionalidad práctica
ma normativo positivo como marco de libertad negativa que habilita y en todos sus registros discursivos y contextos normativos: con los amigos
limita la libertad positiva de auto-realización; identidad ciudadana, re- se puede, porque hay una base de confianza y reconocimiento; con
ferida a la pertenencia a una comunidad política mayor en la que somos los enemigos no, porque la desconfianza mina el terreno común para
responsables de la ley y no sólo ante la ley; identidad moral, referida a la cualquier diálogo: sólo se puede realizar la democracia en su faz técnica
comunidad de todos los seres humanos en tanto que tales, cuya dignidad (procedimientos, decisiones por mayoría). Hablo ele la deliberación en
es referente universal de nuestros juicios (Forst, 2002). orden a tomar decisiones para actuar, no ele la argumentación o del
debate intelectual. En la primera, la relación con el otro está limitada
y urgida por la acción y la presentación dilemática de los problemas,
HACIA UNA FILOSOFÍA POLÍTICA SITUADA mientras que en la segunda no hay interferencias de intereses o fines
prácticos inmediatos y la relación con el otro pasa por otras coordenadas
Lo que sostenemos aquí es que la determinación de legitimidad de más distendidas 6 •
los contenidos políticos tiene que enmarcarse en una serie de condiciones La constitución de esa línea divisoria nos exige reflexividad y cri-
que operan como posibilitantes y como !imitadoras al mismo tiempo. El ticidad para dotarla de legitimidad. Aristóteles destaca que la amistad
consentimiento ciudadano nos remite a una experiencia histórica que que se da en el ámbito público es la de tipo utilitario, es decir, la que bus-
descubre criterios para el juicio, a marcos normativos y de reconocimiento ca la reciprocidad en la consecución de bienes o utilidades para ambos,
identitarios constituidos con diversos registros-discursivos, en los que no la amistad del ámbito íntimo en la que se busca desinteresadamente
operan criterios de legitimación propios de cada uno de ellos. el bien del amigo ni la amistad fugaz por el placer. Sin embargo, es una
¿Cómo distinguir las experiencias históricas emancipatorias de las utilidad evaluada en contextos normativos que la habilitan y la limitan
dominatorias? ¿Cómo volverse críticamente sobre los marcos normativos en función de su referencia a los criterios respectivos (éticos, legales,
identitarios para revisar su carácter liberador o retrógrado? ¿Desde dónde? políticos y morales).
La remisión a una racionalidad práctico discursiva orienta nuestras
indagaciones hacia un modelo "epagógico"4 de la reflexión, en el que la
universalidad de nuestros criterios se contrasta siempre con las situaciones 5 Cabe señalar el carácter analógico del término, ya que hay \'arios tipos de otros y
particulares en las que se la descubre, particularidad revisada críticamente el trato con cada uno de ellos es diferente. Ricoeur ha propuesto complementar el
mo\'imiento ético del otro hacia el sí (Le\'inas) con el mo\'imiento gnoseológico del sí
a su vez desde la universalidad conquistada. Nada de ello es posible en hacia el otro (Husserl), pues la respuesta responsable a la llamada del otro presupone
la soledad de un pensamiento individual. La racionalidad práctica es una capacidad de acogida, de discriminación y de reconocimiento, que exige revisar
deliberativa y comunicativa, y el juicio se ejerce en el espacio público. nuestras concepciones tanto del otro como del sí mismo (Véase más adelante, ca-
pítulo 21; también Ricocur, 1996).
6 El reclamo de Diego Tatián de "un contrato intelectual diferente, capaz de sustraerse
de las dicotomías mediáticas y como resistencia al habla que acuñan las rutina s
-} Aristóteles utiliza la noción de ejHigogé para designar un conocimiento que no es 1
comunicativas y de opinión, asumiendo un tiempo y un lenguaje desviados de 111
demostrable, que no es deducible, sino que es un conocimiento creciente, que llega realidad inmediam, sin dejar de hacer de ella su propio objeto de trabajo", se enmarca
a más, "como el que utiliza el docente que guía o conduce a los discípulos a la claramente en el contexto del debate intelectual y no de la deliberación política en
aprehensión de los principios" (ago, conducir, guiar; y npi, a o hacia) (Berti, 2008). orden a actuar en lo inmediato (Tatián, 2010).

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ALEJANDRO AUAT HACIA UNA FILOSOFIA POLÍTICA SITUADA

De los contextos normativos y de reconocimiento relevantes en En el plano particular, permanente pero no necesario, de las tradi-
nuestra situación surgen criterios para distinguir prácticas políticas ciones e instituciones, es importante incorporar como criterios los valores
emancipatorias o dominatorias. Así, por ejemplo: adquiridos en las luchas populares desde la época de la conquista hasta
el presente, lo que se espera aún de políticas de la memoria, reflexivas y
l. En el contexto ético, la legitimidad apela a los criterios de auten- críticas, cuyo mejor modelo lo tenemos en la política de derechos humanos
ticidad (Ferrara, 2002) en los que se confirma la validez de las de estos últimos años.
opciones contingentes del propio grupo de "amigos": coherencia Todos estos criterios, apenas enumerados y ubicados en diversos
(como posibilidad de unificar la pluralidad de vicisitudes por las contextos, han surgido y se han confirmado en el saber de la experiencia.
que pasa una identidad en narración), vitalidad (como disponibi- Su explicitación y tematización es un paso ulterior que les aporta re-
lidad al cambio, a movilizarse y a participar en la deliberación y flexividad, pero sus fundamentos -prácticos, no teóricos- están en la
en las decisiones), prifundidad (como grado de autorreflexividad del historia de las luchas sociales en las que emergieron como referencias
grupo) y madurez (como elasticidad en la adaptación a la realidad de la deliberación y la decisión. Una vez incorporados a la racionalidad
y flexibilidad de las estrategias, y también como capacidad de práctico-comunicativa, se constituyen en señales del buen juicio o de lo
distanciamiento autoirónico). que llamaríamos el "hombre criterioso". Son contenidos pero que operan
2. En el contexto legal, la búsqueda de criterios de legitimidad pasa en el plano de las disposiciones, por lo que no pueden ser "repetidos",
por el posicionamiento en los diversos niveles de la lucha por ]ajus- sino siempre reconocidos en cada situación particular, con su propia
ticia mediada por el derecho: en el que se busca extender las configuración de posibilidades de la acción.
garantías de respeto a la dignidad en la transformación jurídica de Volviendo a las preguntas del principio, creo que no da lo mismo
los conflictos (derecho pena~, en el reconocimiento a la palabra dada ~!guier decisión, por más gue el procedimiento haya respetado el princi-
y a los contratos para la sustentabilidad de la convivencia (derecho pio formal d~.:m]jdez democrática. La co-determinación de este ErinciE!Q..
civi~, en la justa distribución de cargas, poderes y posibilidades con el principio material (Vida) y~on eide factibilida¿} (P~.sits)J:l.
(jliSticia política o derecho constituciona~, y en los modos de partici- in;!_prescindible para una viSiQñ no ¡eQ.ttctbm_deJa..&olítica,_z: nos 12one
pación en diversas escalas ele diseño de la convivencia regional y ~!} dii:ección hacia l~s,_I!l~?-i~~i.~particulares uin~~~que hemos
mundial (lus Gentiwn) (Ricoeur, 2003; Fraser, 2008). señalado, de m.~ra g~:_ .~!:,s.:;_!!a más ~C_!Jllilble g,ue otr.aklgulefinició.E...
3. En el contexto polftico, el "nosotros" puede perdurar en el tiempo de DEMOCRACIA -~t!;\~~~~: ".~2.-l~.ft~erza ~~ialy_g,8lítica_
y constituirse en comunidad hmnenéutico-politica en la que se insti- 9!:!.,e se S!E.E.~ñ~~n.J.r.!lPJJ.2rEJau:lf:§~~dQs!~ Derecho en..\!~Q..g,.~
tucionalizan roles y pertenencias diversas. Desde aquí se lucha c.g:resgond'!:.~!~lm~~f:!~~ de~~-~~~i:r.l:.a~.:_(Jouraine, 1994).
por la hegemonía de los propios discursos narrativo-interpre- Un viejo empleado del PAMI de Santiago del Estero, durante el "con-
tativo-argumentativo-reconstructivos. Desde aquí se hacen las flicto del campo", le decía a un amigo: "Yo no entiendo mucho de qué se
equivalencias con otras comunidades hermenéutico-políti- trata todo esto. Pero en cuanto· he visto quiénes eran los que salían a protes-
cas para la constitución de un bloque histórico hegemónico tar, ahí nomás me he dado cuenta de dónde tenía que estar yo". Saber qué
(Lacia u, 2005). Los criterios pasan aquí por hacer retroceder el hacer no es una receta de los pasos a seguir, sino una especie de "intuición"
mapa de la dominación (Sousa Santos, 2003a), es decir, extender (adquirida por experiencia) de dónde hay que estar para acertar en las
las formas de autoridad compartida, basada en la igualdad, la acciones. De última, como decía Hannah Arendt, de lo que se trata en
autonomía y la solidaridad. política es de saber elegir los amigos, y consecuentemente, los enemigos 7•
t}. En el contexto moral, los derechos humanos y su incorporación a
las Constituciones como derechos fundamentales constituyen los
criterios más universalizables para juzgar avances y retrocesos en
7 "En cualquier caso, recordemos lo que los rumanos [ ... ] pensaban que debe ser una
la lucha por la humanización. persona culta: la que sabe elegir compañía entre los hombres, entre las cosas, entre
las ideas, tanto en el presente como en el pasado" (Arendt, 1996, p. 238).

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17
Sujeto y espacio
en nuestra memoria filosófica:
proyectos, ambigüedades, opciones

NUESTRA :.JE:.IORIA FILOSÓFICA registra tres nombres clave en tres momentos


fundacionales de nuestra existencia como pueblo: Francisco de Vitoria,
Juan Bautista Alberdi y Bernardo Canal Feijóo. Los consideramos "llaves"
que abren la comprensión de la nación en sus diversos alcances y sentidos,
porque forman parte ineludible de la tradición que nos constituye hoy,
instaurando un determinado campo de posibles opciones conceptuales de
cara al futuro, que es preciso asumir de forma consciente si no queremos
alienar nuestra reflexión. La investigación y la docencia de la Filosofía
latinoamericana en Santiago del Estero ha sido en los últimos años una
filosofía situada a partir de estos nombres significativos. Me limitaré a
señalar algunas líneas de trabajo que guiaron nuestras investigaciones.

Vitoria plantea otra modernidad posible desde una concepción de


la soberanía articulada con la comunicación, en el marco de un derecho
de gentes que tiene como sujetos a los pueblos más allá de los Estados,
conformando "el orbe todo, que es como una República" (Vitoria, 1528)
en un sentido federal e igualitario. A partir de Vitoria y a lo largo de al
menos cinco generaciones de discípulos, la Escuela de Salamanca sentará
las bases teóricas para una comprensión del espacio mundial que se inau-
guraba entonces, a partir de una redefinición del concepto de soberanía:
no ya el dominium sostenido por la gracia divina a través del Imperio o
de la Cristiandad, sino el dominium sustentado en la común naturaleza
humana expresada en las determinaciones del lus Gentimn, y por eso

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ALEJANDRO AUAT
HACIA UNA FILOSOFIA POLÍTICA SITUADA

mismo, un dominium no absoluto, sino articulado con el ius communicationis junto con un tratado ele paz y amistad (Pereña Vicente, 1987, p. 34 y ss.),
(Auat, 2005). En la Relectio De lndis (1539), Vitoria sostiene que "eran ellos y luego llegó a forjar un modelo ele sociedad política desde la cultura ame-
[los indios) verdaderos señores, pública y privadamente", lo cual implica rinclia en conjugación paternalista con los principios evangélicos, tal como
un reconocimiento de la soberanía de eso·s pueblos y una denuncia de la Jo podemos apreciar en "el Estado jesuita ele los guaraníes" (Armani, 1982)
conquista, pero también la asignación de una responsabilidad: la de ad- y en los reconocimientos a la autonomía política relativa de los "pueblos
mitir el derecho a la comunicación de todos los pueblos bajo el paradigma indios" de Córdoba al norte (Farberman, 2005, p. 36 y ss. y 73 y ss.) hasta
del totus Orbis, que actúa tanto como idea regulativa de munclialización bien entrado el siglo XIX, cuando se impone definitivamente el proyecto
federal (en cuanto reconoce las diferentes soberanías pero abiertas a la modernizador ele las élites porteñas, "conquista del desierto" mediante.
comunicación) como también idea práctica que se historifica y concreta El proyecto incoado en la concepción vitoriana, sostenido por
en las relaciones que de hecho comenzarán entonces los pueblos hacia una misioneros y discípulos en las universidades americanas, no tuvo una
progresiva constitucionalización de la sociedad internacional, mediante adecuada traducción entre los conquistadores, quienes oscilaron entre
la asunción de los principios jurídicos fundamentales que se irán recono- otros dos proyectos político-culturales antagónicos, aunque aún resta
ciendo explícitamente como resultado de las luchas por hacer retroceder estudiar desde nuestra perspectiva las posibles vinculaciones e influencias
la geografia de la dominación (Cerezo Galán, 1993; Sousa Santos, 2003a; con el pensamiento ético-político-jurídico desarrollado en Salamanca. Se
Skinner, 1986, p. 119 y ss.). Sin embargo, la historia europea posterior a trata del proyecto medieval-barroco, unificador y concéntrico, y el de la
Westfalia (1648) asistirá a la pauperización del concepto de communitas m·bis modernidad secular, pluralista y excéntrico, que se imponen, articulan o
de Francisco de Vitoria para convertirlo en el "estado internacional de na- superponen con otros tantos modos culturales ele los pueblos amerinclios
turaleza" de Hobbes: el escenario internacional se poblará de Leviatanes en el territorio luego argentino, sobre todo en el cuadrante NOA, ethos
absueltos de todo derecho y definidos por su capacidad formal de declarar culturales configurados "a medio trámite entre los Pueblos Testimonio y
la guerra. La constitucionalización internacional tendrá que esperar has- los Pueblos Nuevos" (Risco Fernández, 1991, p. 138). Doble ambigüedad
ta la Carta de la ONU y la Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948, que se sintetiza en los dos paradigmas de ciudades que signarán toda la
en las que se prefigura un orden jurídico institucional que, tomado en historia de constihtción de la nación hasta el presente: una, la ciudad con-
serio, retoma el proyecto vitoriano (Ferrajoli, 2001 e, p. 125 y ss). céntrica y mediterránea, marcada a fuego por la impronta medieval con que
Por otra parte, Vitoria recupera a los amerindios como sujetos la plasmó el español, pero también por el perfil que le dio la cercanía
políticos otros, retrotrayéndose desde el presente de dominación hacia con las altas culturas indígenas; otra, la ciudad excéntrica y litoral, irre-
el momento anterior a la llegada de los españoles. El reconocimiento de sistiblemente abierta al espíritu de la modernidad (Canal Feijóo, 1951).
la alteridad no sólo implicaba la crítica de la razón conquistadora y la Mientras se mantuvo en pie el proyecto de la España barroca, el acento
asignación de responsabilidades 1, sino también el señalamiento del pueblo recayó sobre el eje andino-mediterráneo (Kusch, 1976, pp. 61-62). Cuando
como sttieto político que trasciende las fronteras estatales. De ahí la posi- se impuso el proyecto modernizador ele la España borbónica, la ciudad
bilidad de intervención en favor de los inocentes u oprimidos, derecho que litoral y excéntrica fue el nuevo polo configuraclor ele la nación.
será luego usado como justificativo tanto por los imperialismos de turno Algunas preguntas asoman en esta encrucijada: ¿qué podemos re-
como por las solidaridades internacionalistas, o también la posjbiliclacl conocer de las opciones de la Escuela de Salamanca en la fragua ele la
ele pluralizar la soberanía política, rompiendo por arriba y por ab<üo el cultura política iberoamericana? (Morse, 1982); ¿qué relación hay entre
monopólico marco estatal (Marramao, 2006, p. 125). esas opciones y el modo poco liberal ele nuestra "democracia inorgánica"?
En la praxis colonial, la opción teórica de Vitoria se plasmará en las (Perez-Luño, 1992); ¿qué hubiera sido de nuestra nación ele haber con-
líneas más liberacionistas del proyecto evangelizador, que ensayó primero tinuado su configuración apoyada en el eje de la ciudad mediterránea,
una "restihtción" del poder y las tierras al Inca Ti tu Cusi Yupanqui en 1563 donde las superposiciones étnico-culturales no ahogaron la presencia del
"costado uterino" de nuestro mestizaje incompleto?

Véase más adelante, capítulo 18.

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HACIA UNA FJLOSOFIA POLITICA SITUADA
ALEJANDRO AUAT

TI· espacio. Barbmú y Desierto serán las categorías que definirán los objetivos
de un plan metódico para adecuar la existencia local al orden universal.
A la luz de ese contrapunto de proyectos, no es casual entonces que Respecto del primer obstáculo, dice el tucumano: ''Utopía es pensar
Alberdi, en ese escrito en donde encontraron su madurez ideas anteriores, que podemos realizar la república representativa ... si no alteramos o
las Bases, planteara la antinomia básica de la nación en estos términos: modificamos profundamente la masa o pasta de que se compone nuestro
"La división en hombre de la ciudad u hombre de las campañas es falsa, pueblo americano". La solución será "cambiar nuestras gentes incapaces
no existe ... La única subdivisión que admite el hombre americano español de libertad por otras gentes hábiles para ella'' iAlberdi. 1979, p. 163\.
es en hombre del litoral y hombre de tierra adentro o mediterráneo" Respecto del segundo obstáculo, Alberdi postula en su tesis doctoral y lo
reafirma en las Bases, su concepción del espacio americano en función de
iAlberdi, 1979, p. 54).
Es en la obra de Alberdi donde la problemática nacional adviene la adscripción a los intereses del proyecto europeo de expansión capitalista:
a la conciencia filosófica con particular lucidez y no menos eficacia en ':América está mal hecha --dice-. Es menester recomponer su carta
su relación con la praxis política. Para el pensador tucumano, la Nación geográfico-política. La América, de íntima y mediterránea que era, debe
era un objetivo civilizatorio, "entidad transbiológica y transespacial, que volverse externa y litoral'' IAlberdi, 1920, p. 12!.
surge de una razón prospectiva, atenta a un engarce de la comunidad en El giro que implicaba esta opción respecto a lo que era el plan
un orden externo, antes que a los detalles de un mero orden interno", co- de crecimiento "vegetativo" de la nación a partir del primer momento
mo muy bien sintetiza Canal Feijóo (Canal Feijóo, 1961, p. 43 ). La fundacional, y respecto de la inspiración filosófico-política, fue claramente
conciencia de los elementos que la constituyen es requisito ineludible percibido por el tucumano: ''Cuando la campana del vapor -dice- haya
para alcanzar este objetivo: "Una nación no es una nación, sino por la sonado delante de la virginal y solitaria Asunción, la sombra de Suárez
conciencia reflexiva y profunda de los elementos que la constituyen", quedará atónita a la presencia de los nuevos misioneros ... : y el salv~e
había escrito en el Fragmento Preliminar (Alberdi, 1984, p. 122). Y ahí está del Chaco, apoyado en el arco de su flecha, contemplará con tristeza el
el papel de la filosofia, en darle esa conciencia a la nación: "Es preciso curso de la formidable máquina que le intima el abandono ele aquellas
pues conquistar una filosofia, para llegar a una nacionalidad" (p. 123). márgenes" iAlbercli, 1979, p. 72).
Y no al revés, como pueden llevarnos a creer algunas frases con aire Detrás de este programa que combinaba teoría y método en ''dog-
historicista o una lectura rápida de los textos de juventud. El diagnóstico mas" gnoseológico-axiológicos, de una manera como no volvió a darse
que su filosofia hacía sobre la estructura de nuestra sociedad no podía en la historia argentina, alentaba una especie de "metafisica vegetal''
ser peor: "sus elementos, mal conocidos hasta hoy, no tienen una forma apoyada en la ''pedagogía del gajo"' opuesta a la realidad de la semilla:
propia y adecuada" (pp. 123-124). Los elementos que nos constituyen, tal "La planta de la civilización -dice Alberdi- no se produce de semilla.
como se forjaron en los tres siglos de la colonia, resultaban ser "no aptos Es como la viña: prende de g~o" iAlberdi, 1979, p. 59\.
para la civilización" o para constituir una nación. Pese a la prevención Cabe preguntarse si los g~os prendieron y cómo, si echaron raíces
que reconocía que eran ''mal conocidos hasta hoy"', la negación metódica confundiéndose en el nuevo suelo, y qué pasó con las viejas semillas:
de lo propio era el punto de partida de un conocimiento que, más que des- los hombres del interior y sus culturas regionales. Como en la anterior
cribir o entender, buscará prescribir. En ese sentido, entiende Canal encrucijada hispano-indígena, esta pregunta no es ociosa retórica de la
que la expresión "los elementos que la constituyen'' debe entenderse nostalgia. Se trata, por el contrario, de preguntarnos por las posibilidades
c-omo "los elementos capaces de constituirla'' (Canal Feijóo, 1961, p. -14 . teórico-prácticas que quedaron obturadas, diferidas o clausuradas en los
También Roig ubica el intento descriptivo de los liberales románticos pliegues ele nuestra memoria histórica, y que constituyen nuestro horizonte
de primera hora en el marco de una ·'proyectiva" dependiente de una de comprensión y de acción política necesitado aún de explicitarse.
'·paradigmática'' expresada en categorías-valores como '·futuro··, "litoral"'.
"nuevo''. etcétera iRoig, 1981. pp. 230-258).
Alhrrdi resume rn dos los obstáculos para nurstra constitución como
nación: la población y la tierra, el sturto y la configuración geopolítica del

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ALEJANDRO AUAT HACIA UNA FILOSOFIA POLiTICA SITUADA

m a un ser sí mismo ... " (Canal Feijóo, 2007, p. 15). El mismo Canal, a
través de sus estudios y ensayos sobre el folklore, la creación anónima,
Desde la mediterránea Santiago del Estero, Bernardo Canal Feijóo se la expresión popular artística, los mitos perdidos, intentó pulsar en el
medirá con el pensamiento de Alberdi. Este había comparado a la nación alma del pueblo esas voces desoídas de nuestra cultura. Abrió caminos
con un "enjambre de abejas volando, un vuelo en bandada ... ", dando que luego llevarían a Rodolfo Kusch a decir que en esto "apenas si nos
la idea del desprendimiento del suelo y del vaciamiento. Canal dirá que pueden guiar un Canal Feijóo, un Martínez Estrada, un Carlos Astracla
el vuelo emprendido por el destino histórico argentino en alas de una o un Félix Schwartzmann" (Kusch, 1986, p. 8).
inspirada abstracción creadora, ha terminado en un "aterriz~e forzoso" En diálogo y contrapunto con los momentos anteriores, Canal
que nos enfrenta crudamente con una crisis de nuestra cultura, "desco- propone cambiar de metáfora y ele filosofía, y "urdir las que en vez de fro-
nectada y desorientada". Advirtiendo el cambio que reclama el momento yectarnos hacia fuera, hacia lejos, en embriagueces de vuelo trascendente,
histórico presente, su pregunta trasciende -por el marco textual en que nos obligue hacia abajo, hacia adentro, en afanes ele profundidad y rea-
se encuentra-la coyuntura y la ambigüedad de haber sido formulada al sunción de cuerpo y alma" (Canal Feijóo, 1977, p. 115). El santiagueño
comienzo de la última dictadura: "¿Cuáles tendrán que ser hoy las bases piensa que no hay ya futuro concebible para nuestra nación, "sino en un
y puntos de partida de la nueva gran empresa nacional que parece pedir sentido ele contradirecciones formales, hacia la aprehensión de los detalles
a gritos la nueva realidad?" (Canal Feijóo, 1977, pp. 11 0-111). perdidos o relegados" por el proyecto albercliano. De ahí su insisten-
Para el santiagueño, la antinomia básica planteada por Alberdi podía cia en autenticar la universalidad ele la cultura desde su apaisamiento en
expresarse también como una Nación -o Estado constitucional- que la región: sólo así, en diálogo con la realidad localizada ele la naturaleza
se desentiende o devora un País -o estado de cosas (ibíd. pp.l37-138). y la historia, encontraremos al "hombre personal concreto e íntegro,
Antinomia que subsiste agravada, pues "si antes contraponía una abs- tan escamoteado por los universalismos intelectualistas vigentes" (Canal
tracción ideal a una realidad rechazada, actualmente superpone una Feijóo, 1944, p. 15).
Nación impotente a un País desarticulado" (p. 9'1). Canal entiende' que es-
ta antinomia define el problema argentino y está presente en nuestra
historia b~o otras figuras, desde el bautismo de nuestro ser nacional, IV
cuando Barco de Centenera llamó "La Argentina" al poema en el que
proyectaba un vago futuro venturoso frente a una realidad inmedia- El recurso a pensadores clave no sólo tiene el sentido de comprender
ta despojada y n1cla. ¿Acaso no es este también el drama expresado en la los momentos fundacionales de nuestra existencia como pueblo, sino
distinción que nuestra lengua hace entre el ser y el estar? "Un dramatismo también el ele hacernos cargo de una historia de posibilidades político-con-
-dice Canal- que cifra la incompletud a dos puntas de un ser que no ceptuales realizadas, frustradas, negadas o postergadas, no por fatalismo
está presente, y un estar ele ser ausente" (Canal Feijóo, 2007, p. 129). Este natural sino por opciones humanas, vinculadas a proyectos que atraviesan
fondo, si se quiere metafísico, del problema, se encarnó en el siglo XIX el pensamiento que acompaña la praxis de cada época. Hacernos cargo
en el proyecto de desprovincialización y extraversión en nombre de una significa reconstruir una tradición que nos constituye, no para repetirla
abstracción nacionalista que terminó desvertebrando y vaciando al país, sino para tener un suelo desde donde pensar (Zubiri, l982a). Ignorar, por
para dejarlo macrocefálico y raquítico (Canal Feijóo, 19'18). Vaciamiento ejemplo, que la afirmación paulatina de un st¡jeto como valioso para sí y
y desvertebración que no se reducen a lo geopolítico, sino que incluyen la definición geo-político-cultural del espacio fueron los temas relevantes
al sujeto geocultural: es el hombre real de nuestras regiones interiores el de esa tradición, nos dejaría levitando en un academicismo alienante,
que ha sido postergado como stúeto de la cultura. Pero postrergado no es reiterando una vez más el gesto ilusorio de pretender partir de cero. Las
anulado. Canal descuenta que "un buen día este subsuelo (humano con- cátedras de filosofía argentina y latinoamericana que se han ido abriendo
finado y pospuesto) se anime en incontenible aspiración a 'la luz', y la paso lentamente en ¡nuestras facultades, dan cuenta de la dificultad de
experiencia histórica prueba que nunca deja de hacerlo como afirmación, esta tarea, no exenta tampoco de ambigüedades.
o como demanda[... ] de personalidad, del derecho a la propia identidad,

-164- -165-
18
Crítica de la razón conquistadora:
Vitoria y la transmodernidad

ENRIQUE DussEI. ha propuesto en diversos escritos un segundo concepto


de modernidad, que incluye la consideración de la ''otra cara" de la
Modernidad racional eurocéntrica: la de la América dominada, explotada
y encubierta irracionalmente (Dussel, 2001 ).
Nos proponemos en esta comunicación discutir su interpretación del
papel jugado por Francisco de Vitoria, pues sostenemos que este ejerció
una verdadera crítica de la razón conquistadora, que explicitamos en
cuatro puntos: reconocimiento del otro, reflexión autocrítica, distinción
del ius communícationis respecto del proceso "civilizatorio", y articula-
ción de conceptos que permiten superar las antinomias de la modernidad
transpirenaica. Con ello, el concepto ampliado de modernidad que
propone Dussel encuentra en Vitoria un punto de apoyo fundamental,
en orden a recrear una tradición de pensamiento político iberoameri-
cano b<Uo el paradigma mundial de "modernidad/alteridad" (hacia una
"transmodernidad").

LA TESIS DE DussEL
Dussel afirma que hay dos conceptos de "Modernidad": uno euro-
céntrico y otro mundial. El primer sentido entiende la modernidad como
un proceso de emancipación -que se cumple en Europa fundamen-
talmente en el siglo XVIII-, una ·'salida"' de la inmadurez por un
esfuerzo de la razón. que abre a la humanidad a un nuevo desarrollo del
ser humano. La segunda visión de la modernidad consistiría en definir
como determinación fundamental del mundo moderno el hecho de ser

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ALEJANDRO AUAT HACIA UNA FILOSOFiA POLiTICA SITUADA

-Europa- "centro" Of' la historia mundial, a partir df' las vent<ljas negada i 'el Otro· que la l\loclernidadJ, por negación de su carácter mítico
comparativas ganadas con la conquista df' América por parte ele España y (que justifica la inocencia de la modernidad sobre sus víctimas y por ello
Portugal (p. 350 y ssl. Dussel no niega f'l primer Sf'nticlo ele la modernidacL se torna contradictoriamente irracional)" (p. 3561.
p~"ro lo subsume y lo rxplica por d segundo: "el siglo XVII es ya fruto
del siglo XVI'', el "ego conquiro" precede al ''ego cogito", ''la conquista ele
México fue el primer ámbito del ego moderno". Así, América latina f'ntra EL PAPEL DE VITOR1A
en la modernidad como la "otra cara" dominada y f'ncubif'rta.
Ahora bien, si la modernidad tiene un núcleo racional ad intra fuerte, Dussel admite que hubo voces distintas en el proceso de la conquista.
como ''salina'' de la humanidad ele un f'staclo de inmadurez racional, Pero sólo destaca a Bartolomé de las Casas como quien "propuso en su
realiza, por otra parte, ad extra un proceso irracional que se oculta a sus obra De unico modo, que los europeos debían usar argumentos, racionalidad
propios ojos. Dice Dussel que esto constituye el contenido mítico de la y testimonios ele buena vida en vez de la violencia en pleno siglo XVI
moclernidacl, esquematizado en siete puntos: a) la civilización moderna latinoamericano" \p. 3 71 ). En realidad, este planteo formaba parte de
se autocomprencle como más desarrollada: bi la superioridad obliga toda una corriente crítica que se manifestaba al menos desde el sermón
a desarrollar a los más primitivos como exigencia moral; e) el camino de Antonio de Montesinos en 1511 y que tuvo como eje los planteas
de dicho proceso educativo debe ser el seguido por Europa; d) como el morales en torno a la humanidad del amerindio. Desde que en 1503, una
bárbaro se opone al proceso civilizador, se debe ejercer en último caso reunión ele consejeros reales y teólogos consideró como legítima la ocupa-
la violencia para remover los obstáculos para tal modernización (y aquí ción española de los territorios americanos en razón ele la concesión pon-
Dussel menciona la "guerrajusta colonial''): el esta dominación produ- tificia, no se discutió más el problema político y jurídico de la legitimidad
ce víctimas inevitables, con el sentido cuasi-ritual de sacrificio salvador; de la conquista. Hasta Francisco de Vitoria.
Dpara el moderno, el bárbaro tiene una "culpa" -oponerse al proceso Vitoria sitúa el problema en su Re/ectio De lndis ¡Vitoria. 19601 b<ljo
civilizador-- ly aquí Dussel hace la referencia a Vitoria diciendo de este las coordenadas de la fe y el poder, poniendo el acento en la cuestión
que ·'admite como última razón para declarar la guerra, el que los indí- de los títulos o fundamentos por los que los amerindios vinieron a poder ele
genas opongan impedimentos a la predicación de la doctrina cristiana" los españoles. El planteo concreta la cuestión antropológica a su expresión
-p. 355, n 19-): por último, g) por el carácter civilizatorio de la mo- política: además de cuestionar los fundamentos ele la conquista, Vitoria
dernidad, se interpretan como inevitables los sufrimientos o costos de la recupera a los amerindios como sujetos políticos otros, retrotrayéndose
modernización de los otros pueblos atrasados, de las otras razas esclavi- desde el presente de dominación hacia el momento anterior. Al rechazar
zables, del otro sexo por débil, etcétera. las tesis etnocentristas y ficleístas, y aun las paternalistas, mediante la
Por eso, si se pretende superar la "Modernidad" hay que negar fundamentación clrl dominium en la naturaleza racional del hombre, que no
la negación producida por el mito de la modernidad, esto es, afirmar la se pierde ni por elln'cado. ni por la infidelidad, ni por la amencia, Vitoria
alteridad del otro negado y negar la inocencia ele la modernidad, des- afirma al terminar la primera parte: "Nos queda. pues. esta conclusión
cubriendo la otra cara oculta y esencial a la ''1\!looernidad": el mundo cierta: que antes de la llegada de los espaiioles, eran ellos verdaderos
periférico colonial, el indio sacrificado, el negro esclavizado, etcétera. señores. pública y privadamente" 1I, 24i. Toda la primera y la segunda
Sólo entonces se puede igualmente superar la limitación esencial de la parte de la Relectio van a operar b<ljo el supuesto del reconocimiento ele la
''razón emancipadora", entendida como "falacia desarrollista" de la ra- soberanía de los amerinclios, entendida como posesión ele bienes y como
zón ilustrada y eurocéntrica. Esto es posible cuando éticamente se señorío sobre sí :ambos sentidos del dominiuml.
descubre la dignidad del Otro, entonces la razón moderna es trascendida, El reconocimiento del otro implica no sólo una superación drl pa-
no como negación ele la razón en cuanto tal, sino ele la razón violenta radigma aristotrlico ele la servidumbre natural. como lo ha reconocido
y hegemónica. No se trata, dice Dussel, de un proyecto premoderno, ni Anthony Pagclen :.Pagden, 1988, sino tambió1 una asignación de rrspon-
antimoderno, ni posmoderno, sino "transmoclerno", "por subsunción real sabilidad resprcto ele la comunicación a cstablecf'r. \"itoria intenta eludir
del carácter emancipador racional de la modernidad y de su alteridad permanrntemente la trntación dr patcrnalismo mecliantr rel1exionr>

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ALEJANDRO AUAT I-IACIA L.NA FILOSOFÍA POLÍTICA SITUADA

autocríticas que señalaban las falencias comunicativas en ambos polos están todos basados en el primrro: el ius commLmicatiomj· entendido como
de la relación, además de apuntar a la educación y no a la naturaleza derecho natural de todos los pueblos. La injuria consistiría en crrrar las
como causas. posibilidades ele desarrollo de ambos pueblos impidiendo la comunicación.
y por eso, Vitoria admite la posibilidad de una guerra justa para ambas
partes. La "propagación de la fe cristiana" -título 2- no constituye
LA COMUNICACIÓN fundamento legítimo más que como derivación del derecho ele comuni-
cación, como posibilidad de "ensCI'iar la verdad a los que la quieran oír"
Contemporáneamente a Las Casas 1, Vi toria enumera las condiciones (lli, 9). Así también la posibilidad ele amistad y alianzas. formación clr
que debe reunir el circuito de comunicación dentro del cual se da el nuevos vínculos, derecho ele intervención a favor ele inocentes y rl principio
proceso evangelizador: "antes de recibir la noticia", "al primer anuncio", de mayoría -títulos 3 y 7, 4, 5 y 6 respectivamente-, encuentran su
la negativa a escuchar como respuesta, la oferta correcta, la sospecha de fundamento jurídico-político en la "sociedad y comunicación natural'' que
que esto sea así, la libertad del rechazo final. .. (11, 8-15). En la refutación cambia el eje de los sujetos, desde el "ellos, los indios frente a nosotros,
del cuarto título ilegítimo, afirma que "imprudente y temerario sería quien los españoles" ele la primera y segunda parte de la Relee tia, a "nosotros, los
creyera algo, sobre todo tratándose de lo que pertenece a la salvación, sin pueblos del Orbe que es como una República" de la tercera parte. No
saber que lo afirma alguna persona fidedigna. Tal es el caso de los bár- hay, pues, en Vitoria una justificación ele un proceso civiliza torio basa-
baros, pues no saben quiénes o ele qué condición son los que les predican do en la supuesta superioridad clr Europa o incluso de la fe cristiana.
esa religión nueva" 1II, 15 ). Y por ello cabe la negativa a escuchar como La ambigüedad de algunas expresiones comUJH'S al lenguaje de la épo-
respuesta, pues la situación de encuentro no anula la libertad de los que se ca es permanentrmente acotada por la autovigilancia iclro-crítica del
encuentran, pudiendo estos frustrar las posibilidades de comunicación, por maestro de Salamanca, quien a cada paso aclvirrte el sentido en el que
asimetría o por legítima duda de alguno. Además de realizar el anuncio pretende que sean interpretadas sus tesis mediante referrncias a la realidad
"con argumentos probables y racionales", el evangelizador debe hacer- de América en la que parece no cumplirse con los requisitos postulados
lo ''con el testimonio de una vida digna y diligente de acuerdo con la ley en el plano teórico.
natural'' III, 18). La ley natural es afirmada como posible código común
de la comunicación, ya que su contenido es precisamente lo que todavía
no es aceptado. Ejerciendo una permanente vigilancia ideo-crítica, Vitoria DE LAS ANTINOMIAS A LAS PARADOJAS:
dice al final de ese análisis: "No estoy muy persuadido de que la fe cristiana EXCLUSIÓN O ARTICULACIÓN
haya sido hasta el presente de tal manera propuesta y anunciada a los
bárbaros" (Il, 14\, y aún si hubiera sido así, "no es lícito, por esta razón. Para Vitoria el poder no se presenta b<Uo la forma de antinomias,
hacerles la guerra ni despojarlos de sus bienes" (Il, ]51, pues en último como pudo caracterizarlo el pensamiento moderno transpirenaico.
término ni la comunicación, ni la conversión son actos que puedan darse sino b<Uo la forma de paradojas !Auat, 2005 '· La esrncial ambivalencia
sin libertad. del poder. en tanto es necesario para la vida social y al mismo tiempo
Si el reconocimiento del dominium o soberanía del otro avasallado peligroso por las fuerzas que pone en juego, rs tratada por \'itoria no en f'l
fue el concepto clave de la paJJ destmens de su Relectio, el ele comunicación terreno lógico sino en el histórico. Este modo ele plantear la CLH:'stión rvita
será el ele la pars constmens. Sostengo que los "títulos legítimos" que aduce la contradicción lógica conducente a una antinomia. reconociendo los
Vitoria como posible justificación de la presencia de España en América hechos histórico-reales b<Uo la exprrsión paradoja!. El reconocimiento
de la ambivalencia del poder, y de los hechos históricos en genrral. mediante
la formulación de paradojas. implica reconocrr un margen de realidad
Es pmhabk que el De 1111ico modo fu na compuesto en Guatemala entre 1:>36 y 1537.
sustraído a la capacidad humana ele preorclenamiento.
rnientras que \-~itoria l'lllnicnza ;1 tratar eltcm~l de los indios dc~de 1J3.J, y su Rt!ttÚo La t>xpresión paradoja!. sin embargo. no es f'n Vitoria una aceptación
De lmli.> ¡nior es de ].j3'J. resignada de aspectos positivos y negativos. sino un intento clf' articulacit"m.

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ALEJANDRO AUAT HACIA UNA FILOSOFlA POLlTICA SITUADA

si se quiere dialéctica -o "disputada"-, de conceptos que intentan muestran que el movimiento que va del "nosotros" al "ellos" puede ser de
caracterizar una realidad compleja. Es ese el caso del poder, que incluye reconocimiento de la soberanía siempre que se deje interpelar éticamente
no sólo la fuerza sino también la autoridad 2, no sólo la soberanía sino por el movimiento que viene del "ellos" al "nosotros".
también la comunicación3 • En este aspecto, la Relectio de Vitoria constituye un claro ejemplo de
Apoyarse en el valor de la comunicación para plantear desde allí esa complementación entre gnoseología y ética de la alteridad tal como
la comprensión del poder, resulta una alternativa a las dos actitudes que pretende articularlas Paul Ricoeur en su obra Sí mismo como otro (Ricoeur,
ya en su momento se presentaron frente al problema de la irrupción de 1996)'1• Ricoeur aboga por el entrecruzamiento del movimiento ético
los pueblos nuevos en la conciencia internacional (Pérez-Luño, 1992). del otro hacia el sí con el movimiento gnoseológico del sí hacia el otro,
Ni la actitud paternalista de Juan Ginés de Sepúlveda, ni la tesis antipa- estudiado por Husserl. Pues "el tema de la exterioridad sólo alcanza el
ternalista de Bartolomé de las Casas resuelven la antinomia fundamental término de su trayectoria, a saber, el despertar de una respuesta respon-
entre autonomía y poder. Sí lo hace el recurso al ideal-guía de una plena sable a la llamada del otro, presuponiendo una capacidad de acogida, de
comunicación humana, pues permite superar la polarización aporética discriminación y de reconocimiento, que proviene, en mi opinión -dice
de la antítesis paternalismo/antipaternalismo situándose en un plano de Ricoeur--, de una filosofía del Mismo distinta de aquella a la que replica
legitimación más elevado. la filosofía del Otro" (ibíd. p. 377). En efecto, si la interioridad sólo estu-
La comunicación no implica la existencia de niveles de partida si- viese determinada por una voluntad de cierre totalizador o de repliegue
métricos. Esto es evidente en el encuentro entre españoles y amerindios. separador, ¿cómo podría entender una palabra que le sería tan extraña
Pero todo proceso comunicativo -en la medida en que verdaderamente no significando nada para una existencia aislada?
lo sea- tiende a desplegarse estableciendo un cierto equilibrio como Después de reconocer en los amerindios su capacidad de soberanía,
resultado del flujo mutuo de informaciones y de la asignación de res- su capacidad de domi.nium, con lo cual la alteridad era acogida, discer-
ponsabilidad. La· comunicación implica transmisión, participación e nida y reconocida, Vitoria inicia el movimiento contrario ele superación
intercambio; comunicar es poner en común. La comunicación es el presu- de las distancias, afirmando que todos los pueblos están llamados a la
puesto y la expresión de la comunidad. En relación con el antipaternalismo comunicación.
radical, la comunicación denuncia el callejón sin salida de incomunicación
y anarquía al que conduce y, en el peor de los casos, sus consecuencias
egoístas e insolidarias. Frente al paternalismo, implica sustituir la idea Jus COMMUNICATIONIS Y TRANSMODERNIDAD
de intervención, que inevitablemente entraña desigualdad de posiciones,
por el proceso comunicativo que tiende a poner en común los valores y El derecho a la comunicación, único título cuyo incumplimiento
experiencias de aquellos entre los que se suscita. daría lugar a la injuria, se pone así en el umbral del nuevo mundo a
De esta manera, es posible leer en Vitoria una relación con el otro construir. No sirve ya el para~igma del Imperio, ni sirve el paradigma
que, si bien puede albergar la contraposición y el conflicto, también puede de la cristiandad. Para Vitoria, los pueblos reconocidos como soberanos,
dar lugar a la comunicación. No toda relación con el otro es conflictiva, más allá ele sus diferencias religiosas o culturales, constituyen "el Orbe
aunque la amenaza de conflicto esté siempre presente. Si en una primera como una República".
aproximación, Vitoria se situó en un plano de confrontación ("ellos" Vitoriano se imagina tampoco un mundo de pueblos aislados. El pro-
frente a "nosotros"), este no fue necesariamente de conflicto sino de yecto de restitución de las tierras a sus antiguos dueños que llevan adelante
reconocimiento de la alteridad. Las conclusiones de las dos primeras partes sus discípulos en el Perú a partir de 1563, implicaba el reconocimien-
de la Relectio De lndis ("Jos indios son verdaderos dueños y señores ... ") to de una alteridad en comunicación (Pereña Vicente, 1987). El proyecto
se completaba con un tratado de "amistad y paz perpetua" que discurría

2 Vitoria articula estos dos conceptos en De poteslffle dz•il, 5 y en De Jure belli, 19.
3 Esquema básico de la Releclio De Jndis. Este aspecto panicular lo hemos clcsarrollaclo en Aua 1, 1999.

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ALEJANDRO AUAT

por cauces políticos y jurídicos, institucionali zando así una concepción


antropológica del poder, que articulaba dominium y communicatio. 19
La necesidad ele comunicación entre los pueblos, no la dejaba Vitoria
al arbitrio ele estos, siempre susceptibles ele caer en las relaciones de
dominación. Menos aún si el problema se lo plantea a cuarenta años
·, -.~~~
Soberanía en Vitoria:
ele iniciada ya esa relación entre españoles y amerindios. Vitoria sitúa su claves transmodernas
propuesta en el plano del derecho de gentes. Entre la fuerza impositiva del para un principio cuestionado
derecho natural y la variabilidad acordada por los contratos entre Estados,
el derecho ele gentes institucionali zaba como derecho a la comunicación esa
antropología de la mediación que está en la base de su pensamiento. Pedro
Cerezo ha señalado que el ius communicationis supone que el desarrollo
ele lo humano "exige vínculos progresivos e intensivos de socialización
y solidaridad, que Vitoria extiende hasta el límite de la comunidad uni-
versal", y por ello, "el totus orbis tiene el rango de una idea práctica, en Nos PROPONE1'IOS PLANTEAR algunas claves del pensamiento de Vitoria
sentido kantiano, en cuanto establece un principio a priori de totalización respecto del concepto de soberanía que pueden abrir vías de compren-
y unificación progresiva ele la sociedad humana. En cuanto tal, encierra sión para las tensiones o aporías planteadas en un mundo globalizado
una medida inmanente de lo que es justo y conveniente con respecto a la que pone en crisis los conceptos político-jurídicos modernos. La vincu-
totalidad. Pero, a la vez, el totus orbis es también una república o comunidad lación o desvinculació n de la soberanía con el Estado, la democracia,
de pueblos, esto es, una realización histórica, aunque imperfecta, de los derechos humanos y los sujetos diferenciados , son los ejes princi-
aquella idea práctica normativa" (Cerezo Galán, 1993). Por ello el a priori pales de la búsqueda, en un autor protomodern o, de respuestas para
normativo en Vitoriano es meramente formal, sino que se historiciza y la construcción de un mundo no meramente post sino transmoderno ,
concreta en las relaciones sociales entre los pueblos. en el sentido de subsumir los potenciales emancipador es contenidos en
Con estas breves indicaciones, creemos haber mostrado que el la modernidad pero liberados de sus reduccionism os. Las relecciones
pensamiento ele Francisco de Vitoria provee de un inigualable punto ele De Potestate Civili y De Jndis p1ior aportan, no sólo en su contenido (vis el
apoyo para repensar la modernidad bajo otro paradigma, el que incluye auctmitas), sino también en su estructura (dominium el communicatio), algunas
a la alteridad negada por la modernidad eurocéntrica y apunta a una claves que nos permiten replantear un concepto de soberanía que se
transmodern idad por subsunción de los aspectos valiosos. En Vitoria
haga cargo de algunos principios irrenunciable s de la modernidad en
hay una crítica de la razón conquistador a que constituye una verdadera un mundo que no sólo ha cambiado de escala, sino el orden mismo de
negación del mito de la modernidad. Pero también hay una afirmación
su configuración .
de las ideas ético-políticas presentes en esos procesos históricos que amo-
jonan el camino hacia un mundo construido bajo el paradigma de la
comunicación . Apropiarnos crítica y creativament e de esta tradición de LA SOBERANíA: UN PRINCIPIO EN CUESTIÓN
pensamiento -la iberoamerica na, todavía insuficientemente estudiada-
hace a las posibilidades, fecundidad y vitalidad de nuestro filosofar hoy.
La soberanía es un principio cuestionado en el mundo globalizado.
Es la soberanía entendida como suprema potes las superiorem non recognoscens,
vinculada al desarrollo de "esa particular formación político-jurídica que
es el Estado nacional moderno, surgida en Europa hace poco más de
cuatro siglos, exportada en este último a todo el planeta y hoy próxima a
su ocaso", en palabras de Luigi Ferrajoli (Ferrajoli, 200lc, p. 125).

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HACIA UNA FILOSOFÍA POLÍTICA SITUADA
ALEJANDRO AUAT

En efecto, los procesos identificados como pertenecientes a positivismo jurídico": toda decisión "constituyente" está en función de
la "globalización" no tienen sólo el efecto de un cambio de escala o dar lugar al ordenamiento jurídico, así como este existe válidamente sólo
ampliación del horizonte, sino de un "cambio en el orden de las cosas" porque está positiva y formalmente instituido por un acto de decisión.
(Marramao, 2006, pp. 12-13). La ruptura que implica en los esquemas La segunda aporía es la del desarrollo paralelo y simultáneo de dos
de percepción y generación de identidades amenaza con volver obsoletas formas divergentes de soberanía: la interna, de progresiva limitación, y
algunas categorías clásicas de la modernidad filosófica y política, entre la externa, de progresiva absolutización. Son dos procesos paralelos y
ellas la de soberanía estatal. La transterritorialización del sistema tecno- divergentes: los Estados constitucionales y democráticos de derecho han
lógico comunicacional no consiste sólo en una clesterritorialización sino ido poniendo límites a la intervención "soberana" de la decisión política,
también en una reterritorialización de las representaciones y de los stúetos, mientras que simultáneamente los Estados avanzaban en una línea de
al punto que cada vez es más pertinente el neologismo "glocalización" absolutización cerrada de sus decisiones en un "estado de naturaleza"
para designar este proceso de producción global de lo local y local de internacional que llega hasta la Carta de la ONU de 19'}5 y la Declaración
lo global (según actores y modos de ubicación en estos procesos). La universal de derechos humanos de 19'18, en las que se prefigura un orden
globalización entendida de esta manera plantea desafíos ineludibles a jurídico institucional que, tomado en serio, pone en crisis el concepto
la filosofía política en el orden de la representación: la representación del moderno ele soberanía en ese sentido absoluto y cerrado.
lugar desde donde se construyen identidades y acciones en un mundo La tercera aporía que plantea Ferrajoli se refiere a la consistencia
des-re-territorializado, y la representación propiamente política en un y legitimidad conceptual del concepto de soberanía, que se encontraría,
mundo que ha perforado por arriba y por abajo las modernas formas de según su tesis, en una antinomia irresoluble con el concepto de dere-
representación de la soberanía. cho, al menos si pretendemos seguir entendiendo la soberanía al modo
Ferrajoli analiza los problemas del concepto moderno de sobe- westfaliano, que es precisamente lo que entró en crisis.
ranía mediante el señalamiento de tres aporías que este presentaría Creo, en suma, que Ferrajoli acierta al reconocer la -en sus pa-
(Ferrajoli, 2001 e, p. 125 y ss). La primera se refiere al origen iusnaturalis- labras- "extraordinaria modernidad" ele Vitoria, quien plantea por
ta de un concepto que servirá de base a las concepciones positivistas primera vez "la idea de una sociedad ele Estados igualmente soberanos
del Estado y del paradigma del derecho internacional que comienza a pero sometidos a derecho, la afirmación ele una serie de derechos naturales
regir claramente tras la paz de Westfalia (1648). En una línea de pau- que les corresponden y la teoría de la guerra justa como sanción", ideas
perización del concepto de communitas orbis de Francisco de Vitoria hasta el ambivalentes o aporéticas que serían luego unilateralizadas en función
"estado internacional de naturaleza" de Hobbes, se perderá la dimensión de los intereses coloniales de la expansión capitalista europea. Quizá la
normativa del planteo del maestro ele Salamanca, para terminar en "la limitación ele la tesis ele Ferrajoli está en ver las aporías como antinomias y
falacia naturalista de la reducción del derecho al hecho", que plantea no como paradojas: las primeras se plantean en el terreno lógico mientras
el principio de efectividad de Hugo Grocio y Alberico Gentili: el esce- que las segundas se clan en el terreno de la realidad histórica (Luppi, 1988).
nario internacional se poblará de Leviatanes absueltos de todo derecho En ese sentido, las ambivalencias o aporías pueden ser entendidas como
y definidos por su capacidad formal de declarar la guerra. Todas las una tensión dialéctica a mantener y no como contradicciones a superar.
ambigüedades de la complejidad del pensamiento de Vitoria se resolve- La oposición entre derecho natural y positivo, entre soberanía interna y
rán en el sentido de una progresiva formalización de un único stúeto de externa, o entre soberanía y derecho, aparecen como antinomias a la luz
soberanía que no sólo monopoliza el uso de la fuerza, sino que hace de ésta de los recluccionismos posteriores a Vitoria, pero no en su pensamiento
el sostén y fundamento de la norma. En realidad, como acertadamente histórico-realista, que parte de una concepción orgánica e inclusivista y
comenta Marramao, se trata de un único proceso de formalización por el pretende hacerse cargo ele las tensiones propias de la realidad política.
que pierde sentido la distinción entre "decisión" y "norma", que ocupó De esta manera, la crisis de los conceptos modernos parece no al-
gran parte de los estudios político-jurídicos de la primera mitad del si- canzar a la formación inicial de estos. Por eso, autores como Giacomo
glo :X."X, centrados en la polémica entre Schmitt y Kelsen. Decisión y norma Marramao nos hacen la sugerente invitación a recuperar el sentido del
son las dos caras de la misma moneda, "la moneda imperativo-formalista del término crepúsculo, no como mero ocaso sino como el "resplandor

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ALEJANDRO AUAT
HACIA UNA FILOSOFÍA POLÍTICA SITUADA

difuso que se verifica antes de la aparición y luego del ocaso del sol" de muchos niveles y salas, una entidad cuyas partes estaban ordenadas
(p. 105). Metáfora que le sirve para optar por "la activación de una óptica como lo imperfecto a lo perfecto y donde las tareas de ordenamiento
de largo período, la única que puede permitirnos rastrear las condiciones y adjudicación, aunque asignadas en primera instancia por consenso
constitutivas de la soberanía y el derecho modernos, cuya desarticulación popular, recaían en el rey actuando en nombre de sus súbditos como el
se encuentra en la base de la confusión y de la incomodidad en que hoy agente mejor ubicado y más apto para la función" (pp. 66-67).
nos encontramos" (p. 120). Marramao nos dice, por ello y refiriéndose El punto crucial en el rechazo de Maquiavelo, según Morse, no era
a Vitoria, que "el planteo protomoderno de este autor se revela fecundo su "absolutismo", sino la amenaza de "tiranía" contenida en su insisten-
para nosotros, hoy, precisamente porque estamos colocados en un clima cia en el Estado no como "obra de arte" sino como "artificio". Esta idea
hipermoderno (y posestatal)" (p. 125). contradecía toda la teoría desarrollada a partir de Vitoria y que hallaría
Este clima es el de un regreso de las potestates indirectae que el Estado plena expresión en Suárez: el Estado como un todo ordenado en el que las
weberiano quiso dejar atrás. Asistimos a una pluralización de la soberanía, voluntades de la colectividad y del príncipe se armonizan a la luz de la ley
a una perforación de la soberanía estatal por arriba y por abajo. Los sttietos natural y en interés del bien común. Marramao nos recuerda la simplifi-
hoy son otros y otras sus formas de autoidentificación, pero es inevitable cación operada sobre el originario valor complejo del concepto ficcional
la analogía con el momento previo a Westfalia. ¿No será provechoso del Estado-persona, que se usaba en el derecho canónico señalando "el
ahora volver la mirada a las definiciones aporéticas de Vitoria? No para artificio" pero también "la dimensión creativa de un diseño intelectual"
repetirlas nostálgicamente, sino para abrir las posibilidades para pensar (Marramao, 2006, p. 112). Complejidad que se abandona en favor de
un mundo que nos pone nuevamente ante el desafío de su re-definición. una visión rígidamente monista, centrada en el presupuesto de una única
Es en este sentido en el que entendemos como "claves" (llaves) los planteos fuente legítima del derecho y de un solo ordenamiento válido, identificado
del maestro salmantino. con el Estado, término este adoptado por Maquiavelo en este preciso
. sentido moderno que conduciría a la soberanía absoluta del Leviatán.
No estamos hablando entonces ele una persistencia por inercia del
VITORIA Y SUS CLAVES tomismo en España. Hablamos de una verdadera opción conceptual en
un momento crítico de la historia de la globalización. La tensión entre
La trayectoria de investigación que nos propone Marramao coincide "bien común" y "cálculo ele poder" como medidas de la acción, entre el
en líneas generales con la de Richard Morse, quien plantea un "período Estado como un todo orgánico y el Estado como artificio, entre estrategia
formativo de la cultura occidental" entre los siglos XII y XVII, en el inclusivista y exclusivista, continúa condicionando la agenda política
que se dieron opciones claramente antitéticas en las metrópolis que ha- del mundo ele hoy, según Morse, al modo de acentos recurrentes de dos
brían de configurar las posteriores culturas políticas angloamericana e familias de pensamiento político. La opción ibérica por la inclusión tenía
iberoamericana, en el modo de orquestación de problemas y soluciones que ver con el sentido misional de su expansión: esto condttio a impe-
(Morse, 1982, pp. 28-29). rativos institucionales, políticos, jurídicos y morales, que orquestaron
los problemas de manera tal que se vuelven pertinentes nuevamente
hoy. Morse concluye su ensayo indicando tal pertinencia en la capacidad
España y stt opción de "un pueblo que, en el espíritu de Vitoria y Suárez, imagina una ley
natural para el mundo en su diversidad antes que proponer, en el espíritu de
Según Morse, los dirigentes españoles del siglo XVI podían encontrar Hobbes y Locke, una fórmula mecánicamente repetible de derechos
orientación en dos tradiciones, que él identifica con el tomismo -que naturales egocéntricos" (pp. 219-220).
empalmaba con la tradición de las "Siete Partidas"-, y el maquiavelismo En efecto, coincido con Morse en sostener que, mientras Hobbes y
amoral-asimilado a veces bajo la figura del "tacitismo" para que pudiera Locke buscarán respuestas en la línea abierta por Maquiavelo al desafío
ser aceptado-. Morse presenta la opción española como la priferencia de fundamentar un orden "interno" que ponga fin a las guerras religiosas,
tomista "por una sociedad concebida -en sus palabras- como una casa amparando la seguridad y el derecho a la propiedad ele la burguesía
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naciente, Vitoria se enfrentará al desafio "externo" de pensar un mundo derecho -en cierto modo continuación del normativismo kelseniano que
que se encontraba en una situación inédita: la de pueblos expuestos unos opuso norma a decisión-, pasando por el iuspositivismo y el liberalismo
ante los otros, en una relación de encuentro, en la que no hay menos de modernos, la soberanía interna sólo podrá entenderse como legítima
oposición (contra) que de relación (en) (Casas, 1967, p. 53). La situación en cuanto limitada, y limitada en cuanto ajena. Necesitada del poder
de encuentro cambiaba las condiciones de comprensión de los sujetos que de coacción para imponer la norma, sólo podrá reclamar legitimidad
se encontraban, e imponía la necesidad de redefinir nociones heredadas en la medida en que acepte los límites preexistentes que le imponen unos
que ya no servían para designar un orden mundial que ni era el Imperio derechos fundamentales preuios a toda agregación social, o bien, se au-
ni era la cristiandad, aunque fueran estas las opciones conceptuales del to/imite mediante la división de poderes. En ambos casos, la soberanía
imperialismo secularizan te de Bártolo, del etnocentrismo aristocratizan te estatal será vivida como algo ajeno, que hay que limitar -en el caso del
de Ginés de Sepúlveda, y del agustinismo político de la mayoría de los liberalismo-, o que hay que aceptar como mal necesario provisorio -en
teólogos de la época, desde el confesor del rey fray Bernardo de Mesa, el el caso del marxismo-, o por último, que hay que suprimir -en el caso
obispo de Darién Juan Quevedo y sobre todo M a tías de Paz y Palacios del anarquismo. La fuerza quedará desprovista de toda medida moral,
Rubios -el redactor del famoso "Requerimiento"-, contra quienes aislada como fenómeno natural al que hay que domar desde afuera.
argumentó Vitoria para abrir el espacio de las posibilidades teóricas a Vitoria concibe la soberanía interna como el necesario poder de la co-
una concepción en la que los pueblos soberanos formaban parte del "orbe munidad para dar forma al orden político y para gobernarse a sí misma
todo, que en cierta manera forma una República" (De Potestate Ciuili, 21) 1• en el sentido de proveer al bien común. Poder de la comunidad o que es-
La opción por el tomismo significaba la rehabilitación de una óptica ta reconoce como propio (auctoritas), y con capacidad de dar eficacia (uis)
secular y natural, la del aristotelismo, frente a los sobrenaturalismos teo- a la voluntad política orientada al bien común (Auat, 2005b, pp. 156-160).
cráticos. Pero se trataba de un aristotelismo cristiano, que había aprendido Una primera afirmacion tensionalla hace en De Potestate Ciuili (1528)
a distinguir sin separar para unir sin confundir, según la célebre fórmula cuando señala la causa formal de la sociedad al decir que "ninguna
maritainiana. El nuevo orden requería un pensamiento que pusiera en sociedad puede persisitir sin alguna fuerza y potestad que gobierne y
tensión dialéctica los términos que pudieran definir de modo más flexible provea" 2 • Fórmula que perfeccionará luego en la relección De iure belli
la nueva situación. ¿Cómo entender la soberanía en un mundo abierto (1539) cuando afirme que "el mundo no podría subsistir si no hubiese en
a la comunicación? ¿Cómo institucionalizar con fuerza de ley la soberanía algunos autoridad y fuerza" 3 .
redefinida por la comunicación? El poder -poteslas- debe ser entendido como combinación de dos
aspectos inescindibles, la fuerza física o coacción, y la fuerza moral o
autoridad, eventualmente sostenida por la sanción legal. En otras pa-
Soberanía interna: vis et auctoritas labras, no se tiene verdadero poder cuando se está en presencia de una
auctoritas sine vi o una uis sine auctmitate; los elementos se implican entre sí
Mientras que el pensamiento transpirenaico se orientará a la pro- y se reclaman recíprocamente, de modo tal que constituyen un conjunto
gresiva separación y oposición de los elementos tensionales presentes en unitario. La fuerza queda así resignificada al componer una unidad con
los esquemas conceptuales del medioevo, Vitoria los distinguirá en una el reconocimiento moral que implica la autoridad: no se trata entonces
afirmación paradójica pero no contradictoria. de un fenómeno natural, sino propiamente político. La fuerza es la ca-
Desde el Estado-Leviatán de Hobbes, creador de la norma y del pacidad de la autoridad política para tener eficacia en la creación de un
lenguaje, hasta la oposición que plantea Ferrajoli entre soberanía y orden orientado al bien común o para restituirlo en casos de excepción.

2 Vitoria, De Potestate Ci1'ili, 5: "Societas nulla consiste re potest sine vi aliqua etfJOiestale
Edición de T. Urdánoz, Obras de Fmnr:isco de Vitorin. Relecáones Teológicas, BAC, Madrid,
gubernante et prm·idente".
1960, p. 191. Véase también la "Introducción a la Relección Primera" De lndis, p.
530-531. Todas las citas de las Re lecciones vitorianas las haremos de esta edición. 3 Vitoria, De imlis relectio posterior si1•e de iure belli his¡)(/nomm in barbaros, 19.

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Aislar esta capacidad, atendiendo sólo al estado de excepción como hace (no la conquista) de España en América. La pars deslntens gira en torno
Schmitt, significa desconocer el poder político en su condición normal al concepto de dominium, entendido como capacidad de señorío y de
(Cruz Prados, 1999, pp. 389-390). propiedad. La pars constmens lo hace poniendo el eje en el ius communica-
La legitimidad consiste en el consentimiento otorgado al poder, tionis, entendido como derecho de comunicación de todos los pueblos,
precisamente porque se lo reconoce como propio y como capaz de un derecho de gentes que tiene la obligatoriedad del derecho natural y la
hacer crecer nuestro ser en dirección al fin, como parece querer indi- flexibilidad hermenéutica del derecho positivo.
car la relación de auctoritas con augere: "aumentar", "hacer progresar" Vitoria recupera a los amerindios como st\ietos políticos otros, retro-
(Corominas, 1983, p. 73). De allí que desde esta óptica el poder no es trayéndose desde el presente de dominación hacia el momento anterior,
entendido como ajeno, y por eso los límites no son un elemento definitorio pues la pregunta inicial nos lleva a considerar a los amerindios antes ele
de este. Tampoco los derechos fundamentales son entendidos como previos la llegada de los españoles, por quienes fueron sometidos (De lndis, I, 4).
a la vida social organizada, sino emergentes de la vinculación comunita- Con este movimiento, Vitoria parece indicar que los st\ietos se definen
ria al fin, que es un bien (por lo que puede ser reconocido como fin) y que intersubjetivamente: una es su situación y condición antes y otra después
es común (por lo que puede ser reconocido como propio). Un bien común de una relación de sometimiento. Al rechazar las tesis etnocentristas y
que no está predefinido, sino que actúa como horizonte a ser determinado fideístas, y aun las paternalistas, mediante la fundamentación del dominium
hermenéutico-prácticamente en cada situación, en un continuo que va en la naturaleza racional del hombre, que no se pierde ni por el pecado, ni
desde la consideración de las inclinaciones y necesidades naturales de los por la infidelidad, ni por la amencia, Vitoria afirma al terminar la primera
hombres hasta la aplicación del democrático "principio de mayoría" si parte: "Nos queda, pues, esta conclusión cierta: que antes de la llegada
fuera necesario, en ausencia de consenso". de los españoles, eran ellos verdaderos señores, pública y privadamente"
(De Jndis, I, 24). Toda la primera y la segunda parte de la Relección
van a operar bajo el supuesto del reconocimiento de la soberanía de los
Soberanía externa: dominium et communicatio amerindios, entendida como posesión de bienes y como señorío sobre sí
(ambos sentidos del dominium) (Auat, 2005, pp. 116-132).
Sostenemos que no sólo el contenido de las Relecciones vitorianas No está demás llamar nuevamente la atención sobre la importancia
nos aporta claves nuevas, sino también la estructura argumentativa en que adquiere esta pars destruens en el cambio de paradigma de comprensión,
la que los conceptos cobran esa dimensión tensional que convierte las aunque no todas las consecuencias de este cambio sean advertidas por
antinomias en paradojas. el mismo Vitoria. No se trata sólo de la deconstrucción de los modelos
La Relección De lndis p1ior (1538) tiene tres partes, pero son dos los antropologico-políticos vigentes que provenían sobre todo del agustinismo
movimientos que realiza 5: la primera y la segunda parte pueden enten- político medieval conjugado de diversas maneras (teocráticamente, al
derse como la pars destmens en la que Vitoria desmonta los argumentos modo imperial-humanista de Sepúlveda, al modo supranaturalista de
sostenidos hasta entonces para legitimar la conquista y la dominación Wicleff, al modo individualista y destructivo de los nominalismos de turno,
de los pueblos recientemente descubiertos. Mientras que la tercera parte o incluso, al modo de un humanismo erasmiano "supra" o "apolítico").
es claramente la pars conslmens, donde el maestro salmantino ofrecerá sus Vitoria abre un nuevo horizonte ele comprensión en el que el derecho
propios argumentos en torno a la posibilidad de legitimar la presencia natural será el terreno común en el que habrán ele plantearse las cuestiones
políticas: un derecho fundado en la naturaleza humana entendida al modo
aristotélico-tomasiano como ''principio de crecimiento y decadencia de
4 Vitoria, De lllflis 111, 1G: "QJ{(Je/ihel enim resjmhlim Jmles/ co!ISiiluire rlominum, nec mllwc esse/ cualquier cosa viva", principio que en los seres humanos se manifiesta
Ju:cessarius con.ren.ws omnium, sed l•irlelur st!}}icere consatrus moiOJiJ jHJr!is''. Véase tarnbién en la capacidad de palabra y de asociación. Derecho que se desplie-
r\uat, 2003, pp. 82-86.
ga en diversos planos de realización, incomprensible si se los aísla o se los
3 Debo esta lectura a Gas par Risco Fernánckz, quien cnn su curso Crítica de la razón
confunde: expresión de la ley divina, el derecho natural sólo contiene
rolonizaclora, en 1985 en la lJni\Trsiclacl Nacional de Turumán, dio origen, impulso
y oricntt1ciún a n1i interés por V'itoria. las inclinaciones que definen la naturaleza humana, y que necesariamente

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tienen que determinarse hermenéuticamente -mediante conclusiones en responsabilidad. La comunicación implica transmisión, partiCipación e
algunos casos, o mediante acuerdos o consensos en otros- en derecho de intercambio; comunicar es poner en común. La comunicación es el presu-
gentes y en derecho positivo (Auat, 2005, pp. 68-116). Derecho que se des- puesto y la expresión de la comunidad. En relación con el antipaternalismo
plazará desde su comprensión objetivista como ius hacia una comprensión radical, la comunicación denuncia el callejón sin salida de incomunicación
subjetivista como facultas, dando un paso fundamental en dirección a la y anarquía al que conduce y, en el peor de los casos, sus consecuencias
redefinición antropocéntrica (Metz, 1972) del derecho moderno, lo cual egoístas e insolidarias. Frente al paternalismo, implica sustituir la idea
no implica responsabilizar a Vitoria de los reduccionismos posteriores. de intervención, que inevitablemente entraña desigualdad de posiciones,
El eje de la communicatio comienza a hacerse presente ya en la pars por el proceso comunicativo que tiende a poner en común los valores y
deslruens. En la refutación del cuarto título ilegítimo analiza todo el circuito experiencias de aquellos entre los que se suscita.
comunicacional y afirma la posibilidad de la negativa a escuchar como La relación con el otro puede albergar la contraposición y el conflicto,
respuesta a la evangelización, pues la situación de encuentro no anula la pero también puede dar lugar a la comunicación. Si en una primera
libertad de los que se encuentran, pudiendo estos frustrar las posibilidades aproximación, Vitoria se situó en un plano de confrontación ("ellos, los
de comunicación, por asimetría o por legítima duda de alguno. amerindios" frente a "nosotros, los españoles"), este no fue necesariamente
Si el reconocimiento del dominiznn o soberanía del otro avasallado fue de conflicto sino de reconocimiento ele la alteridad, siempre que el "nosotros"
el concepto clave de la pars destmens ele su Relección, el de comunicación se deje interpelar éticamente por el movimiento que viene del "ellos". En
será el de la pars constmens. Sostengo que los "títulos legítimos" que aduce lapars construens, el sttieto es "nosotros, los pueblos del orbe". Después de
Vitoria como posible justificación de la presencia de España en América reconocer en los amerindios su capacidad de soberanía, su capacidad
están todos basados en el primero: el ius communicationis entendido como J
de dominium, con lo cual la alteridad era acogida, discernida y reconocida,
derecho natural de todos los pueblos. La injuria consistiría en cerrar Vitoria inicia el movimiento contrario de superación de las distancias,
las posibilidades de desarrollo de ambos pueblos impidiendo la comu- afirmando que todos los pueblos están llamados a la comunicación.
nicación, y por eso Vitoria admite la posibilidad de una guerra justa para Este cambio de sttieto implicado en la estructura argumentativa de
ambas partes 6 • la Relección, confirma otra de las claves que nos aporta Vitoria: el sujeto
Al apoyarse en el valor de la comunicación articulada con el re- del derecho en tiempos de globalización son las gentes, los pueblos, y no
conocimiento de la soberanía, Vitoria representa una alternativa a las los Estados. También Ferr<Uoli destaca la sustitución del vocablo homines
dos actitudes que se adoptaron frente al problema de la irrupción de por gentes en la definición de derecho internacional que propone Vitoria,
los pueblos nuevos en la conciencia europea (Pérez-Luño, 1992). Ni la siguiendo a las lnstitutiones de Gayo: "quod naturalis ratio ínter omnes gentes
actitud patemalista ele Juan Ginés de Sepúlveda, ni la tesis antipaternalista constituit, vocatur ius gentium" (De lndis, JI], 2) (Ferr<Uoli, 2001 e, p. 129). Y los
de Bartolomé de las Casas resuelven la antinomia fundamental entre pueblos pueden organizarse políticamente en diferentes escalas de insti-
autonomía y poder, o entre soberanía interna y dependencia externa. Sí tucionalización, no necesariamente bajo el modelo del Estado moderno.
lo hace el recurso al ideal-guía de una plena comunicación humana, pues
permite superar la polarización aporética de la antítesis paternalismo/
antipaternalismo situándose en un plano de legitimación más elevado. RELECTURAS: EL Torus OJUJIS Y LA TRANSMODERNIDAD
La comunicación no implica la existencia de niveles de partida si-
métricos. Esto es evidente en el encuentro entre españoles y amerindios. ¿Podemos valernos hoy de las claves ofrecidas por un autor proto-
Pero todo proceso comunicativo -en la medida en que verdadera- moderno para enfrentar los desafíos de un mundo posmoderno? ¿En qué
mente lo sea- tiende a desplegarse estableciendo un cierto equilibrio medida esas claves abren vías de comprensión y de acción que no sean me-
como resultado del flujo mutuo de informaciones y de la asignación de ramente la repetición nostálgica de respuestas para otro tiempo y lugar?
Creemos que una lectura propiamente filosófica del pensamiento
de Vitoria nos lleva a trascender la mera exégesis textual para "mostrar
6 V~asc capítulo 18 de este libro. -como dice Ricoeur-- el poder de revelación implicado en su discurso

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4. Podemos seguir defendiendo la progresiva constitucionalización


más allá del horizonte limitado de su propia situación existencial"
de la soberanía interna de los Estados, pero ya no fundamentán-
(Ricoeur, 1995, p. 103). Por ello cabe dejar en claro que las claves que
dola en un pacto de individuos poseedores ele derechos previos a
pretendemos leer en Vitoria no son cuestiones que él se haya planteado,
la socialidad, sino en la capacidad y el derecho de toda comunidad
aunque estén presentes en el sentido de sus textos. Hemos querido sostener
de dotarse ele unafuerza y una autoridad en función ele la realiza-
la fecundidad de esta lectura apoyándonos también en la analogía de los
ción del bien común, criterio y medida de los derechos y bienes
momentos históricos -analogía que no es identidad-, expresada en el
significado del crepúsculo tal como lo explica Marramao, y en los trayectos particulares.
S. Por último, podemos asumir el proceso de constitucionalización
de investigación que nos proponen las búsquedas político-jurídicas de
global iniciado tras la Segunda Guerra Mundial, retomando la
autores que se acercan al pensamiento español del siglo XVI sin las
"concepción más grandiosa e innovadora de Francisco de Vitoria''
cargas semántica y pragmática, y hasta emocionales, de las diferentes re-
-en palabras de Truyol y Serra-, la del To!us Orbis entendido
lecturas y usos a que fue sometido Vitoria sobre todo en España. También
como stueto político-moral de una República mundial. República
es conveniente explicitar que no se trata de "trasvasar" doctrinas en su pro-
que, al asumir las claves anteriores, se puede organizar federa-
pio tenor como modelos para nuestra sociedad 7, sino de leer los planteos
tivamente reconociendo diversas escalas de institucionalización,
de Vitoria en términos de "claves" que pueden abrir vías de comprensión
al modo como ya lo plantean autores como Ottfried Hi:iffe
a una lectura situada en nuestro tiempo y en nuestras sociedades.
(Hi:iffe, 2000b y 2007), entre otros. El Totus Orbis, república o co-
De la lectura que esbozamos en este trab<Uo pueden desprenderse
munidad de pueblos, es tanto una idea práctica regulativa como
algunas propuestas a modo de conclusiones:
su realización histórica imperfecta (Cerezo Galán, 1993).
l. La soberanía no debe entenderse necesariamente vinculada al
De esta manera hemos creído empalmar con la propuesta de Enrique
Estado, "como unidad que monopoliza el uso de la violencia
Dussel de una superación crítico-constructiva de la modernidad no
legítima", sino que puede ser entendida más flexiblemente como
meramente en una post sino en una transmodernidad (Dussel, 2001).
un atributo de las comunidades organizadas políticamente.
Francisco de Vitoria provee de un inigualable punto de apoyo para
2. La soberanía, como capacidad de decisión sobre lo propio, puede
repensar la modernidad b<Uo otro paradigma, el que incluye la alteridad
resignificarse en articulación con la ineludible comunicación a la
negada por la modernidad eurocéntrica y apunta a una transmoderni-
que nos enfrenta el mundo actual. No se tratará, pues, de una
dad por subsunción de los aspectos valiosos. Creo que es irrenunciable
soberanía absuelta de toda responsabilidad sino subordinada a
la dimensión emancipadora de una modernidad que ha alimentado los
la universalidad de un derecho que tiene como sttieto a las gentes
ideales y esperanzas de otro mundo posible. Pero creo asimismo que
y que por ello trasciende las fronteras estatales.
debemos liberar, a la vez, esos ideales de los reduccionismos simpli-
3. Los ideales de un mundo mejor que representa la lucha por los
ficadores que supuso una concepción eurocéntrica y provinciana de
derechos humanos pueden encontrar un punto de apoyo histórico-
modernidad, que entiende a ésta como un proceso ele racionalización
conceptual más sólido en la concepción de un lus Gentium universal
pero determinable hermenéuticamente en diferentes situaciones unilateral negadora de la alteridad.
En el ocaso de esa modernidad, las claves de Vitoria pueden ayudar-
históricas en constituciones, acuerdos y leyes positivas, tanto
estatales como supra e infraestatales. nos a transformar el resplandor difuso en luces del alba, pasando de una
concepción de soberanía estatal a otra de la autonomía de los pueblos en
una comunidad internacional de derecho.

7 Tal es el temor ck A. Osuna Fnn;índcz-Largu, "La escuela española del dnecho


natural. Intrnducción a su estudio", en XIV ]ornarlas rle Filosofía ]urítfiw y Social.
Prnblemtilicn tldual tle la Hisl111ia de In Fi/os1!/ía riel Derecho espm1ola, \U l. 2, UniYcrsichlel ele
Santiago ele Compostela, 199·}, p. 130.

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't Intersubjetividad y mediación:
de Vitoria a Ricoeur

PROPÓSITO

Nos proponemos en este trab~o reflexionar sobre el papel de la


intersubjetividad en la realización de la vida humana, a partir de interro-
gantes que surgen desde el planteo ele un teólogo del siglo XVI, Francisco
de Vitoria, y guiados por algunas pistas de la más reciente reflexión de
Paul Ricoeur.
Subido a la corriente de crítica de la razón conquistadora que teólo-
gos y misioneros emprendieron contra la corona española en el siglo XVI,
el teólogo de Salamanca Francisco de Vitoria plantea una concepción del
poder en las coordenadas del nuevo contexto naciente de "aldea global".
En su Relee tia De lndis ( 1539) Vitoria sigue un trayecto de cambio de sujeto
en el cuestionarse sobre el poder. Desde la pregunta usual de juristas y
asesores reales acerca de "qué podemos nosotros, los espai1oles'' sobre
"ellos, los amerindios", Vitoria pasa a preguntarse qué y cómo podemos
"[nosotros], los pueblos del Orbe, que es como una República".
Desde este cambio de eje en el cuestionamiento, formula una concep-
ción del poder basada en la articulación entre soberanía y comunicación,
que venía a complementar la anterior teoría sustentada en la Relectio
De Potes/ate C'iz·ili (1528) basada en la relación entre fuerza y autoridad.
Hemos sostenido que esta doble articulación se presentaba en dos planos
de consideración, jurídico-político uno, antropológico-metafísico el otro.
U no referido al poder en las relaciones intrasocietarias. el otro referido al
poder en las relaciones internacionales 1Auat, 2005b).
Nuestro interés se centra ahora en profundizar en la relación entre
soberanía y comunicación, de especial relevancia para el mundo actual.

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Vitoria defiende con ahínco la capacidad ele dominium, soberanía o señorío los amerindios a los "bárbaros" del Viejo Mundo, revitalizando una vieja
sobre sí de los amerinclios, para después argumentar que hay un derecho a tradición que empalmaba con la teoría aristotélica de la "servidumbre
la comunicación ele todos los pueblos que, de ser impedido, se cometería natural"? (Pagclen, 1988). Y el triunfo de la conquista española ¿no estuvo
injuria. La injuria consiste en quitar o negar el derecho a alguien y, por montado sobre una interpretación sobrecargada de signos proféticos que
ende, impedir su camino de autorrealización, siempre en respectividad, los asimilaban a los "dioses rubios y barbados que vendrían del mar"?
y por eso expresada en derecho. (Todorov, 1987). Anthony Pagden ha estudiado esta dificultad de recono-
Dejando de lado, por el momento, los condicionamientos de hecho cimiento del otro, desde la convicción ele que "el nuevo paradigma suele
que pueden llevar a un pueblo a negarse a la comunicación con otro (tal retener -realmente debe retener- lo suficiente del antiguo para hacerlo
era el caso ele los amerinclios y Vitoria es bien consciente de ello), nos reconocible" (p. 25).
preguntamos en otro plano, en el de iure, o en el plano filosófico, ¿puede Pero al problema del reconocimiento se sobrepone la irrupción ética
alguien negarse a la comunicación con otro sin negar al mismo tiempo sus del otro, como irreductible a la dimensión gnoseológica, pero correc-
posibilidades de autorrealización? ¿Hasta dónde y cómo es la intersub- tiva de esta. No tardaron demasiado los aztecas en desilusionarse ele su
jetividad mediación ele la subjetividad? ¿Qué concepción de stüeto es la interpretación de los signos ante la violencia y las ambiciones demasiado
que está en juego en esta pregunta? Y retomando el plano de los hechos, humanas de los españoles. Pero donde la irrupción ética de la alteridad
¿cuáles son las mediaciones institucionales que hacen posible la concreción se tradtüo en mandato moral de responsabilidad fue en la conciencia de
de las exigencias antropológicas a una vida cada vez más surcada por el teólogos y misioneros de las órdenes religiosas del mismo pueblo con-
dramatismo de las contradicciones y el misterio de la iniquidad? quistador. Desde el sermón de fray Antonio de Montesinos se abre una
verdadera autocrítica ele la razón conquistadora, que llega en Vitoria a
hacerse pensamiento universitario sistemático y ordenado a una acción
ÉTICA Y GNOSEOLOGÍA DE LA ALTERIDAD de restitución ele lo rapiñado, en base precisamente al reconocimiento de
la alteridad exigido por la interpelación amerindia 1•
En la huella de Levinas, algunos filósofos latinoamericanos han De esta primacía de la dimensión ética -entendida como interpela-
sostenido la primacía del otro en una relación asimétrica con el yo, por ción desde la exterioridad- sobre la dimensión gnoseológica -entendida
la cual el otro me asigna una responsabilidad, abriendo así la dimensión como totalización desde lo Mismo-, Levinas concluye que el otro se
ética, o si se quiere, moral en el sentido kantiano. Así, el otro me dirige absuelve de la relación. Porque el Mismo significa totalización y sepa-
una interpelación desde la exterioridad a todo sistema, a toda totalidad, ración, la exterioridad del otro no puede expresarse en el lenguaje de
diciéndome "¡tengo hambre, por ello, exijo justicia!" (Dussel, 1990). la relación. El proyecto separatista de constituir una "república cristia-
Interpelación que, a su vez, es acogida por una conciencia ética capaz na indiana no europea" quizá sea expresión ele la contundencia que tuvo
de interpretar, aceptar y asumir el enunciado exigitivo del otro. la interpelación ética en los primeros franciscanos o en Bartolomé de las
Levinas insistió en el carácter específicamente ético de esta dimen- Casas, en una línea ele desarrollo que conduciría hasta las reducciones je-
sión, pues el otro es así irreductible a mis categorías de conocimiento. suíticas. Un proyecto imposible de ''irrelación", reeditado hoy por ciertos
El rostro del otro no es fenómeno sino epifanía, no es un espectáculo "progresismos" pseudo-ecologistas que se dan la mano con tradicionalistas
sino una voz 1Levinas, 1977). Esa voz es la que me interpela y me asigna
responsabilidad, es decir, me hace capaz de responder.
El otro irrumpe como otro y como exterior, más allá de cualquier "Nos queda, pues. esta conclusión cierta: que antes de la llegada de los españoles,
estrategia para elaborar la novedad de su presencia. La historia del ines- eran ellos ,·erclacleros señores, pública y privadamente" ... ·'j. .. J y que tampoco por
perado encuentro entre españoles y amerinclios da cuenta tanto de la este título pudieron ser ckspc~jados ele sus posesiones como si no fueran \-erclaclems
incapacidad de reconocimiento del otro sin reducirlo a las categorías dueños ....... [... J De lo cual se deduce que no es lícito clespc~ar ck sus cosas a sarrace-
nos, judíos ni a cualesquier otros infieles, nada m<Ís que por el hecho ele ser infieles,
ya conocidas, como de la interpelación ética inexcusable que la sola
y d hacerlo l'S hurto y rapiña, lo misn1o que si se hiciera a los cristianos" rvitoria.
presencia de la alteridad dirige a la mismidad. ¿No fueron acaso asimilados Rdedio De ]llfli.r ¡n?or. números 7, 23 y 2-f. en Viwria. 1960\.

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ALEJANDRO AUAT HACIA UNA FILOSOFÍA POLÍTICA SITUADA

preocupados por la "contaminación" cultural a que da lugar la explosión También para mediatizar la apertura del sí al otro y la interiorización
comunicacional. del otro en el sí, Ricoeur se pregunta si ¿no es necesario que ellengu~e
Aceptando la irreductibilidad y una cierta primacía de la dimensión aporte sus recursos de comunicación, por tanto dF reciprocidad, como
ética, Paul Ricoeur cree que no es posible entenderla más que en relación lo atestigua el intercambio de pronombres personales, el que refleja un
dialéctica con la dimensión gnoseológica. Pues ¿cómo y desde dónde intercambio más profundo, el de la pregunta y la respuesta en el que las
pensar la "irrelación" que implica una alteridad así entendida, en su funciones se invierten continuamente? El pensador francés está en favor
momento de absolución? El uso que Levinas hace de la hipérbole, como de una dialógica que sobreponga la relación a la distancia supuestamente
práctica sistemática del exceso en la argumentación filosófica es lo que absoluta entre el yo separado y el otro que me asigna responsabilidad.
lo conduce a un callejón sin salida, dejando al Yo separado, incapaz Husserl ha señalado el movimiento del Mismo hacia el Otro como el
de asumir ninguna responsabilidad, y al Otro absolutamente exterior, de una traslación analógica, por la que el ego entiende al otro como alter ego.
incapaz de interpelar. Ricoeur le reconoce a esta dimensión el mérito, no de crear la alteridad,
Ricoeur aboga por el entrecruzamiento del movimiento ético del otro siempre presupuesta, sino de conferirle una significación específica, a
hacia el sí con el movimiento gnoseológico del sí hacia el otro, estudiado saber, admitir que el otro no está condenado a ser un extraño, sino que
por Husserl. Pues "el tema ele la exterioridad sólo alcanza el término de su puede convertirse en mi sem?Jante, alguien que, como yo, dice "yo".
trayectoria, a saber, el despertar de una respuesta responsable a la llamada Después de reconocer en los amerindios su capacidad de soberanía,
del otro, presuponiendo una capacidad ele acogida, de discriminación su capacidad de dominíum, con lo cual la alteridad era acogida, discer-
y de reconocimiento, que proviene, en mi opinión -dice Ricoeur--, de nida y reconocida, Vitoria inicia el movimiento contrario de superación
una filosofía del Mismo distinta de aquella a la que replica la filosofía del de las distancias, afirmando que todos los pueblos están llamados a la
Otro" (Ricoeur, 1996, p. 377). En efecto, si la interioridad sólo estuviese comunicación.
determinada por una voluntad de cierre totalizador o de repliegue sepa-
rador, ¿cómo podría entender una palabra que le sería tan extraña no
significando nada para una existencia aislada? LA INTERSUBJETIVIDAD COMO MEDIACIÓN
Ricoeur plantea una hermenéutica del sí mismo contrapuesta a las
i filosofías del sujeto, tanto aquellas que lo exaltan como cogito fundador de El derecho a la comunicación, único título cuyo incumplimiento
1! toda certeza (Descartes), como aquellas que lo humillan haciendo de él daría lugar a la injuria, se pone así en el umbral del nuevo mundo a
un cogito quebrado (Nietzsche). La hermenéutica del sí da primacía a la construir. No sirve ya el paradigma del Imperio, ni sirve el paradigma
mediación reflexiva sobre la posición inmediata del sujeto. Esa mediación de la cristiandad. Para Vitoria, los pueblos reconocidos como soberanos,
por la acción y por las obras desde donde se recobra el sí, señala una dia- más allá de sus diferencias religiosas o culturales, constituyen "el Orbe
léctica entre alteridad e ipseidad, por la cual lo otro es constitutivo del sí. como una República".
A la polisemia del sí mismo, que reconoce una identidad expresada Vitoriano se imagina tampoco un mundo de pueblos aislados. El pro-
como ídem y una identidad expresada como ipse, Ricoeur añade una po- yecto de restitución de las tierras a sus antiguos dueños que llevan adelante
lisemia de la alteridad, que reconoce al menos tres formas de atestación: sus discípulos en el Perú a partir de 1563, implicaba el reconocimiento
la experiencia del cuerpo propio como carne, la relación del sí con el de una alteridad en comunicación (Pereña Vicente, 1987). El proyecto se
extraño, y la relación del sí consigo mismo como conciencia moral (voz de la completaba con un tratado de "amistad y paz perpetua" que discurría
conciencia). Una polisemia que se ramifica aún más si tenemos en cuenta por cauces políticos y jurídicos, institucionalizando así una concepción
que el otro no sólo es el que me exige justicia, sino que también es el que antropológica del poder, que articulaba dominium y communicatio.
me oprime. La experiencia de alteridad de los amerindios fue ciertamen- El carácter comunicativo del hombre, reafirmado en la tradición de
te distinta de la de los españoles. De ahí que además de una capacidad de Aristóteles y Tomás de Aquino a partir de la indigencia del ser humano, y
acogida, haya que reconocer en el sí una capacidad de discernimiento entre las por tanto de su necesidad ele los demás, en Vitoria recibe acentos nuevos,
distintas figuras del otro. que abren vías de repristinación. Sintetiza el realismo aristotélico con el

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humanismo cristiano cuando dice que la sociedad está constituida ut alter a obrar en cada caso, sino una interpretación ele sí mismo y ele lo que
alte1ius onera portaret (para que los unos lleven las cargas de los otros) (De pueda significar la ''vida buena". Pues bien, en el plano ético -dice
Potestate Civili, '1), reinterpretando la necesidad en un sentido no tanto Ricoeu¡-, la interpretación ele sí se convierte en estima de sí. Sin una
físico, sino moral y cultural. Argumenta la apertura a los demás en que la afirmación ele nuestra capacidad rle actuar, ¿cómo podríamos sentir la atrac-
palabra, "nuncio del entendimiento", "si [el hombre] estuviera en soledad, ción del bien que pone en movimiento la acción? ¿De qué otra manera
la tendría inútilmente"; y en que "la voluntad, cuyos ornamentos son la podríamos entender el mandato "ama a tu prójimo como a ti mismo", sin
justicia y la amistad, quedaría del todo deforme y defectuosa, alejada del caer en el egoísmo que implicaría una interpretación demasiado rápida
consorcio humano". y superficiaJ2?
Creo que no son inútiles estas referencias a la palabra, el entendi- La estima de sí, como afirmación de las propias capacidades de
miento, la voluntad, la justicia y la amistad. Son las mismas claves con ponerse en marcha hacia la consecución del bien, sólo es comprensible en
las que Ricoeur estructura su hermenéutica del sí mismo en dialéctica este planteo como el momento reflexivo de la tendencia a la vida buena.
con el otro. De hecho, la "intencionalidacl ética" a la que el pensador De allí entonces que este aparente "repliegue'' sobre sí es el que crea las
francés otorga una primacía sobre la norma moral, se despliega en tres condiciones para una continuidad de segundo grado, donde una nueva
momentos de una definición única: "Llamemos intencionalidad ética dialéctica articula las posibilidades. Una dialéctica entre estima de sí y
-dice Ricoeu¡- a la intencionalidad ele la 'vida buena' con y para otro solicitud por el otro. El otro aparece en el movimiento hacia la consecución
en institucionesjustas" (Ricoeur, 1996, p. 176). del bien, en el trayecto que va desde la capacidad a la ifectuación. Ricoeur
El primer momento, el "tender a la vida buena o a la vida plena", nos recuerda la afirmación de Charles Taylor en el sentido de que aquí
es la afirmación inicial del deseo de ser, del conatus como origen del dina- se juega el destino de la teoría política.
mismo ele la existencia humana. Esa tendencia es afirmación del poder En efecto, el iusnaturalismo moderno ele corte racionalista, que está
ser -del dominium diría Vitoria-, y por ende, de la libertad (Ricoeur, en la base ele las teorías contractualistas, presupone un sttieto completo
1990, pp. 67-94). Una libertad que se afirma como "yo puedo" pero que revestido ele derechos antes de su entrada en la vida social. De ello se sigue
no se posee hasta tanto no se atestigüe en las obras en las que se objetiva. que la participación de este sujeto en la vida común es, por principio,
Una libertad enclavada en el cruce entre el llamado objetivo ele la "vida contingente y revocable, y que el individuo sólo espera del Estado la
buena" y la afirmación subjetiva de un "poder-ser", expresado como protección de derechos constituidos al margen ele él, sin tener obligacio-
"estima de sí". nes de participar en las cargas ligadas al perfeccionamiento del vínculo
¿Cómo es posible que la ética, a la que en párrafos anteriores seña- social. Esta hipótesis de un sttieto de derecho, constituido anteriormente a
lábamos en el movimiento que viene del otro hacia el sí mismo, tenga su cualquier vínculo social, sólo puede ser refutada si se corta su raíz. Ahora
punto ele partida ahora en una intencionalidad tan aparentemente egoísta? bien, según Ricoeur, la raíz es el desconocimiento de la función mediadora
¿Nos obligará este cambio ele enfoque a invertir la pregunta del comienzo del otro entre capacidad y efectuación.
acerca de la necesidad de la comunicación para la autorrealización, y Esa función mediadora es la que destaca Aristóteles en su tratado
preguntar ahora por la autoposesión o la afirmación de sí como condición sobre la amistad. La amistad sirve de transición entre el objetivo de la vida
de la comunicación? J buena, que se refleja en la estima de sí, virtud aparentemente solitaria,
El término "vida" designa a todo el hombre por oposición a las ~ y la justicia, virtud de una pluralidad humana ele carácter político. Pero
práctiFas fragmentadas, a las que, sin embargo, incluye como momentos también se refleja aquí toda la ambigüedad del pensamiento griego llegado
subordinados a la unidad mayor expresada como 1!1gon, obra del hombre a la encrucijada entre trascendencia e inmanencia. ¿Consiste la "vida
como tal, obra ele toda una vida, que adquiere así el sentido de "fin en sí l<•
misma". El bien, que en esta tradición es siempre el bien para nosotros, es ,(
la atracción que ejerce este fin, poniendo en tensión nuestras prácticas y S
2 Vitorianos dice, siguiendo a Aristóte1cs, que "e] primer acto es el an1or de sí misn1o.
opciones en función ele su consecución. Ricoeur habla aquí de un círculo de este acto proceden las restantes operaciones del alma", Relectio De Homicidio, 3, en
hermenéutico que supone no sólo una interpretación ele las posibilidades Obms, p. 1092.

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HACIA UNA FILOSOFÍA POLÍTICA SITUADA

buena" en la contemplación del sabio, a imagen de lo que sucede en


Los hombres inscribimos esta dinamicidad intrínseca al ser en el
el pensamiento del pensamiento de la vida divina? ¿O consiste la "vida
mecanismo de las causalidades intramundanas expresado en la dialéctica
buena" en el vivir-juntos de la polis, ya que "el hombre feliz tiene necesidad
acción-pasión. Todos somos agentes y pacientes a la vez, bajo distintos
de amigos buenos" (Et. Nic 1170b, 18-19)? ¿Será la praxis política la
respectos. Y es la pasividad (que comienza con un padecer el cuerpo propio
encargada de reflejar en su nivel el círculo eudemónico del Acto Puro,
como lo no totalmente disponible) la que atestigua en nosotros la presencia
imposibilitado el hombre aristotélico de llegar a un Dios que le da las
de la alteridad, aún antes de salir mediante la acción al encuentro de ella.
espaldas? (Risco Fernánde¡¡, 1999).
¿Qué es lo que se da y qué es lo que se recibe en este juego de causalidades
En este punto cobra todo su sentido el estudio de la intersubje-
actuadas y padecidas?
tividad en la dimensión vertical además de la horizontal, tal como es
Tomás de Aquino, en la línea de Aristóteles, habló ele formalidades o
emprendido por Vitoria cuando se pregunta por aquello a que está
formas segundas, ele diferente jerarquía ontológica, impresas por los agentes,
obligado el hombre cuando llega al uso de razón 3 • La dialéctica sí
y enriqueciendo a los pacientes en la medida en que las asumen desde la
mismo-otro pide ser completada con la dialéctica sí mismo-Otro (con
propia forma sustancial. Es así como los hombres se conformarlan unos a
mayúsculas). No hay un abismo en esta relación, entendida desde la
otros, corifbnnando también al mundo como su macrocuerpo6•
cosmovisión cristiana. La capacidad de palabra y de amistad encuentra
Dejamos para otro momento el análisis ontológico de estas forma-
su comprensión cabal en una antropología de la imagen, que señala al
lidades, que se anuncia así como uno de los temas fundamentales de la
hombre como creatura, es decir, como ser que recibe su ser de Aquel a
más actual filosofía de la acción. Solamente señalaremos el aporte de
quien está esencialmente referido. Capacidad de recepción y capacidad
otro pensador español que debe mucho a esta misma tradición: Xavier
de don. ¿No se resume allí toda la dialéctica de reciprocidad implícita
Zubiri. Zubiri ha destacado que el carácter de lo que los hombres dan
en la amistad y en la vida social?
y reciben en la vida social e histórica es formalmente una posibilidad. La
Los hombres dan y reciben porque no son la plenitud, sino que están
posibilidad siempre es término de una opción, pues siempre se da en
llamados a ella. Los hombres comparten con todos los seres intramunda-
plural: son posibilidades ante las cuales es preciso optar. Lo que el otro
nos la fractura óntica entre una actualidad recibida, primera perfección
me da (o me quita) para el paso de la capacidad a la efectuación, son
aún incompleta, y una actualidad segunda a conquistar mediante el obrar.
posibilidades (Zubiri, 1986).
La dialéctica del dar y del recibir nos devuelve entonces al dina-
La apertura al otro como un "cada uno", que Ricoeur destaca desde
mismo antropológico de la capacidad y la efectuación, es decir, al
la afirmación de Heidegger acerca del sí que es "en cada caso mío", para
dinamismo ontológico de la potencia y del acto. Con las nociones de
Zubiri se cualifica mediante el juego de causalidades de acción-pasión, y
potencia y de acto es como se hace sitio a la carencia, o mejor, a la pri-
hace de "cada uno" un "cada cuaf'. La referencia al otro ya está en el "ca-
vación4. La privación consiste, para un stúeto, en no poseer un atributo
da", pero el "cual" agrega la positiva cualificación de los demás en el
siendo que está hecho para poseerlo, y el momento de su posesión ha
proceso social de apropiación de posibilidades.
llegado 5 . Aquí, la idea de tendencia y la idea de finalidad son muy netas,
Las posibilidades que el otro me ofrece me son inexorables, es decir,
y nos avisan de la constitutiva dinamicidad del ser, en la concepción del
estagirita. Recordemos también que el acto no es solamente término
del devenir como perfección última o entelechéia, sino que es también
actividad, enérgeia, principio eficaz del devenir.
'
~'
son posibilidades con las que no puedo no contar. Pero por más inexorables
que sean, no son sino puras posibilidades, y tienen una doble dimen~ión:
una dimensión aparentemente negativa, pues no me dan más que un
sistema finito de posibilidades, que deja fuera a otras "n" posibilidades,
que otra constelación social e histórica me hubiera podido dar; pero
por otra parte, ese sistema de posibilidades me permite efectivamente
3 Vitoria, Releclio De eo nd r¡uod tenetur horno Cllm primum z•enit mlusum mtionis, en Ohms, 1960. ,, actuar en la línea de mi autorrealización, esto es, las posibilidades son
Ricoeur usa el término francés mnnr¡ue (carencia), pero creemos que es más apropiado ¡;
4
¡niz•aáón para traducir la nociún aristotélica ele Jtéresis (De Finance, 1945).
5 Aristútdes,JHelt!fl<icn, op. 22, 1022,27-29. Véase también De Finance, ofJ. át., pp. 6-7. t' 6 Risco Fernández, ojJ. cit., p. 19.

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!-lACIA UNA FILOSOFJA POliTICA SITUADA
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dominación. Menos aún si el problema se lo plantea a cuarenta años de


efectivamente posibilitan tes. Por esta doble dimensión, los demás forman iniciada ya esa relación entre españoles y amerindios. Vitoria sitúa su
un wnpo social para mí, y yo puedo efectivamente en ese cuerpo. Zubiri propuesta en el plano del derecho de gentes. Entre la fuerza impositiva del
aprovecha esta noción de czmpo, de vieja raigambre en la tradición de derecho natural y la variabilidad acordada por los contratos entre Estados,
pensamiento político a la que no es ajeno Vitoria, y destaca en ella el el derecho de gentes institucionalizaba como derecho a la comunicación esa
carácter que tiene toda corporeidad: organización ele sus notas, estabilidad ele antropología de la mediación que está en la base de su pensamiento.
las respuestas (en usos, costumbres, formas de vida), y liberación ele nuevas Son las instituciones que regulan, con mayor o menor justicia, el
y superiores posibilidades. Lo que gana el hombre en su inc01poración al reparto ele roles, funciones, cargas y beneficios, las encargadas de regular
cuerpo social es el poder: el hombre puede en ese cuerpo más de lo que los conflictos que aparecen en el trayecto de la efectuación de las capa-
podría con sólo su cuerpo. cidades. Su capacidad de regulación de conflictos le viene de su doble
condición: universalidad de la ley que expresa, y referencia al núcleo
"olvidado" del querer vivir-juntos, tensionado por el bien común. Pero
CuERPO E INSTITUCióN esa capacidad señala también que la institución es el lugar en donde los
conflictos aparecen.
¿Podemos asociar la idea de cuerpo social a la de institución? Ricoeur ¿Podrá el cunpo internacional institucionalizarse de forma tal que
entiende por institución "la estructura del vivir-juntos de una comunidad los conflictos que suscita el reparto de cargas y beneficios se resuelvan
histórica" (Ricoeur, 1996, p. 203 ). Es por la institución por donde la con criterios de igualdad y justicia? Las preguntas del comienzo siguen
relación con el otro no queda limitada a las relaciones interpersonales, abiertas, pero no sin rumbo. Las pistas que nos clan los autores estudia-
sino que se extiende a la vida propiamente social. Zubiri también ha dos apuntan a una permanente dialéctica de tres planos que pretenden
mostrado cómo, a través de la institución, el hombre se vincula funcio- mediar la soberanía de la autorrealización a través de la intersubjetividad
nalmente, no a los otros como tales, sino más bien a la función misma institucionalizada: el plano de la estima de sí con el de la solicitud por el
(Zubiri, 1986, pp. 269-273). otro, el de la solicitud con el de la institución legal de ]ajusticia.
Aparece aquí el elemento formal ineludible en el trayecto de efec-
Dicho en términos de Yitoria: articular el plano del dominium con
tuación de las capacidades. La pluralidad de las relaciones intersubjetivas, el de la communicatio, y el plano de la communicatio con el del Ius Gentium.
incluyendo al tercero excluido de la relación cara a cara, requiere de la
duración del querer vivir-juntos. Esta dimensión temporal que añade la ins-
titución al poder ha sido estudiada por Hannah Arendt, quien ha señalado
también la distancia que separa al poder-en-común que está en el origen de
todo poder legítimo, de la dominación que surge en el ejercicio personal e
institucional del poder. La continuidad de esa voluntad común que nos
conforma como cuerpo, exige que la virtud de !ajusticia se convierta en
ley (Ricoeur, 1990, pp. 35-55).
Si el otro es mediación de la tendencia a la vida buena, en tanto que
fuente de posibilidades, la institución aparece ahora como mediación de
la intersubjetividad. La espontaneidad benezoolente, que Ricoeur pone como
fundamento de la solicitud, tiene que pasar por la criba de la unil'ersalidad
y hacerse institución. La institución añade así el elemento de durabili-
dad y de universalidad que hace posible que la intersubjetividad no quede
librada a la buena voluntad de los individuos.
La necesidad de comunicación entre los pueblos, no la dejaba Vitoria
al arbitrio de éstos, siempre susceptibles de caer en las relaciones dr
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Pluralidad y posibilitación:
condiciones de lo político

Los ESTUDIOS .\lAs FECU:'I:DOS de filosofía política han conducido la re-


flexión última hacia aquellas zonas de intersecciones necesarias con la
filosofía social o con la antropología de la acción. Los planteas acerca de
la "naturaleza., y el sentido de la acción social se han puesto así en las
bases del concepto de lo político. Las concepciones del poder, como lo
muestra Julio De Zan, son subsidiarias de respectivas concepciones de
la acción. Es conocida la diferencia entre la idea weberiana del poder
entendido como "la chance de imponer la propia voluntad en una relación
social, aún contra la resistencia de los otros" y el concepto que propone
Hannah Arendt para entender el poder como "la capacidad que tienen los
hombres no sólo de actuar, o de hacer algo, sino de llegar a la unión con
los otros, de actuar en acuerdo con ellos", dependiendo dichos conceptos
de sendas ideas acerca de la acción humana: teleológica en el primer caso,
comunicativa en el segundo (De Zan, 1993).
En esa línea de reflexiones, los aportes más significativos están
dados, creo, por las filosofías de Hannah Arendt y de Xavier Zubiri.
Arendt ha renovado los estudios acerca de los fundamentos sociales de la
política con su teoría sobre la acción humana, y Zubiri agrega elemen-
tos fundamentales para la comprensión de la acción en su concreción
socio-histórica. Concentraremos nuestra reflexión en torno al concepto
de pluralidad, propuesto por Arendt como condición de la acción, y la
posibifitación, propuesta por Zubiri para explicar la dinámica histórica
de lo social.
Si bien puede hablarse de una complementación de planteas, cree-
mos que el concepto de pluralidad queda rebasado en la filosofia de Zubiri
por una c-oncrpción que da cuenta no sólo del caráctrr social dt> la ac-ción

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HACIA UNA FILOSUfiA POLÍTiCA SITUADA

ALEJANDRO AUAT
a la capacidad humana, no simplemente para actuar, sino para actuar
humana, sino también de su inserción en concretas tradiciones culturales concertadamente" (Arendt, 1973, p. 146). A diferencia de la violencia, que
que han de ser consideradas a la hora de definir lo político. para Arendt es siempre prepolítica e individual, el poder es la característica
de lo político como tal en razón de su socialidad.
Mientras que las determinaciones vitales y de mundanidad tienen
PLURALIDAD que ver más con la esfera pn'vada del individuo, signada por la satisfacción
de necesidades, la pluralidad es la determinación propia de la esfera
Para Hannah Arendt, la pluralidad es la condición de la acción, y la pública, en donde los individuos experimentan la libertad. Arendt carac-
acción es la condición de la política (Arendt, 1993). El concepto de plura- teriza el espacio público precisamente mediante los rasgos que definen a
lidad surge en vinculación al punto de partida del pensamiento de Arendt: la acción: pluralidad y libertad.
su experiencia del totalitarismo como un fenómeno irreductible a las La libe11ad no es simplemente la capacidad de elegir entre distintas
categorías políticas tradicionales. Una de las características de los totalita- posibilidades sino sobre todo la capacidad para empezar, para comenzar
rismos es la utilización del terror con el propósito de destruir la pluralidad algo nuevo, inesperado. Por ello, la acción tiene sus raíces en la natalidad,
del mundo humano. Y es esta pluralidad la que define la acción pública en el hecho de que cada nacimiento representa un nuevo comienzo y la
propiamente dicha, en el cuadro de notas de la "condición humana". introducción de la novedad en el mundo.
Junto con la "vida" y con la "mundanidad", la "pluralidad" es una La pluralidad es el otro aspecto central de la acción. Si actuar significa
de las determinaciones de la condición humana, aquella que nos remite tomar la iniciativa, esto no puede suceder en aislamiento de los otros,
a la experiencia de la diferencia entre los individuos, grupos y socie- esto es, independientemente de la presencia de una pluralidad de actores
dades (Serrano Gómez, 1996). A estas determinaciones corresponden quienes desde sus diferentes perspectivas pueden juzgar la cualidad de lo
tres dimensiones de la actividad humana: labor, fabricación 1 y acción. que es actuado. En ese sentido, la acción necesita de la pluralidad en el
La acción es la dimensión relacionada con la pluralidad, con el "hecho de mismo modo en que la actuación de un artista necesita de una audiencia
que los hombres, no el Hombre, vivan en la Tierra y habiten el mundo" (Passerin d'Entreves, 199'1). Sin la presencia y el reconocimiento de los
(Arendt, 1993, p. 22). Al estar la acción constituida por la unión de praxis otros, es decir, sin la presencia de una comunidad que puede ver y juzgar
y le:>:is es ella la que hace posible a los individuos adquirir una identi- la actuación, la acción dejaría de ser una actividad con sentido.
dad y que esta sea reconocida socialmente. La acción requiere siempre La pluralidad es la condición de la acción humana "debido a que
un Pspacio público que haga posible la aparición de cada hombre fren- todos somos lo mismo, es decir, humanos, y por tanto nadie es igual a
te a los otros. Práctica, discurso y espacio público, elementos que conforman cualquier otro que haya vivido, viva o vivirá" (Arendt, 1993, p. 22). La
la acción, son las condiciones de la vida política. pluralidad se refiere, entonces, a la igualdad y a la distinción, al hecho de
A cada una de estas tres dimensiones de la vida humana, Arendt le que todos los seres humanos pertenecen a la misma especie y son lo
asigna respectivamente una de estas tres categorías: potencia, violencia suficientemente parecidos como para entenderse unos a otros, pero sin
y poder. La potencia es el atributo de un individuo que se deriva de sus ser ninguno de ellos intercambiable, desde que cada uno es un individuo
capacidades físicas y le permite realizar sus labores. La violencia es una dotado de una única biografía y perspectiva sobre el mundo. Dice Arenclt:
prolongación de la potencia, pero se distingue de ella por su carácter
instrumental, y esto la relaciona con la fabricación. Pero la violencia se ;'La pluralidad humana, básica condición tanto de la acción
hace presente particularmente en las relaciones entre los hombres, cuando como del discurso, tiene el doble carácter de igualdad y distin-
estos no se reconocen como personas, sino que cada uno convierte al otro ción. Si los hombres no fueran iguales, no podrían entenderse
en un instrumento o medio para conseguir sus fines. El poder ''corresponde ni planear y prever para el futuro las necesidades de los que
llegarán después. Si los hombres no fueran distintos, es decir,
cada ser humano diferenciado de cualquier otro que exista,
Scrr~no Gtnncz propone traducir con1o "fabricaci{>Jl" y no "tr.abajo" los ténninos haya existido o existirá, no necesitarían el discurso ni la acción
empleados por Arcndl para rt'fnirse a esta dimensión.
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para entenderse. Signos y sonidos bastarían para comunicar PosiBILITACióN


las necesidades inmediatas e idénticas". (Arendt, 1993, p. 200).
Formado en el pensamiento de Heidegger al igual que Hannah
En forma más precisa aún, Arendt señala la correspondencia entre Arenclt, creemos que Xavier Zubiri amplía esta fundamentación onto-
la acción y la natalidad por un lado, y el discurso y la pluralidad por otro: antropológica ele lo social y lo político, aprovechando la riqueza del idioma
español en un punto en donde la lengua alemana y, en mayor medida, la
"Si la acción como comienzo corresponde al hecho de nacer, inglesa, se quedan cortas de expresión.
si es la realización de la condición humana de la natalidad, Zubiri está de acuerdo en señalar la específica unicidad del ser hu-
entonces el discurso corresponde al hecho de la distinción y mano como un tipo ele unidad distinta de la del resto de los seres. El uno
es la realización de la condición humana de la pluralidad, es se dice de distintas maneras, y por eso fue considerado un trascendental
decir, de vivir como ser distinto y único entre iguales". (Ibíd.). por los medievales. Las cosas pueden ser unas al modo de los singulares,
diferenciándose solamente en número y no en sus determinaciones intrín-
Condición de la acción y, en ella, más específicamente condición del secas (dos átomos de oxígeno por ejemplo?. Más complejas, las unidades
discurso, la pluralidad aparece caracterizada como la "distinción de los individuales además de distinguirse numeralmente lo hacen por tener ca-
iguales". Si al primer golpe de vista, uno pudiera asimilar esta distinción racteres internos diferentes: no hay dos organismos, aun perteneciendo a
de iguales a la pluralidad propia de cada especie, Arendt se encarga de la misma especie, que tengan las mismas determinaciones internas o que
aclarar que, en todo caso, es propia de la especie humana: sean idénticos. Pero entre los individuos, el hombre posee máximo grado
de unidad, pues se constituye en persona. La unidad personal consiste, para
"En el hombre, la alteridad que comparte con todo lo que es, Zubiri, en que su realidad es formalmente "suya", se autoposee.
y la distinción, que comparte con todo lo vivo, se convierte en Pero así como a un menor grado de unidad corresponde una menor
unicidad, y la pluralidad humana es la paradójica pluralidad apertura al entorno, a mayor unidad, mayor comunicación y apertura.
de los seres únicos". (lbíd.). De allí que para alcanzar la autoposesión el hombre tenga que pasar por
la posesión de lo exterior a sí, y recobrarse entonces desde su apertura
La pluralidad se muestra ahora como un concepto paradójico que a lo otro. Es esta estructura de riflexividad la que lleva a Zubiri a poner
expresa la unicidad multiplicada en los muchos de la especie humana. la comunicación con los demás como fundamento de la incliviclualiclacl
Unicidad que contiene en sí la alteridad y la distinción, pero llevadas humana. La unicidad humana, su específica individualidad, tiene un
a un grado aún mayor en la escala de los seres que crecen hacia una modo distinto del de la unidad o individualidad ele los otros seres: es
unidad consigo mismos. El hombre no es sólo "otro" ni sólo "distinto", el modo "cada cual".
sino "único". Sin equivalente exacto en el inglés o en el alemán, el castellano
Hasta allí llega la importante conceptualización de Hannah Arendt, dispone ele esta expresión muy usada en lo cotidiano para referirse ex-
en la cuestión que nos interesa. Desde el plano de lo político-social, donde clusivamente a la individualidad personal. "Cada cual es cada cual"
la pluralidad aparece como la condición negada por los totalitarismos, se dice enfatizando la libertad en opciones y acciones, a diferencia del
hasta el plano de lo onto-antropológico, donde la pluralidad aparece giro "cada uno" que puede ser empleado también para los otros seres.
como una determinante de la condición humana que se realiza en la Solamente la persona es un "cada cual". Zubiri destaca en esa expresión
acción y el discurso, Arendt ha fundamentado el primer plano por el dos aspectos. Por un lado, la denotación de una indiuidualidad en el seno de
segundo, apoyándose en la especificidad ele la unicidad humana. Sin la pluralidad: es lo expresado por el "cada., que señala a un individuo pero
embargo, creemos que Arenclt no desarrolló en este nivel un mayor grado
de explicitación respecto de esa unicidad en pluralidad.
2 Es un discípulo ele Zubiri, Germán Marguínez Argo te, quien ha sistematizado estos
conccpws en su obra J'vlet'!}lsiw rlestle Latinumnén"cn !Marguíncz Argotc, 198'll.

-~- , -W-
ALEJANDRO AUAT HACIA UNA FILOSOFIA POLITICA SITUADA

dentro de un conjunto de individuos de la misma especie. Esto es lo que posibilidades. La vida de los demás es para mí una posibilidad o una fuente
dice propiamente el "cada uno". Dice Zubiri: de posibilidades. Es haciendo propias esas posibilidades como efectivamente
me cualifican los demás mi propia vida.
"Si no hubiera multiplicidad de vivientes, no habría cada. El
hombre tendría una vida propia, pero en manera alguna es- "La alteridad como fuente de vida propia no es otra cosa sino
taríamos autorizados a hablar de cada hombre ni de cada vida. las! otras vidas, las vidas de los otros, en tanto que me permiten
Para esto hace falta que haya una pluralidad numérica de vi- hacer mi propia vida; es decir, en cuanto son posibilidades
vientes. Al carácter de propiedad de la vida tiene que advenir mías". (lbíd., p. 306).
el carácter de ser "cada"; es decir, de estar inscrita entre una
pluralidad de vivientes". (Zubiri, 1986, p. 30'1). La apropiación consiste formalmente en hacer de la vida de los
demás una posibilidad de la propia vida. La apropiación recae formal-
Hasta allí, Zubiri coincide con Arendt en señalar la pluralidad como mente sobre la vida de los demás en tanto que posibilidad de la propia
el ''lugar'' propio de la individualidad humana. Pero Zubiri entiende vida. La posibilidad se sustenta en la realidad, pero no se identifica
que este carácter es compartido con el resto de los vivientes y que esta con ella. La posibilidad es la realidad "en vistas de" algo. En este caso,
pluralidad es meramente numérica: la vida de los otros se constituye en posibilidad para mí en vistas de la
realización de mi propia vida.
"Con sólo esto no tenemos tampoco el cada cual. Tendremos Esa apropiación de posibilidades es inexorable. Son posibilidades
sólo 'cada uno'. El cada uno está fundado en la multiplicidad que el otro me ofrece con las que no puedo "no" contar. Pero por muy
numérica de los vivientes: el uno no es el otro, es cada". (lbíd.). inexorables que sean, no son sino puras posibilidades, y por ello, siempre
el término de una posibilidad es una opción: de allí que se den siempre en
Es menester otro momento: plural, "posibilidades". En ese sentido, Zubiri afirma que las posibilidades
"Y es que ese cada no es solamente uno entre otros, sino que que me brinda el otro tienen una doble dimensión: por un lado, una
está internamente cualificado. Solamente entonces, en tanto dimensión aparentemente negativa, pues no se me da más que un sistema
que cualificando a este cada es el hombre cada cual. Es el quale finito de posibilidades, dejando fuera otras "n" posibilidades que otros
de ese cada, que no coincide ni se agota en ser cada uno, sino hombres en otra sociedad me hubieran podido dar. Pero por otro lado,
que le agrega una cualificación interna y positiva. Aparece la este sistema de posibilidades es efectivamente posibilitante: sin él no puedo
alteridad en cuanto tal, que no es mera pluralidad. No es sola- constituirme como un cada cual. Los demás forman cunpo social para mí,
mente que haya muchos hombres, sino que cada uno contribuya porque definen el sistema de posibilidades reales y efectivas con las que
a cualificar su propia vida. Solamente entonces uno es cada voy a existir (ibíd., p.308).
cual. Es decir, no se puede ser cada cual si no se está inmerso El sistema de posibilidades tiene las características de toda corpo-
constitutivamente en una alteridad y no simplemente en una reidad. Su organización va estabilizando las respuestas y permitiendo
multiplicidad numérica. La multiplicidad numérica haría de las la liberación de posibilidades superiores 3 • Y es así, como cuerpo social,
vidas, la de cada uno. Solamente la inmersión real y positiva en como los demás van posibilitando ele una manera positiva la vida ele cada
el otro en tanto que otro, es decir en alteridad, es lo que confiere uno, haciendo de este un cada cual. No es que la sociedad actúe como un
al cada su cualidad interna en virtud de la cual hablamos de stuetb colectivo. Las cosas las hace cada cual: lo que pasa es que las hace
cada cual''. tlbíd.).

¿Cómo es que la vida de cada hombre está cualificada o modificada 3 Ignacio Elbcuría ha presentado los siguientes caracteres clefiniclores ele la corporeidad
por los otros? Zubiri dice que la manera como la vida de los demás social: especifieiclacl, somaticiclacl, circunscriptiYiclacl, alteridad, unidad, estructura
afecta mi propia vida en tanto que propia es justamente la apropiación df sistemática, dinamismo procesual (EIIacuria, 1991, pp.l96-202l.

-206- -207-
ALEJANDRO AUAT HACIA UNA FILOSOFÍA POLÍTICA SITUADA

contando con las posibilidades que el otro pone en juego. No se trata de .. Pero en la historia no sólo se producen actos, sino que se
potencias individuales, sino de posibilidades liberadas por la organización producen, además y anteriormente, las propias posibilidades
y estabilización del cuerpo social. El hombre "puede" en ese cuerpo que condicionan su realidad. De aquí la enorme proximidad
mucho más de lo que podría con sólo su cuerpo. de la historia al acto creador. [...] Por eso, la estructura del
Zubiri comparte con Arendt la idea de que las potencias se refieren al espíritu, como productor de historia, no es explicación ele lo
aspecto fisico o biológico del individuo. El podertambién es entendido como que estaba implicado, sino una 'cuasi-creación'. Creación porque
una propiedad social. Lo que agrega Zubiri en un plano antropológico- afecta a la raíz misma ele la realidad de sus actos, a saber, a sus
metafísico es el concepto de posibilidades que vincula lo social con lo histórico propias posibilidades; pero nada más que cuasi-creación, porque
en el plano de las estructuras fundamentales de la condición humana. naturalmente no se trata de una rigurosa creación desde la nada.
En efecto, las posibilidades con las que cuento para realizar mi vida, El siglo XIX ha escamoteado lo propiamente histórico de la
i
me son "entregadas" por los demás en el transcurso del tiempo que, por eso historia, a saber, este radical y originario producir la realidad,
mismo, tiene la específica forma de tradición. No se transmiten posibilidades produciendo previamente su propia posibilidad. Aquí está
al modo de los caracteres psico-orgánicos, sino que estas se "entregan" lo propiamente histórico. La historia no es un simple hacer,
(tmdere) ele generación en generación. Zubiri afirma que el pasado como ni es tampoco un mero 'estar pudiendo': es, en rigor, 'hacer un
tal no existe, pero pervive en las posibilidades que deja. No se repite en la poder"'. (lbícl., p. 330) 4 •
tradición: esa es la ilusión del tradicionalismo. La continuidad del pasado
está dada precisamente en que no puede repetirse más que en el modo de
las posibilidades que decantan de la desrealización de los hechos. Y como la LiNEAS ABIERTAS
posibilidad es la re.alidad en vistas de, el descubrimiento de posibilidades
siempre dependerá del proyecto de la presente generación. Es en vistas de La capacidad innovadora ele la acción y su relación con el poder
lo que queremos realizar como desobturamos posibilidades entregadas son fundamentadas por Zubiri con un grado ele explicitación que no
por las generaciones anteriores. El pasado es aprovechado por el presente encontramos en Hannah Arendt. Aún más, si pensamos que el sistema de
en función del futuro. La historia es, entonces, un dinamismo de posibilitación. posibilidades es propiamente el conjunto de la cultura ele una comunidad
Al ser un dinamismo de posibilitación, la acción social e histórica histórica determinada, el planteo zubiriano está dándonos un punto
no queda en la sanción o legitimación de lo dado. Por el contrario, a de apoyo antropológico para una comprensión de la política que no sea
ella le es inherente el momento de crítica de lo dado en función de su indiferente a las tradiciones culturales.
apertura proyectiva al futuro. Es desde el proyecto desde donde se abren Podemos preguntarnos, en efecto, si es suficiente la afirmación de la
las posibilidades. Lo entregado en tradición tiene la forma de posibilidad: pluralidad para evitar todo tipo ele totalitarismo. ¿No es acaso la expansión
eso significa que no es incorporado a la configuración del presente más de una unívoca racionalidad occidental la amenaza que se cierne sobre
que "en vistas de" la realización de un proyecto. En la filosofía de la las democracias actuales? ¿No se ha cleclaraclo el "fin ele la historia" desde
historia de Zubiri tiene primacía, por ello, el futuro. O mejor, lo que él el seno mismo ele la razón liberal, pretendiendo homogeneizar la enorme
llamó la "futurición", como estructura temporal propia de la vida humana diversidad de formas democráticas en un único modelo posible, el del
biográfica e histórica. capitalismo noratlántico?
Si Arendt utilizó el concepto de natalidad para referirse a la irrupción La propia Hannah Arendt ha identificado en las raíces de los totali-
de lo nuevo en la historia, Zubiri habla de '·cuasi-creación" para referirse tarismos al individualismo moderno de corte liberal. Su entronque con la
a la novedad ontológica que representa el acontecer histórico (Zubiri, tradición del republicanismo implica un discernimiento entre corrientes de
1981, pp. 329-330). Si en la realidad no vemos más que los actos de unas pensamiento vinculadas a diferentes arraigos culturales. En este punto, es
potencias, la historia no sería más que el mero desarrollo de lo que ya era
al principio. Esa fue la idea del siglo XIX.
·l Un desarrollo mús amplio de este tema en Zubiri, 1982, pp.117-l H.

- 208 - • - 209 -
ALEJANDRO AUAT

el aporte de Xavier Zubiri el que nos permite fundamentar el inexorable


anclaje histórico-cultural de la vida social y política de los hombres. La
pluralidad es el momento inicial de una indiuidualidad que se difme en el intnior de 22
una determinada tradición hisló7ico-cultural de posibilitación. No es indiferente a
la fundamentación de la política la tradición cultural, pues el modo de La teoría del juicio
ser individual del hombre en el seno de la pluralidad no es simplemente en Hannah Arendt.
el "cada uno", sino más específicamente el "cada cual".
Estudio desde una filosofía situada

Nos PRECU:'<T.\:I!OS por las condiciones de posibilidad de una ciudadanía


responsable en provincias como Santiago del Estero. A las condiciones
objetivas necesarias para la emergencia de un tipo de sujeto activo, crítico
y responsable, cabe agregar determinadas condiciones subjetivas, a las
que se ha venido prestando atención en los últimos tiempos 1• La teoría
del juicio de Hannah Arendt es uno de los temas principales de la filosofía
política actual, y creemos que puede servirnos de puerta de entrada a la
cuestión de las condiciones subjetivas de una democracia madura. Hablar
de "condiciones subjetivas" no pretende desconocer la conformación
siempre intersubjetiva de la subjetividad, sino solamente poner en foco
una dimensión no siempre advertida en los debates políticos.

t
l

i
•'
Ninguna pregunta es inocente, y menos si tenemos en curnta los di-
ferentes contextos en los que se la formula e intenta responder. Vivimos en
una región donde las instituciones han sido sometidas sistemáticamente
a un proceso creciente ele mcimniento de sentido y de if¡wcia: ni siquiera la
intervención federal 2 pudo imponer una lógica institucional por sobre

P"r tjt·mpltJ. Lcchnn. 2002," t;unbié·n Lcchnn. 1990.


2 :\'os rcrl'rimos a Lt inllT\"l'llCÍÚn ll·dcr~ll ~1 la pro\"inci~l de Santiago del Estero cncalJL·-
zad.t por PabJt, L~tnussL' entre abril de 200~l y nt:trzo ele 200J. Le siguit.l d g-obicrlltl
dl'i r.Hiicil Gt'rardo Z.llllOLI, quien cnc~tbl·zú un Fn·ntr CíYic(l.

-210- 1 -211-
HACIA UNA FILOSOFIA POLITICA SITUADA
ALEJANDRO AUAT

la lógica informal de las influencias y la confusión de lo público y lo de ambigüedades. Su valor y su sentido le vienen dados por el modo de
privado. La batalla por el control del Poder Judicial y de los medios de inserción en la praxis de humanización de todo el hombre y de todos
comunicación parece signar la etapa que se inició con el triunfo radical. los hombres.
Sin mecanismos republicanos para la participación efectiva y sin espacios Consciente de esta inserción en el proceso que conduce a niveles más
para la libre expresión y debate de las ideas, en Santiago del Estero no hay plenos del ser, la filosofía puede aportar su particular inquietud por saber,
aún democracia, o al menos, no hay una democracia madura. necesaria para no instalarse en ninguna realización ni logro humanos.
La fmstración colectiva por el bloqueo de la reforma constitucional Puede aportar su sentido de la situacionalidad de toda razón y de todo saber,
más la sensación de impotencia ante un omnipresente poder económico sin el cual la universalidad deviene abstracta e imperial.
concentrado, acentúan el sinsentido de los espacios institucionales para la La filosofía puede aportar su espíritu critico, para saber de los con-
participación y la libertad. Y sin instituciones no sólo no hay democracia, dicionamientos y de los límites de toda empresa humana, para aclarar y
1)
sino tampoco posibilidad de vida moral plena. deconstruir conceptos que se han vuelto obturadores de posibilidades y
Sin un ethos institucional como marco de referencia de la vida social, que estrechan los horizontes de comprensión. Puede aportar su perspec-
¿cuáles serán nuestros parámetros de racionalidad? ¿Cuáles nuestros tiva totalizadora, para no perderse en el detalle sectorial de las ciencias.
valores compartidos? ¿Cómo configurar el perfil de un bien al que podamos Perspectiva totalizadora que no planea por encima de las ciencias sino
llamar común? Y sin bien común, ¿cómo seguir hablando de comunidad? que busca con ellas respuestas más globales e integradas en un marco de
¿Cómo trascender las estrecheces individualistas de los bienes particulares inter-trans-disciplinmi.edad.
para alcanzar espacios de realización más plena? Sin un ethos institucional La filosofía puede aportar el autocuestionamiento ético que la socie-
y comunitario nuestros juicios morales navegan en la incertidumbre y se dad exige hoy a todo profesional y a todo ciudadano, brindándonos los
remiten en cada caso a principios universales que no encuentran media- elementos conceptuales para hacerlo reflexiva y críticamente, haciendo
ciones hermenéuticas compartidas y estabilizadas para concretarse en el de la política una moral concretada y de la ética una socialidad exigente.
aquí y en el ahora. Sin ethos institucional la moral deviene cínica o estoica: Finalmente, y sin pretensión de agotar la lista, la filosofía puede
o se camufla de formas estéticas pero vacías de contenido, o se refugia aportar un nivel de elaboración de las preguntas últimas y fundamentales
en un intimismo continente pero no virtuoso, a la espera resignada de que no nos abandonan nunca, sin el cual las respuestas de las religiones,
otro escenario. pero sobre todo de la teología y del mensaje cristiano, no serían "buena
En este contexto 3 ¿cómo ser ciudadanos adultos?, ¿qué puede aportar nueva" para el hombre contemporáneo.
la filosofía en Santiago del Estero? La respuesta dependerá de cómo Una filosofía comprendida de manera inescindible con el proceso
entendamos la filosofía y la enseñanza de la filosofía. de autorrealización humana no puede desentenderse de los contextos
Porque podemos entenderla como la fuga de este mundo hacia el que la sitúan en la historia de los pueblos. Enseñar y hacer filosofía hoy
reino abstracto de los conceptos. O podemos entenderla como el necesario en Santiago del Estero implica asumir las tareas señaladas en función
rodeo por la teoría en busca de comprender mejor lo que pasa en este de la liberación del hombre santiagueño. Liberación de los miedos y de
mundo. Podemos enseñarla como repetición ingenua de ideas "eternas", las servidumbres que aprisionan las posibilidades de realización de la
o podemos enseñarla como participación crítica en la conversación de la dignidad. Liberación de los mecanismos que manipulan y distorsionan
humanidad. Puede justificar el statu quo o puede cuestionar el desorden la identidad y la voluntad del pueblo. Liberación para construir crítica y
establecido. Puede asociarse a emprendimientos de conservación de for- responsablemente un tejido institucional que haga crecer nuestra demo-
mas anquilosadas o puede unirse a movimientos de creación de valores cracia y sea un marco de referencia para las acciones individuales.
y de sentido. La filosofia, como todo quehacer humano, no está exenta Enseñar y hacer filosofía hoy en Santiago del Estero implica formar
el juicio crítico ciudadano, que como ha mostrado Hannah Arendt, su-
pone el distanciamiento evaluativo que permite adoptar una perspectiva
imparcial, tanto como el compromiso participante que permite meterse
3 Aunque la situación en el momento en que esto se escribe puede ,·aria1; creemos que
el contexto de la pregunta tardará en modificarse. en el juego y jugarlo; formar el juicio ciudadano supone el "pensamiento

-212- -213-
ALEJANDRO AUAT
HAciA UNA FJLOSOFiA POLiTJCA SITUADA

ensanchado'' de Kant para ponerse en el lugar del otro, tanto como la


generado una profunda perplejidad filosófica acerca del status del juicio
"phrónesis" ele Aristóteles para discernir las alternativas de acción en el
en su obra (Benhabib, 1992). Sin embargo, este puzzle hermenéutico ha
vaivén entre lo universal y lo particular.
sido estudiado por otros como una fructífera tensión entre dos distintas
La formación ética y ciudadana en provincias en donde la ciuda-
funciones del juicio cuya oposición es más aparente que real (Passerin
danía responsable está subordinada a la conservación del empleo es una
d'Entreves, 1994).
tarea riesgosa. Supone respeto y tolerancia a las personas, pero no menos
En efecto, la vida ciudadana requiere tanto los momentos del com-
decisión y valentía para enfrentar los mecanismos que adormecen las
promiso participante como del distanciamiento evaluativo. Desde el
conciencias y embotan el juicio. En sociedades complejas y pluralistas no
punto de vista del actor, el juicio es la facultad del ciudadano que decide
cabe esperar el mismo tipo de reflexión, deliberación y juicio, en quienes
cómo actuar en la esfera pública. Desde el punto de vista del espectador,
ocupan distintos lugares en la toma de decisiones. Pero sí cabe esperar
el juicio implica distanciamiento e imparcialidad: salirse de la inmediatez
algún tipo de reflexión en todos si se trata de una democracia.
para adoptar una perspectiva más general. El actor, como parte del todo,
Formar el juicio crítico en Santiago del Estero hoy supone contar
debe desempeñar su papel, está vinculado a lo particular. Pero la compren-
con espacios ele libertad. Como en su origen, las universidades y los pro-
sión del sentido del 'juego" requiere la posición del espectador, la retirada
fesorados están llamados a amparar los fueros del pensamiento para que
de toda participación directa. No obstante, la posición del espectador
este pueda desplegarse sin trabas. Lejos de constituir una limitación para
en este planteo sigue vinculada a la acción, pues de lo que se trata es de
el filosofar, este "amparo" institucional se ha convertido en el Santiago
comprenderla desde su ubicación en un todo. La memoria y la capacidad
de hoy en una condición ele posibilidad.
narrativa juegan un papel fundamental en este momento. El juicio, desde
Detengámonos un momento en uno de los aportes que la filosofía
los dos puntos de vista entonces, el del actor y el del espectador, está en
puede hacer hoy.
función de la acción. Se trata no sólo de saber qué hacer aquí y ahora sino
de hacerlo comprendiendo su sentido.
No obstante, subsiste la tensión entre los enfoques aplicados por
II
Arendt, al relacionar el juicio con la vita activa, por un lado, y con la vita
contemplativa, por otro. En los escritos anteriores al artículo de 1971 "El
¿Qué implica la noción de juicio en el pensamiento de Arendt? ¿Puede
pensar y las reflexiones morales"\ el juicio se considera desde la óptica
ser esta una noción clave para contextos como el descripto en el punto
de la vita activa, la vida de la política, mientras que en los textos posteriores,
anterior? ¿Pasa por allí el aporte de la filosofía?
el juicio pasa a considerarse desde el punto de vista de la vida del espíritu.
Hannah Arendt, quizá la más fecunda pensadora política del si-
Como dice Beiner, "el acento se desplaza del pensamiento representa-
glo XX, ha desarrollado su pensamiento político en torno a dos focos: el
tivo y de la mentalidad amplia de los actores políticos al espectador y al
concepto de acción y el significado del juicio en el mundo de la opinión
juicio retrospectivo de los historiadores y de los narradores de historias"
(Denneny, 1994). Pero el problema que se ha presentado a los inves-
(Beiner, 2003, p. 161).
tigadores es que Arendt ha destacado dos concepciones del juicio en
En los ensayos "La crisis de la cultura" y "Verdad y política" S, Arendt
un intento que muchos consideran de integración y otros simplemente
trató el juicio como una facultad que habilita a los actores políticos para
señalan diversas etapas contradictorias de su pensamiento.
decidir qué cursos de acción tomar en la esfera pública. En realidad, en
En los escritos de Arendt hay, en efecto, dos modelos del juicio: uno
este modelo Arendt identifica el juicio con la phrónesis sobre la base de que
basado en el punto de vista del actor y perteneciente a la [•ita activa, y
otro basado en el punto de vista del espectador propio de la [7/a conlempla/il'(l. ambos son capacidades de los actores políticos y de que ambos están en-
raizados en el sensus communis. En estas afirmaciones, para Arendt el juicio
Como ha observado Seyla Benhabib, el intento de Arendt de poner juntas
la concepción aristotélica del juicio como un aspecto de la phrónesis con la
comprensión kantiana del juicio como facultad de ''pensamiento ensan-
4 En Arencll, 1995, pp. 89-107.
chado" o "pensamiento representativo" ¡ponerse en el lugar del otrol, ha
:'> En Arcndt, 1996, pp. 209-238 y 239-277.
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-215-
HACIA UNA FILOSOFiA POLiTICA SITUADA
ALEJANDRO AUAT

Arendt citando a Kant- son las carretas de los juicios". Nos permiten
es la habilidad más estrechamente asociada con la acción política, con
descubrir el universal en y a través del particular, tanto como encarnan
la estimación ponderada de propuestas alternativas que debería hacerse
un significado universal mientras retienen su particularidad. Así,
una comunidad política. La identificación del juicio con la phrónesis pa- 1'.
recería confirmar esto, ya que lo que se requiere en asuntos que afectan
"Se puede encontrar o pensar sobre una mesa que una juzga
a la comunidad política es precisamente esa forma de razonamiento prác-
ser la mejor mesa posible y tomar esta mesa como ejemplo
tico que Aristóteles buscó distinguir tanto de la episteme como de la sophia
de cómo las mesas en realidad deberían ser: la mesa tjemplar
y la techne, afirmando frente a Platón y los sofistas tanto la independencia t
l ("ejemplo" viene de eximere, "singularizar algún particular").
ontológica de la praxis como su racionalidad propia (Guariglia, 1997). Sin ¡
., Este ejemplar es y permanece un particular que en su misma
embargo, el tratamiento que Arendt hace del juicio político está referido
particularidad revela la generalidad que de otra manera no
constantemente a las ideas de Kant, en particular a las que se tratan bajo el
podría ser definida". (Arendt, 2003, p. 77).
tí tul o del juicio estético.
Afirma Passerin d'Entreves que esta contradicción es más aparente
Para Arendt esta noción de validez ejemplar no está restringida a los
que real, ya que la teoría kantiana del juicio estético es una teoría del
objetos estéticos o a los individuos que ejemplificaron ciertas virtudes. Más
juicio reflexivo, esto es, de aquellos juicios en los que el universal no está
bien, quiere extender esta noción a eventos en el pasado que conllevan un
dado sino que debe ser buscado en el particular (Passerin d'Entreves,
significado más allá de su puro acontecer, es decir, eventos que podrían
199'1, p. 122). En este sentido la teoría del juicio estético a la que apela
ser vistos como ejemplares para los que vienen después. Aquí es donde
Arendt tendría estrechas afinidades con la noción artistotélica de phrónesis.
el juicio estético se junta con el juicio retrospectivo del historiador o del
Ambas están interesadas en el juicio sobre particulares qua particulares,
espectador. Las revoluciones francesa o americana, la Comuna de París,
no en su subsunción bajo reglas universales 6 •
los Soviets rusos, los Concilios Revolucionarios alemanes de 1918-19, la
La noción de "ejemplo" -o de la "validez ejemplar" que un parti-
revuelta húngara de 1956, todos estos eventos poseen el tipo de validez
cular puede poseer-- impresiona a Arendt como la más fecunda solución
ejemplar que los dota de significancia universal, mientras aún retienen
al problema de mediar el particular y el universaF. "Los ejemplos -dice
su propia especificidad y cualidad única. De esta manera, atendiendo
a estos eventos en su particularidad el historiador o el espectador que
6 Recordemos que Kant distinguió losjuiáos detmninrmtes ele losjuiáos rijle.\·iz•os. El juicio juzga está habilitado para iluminar su importancia universal y, por
en general es la facultad de pensar el particular como contenido bajo el universal. ende, a preservarlos como "ejemplos" para la posteridad. Es en este sen-
Si el universal (regla, principio o ley) está dado, entonces el juicio que subsume el tido que hemos sostenido en otras publicaciones que el "santiagueñazo"
particular bajo él es determinante. Si, por otra parte, sólo el particular está dado y del 16 de diciembre de 1993 podría asumir un carácter "fundacional"
el universal debe ser hallado por él, entonces el juicio es reflexivo. Para Kant los
para el transcurrir posterior de la política provincial.
juicios determinantes eran cognitivos, mientras que los juicios reflexivos eran no-
cognitivos. Kant luego distinguió dos clases de juicios reflexivos, el estético y elteleol6gico: Sin embargo, hay otro problema que tiene que ver con el hecho de
del primero se ocupa la "Crítica del Juicio Estético" y tiene que ver con objetos a que Arendt apeló a la teoría del juicio estético de Kant para caracterizar
los que atribuimos la propiedad de la belleza; del segundo se ocupa la "Crítica del la operación de esta facultad tanto desde el punto de vista del espectador
Juicio Teleológico" y tiene que ver con la atribución de finalidad a la naturaleza. como desde el punto de vista del actor. El problema es que ambos modelos
Pero en ambos casos, el juicio reflexivo es visto como la capacidad de ascender desde
apelan a la misma fuente filosófica, esto es, a la teoría del juicio estético de
el particular al universal sin la mediación de conceptos determinados o de reglas
generales dadas de antemano. En el caso del juicio estético esto significa que puedo Kant, y esta teoría fue desarrollada desde el punto de vista del espectador.
entender y aplicar el predicado uni\-crsal de belleza sólo a través de experimentar ¿Cómo entonces pudo Arendt usar la estética de Kant para formular su
un objeto particular que lo ejemplifica. De esta manera, al encontrar una fl01; un teoría del juicio desde el punto de vista del actor?
pais;~c único o una pintur;;¡ particular, estoy habilitado para decir que es un ejemplo
Una posible respuesta a este problema es decir, como lo hace Passerin
de belleza, que posee "validez ejemplar".
d'Entreves, que en su temprana concepción "política" del juicio Arendt
7 Esta noción es re lOmada por Alessandro Ferrara como chnT para entender la uni-
enfatizó hasta el extremo la naturaleza representativa del juicio, el hecho de
Yersaliclacl (Fcrrara, 2002).

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ALEJANDRO AUAT
!-lACIA UNA FILOSOFÍA POLÍTICA SITUADA

que siempre tiene que tomar en cuenta la opinión de los demás, y que como
de intersubjetividad necesaria para su conformación y validación. Se piensa
facultad política sólo puede ser ejercido y comprobado en público, en el libre
con otros, contra otros, en lugar de otros, siempre ante otros. El espacio público
y abierto intercambio de opiniones de la esfera pública. Este énfasis es evi-
)t
es el ámbito de lo común, de lo que nos involucra a todos los que pertene-
dente en su tratamiento ele la noción kantiana ele "mentalidad ampliada":
cemos a una comunidad. El juicio sobre lo común se conforma socialmente
y requiere también una validación que tenga en cuenta ese carácter social.
"El poder del juicio descansa en un acuerdo potencial con los
Si esto es así, la pérdida de lo público y ele lo común acarreada por
demás, y el proceso ele pensamiento que se activa al juzgar
la sociedad del individualismo posesivo o consumista conlleva la pérdida
algo no es, como el meditado proceso de la razón pura, un
ele la capacidad de juzgar. La retracción a lo privado, lejos de posibilitar
diálogo entre el sttieto y su yo, sino que se encuentra siempre
el pensamiento más bien lo imposibilita, le quita las condiciones que ha-
y en primer lugar, aun cuando el sujeto esté aislado mientras
cen posible su conformación y validación. ¿Cuánto ele esta pérdida de
organiza sus ideas, en una comunicación anticipada con otros,
lo común y del sentido de lo público está condicionando el ejercicio
con los que sabe que por fin llegará a algún acuerdo. De este
de una ciudadanía reflexiva en el NOA? A la tendencia general de la cul-
acuerdo potencial obtiene el juicio su validez potencial. Esto
tura privatizadora se agrega entre nosotros un tipo de pérdida de lo público
significa, por una parte, que tal juicio debe liberarse ele las
constituido por la concepción patrimonialista del poder: el Estado y todo lo
"condiciones privadas subjetivas", [ ... ].Este modo de pensar
que es común son vividos y representados como propiedad del gobernan-
amplio, por otra parte, ... , no puede funcionar en estricto
te (o de quien ejerce la función ejecutiva en cualquier organización de
aislamiento o soledad sino que necesita la presencia de otros
la sociedad civil). A partir de allí, se delega no sólo la responsabilidad
"en cuyo lugar" debe pensar, cuyos puntos de vista tomará en
de decidir sino también la de juzgar. Entonces se espera el surgimien-
consideración y sin los cuales jamás tiene ocasión de entrar
to de un "salvador", de alguien "que haga bien las cosas", y se entra en
en actividad. La lógica, para ser sólida, depende de la pre-
un proceso de credulidad y decepción alternándose en una circularidad
sencia del yo; de igual modo, para ser válido, el juicio depende
repetitiva de la que no se puede salir mientras siga entendiéndose la polí-
de la presencia del otro". (Arendt, 1996, pp. 232-233).
tica en esos términos. Es que la corrupción del gobernante es la contracara
de la falta de juicio en el ciudadano, el caudillismo paternalista la del
Por lo tanto, para Arendt la validez del juicio político depende ele
infantilismo delegacionista, el mesianismo la de la credulidad.
nuestra habilidad para pensar "representativamente", esto es, desde el
punto ele vista de cualquier otro, ele manera que seamos capaces ele mirar
al mundo desde diferentes perspectivas. Y esta habilidad, a su vez, sólo
puede ser adquirida y probada en un foro público donde los individuos
III
tienen la oportunidad de intercambiar sus opiniones sobre asuntos parti-
Hay otro aspecto de la concepción del juicio que nos interesa des-
culares y ver si acuerdan con las opiniones de los demás.
tacar. Arendt lo compara con el "viento del pensamiento" que, en tiempos
En este sentido, el proceso de formación de opinión nunca es una
de crisis, "deja de ser una cuestión marginal". Lo que más le impactó de
actividad solitaria. El debate y la discusión, la capacidad de ampliar la
su experiencia al asistir al juicio a Adolf Eichmann era comprobar la
propia perspectiva, son en verdad cruciales para la formación de opi-
ausencia de pensamiento en este jerarca nazi que, sin embargo, se había
niones que puedan pretender más que validez subjetiva. Las opiniones,
mostrado como sumamente inteligente en otros aspectos 8 . En el artículo
de hecho, nunca son autoevidentes. En cuestiones de opinión "nuestro
de 1971 se pregunta: "Nuestra facultad de juzgar, de distinguir lo bueno de
pensamiento es genuinamente discursivo, fluyente, va de un lado a otro, a
lo malo, lo bello de lo feo, ¿deprnde de nuestra facultad de pensar? ¿Hay
través de toda clase de visiones conflictivas, hasta que finalmente asciende
desde estas particularidades hacia alguna generalidad imparcial".
Por ello, la facultad de juzgar para Arendt no sólo sigue vincularla a la
8 "No era estupidez, sino una curiosa y absolutamenlc auténtica incapaciclacl para
acción sino también al espacio público, Jo cual pone al juicio en una dinámica
pensar" (Arenclt, 1995, p. 109).

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coincidencia entre la incapacidad para pensar y el fracaso desastroso de J "debe cuidarse de no hacer nada que impida la amistad y la
lo que comúnmente denominamos conciencia?" (Arendt, 1995b, p. 11 0). t armonía del dos-en-uno ... Su criterio a la hora de actuar no
serán las reglas habituales, reconocidas por las multitudes y
Arendt intentó una respuesta conectando la actividad de pensar
acordadas por la sociedad, sino el saber si soy capaz de vivir en
a la del juicio, de dos maneras. Primero, pensar disuelve nuestros hábitos
paz conmigo mismo cuando llegue el momento de reflexionar
fijos de pensamiento y las reglas de conducta aceptadas, y de esta manera
sobre mis hechos y mis palabras". (Arendt, 2002, p. 214).
prepara el camino para la actividad de juzgar particulares sin la ayuda
de universales preestablecidos. Es en tiempos de crisis históricas que el
La conciencia como efecto secundario del pensar tiene su contraparte
pensar deja de ser un asunto marginal, porque al minar todos los criterios
en el juicio como el subproducto de la actividad liberadora del pensar. Si
y valores establecidos, prepara al individuo para juzgar por sí mismo en
la conciencia representa el control interno por el cual evaluamos nuestras
vez de ser llevado por las acciones y opiniones de la mayoría.
acciones, el juicio representa la manifestación exterior de nuestra capaci-
dad de pensar críticamente. Ambas facultades se refieren a la cuestión de
"Cuando todo el mundo se deja llevar irreflexivamente por
lo correcto y lo incorrecto, pero mientras la conciencia dirige la atención
lo que todos los demás hacen o creen, aquellos que pien-
al sí mismo, el juicio dirige la atención al mundo. En este sentido, el juicio
san son arrancados de su escondite porque su rechazo a
hace posible lo que Arendt llama "la manifestación del viento del pensar"
participar llama la atención y, por ello, se convierte en una
en la esfera de la apariencia.
especie de acción. El elemento de purgación contenido en
el pensamiento, la mayéutica socrática, que saca a la luz las
implicaciones de las opiniones no examinadas y por lo tanto "Si el pensar -el dos en uno del diálogo silencioso- actualiza
la diferencia dentro de nuestra identidad, dada en la conciencia,
las destruye -valores, doctrinas, teorías e incluso conviccio-
y por ello produce la conciencia como su subproducto, enton-
nes-, es implícitamente político. Pues esta destrucción tiene
ces el juzgar, el subproducto del efecto liberador del pensar,
un efecto liberador sobre otra facultad humana, la facultad
realiza el pensamiento, lo hace manifiesto en el mundo de las
del juicio, que se puede denominar, con algún fundamen-
apariencias, donde nunca estoy solo y siempre demasiado ocu-
to, la más política de las capacidades mentales del hombre. Es
pado para pensar. La manifestación del viento del pensar no
la facultad de juzgar particulares, sin subsumirlos bajo reglas
es el conocimiento; es la capacidad de distinguir lo bueno de
generales que se enseñan y se aprenden hasta que se convierten
lo malo, lo bello de lo feo". (Arendt, 2002, p. 215).
en hábitos que pueden ser substituidos por otros hábitos y
reglas". (Arendt, 1995b, p. 136).
Podemos agregar que otra dimensión del pensar está dada por la
comprensión. Arendt se interesa por el juicio como la facultad que permite
El segundo modo con el cual Arendt conecta la actividad de pensar
que el sentido del pasado sea redimido, en un intento de comprender el par
con la de juzgar es mostrando que pensar, mediante la actualización del
de tragedias políticas del siglo XX, nazismo y stalinismo. "Comprensión,
diálogo del yo consigo mismo, produce conciencia como subproducto. Esta
dicho brevemente, significa el atento e impremeditado hacer frente a y
conciencia no da prescripciones positivas; sólo nos dice lo que no hay que
resistir la realidad -sea ésta lo que fuere". (Arendt, 2006, p. viii).
hacer, lo que hay que evitar en nuestras acciones y tratos con los demás,
así como aquello de lo que hay que arrepentirse. Comprender "es un una actividad sin fin por la cual. .. aceptamos
la realidad, nos reconciliamos con ella, esto es, tratamos de sentirnos en
El pensar, en este sentido, "no es una prerrogativa de unos pocos,
sino una facultad siempre presente en todo el mundo; por lo mismo, armonía con el mundo" 9 • Sin embargo, enfrentados a los horrores del
totalitarismo, descubrimos de repente el hecho de que "hemos perdido
la incapacidad de pensar no es la 'prerrogativa' de los que carecen de
potencia cerebral, sino una posibilidad siempre presente para todos"
(Arendt, 2002). Sin embargo, para los que se involucran en el pensar, la
9 Arcnch: "Comprensión y Politica", en Arenclt, 1995a, p. 29. Traducción ele Fina
conciencia emerge como un inevitable subproducto, desde que el yo [se!/]

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nuestras herramientas de comprensión. Nuestra búsqueda de sentido es Para Arendt, por lo tanto, la enormidad y la imprecedencia del
al mismo tiempo estimulada y frustrada por nuestra incapacidad para totalitarismo no han destruido, estrictamente hablando, nuestra habilidad
generar sentido" (ibíd., p. 36). El totalitarismo de hecho "ha pulverizado li- para juzgar; más bien, han destruido nuestros criterios aceptados de
teralmente nuestras categorías de pensamiento político y nuestros criterios juicio y nuestras categorías convencionales de interpretación y estimación,
de juicio moral" (ibíd., p. 32). No podemos darle sentido a este fenóme- sean morales o políticas. Y en esta situación el único recurso es apelar
no perverso con categorías como tiranía, despotismo o autoritarismo, a la imaginación, que nos permite ver cosas en su propia perspectiva y
o a través de criterios morales convencionales como vicio, depravado o juzgarlas sin el beneficio de una regla preciada o universal.
pecaminoso. Nuestro marco heredado para juzgar fracasa "al tiempo que
tratamos de aplicarlo honestamente a las experiencias políticas centrales "Sólo la imaginación nos permite ver las cosas con su ver-
de nuestro tiempo. Incluso nuestro juicio de sentido común ordinario se dadero aspecto, poner aquello que está demasiado cerca de
muestra como ineficaz. una determinada distancia de tal forma que podamos verlo y
La crisis de comprensión es por ende coetánea a la crisis del juicio, a comprenderlo sin parcialidad ni prejuicio, colmar el abismo
tal grado que comprender para Arendt "está estrechamente relacionado que nos separa de aquello que está demasiado lejos y verlo
con el juicio que se debe describir como la subsunción de algo particular como si fuera familiar. Esta "distanciación" de algunas cosas
b<ljo una regla universal". Una vez que estas reglas han perdido su validez y este tender puentes hacia otras, forman parte del diálogo
no somos más capaces de comprender y juzgar a los particulares, esto establecido por la comprensión con ellas; la sola experiencia
es, no somos más capaces de subsumirlos b<ljo nuestras aceptadas catego- instaura un contacto demasiado estrecho y el puro conocimiento
rías de pensamiento moral y político. Arendt, sin embargo, no cree que la erige barreras artificiales". (Ibíd. p. 45).
pérdida de estas categorías haya llevado al término de nuestra capacidad
de juzgar; por el contrario, desde que los seres humanos se distinguen por Hay que notar que la imaginación juega aquí un rol semejante al
su capacidad para empezar algo nuevo (principio de natalidad, expresado de la memoria en hacer posible nuestra reconciliación con la realidad.
en el dicho agustiniano "lnitium ergo ut esset, creatus est homo, ante quem nullus Imaginación y memoria son, en este sentido, las servidoras del juicio, desde
jiút": "Para que haya un comienzo, el hombre fue creado, antes del cual que nos reconcilian con una realidad que ha escapado a los tradicionales
no había nadie"), están capacitados para modelar nuevas categorías y criterios de evaluación, y proveen los recursos para el siempre renovado
formular nuevos criterios de juicio para los eventos del pasado y para los intento de juzgarla.
que puedan emerger en el futuro. \ En su encuentro con la persona de Eichmann, Arendt tuvo que
mostrar primero la inteligibilidad de sus acciones, el hecho de que se
'1\ la luz de estas reflexiones, nuestro esfuerzo por comprender desgranaban de una falta de pensamiento y de una ausencia de juicio.
algo que ha arruinado nuestras categorías de pensamiento, Una vez que los actos de Eichmann se volvían inteligibles, podían ser
así como nuestros criterios de juicio, parece menos penoso. juzgados, y juzgados no sólo como monstruosos sino como "banales".
A pesar de que hemos perdido el patrón con que medir y las En otras palabras, para estar en posición de pasar el juicio, Arendt tenía
reglas b<ljo las cuales subsumir el particular, un ser cuya esencia primero que llegar a un arreglo con lo que "irrevocablemente había pa-
es iniciar puede tener en sí mismo suficiente originalidad para sado" y encontrar algún significado para acciones que de otra manera
comprender sin categorías preconcebidas y juzgar sin aquel con- habrían escapado a la comprensión humana.
junto de reglas consuetudinarias que constituyen la moralidad". El impacto del juicio de Eichmann forzó a Arendt a construir lo que
(Ibíd. p. 44). \tVellmer ha llamado una "mitología del juicio" 10 , al presuponer "'una

Birulés del original "'Unckrstanding ancl Politics", Partistm Rn>iew. XX., IV (julio- 10 "Una mitología del juicio porque la fi¡cuhad del juicio empiez" a aparecer como
agosto), 19S3, pp. 377-392. la facultad un tanto misteriosa de alcanz"r la Ycrdad cuando nn existe un contexto

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HACIA UNA FILOSOFiA POLiTICA SITUADA
facultad humana independiente, no sustentada por la ley y la opinión
pública, que juzga nuevamente en completa espontaneidad cada ac- De manera similar, en las conferencias sobre Kant, Arendt declara
ción e intenta cada vez que la ocasión aparece" (Arendt, 1964, p. 6). que los espectadores existen sólo en la pluralidad. El espectador no está
La conducta de Eichmann era de hecho la típica de aquellos individuos involucrado en el acto, pero está siempre involucrado con espectado-
que, durante el período nazi, se habían abstenido de juzgar, que habían res asociados. Por lo tanto, Arendt no abandona sus tempranas intuiciones
seguido estrictamente las órdenes de sus líderes, y al hacerlo, cometieron 1
sobre la naturaleza del juicio; aun en su última concepción ella retiene el
las más incalificables atrocidades. La culpa de Eichmann residía en su ' enlace entre el juicio y el mundo de los asuntos humanos, y subraya las
banal falta de pensamiento, en su fallo para comprometerse en juicios dimensiones intersubjetivas y públicas de esta facultad.
responsables cuando se confrontaba con las órdenes de Hitler para En segundo lugar, autores como Habermas o Bernstein han señalado
exterminar a los judíos. que Arendt adhirió a una concepción antigua (platónica) del conocimien-
to que le impidió apreciar el rol de la argumentación racional en los asuntos
prácticos. Así, por ejemplo, el hecho de mantener las clásicas distincio-
IV nes entre episteme y doxa y entre theoria y praxis, o la exclusión de la verdad
racional del ámbito de los asuntos humanos. Por otro lado, \tVellmer ha
Las críticas a la teoría del juicio de Hannah Arendt recayeron sobre dicho que Arendt suscribió a una concepción altamente formalista de
los siguientes puntos: l. si el juicio debe ser ubicado en la vita activa o la racionalidad y que nunca pudo liberarse de los presupuestos de la
si debe ser confinado en la vita contemplativa; 2. si la teoría arendtiana epistemología kantiana. Dejamos por ahora estas objeciones 12 para pasar
del juicio descansa sobre una adecuada teoría del conocimiento y una a la tercera cuestión, que nos interesa más.
plausible concepción de la racionalidad; 3. si el modelo kantiano del juicio La tercera cuestión es saber si la estética de Kant es más adecuada
estético es la mejor fuente para una teoría del juicio político en vez de, por como fuente que, por ejemplo, la teoría aristotélica de la razón práctica.
ejemplo, la noción aristotélica de phrónesis o de razón práctica. Beiner ha dicho que la teoría del juicio estético de Kant es demasiado
Respecto del primer punto, Passerin d'Entreves sostiene que pese a formal y abstracta como para proveer de bases adecuadas para una teoría
ser verdad que Arendt formuló dos distintas concepciones del juicio, su del juicio político. La apropiación de Arendt de la teoría del juicio desde
oposición no es tan fuerte como pretende Beiner 11 • Incluso en su última la estética de Kant, dice Beiner,
concepción "contemplativa", el juicio no se retira del mundo de las apa-
riencias, ni es reducido a la reflexión de individuos solitarios. En La vida "corre el riesgo de convertir la genuina apreciación de las apa-
del espúitu dice Hannah Arendt: riencias políticas qua apariencias en una estetización gratuita
de la política. En este punto crucial, Arendt habría hecho
"La retirada que se impone para juzgar es, por supuesto, muy bien en consultar a Aristóteles, quien situó resueltamente el
distinta de la del filósofo. El juicio no abandona el mundo de juicio en el contexto de los fines y de los propósitos determi-
las apariencias, sino que se retira de toda participación activa nados de la deliberación política, la retórica y la comunidad".
en él hacia una posición privilegiada para contemplar el con- (Beiner, 2003, p. 239).
junto. Además ... los espectadores son miembros de un público".
(Arendt, 2002, p. 116). Beiner está en lo cierto al destacar las deficiencias de una apropiación
demasiado estricta de la estética de Kant para una teoría del juicio político.
No estoy de acuerdo con Passerin d'Entreves en que, para contestar esta
objeción, acusa de elitista a la noción aristotélica del phronimos. La opinión
de discusión posible en donde pueda ser redimida la reiYindicación de la \"Crdad" de Aristóteles acerca de que aprendemos a ser prudentes viendo a los que
(Wellmn, 2000).
JI Passnin d'EntrcYcs, op. cit., p. 130.
12 I-Iabnmas, 1977; Bcrnstcin, 1983; Wdlme1; 2000.
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son prudentes no hay que interpretarla necesariamente en un sentido Este último punto en orden a profundizar también una fundamentación
aristocratizante. Creo que tiene el sentido fundamental de señalar el de la universalidad situada y de la validez ejemplar.
ineludible carácter vital, intersubjetiva y tradente de la phrónesis. Aunque Volviendo a las preguntas iniciales, creo que la filosofía en Santiago
es cierto que el momento kantiano, reinterpretado dialógicamente, ha del Estero no sólo tiene un importante rol a cumplir en orden al me-
sido más aprovechado últimamente para pensar la cuestión de la validez joramiento de la calidad democrática de la convivencia política, sino
en contextos democráticos, en tanto hace pasar el juicio por la criba de que también tiene abierto un amplio campo de investigación para la
la universalidad y de la aceptabilidad por parte de todos los afectados, profundización y desarrollo de nociones que, como la del juicio político,
no menos cierto es que una relectura de Aristóteles en el contexto actual todavía no han mostrado toda su fecundidad para una teoría política
aporta un punto de vista fecundo para pensar la universalidad situada, situada en contextos como los nuestros.
como lo ha mostrado Ferrara.
Por otra parte, creo también que se puede profundizar aún más en
la capacidad del juicio como habilidad política, echando mano de otras
teorías que no estén condicionadas como la de Kant por una gnoseología
dualista. Me refiero, por ejemplq, al lugar que ocupa el juicio en la teoría
de la inteligencia sentienle de Xavier Zubiri, a su vinculación con los once
sentidos que estudia el pensador vasco y su relación con un aspecto del
desarrollo de la inteligencia (vista-eidos, oído-noticia, olfato-rastro, gusto-
ji·uición, tacto-mida presentación, kinestesia-presenlación direccional, etcétera)
(Zubiri, 1980, pp. 1O1-1 02).
Los dos modelos del juicio pueden ser mejor integrados si tenemos
en cuenta, siguiendo a Zubiri, que el juicio consiste en la afirmación de
lo que la cosa es "en realidad", pasando por dos fases. La primera fase
consiste en "tomar distancia" de la cosa, pero sin salir de la aprehensión.
Es una retracción del contenido de la cosa real concreta. Para saber lo que
una cosa "es" en realidad necesitamos antes conjeturar cómo "sería'' en
realidad, abriendo todo el espacio de las posibilidades. Desde el orbe de lo
que ''sería" volvemos a la cosa para inteligir lo que ella "es" en realidad.
"Esta intelección es pues, por lo pronto, un discernimiento, un krínein, un
juzgar" (Zubiri, 1982b, pp. 109-11 0). El juicio es una '·afirmación", una
intelección "firme" a diferencia de la intelección retraída que constituye
la simple aprehensión. Pero esa firmeza es el resultado de un proceso
intelectivo, por tanto no algo en qur se "está'' sino a lo que se "llega".
Es un retorno a la realidad tras el paso por la irrealidad de perceptos,
fictos y conceptos. Y en ese retorno a la cosa, el juicio puede consistir en
"realización", en "construcción., y en ·'postulación ...
Finalmente, no puede menos que sei1alarse la fecundidad que podría
tener para la teoría del juicio político, el estudio de la imaginación en las fi-
losofias musulmanas mt>dievales. el ¡jemplwismo ele la tradición agustiniana.
tanto como t>l rescate de las nociont>s ele com·ersio ad phanlasma y ele intellectus
pussibilis, desarrolladas en la teoría del conocimiento dr Tomás de Aquino.

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PERENN IS Hace ya varias décadas acuñamos la categoría
de lo universal situado. No se trataba del clási-
co universal sin más (abstracto), tampoco de
un universal "concreto" (hegeliano), sino
de una universalidad situada, que aceptaba el
Títulos Publicados reto de la singularidad y era - a la vez-
capaz de liberarla de la p articularidad, del
Historicidad es accidente y de cualquier otro condicionante.
bajo la dirección de D e la vigencia de esa vocación filosófica da
Christian Delacroix, Franc;ois Dosse prueba esta obra. No porque replique posi-
y Patrick Garcia
ciones anteriores, sino porque crea filo sqfta,
asumiendo y transformand o con estilo propio
Teoría anti-utilitaris ta
de la acción un nuevo pensamiento argentino y latinoa-
Fragmentos de una sociología mericano. Auat nos había sorprendido antes
general con su obra Soberanía y comunicación y vuelve
Alain Caillé a hacerlo aho ra con este intento de filosqfta
política situada, en el cual las huellas alberdia-
nas son tan claras como su diálogo con los más
Próximos títulos
actuales debates políticos. Así Auat pasa de
La memoria saturada Kusch a Habermas con la misma p ertinencia
Régine Robin que confronta a Risco Fernández con Arendt;
o relaciona la p roblemática de los derechos
¿Adónde va la verdad? humanos con las luchas de los movimientos
Artimaña, violencia y filosofía sociales y populares de su región.
Pierre De Roo
Auat aplica para sí esa situacionalidad que re-
Derrida por los tiempos clama en los demás. Filósofo santiagueño y
a ventr del NOA que asume esta situación como nu-
Bajo la dirección de René Major tricio suelo de partida y no techo que impida
mirar las estrellas.

ut/

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