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MORAL
Se diferencia en que la ética es el estudio filosófico y científico de la moral y es
teórica mientras que la moral es práctica.
La ética trata sobre la razón y depende de la filosofía y en cambio la moral es el
comportamiento en el que consiste nuestra vida.
Etimológicamente “ética” y “moral” tienen el mismo significado.
“moral” viene de latín “mos” que significa hábito o costumbre; y “ética” del griego
“ethos” que significa lo mismo.
OBJETIVOS DE LA ÉTICA
La ética tiene un doble objetivo que es: el objetivo material que es el acto humano
como fuente y como modo de llegar a los hábitos de costumbre. Y el objeto
formal, que es el mismo acto humano pero regido por normas y principios que
hacen que el ser humano pueda ser aceptado en una sociedad. Reconocer y
valorar el ser humano, como ser capaz de darse a sí mismo principios que
orienten su vida, individual y colectivamente. Identificar y analizar críticamente
los problemas morales, valores y proyectos éticos de la sociedad.
a) los bienes falsos o aparentes: que nos atraen, pero luego nos dejan desilusionados,
heridos y arruinados, por ejemplo: la droga, el robo, la pérdida de tiempo, etc.
b) el bien placentero o que nos gusta: por ejemplo: un vaso de refresco, la compañía de
un amigo o amiga.
c) el bien útil: es decir, que sirve para algo bueno, por ejemplo: el zapato para el pie,
una casa, el dinero, la comida.
El filósofo alemán Emmanuel Kant también sostiene que la persona es fin de sí misma
y nunca puede ser usada como medio o como fin de ninguna otra persona u otra cosa.
Según Kant El ser humano tiene autonomía, es decir, es independiente de todo y todos
y está sujeto sólo a la ley del deber o ética formal.
Kant critica la ética Aristotélica del bien apropiado y la considera como una ética egoísta,
porque en ella el hombre actúa para perfeccionarse a sí mismo, para ser feliz, para ir al
cielo. Kant se refiere a la ética de Aristóteles como una ética de esclavo donde uno actúa
para evitar un castigo o para conseguir un premio. Kant expresa su ética del imperativo
categórico o imperativo absoluto universal así:" ACTUA EN MODO TAL, QUE TU
CONDUCTA PUEDA SER SEGUIDA COMO UNA NORMA O FORMA UNIVERSAL
POR TODOS LOS HOMBRES Y LAS MUJERES". Esta ética Kantiana tuvo y tiene
todavía muchos admiradores y defensores.
LA MORALIDAD
Por ejemplo, un presidente prometió, cuando era candidato, acabar con la corrupción,
no obstante, durante su mandato la corrupción continúa campante, e, incluso, algunos
casos lo salpican al él y a su entorno íntimo. En este caso, podemos decir que el
presidente no ha actuado con moralidad.
Otro ejemplo: un taxista critica siempre la deshonestidad de sus colegas que aumentan
automáticamente la tarifa si el pasajero es un turista. Un día, sube a su taxi un turista, y
el taxista le cobra la tarifa normal, tal como predica. El taxista en cuestión sí ha actuado
con moralidad.
La moralidad, pues, tiene mucho que ver también con ser consecuentes con aquello que
decimos y actuar conforme a nuestra conciencia.
ACCIÓN HUMANO
El rasgo más característico de los seres humanos es que actúan.
Resulta por tanto que la acción humana entendida como comportamiento deliberado,
está asociada a la consecución de un fin o conjunto de fines, los cuales están vinculados
con algún periodo del tiempo futuro, por ello diremos que los fines que se persiguen al
actuar son inter-temporales, en referencia a que están distribuidos a lo largo del tiempo.
Por tanto, todo comportamiento deliberado está motivado por la consecución de un fin
o conjunto de fines inter-temporales.
Cuando los seres humanos alcanzan un fin este hecho les produce una satisfacción o
un aumento del bienestar, es por esta razón por la que actúan de forma intencionada.
Toda Acción Humana es un intento del individuo que actúa por cambiar su situación de
bienestar presente por una situación de mayor bienestar futuro.
Los seres humanos no actúan en el vacío, sino que se encuentran en un entorno, con
el cual interactúan, empleando los elementos que este les proporciona para intentar
satisfacer sus fines.
Los elementos del entorno que los seres humanos emplean al actuar para intentar
alcanzar sus fines son denominados medios.
Asique los individuos emplearán aquellos medios que creen o saben que les permitirán
alcanzar sus fines de la forma que creen o saben que les será más útil para alcanzar
dichos fines.
El error es un elemento presente en toda acción Humana.
Toda acción humana tiene lugar en el tiempo. Y el tiempo del que dispones los humanos
es escaso.
El tiempo es un medio escaso omnipresente en toda acción humana, puesto que
disponemos de una cantidad de unidades de tiempo limitada por la duración temporal
de nuestra vida.
Al ser el tiempo un medio escaso omnipresente en toda acción humana, esto implica
que todos los individuos al actuar deben de economizarlo/racionarlo y elegir que fines
deciden alcanzar con su medio escaso tiempo y que fines no.
La mayoría medios que intervienen en la acción humana son medios escasos que
precisan de ser economizados, esto significa que las unidades de estos medios de las
que dispone el sujeto son inferiores a los fines que subjetivamente estima que podría
satisfacer con dichos medios.
De esto derivan dos conclusiones:
Debido a que la mayoría de los medios que intervienen en las acciones humanas son
escasos, los individuos tienen que economizarlos, y esto implica asignarlos a la
consecución un conjunto de fines inter-temporales y no otros, a los que se renuncia.
Pues a aquellos fines que cada sujeto considera subjetivamente más valiosos, de entre
todos los fines que consideren que los medios de los que disponen les permiten
alcanzar, de manera que los fines a los que renuncien serán aquellos que cada sujeto
considere menos valiosos.
Los individuos eligen que fines intentaran alcanzar en algún momento futuro basándose
en su escala de valores o preferencias subjetivas respecto a esos fines.
Toda acción humana al estar sujeta al uso de medios escasos (como el tiempo) implica
renunciar a fines.
Toda acción humana conlleva unos Costes de Oportunidad, ya que toda acción humana
asociada al logro de un fin o conjunto de fines inter-temporales, precisa del empleo de
medios de una forma concreta y no de otras alternativas, de manera que toda acción
humana implica renunciar a alcanzar fines alternativos durante el periodo de tiempo que
dura la acción con los medios empleados en dicha acción, incluyendo entre estos
medios el tiempo.
El Coste de Oportunidad es equivalente al valor presente del fin o conjunto de fines inter-
temporales alternativo más valorado a cuyo intento de satisfacción se renuncia, al
menos durante el periodo de la acción, al actuar con unos medios determinados de una
determinada manera y no de otras alternativas.
Otra premisa básica a destacar es que la Acción Humana no implica que los individuos
tengan que, al actuar, dejar de desarrollar la acción que estaban llevando a cabo.
Tan Acción Humana es continuar realizando la acción X en lugar de realizar la acción
Y, como dejar de desarrollar la acción X y pasar a ejecutar la acción Y.
Es decir, basta con que se presente una alternativa de acción que sea rechazada para
clasificar ese acto como comportamiento deliberado, y por ende como acción humana.
También hay que advertir que tan acciones humanas son aquellas acciones que se
ejecutan de una forma calculadora y tras un profundo análisis previo de los beneficios y
costes de actuar, como aquellas acciones que son llevadas a cabo de una forma rápida
y sin un previo análisis profundo.
Toda acción Humana implica que los individuos que actúan poseen una incertidumbre/
desconocimiento sobre los eventos futuros. Si los individuos ya conocieran los eventos
futuros que les van a afectar, no actuarían, ya que no podrían hacer nada por modificar
dichos eventos futuros que están destinados a suceder.
El juicio moral es además un acto existencial vivido, que brota de las raíces de
la condición humana, en el que el sujeto, en busca de un por qué y del sentido de la
vida, expresa precisamente el valor de aquellos actos que se le muestran como
constitutivos y enriquecedores en orden a tal significado.
Estos juicios de valor:
a) Son de una experiencia: se dan en el orden de los hechos, es un juicio de una realidad
que sucede, no son un mero juicio formal, vacío de realidad.
b) Se trata de una experiencia real, "tangible", empírica, presente en la conciencia
psicológica, del significado y valor especial, moral, de una acción.
c) De una acción libre y motivada. No se trata de un mero suceso, sino de un acto guiado
por motivos y realizado porque yo quiero. Está desvinculada de condicionamientos fisio-
socio-psicológicos. No surge sin más de mi natural eufórico, agresivo... Está provocada
por algo que no es mío sino del objeto.
d) La cualificación ética dice relación a algo objetivo, que no depende de mí. Yo no
puedo cambiar su valor moral. Pero yo la puedo hacer mía (haciéndome partícipe de
esa cualificación, "bueno o malo"), a la acción y su valor, obrando la acción. Pero en
este caso yo no creo el valor (bueno o malo) sino que me lo incorporo a mí: el acto que
es malo, me hace malo a mí.
6.- La obligación.
Es considerada por muchos, no sin razón, como el hecho decisivo de la conciencia
moral.
El núcleo de la moralidad lo constituyen los preceptos y prohibiciones a que el hombre
está ligado por la obligación.
Obligación se llama a la necesidad de adoptar una forma de conducta bajo el mandato
de la conciencia. Hay ciertamente actos moralmente buenos, pero no obligatorios. No
se presentan inexorablemente ligados a la dignidad y sentido de la vida del hombre.
Pero otros sí: v.g. evitar el mal.
El juicio teórico sobre el valor moral es más tranquilo, no "toca" a la persona en su fondo.
Es estático, teórico y contemplativo. El juicio sobre la obligación difícilmente es
meramente teórico. Lleva siempre una carga que afecta a la voluntad, una urgencia
autoritativa.
Los hombres de todas las culturas son guiados, en la vida práctica, por ciertas normas
o reglas que se les imponen desde dentro, a veces con gran fuerza: "mi conciencia me
lo dicta".
La ley de la conciencia expresa de modo perentorio el deber, cuyo cumplimiento se
exige de modo absoluto, siempre y en todas partes.
La explicación del deber incondicional para la libre decisión del hombre es tema
fundamental de la ética. Esta ha de tratar, pues, de la obligatoriedad del deber o, en
otras palabras, de la necesidad que comporta la obligación en general.
Puesto que el hombre, como ser espiritual y libre, no está sometido a ninguna coacción
interna ni ha de ser coaccionado desde fuera, sólo resulta posible guiarlo haciendo que,
mediante el "tú debes" de la conciencia moral, se ponga delante de su decisión el espejo
de su propio ser. La fuente, pues, de la obligación moral es el orden del ser.
La obligación se nos presenta como absoluta y condicionada. Absoluta, puesto que es
independiente de nuestros deseos e intereses; y condicionada, pues no se fuerza como
una ley física, sino que está condicionada a nuestra libertad.
Responsabilidad es la conciencia del hombre de que la acción puesta por él, libre y
deliberadamente, es suya y ha de responder de ella ante su conciencia-juez y ante Dios
y aceptar las consecuencias de su acción. El arrepentimiento es prueba de que
reconocemos que el acto puesto por nosotros ha dependido de nuestra libre elección.
El sujeto de la responsabilidad es la persona capaz de una acción moral. El objeto de la
misma es la acción plenamente humana que procede de la parte esencial espiritual del
hombre a través de su voluntad libre.
Por eso la persona sólo es responsable cuando se da el conocimiento moral suficiente
y el querer libre no está afectado por el impulso demasiado vehemente o la sorpresa.
Los fenómenos espontáneos correspondientes a la impulsividad sensitiva: ira,
concupiscencia, egoísmo... no son libres, en cuanto tales, pero la voluntad libre puede,
refrenándolos, influir en ellos. De aquí surge la cuestión: hasta qué punto lo bueno o
malo de una acción puede decirse suyo. Una cosa es sentirse responsable de
determinada acción y otra sentirse responsable de los movimientos pasionales y del
carácter en cuanto influyen en el acto. Puede así hablarse de dos responsabilidades:
una de la acción particular y otra del ser moral de uno mismo: hábitos, sentimientos,
deseos, pensamientos...
La conciencia de responsabilidad, por lo tanto, no se refiere solamente a las acciones
en sentido estricto, sino también a los hábitos, sentimientos, deseos, pensamientos, etc.
8.- La culpa.
Culpa es el reato de la decisión libre y, por lo mismo, imputable, contrario a la ley moral
y al valor ético. La violación de la ley mediante determinado acto y la responsabilidad de
ello es el primero de los rasgos que se distinguen en la culpa. Ello presupone un juicio
de conciencia sobre una determinada acción u omisión.
Puesto que la obligación moral tiene su fundamento definitivo en la voluntad legisladora
de Dios, la acción culpable es "pecado", es decir, una ofensa a la voluntad de Dios y a
la "ley" establecida por El; más aún, una ofensa a su majestad y bondad.
El hombre espiritualmente sano sólo siente la conciencia de culpa cuando la violación
de la ley ha sido consciente. De no serlo, la conciencia lo absuelve.
La conciencia culpable, de que hablamos, no es en modo alguno un sentimiento
inconsciente y vago de culpabilidad, sino que se apoya en un juicio racional sobre una
conducta determinada.
El sentimiento de culpa no es ningún deshonor, sino expresión de la dignidad de la
persona humana y de una conciencia fina y elevada.
El segundo rasgo característico de la conciencia de culpa está en que es independiente
de que la mala acción haya sido o pueda ser descubierta. Por más que el hombre trate
de olvidar su mala acción, no logrará escapar a su conciencia.
Ni siquiera el perdón obtenido del ofendido librará al ofensor de la conciencia de culpa.