Está en la página 1de 3

HISTORIA DE LA FILOSOFÍA II

Estudiante: Angélica María Becerra Estrada.


Código: 2172584
Fecha: 29/05/2018
Los opuestos y contrarios en el Primer modo de ser y no ser en la División de
la Naturaleza
La obra más conocida de San Juan Escoto Eriugena, El Periphyseon o División de la
Naturaleza, trata de explicar y sintetizar la naturaleza junto con sus modos de existencia,
ya que para éste filósofo irlandés “naturaleza es el nombre general apropiado para todo
lo que es y todo lo que no es” (p.45, 441ª); a partir de esto es evidente la importancia de
la pregunta onto-epistemològica: ¿Qué es lo existente y cuáles son sus modos de
existencia? a la cual Escoto responde con la clasificación de la naturaleza, en dos
géneros y cuatro especies; los dos géneros residen en un estudio de lo existente y lo
no existente, lo que es y lo que no es, en otras palabras lo que se conoce y lo que no se
conoce en la naturaleza; por otro lado, la clasificación de las cuatro especies constituye
no sólo un estudio teológico, sino también un compendio cosmológico y antropológico, al
mostrar tanto la primera naturaleza que crea sin ser creada (Dios) junto con las demás
naturalezas que devienen de la existencia de ésta: la segunda naturaleza creada y a su
vez creadora (Cosmos), y la tercera naturaleza creada y no creadora (el humano);
además Escoto plantea la cuarta naturaleza como aquella que no es creada y no es
creadora, siendo esta la Nada misma, ya que la no existencia posibilita y da paso a la
existencia, puesto que sólo a través de ésta lo creado puede hacerse manifiesto. Estos
cuatro géneros se encuentran explicados de cinco maneras, a las cuales el irlandés
denominó modos de ser y no ser; de estos, en el presente texto se quiere exponer y
explicar uno en específico: el primer modo de ser y no ser, y, a su vez mostrar la
oposición y contradicción en la que los cuatro géneros se encuentran.

En el primer modo de ser y no ser, el ser es explicado por Escoto como aquello que
se da mediante el proceso de la percepción de lo sensible o corpóreo, seguido del
razonamiento sobre lo percibido, esto corresponde al proceso de intelección, el cual
caracteriza tanto a la primera naturaleza (Dios) como la tercera (Hombre), con
diferencias y similitudes; La primera naturaleza o Creador puede percibir y razonar
sobre todo lo creado por ella, es decir, percibe y sabe de la existencia de la sustancia y
esencia de sus creaciones, en cambio la tercera naturaleza o creatura racional, no
puede percibir la esencia del creador, ya que éste posee un nivel de racionalidad e
intelecto superior, infinito e incomprensible para la intelección finita que posee la
creatura humana, la cual, aunque puede percibir y pensar sobre las sustancias creadas
a partir del Cosmos o segunda naturaleza, es decir, puede conocer sus cualidades y
cantidades: forma, apariencia, ubicación en el tiempo y el espacio(443c), no logrará
comprender lo que son realmente estas sustancias en sí mismas, con las que comparte
el carácter de materialidad, de ser creación; así pues, mucho menos será capaz de
comprender algo que carece de corporeidad y es esencia en sí mismo, que se escapa
tanto de los sentidos como de los pensamientos humanos: la naturaleza divina; De este
modo, el primer modo de ser, estaría basado en lo que se puede conocer por ser objeto
de percepción y dar cabida a un pensamiento y, modo de no ser, aquello que no puede
ser percibido ni pensado, en palabras de Escoto: “lo que por la excelencia de su
naturaleza escapa no sólo a todo sentido, sino también a todo intelecto y razón,
justamente se opina que no es.” (p.47, 443ª). A su vez, la primera naturaleza es esencia
en sí misma, lo que hace que la tercera naturaleza le sea imposible razonar sobre ella,
debido a que la tercera naturaleza tiene características contrarias a la primera, ya que
Dios, posee la característica de no ser creado, pero si ser creador, lo cual es opuesto a
la naturaleza creada y no creadora del humano, de esta manera, si las creaciones finitas,
son cognoscibles para el creador infinito, lógica y necesariamente debe oponérsele el
carácter cognoscible de las creaciones, al estas no superar ni alcanzar a conocer y
comprender a su creador.

También cabe resaltar, la importancia de la contrariedad que posee la segunda y


cuarta naturaleza, ya que una tiene la característica de ser creada y crear , el Cosmos, y
la otra, aquella que ni es creada ni creadora, la Nada; de este mismo modo, al poseer
naturalezas contradictorias, la afirmación de una conlleva la negación de la otra, pero, a
la vez, sin la existencia de la naturaleza de alguna de ellas, la otra no sería posible, y ni
siquiera pensable, es decir, si el Cosmos hipotéticamente no existiese, simplemente la
Nada sería todo lo que existiese, lo cual imposibilitaría toda razón y percepción; y sin la
naturaleza de la Nada, en ultimas, el Cosmos seria lo único existente, como un
contenedor al vacío, sin espacio para el movimiento, sin forma y sin posibilidades de
otra percepción más que la de la homogeneidad de la materia:

“A pesar de que quizás alguien diga que las cosas, de las que son ausencias y
privaciones, no son absolutamente nada, sino que, por una admirable fuerza natural,
de alguna manera son porque existen aquellas cosas en las que radica propiamente
la privación, la ausencia o la oposición.” (p. 48, 443d).

En conclusión, los cuatro géneros de naturaleza planteados por Eriugena, muestran


una coherencia lógica, en la cual, el primer género posibilita que el tercero, su opuesto,
a tener la facultad de percibir y razonar; aunque el humano no lo pueda conocer todo en
esencia, al ser creado y existente, tiene la posibilidad de conocer algo a partir de la
percepción que le brindan sus sentidos y la razón de su pensamiento; y, en el caso de
los contradictorios: segundo y cuarto género, el Cosmos y la Nada, su coexistencia
posibilita la existencia de las demás naturalezas.
Referencias Bibliográficas:

También podría gustarte