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1 - El Campo de La Evaluación y La Intervención Social PDF
1 - El Campo de La Evaluación y La Intervención Social PDF
evaluación y la
intervención
social
Marisela Montenegro Martínez
Marcel Balasch Domínguez
Blanca Callen Moreu
PID_00141842
CC-BY-NC-ND • PID_00141842 El campo de la evaluación y la intervención social
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CC-BY-NC-ND • PID_00141842 El campo de la evaluación y la intervención social
Índice
Introducción............................................................................................... 5
Objetivos....................................................................................................... 6
Bibliografía................................................................................................. 23
CC-BY-NC-ND • PID_00141842 5 El campo de la evaluación y la intervención social
Introducción
(1)
Un sistema comúnmente empleado para aproximarse al conocimiento de un Para no complicar la lectura con
el uso de es/as, y para evitar la dis-
ámbito disciplinar, como es la intervención social, consiste en trazar un breve
criminación de género, optaremos
recorrido de sus orígenes y evolución histórica. Para llevar a cabo este recorri- por utilizar siempre el femenino.
Se podrá considerar que siempre
do se suele hacer referencia a los factores que incidieron en su surgimiento, nos referimos al nombre femenino
omitido "persona".
al contexto histórico y político en que se enmarcó, a sus elementos y autora1
"fundacional", a cómo se fueron delineando los conceptos y las orientaciones
teóricas, etc. Cabe reconocer, sin embargo, que la reconstrucción de la historia
de cualquier disciplina jamás es unívoca. Existen muchas formas de relatar y
escribir la historia. Cada una de estas explicaciones o relatos acentuará, enfa-
tizará ciertos aspectos y, asimismo, "olvidará" algunos otros. Enfrentarse a la
tarea de elaborar una historiografía de un ámbito como la intervención social
implica, por tanto, decidir qué elementos, acontecimientos o sucesos históri-
cos son relevantes y qué otros pueden ignorarse. Obviamente, esta decisión
no es inocente; responde a los objetivos concretos que se persiguen al escribir
la historia.
Pues bien, el objetivo del apartado que iniciamos aquí es el de trazar una
explicación sobre la evolución histórica y los orígenes de la intervención
social en tanto que campo�disciplinar.
Objetivos
Según esta explicación, las demandas sociales planteadas en aquella época de-
sembocaron en la necesidad de una administración con capacidad para dar
respuesta a los problemas planteados por dichas luchas y para proporcionar
las prestaciones pertinentes con el objetivo de atenderlas. Asimismo, la histo-
riografía estándar menciona diversas líneas de pensamiento que surgieron en
aquel contexto que, al converger, incidieron decisivamente en la conforma-
ción de lo que hoy conocemos como el Estado�del�bienestar.
Según López Cabanas y Chacón (1997), algunos de los pensamientos que son Lectura complementaria
considerados antecedentes de la intervención social son:
Podéis ampliar los conoci-
mientos sobre los anteceden-
• La aprobación de la legislación prusiana de Von Bismark que trataba de tes históricos que dieron lu-
gar a la creación de la inter-
responder a las demandas de los movimientos obreros mediante la pro- vención social leyendo la
moción de la mejora de sus condiciones de vida. obra siguiente:
López Cabanas, M. y Cha-
cón, F. (1997). Intervención
• La aparición de la "teoría del bienestar", que permitía medir el nivel de psicosocial y servicios sociales:
Un enfoque participativo. Ma-
bienestar colectivo. drid: Síntesis.
• Beneficencia (1812-1900).
Desde esta historiografía se argumenta que, para poder hacer frente a los pro-
blemas sociales emergentes de finales del siglo XIX y principios del XX y, al
mismo tiempo, desprenderse de la cosmovisión metafísica propia de la edad
medieval, fue necesario desarrollar el pensamiento científico. Sólo mediante
esta nueva forma de conocer era posible conciliar el orden y el progreso, y
proporcionar a las sociedades las herramientas necesarias para su evolución
y mejora.
CC-BY-NC-ND • PID_00141842 9 El campo de la evaluación y la intervención social
Asimismo, dicha perspectiva historiográfica se preocupa por analizar el papel Lectura recomendada
que han desempeñado las relaciones de poder en la emergencia de la inter-
Para profundizar sobre el re-
vención social en tanto que ámbito de conocimiento. corrido que hace la historio-
grafía crítica en cuanto a la
emergencia de la interven-
1.2.1. El surgimiento de las disciplinas científicas: los ción social, podéis leer la si-
antecedentes de la intervención social guiente obra:
Ibáñez, T. (1990). Aproxima-
ciones a la psicología social.
Aunque, como hemos visto en el apartado anterior, la historiografía estándar Barcelona: Sendai.
Tal como afirma Ibáñez (1990) la historiografía crítica localiza los anteceden-
tes en aquel contexto, ya que pretende enfatizar que las ciencias sociales cons-
tituyen un tipo de construcción social particular que:
"tiene sus normas y sus mecanismos de funcionamiento específicos, que se caracteriza por
una forma institucionalizada de promover la producción de conocimientos, de aceptarlos
o rechazarlos, de transmitirlos o sepultarlos, que dispone de sus laboratorios, sus cátedras
y sus revistas".
Partiendo de las aportaciones del filósofo francés Michel Foucault (1976), sin-
tetizaremos, a continuación, los elementos clave que permiten comprender la
transformación del paradigma del poder mencionada en el subapartado ante-
rior.
Según dicho autor, el poder o, más concretamente, las formas mediante las Lectura recomendada
que opera el poder, sufren una transformación esencial durante los siglos XIX
Para profundizar sobre este
y XX. En este sentido, se produce el paso del paradigma del poder� jurídico tema, podéis leer la obra si-
al paradigma del poder� estratégico. Se pasa de un régimen centrado en la guiente:
Foucault, M. (1976). Vigilar y
soberanía a un régimen dominado por las técnicas�de�gobierno.
castigar. Nacimiento de la pri-
sión. Madrid: Siglo XX (6.ª
ed. en España, 1988).
El paradigma jurídico del poder responde a la concepción tradicional que so-
lemos tener del poder y que, según este autor, debemos poner en duda para
poder comprender cuáles son los mecanismos mediante los cuales opera el
poder en nuestras sociedades occidentales contemporáneas. Concretamente,
hay un conjunto de "evidencias" o cuestiones acerca del poder que han sido
dadas por sentadas desde el paradigma jurídico y que debemos poner en duda:
1) El poder no debe entenderse como una sustancia que poseen ciertas perso-
nas, instituciones o grupos. El poder no parte de un lugar para darse en otro. El
poder�opera�en�las�relaciones, existe y se da en el ejercicio mismo de las rela-
ciones. Es una relación de fuerzas bidireccional. La soberanía se caracteriza por
la acumulación de poder en la figura del soberano, que tiene una relación de
exterioridad y trascendencia respecto a la población que domina. El paradig-
ma estratégico, en cambio, se ejerce de forma inmanente, en todas y cada una
de las relaciones e interpela a toda la sociedad y no únicamente al soberano.
El poder no parte de grandes instancias para descender hacia los individuos.
Al contrario, el poder se genera en cada uno de los ámbitos de lo social.
Así pues, es necesario analizar también el poder en tanto que un discurso ba-
sado en el conocimiento de la realidad. El conocimiento producido desde la
racionalidad científica crea la forma de lo normal e induce a que todo converja
hacia la norma socialmente establecida. Así como el poder legislativo se impo-
ne mediante el establecimiento de leyes y para ser eficaz requiere de la sanción
como medida ante su incumplimiento, el poder basado en las prácticas y dis-
cursos que establecen la normalidad no tendrá efecto si no se legitima dicha
norma. Un discurso en términos de norma exige que aceptemos la verdad de
ese discurso. El único discurso legitimado para decir verdad es el discurso cien-
tífico. Por eso, conocimiento�y poder�están indisociablemente�conectados.
Así, el desarrollo de formas cada vez más sofisticadas de gestionar las poblacio-
nes va parejo a la expansión de un tejido de saberes disciplinares propios de las
ciencias sociales (Foucault, 1976) que, como la intervención social, participan
en la producción de tecnologías, conocimientos y discursos que sirven para
gestionar y regular a las personas y las poblaciones. Desde este análisis crítico
de la relación saber-poder, la gestión y regulación de las poblaciones, como
vemos, no responde tanto a una cuestión de redistribución social y resolución
de los desequilibrios sociales, sino más bien al mantenimiento de las relacio-
nes de poder en un contexto con fuertes tensiones sociales. Métodos como
el examen, la medida o la confesión, que más tarde evolucionarán hasta la
encuesta, la entrevista, los test y la estadística, son, en sí mismos, prácticas de
intervención y conocimiento. El conocimiento de las disciplinas de las cien-
cias sociales se orienta a "encauzar conductas", corregir o reducir desviaciones,
es decir, hacer del individuo un cuerpo dócil, un objeto moldeable, utilizable
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Tal como hemos visto, los antecedentes de la intervención social pueden ras-
trearse en el contexto del cambio de paradigma del poder, que supuso una
nueva forma de ejercerlo basada en diversas técnicas de conocimiento.
En este sentido, Hacking (1999) afirma que las ideas no surgen en el vacío, Matriz de Hacking
no deben entenderse como una especie de entidad mental, sino que habitan
Para ejemplificar el funciona-
y emergen en un escenario social. Dicho autor denomina matriz al espacio miento de la matriz, Hacking
dentro del cual una idea o concepto es formado. La matriz en la cual se forman emplea la noción de mujer re-
fugiada: esta noción respon-
las ideas acerca de lo social es un complejo de instituciones, conocimientos y de a un complejo formado por
instituciones, abogados, artí-
actuaciones. Las concepciones que compartimos socialmente sobre determi- culos de prensa, decisiones de
nados temas responden a un entramado simbólico (los significados y discur- la corte, procedimientos de in-
migración, etc. que le otorga
sos que dan cuenta del tema en unos términos y no en otros) y material (los un significado específico. Pe-
ro también requiere de cierta
artefactos sociales que sostienen esa concepción). infraestructura material como
las siguientes: barreras, pasa-
portes, uniformes, empleados
Hacking nos advierte, de este modo, que los conceptos y las clasificaciones de aeropuertos, centros de de-
tención, tribunales, campos de
sociales que damos por sentadas y aceptamos acríticamente surgen y son po- vacaciones para los niños y ni-
ñas refugiados, etc.
sibles únicamente en el seno de una matriz simbólica y material compleja que
hace que funcionen.
Lectura recomendada
La intervención social, en tanto que disciplina en ciencias sociales, constituye
Para profundizar en el con-
uno de los nodos de la matriz desde el que emergen los conceptos, aproxima- cepto de matriz ideado por
ciones y actuaciones relacionadas con la intervención en fenómenos, colecti- Hacking, leed:
Hacking, I. (1999). The Social
vos o territorios señalados como afectados por los problemas sociales y sobre Construction of What? Cam-
los que se busca promover algún cambio social. Este nodo, al estar inserto en bridge, MA: Harvard Univer-
sity Press.
CC-BY-NC-ND • PID_00141842 15 El campo de la evaluación y la intervención social
Uno de los autores que ha analizado con mayor profundidad toda esta cuestión Lectura complementaria
es Nikolas Rose (1996). El trabajo de este autor se orienta hacia el análisis de
Podéis ampliar el concepto
la relación entre el poder y las ciencias sociales. Siguiendo las aportaciones de de gobernabilidad leyendo la
Foucault en relación con el cambio de paradigma del poder, este autor deno- obra siguiente:
Rose, N. (1996). Inventing
mina gobernabilidad a la relación entre ciencias sociales y ejercicio del poder.
our selves: Psychology, power
and personhood. Nueva York:
Cambridge University Press.
El análisis de esta relación no busca describir qué instituciones, agentes esta-
tales o núcleos de poder son los más relevantes a la hora de ejercer poder, si-
no que se preocupa por identificar el conjunto de líneas de pensamiento, de Regímenes de verdad
voluntad, de invención, de programas, etc. que establecen un determinado
El ensamblaje para ejercer el
estado de conocimiento y acción. Esta heterogeneidad de prácticas convergen poder establecido por los re-
en lo que denomina regímenes�de�verdad. Dichos regímenes conciernen a la gímenes de verdad está com-
puesto por formas de conoci-
dirección de la conducta, a las formas de decir verdad, a las personas autoriza- miento práctico, ejercicios de
cálculo, vocabularios, tipos de
das para decir verdades, a las formas de representar las verdades y a los costes autoridad, formas de juicio,
formas arquitectónicas, capaci-
que tiene todo ello; en definitiva, a la invención y ensamblaje de aparatos y dades humanas, objetos y dis-
dispositivos específicos para ejercer el poder e intervenir sobre determinados positivos no humanos, técnicas
de inscripción, y está atravesa-
problemas. do por la aspiración a conse-
guir determinados resultados
en la conducta de quienes son
Desde esta metodología de análisis, por lo tanto, se pone de manifiesto que gobernados y evitar otros efec-
tos indeseados. Estos conjun-
el poder o, en sus propias palabras, la gobernabilidad, opera produciendo las tos son heterogéneos, diver-
sos, hechos de conexiones de
condiciones de posibilidad e inteligibilidad para determinadas formas de ac- diferentes tipos, no esenciales.
tuar sobre la conducta de las personas y lograr determinados objetivos. Su tra-
bajo se orienta a atender críticamente estas estrategias de gobernabilidad, to-
mando en consideración sus presupuestos, asunciones, exclusiones y regíme-
nes de visión y puntos de ceguera.
en el que se han desarrollado (Payne, 1995; Fawcett et al., 2000). El conoci- Fawcett, B., Featherstone, B.,
miento generado por la intervención social ha sido producido en y desde una Fook, J. y Rossiter, A. (2000).
Practice and research in so-
matriz (Hacking, 1999) que implica una densa red de agencias, profesionales, cial work: postmodern feminist
instituciones, grupos de presión, etc., que han generado perspectivas teóricas, perspective. Londres: Routled-
ge.
metodológicas y técnicas a través de las cuales se constituye aquello sobre lo Payne, M. (1995). Teorías con-
cual se intervendrá. En dicha matriz, se conforman los límites de este campo temporáneas del trabajo social.
Una introducción crítica. Bue-
y las características que lo atraviesan. nos Aires: Paidós.
Así, de manera explícita y formal (a través, por ejemplo, del diseño de leyes
y normativas), o de modo más implícito (a partir de los diferentes imagina-
rios sociales compartidos), se definen el marco institucional, los objetivos, los
agentes, las metodologías, las prácticas, las organizaciones, los discursos y los
ámbitos de actuación que conforman la matriz reguladora de este campo dis-
ciplinario. Mediante instituciones, valores, normas y roles predominantes en
un momento sociohistórico dado, se construyen y reproducen constantemen-
te los marcos de referencia, en forma de pautas y dispositivos duraderos, que
regulan la vida social.
Sin embargo, este marco de acción instituido y normativo que definimos como
intervención social es dinámico; esto es, no está definitivamente cerrado ni
totalmente definido. No se trata de una realidad incontrovertible, sino de un
espacio social que se constituye como un campo de fuerzas disímiles, e incluso
antagónicas, entre agentes, prácticas y discursos heterogéneos que tratan de
establecer unos u otros significados y prácticas en torno a la intervención. En
este sentido, como hemos dicho anteriormente, en el interior de la misma
disciplina existen diferentes paradigmas y perspectivas.
CC-BY-NC-ND • PID_00141842 18 El campo de la evaluación y la intervención social
A pesar de que actualmente es posible identificar una multiplicidad de pers- Lectura complementaria
pectivas en intervención social, existe una controversia interna fundamental
Ibáñez realiza un buen estu-
que ha puesto en tela de juicio las formas en que esta disciplina había sido dio sobre la crisis de las cien-
entendida hasta entonces. De hecho, la actual heterogeneidad existente res- cias sociales:
Ibáñez, T. (1996). Fluctuacio-
ponde, en buena parte, a las consecuencias que dicha controversia supuso en
nes conceptuales en torno a la
el seno de la disciplina. Concretamente, durante las décadas de los cincuenta postmodernidad. Caracas: Uni-
versidad Central de Venezue-
y sesenta, germinó una corriente de pensamiento crítico que terminó por de- la.
sencadenar lo que más tarde se denominó la crisis�de�las�ciencias�sociales. A
grandes rasgos, el pensamiento crítico desarrolló un conjunto de argumentos
que cuestionaban los presupuestos clásicos de las ciencias sociales, sentando
las bases para la emergencia de perspectivas distintas de estudio y reflexión
sobre los asuntos sociales (Ibáñez, 1996). En el caso de la intervención social,
esta crisis se sostuvo sobre una crítica fundamental que veremos a continua-
ción. La brecha abierta en el seno de la disciplina ha permeado su posterior
desarrollo y, en la actualidad, las aproximaciones de intervención social exis-
tentes han incorporado, en diversos grados, los cuestionamientos que fueron
manifestados por parte de las perspectivas críticas. La controversia inaugurada
por el pensamiento crítico sigue, por lo tanto, abierta en la actualidad.
El argumento central de las corrientes críticas afirma que la intervención so- Lectura complementaria
cial tradicional no contribuye a alcanzar el bienestar social, sino más bien que,
Correa, N., Figueroa, H. y Ló-
a través de la asunción de perspectivas positivistas y objetivistas de interven- pez, M. (1994). La psicología
ción, contribuye a la generación de efectos de control social y opresión de social: pasión inútil del Es-
tado terapéutico. Anthropos,
ciertos colectivos y grupos sociales. Autoras como Correa, Figueroa y López 156, 33-38.
(1994) afirman que las soluciones planteadas desde la intervención social de
orientación positivista han tenido la función de moldear las conductas de las
personas y colectivos y de establecer/definir los límites de lo normal y lo anor-
mal, lo incluido y lo excluido, ayudando así al control social. La intervención
social tradicional, según estas autoras, se orienta a reconducir las resistencias
sociales (Correa, Figueroa y López, 1994). Estos efectos de control se dan a
través, básicamente, de dos mecanismos:
Desde aportaciones recientes a esta discusión, (Espai en Blanc, 2008), se afirma Lectura complementaria
que las sociedades complejas han delegado la responsabilidad por la toma de
Para conocer estas aportacio-
decisiones importantes en la figura de las "especialistas". La creciente profesio- nes recientes a la discusión,
nalización de diversos ámbitos sociales hace que las decisiones acerca del rum- leed:
Espai en Blanc y VV. AA.
bo que debe tomar una sociedad, ante el surgimiento de nuevos retos, recaiga
(2008). La sociedad terapéu-
en las figuras autorizadas para hacerlo. Esta organización social decide quién tica. Materiales para la sub-
versión de la vida. Barcelona:
está legitimado para intervenir ante los conflictos sociales y de qué forma. Este Ediciones Bellaterra.
mecanismo implica un ejercicio de poder y al impedir que sea el conjunto de
la sociedad el que intervenga para alcanzar el consenso y la cohesión social y
se relegue en las voces "autorizadas" las decisiones sobre qué resoluciones de-
ben tomarse. Las perspectivas de intervención tradicionales operan trazando
una distinción entre las posiciones autorizadas (en base a su conocimiento) a
decidir el rumbo que debe seguir la sociedad y aquellas que no ostentan dicha
autoridad; para ello, no emplea la fuerza bruta ni la dominación sino formas
más sutiles y sofisticadas que invisibilizan el propio ejercicio de poder e inclu-
so favorecen que sea visto como algo socialmente beneficioso.
Las críticas realizadas a raíz de la crisis de las ciencias sociales sostienen que Reflexión
si se asume que el conocimiento sólo puede ser válido desde la posición de
¿Quién está legitimado para
experticia, se redunda en relaciones asimétricas entre equipos interventores producir conocimiento y quién
y personas intervenidas. Esta discusión, presente hasta nuestros días, obliga no lo está?
El segundo eje de discusión que emerge a partir de las críticas formuladas du-
rante la crisis de las ciencias sociales tiene que ver con el objeto sobre el cual
se produce conocimiento y se generan intervenciones sociales. En concreto, la
crítica se refiere a las maneras en las que, desde los ámbitos de investigación e
intervención social, se ha realizado la aproximación a los problemas sociales
y la forma de abordarlos.
ferentes formas de solucionarlos. Desde las perspectivas tradicionales, un pro- Casas, F. (1996). Bienestar so-
blema social surge cuando hay condiciones que suponen una falta de armonía cial: Una introducción psicoso-
ciológica. Barcelona: PPU.
con los valores sociales de una sociedad determinada (Clemente Díaz, 1992).
Clemente Díaz, M. (1992).
Existen problemas sociales cuando ocurre un desequilibrio en las formas de Psicología social aplicada. Ma-
drid: Eudema.
organización social que tiene efectos negativos en personas, colectivos o en
el conjunto de la sociedad y, además, cuando su competencia apela a la res-
ponsabilidad colectiva (Casas, 1996). En esta literatura, se describen diferentes
condiciones en las que surgen los problemas sociales. Condiciones como la
desviación de ciertos grupos sociales con respecto a las normas mayoritarias, la
transformación o evolución de ciertas prácticas sociales, los desacuerdos con
respecto a las reglas de convivencia o los conflictos de valores e intereses en-
tre grupos son razones por las cuales pueden surgir problemas sociales (López
Cabanas y Chacón, 1997; Clemente Díaz, 1992). Esta definición parte de la
asunción de que es posible, por medio de métodos científicos, ubicar en qué
momento y lugar se produce un desequilibrio o falta de armonía con los va-
lores de una sociedad. De este modo, se parte de la idea de que, en la articu-
lación de la sociedad, hay espacios (problemas, colectivos) que no funcionan
adecuadamente y es necesario adecuarlos para que sean funcionales a ella.
La sociedad crea instituciones para lidiar con los desperfectos que ella misma
produce. Estas instituciones, por tanto, cumplen funciones de mantenimien-
to de las relaciones dominantes presentes en la sociedad, a través de la capa-
CC-BY-NC-ND • PID_00141842 21 El campo de la evaluación y la intervención social
cidad de lidiar con estos problemas por medio de un poder legítimo (Correa,
Figueroa y Román, 1994). Esta clase de intervención busca establecer la armo-
nía entre los diferentes grupos sociales, que acceden a los recursos de manera
desigual.
La noción de minusvalía
Este concepto ha asumido la idea de que algunas personas tienen carencias físicas
o cognitivas y que es necesario intervenir sobre ellas para capacitarlas y mejorar su
adaptación al entorno. Dicha concepción ha sido producida y sostenida por una ma-
triz de conocimientos, prácticas, instituciones y actuaciones que ha invisibilizado
otras aproximaciones posibles a esta cuestión. Al considerar que algunas personas se
encuentran en situación de carencia y falta de recursos, se ha optado por intervenir
sobre ellas, mediante su evaluación, diagnóstico y corrección. Esta forma de repre-
sentar el espacio sobre el que se quiere intervenir lo ha hecho pensable, inteligible.
Este régimen de enunciación llevado a cabo por las "expertas en enunciar la verdad"
ha hecho emerger la noción de minusvalía basada en el binomio normalidad/pato-
logía. Esta construcción conceptual es producida desde una noción de "normalidad"
a partir de la cual se clasifica a aquellas personas que no lo son, en este caso, como
minusválidas. Sin embargo, al analizar críticamente esta aproximación nos damos
cuenta de que asume que el entorno es neutro y aséptico, de tal modo que queda ex-
cluido del ámbito que debe ser intervenido, recayendo todo el peso de las actuaciones
sobre las "personas minusválidas". La noción de minusvalía asume que las personas
carecen de capacidades para desenvolverse en un entorno determinado, negando que
los entornos sociales, arquitectónicos, simbólicos, etc. puedan ser, a su vez, "minus-
válidos" –o "generadores de minusvalía"– y que, por tanto, la intervención deba foca-
lizarse en éstos y no en las personas. A modo de ejemplo, la noción de minusvalía ha
CC-BY-NC-ND • PID_00141842 22 El campo de la evaluación y la intervención social
explicado que la incapacidad de ciertas personas con movilidad reducida para subir
o bajar escaleras requiere de su entrenamiento y capacitación para lograrlo, omitien-
do y haciendo invisible a su vez el papel que las barreras arquitectónicas, sociales o
simbólicas desempeñan en este contexto y, por tanto, la necesidad de intervención
sobre los "espacios minusválidos".
Bibliografía
Casas, F. (1996). Bienestar social: Una introducción psicosociológica. Barcelona: PPU.
Correa, N., Figueroa, H. y López, M. (1994). La psicología social: pasión inútil del Estado
terapéutico. Anthropos, 156, 33-38.
Espai en Blanc y VV. AA. (2008). La sociedad terapéutica. Materiales para la subversión de la vida.
Barcelona: Ediciones Bellaterra.
Fawcett, B., Featherstone, B., Fook, J. y Rossiter, A. (2000). Practice and research in social work:
postmodern feminist perspective. Londres: Routledge.
Foucault, M. (1976). Vigilar y castigar. Nacimiento de la prisión. Madrid: Siglo XXI Editores (6.ª
ed. en España, 1988).
Hacking, I. (1999). The Social Construction of What? Cambridge, MA: Harvard University Press.
Payne, M. (1995). Teorías contemporáneas del trabajo social. Una introducción crítica. Buenos
Aires: Paidós.
Rose, N. (1996). Inventing our selves: Psychology, power and personhood. Nueva York: Cambridge
University Press.