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Este es un honor para el cine. Por tanto, acepto este premio en nombre del cine y con gran
agradecimiento y gratitud hacia todos los artistas que me precedieron e hicieron posible el
trabajo que yo he hecho. Porque no hay ni una sola película ni un solo cineasta que existan
de forma aislada. Todos hemos estado inmerso en esta gran conversación continua,
interrogándonos, respondiendo unos a otros y provocándonos mutuamente con nuestro
trabajo a lo largo de distancias extraordinarias no solo en el espacio sino también en el
tiempo.
Lo notable del cine para mí es que siempre es el presente. Siempre es el ahora. Para mí, las
películas de Buñuel están más vivas y son más actuales que el último mensaje de texto que
recibes, si sabes cómo utilizar un teléfono móvil. Peter Bogdanovich ha dicho que no existe
una película antigua: es simplemente una película que no has visto.
Pero para mí lo más emocionante de estos tiempos es cuando veo una película de un
cineasta joven o novel y me entusiasma o me veo transportado por lo que se llamaría un
“gesto cinematográfico” de su creación. Podría ser una yuxtaposición de un plano a otro,
podría ser una composición, podría ser un movimiento de cámara. Sé que me entusiasma
porque me doy cuenta que el cineasta se sintió impulsado a hacerlo de ese modo. Tenían
que contar esa historia particular con esas imágenes particulares. Eso es lo más precioso e
inspirador para mí, porque así fue en mi caso: yo no podía descansar hasta que hice
aquella película, de aquella manera. De lo contrario, simplemente no tiene sentido.
No tenía mucho que ver con el “negocio” del cine. Sí queríamos entrar en el
negocio, pero casi únicamente para obtener el dinero para hacer las películas. De
hecho, nunca me sentí un profesional, de veras. Sigo sin sentirme como tal.
Pero ahora, a los jóvenes cineastas, ¡qué tiempos les toca! ¡Cuántas oportunidades
tienen! Pueden hacer una película con cualquier cosa. Todas las herramientas están
ahí y son asequibles. Puedes hacer una película usando una de esas cámaras de
teléfonos móviles. Cuando era más joven era bastante diferente. Lo mismo pasa
con la historia del cine. La mayor parte de la historia cinematográfica de todo el
mundo, de casi todas las décadas, es accesible en estos tiempos increíbles. No fue
así en la década de los 50 del siglo pasado.
Sin embargo, me preocupa el ambiente, el clima que rodea al cine hoy en día. Por
un lado, tenemos ahora lo que siempre hemos tenido: el constante menosprecio y
marginación del cine. O bien es solo escapismo, o, si merece la pena, es solo
porque expone un problema, un mensaje.
Por otro lado, dondequiera que mires hoy en día, las veinticuatro horas del día, las
imágenes en movimiento inundan nuestras vidas. Sé que el cine en sí está
compuesto de imágenes en movimiento, pero ahora el cine se ha convertido en
sólo una corriente dentro de un enorme torrente de imágenes en movimiento: los
anuncios, los episodios de una serie de TV, un video de gatos o perros, videos
didácticos, los reality shows, Lawrence de Arabia, reportajes y así sucesivamente.
Todo se ha convertido en lo que llaman ahora “contenido”, una palabra que
realmente no me gusta. Y el debate serio sobre el cine, el juicio crítico –
particularmente en mi país– se ha cortado de raíz.
¿Quién apoya el arte y a los artistas y, lo que es más importante, el impulso de crear
arte que se vale por sí solo? ¿Cómo cambiamos este clima venenoso que nos rodea
por uno en el que un joven artista pueda seguir la luz que lleva dentro, esa chispa,
esa alma… su duende?
Gracias".
Angel Visbal