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Antes del desarrollo de Internet y de las TIC’s, la frontera de la privacidad se

encontraba limitada por un tiempo y un espacio determinado, debido a que no era fácil
recordar en una línea temporal todos los acontecimientos ligados a la vida de un
individuo porque el tiempo que transcurría iba borrando el recuerdo de los hechos
acontecidos en relación con él, lo que hacía que no fuera necesario invocar el llamado
“derecho al olvido”1. En cuanto al espacio esto toma más sentido, debido a que las
fronteras físicas hacía casi imposible que se tuviera información correspondiente a
personas que se encontraban a distancia, lo que no ocurre hoy en día debido a la alta
conectividad existente tanto en el país como en todo el mundo. Este proceso de
profundos cambios llevó que tanto a nivel nacional como internacional, se comenzar a
regular la protección de datos personales, por medio de leyes internas de cada país e
inclusive por tratados internacionales.
A nivel nacional el derecho a la privacidad no se encuentra consagrado de forma
expresa en la Carta principal, pero sin embargo está protegido por la ley N° 18331 de
protección de datos personales, que enuncia al derecho de protección de datos
personales como un derecho inherente a la persona humana y que adquiere
consagración constitucional por medio del artículo 72 de la misma.
En el marco internacional está reconocido en varios tratados: en el artículo 12 de la
declaración universal de Derechos humanos, y en el art. 17 del Pacto internacional de
Derechos civiles y políticos se enuncia que "Nadie será objeto de injerencias arbitrarias
en su vida privada, su familia, su domicilio o su correspondencia, ni de ataques a su
honra o reputación. Toda persona tiene derecho a la protección de la ley contra tales
injerencias o ataques” al igual que en la Convención Americana sobre Derechos
Humanos (PSJCR) en su artículo 11, inciso 1 y 2.
En cuanto a la protección de la vida privada de los menores de edad, la convención
internacional sobre Derechos del niño en su art. 16 dispone también lo antes
mencionado.

1 Se denomina derecho al olvido digital a aquel que se refiere a que se nos garantice jurídicamente a
los usuarios (y, por tanto, que se obligue a redes sociales, buscadores e ISP) que serán borrados

todos aquellos datos que no deseemos que permanezcan on-line y que puedan afectar nuestro honor,

privacidad y/o imagen.

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