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CANITROT

Segunda parte: el gobierno militar

4) El programa de gobierno. La convergencia liberal-militar

En marzo de 1976 todos los mecanismos normales de funcionamiento económico estaban


desarticulados, la especulación era enorme, la producción estaba estancada por lock-outs; el
gobierno era una cáscara vacía

Una vez en el poder las FF AA iniciaron una dura represión contra la guerrilla, la izquierda peronista
y los activistas sindicales principalmente; pero más allá de esta se habían propuesto que la
reinstalación de la Democracia no signifique la repetición del peronismo, lo acusaban de una
innata ineficiencia en el manejo de los negocios público y una seria vulnerabilidad hacia la
izquierda, para esto transformarían las condiciones estructurales de las que se nutría el peronismo,
allí es donde convergieron con el liberalismo.

El mercado no solo sería el más eficiente distribuidor de recursos económicos sino que también un
excelente disciplinador, este abarcaba a toda la sociedad pero estaba focalizado en la clase obrera,
en su visión de la crisis actual el desborde sindical era la causa primera. Se ataco la fuente de su
poder: La vigencia legal del convenio colectivo de trabajo, como las empresas no pueden fijar por sí
sus propios precios, tampoco pueden aceptar una negociación colectiva del salario; cada una
resuelve individualmente dependiendo del mercado y de los márgenes de productividad. En la
propuesta liberal resultaba idóneo la apertura del mercado interno a la competencia exterior para
el disciplinamiento de los mercados de trabajo y bienes.

Es importante destacar que el disciplinamiento laboral pasa primero por un disciplinamiento de los
empresarios: La apertura atacaba directamente a los industriales quienes ahora estaban en
desventaja con la nueva competencia porque habían perdido los privilegios proteccionistas que
tanto habían disfrutado.

5) El plan económico

La apertura

Anteriormente los mayores aranceles correspondían a los bienes finales, reduciéndose para los
bienes intermedios y más aún para los bienes de capital, a esto se le debía agregar una cantidad de
derechos para-arancelarios.

Ahora para los bienes industriales el nivel arancelario descendió de 93.7% a 34.4% en los primero
tres años del gobierno de las FF AA; luego debería sumársele la revaluación del peso, estos dos
factores provocaron una reducción abismal del margen de protección excedente (1977-81%, 1979-
15%).

Estos tuvo varios efectos: por un lado las importaciones tuvieron un aumento importante y las
clases medias viajaron mucho más que antes al extranjero; pero el más importante fue la subida de
los salarios, esto tuvo diferentes efectos en las empresas que producían bienes transables y no
transables con el exterior, las segundas pudieron transferir los mayores costos laborales a sus
precios, pero las primeras, asediadas por la competencia extranjera, no pudieron.

En cuanto a la producción laboral, los resultados fueron más exitosos. A medida que se agotaban
los márgenes de protección excedente, las empresas dejaron de poder transferir los aumentos
salariales a los precios, estos las obligo a reducir costos laborales, es decir: despidos. El empleo en
el sector industrial cayó entre 1976-80 un 26%; pero el pleno empleo se mantuvo, lo que significa
que fueron absorbidos por otros sectores, en especial a servicios.

En cuanto a la modernización tecnológica, las empresas la necesitaban para sobrevivir y estaban


alentadas por el abaratamiento de los bienes de capital importados; pero al mismo tiempo sufrían
una contracción de sus márgenes de beneficio. En resolución a este dilema la tasa de interés fue
decisiva, durante 1979 debido al retraso cambiario, había sido negativa y las empresas
acrecentaron sus deudas; pero a partir del 3° trimestre de 1979 la tasa de interés se disparó por la
baja de la inflación y la expectativa de una maxidevaluación, quedando en sui mayoría en
bancarrota.

La reforma financiera

En 1975 se produjo una fuerte aceleración de la inflación al par que le surgieron los títulos
indexados de la deuda pública. Estos títulos fueron objeto de una gran especulación, los bancos
pasaron a ser meros proveedores de fondos de corto plazo a tasas negativas para ser destinados a
la compra de títulos en las entidades financieras no bancarias. De este modo el mercado de títulos
indexados destruyó el mecanismo de créditos controlados.

La Reforma del funcionamiento del mercado de capitales se dio en dos etapas: en junio de 1977 se
liberaron las tasas de interés bancarias, posteriormente y de manera gradual, se levantaron las
restricciones al movimiento de capitales con el exterior, esta se realizó en el 3° trimestre de 1980.
La importancia de la reforma tenía como objetivo cambiar el eje de decisión en el proceso de
transferencias de ingresos requeridos por la acumulación de capital; es decir, cambiar la estrategia
en la que el Estado trasfería ahorros promoviéndola industrialización, por otra en la que el sistema
financiero ocupe ese rol dentro de un sistema de libre contratación

Sin embargo el mercado de capitales privados funciono estrictamente a corto plazo, obligando así
al Estado a ser el único inversor a largo plazo.

La eliminación de las restricciones cambiarias a los movimientos de capital con el exterior dio a los
ahorristas la oportunidad de obtener ahorros en monedas extranjeras. Al mismo tiempo las
empresas pudieron tomar préstamos del exterior, esto incremento la demanda por activos
externos. Una parte del endeudamiento externo adicional del país contraído durante estos años es
explicable por esta recomposición

La política anti-inflacionaria

La inflación de 1974 fue del 24.2%, pero al año siguiente el gobierno peronista devaluó a una tasa
superior al 100%, que fue respondida por una reacción sindical que consiguió un aumento de
salarios nominales por encima del 80%. Cuando las FF AA tomaron el poder la tasa anual era
superior al 700%.La primer medida anti-inflacionaria fue congelar los salarios por tres meses y
esperar su efecto, si bien en junio descendió a 3.5 mensual, ante el primer reajuste salarial
ascendió al 7%.
Los militares aplicaron dos medidas principales contra la inflación: la contracción monetaria y la de
las pautas cambiarias. Lo más significativo de la primera es lo rápido que se dio por concluida (duro
desde junio de 1977 a abril 1978), a los seis meses de aplicación la tasa de interés alcanzo el 56% y
la actividad industrial descendió un 25%, además la inflación seguía su rumbo sin dar pruebas de
efecto alguno. La segunda consistía en detener la inflación por medio de la competencia externa
favorecida por la revaluación de la moneda, se anunciarían las futuras devaluaciones mensuales a
un ritmo menor a la inflación y en una progresión descendente que debía llegar a cero en marzo de
1981; en este caso hubo una desaceleración creciente de los bienes transables con el exterior,
mientras que los no transables y en especial los servicios no bajaba aunque se esperaba lo
contrario.

La acumulación de retrasos cambiarios y distorsiones de precios relativos crearon progresivamente


la conciencia de la imposibilidad de la continuidad de la política anti-inflacionaria y se generaba la
expectativa de una maxidevaluación. Esto condujo a un incremento de la prima de incertidumbre y
la consecuente elevación de la tasa de interés (1979 era de -12% - 1981 34%). Las empresas fueron
atrapadas en un enorme endeudamiento, los intermediarios financieros temerosos de quiebras en
cadena que terminaría revirtiéndose sobre ellos, se limitaron a financiar sus deudas capitalizando
los intereses sucesivos

Los supuestos teóricos y sus consecuencias

Para el liberalismo el mercado es el mejor distribuidor de recursos y un eficiente disciplinador.


Estos atributos dependen de la estabilidad del sistema, es decir la capacidad de recuperar el
equilibrio de manera rápida y automática; El keynesianismo sostiene que las políticas monetaristas
generan efectos sobre los niveles de actividad, porque una contracción monetaria eleva la tasa de
interés y causa desempleo.

Para los liberales, en cambio, la tasa de interés está determinada por las propensiones al ahorro y
al consumo de los agentes económicos. en cuanto al enfoque del balance de pagos, los precios
internos se igualan a los internacionales y el nivel general de precios se determina con el tipo de
cambio.

Por esto se puede considerar a las políticas anti-inflacionarias descritas como monetaristas, hubo
un primer intento congelando los salarios, mientras se mantenían cerrados el mercado de bienes y
el de capitales, hubo un segundo intento en 1977 con la contracción monetaria, invocando al
liberalismo pero aplicando el keynesianismo, y un tercero en 1978 puramente monetarista en el
que se confió en las paridades internacionales de precios y la devaluación. Más allá de sus éxitos y
fracasos hubo un precio extra: los economistas liberales se apoderaron de la política

6) Conclusión - gobernar por las reglas

Frente a la crisis el objetivo prioritario era recuperar el orden social, mediante la represión al
principio pero a largo plazo con un sistema estable de relaciones sociales y políticas; las
consideraciones económicas aplicadas estuvieron siempre pensadas con este objetivo.

La renuncia de la burguesía a resolver las cuestiones por la vía democracia, resultó de la pérdida de
confianza para pactar especialmente con los asalariados, como lo había demostrado el fracasado
pacto social. El golpe del 76 busco ir más allá de lo autoritario, creando un sistema que asegurara a
largo plazo la disciplina social sin necesidad de la represión.

El mercado surgió como un principio de orden con objetividad de la sociedad y por lo tanto
externo a sus debilidades.

Solo por esta extrema necesidad de orden se puede entender la adhesión da la burguesía
industrial, en un proyecto que les quitaría los privilegios comerciales. Asi, Martínez de Hoz, pudo
presentar los efectos perniciosos como sacrificios necesarios para el éxito final. Muy tarde
sospecharía la burguesía sobre cuán acertado era este rumbo.

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