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CASO MACEDO

Sentencia del Juzgado Letrado de Primera Instancia en lo Civil de 4º turno.


26 de septiembre de 1940.

VISTOS:
La gestión promovida por Felicia Oddone de Calcagno para obtener la venia prescripta por
el artículo 271 del Código Civil para donar un bien inmueble propiedad de una hija menor bajo
patria potestad y
CONSIDERANDO:

I). Dispone la ley que quien no tiene la libre administración de sus bienes no puede donar.
Pero excepcionalmente, la donación es posible “en los casos y con los requisitos que las leyes
prescriben”. El menor bajo patria potestad no tiene la libre administración de sus bienes, pero está
comprendido en la excepción. Su caso está previsto en el inciso 1º del artículo 271 del Código
Civil, siempre que se cumplan, claro está, las condiciones requeridas en el texto. La disposición
precitada disciplina la enajenación de los bienes raíces de los menores. La palabra empleada para
señalar los actos de disposición, es comprensiva de las donaciones; quien dona, enajena. La
enajenación es el género, la donación, la venta, la especie. Quien vende, también enajena. Pero
quien enajena, no vende necesariamente, puede donar. Enajenar es pasar o transmitir a otro el
dominio de la cosa (Diccionario de la Real Academia). “La enajenación es el acto por el cual el
dueño de una cosa se priva de su propiedad, transmitiéndola a otro. Escriche anota una definición
similar. Y esta aceptación general, estaba claramente expresada en las Partes. Al tratar del
“declaramiento” de las palabras “dudosas”, se decía que enajenar “es una palabra que pusimos en
muchas leyes deste libro e por ende aquí demostrar quiere dezir e dezimos que aquel a quien le es
defendido de non enajenar una cosa, que la non puede vender, nin cambiar, nin empeñar, nin puede
poner servidumbre en ella, nin darla en ceso, a ninguna de aquellas personas a quien es defendido
de la enajenar” Partida 7ª, tomo XXXIII, Ley X (Códigos Españoles, página 481).
II). Corresponde determinar ahora si en la enajenación por vía donación pueden concurrir
las otras condiciones requeridas por la ley. Es decir, si esa enajenación puede responder a la
necesidad o utilidad evidente del menor. Interpretando el texto con un criterio estrictamente
restringido, habría que concluir que esas condiciones no concurren. Pero en este caso, la sumisión
del juicio a la fórmula verbal, determina el quebrantamiento de un principio de indiscutible
jerarquía lógica, como lo es el que proclama que al intérprete le está vedado hacer distinciones allí
donde no las hizo el legislador. Y la ley no distingue. Requiere que la enajenación responda a la
utilidad o necesidad del menor, pero sin distinguir entre lo que es útil o necesario desde un punto
de vista económico o material, y lo que es necesario y útil como elemento de satisfacción moral y
espiritual. La interpretación restringida limita arbitrariamente el texto, violándolo por vasallaje a
la fórmula verbal.
III). Concurren a la solución que se preconiza, las siguientes razones: a) Este concepto
amplio de la utilidad y la necesidad ha sido aceptado por la jurisprudencia en función de aplicar el
artículo 2037 del Código Civil, institución de igual naturaleza y finalidad jurídica que el que nos
ocupa. Lagarmilla, Jurisdicción Voluntaria, página 135. Autos Dolores Pereira Rossell y Rius,
Venia No. 16, F. 539, Juzgado de lo Civil de 5º Turno – Revista de D. Jurisprudencia y
Administración 1939, página 218.
b) No obstante los términos “necesidad absoluta” que se emplean en el texto que glosa,
García Goyena admite cierta interpretación extensiva a “otras causas justas”, como “para alimentos
o reparaciones urgentes” o “por otra razón derecha”, páginas 169 y 232.
c) Por que el concepto amplio de lo útil y necesario tiene un antecedente doctrinario y
jurisprudencial; el proveyente lo ha sostenido, en la tesis que proclama que la inembargabilidad
no solo comprende los muebles y útiles destinados al servicio ordinario de la familia, sino también
a aquellos que, como las obras de arte, solo se aplican a satisfacer una necesidad espiritual.
d) Porque la tesis liberalista impone negar en absoluto, en todo caso, la posibilidad de la
más insignificante donación por cuantiosa que fuere la fortuna inmobiliaria del menor. Aquel que
fuere dueño de miles de hectáreas no podrá donar una, porque ello importaría en el concepto de la
tesis combatida, vulnerar la protección que la ley le otorga a su patrimonio. Esto es un absurdo. Y
no podrá sostenerse si se desea mantener el proceso mental con un plano propicio a la elegantia
juris.
e) En el caso de autos, la donación se hace a beneficio de la enseñanza pública. La ley no
puede contrariar un acto que se orienta conforme al interés general que constituye su designio
supremo, máxime cuando la liberalidad no afecta la sólida fortuna del menor en cuya formación
no es ajeno el esfuerzo general de la colectividad.
IV). La tesis sustentada no vulnera el régimen de restricciones con que la ley protege al
patrimonio del menor. Una elemental prudencia obligará al Juez a reclamar elementos de
información que le permitan expedirse con exacto conocimiento de causa. Y no se producirá una
disminución maliciosa o culpable del patrimonio protegido si se tiene en cuenta la condición
personal del menor, elemento que permitirá investigar si ha podido sentir libre y conscientemente
los impulsos espirituales de la donación, la fortuna restante, la calidad del donatario, la cusa y el
fin de la donación. Tal es lo que se ha hecho en autos donde consta que la fortuna de la menor está
aforada en $91.442,75 para el pago de la contribución inmobiliaria, integrando además su
patrimonio, una renta vitalicia que servirá mensualmente el Banco de Seguros del Estado, en
cuotas de doscientos pesos mensuales a partir de 1943; cien mil pesos en acciones de la Fábrica
Nacional de Papel y veinticinco mil en acciones de la Arenera Santiago A. Calcagno. La donación
es de una hectárea cinco mil metros cuadrados que harán por terceras partes la menor y los
condóminos que comparten el dominio del predio afectado a la proyectada liberalidad. La menor
tiene diecinueve años de edad (partida de fs. 22) y explicó en forma satisfactoria al proveyente
(acta de fs. 21 vta y 23), las razones que la mueven a consentir en la liberalidad que se hace en
beneficio de la enseñanza pública. Debe, por tanto, concederse la venia impetrada.
Por LAS RAZONES EXPUESTAS, Se Resuelve: Concédase a Felicia Oddone de
Calcagno, la venia para donar al Consejo de Enseñanza Primaria y Normal, en representación de
su hija menor Celia Ángela Calcagno Oddone, la cuota que a esta corresponde en el predio
descripto a fs. 2, destinado a una Escuela Pública. Previo pago de acrecidas que calculará la
Oficina, hagánse los desgloses que fueren pertinentes y expídase el testimonio de estilo. Y
archívese oportunamente.
Álvaro F. Macedo.

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