Según las fuentes, la reforma draconiana estableció duros castigos para todas
las clases de delitos, castigos que frecuentemente contemplaban la pena de
muerte incluso para faltas leves. Dracón justificaba la severidad de sus leyes
afirmando que los pequeños delitos merecían la muerte y que no encontraba
pena mayor para los grandes. Así, por ejemplo, cualquier tipo de robo era
castigado con la pena de muerte, mientras que el impago de deudas estaba
penado con la esclavitud.
Después del intento de golde de estado de Cilón, fue necesario una recopilación
de las leyes y que estas quedaran plasmadas por escrito, para evitar su
incumplimiento y posterior aplicación. El encargado de esto fue el arconte
Dracón, tipificó los homicidios suprimiendo la venganza de sangre y arrebatando
a sus familiares el derecho a vengarse por cuenta privada. A partir de este
momento será la comunidad ciudadana a través de los tribunales la que juzgue
a los homicidas y la que proteja a todos los ciudadanos. Dracón estableció un
cuerpo de 51 efetas que juzgarían si los homicidios habían sido intencionados o
voluntarios.
Los delitos de sangre eran juzgados por los jefes de las distintas tribus en las
que se dividía la población ateniense y que tenían un marcado carácter militar,
de hecho, están considerados como los antecesores de los estrategos. La
reforma de Dracón dividió a los atenienses en cuatro clases censitarias. Las
magistraturas inferiores fueron reservadas para los hoplitas, los ciudadanos lo
suficientemente ricos como para pagarse sus pertrechos militares pero que no
llegaban a pertenecer a la aristocracia, la cual configuraba la caballería y copaba
las magistraturas superiores. Además, el código draconiano regulaba las
competencias de los tribunales y apoyó diversas reformas sociales tendentes a
limitar el poder de la aristocracia y beneficiar a las clases menos favorecidas.
Pese a ello, la aristocracia continuó acaparando los órganos de dirección de la
polis y la situación de la ciudadanía continuó degradándose, por lo que los
enfrentamientos sociales se perpetuaron. La reforma de Dracón pudo suponer
un primer punto de la escalada social de la oligarquía hoplita y el inicio de la
emancipación de los campesinos libres de las clientelas aristocráticas. Pese a la
crueldad de los castigos draconianos, a los que hay que situar en su contexto
histórico, el código de Dracón suponía el fin de la arbitrariedad legal, ya que las
penas eran independientes de la posición social de los infractores. De este modo,
el poder judicial de la nobleza quedaba firmemente limitado y, sobre todo,
desaparecía su impunidad.
La reforma de Dracón es en sí misma un hecho oscuro para los historiadores
que, ni siquiera, han podido datarla con exactitud, existen grandes dudas sobre
cuál era su contenido real y cuál fue su alcance. El motivo de esta falta de
conocimiento se debe a la escasez de las fuentes históricas. La Política de
Aristóteles es casi la única fuente que existe sobre este asunto, del texto original
no se conserva nada y sólo ha llegado hasta nuestros días una copia tardía que
pudo haber sufrido diversas modificaciones.
Según las fuentes, la reforma draconiana estableció duros castigos para todas
las clases de delitos, castigos que frecuentemente contemplaban la pena de
muerte incluso para faltas leves. Dracón justificaba la severidad de sus leyes
afirmando que los pequeños delitos merecían la muerte y que no encontraba
pena mayor para los grandes. Así, por ejemplo, cualquier tipo de robo era
castigado con la pena de muerte, mientras que el impago de deudas estaba
penado con la esclavitud.
Los delitos de sangre eran juzgados por los philobasileis, los jefes de las distintas
tribus en las que se dividía la población ateniense y que tenían un marcado
carácter militar, de hecho, los philobasileis están considerados como los
antecesores de los estrategos. Un dato importante, es la importancia que la
reforma draconiana estableció entre la situación legal de los ciudadanos y los
extranjeros.
La reforma de Dracón dividió a los atenienses en cuatro clases censitarias. Las
magistraturas inferiores fueron reservadas para los hoplitas, los ciudadanos lo
suficientemente ricos como para pagarse sus pertrechos militares pero que no
llegaban a pertenecer a la aristocracia, la cual configuraba la caballería y copaba
las magistraturas superiores. Además, el código draconiano regulaba las
competencias de los tribunales y apoyó diversas reformas sociales tendentes a
limitar el poder de la aristocracia y beneficiar a las clases menos favorecidas.
Pese a ello, la aristocracia continuó acaparando los órganos de dirección de la
polis y la situación de la ciudadanía continuó degradándose, por lo que los
enfrentamientos sociales se perpetuaron. La reforma de Dracón pudo suponer
un primer punto de la escalada social de la oligarquía hoplita y el inicio de la
emancipación de los campesinos libres de las clientelas aristocráticas. Pero la
escasez de las fuentes históricas impide conocer el alcance de la reforma y hasta
qué punto afectó a la sociedad ateniense.
Pese a la crueldad de los castigos draconianos, a los que hay que situar en su
contexto histórico, el código de Dracón suponía el fin de la arbitrariedad legal, ya
que las penas eran independientes de la posición social de los infractores. De
este modo, el poder judicial de la nobleza quedaba firmemente limitado y, sobre
todo, desaparecía su impunidad.
Las leyes de Dracón se grabaron el tablas de piedra que estaban expuestas en
el ágora para que todo el demos pudiera verlas y conocerlas. Así, los
ciudadanos, conocedores de sus derechos y deberes, ejercían un control
efectivo sobre el cumplimiento de la legislación.
El código de Dracón fue posteriormente desechado y calificado de intolerable
debido a su dureza y a su fracaso para acabar con los problemas sociales.
Probablemente, incluso para sus contemporáneos el código era excesivamente
duro, ya que en vida de Dracón, arconte aún en el año 594, fue abolido y
sustituido por una nueva legislación, el código de Solón, que sólo mantenía la
pena de muerte para los asesinos. Por un decreto del año 409 a.C. se sabe que
en esta fecha aún permanecían vigentes parte de las leyes de Dracón con
respecto al asesinato. No se sabe con seguridad si Dracón fue autor del capítulo
cuarto de la Constitución de Atenas; dato que es desmentido por Aristóteles,
quien afirmó que la redacción de ésta fue muy posterior.
Solón:
Solón, vivió entre los años 638 a. C. –558 a. C., fue un poeta, reformador y
legislador ateniense, uno de los siete sabios de Grecia. Gobernó en una época
de graves conflictos sociales producto de una extrema concentración de la
riqueza y poder político en manos de los eupátridas, nobles terratenientes de la
región del Ática.
Su Constitución del año 594 a. C. implicó una gran cantidad de reformas
dirigidas a:
Labor Política
La comunidad ateniense, aunque fundamentalmente agrícola en la época, había
alcanzado, desde los comienzos de su unificación política, una estratificación
social ya bastante avanzada.
Los eupátridas o «bien nacidos», nobles terratenientes de la zona del Ática, eran
dueños de la mayor parte de la tierra y señores de una considerable proporción
de la población. Al respecto, señala Aristóteles:
Los pobres se hallaban esclavizados no sólo ellos en persona, sino también sus
hijos y sus mujeres, Recibían la denominación de pelates y hectemorioi («los de
la sexta parte»), pues precisamente bajo tales condiciones labraban las tierras
de los ricos. Y, en general, la tierra estaba en manos de unos pocos. Y si los
indigentes no abonaban el precio del arriendo, se los podía llevar esclavizados,
a ellos y a su prole. También los préstamos se aseguraban mediante la
esclavización personal (...)
Aristóteles, Constitución de los atenienses
El estrato intermedio entre eupátridas e indigentes lo constituían dos grupos:
1.- Los Geomoros (o geomori):
Agricultores dueños de escasas tierras en zonas infértiles.
2.- Los demiurgos (o demiurgi):
Artesanos sin tierras.
Con el progresivo desarrollo del comercio marítimo ático y la exportación de
artesanías, los sectores carentes de tierras productivas (pequeños productores
rurales, artesanos, mercaderes, etc.) se concentraron en Atenas, su puerto
(Pireo) y la costa (Paralia); junto con los metecos, inmigrantes sin derechos
políticos e incluso sin derecho a la posesión de casa propia.
Al caer la monarquía, el poder político se basó en un gobierno de nueve arcontes,
elegibles año a año exclusivamente por los eupátridas. Al abandonar sus cargos,
los ex arcontes ingresaban al Areópago, órgano de autoridad indiscutible, que
representaba la instancia superior para la mayor parte de los asuntos y poseía
el voto decisivo en la elección de los arcontes.
De tal manera, los eupátridas tuvieron en sus manos, a la vez que la
concentración del poder económico, la concentración absoluta del poder político
ateniense.
Durante los siglos VII y VI a. C. se produjo la sublevación y posterior lucha de los
atenienses contra los eupátridas y sus instituciones.
Los más pobres reclamaban, ante todo, un nuevo reparto de tierras y la abolición
del derecho vigente sobre el endeudamiento.
Los estratos medios, por su parte, en tanto ya poseían cierta estabilidad
«El que había venido para saquear, lleno de esperanzas, creyendo hallar aquí
grandes riquezas, esperaba que yo, acariciando suavemente, sería fiero en mi
manera de ser.
Mas entonces se equivocaron, y ahora, enojados por ello, me miran de soslayo
como a un enemigo.
No importa: lo que prometí, cumplí con la ayuda de los dioses, no en balde trabajé.
Tanto me desagrada gobernar por la fuerza tiránica, como en las campiñas, dar a
los malos y a los nobles parcelas iguales».
Solón
económica, ansiaban ante todo el poder político, por lo que exigían la anulación
de los privilegios políticos de los eupátridas.
La boulé O consejo:
La boulé ateniense fue establecida por Solón en 594 a. C. Estaba compuesta de
400 hombres-100 de cada una de las clases censatarias atenienses que eran los
pentacosiomedimnos, los caballeros (hippeis), los zeugitas, y los tetes - y muy
poco se conoce a propósito del funcionamiento y del papel exacto de la boulé
ateniense en esta época, su existencia, además, ha sido puesta en duda.
El periodo de sus funciones en el consejo era anual, aunque podían ser reelectos
solamente una vez.
Todo aquel que ingresara a la boulé debía someterse al escrutinio o Dokimasia,
ante los miembros la boulé que abandonaban el cuerpo ese año.
Como era imposible dominar o controlar un cuerpo tan vasto de quinientas
personas, se echó mano al expediente de dividirlo en diez porciones de
cincuenta personas, de tal manera que se asimilaran todos los que componían
cada una de esas partes de una misma tribu.
El consejo era el que controlaba la mayoría de la actividad administrativa
del estado.
a-una de las principales atribulaciones era preparar los asuntos que iba a
conocer la asamblea, lo mismo que los borradores o proyectos de resoluciones
que recomendar el mismo consejo adoptar por la asamblea en pleno.
Conclusiones:
Podemos entender la necesidad de establecer los antiguos griegos de crear la
forma de gobierno y sistemas de justicia adaptado a sus tiempos
Bibliografía
CATAUDELLA, M. R., Atene fra il VII e il VI secolo. Aspetti economici e sociali dell´Atica
arcaica, Catania, 1966.
DIE GOYANES, M. C., La génesis de la democracia ateniense. Estructuras solonianas,
Madrid, 1978.
ELLUL, J.: Historia de las instituciones de la Antigüedad, Madrid: Aguilar, 1970.
FERNÁNDEZ URIEL, P.: Cuadernos de la UNED: Introducción a la Historia Antigua-II,
El mundo griego vol I. Madrid: UNED, 1993.
FORREST, W.G. La democracia griega: trayectoria política del 800 al 400 a.C.
Barcelona: Crítica, 1988.
GALLART, E.-DÍAZ DE MENDÍVIL, J. M.: Diccionario de la civilización griega,
Barcelona: Larousse Planeta, 1996.