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PRIMERA ESTACIÓN

JESÚS ES CONDENADO A MUERTE


Te adoramos, Oh Cristo, y te bendecimos porque, por tu santa Cruz, redimiste al
mundo y a mí, pecador.

Lector: Del Libro de Isaías 53, 8

"Fue detenido, enjuiciado y eliminado ¿y quién ha pensado en su suerte? Pues ha sido arrancado del
mundo de los vivos y herido de muerte por los crímenes de su pueblo." Palabra de Dios

LECTOR:

Lector: Jesús es condenado injustamente a muerte, él, que “pasó haciendo el bien” (Hch 10, 38).
Sin haberle hecho daño a nadie; y aún ahora se le continúa condenando, cuando lo vemos en nuestros
barrios, pueblos y ciudades. Se condena y castiga al hermano sin culpa alguna. Se castiga a la familia
ante sequias prolongadas por el despale, contaminación y destrucción de bosques. Se condena a
Jesús al dar muerte al no nacido, por la incomprensión de sus padres. Se condena a los niños y
ancianos al abandono, soledad, hambre y desamparo.
Cristo sufre y se le sigue condenando ante el sufrimiento de un pueblo con sistema económico y
político enfermo, que posee procesos judiciales injustos, que solo afirman el poder gobernante. Hoy
nos horroriza la injusticia, pero no nos distanciamos de ella, porque callamos al confundir la piedad
con la humildad y salvamos con nuestras acciones a Barrabas en vez de Ti Señor Jesús; porque
preferimos la indiferencia y la justificación por la violencia. Preferimos callar ante nosotros y ser
indiferente ante el sufrimiento del hermano.

Oremos:

Cristo, qué aceptas una condena injusta, concédenos, a nosotros y a los hombres de todos los tiempos,
la gracia de ser fieles a la verdad y no permitas que caiga sobre nosotros y sobre los que vendrán
después de nosotros el peso de la responsabilidad por el sufrimiento de los inocentes. A ti que vives y
reinas por los siglos de los siglos. Amen.

Pidamos perdón al Señor por nuestras faltas en contra de los hermanos


Digamos:
R/ Señor, ten Misericordia de nosotros.
 Cuando he acusado y maltratado injustamente al hermano.
 Cuando le he faltado a mi familia y a los demás.
 Cuando no miramos el mal y el pecado, en nosotros y con frecuencia fingimos
ignorar.
PADRE NUESTRO
Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre, venga a nosotros tu
Reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada
día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos
ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén.

Ave María
Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo; bendita tú eres entre
todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de
nuestra muerte. Amén.
Gloria
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre,
y por los siglos de los siglos. Amén.
Señor, pequé, ten piedad y Misericordia de nosotros. Bendita y alabada sea la pasión
y muerte de nuestro Señor Jesucristo y los dolores y lágrimas de su santísima madre al
pie de la Cruz.
Por tus sangrientos pasos, Señor, seguirte quiero y si contigo muero, dichoso moriré.
Piedad y perdón te pido. Pequé, mi Dios, pequé.
V/ Jesús, por todas tus penas.
R/ Misericordia Señor. (Tres veces)
SEGUNDA ESTACIÓN

JESÚS CARGA CON LA CRUZ

Te adoramos, Oh Cristo, y te bendecimos porque, por tu santa Cruz,


redimiste al mundo y a mí, pecador.

Del Libro de Isaías 53, 12


Lector: "Por eso le daré su parte entre los grandes y con poderosos repartirá despojos,
ya que indefenso se entregó a la muerte y con los rebeldes fue contado, cuando él llevó
el pecado de muchos, e intercedió por los rebeldes." Palabra de Dios.

Lector: Pilato entrega a Jesús en las manos de los jefes de los sacerdotes y de los
guardias. La muerte de Jesús refleja toda la crueldad que corazón humano puede
concebir. Hoy, nuestro pueblo sufre, llora y clama por las muertes, de sus hijos,
asesinados, quemados, encanceradlos. Entregados por hermanos sin escrúpulos que
al igual que Jesús claman. Una vez más se repite la historia del corazón herido del
hombre: su mezquindad, su incapacidad para levantar la mirada fuera de sí mismo, para
no dejarse engañar por las ilusiones y el provecho personal y elevarse, impulsado por
el vuelo libre de la bondad y la honestidad. En el corazón del hombre se decide los
grandes retos de la humanidad, se resuelven los problemas o se acentúan sus
conflictos. Pero la opción es siempre la misma: tomar o perder la verdad que libera.
Oración
Cristo, que aceptas la cruz de las manos de los hombres para hacer de ella un signo
del amor salvífico de Dios por el hombre, concédenos, a nosotros y a los hombres de
nuestro tiempo la gracia de la fe en este infinito amor, para que, con el signo de la cruz,
seamos auténticos testigos de la Redención.
Invocamos la Misericordia del Señor sobre nuestra situación humana.
Digamos:
R/ Perdónanos, Señor.
† Para que comprendamos que nuestros pecados han sido la causa de los
sufrimientos de Cristo.
† Por todos los que no conocen a Cristo, a fin de que también para ellos llegue
pronto el día de la luz y de la paz, al conocer el gran amor de Dios hacia todos los
hombres.
† Por la falta de humildad y Misericordia, al humillar a los demás.
PADRE NUESTRO
Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre, venga a nosotros tu
Reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada
día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos
ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén.

Ave María
Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo; bendita tú eres entre
todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de
nuestra muerte. Amén.
Gloria
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre,
y por los siglos de los siglos. Amén.
Señor, pequé, ten piedad y Misericordia de nosotros. Bendita y alabada sea la pasión
y muerte de nuestro Señor Jesucristo y los dolores y lágrimas de su santísima madre al
pie de la Cruz.
Por tus sangrientos pasos, Señor, seguirte quiero y si contigo muero, dichoso moriré.
Piedad y perdón te pido. Pequé, mi Dios, pequé.
V/ Jesús, por todas tus penas.
R/ Misericordia Señor. (Tres veces)
TERCERA ESTACIÓN

JESÚS CAE POR PRIMERA VEZ

Te adoramos, Oh Cristo, y te bendecimos porque, por tu santa Cruz, redimiste al


mundo y a mí, pecador.

Del libro II Corintio 5, 21

Lector: "A quien no conoció pecado, le hizo pecado por nosotros, para que viniésemos a ser
justicia de Dios en él." PALABRA DE DIOS.

Lector: Te veo, Jesús, sufriendo hacia el Calvario, cargado con nuestros pecados;
dando sentido al sufrimiento de los hombres, caes, con las manos y las rodillas en el
suelo, lleno de dolores. ¡Con qué humildad has caído! ¡Cuánta humillación sufres ahora!
Tu naturaleza de hombre verdadero se muestra claramente en este momento de tu vida
y nadie te socorre se burlan de ti. Junto a ti caigo yo también, con mis frágiles ideas.
Completamente abandonado al amor del Padre, diste a mi cobardía una alta lección: no
renunciaste al fardo, pediste más fuerzas aún, para cargar nuevamente la Cruz. Y las
obtuviste. Dios es fiel a sí mismo: fiel en el amor; te levantas y retomas tu camino. Con
tu valentía nos enseñas que los fracasos y las caídas nunca deben parar nuestro camino
y que siempre podemos elegir: rendirnos o levantarnos contigo. Es difícil para el
cristiano luchar contra sí mismo para mantenerse en los Mandamientos, cuántas cruces
abandonadas a la vera de nuestros caminos, quizá a la vera de mis caminos.

Oración

Te pido, Señor, que despiertes en nosotros la valentía de levantarnos después de cada


caída, que sepamos apreciar siempre el don inmenso y precioso de la vida y que los
fracasos y las caídas no sean nunca un motivo para despreciarla,
conscientes de que, si nos fiamos de ti, nos levantaremos de nuevo y encontraremos la
fuerza para seguir siempre adelante.

Meditando sobre el peso de tu cruz, no nos avergonzaremos de hacer sobre nuestro


cuerpo la señal de la cruz: Digamos:
R/ Danos fuerzas, Señor.

Para no causar más sufrimientos sin sentido,


para soportar el odio a la fe, la persecución,
para sobreponernos a la muerte de los inocentes,
para levantarnos y derrotar el mal que nos oprime.
PADRE NUESTRO
Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre, venga a nosotros tu
Reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada
día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos
ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén.

Ave María
Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo; bendita tú eres entre
todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de
nuestra muerte. Amén.
Gloria
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre,
y por los siglos de los siglos. Amén.
Señor, pequé, ten piedad y Misericordia de nosotros. Bendita y alabada sea la pasión
y muerte de nuestro Señor Jesucristo y los dolores y lágrimas de su santísima madre al
pie de la Cruz.
Por tus sangrientos pasos, Señor, seguirte quiero y si contigo muero, dichoso moriré.
Piedad y perdón te pido. Pequé, mi Dios, pequé.
V/ Jesús, por todas tus penas.
R/ Misericordia Señor. (Tres veces)
CUARTA ESTACIÓN

JESÚS ENCUENTRA A SU SANTÍSIMA MADRE

Te adoramos, Oh Cristo, y te bendecimos porque, por tu santa Cruz, redimiste al


mundo y a mí, pecador.

Del Libro de Jeremías 15, 10

Lector: "¡Ay de mí, madre mía, porque me diste a luz varón discutido y debatido por todo el país! Ni
les debo, ni me deben, ¡pero todos me maldicen!" Palabra de Dios

Lector: Te veo, Jesús, cuando encuentras a tu Madre, ella está allí para acompañarte a morir. Ver
morir a un hijo es lo peor que se puede desear a una persona; aún más atroz si el hijo, inocente, está
muriendo a manos de la justicia. ¡Qué injusticia Te veo, María, triste, pero no desesperada. Tu mirada
no es vacía ni se ha apagado, , no caminas con la cabeza agachada. Eres luminosa también en tu
tristeza, porque tienes esperanza, sabes que el viaje de tu hijo no es solo de ida, y sabes, lo sientes
como solo las madres lo perciben, que pronto lo volverás a ver. que mediante el sufrimiento, Cristo
nos va a salvar y te unes íntimamente al sacrificio de tu Hijo, su familia, sufriendo con Él por
nuestra salvación. La familia es el corazón palpitante de la sociedad; célula irrenunciable de la vida
común; de las relaciones humanas; amor para siempre que salvará al mundo. Dios ha querido que la
vida venga al mundo a través del dolor del parto: a través del sufrimiento de una madre que da la vida
al mundo.

María es ternura, sabiduría y caridad. María, como madre de todos, «es signo de esperanza para los
pueblos que sufren dolores de parto», y «como una verdadera madre, ella camina con nosotros, lucha
con nosotros, y derrama incesantemente la cercanía del amor de Dios»

Oración

Santa Madre del Señor, caminas en silencio tras sus huellas, como primera discípula de la cruz, Virgen fiel,
cuida de todas las familias sufrientes de Nicaragua, protege a todas las mujeres que les han arrebatado sus
hijos. Inspira a cada madre para que eduque en la ternura del amor de Dios que los acompañen en su camino
con la fuerza silenciosa de su fe. Acude en ayuda de los esposos y a los padres cristianos, llamados a
dar testimonio de la belleza de una familia inspirada y guiada por las enseñanzas de Jesús y
soportar tantas tragedias familiares de nuestro mundo.

Ante las más duras pruebas digamos todos


R/ Madre dolorosa, ayúdanos a sufrir con Él por nuestra salvación,
 Que compartamos tu dolor en las tragedias que enfrentan nuestros hogares
 Que a pesar de los dolores no olvide mi camino hacia el Señor.
 *Por los que hoy se burlan y ofenden a tu hijo

PADRE NUESTRO
Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre, venga a nosotros tu
Reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada
día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos
ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén.

Ave María
Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo; bendita tú eres entre
todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de
nuestra muerte. Amén.
Gloria
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre,
y por los siglos de los siglos. Amén.
Señor, pequé, ten piedad y Misericordia de nosotros. Bendita y alabada sea la pasión
y muerte de nuestro Señor Jesucristo y los dolores y lágrimas de su santísima madre al
pie de la Cruz.
Por tus sangrientos pasos, Señor, seguirte quiero y si contigo muero, dichoso moriré.
Piedad y perdón te pido. Pequé, mi Dios, pequé.
V/ Jesús, por todas tus penas.
R/ Misericordia Señor. (Tres veces)

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