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Journal Title: La Autobiograf‘a y sus
problemas teo'ricos ; estudios e investigacio’n
documental /
Volume: 29 Issue:
Month/Year: 1991 Pages: 118-129
Article Author:
Article Title: Michael Sprinker; Ficciones del
yo; el fnalde la autobiografia
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ATTENTION:—— sstvnics
hacerse de repente tan mortal y violent como la tinica
envenenada de Jasin o de Neso?
Latinica de Neso, causa dela muerte violenta de Hér-
cules, como narra Séfocles en las Traquinias, le fue dada
por su esposa Deyanira con la esperanza de volver a
ganar al afecto del que pronto se veria privada. Supues-
tamente, debia restaurar el amor perdido, pero la restau
racidn result una privacién peor, la pérdida de la vida
¥ de los sentidos. El pasa de la Excursion con que con
cluyen los Essays narra una historia similar, aunque sin
llegar al final. La mudez del «gentil Dalesmane, protago-
nista del relato, encuentra un equivalente exterior, atra-
vés de un entrecruzamiento consistent en la mudez de
la naturaleza, de la cual se dice que, incluso en plena tor-
‘ments, ¢5wsilenciosa como un cuadro». En la medida en
que el lenguaje es figura (0 metéfora, 0 prosopopeya), es
realmente no la cosa misma, sino su representacin la ima-
gen dela cosa, , como tal, es silencioso, mudo como las
imagenes lo son. El lenguaje, como tropo, produce siem-
pre privacién, es siempre despojador. Wordsworth dice
que el lenguaje perverso —y todo lenguaje lo es, incluido
su propio lenguaje de restauracién— funciona «sin pausa
y sin ruidow (p. 154). En la medida en que, en la escritura,
dependemos de este lenguaje, todos somos, como el Da-
lesman en la Excursion, sordos y mudos, no silencio-
05, lo cual implicarfa la posible manifestacibn del sonido
Fleclones det oe
«voluntad propia, sno slenciosos como una imagen, eter
namente privados de voz. y condenados « la mudez. No
resulta, asi, sorprendente que el Dalesman sienta tanta i
clinacibn por los libros y encuentre en ellos tanto con-
suelo, puesto que, para él, el mundo exterior ha sido
siempre un libro, una serie de tropos sin voz. En cuamo
entendemos que la funcién retSrica de la prosopopeyacon-
siste en dar voz o rostro por medio del enguaje, compren-
demos también que de lo que estamos privados no ¢s de
vida, sino de a forma y el sentido de un mundo que solo
noses accesible a través dela via despojadora del entendi-
rmiento. La muerte es un nombre que damos a un apuro
lingifstico,y la restauracién de la vida mortal por medio
de Ia autobiografia (la prosopopeya del nombre y de la
-vor) desposee y desfigura en la misma medida en que rs
taura, La autobiografia vela una desfiguracién de la men-
te por ella misma causada.
NOTAS
1, Gérard Genes, Fgnren, I, Pacis, Sail, 1972, p.
2, Vea wna edcin erica de extor ensayo en Wi. Owen y Jone
‘Worthington Smyser (es), The pre Works of Walliams Wordsworth, Ox
ford, Clarendon, 1974, Lor niaeros de lax pginascitadas en este aie
locorresponden a Owen (ed), Wordsworth Literary Critic, Londres,
Routledge & Kegan Pas, 1974
Ficciones del «yo»:
el final de la autobiografia*
Michael Sprinker
Seulce qui resemble diffe, sles let
Ailrences se reserblent
Guuues Detevze
A photograph is secret about 3 secret.
‘The more tells you the les you know:
Diane Anat
Hacia el final de Gravity's Rainbow (La graveded del arco
iris), se relata como, por causas inexplicables, Tyrone Slo-
throp, el supuesto héroe de la obra, parece haberse des-
‘compuesto en incontables fragmentos que se encuentran
dispersos por toda la Europa de posguerra. De una iden-
tidad individual, lade un soldado americano més, ha pax
Trduciba de Ans ML Does
18
sado a transformarse en una especie de presencia ubicua
que surge inesperadamente y de forma periddica en luga-
res inverosimiles:
Algunos ereen que los fragmentos de Slothrop se han
convertdo en personas con consistencia propia. De ser esto
asi, no hay forma de saber qué parce de la poblacin actual
de La Zona ha surgdo de la dispersin original Se presume
Ja exiencia de una éltima fotografia suya en el Gnico
‘bum publicado por The Fool un grupo inglés de rock. En
ella siete misicos posan, con la misma acttud arrogante
que en sus comienzos caracterizaba a los Rolling Stones
cerca del lugar en el que habia esallado una bombs, en
el este de Is ciudad, o al sur del rfo... No hay forma de
saber cull de los rosteos corresponde a Slothrop: I tinica
posible referencia se encuentra en los ticlos de crédito
*Arméniea y Kazoo —un amiigon!
Este pasaje es un ejemplo de una caracteristica per
turbadora siempre presente en la cultura moderna: la
gradual metamorfosis de un individuo, que posee una iden-
tidad personal e inequfvoca, en un signo, una eifra, una
imagen que ya no se puede identificar claramente como
Ja de «una persona concreta». Hace algunos afos, la cul-
tura popular americana atraves6 una breve erisis al ha-
cerse piblico que Paul McCartney, componente de los
SUPLEMENTOS ANTHROROS2SEE IE _”SCO AA
esTuDIOS
Beatles, habia muerto hacfa algunos afios y que, desde
entonces, habla sido sustituido en el grupo por el gana-
dor de un concurso de tipos parecidos fisieamente él
El excindalo fue olvidado sin mayores contratiempos al
cabo de unos meses debido probablemente al hecho de
que «Paul McCartney» habia dejado de tener significado
como individuo y se habia convertido, para cualquiera que
ro fuera su mujer o su hijo, en una simple voz. y rostro.
Con tal de que voz y rostro fueran esencialmente los
mismos poco importaba que aquél fuera el verdadero
McCartney o un impostor. De hecho, la idea del impos-
tor tena poca relevancia en este caso puesto que lo nico
que importaba era la misica que los Beatles producfan
ja.este especto, no habia nadie que estuviera dispuesto
2 discutir la posibilidad de una disminucién en la ca
lidad de la misma desde el supuesto fallecimiento de
McCartney.
Un problema idéntico surge cuando se pretende ha-
bar del «autor de Gravity’s Rainbows, A excepcién del
hhecho de que su nombre haya aparecido junto al titulo
de tres novelas, algunos relatos y, por lo menos, también
‘un ensayo publicado en el New York Magazine, muy poco
‘o casi nada se sabe de la vida, aparienciafisica 0 parade-
10 de Thomas Pynchon durante la década pasada. Un
anonimato tan estudiado tiene que dar lugar necesar
mente a comentarios especulativos como el realizado por
John Batchelor quien recientemente ha publicado wn ar-
teulo en el Sobo News en el que afirma que Thomas
Pynchon es un frasde, que su nombre no es més que
el seudbnimo que J.D. Salinger utilzé a finales de la d&
cada de los cincuenta al retirarse y asi continuar su cx
rrera de escritor desde el anonimato. ¢Quién es Thomas
Pynchon? Esta pregunta, aparentemente trivial, ocul-
ta un complejo conjunto de problemas relacionados en-
tre si en torno a cuestiones como son el concepto de
autor (o de la autoridad en sf misma), las formas en que
los textos son construidos, asi como las nociones de con-
ciencia, del yo, de la personalidad o de la individualidad
como categorias que se pueden aplicar a los autores de
textos.
Qué es un autor? El reciente ensayo de Michel Four
cault sobre este tera pone de relieve algunas de las cues-
tiones cruciales que a nocién de autor planteaala critica
Jteraria, Foucault argumenta, de forma convincente, como
el concepto de autor como sujeto, como aquel que auto-
rizao da autoridad y que es responsable de un texto, €
comparativamente, de reciente invencién y, como tl, pue-
de no ser ttl ser, incluso, insostenible: «Al final se lle-
2 la conclusién de que el nombre del autor no hace
referencia a una persona real sino que éste excede los I-
rites de los textos, los organiza, y revela su modo de ser
9, por lo menos, los caracteriza. Aunque sefalaclaramente
Inexistencia de determinados textos también hace referen-
cia asu estatus dentro de una sociedad y una euleur[..]
La funcibn del autor ¢s, entonces, caracteristica de un
modo de existencia, de un modo de circulacién y oper.
cién de ciertos discursos dentro de una sociedads?
2ASUPLEMENTOS ANTHROPOS
Flctones dt oyor
Foucault reflexiona y pone en cuestin principalmen=
tela legitimacién y proliferacién del discurso ciemtfico,
dl cual en su forma més pura no tiefe un sujeto de’
autoridad ya que su verdadera meta es suprimir al su-
jeto del texto y reemplazarlo a él (go a ello?) con un dis-
curso descriptivo de lo que ¢s, los resultados de un
experimento, una hipStesis o algin aspecto det mundo’
‘empirico. Pero, como Foucault se apresura a sefalar, esta
ausencia de sujeto-autoridad en el texto es también y de
Ja misma forma caracteristica de discursos no cientificos|
‘como pueden ser los de la literatura, la filosofia, a psi-
cologia y Is historia. Las novelas, poemas, obras de tea-
tro, textos filos6ficos, ensayos de psicologia experimental
« libros histéricos, todas las formas de discurso de la
vida intelectual moderna, circulan con bastante inde-
pendencia respecto a Ja personalidad e incluso a la au
toridad del escritor mismo (dos de los ejemplos mis
cevidentes son el plagio y la reproduccién fotogeéfica mo-
deena) Para la mayoria del piblico lector el autor de una
‘obra tiene solo una tenue forma de existencia: es la
firma que afiade ala obra, un nombre en la pigina del
jpecialmente en Francia, Una gran parte de
Ia obra de Foucault, comenzando por los capftulos fina-
les de Les mots et les choses (Las palabras y ls cosas), cons-
tiruye un ataque directo tanto contra la soberania del autor
individual sobre un texto o discurso como contra todos
los valores antropol
‘ran implicitosen esa
rant Tosa ;
‘Jacques Derrida y el grupo Ze! Quel han producido sin
‘esar un torrente de escritos que ts d
minador comin el esfuerzo d
Entre las figuras mas relevantes que estimularon el des-
arrollo de este movimiento en la vida intelectual france-
sacontemporinea se encuentra Jacques Lacan, cuyo
sregreso a Freud», anunciado en el Discourse de Rome en
1953 y elaborado en sus seminarios en los afios siguien-
tes, negaba de forma tajante y repetidamente la trans-
parencia del cogito cartesiano (y otras formulaciones
(neurstico o psicatico)\
o que se revela aqui esté aticu-
ado como un discurso (el inconsciente es el discurso del
Otro), siendo Freud el primero en intentar definie la
taxis de aquellos fragmentos del mismo. Un discurso cu-
yos fragmentos nos llegan en determinados momentos
119 f ‘