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iy MIRANDO A ORIENTE Islam, China, det siglo Il al XII [Antes de regresar a Occidente y proseguir la historia del arte en Europa, ddebemos echar al menos una ojeada a lo que acontecfa en otras partes del mun- do durante esas centurias de agitacién, Resulta interesante ver cémo reacciona- ron otras dos grandes religiones ante el problema de las imégenes que tanto se debatié en el espiriu del mundo occidental. La religién de Oriente Medio, que barrié cuanto la habia precedido en los siglos VII y VIII, la religién de los con- aquiscadores musulmanes de Persia, Mesopotamia, Egipto, norte de Africa y Espafta, fue mas rigurosa ain que el crstianismo en este aspecto, prohibiendo de manera absoluta las imagenes. Pero al arte como tal no se lo suprime ficil- mente, y los artistas de Oriente, a los que no se permitiarepresentarseres huma- nos, dejaron correr su imaginacin en formas decorativas y lineales, creando la mds sutil ornamentacién de traceria: el arabesco. Supone una experiencia inolvi- able pasear por los patios y salones de la Alhambra (ilustracién 90) y admirar la inagotable variedad de estos esquemas decorativs, Fuera incluso de los domi: nios del islam, el mundo se familiariz6 con aquellas invenciones a través de las alfombras orientale (jlustracién 91). Sus disefios sutiles y la riqueza de sus gamas cromiticas se los debemos, a fin de cuentas, a Mahoma, quien alejé el nu del artista de los objetos del mundo real para impulsarlo hacia el marae villoso de las lineas y los colores. Sectas musulmanas posteriores fueron menos ‘strictas en su interpretacién del repudio de las imigenes, per representaran figuras en tanto no tuvieran ninguna significacién religiosa. Las ilustraciones de novelas, historia y fibulasrealizadas en Persia a partir del siglo XIV, y también posteriormente en India, bajo el dominio de los musulmanes (Mogul) muestran cudnco habian aprendido los artistas de esos paises de la dis- ciplina que les redujo a dibujar formas lineales. La escena a la luz de la luna en tun jardin (ilustracién 92), de una novela persa de! siglo XV, constcuye un ¢ plo perfecto de esa maravillosa habilidad. Parece un tapiz que haya adquirido vida en tun mundo de cuento de hadas; en él hay tan escasa ilusién de realidad ‘como en el arte bizantino, incluso menos ral vez, Carece de escorzos, no intenta rmostrarmos la luz y la sombra, ni la estructura del cuerpo. Las figuras y las plan tas parece casi que hayan sido recortadas en papeles de colores para ser distribui- das después sobre la pagina formando un conjunto perfecto. Pero, por ello mis- imo, las ilustraciones encajan atin mejor en el libro que si el artista se hubiera ndo que se 90 Patio de los Leones, la Alhambra, Granada, Espaiia, 1377. Palacio Islamico on Alfombra persa, siglo XVII. Victoria and Albert Museum, Londres 145 SLAM, CHINA, DEL SIGLO ALL

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