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Comprensión y producción textual I

Sesión 14: Escritura de párrafos – Taller

EJERCICIO 1: En grupos, establezcan cuál es el problema de cada uno de los párrafos


siguientes:
1) Juan es un joven ecuatoriano que tiene los ojos color celeste. Celeste es un color
parecido al del mar, el cual es profundo. Existen, por supuesto, colores diferentes a
los del mar, que son infinitos. Un color infinito no puede medirse jamás porque
carecemos de los instrumentos para hacerlo.

2) Al enfriarse el vapor de agua se convierte en lluvia. Se condensa. Ésta cae. El agua


de la lluvia proviene del mar. Los vientos empujan las nubes a través de los
continentes. El vapor de agua procede del mar. Cuando el vapor de agua se enfría, se
convierte en minúsculas gotas de agua. Éstas aumentan de tamaño y caen en forma
de lluvia. El vapor de agua se origina en el calentamiento de las aguas del mar por el
sol.

3) Hay que tener claro que, en cuestiones de actualidad, las cosas son comparables con
lo que pasaba anteriormente, donde todo tenía su razón de ser. La sociedad evoluciona
y eso es bueno, pero aun así si no partimos de lo vivido, la realidad actual resulta sin
fundamentos, vacía. La clave está en admirar lo que nos rodea, sin ignorar lo ya
realizado por el hombre.

EJERCICIO 2: En grupos, a partir de las siguientes oraciones sueltas organicen cuatro


párrafos independientes. Procuren que la oración principal (aquella que tiene la idea principal
del párrafo) quede de primera:
1. Es decir, que las personas ya no se ven obligadas a casarse para vivir su sexualidad a plenitud ni
para criar hijos.
2. En un entorno de vida moderno, las relaciones suelen ser, quizá, las encarnaciones más
comunes, intensas y profundas de la ambivalencia.

3. Tengo un miedo desmesurado a las ratas.


4. En nuestro mundo de rampante “individualización”, las relaciones son una bendición a medias.
5. En menos de un segundo estaba erizada por el terror de vivir, en menos de un segundo estallaba
entera de pánico y controlaba como podía mi grito más profundo.
6. El primero ocurrió alrededor de la última mitad del segundo milenio a. de C., y puede definirse
como “la invención de la escritura lineal”.
7. Casi todo el tiempo ambos avatares cohabitan, aunque en niveles diferentes de conciencia.

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8. El informe Mapa mundial de la familia 2013, publicado por la organización Children Trends,
reveló que en los últimos años ha habido una ruptura entre el sexo, el matrimonio y la procreación.
9. Este ensayo se basa en la hipótesis de que la civilización humana ha experimentado dos momentos
de cambio fundamentales desde su comienzo.
10. En Europa, por ejemplo, los padres y madres solteras se han duplicado en los últimos 20 años.
11. En el abanico de posibilidades que tienen están los procedimientos de inseminación artificial, el
alquiler de un vientre o la adopción.
12. Y fue entonces cuando casi pisé una enorme rata muerta.
13. El segundo –del cual somos testigos– puede llamarse “la invención de las imágenes técnicas”.

14. Ese es uno de los motivos por los cuales hay tantos hogares monoparentales, pues quienes desean
ser papás pueden hacerlo sin formalizar una relación.
15. Y por eso, podríamos argumentar, ocupan por decreto el centro de atención de los individuos
líquidos modernos, que las colocan en el primer lugar de sus proyectos de vida.
16. Pero la imagen se filtraba por los párpados: una gran rata rubia, de enorme cola, con las patas
aplastadas, y muerta, quieta, rubia.
17. Oscilan entre un dulce sueño y una pesadilla, y no hay manera de decir en qué momento uno se
convierte en la otra.
18. Tal vez hubo otros momentos de cambio en el pasado remoto, pero escaparon a nuestra
observación.
19. Corriendo casi de miedo, ciega entre la gente, acabé en la otra manzana recargada en un poste,
cerrando violentamente los ojos, que no querían ver más.

EJERCICIO 3: En un solo párrafo corto, desarrollen el resumen del cuento “El eclipse” de
Augusto Monterroso, tomado del libro Obras completas (y otros cuentos). Inicien el párrafo
con una oración en la que se indique en términos generales el título del cuento, el autor, el
libro y el tema central del cuento. En las siguientes oraciones indiquen muy brevemente lo
que ocurre en el mismo, en orden cronológico.

El eclipse
Por Augusto Monterroso
Cuando fray Bartolomé Arrazola se sintió perdido aceptó que ya nada podría salvarlo. La
selva poderosa de Guatemala lo había apresado, implacable y definitiva. Ante su ignorancia
topográfica se sentó con tranquilidad a esperar la muerte. Quiso morir allí, sin ninguna
esperanza, aislado, con el pensamiento fijo en la España distante, particularmente en el
convento de los Abrojos, donde Carlos Quinto condescendiera una vez a bajar de su
eminencia para decirle que confiaba en el celo religioso de su labor redentora.

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Al despertar se encontró rodeado por un grupo de indígenas de rostro impasible que se
disponían a sacrificarlo ante un altar, un altar que a Bartolomé le pareció como el lecho en
que descansaría, al fin, de sus temores, de su destino, de sí mismo.
Tres años en el país le habían conferido un mediano dominio de las lenguas nativas. Intentó
algo. Dijo algunas palabras que fueron comprendidas.
Entonces floreció en él una idea que tuvo por digna de su talento y de su cultura universal y
de su arduo conocimiento de Aristóteles. Recordó que para ese día se esperaba un eclipse
total de sol. Y dispuso, en lo más íntimo, valerse de aquel conocimiento para engañar a sus
opresores y salvar la vida.
–Si me matáis –les dijo– puedo hacer que el sol se oscurezca en su altura.
Los indígenas lo miraron fijamente y Bartolomé sorprendió la incredulidad en sus ojos. Vio
que se produjo un pequeño consejo, y esperó confiado, no sin cierto desdén.
Dos horas después el corazón de fray Bartolomé Arrazola chorreaba su sangre vehemente
sobre la piedra de los sacrificios (brillante bajo la opaca luz de un sol eclipsado), mientras
uno de los indígenas recitaba sin ninguna inflexión de voz, sin prisa, una por una, las infinitas
fechas en que se producirían eclipses solares y lunares, que los astrónomos de la comunidad
maya habían previsto y anotado en sus códices sin la valiosa ayuda de Aristóteles.

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