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INTRODUCCIÓN

En el más reciente enfoque monetario de la balanza de pagos podemos observar que es


una respuesta ante las críticas de los enfoques de elasticidad y absorción o también pudo
haberse originado en el análisis del flujo de precio-especie y en el concepto de la paridad
del poder de compra que lo precedían, el enfoque monetario afirma que la balanza de
pago es un fenómeno monetario, también se tiene en cuenta los efectos sobre el
crecimiento, la asignación de recursos y la distribución del ingreso donde se encuentran
los efectos sobre la tasa de crecimiento, efectos sobre la asignación de recursos y efectos
sobre la distribución del ingreso y la riqueza.

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EL ENFOQUE MONETARIO DE LA BALANZA DE PAGOS

El más reciente enfoque monetario de la balanza de pagos es, de cierta manera, una

respuesta a las críticas de las insuficiencias de los enfoques de elasticidad y absorción;

sin embargo, este enfoque también pudo haberse originado en el análisis clásico del flujo

de precio-especie y en el concepto de la paridad del poder de compra, que lo precedían.

El enfoque monetario afirma, en primer lugar, que la balanza de pagos es primordialmente

un fenómeno monetario, un concepto que le resta énfasis al análisis de las corrientes

comerciales y considera a la balanza de pagos global, incluyendo la cuenta corriente y de

capital. En segundo lugar, sostiene que las teorías anteriores prestaban demasiada

atención a los flujos de dinero, y que el enfoque monetario considera al dinero

principalmente como un saldo y, por tanto, se empeña en integrar saldos y flujos. La

tercera propuesta importante es que en el análisis de la balanza de pagos es esencial

distinguir entre las dos formas en que la oferta de dinero se puede modificar: por medio

de cambios en las reservas internacionales y por medio de cambios en el crédito interno.

Por consiguiente, si la demanda interna de dinero excede a la oferta, la tasa de interés

subirá, las reservas internacionales se acumularán y habrá un superávit externo global.

Por otra parte, una oferta excesiva de dinero llevará a una pérdida en las reservas

internacionales y un déficit no sólo en cuenta corriente sino en la balanza de pagos global.

Este tipo de déficit así definido representa esencialmente un desequilibrio de saldos

monetarios entre la oferta y la demanda de dinero, lo que implica que un déficit externo

no es "estructural" o semi-permanente por naturaleza, pero es en cambio transitorio y

debe, eventualmente, desencadenar efectos monetarios que tenderán a ajustar o

"autocorregir" el déficit. En otras palabras, cualquier medida de política deliberada

dirigida hacia la balanza de pagos debe ser vista como una contribución a la aceleración

del proceso de ajuste automático que ocurrirá de cualquier modo. Es más, tales medidas

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de política deberían servir para mitigar el desequilibrio inicial entre la cantidad de dinero

demandada y la ofrecida. Un déficit externo, por ejemplo, inducirá su propio proceso

normal de auto-ajuste de contracción de dinero o vendría seguido de un ajuste deliberado

de la política monetaria para acelerar el proceso.

En general, el enfoque monetario da por sentado que la demanda de dinero (Md) es una

función estable del ingreso disponible (Y) y de la tasa de interés (r):

Md = f(Y, r)

La oferta de dinero (Ms) está respaldada por los activos internos del sistema bancario (D),

más los flujos acumulados de reservas internacionales (R); estos últimos positivos en

posición de superávit de la balanza de pagos y negativos en situación de déficit.

En equilibrio, la demanda de dinero igualará la oferta:

Md = Ms

De esta manera, la balanza de pagos global, o un incremento en reservas se puede

expresar:

R =  Md -  D

Esto quiere decir que si se crea más dinero internamente (D) de lo que se demanda (Md),

la diferencia se eliminará por medio de un déficit externo o una reducción en R. Por tanto,

si el gobierno quiere mantener el nivel de las reservas internacionales, tendrá que obtener

créditos externos o mantener un equilibrio entre la demanda de dinero y la cantidad creada

internamente por medio de un déficit presupuestal más pequeño o una disminución en la

expansión del crédito al sector privado.

En este marco, la devaluación se considera como un sustituto para la contracción

monetaria: como lo son también los precios basados en controles a las importaciones y

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las políticas de fomento de exportaciones. La devaluación es equivalente a un aumento

en la demanda nominal de dinero, puesto que resulta en un alza en los precios internos y,

por ende, en una reducción en el valor real de los saldos monetarios. El empleo del tipo

de cambio para combatir un déficit global de la balanza de pagos solamente tendrá éxito

si se permite una caída real de la oferta de dinero, y que ésta no sea compensada por la

creación de crédito interno, tal como un alza en el déficit fiscal o un aumento en los

préstamos bancarios del sector privado.

En este sentido, una devaluación indica el fracaso de la política monetaria. Existen otras

implicaciones del enfoque monetario de la balanza de pagos. En primer lugar, puesto que

en un mundo de tipos de cambio fijos, donde la inflación es un fenómeno monetario en

el ámbito mundial, ésta no se puede evitar únicamente por medio de políticas nacionales,

sean éstas monetarias o de otra índole. Por tanto, la política interna sólo puede hacerle

frente a la inflación si el tipo de cambio está en libertad de encontrar su propio nivel en

el mercado, o si se encuentra ligado a otra moneda que se ajuste sistemáticamente de una

manera consistente con los objetivos de política monetaria interna e internacional.

Segundo, dado un régimen de tipos de cambio genuinamente flotantes, la inflación es un

problema nacional que debe ser abordado por una política monetaria interna

suficientemente firme. Si los tipos flotantes son en parte tipos manipulados, habrá

entonces, por supuesto, elementos inflacionarios que se puedan atribuir a problemas de

alcance mundial, que van más allá de la capacidad de la política monetaria interna.

Así planteada, la teoría monetaria del balance de pagos es esencialmente el mismo

mecanismo de ajuste de las cuentas externas postulado en un régimen de patrón oro, con

tipos de cambio fijo y que operó a escala mundial hasta la gran crisis de 1930. Sin

embargo, en su versión moderna, la teoría se ha formulado en términos de un modelo más

complejo, de tres sectores, que se afirma es pertinente para economías "pequeñas y

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abiertas" es decir aquéllas que enfrentan precios internacionales dados y una tasa dada de

interés externa.

Varios investigadores han trabajado en base a EMBP, i.e. Frenkel (1971), Johnson (1972),

Dornbusch (1971), Mundell (1968, 1971). Dinero y cuentas de capital son efectuados por

factores monetarios (Mundell). Alawode (1997) explora esto debido a controles de oferta

y demanda de dinero en la economía. El sistema de tipo de cambio flotante y la función

de demanda de dinero inestable no es válido en los supuestos de EMBP. El mecanismo

de David Hume precios-especie-flujo representa EMBP el cual estaba en contra de la

concepción a cerca de la balanza de pagos que es la desviación de las importaciones a las

exportaciones. La asociación entre la balanza de pagos de un país y su oferta monetaria

se expresa por EMBP (Chacholiades, 1990). Además, si hay superávit y déficit en la

balanza de cuenta corriente entonces el mercado de dinero falla. Si la oferta de dinero es

mayor que la demanda de dinero entonces crea déficits, y si se encuentra condición

opuesta entonces se crea superávit (Howard y Mamingi, 2002). La principal

consideración de EMBP es el desequilibrio en la balanza de cuenta corriente. Si la

consideración es el nivel de precios entonces EMBP representa el valor actual de activos,

dinero y deuda extranjera. Por otra parte, los precios relativos no tienen efecto directo en

la balanza de pagos. Las siguientes ecuaciones representan la oferta y demanda de dinero

y muestran la condición de equilibrio.

Ms = (R + D) …………..(1)

M d = F (Y, P, I) ………(2)

M s = M d ……………..(3)

Donde

M s = la oferta monetaria

R = la reserva internacional

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D = el crédito interno

M d = la demanda de dinero

Y = el ingreso nacional real

P = el nivel de precios

I = la tasa de interés nominal

M = el equilibrio en el mercado de dinero

Si el cambio en la demanda de dinero con respecto al cambio en el ingreso real y el cambio

en la demanda de dinero con respecto al cambio en el nivel de precios es mayor que cero

entonces satisface la teoría monetaria. Además, si el cambio en la demanda de dinero con

respecto al cambio en la tasa de interés es menor que uno entonces la demanda de dinero

de las personas aumentará con la disminución en la tasa de interés y ellos empezarán a

invertir en diferentes negocios.

La ecuación del flujo de reserva es como sigue:

∆R=∆[F (Y, P, I)]-∆D ……..(4)

Donde las reservas internacionales se toman como variable dependiente representando la

desviación en el crecimiento de la demanda de dinero por el crecimiento del crédito

interno y mercado de dinero estando en equilibrio al mismo tiempo. Mientras, el mercado

de dinero está en equilibrio entonces el cambio en el crédito interno muestra cambios

similares en las reservas internacionales pero en dirección opuesta. Las reservas

internacionales igualan los cambios en el crédito interno porque el coeficiente de ∆D es

reconocido como un coeficiente de compensación. Este coeficiente muestra signo

negativo para EMBP en la ecuación de flujo de reserva (Dhliwayo, 1996). El déficit de

balanza de pagos es consecuencia del agotamiento de las reservas internacionales que

desalienta aún más la oferta de dinero. Esta disminución en las reservas será para periodos

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cortos. El déficit de la balanza es rostro de muchos países en desarrollo mientras las

autoridades aplican “políticas de crédito y gasto para mantener los niveles de producción

y empleo” (Howard and Mamingi, 2002). Las entradas o salidas de ingresos dependen de

los niveles de ingreso. Si el stock deseado es mayor que el stock actual entonces existe

desequilibrio en la balanza de pagos, la cual puede controlarse ajustando los ingresos con

gastos. La economía tendrá el equilibrio de la balanza cuando el stock de dinero actual y

el deseado sean iguales. Pero la concentración de las autoridades monetarias está en el

flujo de oferta de dinero y no en el stock de oferta de dinero. Por consiguiente, la oferta

de dinero se supone que es exógena. La balanza de pagos es persuadida por la política

monetaria, solo a través de la gestión de la producción actual. Este argumento ha ganado

mayores impulsos en el mundo moderno. Enormes estudios han llevado a probar la

legitimidad de EMBP. Empíricamente, se argumenta que EMBP se justifica en pequeñas

economía abiertas con tipos de cambio fijo. La mayoría de los estudios llevados a cabo

hacen hincapié sobre la ecuación de flujo de reserva. En la cual, la variable explicada es

la tasa de cambio, las reservas donde las variables explicativas son diferentes para

diferentes investigaciones.

EFECTOS SOBRE EL CRECIMIENTO, LA ASIGNACION DE RECURSOS Y

LA DISTRIBUCION DEL INGRESO

A las dudas planteadas como un mecanismo eficaz de ajuste de la balanza de pagos y de

control inflacionario, el enfoque monetario de la balanza de pagos puede ser criticado

como un esquema que retarda el crecimiento, distorsiona la asignación de recursos,

incluso desde el punto de vista neoclásico de las ventajas comparativas, y concentra la

distribución del ingreso.

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A) EFECTOS SOBRE LA TASA DE CRECIMIENTO

La sobrevaluación del peso por un período prolongado puede reducir seriamente el

coeficiente de ahorro nacional, bajar la tasa de inversión y reducir la eficacia del esfuerzo

inversor con la concomitante elevación del coeficiente capital-producto. La reducción del

coeficiente de ahorro nacional se sigue del hecho elemental de que la sobrevaluación del

peso traslada excedentes invertibles desde el sector exportador a los consumidores de

productos importados. Tómese el caso de un país cuya exportación este dominada por un

producto minero como el cobre, en el cual se generan fuertes rentas económicas, dado el

precio internacional. El deterioro del cambio real erosionará dicho excedente a la vez que

abaratará bienes importados. Si el cambio más fuerte en precios relativos de importables

sé da en favor de bienes de consumo, el resultado será el uso de dichos excedentes en

consumo importado en lugar de ser reinvertidos en una actividad de claras ventajas

comparativas. En segundo término, el abaratamiento de bienes de consumo importados

inducirá un endeudamiento excesivo, en este tipo de bienes, ya que su menor precio

relativo actúa de manera similar a una bajaren la tasa de interés externa real. A la larga,

la deuda externa hay que pagarla lo cual implica una menor tasa de ahorro en el ciclo de

vida del agente endeudado, y por cierto que a nivel de la sociedad en su conjunto.

Por último, la apertura financiera concomitante actúa uniendo los mercados de capitales

interno y externo, unificando las tasas de interés, excepto por un margen "normal". Si

inicialmente la tasa interna real era superior a la externa, la apertura financiera inducirá

un flujo de crédito externo que en parte importante sustituirá ahorro interno» En

consecuencia, el ahorro externo no será un complemento del ahorro interno como abogan

los defensores de la apertura financiera total de los mercados privados de capitales.

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B) EFECTOS SOBRE LA ASIGNACIÓN DE RECURSOS

La sobrevaluación prolongada del peso terminará distorsionando el patrón existente de

ventajas, comparativas del país en cuestiono La teoría neoclásica enseña que las ventajas

comparativas estáticas, reales de un país están dadas por la relación de precios (o costos

marginales) entre bienes importables, exportables y no-transables. Dados los precios

internacionales de los transables y en condiciones de perfecta flexibilidad de precios de

bienes y de movilidad de factores internos, se determinará como ya vimos en la sección

I, una solución de equilibrio general de precios y cantidades, un tipo de cambio y un nivel

de precio nominal, dado la cantidad de dinero. La asignación de recursos resultante será

óptima en el sentido de Pareto, en que la economía estará en su potencial de producción,

y el tipo de cambio real será igual a la relación de precios entre transables y no-transables»

En otros términos el costo en recursos nacionales de producir un dólar será el mismo en

la producción de importables, exportables y equivalente al poder adquisitivo de un dólar

en bienes no-transables. De lo anterior se sigue que si el peso se sobrevalua respecto del

valor de equilibrio antedicho, la economía se saldrá de su punto óptimo y la asignación

de recursos se distorsionar, producirá menos que el óptimo de productos exportables y de

aquéllos que sustituyen importaciones y más del óptimo en productos no-transables.

Típicamente bajará la producción de bienes agrícolas y mineros de exportación y se

contraerá la producción de manufacturas que compiten con importaciones. Además, se

sobreexpandirá la construcción residencial de consumo y los servicios personales. La

construcción residencial recibirá un impulso adicional absorbiendo recursos externos en

busca de inversión lucrativa. El cambio relativo de tasas de rentabilidad entre los tres

sectores alterará el patrón de acumulación de capital y la estructura del empleo. La baja

relativa de la rentabilidad de transables orientará los recursos de inversión al sector no-

transable, particularmente construcción residencial y compras especulativas de suelo

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urbano; y también a inversión especulativa en bienes durables importados. La inversión

en exportables y sustitutos de importaciones decaerá. Dada la mayor relación capital-

producto de las actividades preferidas, la relación incremental promedio de la economía

subirá, bajando la eficiencia de la inversión en términos de crecimiento económico. Este

fenómeno se agudizará si se produce una inversión excesiva en no-transables que lleve a

problemas de subutilización de la infraestructura residencial instalada y a acumulación

excesiva de inventarios. La expansión de algunos sectores no-transables, como los

servicios personales, mejorará la situación ocupacional, reduciendo la tasa de desempleo.

C) EFECTOS SOBRE LA DISTRIBUCIÓN DEL INGRESO Y LA RIQUEZA

Si en el punto de partida, cuando empieza a producirse la sobrevaluación del peso, existe

pleno empleo, y si el sector no-transable es en promedio relativamente más intensivo en

trabajo que los sectores transables, la tasa de salario real se elevará, ante una oferta dada

de fuerza de trabajo. Si existe desempleo la mayor demanda de trabajo sólo bajará la tasa

de desempleo.

En el caso de pleno empleo, además debiera bajar la participación del capital en el ingreso,

con un cambio de composición, elevándose la participación en las ganancias del sector

no-transable. Si hay desempleo inicial, la situación será distinta, ya que con toda

probabilidad aumentará el producto por trabajador ocupado y en presencia de salarios

reales constantes, subirá la participación relativa del capital, con similar composición

interna. La apertura financiera unida a la sobrevaluación del peso, determinará ganancias

de capital para quienes se endeuden en el exterior» La voz de estos deudores puede ser

determinante para que se busque prolongar hasta el máximo la sobrevaluación del peso,

a costa de los productores y ocupados en el sector transable. Si la apertura financiera da

acceso privilegiado al mercado externo a determinados agentes internos, aparecerá un

diferencial de intereses no justificado que dará origen a ganancias extraordinarias. En

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suma, el modelo y sus políticas derivadas pondrán en movimiento fuerzas concentradoras

de la riqueza y por ende de la distribución del ingreso.

La manera más fácil de mostrar el carácter puramente monetario de la balanza de pagos

es partir de las cuentas de ingreso nacional y complementar éstas con las cuentas

financieras nacionales, se utilizará la siguiente notación:

Ye = gasto;
y = Ingreso (producto);
S = ahorro agregado;
I = inversión agregada;
Si = ahorro en el sector i;
Ii = inversión en el sector i;
Id = inversión directa (definida más abajo);
C = activo del sistema bancario consolidado (incluyendo el del Banco Central);
Cd = activos internes del sistema bancario consolidado;
Cf = activos extranjeros no monetarios del sistema bancario consolidado (los que no
constituyen reservas internacionales),
M = cantidad nominal de dinero interno;
R = cantidad nominal de dinero extranjero (las reservas internacionales},
B = déficit del sector público;
(M)d = cambio deseado en la cantidad de dinero.

La diferencia entre el gasto y el ingreso, Ye - Y, es (ex post) idénticamente igual al exceso

de la inversión sobre el ahorro (I - S). Este exceso, a su vez, es igual al déficit de la cuenta

corriente, que, para simplificar, lo trataremos como la diferencia entre las importaciones

y las exportaciones. Por eso, Ye - Y = I - S es el exceso de demanda flujo por bienes y

servicios.

Se supondrá en síntesis que solo el sector privado demanda dinero interno y que solo el

sector bancario demanda dinero extranjero. Así simplifica el análisis sin perjudicar su

generalidad. Aunque sería perfectamente posible introducir una demanda de dinero por

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parte del sector público y una demanda de divisas por parte del sector privado no bancario,

estas demandas adicionales únicamente complicarían la notación. Como no se necesitara

incluir relaciones de comportamiento en Ia estructura contable, conviene hacer lo más

sencilla posible la presentación, lo que se puede lograr sin perjudicar la generalidad del

análisis.

Todo el análisis se hará en termino de demandas y ofertas flujo, lo que simplificara aún

más el análisis ya que no será necesario tomar en cuenta los cambios en la composición

del portafolio y otros factores similares. Además las demandas y Ias ofertas flujo se

referirán a los activos Financieros en general, sin que existan restricciones que limiten

estas demandas y ofertas a activos estrictamente internos.

Se empezará por la demanda flujo par activos Financieros. Se identifican tres sectores

(exhaustivos):

- el sector privado no bancario;


- el sector bancario, incluyendo el Banco Central y todos los Bancos oficiales;
- el sector público.
Los intermediarios Financieros no bancarios se incluyen en el sector privado no bancario.

La demanda flujo por activos financieros se compone de:

- el sector privado no bancario: Sp - Id;


- el sector bancario: C;
- el sector público: 0
Sp representa el ahorro del sector privado, e Id es la parte de este ahorro que no se usa

para comprar instrumentos financieros o monetarios. Esta significa que Id es la inversión

directa y, por lo tanto, es idéntica al ahorro directo. Dicho brevemente, Id consiste en toda

la inversión financiada internamente (por ejemplo, un agricultor que mejora su propiedad

arreglando un cerco, las inversiones de empresas que se financian con las utilidades

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retenidas, etc.). Se entiende, por supuesto, que Sp incluye ahorro monetario, Ċ es el

cambio en los activos del sector bancario, sean estos de origen interno o extranjero ; por

ejemplo, cuando un banco otorga un préstamo adicional, en realidad esta demandando un

activo financiero. Finalmente, el sector público será tratado de tal modo que se

consideraran solo cambios netos en sus pasivos, y por ende, la demanda flujo por activos

financieros por parte de este sector se fijará arbitrariamente en cero.

La oferta flujo de activos financieros para los mismos tres sectores está dada por:

- el sector privado no bancario: Ip -Id;

- el sector bancario Ṁ;

- el sector público: B.

Ip representa las inversiones de parte del sector privado, y Ṁ es la tasa a la cual los bancos

están creando dinero a través de los préstamos que otorgan. El sector público contribuye

con una oferta flujo (neta) de activos financieros solo en cuanto tenga un déficit o u

superávit en su presupuesto. Nótese que no es necesario determinar la manera en que se

financia un déficit, la magnitud B puede financiarse en el Banco Central, en los bancos

comerciales o a través de venta de bonos al público.

Restando la oferta flujo de la demanda flujo se obtiene el exceso de demanda flujo por

activos financieros:

- el sector privado no bancario: Sp - Ip = (S - I) - (Sg - Ig);


- el sector bancario: Ċ - Ṁ
- el sector público: -B.
El déficit del sector público, B, es, por supuesto, idéntico al exceso de la inversión del

sector público sobre el ahorro de este sector. Asi, B≡ (Ig - Sg). además, el cambio de los

activos del sistema bancario, Ċ, es exactamente igual al cambio en sus pasivos, Ṁ, y por

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ello, Ċ - Ṁ≡0. El sistema bancario actua solamente como un intermediario financiero y,

por lo tanto, no tiene demanda ni oferta (neta) de activos financiero. Sumando los tres

excesos de demanda flujo, se tiene:

El exceso de demanda de flujo por activos financieros= S – I

Como el exceso de demanda flujo por bienes y servicios es I – S, la suma de exceso de

demanda flujo por activos financieros y por bienes y servicios es, obviamente, cero. Y

esto es como debe ser. Por la ley de Walras sabemos que la suma de todos los excesos de

demanda es idénticamente cero.

Se considerara, ahora, las demandas y las ofertas flujo de activos financieros o

monetariso. Las demandas flujo están dadas por:

- el sector privado no bancario: Sp -Id - (Ṁ)d;


- el lector bancario: Ċ- Ř;
- el sector público: 0
El termino (Ṁ)d se debe considerar como el cambio deseado en las tenencias nominales

de billetes y monedas internos. Solo si el ajuste de la demanda stock de dinero fuese

instantáneo, este término sería igual a la variación de dicha demanda stock. Ř representa

los cambios e las tenencias de reservas extranjeras de parte del sector bancario. Notese

que esto no implica que el banco central (o los bancos comerciales) tenga una demanda

de reservas bien definidas; por el contrario, la diferencia Ċ- Ř mide simplemente la tasa

a la cual el sector bancario esta adquiriendo activos no monetarios.

La oferta flujo de activos financieros no monetarios es:

- el sector privado no bancario: Ip - ld;


- eI sector bancario: 0;
- el sector público: B.

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Solamente el sector bancario ofrece activos monetarios, mientras que los activos

financieros no monetarios son ofrecidos por el sector no bancario (instituciones e

individuos).

El exceso de demanda flujo por activos financieros no monetarios es:

- el sector privado no bancario: Sp -Id - (Ṁ)d =(S – I) - (Sg - Ig) - (Ṁ)d;


- el sector bancario: Ċ – Ř
- el sector público: -B.

En consecuencia el exceso de demanda flujo por bienes, servicios y activos financieros

no monetarios es Ċ – Ř - (Ṁ)d, que es el exceso de demanda flujo por todo lo no

monetario. Por lo tanto, el exceso de demanda flujo por dinero

≡Ř – Ċ + (Ṁ)d

EI cambio en los activos del sistema bancario, Ċ, es igual al cambio en la oferta interna

de dinero nominal, Ṁ; por esto, se puede reescribir el exceso de demanda de flujo por

dinero como Ř + (Ṁ)d - Ṁ ,donde (Ṁ)d - Ṁ es el exceso de demanda flujo per dinero

interno. Suponiendo que la balanza de pagos es suficientemente sensible como para

permitir un equilibrio de flujo en el mercado de dinero, entonces (Ṁ)d = Ṁ y el exceso

de demanda de dinero = Ř. Pero Ř es el cambio en las tenencias de reservas extranjeras,

y luego, Ř == la balanza de pagos = el exceso de demanda flujo por dinero. Asi, no cabe

duda de que la balanza de pagos es un fenómeno monetario y que los fenómenos reales

afectan la balanza de pagos solamente en cuanto influyen en la demanda o la oferta de

flujo de dinero.

Es importante señalar que no se ha usado relación de comportamiento alguna para llegar

a la conclusión de que la balanza de pagos es simplemente el exceso de demanda Flujo

por dinero; el único supuesto de importancia que se utilizó fue el de equilibrio en el

mercedo de flujo de dinero. Todas las demás ecuaciones y relaciones Ion identidades. Es

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por esta razón que lo anterior se ha llamado el enfoque monetario de la balanza de pagos

y no la teoría de la balanza de pagos.

La balanza de pagos refleja entonces el exceso de demanda flujo por dinero, y este exceso

de demanda es por dinero extranjero que el sistema bancario convierte en dinero interno

para poder proporcionar a los demandantes de dinero los fondos que desean mantener. Si

el sistema bancario no proporciona una oferta flujo suficiente de dinero interno a travez

e una expansión del crédito, las empresas y los individuos adquirirán el monto adicional

deseado disminuyendo sus gastos. La disminución del gasto será ya sea en bienes y

servicios, lo que origina así un superávit en la balanza de pagos en la forma de un

superávit en la cuenta corriente, o a través de una disminución de sus gastos en activos

financieros no monetarios lo cual lleva a una adquisición neta de estos activos por parte

de extranjeros, originando un superávit en la balanza de pagos en la forma de un superávit

en la cuenta de capital. Por el contrario, si el sistema bancario expande el crédito, y por

lo tanto, el dinero interno, más rápidamente que lo deseado por el público, el exceso de

flujo de dinero se convertirá en otros activos financieros, lo que originaría un déficit en

la cuenta de capital de la balanza de pagos, o bien se gastara en bienes y servicios, lo que

provocaría un déficit en la cuenta corriente. En este último caso, el exceso de oferta flujo

de dinero interno se convierte en un exceso de oferta flujo de dinero extranjero a través

del sistema bancario.

Una inferencia muy importante de este análisis es que tanto la oferta de dinero como la

balanza de pagos son endógenas; la oferta nominal de dinero está determinada por la

demanda y la balanza de pagos es simplemente un vehículo para mantener el equilibrio

monetario. De esta manera, un superávit e la balanza de pagos refleja un exceso de

demanda por dinero en el sentido que no hay una expansión interna del crédito

suficientemente rápida como para satisfacer la demanda flujo por dinero.

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Una segunda inferencia del enfoque monetario e igualmente importante es que la

causalidad va del dinero a la balanza y no al revés. Un superávit en la balanza de pagos

es un síntoma de una escasez potencial de dinero; un déficit es un síntoma de un exceso

de oferta potencial. Por lo tanto la política monetaria adecuada frente a un superávit en la

balanza de pagos es un aumento en la tasa de creación de crédito y la respuesta adecuada

a un déficit en la balanza de pagos es reducir la tasa de creación de crédito. Obviamente,

sería una insensatez tratar el síntoma (esto es, revaluar la moneda interna tratando de

controlar un superávit en la balanza de pagos, y devaluar para controlar un déficit) cuando

la causa del desequilibrio se encuentra en una tasa incorrecta de creación de crédito.

La interpretación del enfoque monetario de la balanza de pagos que se ha presentado

anteriormente se adapta mejor a un país donde no existen barreras cuantitativas al flujo

ni de bienes y servicios ni de instrumentos de capital financiero.

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