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La imagen de la ciudad 48
El Museo de San Isidro abre de nuevo sus puertas al público, tras un
profundo proceso de remodelación que ha supuesto no sólo una sustancial
mejora del edificio y sus instalaciones, sino también la renovación del discurso
museográfico de su exposición permanente.
La nueva presentación de las salas de la colección permanente propone,
bajo el título “Orígenes. Un viaje al pasado de Madrid”, un recorrido
por la historia de Madrid desde sus orígenes más remotos en la Prehistoria
hasta el establecimiento de la Corte.
Para ello se han organizado las salas en dos grandes ámbitos expositivos:
“Antes de Madrid” —desde el Paleolítico hasta la época romana y visigoda—
y “Mayrit-Madrid —desde la fundación islámica de la ciudad hasta el reinado
de Felipe II—.
El visitante podrá, además, tener acceso a otros espacios del Museo
recientemente renovados: las salas de San Isidro; el almacén visitable,
en la planta sótano, donde se puede contemplar una amplia selección de las
colecciones arqueológicas y paleontológicas del Museo; el patio renacentista,
en el que se exponen esculturas procedentes de distintos monumentos
de Madrid, y el jardín arqueobotánico, en el que se puede realizar un recorrido
por la flora documentada en las excavaciones arqueológicas madrileñas.
ANTES DE MADRID
LOS PRIMEROS POBLADORES
DEL VALLE DEL MANZANARES
Hace 400.000 a 9.000 años
Homo Antecessor.
Hallazgos en Madrid
La mayoría de los yacimientos arqueológicos y paleontológicos madrileños
se localizan en las terrazas fluviales de los ríos Manzanares y Jarama. En ellos
o en sus alrededores las poblaciones humanas obtenían agua, materiales
para fabricar herramientas, caza abundante y frutos o semillas. Restos de sus
actividades, así como de los animales que poblaron los valles, se encuentran
en los estratos sedimentarios formados por la acción del río.
Desde los primeros hallazgos en el siglo XIX, junto al cementerio de San Isidro,
el número de sitios arqueológicos conocidos no ha hecho más que incrementarse,
haciendo de Madrid una de las áreas paleolíticas más importantes de Europa.
(Página izquierda)
Reconstrucción del paisaje del
yacimiento de Butarque. Madrid.
Hace unos 120.000 años. PRIMEROS POBLADORES 9
Paisaje ideal del Manzanares
en una fase de clima cálido.
Fauna cálida
Desde hace 500.000 hasta 120.000 años, en el territorio madrileño convivían con
nuestros antepasados toros, ciervos, caballos, rinocerontes de pradera, elefantes
e hipopótamos. Sus restos, junto con los análisis de pólenes, indican la existencia
de bosques abiertos de pinos y encinas y, cerca de los ríos, sauces, abedules,
avellanos o hayas. Junto a este paisaje forestal existían amplias zonas de pradera.
Los ríos madrileños eran más caudalosos y profundos. En sus aguas habitaban
lucios, sábalos, barbos o anguilas. 10
Paisaje ideal del Manzanares
en una fase de clima frío.
Fauna fría
Cráneo de Rinoceronte
Lanudo (Coelodonta
Antiquitatis).
Pleistoceno superior.
100.000 años.
Arenero del Arroyo del
Culebro (Getafe).
Colmillo de mamut
(Mammuthus Sp.)
Pleistoceno superior.
127.000-100.000 años.
Arenero de Salmedina
(Rivas-Vaciamadrid).
ELEFANTES EN MADRID
Durante las tareas de explotación de un arenero en Orcasitas apareció
el cráneo con las defensas de un elefante, que fue excavado y extraído por
los arqueólogos del Instituto Arqueológico Municipal de Madrid. Los restos
pertenecían a un macho adulto de la especie Palaeoxodon antiquus,
de entre 43 y 45 años.
No se trataba del primer elefante encontrado en Madrid. La primera
mención de un hallazgo en nuestra ciudad es de época islámica. Pero será
a partir de la explotación sistemática de las arenas del río, en el siglo XIX, Excavación del elefante
cuando los hallazgos de elefantes y mamuts se multipliquen. de Orcasitas (Madrid), 1959.
De la muerte al hallazgo
Hace 200.000 años un elefante adulto murió cerca del Manzanares,
tal vez atacado por carnívoros o, quizás, de sed durante un periodo
de sequía. Su cadáver quedó tendido sobre un costado.
Depredadores y carroñeros retiraron la mayor parte de la carne
en los primeros días y en las semanas siguientes el esqueleto fue
desarticulado. Los huesos, retirados y pisoteados por animales
o desplazados por la acción del agua, desaparecieron. La fuerza
de la corriente volcó también el pesado cráneo que quedó invertido.
Durante los siguientes miles de años, el río fue enterrando los restos
bajo gruesas capas de sedimentos.
Proceso de transformación
de los restos de un elefante
desde su muerte a su
descubrimiento.
PRIMEROS POBLADORES 15
Molar humano (Homo
16
CAZADORES RECOLECTORES
Los grupos de homínidos que ocuparon el valle del Manzanares durante el período
paleolítico basaron su modo de vida en la explotación oportunista del medio natural.
El aprovechamiento de los recursos precisos para asegurar su supervivencia
los obligó a seleccionar los mejores emplazamientos. Las proximidades del río
debieron ser muy atractivas para una ocupación regular por la presencia de agua,
abundante vegetación de ribera, así como una fauna variada.
En desventaja con respecto a otras especies animales y para suplir sus limitaciones
físicas, como la falta de garras y pelaje o una dentadura poco adaptada,
los humanos fabricaron herramientas y buscaron refugios que los protegieran. PRIMEROS POBLADORES 17
Homo Heidelbergensis. Homo Neanderthalensis.
Parientes lejanos
Ante la escasez de restos óseos, las principales pruebas de la presencia en
Madrid de heidelbergensis y neandertales son las herramientas que fabricaron.
Debieron estar organizados en grupos unidos por lazos de parentesco,
socialmente igualitarios. La reciprocidad y solidaridad servían para reforzar
el grupo y asegurar su supervivencia. La asistencia y cuidado de enfermos
o ancianos está atestiguada en lugares como Atapuerca. Ambas especies usaban
el fuego y emplearían algún sistema de lenguaje que les permitió transmitir
conocimientos.
Los neandertales enterraban a sus muertos y el uso de colorantes y adornos
personales sugiere un comportamiento simbólico. 18
La fabricación de herramientas
Vista de la sala de
cazadores recolectores.
Núcleo de hojas.
Paleolítico superior.
20.000-15.000 años.
Los Vascos (Usera, Madrid).
Perforador.
Paleolítico superior.
20.000-15.000 años.
El Sotillo (Usera, Madrid).
Lámina.
Paleolítico superior.
20.000-15.000 años.
Arenero de El Cojo
(Usera, Madrid).
20
Las herramientas
PRIMEROS POBLADORES 21
PRIMERAS SOCIEDADES
PRODUCTORAS
Hace 9.000 a 2.100 años
Vasija de almacenamiento.
Edad del Bronce Medio.
1500-1200 a.C.
Tejar del Sastre (Villaverde).
Enmangue de hoces.
Taller de arqueología
experimental del Museo
de San Isidro.
PRIMERAS SOCIEDADES 23
La producción de los alimentos
Las primeras especies vegetales cultivadas en la región fueron el trigo
y en menor medida la cebada y algunas leguminosas. El grano se almacenaba
en silos subterráneos o en grandes recipientes cerámicos y se molía a mano
en molederas de granito de las que existía al menos una en cada cabaña.
Ovejas, cabras, perros y, en menor medida, vacas y cerdos son los principales
animales domésticos cuyos huesos aparecen en los yacimientos. Además,
la caza siguió siendo una importante fuente de alimentos para completar la dieta.
Utilización de una
fusayola. Decoración
excisa e incisa de cerámica.
Taller de arqueología
experimental del Museo Representación solar
de San Isidro. en el fondo de un cuenco
campaniforme. Poblado
de El Ventorro (Villaverde).
Calcolítico. 2500-1800 a.C.
PRIMERAS SOCIEDADES 25
La irrupción de la cerámica
Una de las más importantes innovaciones tecnológicas del Neolítico fue la
cerámica. Elaborada a partir de arcilla, un material muy abundante en la naturaleza,
y de un proceso técnico poco complicado, su uso y fabricación se extendieron
rápidamente. Dura, inalterable e impermeable una vez cocida, sigue empleándose
hoy en numerosos objetos.
Su introducción modificó aspectos básicos del comportamiento humano, como
la alimentación, pues permitió almacenar y cocinar los alimentos, facilitando
así su conservación. Muy pronto se revelaría, además, como un medio donde
plasmar las inquietudes estéticas de las sociedades humanas.
Reconstrucción de
una cabaña de la Edad
del Bronce. 26
Olla con decoración
dentada en el borde.
Poblado de la Fábrica
(Getafe). Bronce final.
1200-800 a.C.
PRIMERAS SOCIEDADES 27
(Izquierda)
Enterramiento múltiple
del yacimiento de Pista
de Motos (Villaverde).
Edad del Bronce.
Botella de cerámica
y brazalete de pizarra
procedentes de una
sepultura. Arenero
de Valdivia (Usera).
Neolítico. 4500-3500 a.C.
28
Una sepultura neolítica El dolmen de Entretérminos Un enterramiento campaniforme
Brazalete procedente de
La Torrecilla (Getafe, Madrid).
Bronce final. 1200-800 a.C.
30
Poder y ostentación en
una sociedad en transformación
La metalurgia del oro surgió de élites sociales. Sin embargo, Tesoro de Villena.
paralelamente a la del cobre. a finales de la Edad del Bronce los (Imagen cedida por el Museo
Arqueológico Municipal
Muy escaso en la naturaleza el oro objetos de oro no suelen formar
de Villena, Alicante).
siempre ha sido un metal parte de ajuares funerarios,
valioso. Durante dos milenios sino de ocultaciones temporales.
su presencia estuvo asociada Las nuevas élites ya no desean
fundamentalmente a lugares de amortizar definitivamente
enterramiento,lo que se considera el símbolo de su poder, sino
una prueba de la existencia ostentarlo y transmitirlo. PRIMERAS SOCIEDADES 31
ROMANOS Y BÁRBAROS
Hace 2.100 a 1.300 años
Reconstrucción de un
dormitorio de la villa de
Villaverde Bajo.
Mosaico geométrico
del cubículo de la villa
de Villaverde Bajo.
Época romana. Siglo IV.
Cuenco de “terra
sigillata” hispánica.
Villa de Villaverde.
Época romana. Siglo IV.
ROMANOS Y BÁRBAROS 33
Cabeza del dios Silvano
Villa romana de Villaverde
Bajo, Madrid. Época romana.
Segundo tercio del siglo II.
Monedas de bronce
Villa de Villaverde Bajo
Época romana. Siglos I y II.
(Izquierda)
Ara del Puente de los
Franceses. Real Academia
de la Historia, depositada
en el Museo Arqueológico
Regional de Madrid. ROMANOS Y BÁRBAROS 35
En la intimidad de la villa
El dormitorio o cubiculum de Villaverde era una habitación pequeña y estrecha,
con un pavimento de mosaico y paredes pintadas al fresco. Su decoración imitaba
dos tipos de mármol: el brocatel, de veteados en tonos ocres, y el azul antiguo,
blanquecino con vetas azuladas. En uno de sus extremos se ubicaba el lecho. Una
depresión circular en el suelo servía para recoger el agua utilizada en su limpieza.
No se han conservado restos del mobiliario, que debió estar formado, además
de por el lecho, por pequeñas mesas y sillas plegables y algún lampadario.
36
Espada de la necrópolis
de Daganzo de Arriba,
Madrid. Época visigoda.
Siglo VI.
ROMANOS Y BÁRBAROS 37
MAYRIT: MADRID
MADRID ANDALUSÍ
2a mitad de siglo IX a 1085
40
Astrolabio de Ibrahim
ibnSaid al Sali, 1067.
(Imagen cedida por el
Museo Arqueológico
Nacional).
MADRID ANDALUSÍ 41
MADRID CASTELLANO
Desde 1085 a 1561
Parroquias
La residencia de los habitantes se localizaba en un barrio o colación y la
adscripción a una institución (parroquia) reforzaba los vínculos comunitarios.
Las primeras parroquias del Madrid cristiano fueron las diez mencionadas
en la Carta de Otorgamiento del Fuero (San Nicolás, Santa María, San Pedro,
San Miguel de la Sagra, San Juan, Santiago, San Miguel de los Octoes,
San Andrés, San Salvador y San Justo). Frente a las parroquias, en los arrabales,
se asientan otras instituciones religiosas: los monasterios de San Martín,
San Francisco, Santo Domingo, Santa Clara y San Jerónimo el Real.
Valentín Carderera
y Rufino Casado.
Don Pedro I de Castilla.
Litografía. Ilustración
de Iconografía española
(1855-1864).
MADRID CASTELLANO 43
Religiosidad y muerte en el Madrid renacentista
La religiosidad se plasmó a través de las artes. La pintura sobre tabla se utilizó
generalmente para retablos y obras de devoción particulares.
Pedro Berruguete, natural de Paredes de Nava (Palencia), fue el pintor
castellano de mayor relieve durante el reinado de Isabel la Católica. Tuvo
contacto desde muy temprano con la pintura flamenca y completó su formación
en Italia, donde trabajó para el duque de Urbino, Federico de Montefeltro.
A su regreso a España recibió numerosos encargos para iglesias castellanas.
Ambas influencias se funden en sus obras, donde hay claras pervivencias
de los primitivos flamencos y del arte italiano renacentista.
En La Virgen de la Leche, una de sus obras más significativas, se puede
reconocer la síntesis realizada por el autor entre el arte nórdico y el italiano,
sin olvidar la deuda que mantuvo siempre su estilo con el arte castellano. La
Virgen se encuentra sentada, enmarcada por un templete en el que se muestran
elementos de diferentes arquitecturas: arcos y tracerías góticos, detalles
renacentistas o la techumbre mudéjar. Se disponen motivos iconográficos
interesantes: Adán y Eva, simbología del pecado original, en los nichos
del basamento; el Arcángel Gabriel y la Virgen, como Anunciación, se hallan
en los gabletes junto al arco central apuntado que está coronado por un jarrón de
azucenas, que aparece también sobre los basamentos, y es símbolo de pureza.
La tabla tiene relación con otras Vírgenes con Niño del mismo Berruguete,
como la del Museo del Prado o La Virgen de la Leche de la colección Abelló.
Fragmento de dintel
del Alcázar. Época moderna.
Siglo XVI. Depósito
del Museo Arqueológico
Regional de Madrid.
Plato de Talavera.
Época moderna. Siglo XVI.
Cerámica a torno
esmaltada y pintada.
Plaza de los Carros.
(Página izquierda)
Félix Castello. Real Casa
de Campo. Óleo sobre lienzo.
(Imagen cedida por el Museo
Arqueológico Nacional.
Depositado en el Museo
de Historia de Madrid).
SEDE DE LA MONARQUÍA 47
La imagen de la ciudad
El pintor flamenco Antón Van den Wyngaerde realizó varias vistas de ciudades Anton Van Den
Wyngaerde.
españolas que en la actualidad se conservan en Viena. Cuatro de ellas
Madrid, 1562.
correspondían a Madrid y constituyen las primeras imágenes de la ciudad, justo Biblioteca Nacional
en los momentos en los que se produce la instalación de la corte en la villa. de Viena.
Capilla. Iconografía
Las más antiguas representaciones de ambos Santos, con la vestimenta de
los campesinos medievales, son las que cubren el arca sepulcral de San Isidro.
Las imágenes de los siglos XVI y XVII se basan en leyendas medievales y en la
literatura mística. Al canonizar a Isidro (1622) se le representa con indumentaria
del XVII y portando una serie de atributos relacionados con sus milagros más
conocidos: pala, aguijada y el arado de mano. Santa María siempre lleva en las
manos una aceitera, un huso de hilar o un hachón encendido. Jesucristo, la Virgen
y María Magdalena.
Viñeta del Arca de San Isidro.
Pintura sobre pergamino.
Sala aneja a capilla. Vida y milagros de San Isidro Catedral de Madrid.
El patio renacentista
El patio renacentista pertenece al antiguo Palacio de los Condes
de Paredes. En este espacio se ha reunido un conjunto de
esculturas procedentes de antiguos monumentos de Madrid.
Bajo los pórticos del patio los visitantes pueden contemplar el oso
y el dragón del antiguo escudo de Madrid, que sirvieron como
caños en la fuente de Cibeles, los tritones y nereidas de las cuatro
fuentes del Prado y dos reproducciones de las esculturas de
San Isidro y Santa María de la Cabeza que se encuentran en las
hornacinas del puente de Toledo.
El jardín arqueobotánico
En la parte posterior del edificio se encuentra el jardín arqueobotánico,
desde el que se puede contemplar el ábside de la vecina Capilla
del Obispo. En dicho jardín se ofrece información sobre las especies
cultivadas en la ciudad en el pasado a partir de los datos obtenidos
en las excavaciones arqueológicas madrileñas.
Ábside de la Capilla
del Obispo y jardín
arquobotánico.
(Derecha)
Patio renacentista
del Museo.
El almacén visitable
En la planta sótano se encuentra el Almacén visitable en el que el
público tiene acceso a una ingente información facilitada por las más
de 600 piezas arqueológicas en él depositadas. El almacén visitable
es desde el punto de vista museográfico la mayor novedad que ha
aportado el Museo de San Isidro. El uso de la planta sótano como
almacén y la construcción de una serie de vitrinas de gran capacidad
en las que los objetos se agrupan cronológicamente por tipologías
y yacimientos arqueológicos, forma un conjunto coherente y
agradable que ha hecho posible que el público pueda contemplar
una gran parte de los materiales arqueológicos conservados.
Isabel Arias, Javier Baena, Luis Balmaseda, Enrique Baquedano, Concepción Blasco,
Mónica Cerrejón, Felipe Cuartero, Antonio Dávila, Marta Escolá, Ángela Franco,
Ma Ángeles Ibáñez, Carlos León, Belén Martínez, Jorge Morín, José Polo, Manuel
Retuerce, Silvia Sánchez, Museo Arqueológico Nacional, Museo Arqueológico Regional
de Madrid, Museo de Historia de Madrid, Carmen Priego, Virginia Salve, Rubí Sanz,
Isabel Tuda, Universidad Autónoma de Madrid, Departamento de Prehistoria.
www.madrid.es/museosanisidro
www.esmadrid.com/museosdemadrid
www.madrid.es
010Líneamadrid