Abstracto:
INTRODUCCIÓN
El título que figura en el programa de este simposio supone que las inversiones
que los países tienen que procurar en el futuro tienen que basarse en un
principio de “inteligencia ecológica”, o por otro lado, que las inversiones que se
ha hecho hasta ahora no son “ecológicamente inteligentes”. Lo que nos lleva a
un problema nada menor: ¿Cuáles son los parámetros que se usan para
considerar a una inversión como ecológicamente inteligente?
Ello depende de quienes respondan a la pregunta: los inversores, los
banqueros, los economistas, las organizaciones ambientalistas, los científicos,
los pensadores, o la gente común. Hay hasta ahora 6 visiones diferentes del
tema, y quizás haya muchas más, dependiendo de quiénes se interesen en el
problema y deseen opinar.
Mi opinión no es la de los banqueros, contadores, economistas ni las
compañías inversoras, porque mis conocimientos de “economía de verdulero” me
impiden opi-nar sobre el aspecto de la cuestión. Creo que puedo hacer un
pequeño aporte desde la perspectiva de un analista de la historia de la
civilización, un ensayista y autor de un libro sobre aspectos relacionados con
algunas erradas visiones que imperan hoy en el campo de la ecología.
Antes de comenzar a desarrollar el tema principal de esta conferencia,
quiero expresar que un análisis de la severa crisis energética que sufre la
República Orien-tal del Uruguay, causada por falencias estructurales de larga
data y algunos factores estacionales y climáticos, y otros provocados por
complicadas relaciones con la Argentina, proveedor de gas natural para la
generación de electricidad, sumado al creciente precio internacional del
petróleo y sus derivados, se hace claro que la dependencia que Uruguay tiene de
factores externos, difíciles de manejar, lo pone una situación sumamente
vulnerable para generar y proveer de la energía eléctrica que el país necesita y
debe tener en abundancia –si es que desea atraer inversiones industriales que
hagan al desarrollo y al progreso del Uruguay.
Por todas esas razones, mi opinión es que las autoridades Uruguayas tienen la
obligación con su pueblo de considerar el diseño y desarrollo de un plan
racional para la instalación de cuando menos dos o tres reactores nucleares de
mediana potencia –de los llamados de “cuarta generación,” de bajo costo de
instalación, mantenimiento, y producción de energía. A estas ventajas sobre los
antiguos tipos de reactores nucleares se les debe añadir la enorme seguridad de
funcionamiento que presentan, reduciendo los enormes costos en sistemas de
seguridad redundan-tes dado que estos reactores, en caso de elevación anormal
de la temperatura del núcleo del reactor, ya sea por causas accidentales o
voluntarias (como un sabotaje o una acción terrorista) la reacción cesa de
inmediato y el reactor se apaga.
Este tipo de reactor ha sido instalado ya en Sudáfrica con excelentes
resultados y se han obtenido grandes beneficios en todo sentido. Hay reactores
de este tipo en construcción en Corea, y en China, y vista la situación que a nivel
mundial presenta el aumento del precio del petróleo, Alemania Inglaterra y
otros países estudian la continuación de sus programas de energía nuclear y la
instalación de nuevos y mo-dernas plantas nucleares.
En poco tiempo, Uruguay puede capacitar y formar una fuerza de técnicos
en energía nuclear, de la misma manera que Brasil y Argentina lo hicieron. La
instala-ción de dos o tres centros de desarrollo industrial basados en un reactor
de mediana potencia en su centro (llamados Núplex, por “Nuclear Complex”)
permitirían abas-tecer esos polos de desarrollo estratégicos y sobraría energía
para garantizar no sólo la provisión de energía a futuras inversiones industriales
–ávidas de energía eléctri-ca- sino también para vender el excedente de energía
al Brasil o a la Argentina, quienes también tienen sus ancestrales y constantes
crisis energéticas.
Por último, por sus nulos efectos contaminantes del ambiente, y por sus
enormes efectos benéficos sobre la población, el desarrollo de un Plan Nuclear
Uruguayo de-bería considerarse la más importante y más inteligente inversión
que el país podría realizar para afianzar un desarrollo que ha comenzado a
insinuarse con la instala-ción de las plantas de pulpa de celulosa.
En cuanto a las posibles objeciones sobre el posterior manejo peligrosidad
de los llamados “residuos nucleares”, o combustible gastado, este pseudo
problema ha sido resuelto hace ya muchos años mediante el reciclado de esos
residuos: hay diversos métodos técnicos que concentran la radioactividad del
material en 4% del volumen original, dejando al 96% restante en condiciones de
escasa radioactividad (materiales en categoría LRW, o Low Radioactive Waste),
cuyo manejo y disposición final se hace sin vestimentas ni equipos de seguridad
especiales.
En cuanto al 4% de volumen restante, se trata de Plutonio de grado reactor
(inú-til para el uso en armas atómicas) y que se vende a excelente precio para su
uso en reactores de generación rápida que lo consumen hasta agotarlo
totalmente, elimi-nando así la necesidad de un almacenamiento costoso y
potencialmente peligroso.
La tecnología que ha resuelto los problemas de los “residuos nucleares”
existe, se la conoce como “reprocesamiento” y varios países la utilizan para
abastecer sus centrales nucleares y para reprocesar el combustible gastado de
países que por ra-zones políticas no han implementado aún el “reciclado” de los
residuos. La tecnolo-gía existe y está disponible para quien quiera hacerlo: El
problema técnico está resuelto – la toma de decisión para hacerlo sigue siendo
sólo un problema político
La humanidad y su supervivencia
La visión que tenemos de la historia de la humanidad está marcada de manera
constante por la presencia de tres factores que fueron inevitables. El
investigador Ralph Grave escribía en un brillante y estremecedor estudio
publicado en la Natio-nal Geographic Magazine de Julio de 1917, titulado
“Horribles Hambrunas del pasado”, en donde nos inicia en el tema diciendo:
“Una búsqueda en el pasado muestra que la guerra, las pestes y las hambru-nas
estuvieron siempre relacionadas, algunas veces una, y otras veces otra, fue la
causa y las otras dos el efecto. Cuando una del trío ocurrió, las otras dos, a veces
solas pero generalmente en conjunto, se hicieron pre-sentes.”
“Sombrías, descarnadas y execrables, como las nefastas hermanas de la
mitología Griega, guerra, hambrunas, y pestes, han decretado muertes pre-
maturas para los huéspedes de la Tierra desde el comienzo de los tiempos. Una
verdadera trinidad de maldad, las tres son como un azote, iguales en su poder
devastador y su siniestra universalidad.”
“La causa primaria de la hambruna es casi invariablemente la pérdida de las
cosechas de alimentos. Este fracaso ha sido a menudo el resultado de una
variedad de causas naturales – largas y constantes sequías, devastadores vientos
calientes, ejércitos de insectos, terremotos, heladas severas y fue-ra de estación,
y destructivas inundaciones.”
Nos lleva el autor por un viaje de pesadilla narrando los espantosos sufrimientos
de pueblos que fueron diezmados por las hambrunas con narraciones
documentadas sobre episodios que han sido recurrentes en la historia: el
canibalismo como hecho aceptado en tiempos de hambruna. Dice Graves:
“Las hambrunas duraban usualmente muchos años, seis a diez años era muy
normal, y la cosecha de muertes era descomunal. En total se registran diez
hambrunas en la Biblia … Dos hambrunas Bíblicas son notables como preludios
de la depravación a la que el hambre llevó a la Humanidad en sucesivas
generaciones. El primer registro auténtico de canibalismo como resultado de la
hambruna se encuentra en el recital sagrado del sitio de Samaria por Ben-
Hadad, Rey de Siria, en el siglo nueve antes de Cristo.”
Graves nos da un desapasionado relato de los horribles sufrimientos que la
gente debía aguantar en esos días. “Probablemente en ningún otro país en el
mundo la gente fue llevada a tan bajos niveles de decadencia moral, o se haya
perdido tan completamente todo rastro de humanidad racional como durante
la serie de ham-brunas que asolaron a Egipto durante los siglos diez, once y
doce, bajo la reglas Musulmanas.”
O descripciones de sucesos que suenan increíbles:
“Ricos y pobres sufrieron en igual medida. Finalmente, la gente desespera-da
recurrió al canibalismo. La carne humana, que se vendía libremente en el
mercado, era obtenida de la manera más horrorosa. Los carniceros se escondían
detrás de ventanas enrejadas en los pisos superiores que daban sobre pasajes
ajetreados por transeúntes. Dejando caer sogas con ganchos de carnicería, estos
pescadores de carne humana atrapaban a los peatones desprevenidos, e izaban
a sus chillantes víctimas por el aire – luego prepa-raban y cocinaban la carne
antes de presentarla para su venta en los quios-cos a nivel de la calle.”
Dice un refrán, “Todo tiempo pasado fue mejor” y aunque parezca increíble,
esto aún lo cree mucha gente, y para peor, gente que es influyente a la hora de
dictar leyes que aprueban o prohíben tecnologías, procesos o inversiones.
Un viaje por la historia de las hambrunas, contada por Ralph Graves es un
viaje al horror. Nos deja imágenes que descorazonarían a cualquier viajero de
una máquina del tiempo de visitar cualquier época anterior al siglo 20. De su
pequeña tabla de las principales hambrunas y su cosecha de muertes se pueden
mencionar, para no aburrir a los oyentes, a unas pocas pero significativas.
La famosa hambruna de Irlanda de 1845-46 fue causada por un hongo que
echó a perder la totalidad de la cosechas de papas del país, cultivo del que la nación
depen-día enteramente. De haber existido entonces un fungicida como el
Captan, por ejemplo, la población de Irlanda no habría descendido de
8.300.000 en 1845 a 6.600.000 en seis años, y a 4.300.000 en 1917 a cusa de la
emigración y las muer-tes. Semanalmente morían de hambre 2500 personas,
tan sólo en los asilos de indigentes.
La India y China han sido países donde las hambrunas era lo normal, pero
algu-nas fueron notables: La primera de las hambrunas en India que atrajo la
atención del mundo occidental fue la gran catástrofe de 1769-1770, durante la
cual se estima que un total de 15.000.000 de almas, un tercio de la población
de Bengala fue extinguida. Como todas las hambrunas, fue consecuencia de la
falta de lluvias, su-plementada por una pésima administración de la East India
Company de la Coro-na Británica.
Las hambrunas que ocurrieron entre 1780 y 1790 son dignas de mención
por-que se dieron durante el período en que los británicos comenzaron a
organizar la ayuda para los necesitados. En las 22 hambrunas que ocurrieron en
la India entre 1770 y 1900, perecieron más de 15.000.000 de nativos, y
algunos de los años más terribles – de modo notable la hambruna en el sur de la
India 1876-1878, cuan-do 5.200.000 perecieron de hambre sólo en la parte
Británica del territorio.
Los cuatro años entre 1333 y 1337 fueron un período de un sufrimiento
inimagi-nable en toda la China, las lluvias excesivas causaron inundaciones
destructoras y, de acuerdo a los registros chinos, 4.000.000 de personas
murieron de hambre sólo en la región de Kiang. Se dice que las cuatro
hambrunas de 1810, 1811, 1846, y 1849 cosecharon no menos de
45.000.000 de vidas. En 1875 a 1878, cuatro provincias del norte de China,
el distrito conocido como el “Jardín de China,” su-frió la pérdida de las cosechas
debido a la falta de lluvias, y en un área del tamaño de Francia perecieron de
hambre 9.000.000 de personas.
En Roma, los años 79 al 88 DC mueren 100.000 personas en un solo día, y
los historiadores hablan de 5000 muertes diarias por hambre.
1. En Fustat, Egipto, en 5 años, entre el 967 y el 972 DC mueren 500.000
personas.
2. Palestina, año 1097, mueren 100.000 personas.
3. Año 1218, Damietta, Egipto, mueren 70.000
4. Año 1235, Londres, mueren 20.000.
5. Años 1257 al 1259, mueren en Londres, otros 50.000 más.
6. Año 1333 - 1337, en cuatro años mueren en Kian, China, 4 millones.
7. Año 1600, en Rusia mueren 500.000 de hambre y frío.
8. Entre 1769 y 1790, mueren en Bengala, India, 10 millones.
9. En China, una vez más, entre 1846 y 1849, mueren 45 Millones de
personas.
10. Entre 1876 y 1890, en la India perecen de hambre 5.200.000 personas.
11. Entre 1845 y 1847 mueren de hambre en Irlanda 300.000 seres
humanos.
12. Año 1906 al 1910, en China desaparecen 10 millones más.
13. La hambruna de 1911 se extendió sobre un tercio del imperio Ruso en
Europa y afectó más o menos a 30 millones de personas de forma directa,
mientras que se “extinguieron” de hambre unas 8.000.000.
Ralph Graves finaliza su artículo de 23 páginas diciendo acertadamente:
“De la caleidoscópica imagen del sufrimiento soportado durante algunos de
los más espantosos períodos de la historia del mundo, se hace aparen-te que
no hay nada de grandioso o heroico en la muerte por inanición; tampoco hay
gloria para ser ganada, ni medallas de honor o cruces mili-tares para ganar en
la batalla por la comida. Las bajas en la lucha son enormes, la compensación
nula. No se levantan monumentos para las víctimas, no hay pensiones para los
decrépitos sobrevivientes. El sufri-miento de aquellos que sucumben es
lastimoso más allá de toda descrip-ción, y la angustia de los individuos se ve
inevitablemente intensificada por la necesidad de ser testigos de la agonía de
sus seres queridos que perecen junto a él.”
Se morían de hambre. Como moscas dentro de un frasco vacío. Hoy, Siglo 21, de
acuerdo a la Organización Mundial de la Salud, una de las principales
epidemias mundiales es la obesidad.
¿Cuál es la lección que los humanos deberíamos haber aprendido del repaso
de la historia? La escasez de alimentos y recursos era un estado natural de
las so-ciedades antiguas, y si algún pequeñísimo evento rompía el delicado
equilibrio entre los factores que inciden sobre el éxito de las cosechas, el
resultado era inevi-table y espantoso: pavorosas hambrunas y penosas
muerte por inanición.
Como el hombre carecía de los avances tecnológicos de hoy, no podía
producir un gran exceso de alimentos para almacenar para usos futuros. Una
razón era que no producían bastante alimentos, ya sea granos, frutas, verduras,
hortalizas o car-ne; otra era que los insectos, ratas y hongos se comían el 80%
de las cosechas durante el proceso de transporte al mercado y almacenado.
Apenas si podían guar-dar algo de grano para el invierno entrante, y eso era lo
único que podían hacer! Y para agravar las cosas, los granjeros eran
saqueados por sus gobernantes, sus amos y las bandas de asaltantes que
asolaban la región, que hallaban más fácil asaltar y robar a sus vecinos que
labrar la tierra de sol a sol para obtener una magra cosecha.
Lo que se hace cada vez más claro es que la escasez y las hambrunas ocurren
hoy solamente en algunas pocas regiones de África - como Etiopía o Chad, o
como consecuencia de guerras civiles como en Ruanda-Burundi, o en regiones
tradicio-nalmente áridas y secas de Australia, nordeste Brasilero, y algunas
reducidas áreas de la India o Pakistán. Estas regiones muestran, y no por
casualidad, una falta de inversión en infraestructura de irrigación y
desarrollo. Si todas estas regiones hubiesen recibido la inversión y la voluntad
de transformarlas en tierras fértiles - como se hizo en Israel desde 1948 - las
hambrunas habrían desaparecido hace mucho tiempo de la faz de la Tierra.
¿Cómo se hace para que un país como India, donde la hambruna era una
cons-tante inmemorial, en menos de una generación haya conseguido obtener
cosechas que suplen las necesidades del país y además sobren 20 millones e
toneladas de grano? La opinión del genetista hindú, M.S. Swaminathan nos da
una pista: “El mapa de la hambruna coincide con el de las ideologías falsas.”
Swaminathan ha sido descrito por el Programa de las Naciones para el
Ambiente (UNEP) como “el Padre de la Ecología Económica. Ha sido, además
presidente de la Unión Interna-cional para la Conservación de la Naturaleza y
Recursos Naturales y actual presi-dente de las Conferencias Pugwash sobre
Ciencia y Asuntos Mundiales.
¿Nos cuenta Swaminathan que en 1966, la India era llamado todavía “el
conti-nente del hambre”. En 1966 varios cientos de miles de niños y ancianos
murieron de inanición en el Estado de Bihar, al nordeste del país. Cuando los
Estados Unidos enviaron socorro, lo hicieron condicionando el apoyo de la
India a su política en Vietnam. Fue cuando Indira Gandhi decidió que en su país
no habría hambre nun-ca más. la primer ministro le ordenó a Swaminathan que
en el término de cinco años formara un stock de reserva de granos de diez
millones de toneladas –cifra que es la que había tenido que mendigar al
presidente Johnson. Veintidós años más tarde, la India tenía un stock de
cereales de 50 millones de toneladas, no diez, que le permitió afrontar en 1987
una sequía que en otros tiempos habría diezmado al país una vez más.
Se había estado trabajando desde 1960 en la concreción de tipos nuevos de
semillas de arroz y trigo de alto rendimiento. Los “granos milagrosos” habían
sido obtenidos para el trigo “Sonora 63” y el maíz del centro de investigación
que Nor-man Borlaug dirigía en México, el CIMMYT. Similares investigaciones
sobre genética de los cereales habían logrado el arroz “IR 36”, arroz que no
existía en 1966 pero que hoy se planta en más de 15 millones de hectáreas en
Asia. Según Swanimathan, las dos terceras partes del IR 36 se obtiene por
medio de cruzamien-tos en tubos de ensayo, a partir de especies silvestres –los
precursores de los actuales modificaciones genéticas de semillas que confieren a
los granos y otras especies vegetales excepcionales cualidades nutritivas, de
resistencia a las enfer-medades y las pestes, y un extraordinario rendimiento.
La variedad IR 36 triplicó el rendimiento de las cosechas de arroz allí donde
fuese sembrado. Gracias a esta variedad las necesidades globales de arroz han
sido cubiertas con creces, y su producción ha seguido con facilidad al
crecimiento de la población. La Revolución Verde impulsada por Borlaug y
Swaminathan ha desmen-tido a las sombrías profecías de los “especialistas” en
demografía y se comprueba hoy que la India produce más arroz por habitante
que en 1966, con 100 millones más de habitantes! La explosión demográfica de
Asia no condujo al hambre, como profetizaba Thomas Malthus en 1795, y su
discípulo en el tiempo, Paul Ehrlich en 1966, sino que se produjo el efecto
inverso.
Es que ni Malthus ni Ehrlich pudieron imaginar siquiera que la inventiva e
ingeniosidad del hombre iba a producir adelantos tecnológicos inusitados para
solucionar los problemas que se fueran presentando. Por ello, porque las
tecnolo-gías modernas disponibles son de una utilidad cada vez mayor para el
mejora-miento de las condiciones de vida de la humanidad, es que son un factor
que debe ponerse a la cabeza de las inversiones que se tienen que hacer en
cualquier país.
Los Parámetros de la Inteligencia en las inversiones
Con poco que se analiza la historia, queda claro que la humanidad sobrevive
explo-tando los recursos que la tierra le da, con mayor generosidad en algunas
regiones que en otras. La mayor proporción de alimentos que obtiene el hombre
son del tipo de explotación renovable sustentable como la agricultura, la
ganadería, y la pesque-ría. Pero una manera inteligente de proceder en la
explotación es asegurar que el recurso renovable tenga las condiciones
necesarias para que no se agote demasiado pronto. Que sea “sustentable,” como
está de moda decir ahora en los ministerios que han descubierto no hace mucho
a la ecología.
Pero las actividades productivas que realiza el hombre, ya sea para proveer
de alimento para “sustentar” la nueva epidemia de obesidad, o para fabricar
productos que la gente necesita, como vestido, calzado, transporte, utensilios
hogareños, medi-cinas, –o simplemente desea tener para esparcimiento–
consumen dos cosas: re-cursos naturales y energía. A la energía la está
produciendo el hombre en cantidades mayores cada año, para abastecer las
necesidades de las industrias que producen lo que la gente quiere. Otros le
llaman el mercado. Es la misma cosa.
Los recursos dicen que algún día se terminarán por agotar, y la matemática
dice que así será. Algún día. Hubo famosos y muy premiados profesores que
predijeron que el petróleo, por ejemplo, se agotaría indefectiblemente para 1980,
o que la mitad del mundo habría muerto de hambre (3.000 millones de
personas) para 1990, o que en Estados Unidos habrían muerto de hambre una
cuarta parte de la población para 1978. Se han hecho –y se siguen haciendo–
toda clase de profecías Apocalíp-ticas sobre el futuro de la humanidad, la
extinción de especies, el calentamiento del planeta, la deforestación y la
desertificación, el agotamiento de toda clase de recur-sos, el envenenamiento de
los mares, de la atmósfera, de los acuíferos, y hasta se ha llegado a profetizar el
agotamiento de las reservas de agua de mundo, y la guerras del futuro girarán
sobre este tema.
Todos los miedos y los pánicos que se nos tiran encima desde los medios de
comunicación son iguales. Pero algunos, como día Orwell, “son más iguales que
otros.” Los actuales gobiernos nos advierten desde hace años que tenemos que
estar asustados, muy asustados, sucesivamente del SIDA, la capa de ozono, Sad-
dam Hussein, el terrorismo, Bin Laden, la gripe del pollo, el calentamiento
global, y ahora de las dioxinas y los venenos en la aire y en el agua.
Hubo una época en que los gobernantes eran elegidos para liberarnos de los
miedos, no para aumentarlos. Ahora gritan Lobo! todos los días y los hacen
pa-ra exigir más dinero en impuestos para pagar a sus punteros políticos, y
socios en el saqueo de las naciones, y con ello más poder político –para seguir
saqueando a sus naciones.
Y entre las cosas inverosímiles que pueden llegar a hacer es reformar
Constitu-ciones para incluir en ellas adhesiones a pactos internacionales
claramente perju-diciales para la soberanía de cada país y el interés de sus
pueblos, haciéndoles ingenuamente el juego a los centros de poder geopolítico
de las naciones industria-lizadas.
Entonces, ¿cuáles son las bases para inversiones inteligentes –ya sea
ecológicas o no? Si se hace una inversión en una industria que destruirá
severamente al am-biente –y con ello la capacidad de la población afectada para
seguir viviendo, no sólo con buena salud sino con un nivel de ingresos que no
sea inferior al anterior a la instalación de la industria, entonces esa no sería un
inversión ni ecológicamente inteligente, ni tampoco humanamente
inteligente. Porque lo que importa, en última medida, es la supervivencia del
hombre, “la medida del universo.”
Recordando a Martín Heidegger, que dijo, “Fracasaron todos los ideólogos,
sólo la tecnología produjo una revolución verdadera. Las máquinas
permitieron abaratar el alimento, el vestido, la vivienda, las medicinas; no
obstante, que la tecnología no está en generalmente buenas manos, ni al
servicio del hombre por entero, y sin embargo resulta irrefutable, obtuvo
mucho más que cualquier plani-ficador humanista.”… “No hay por qué temer
a las consecuencias de esta nueva forma de pensar, salvo si tememos que al
hombre le vaya mejor en el futuro.”
Hay una herramienta, sin embargo, usada por quienes hacen las leyes y
aprue-ban las inversiones, cuando las hay, y si es que en el futuro las seguirá
habiendo, que se constituye en una barrera casi infranqueable para cualquier
discusión racio-nal sobre inversiones inteligentes o del tipo que sea. Se trata del
conocido Princi-pio Precautorio, algo que he definido hace tiempo, como el
“Principio Misión Imposible: Autodestrucción en 5 Segundos.”
Principio Precautorio: Autodestrucción en Cinco Segundos
Desde hace algunos años, la base del pensamiento ecologista multinacional ha
sido el Principio Precautorio que, a rasgos generales expresa que “No serán
necesarias la certeza ni la demostración científica de algún peligro o daño
para que se tomen las medidas necesarias para impedirlo.” En pocas palabras, se
trata de una expresión de Fe, un salto al vacío sin saber si se lleva puesto un
paracaídas. Se deposita más confianza en la ignorancia comprobada que en
el conocimiento de los hechos o los razonamientos lógicos.
Platón se mostraría algo más que desilusionado. Y Emile Zola diría que
conde-nar a alguien sin aportar las pruebas necesarias - sólo basados en
sospechas o acu-saciones infundadas – es exactamente lo que le sucedió al
Capitán Dreyfus. Bien, este es mi “J'Accuse” en defensa de la humanidad
amenazada por la irracionali-dad. Y como Zola diría:
“Puesto que se ha obrado tan sin razón, hablaré. Prometo decir toda la
verdad y la diré si antes no lo hace el tribunal con toda claridad. Es mi
deber: no quie-ro ser cómplice. Todas las noches me desvelaría el espectro
del inocente que expía a lo lejos cruelmente torturado, un crimen que no ha
cometido.
Por eso me dirijo a vos gritando la verdad con toda la fuerza de mi rebelión
de hombre honrado. Estoy convencido de que ignoráis lo que ocurre. ¿Y a
quién denunciar las infamias de esa turba malhechora de verdaderos
culpables sino al primer magistrado del país?”
Se ha escrito una enorme cantidad de ensayos y demostraciones de que el
Principio Precautorio es un dislate total, y que además su adopción para la
elaboración de políticas de cualquier tipo, es más peligrosa que cualquier
imaginario peligro que el Principio pretende evitar. En realidad, la aplicación de
este Principio Precautorio no tiene como finalidad evitar riesgos o peligros para
la humanidad, sino el evitar riesgos y peligros - de otra clase - para una élite
dirigente que ha descubierto que el negocio de la ecología es el más rentable del
mundo - siempre que se mantenga a la gente lo bastante asustada por
inminentes catástrofes y peligros que tienen que parecer espantosos.
De tal forma, es posible ver que la prensa escrita y televisiva llenan sus
espa-cios con aterradores mensajes sobre acontecimientos que parecen ser
siempre: Más graves, más rápidos, más violentos, más calientes, más fríos, más
salados, más dul-ces, más altos, más bajos - siempre “más cualquier cosa” de lo
que antes se creía o se pensaba, o se imaginaba.
Es decir, los científicos de antes eran unos estúpidos ignorantes que no
tenían ni la más remota idea de lo peligroso que era el mundo en el que
vivimos, e ignora-ban absolutamente la infinita capacidad de la especie humana
para echar a perder todo lo que toca. Ni los imbéciles físicos y matemáticos
imaginaban nada (Einsten, Bohr, Fermi, …), ni los demás científicos tenían
capacidad intelectual para compren-der nada sobre la manera en que funcionan
el mundo y su clima. Sólo los científicos de la generación de los modelos
computarizados se han dan cuenta de todo y, por suerte, nos advierten de los
tremendos peligros que corremos con sólo mirar al cielo. Se está cayendo sobre
nuestras cabezas… No podemos hacernos a un lado.
ACTIVIDADES
1. Industrias de cualquier tipo (usan energía, combustibles y electricidad).
2. Agricultura: (Altera el equilibrio ambiental y produce creación de ambientes no
naturales).
3. La ganadería: (ídem + conspira contra los derechos animales).
4. La Pesca: (viola ítem 3 + los pescados contienen mercurio que afecta a los niños).
5. La Caza: (viola ítem 3 + provoca extinción masiva de especies).
6. Minería (altera el ambiente irreversiblemente + provee minerales tóxicos).
7. Extracción de petróleo y gas: (emiten CO2, SO4, NOx, y otros tóxicos,
contribuyen al calentamiento global y lluvias ácidas).
8. La Construcción: (destrucción de hábitat de animales + extinción + tóxicos +
cemento + CO2 + calentamiento global).
9. El riego en la agricultura: (Los diques y represas alteran negativamente al
ambiente).
10.Potabilización del agua: (El Cloro causa cáncer y emasculación en los varones).
11. Transporte: de todo tipo (consumen energía, emiten CO2 + accidentes mortales)
No habrá más autos, trenes, aviones ni barcos a motor –sólo veleros construidos con
maderas que caen naturalmente de los árboles. Se exceptúa al Rainbow Warrior de
Greenpeace, los helicópteros del WWF y los barcos de la Royal British Navy)
12.La cría de pollos y producción de huevos: (actividad ilícita por ítem No.3 +
posible nexo con el virus N5H1 de la gripe aviar).
13.Fábricas de turbinas de viento: (Industrias que consumen energía eléctrica =
antiecológico).
14.Las fábricas de hidrógeno: (usan electricidad para producirlo = antiecológico).
15.Los Deportes: (usan implementos que han requerido elaboración industrial. El
maratón se puede correr, desnudo y descalzo).
ALIMENTOS
1. Sal común de mesa (contiene cloro + sodio = cancerígeno + hipertensor).
2. Todas las Verduras: (contienen diversos cancerígenos conocidos).
3. Todas las carnes (por ítem No.3 + cancerígenos varios + colesterol + uremia).
4. Todos los mariscos (contienen mercurio + sodio + cloro + ítem No.3).
5. Azúcar (peligro de diabetes + cancerígenos varios).
6. Papas, batatas, Mandiocas (cancerígenos = chaconina, solanina, ácido
prúsico).
7. Raíces de múltiples especies (tóxicos, cancerígenos, alucinógenos, etc).
8. Lianas y brotes (alucinógenos, narcóticos, cancerígenos + tóxicos neuronales).
9. Gaseosas de todo tipo (cáncer de esófago, edulcorantes cancerígenos, etc).
10. Vinos, Cervezas y licores (alcohol = veneno hepático y neurofisiológico).
11. Cafés y Tés (cancerígenos varios – páncreas, estómagos, próstata, etc).
12. Hongos, setas y champignones (alucinógenos, hidracinas, cancerígenos, etc).
MEDICINAS
Ahora bien, ¿Permitirían ustedes que a sus niños no se les vacune contra el
saram-pión, las paperas, la rubéola, la poliomielitis, la tuberculosis, el tifus, la
fiebre ama-rilla…? ¿Se resignarán ustedes a no usar más aspirinas,
antiobióticos?... ¿Dejarán que el colesterol se le vaya a las nubes por que le
prohíban el clorhidrato de ator-vastatin? ¿Qué hará con su tiroides, su presión
alta, su artritis, los cálculos biliares, las otitis, los dolores de muelas...?
¿Permitirá que le curen 'manosantas' y curanderos varios, usando medicinas
ancestrales de la Pacha Mama? ¿Dejará de lado tratamientos médicos como la
resonancia magnética, la tomografía computada, las radiografías, los
anestésicos del dentista y sus técnicas indoloras, y se entregará a la
acupuntura, la homeopa-tía, o las Flores de Bach?
No más pasta de dientes ni perfumes, ni desodorantes, ni jabones de
tocador, ni detergentes para lavar la ropa, ni más tintorerías, ni zapaterías, ni
más ropas, cami-sas, medias, zapatos… no más pescados, ni corderos, pollos,
huevos fritos, poché o revueltos? ¿Ni el asado de los sábados? Se acaba el cine,
la Televisión, los videos, el DVD, las vacaciones en playas del Brasil, los viajes a
Europa, a Miami…? ¿Saben a lo que se arriesgan estando de acuerdo con el
Principio Precautorio?
¿Con qué instrumental les curarán los médicos en hospitales que no tendrán
electricidad, ni aparatos, ni medicinas (Imagine un mundo parecido a mi pobre
Argentina - ¿no se estremece?).
Entonces, consideren que todo eso es lo que pasaría si el Principio
Precautorio se aplicase de la manera en que tiene que aplicarse: honestamente
a todas las cosas que son riesgosas y antiecológicas por igual. A todas las cosas
que han sido acusa-das de riesgosas - sin que se hayan aportado pruebas
de que lo son. Porque si vamos a ser selectivos en la aplicación del principio -
esto sí, esto no, entonces la estafa se hace demasiado evidente.
¿O la gente ya se ha dado cuenta de que se trata de una estafa? Por si acaso
ustedes no habían caído en cuenta del peligro que representa la aplicación de
este principio que se usa para decidir lo que ustedes puede comer, comprar,
vender, hacer, mirar, etc, entonces piensen otra vez. Está en juego su estilo de
vida y las posibilidades de progresar que ustedes tienen - o creen tener.
Propuesta Mundial
El Principio Precautorio es como los mensajes que se recibían en la apertura de
Misión Imposible: “se autodestruye en cinco segundos” - después de haber sido
escuchado. El mensaje del Principio Precautorio se autodestruye cinco
segundos después de haber puesto el cerebro en funcionamiento. La
aplicación estricta de este mismo Principio hace que el absurdo Principio de
Precaución no pueda ser aceptado.
Es demasiado peligroso para la supervivencia de la humanidad, y no es
necesa-ria la prueba científica para tomar una acción preventiva. El mismo
Principio así lo dice – y "donde las dan las toman". Por lo tanto, propongo una
campaña mundial para que el Principio Precautorio sea tratado por las
Cámaras legislativas de todos los países y sea prohibida su adopción como base
de legislaciones y regulaciones de ninguna clase que sea.
Artículo 1º. Se prohíbe la adopción del llamado “Principio Precautorio” por
representar un peligro para el desarrollo, progreso económico y mejoramiento
de la salud y de la expectativa de vida de la población de los países del mundo, y
porque además conspira contra la cultura y el modo de vida nacional.
Eduardo Ferreyra
Presidente de FAEC
funareco@gmail.com
http://www.mitosyfraudes.org/