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El

patrimonio
interaccionista

El término "interaccionismo simbólico" ha entrado en uso como una etiqueta para un


acercamiento bastante distintivo al estudio de la vida y conducta del grupo humano... se ha
seguido más de lo que ha sido formulado… es un enfoque realista para el estudio científico de la
vida del grupo humano y la conducta humana (Blumer 1969: 1, 78, 47).
Es absolutamente necesario incluir los elementos subjetivos relevantes en un análisis sociológico
de la sociedad humana, sin embargo los instrumentos (documentos humanos) para obtener
dichos elementos subjetivos no nos permiten cumplir con los criterios habituales para los datos
científicos (Blumer 1979: xiii).

En este capítulo trazaré el desarrollo de la perspectiva interaccionista desde 1890 hasta 1990, no
hay fases de desarrollo, trabajos clave en cada fase y los problemas que han enfrentado los
interaccionistas. Será necesario ofrecer un esquema de la teoría, aunque las historias detalladas
estén disponibles en otra parte (e.g. Blumer 1969; Fisher y Strauss 1978; stryker 1981; Lyman y
vidich 1988; Maines 1977; Rock 1979; Maines y Morrione (eds) 1990; Joas 1987; Fine 1990;
Plummer 1991). Presentaré resúmenes de cápsulas de las opiniones de interaccionistas
particulares (e.g. Cooley, James, Mead, Dewey, and Blumer). Se pueden encontrar descripciones
más detalladas en Strauss 1956; Farberman y Perinbayagam 1985; Fisher y strauss 1978; Lyman
y vidich 1988; Matindale 1981; Joas 1985; y Becher y McCall (eds) 1990. Además, no hay
sustituto para la lectura de los textos originales.
EL PATRIMONIO INTERACCIONISTA

El patrimonio

Los interaccionistas son románticos culturales (véase Shalin 1984). Están preocupados por los
poderes humanos prometeos. Valorizan a los villanos y forasteros como héroes y al lado de la
pequeña gente oprimida. Creen en la contingencia del yo y de la sociedad y conciben la realidad
social desde el punto de vista del cambio y las transformaciones que producen ideales
emancipatorios "por los que uno vive y muere" (West 1989: 215). A menudo trágica (e irónica),
su visión romántica de sí mismo y de la sociedad está en línea con el romanticismo de izquierda
de Ralph Waldo Emerson, Karl Marx, William James, John Dewey, Antonio Gramsci, Martin
Luther King, Jr y Roberto Unger (véase West 1989, capítulo 6).
Desde su nacimiento, el interaccionismo simbólico - que arbitrariamente data con la
publicación de Principles of Psychology (1890) de William James, el artículo seminal de John
Dewey "the Reflex Arc Concept in Psychology" (1896), Human Nature and the Social Order de
Charles Horton Cooley (1902), y el ensayo de 1910 de GH Mead "¿What Social Objects must
Psychology Presuppose?" - ha sido perseguido por un espectro de doble filo. Por un lado, sus
teóricos fundadores abogaban por el estudio interpretativo y subjetivo de la experiencia humana.
Por otra parte, trataron de construir una ciencia objetiva de la conducta humana, una ciencia que
se ajustaría a criterios tomados de las ciencias naturales. A través de cada fase del desarrollo
histórico (ver Tabla 1) los interaccionistas han sido plagados por una incapacidad para fusionar
estas dos problemáticas. Esta incapacidad, como discutiré más adelante, se deriva directamente
de la tradición pragmática que los interaccionistas contemporáneos han heredado de sus padres
fundadores.

El sujeto interaccionista
Los interaccionistas han persistido en creer en la presencia de un sujeto concreto y real (véase
Lemert 1979b: 103-4). La presencia de este sujeto en el mundo se da a través de informes
subjetivos y objetivos sobre la experiencia personal y el proceso de interacción. El lenguaje (y
los informes verbales que permite) se ha tomado como la ventana hacia la vida interior de la
persona. Una teoría conductista del signo, del símbolo y del lenguaje (C. Morris, 1938), que no
responde a la semiótica del signo de Peirce (1934, 1958), ha dado a los interaccionistas una débil
teoría de lo simbólico (Gottdiener 1985; Rochberg-Halton, 1986). Esta teoría conductista no
coincide con la semiótica más radical del lenguaje que remonta sus raíces a Saussure (1959) y
Termina con Baudrillard (1981), después de pasar por el tratamiento fenomenológico de Peirce
del interpretante (Manning 1988b). Esta teoría tampoco trata el lenguaje y su relación con los
objetos culturales y la economía política de la vida cotidiana (Farberman, 1980). Una metafísica
de la presencia, basada en una teoría simplista del lenguaje, estructura así la tradición
interaccionista.
Los interaccionistas tempranos (y contemporáneos) estaban preocupados por la corriente
de conciencia del sujeto (James 1890), la experiencia de la temporalidad en la organización de
EL PATRIMONIO INTERACCIONISTA

los actos sociales (Mead, 1910, Reese y Katovich, 1989, Katovich, 1987) (Mead 1934), el lugar
del otro en el acto (Mead 1934) y la experiencia y su organización (Goffman 1974). Siempre
buscando una unidad de análisis, oscilaban entre los actos y la experiencia. Esta preocupación
condujo a la búsqueda continua de un método de análisis que incorporara las características
subjetivas (e interaccionales) de la conducta humana en documentos científicos válidos sobre la
sociedad humana (Blumer 1969; Couch, 1987).
Esto ha creado un patrimonio interpretativo que se basa en las metodologías "suaves",
cualitativas esbozadas en el Prefacio. Suponiendo que el sujeto es (y fue) la autoridad final en la
experiencia subjetiva, los interaccionistas buscan un método que produzca datos científicos
intachables.
Un producto de la psicología funcional (James y Dewey) y del naturalismo darwiniano
(Blumer 1969), el interaccionismo (en sus múltiples formas) es el anti-behaviorismo (Mead),
tanto pro y anti-psicoanálisis como el marxismo y el utopismo (Mead y Dewey), la pro-etnología
(Goffman, 1971), el estructuralismo durkheimiano (por ejemplo, Goffman, 1974), los marcos
dramáticos (Goffman 1959, Perinbanayagam 1985), los estudios conversacionales (Molseed
1989), las teorías de orden negociadas (Strauss 1978, Maines 1977, 1982), las teorías de
identidad de roles (McCall y Simmons 1978; ), Las teorías formales de los procesos sociales
(Couch 1989, Prus 1987), la ciencia del desempeño (Becker et al., 1989) y las formulaciones
interpretativas, críticas y contextuales (Denzin, 1989b, Farberman 1989). Simultáneamente
interpretativo y analítico, estructural e interaccional, el interaccionismo es tanto una teoría de la
experiencia como una teoría de la estructura social. Una breve revisión de las teorías de James,
Cooley, Mead y Blumer establecerá este punto.

En el principio: Cooley, James, Mead, Dewey, Park y Blumer

Cooley consideraba al individuo ya la sociedad como los lados opuestos de la misma moneda. El
yo de la persona es una evaluación reflejada de las reacciones de los demás. Se basa en el
sentimiento de uno mismo y en los juicios imaginados de otros. Surge de las experiencias del
individuo en grupos primarios, especialmente en la familia. Las sociedades modernas son
moldeadas por el proceso de comunicación, la opinión pública, la competencia, el conflicto y el
intercambio económico. La naturaleza humana es de naturaleza social, alimentada por grupos
primarios cuyos valores están mediados por instituciones sociales, especialmente la economía.
La competencia regulada por el gobierno era considerada como el mejor mecanismo para
mantener los valores democráticos de una sociedad como los Estados Unidos (Jacobs 1979: 41).
James podría ser llamado un fenomenólogo. Tres términos son centrales para su
perspectiva: la conciencia, el yo y la realidad. Para él el estado de conciencia era todo lo que el
campo de la psicología necesitaba plantear (1890/1950: 226). El flujo de la experiencia es
continuo, aunque fragmentado, inmediato, único para cada persona, selectivo en el contenido,
con horizontes en movimiento y franjas de conciencia cambiante. El yo, en su forma principal de
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conocedor, o sujeto (el "yo"), está en el centro del estado de conciencia de la persona. En la
experiencia, el yo interactúa con el yo, o el yo como objeto. Porque las personas de Santiago
tienen tantos yoes como tienen relaciones sociales. Los estados de conciencia son conocidos por
el proceso de introspección, o reflexión sobre nuestros pensamientos, cuerpos y percepciones.
Realidad ("Cualquier objeto que permanece sin contradicción es ipso facto creído y posicionado
como realidad absoluta", 1890/1950: 289, énfasis original) viene en múltiples formas: los
mundos de los sentidos, la ciencia, la metafísica, las ilusiones y los prejuicios, la religión,
Opinión, locura y realidad práctica (1890/1950: 292-3). La emoción y el sentimiento son
centrales para la creencia en cualquiera de estas formas de realidad, una emoción que es un
estado encarnado que ratifica una experiencia con el mundo. Mead convierte a Cooley ya James
en sus cabezas. Para él, el yo no es mentalista. Es un objeto social que se encuentra en el campo
de la experiencia. Está estructurado por el principio de la socialidad, o la adopción de la actitud
del otro en una situación social. El yo puede ser estudiado científicamente, como un objeto en las
ciencias físicas (1910/64: 108). Rechazando la introspección porque no es científico, defendió
una visión del yo y de la sociedad que une estos dos términos en un proceso recíproco de
interacción. Su término clave era el acto, que reemplaza el concepto de James de la corriente de
la experiencia. El yo, en sus fases "yo" y "yo", comienza como un impulso, se mueve a través de
una fase de manipulación y culmina en una fase de consumación. Con Mead, como con la
extensión de Blumer de Mead, la tradición de interacción se aleja decisivamente de las
sugerencias interpretativas y fenomenológicas de Cooley y James. Entra en una fase confusa que,
como se señaló anteriormente, intenta, pero nunca logra convertirse en naturalista, subjetivo y
científico. (En 1974 Goffman intentó reclamar y luego rechazar la abandonada tradición de
James [y fenomenológica]).
Dewey. Mead no podría haber reescrito la psicología de James sin haber absorbido por
primera vez el artículo de Dewey de 1896, "The Reflex Arc Concept in Psychology". En ese
artículo, Dewey atacó el uso de la unidad de respuesta de estigmas como el elemento básico de la
teoría psicológica. Argumentó que el organismo no es un receptor pasivo de estímulos, sino un
perceptor activo de las situaciones a las que se enfrenta. Así, el comportamiento debe ser visto
como una adaptación constante al medio ambiente. Es continua, presente al organismo como un
flujo constante de actos secuenciados con comienzos, medias y extremos.
Park denominó una sociología cultural consciente y reflexiva que se basó en el
evolucionismo de Sumner, en el concepto de sociedad como comunicación de Dewey y en la
creencia de James de que los seres humanos se esconden detrás de las máscaras y nunca son
capaces de entenderse plenamente (Fisher y Strauss 1978: 474; Lyman 1991). A diferencia de
Thomas (ver Wiley 1986), quien creía que la historia era progresiva, Park sostuvo un modelo de
asimilación de conflicto de cambio social. Destacó la importancia de los periódicos y las
escuelas en la emergente comunidad democrática estadounidense. Para Park, la raza era el
problema más grande que enfrentaba la sociedad americana.
Blumer (1969) transforma a Mead en sociólogo. Ofreciendo una visión de la sociedad que
deriva del cuadro de Mead del acto social, introdujo los conceptos de acción conjunta y unidad
de acción para describir las interacciones que se extienden desde las díadas a instituciones
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complejas. Su ser es un proceso interpretativo, y su sociedad (después de Park, Thomas y E.


Hughes) se basa en el juego del poder, el interés, la posición de grupo, la acción colectiva y la
protesta social. Aplicó Mead y Park al estudio de la moda, el cine, los prejuicios raciales, el
comportamiento colectivo y el proceso de industrialización (Lyman y Vidich, 1988, Maines y
Morrione, 1990).

Pragmatismo
Como teoría del conocimiento, de la verdad, de la ciencia y del significado, el pragmatismo en
sus diversas formas (James, Mead, Peirce y Dewey) es fundamental para el patrimonio
interaccionista. Mead (1929-30 / 64: 386) rechazó la teoría pragmática de James por su
incapacidad para separar por adelantado los valores del individuo de la situación que se estudia.
Al alinearse con el instrumentalismo de Dewey (o el experimentalismo), Mead argumentó que la
verdad implica la solución a un problema que se resuelve mediante el uso del método científico
(un método que encontró carecer de James). James (como Mead) definió la verdad en términos
de sus consecuencias para la acción en curso. Lo que es verdad es lo que funciona, lo que se
puede verificar y lo que satisface. El pragmatismo de Peirce (1934), contrario al de James, define
este método independientemente de la experiencia personal. Para Peirce (1934: 248) el
"significado de un concepto radica en la manera en que podría concebiblemente modificar la
acción intencional". Una idea clara es aquella cuyas consecuencias están claramente explicadas
en la acción. La verdad es lo que se conoce en una comunidad de conocedores (científicos). El
instrumentalismo pragmático de Dewey (1922, 1938) sostiene que la verdad y el significado
están en las consecuencias de una acción que recibe confirmación o verificación en situaciones
prácticas o experimentalmente controladas. Las necesidades o deseos que la verdad debe
satisfacer no son personales, como lo son para Santiago. Son bienes públicos, definidos por los
ideales políticos de una socialdemocracia (véase Rorty 1989, capítulo 3). El pragmatismo de
Dewey celebró la inteligencia crítica, implementada a través del método científico, como el
modo apropiado de investigación científica. Los primeros pragmatistas pueden dividirse en dos
campos políticos, uno crítico, el otro más neutro y meliorativo. En manos de James y Dewey, el
pragmatismo era una forma de crítica cultural. Localizó la política en las experiencias cotidianas
de la gente común (véase West 1989: 213). Para James, esto llevó a un enfoque en el individuo y
una desconfianza de las grandes instituciones y grupos. Imaginó un heroísmo moral, "en el cual
cada progreso mejorador es una especie de victoria, cada batalla minuciosa ganó una señal de
que la guerra no ha terminado, por lo tanto, todavía es ganable" (West 1989: 227). Dewey fue
aún más lejos, defendiendo una especie de socialismo democrático que consideraba las
superteorías (por ejemplo, el marxismo) como instrumentos o armas "que usamos cuando sirven
a nuestros propósitos. (Dewey, 1927: 184, véase también Novack, 1975). La crítica cultural de
Dewey promovió la pedagogía, el diálogo y la comunicación abierta como medio para crear la
Gran Sociedad . El pragmatismo político de Mead, en contraste con el de Dewey y James, era
menos crítico de las formaciones culturales contemporáneas, pero más alineado con una política
que sostenía una versión liberal-importada del statu quo. Esto a menudo se tradujo en un
romanticismo cultural conservador que convirtió al yo moderno ya sus experiencias de
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interacción en un héroe moral. Sin embargo, hubo dos versiones de este héroe: el hombre que
dirige a las masas y el hombre ordinario, trabajador, que es conducido por su líder moral
informado (el hombre más capaz de tomar las actitudes del grupo (véase, por ejemplo, Cooley
1902 / 1922/1956, cap. 25 y Dykhuizen 1973: 101-4 sobre Mead y Dewey y sus relaciones con
los sindicatos de Chicago). Los pragmatistas de Chicago eran pro-laborales hasta que
amenazaban a los capitalistas como Rockefeller (Dykhuizen 1973: 101).
Esta tradición pragmática, en sus diversas formas, continúa hasta nuestros días. (Este es el
caso, en parte, porque el pragmatismo de Mead definió la metodología de Blumer y sus
interpretaciones de la tradición pragmática (véase también Krug y Graham, 1989) La búsqueda
pragmatista de un método que separaría al observador de las observaciones observadas, de modo
que se pudieran hacer observaciones científicas válidas, ha persistido en los estudios de
observación participante, etnográficos y de vídeo controlado de las fases subsiguientes (véase
Tabla 1.1). Más recientemente, Habermas (1987) se ha alineado con las versiones de Mead-
Dewey del pragmatismo en las reformulaciones de su teoría de la conducta comunicativa (véase
también Rochberg-Halton 1989; Frank 1989; Rorty 1989: 66-9; Antonio 1989). Esto ha
coincidido con una renovación de las discusiones sobre el pragmatismo, Blumer, Mead y los
métodos de interaccionismo (Interacción Simbólica, 1988, Interacción Simbólica, 1989,
Plummer 1991, Denzin 1989a, Shalin 1986, 1987a, b, 1991). Al mismo tiempo, filósofos como
West (1989) y Rorty (1989) han adoptado la tradición pragmática dentro de la filosofía
americana (véase el capítulo 6 para las extensas discusiones de West y Rorty).
Políticamente, los pragmatistas (y los sociólogos de la Escuela de Chicago) que siguieron
a Mead eran liberales de la calle principal (y de los lados). Tenían vínculos con el status quo y la
comunidad empresarial (Farberman, 1979; Dykhuizen 1973: 101-4) y compromisos con el
cambio social dirigido desde dentro, a través de la política de un público democráticamente
informado. Esta versión del pragmatismo no produjo una política radical de reforma o revolución
(J. T. Carey 1975, capítulos 3 y 5). La ideología de los reformadores sociales pragmáticos de
Chicago se aferraba a los valores y creencias de las clases media y alta de América (Mills, 1964).
Mead es típico en este sentido. Criticó a la prensa y al cine (1925-6 / 64: 300-5) porque
promovían formas de ensueño y soñaban diariamente que "respondían a los así llamados
complejos de inferioridad" creando imágenes agradables que "pueden Apenas se elevan por
encima de los impulsos animales insatisfechos de ganancia, sexo u odio" (pág., 302). Estas
formas modernas de comunicación (especialmente las películas) no se prestan a la experiencia
compartida: "La película no tiene público creativo. . . Lo que la película media trae a la luz es
que los anhelos insatisfechos ocultos del hombre y de la mujer promedio son muy inmediatos,
bastante simples y bastante primitivos "(p.330). Predeciblemente, Mead comparó la cultura
popular desfavorablemente con el arte fino, "que nunca ha sido el lenguaje dominante de los
corazones de los hombres" (p.299). Las bellas artes son sanas y normales y elevan la existencia
de los hombres a nuevos planos morales (pp. 298-9). El arte popular pone de manifiesto las
características animales degradadas del hombre. Herbert Blumer repetiría estos argumentos en
1933. Ahora la historia de la perspectiva.
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La historia del interaccionismo

La Tabla 1 presenta una visión histórica de las principales corrientes y formaciones teóricas del
interaccionismo simbólico en los últimos 100 años. Divide esta historia en seis fases,
comenzando con la aparición de los textos canónicos a finales del siglo XIX y terminando en
1990. Se requiere una breve discusión de cada fase.3 La fase canónica (1890-1932) describe el
período en que el pragmatismo surgió como Una formación filosófica distinta en América. Se
hace referencia a dos cuerpos de trabajo, la de los padres fundadores filosóficas - Dewey, James,
Mead, y Peirce - y la de los sociólogos estadounidenses, incluyendo Cooley, que se basó en
Mead (y Dewey) en su trabajo sociológico. Aquí incluyo a Thomas y Znaniecki the Polish
Peasant, Park y Burgess con el libro introduction to Science of Sociology, las primeras
etnografías de la escuela de Chicago (Zorbaugh 1929; Shaw 1930), la discusión de la
metodología de Chicago en Rice (1931), la aparición de un Discurso sobre documentos
personales (Dollard 1935) y las primeras críticas de Blumer al concepto en psicología social
(1931).
El período teórico empírico de 1933-50 abarca la aparición de las obras de Mead
publicadas después de su muerte (1932, 1934, 1936, 1938), los primeros libros de texto (Karpf
1932, Krueger y Recless 1930) que identifican la tradición "Chicago interaccionista" en la
psicología social ,la acuñación de Blumer del término en 1937, Películas y Conducta en 1933 de
Blumer, su crítica de The Polish Peasant en 1939, la Segunda Guerra Mundial, nuevas
etnografías analíticas usando Mead (Lindesmith 1947), y un nuevo libro de texto explícitamente
identificado con la tradición (Lindesmith y Strauss 1949). El período 1933-50 solidifica la
sociología "Chicago" alrededor de dos polos: la herencia de Mead, a través de Blumer y Faris, y
la sociología ecología-urbana de Park, Burgess, Wirth, E. Hughes, entre otros.
Lo que más tarde se llamaría “Sociologia Chicago” se desarrolló e institucionalizó en este
periodo. E. Hughes (y sus estudiantes) procedieron a conectar los conceptos de rol y estado a uno
mismo, carreras morales, estructura social, trabajo, y desviación. Ellos observaron la sociedad
como acción colectiva, no como una estructura. Ellos vieron el trabajo como la clave del yo
contemporáneo. Las professiones (e.g. medicina) fueron observadas como instancias de luchas
colectivas para ganar poder y para definir y controlar la naturaleza del trabajo y las auto
identidades y autoridad que influyen de las ocupaciones profesionalizadas (E.Hughes 1958:8).
Ellos estudiaron la experiencia de primera mano (Becker 1970: xi). Los sociólogos (y psicólogos
sociales) quienes serían la carrera central de esta tradición (Lindesmith, A. Rose, Strauss,
Becker, Goffman, y Stone) recibieron sus doctorados durante este periodo, o a principios en el
próximo periodo. Este periodo también presenció los intentos de fusión delas teorías de Mead
con la fenomenología de origen francés y alemán (e.g. Sartre, Husserl, y M. Buber; véase Ames
1956; Natanson 1956; y Pfuetze 1954). Alfred Schütz, fenomenólogo austriaco, también
comenzó, después de su llegada a America en 1939, a escribir ensayos sobre los pragmatistas
EL PATRIMONIO INTERACCIONISTA

(ver Wagner 1938). Su trabajo no se incorporaría a la tradición de Chicago, a pesar de que


publicó en el American Journal of Sociology.

Tabla 1 Resumen histórico de la interacción simbólica. Fases y periodos de tiempo.


El canon Empírico / Transición / Crítica / Etnografía Diversidad /
1890- teórico nuevos textos fermentación 1971-80 nueva teoría
1932 1933-50 1951-62 1963-70 1981-90
Textos representativos

Entre 1893 y 1910 un número de los escritos de Simmel, traducido por Albion W. Small, apareció primero en el American
Journal of Sociology y después en el de Park y Burgess Introduction to the Science of Sociology (1921). Vease wolf 1950: xxiv.

La transición/ periodo de nuevos textos de 1951-62 vio el surgimiento de nuevos textos


articulando la interacción simbólica y su relación con Freud y la teoría social europea (gerth y
Mills 1953; Shibutani 1961); nuevos textos de psicología social (Faris 1952; Shibutany 1961);
colecciones de papeles por Park (1950) y E Hughes (1958); Lector de A. Rose, 1962, Human
Behavior and social Processes, el cual contiene declaraciones por interaccionistas entrenados
bajo la metodología Chicago; grandes enunciados teóricos que amplían la base de la perspectiva
por Goffman (1959), Strauss (1959), y Stone (1962); La formalización de Martindale (1960) de
la escuela en su texto teórico (véase también Shils 1961); dos nuevas colecciones de palabras de
Mead (Strauss (ed.) 1956; Reck (ed.) 1964); y un estudio empírico mayor, Boys in White (Becker
et al. 1961), el cual evidenció una preocupación rigurosa por el método aplicado a la observación
participante.

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