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Antecedentes:
Causas.
Para un cambio del calibre que supuso esta Revolución Industrial son precisos
una serie de factores que multiplicaron los efectos de la misma:
Aumento de la producción agraria. Era el sector primario del cual se nutría la
población. Por lo tanto, para crecer ésta, era necesario que hubieran los
recursos agrarios suficientes como para alimentar a esa población.
Mano de obra abundante. No es posible que crezca la industria si no hay mano
de obra que trabaje en ella.
Capital. Evidentemente, sin dinero no pueden afrontarse nuevos proyectos
industriales.
Expansión del comercio. Mayor demanda promueve el que haya mayor oferta.
Es decir, mientras más nos pidan, más creamos, y eso sólo es posible con un
comercio creciente.
Innovaciones técnicas. Para un cambio semejante era necesario la presencia
de nuevas máquinas y herramientas con las que trabajar.
Mentalidad empresarial. La sociedad debe estar abierta a todos esos cambios
Política favorable. El sistema político debe favorecer que se produzcan todos
esos cambios.
Estos siete elementos confluyeron en una misma época y en un mismo lugar,
los mencionados en el punto anterior: Inglaterra a mediados del siglo XVIII.
La diversificación y especialización favoreció el aumento de la producción
agraria del mismo modo que lo hicieron los nuevos métodos de cultivo. Estas
transformaciones agrícolas permitieron prucir más alimentos y generar más
mano de obra que quedaron excedentes. Además, los propietarios se
enriquecieron y afloró el capital.
Al mismo tiempo, Inglaterra sufrió una explosión demográfica, creciendo en un
siglo de 6 a 28 millones de habitantes.
El aumento del comercio se reflejó en el aumento de las operaciones tanto a
nivel nacional como en sus colonias.
En cuanto a las innovaciones técnicas, el uso de la energía hidráulica fue el
primer gran salto que se produjo a nivel técnico. Gracias a ello se aprovechó
mejor el agua de los ríos, de las que se obtenía energía suficiente. En el sector
textil se inventó la lanzadera volante de J.Kay que hizo mejorar el trabajo del
hilado y permitió aumentar la producción de tejidos. Sin embargo, el gran
invento de esta Primera Revolución Industrial fue la máquina de vapor que
perfeccionó James Watt que se aplicaría años después a los transportes, por
medio de los ferrocarriles y los barcos de vapor.
Los inicios de la industrialización europea hay que buscarlos en la Edad
Moderna. A partir del siglo XVI se vislumbra un avance en el comercio,
métodos financieros, banca y un cierto progreso técnico en la navegación,
impresión o relojería. Sin embargo estos avances siempre se veían lastrados
por epidemias, constantes y largas guerras y hambrunas que no permitían la
dispersión de los nuevos conocimientos ni un gran crecimiento demográfico.
Según el historiador Angus Maddison, Europa Occidental experimentó un
crecimiento demográfico prácticamente nulo entre 1500 y 1800.
El Renacimiento marcó otro punto de inflexión con la aparición de las primeras
sociedades capitalistas en Holanda y el norte de Italia. Es a partir de mediados
del siglo XVIII cuando Europa comenzó a distanciarse del resto del mundo y a
asentar las bases de la futura sociedad industrial debido al desarrollo, aún
primitivo, de la industria pesada y la minería.1415 La alianza de los
comerciantes con los agricultores hizo aumentar la productividad, lo que a su
vez provocó una explosión demográfica, acentuada a partir del XIX. La
Revolución Industrial se caracterizó por la transición de una economía agrícola
y manual a una comercial e industrial16 cuya ideología se basaba en el
racionalismo la razón y la innovación científica.17
Otro de los principales desencadenantes de la Revolución nace de la
necesidad.18 Aunque en algunos lugares de Europa como Gran Bretaña ya
existía una base industrial, las Guerras Napoleónicas consolidaron la industria
europea. Debido a la guerra, que se extendía por la mayor parte de Europa, las
importaciones de muchos productos y materias primas se suspendieron. Esto
obligó a los gobiernos a presionar a sus industrias y a la nación en general para
producir más y mejor que antes, desarrollándose industrias antes inexistentes.
La industrialización tuvo lugar en diferentes oleadas en los distintos países. Las
primeras áreas industriales aparecieron en Gran Bretaña a finales del siglo
XVIII, extendiéndose a Bélgica y Francia a principios del siglo XIX y a Alemania
y a Estados Unidos a mediados de siglo, a Japón a partir de 1868 y a Rusia,
Italia y España a finales de siglo. Entre las razones se encontraron algunas tan
dispares como la notable ausencia de grandes guerras entre 1815 y 1914, la
aceptación de la economía de mercado y el consecuente nacimiento del
capitalismo, la ruptura con el pasado, un cierto equilibrio monetario y la
ausencia de inflación.
Otras interpretaciones sugieren que este nuevo cambio de mentalidad y la
posterior evolución del sistema económico fue por causas morales y religiosas.
La Reforma protestante de Martín Lutero y Juan Calvino trajo consigo un
cambio de mentalidad en el trato y visión respecto del trabajo. Según Max
Weber el protestantismo considera al trabajo y al esfuerzo como un bien y un
valor fundamental, al contrario que la ética católica que lo considera un castigo
a raíz del pecado original.19 Esto explicaría en parte las diferencias a la hora
de desarrollarse de las distintas naciones europeas, teniendo como pioneros a
países protestantes como Gran Bretaña, Alemania u Holanda y como países
atrasados a España, Portugal e Italia, todos ellos católicos.20 Esta
interpretación sigue siendo muy discutida.
Consecuencias.
Entre finales del siglo XVII y principios del XVIII el gobierno británico aprobó
una serie de leyes con el fin de proteger a la industria de la lana británica de la
creciente cantidad de tela de algodón que se importaba desde India Oriental.
También empezó a darse una mayor demanda de tejidos gruesos, los cuales
eran fabricados por la industria británica en la localidad de Lancashire, donde
destacaba la producción de pana, fabricada a partir de fibras entrecruzadas de
lino y algodón. El lino era utilizado para dotar de más resistencia al tejido, cuyo
material principal, el algodón, no tenía una resistencia suficiente, aunque esta
mezcla resultante no era tan suave como los tejidos 100% algodón y era más
difícil de coser.
Hasta el nacimiento de la industria textil, los tejidos y el hilado en general se
realizaba en los hogares, en la mayor parte de los casos para consumo propio.
Este método productivo, basado en que la producción estaba dispersa y se
desarrollaba en los domicilios de los trabajadores, es a menudo denominado en
inglés como sistema Putting-out (Putting-out system) en contraposición al
posterior sistema industrial o factory system.26 Solo en ocasiones puntuales
los trabajos se realizaban en el taller de un maestro tejedor. Bajo el sistema
putting-out los trabajadores, antes de fabricar su producto, pactaban contratos
con comerciantes y vendedores, quienes les suministraban a menudo las
materias primas necesarias. Fuera de temporada, por la general, las esposas
de los agricultores hacían los hilados mientras que los hombres producían los
tejidos. Utilizando la máquina de hilar o rueca, en cualquier momento entre
cuatro y ocho hilanderas podían echar una mano al tejedor.252728 Uno de los
grandes inventos de la industria textil fue la lanzadera volante, patentada en
1733 por John Kay, que permitió una cierta automatización del proceso de
tejido. Posteriores mejoras, destacando las de 1747, permitieron duplicar la
capacidad de producción de los tejedores, lo que también agravó el
desequilibrio que existía entre el hilado y el tejido. Este invento empezó a ser
ampliamente utilizado en todo Lancashire en la década de 1760, cuando
Robert Kay, hijo de John Kay, inventó la caja ascendente (drop box).29 Lewis
Paul patentó en Birmingham, con la ayuda de John Wyatt, la máquina de hilar
mediante rodillos y el sistema flyer-and-bobbin, que conseguían un espesor
más uniforme en el proceso de elaboración de la lana. Paul y Wyatt abrieron
una fábrica en Birmingham que utilizaba una nueva máquina de laminado
impulsada por un burro. En 1743 se abrió una fábrica en Northampton que
empleaba cinco máquinas como la de Paul con cincuenta husos cada una.
Estuvo en funcionamiento hasta 1764. Una fábrica similar fue construida por
Daniel Bourn en Leominster, pero un incendio la destruyó. Tanto Paul como
Bourn habían patentado el cardador de lana en 1748. El uso de dos conjuntos
de rodillos que giraban a diferentes velocidades fue utilizado posteriormente en
la primera fábrica de hilados de algodón. La invención de Lewis fue
posteriormente mejorada por Richard Arkwright con su Water frame y por
Samuel Crompton con su Spinning mule.
En 1764 en el pueblo de Stanhill, Lancashire, James Hargreaves inventó la
hiladora Jenny, que patentó en 1770. Fue la primera máquina que empleaba
varios husos de una manera eficaz. La hiladora Jenny trabajaba de una manera
similar a la rueca. Era una máquina simple, construida con madera y que solo
costaba alrededor de 6 libras (un modelo de 40 husos) en 1792. Era utilizada
principalmente en los hogares o por pequeños artesanos. La hiladora Jenny
producía un hilo ligeramente torcido solo adecuado para la trama, que se
torcía.31
La máquina de hilar (Water frame) inventada por Richard Arkwright, fue
patentada por este junto con dos socios en 1769. El diseño se basaba en parte
en una máquina de hilado construida por Thomas High, quien fue contratado
por Arkwright.
Economía industrial.
Transportes:
La Revolución Industrial estuvo dividida en dos etapas: la primera del año 1750
hasta 1840, y la segunda de 1880 hasta 1914. Todos estos cambios trajeron
consigo consecuencias tales como:
Demográficas: Traspaso de la población del campo a la ciudad (éxodo rural) —
Migraciones internacionales — Crecimiento sostenido de la población —
Grandes diferencias entre los pueblos — Independencia económica
Económicas: Producción en serie — Desarrollo del capitalismo — Aparición de
las grandes empresas (Sistema fabril) — Intercambios desiguales
Sociales: Nace el proletariado — Nace la Cuestión social
Ambientales: Deterioro del ambiente y degradación del paisaje — Explotación
irracional de la tierra.
A mediados del siglo XIX, en Inglaterra se realizaron una serie de
transformaciones que hoy conocemos como Revolución Industrial dentro de las
cuales las más relevantes fueron:
La aplicación de la ciencia y tecnología permitió el invento de máquinas que
mejoraban los procesos productivos.
La despersonalización de las relaciones de trabajo: se pasa desde el taller
familiar a la fábrica.
El uso de nuevas fuentes energéticas, principalmente el carbón.
La revolución en el transporte: ferrocarriles y barco de vapor.
El surgimiento del proletariado urbano.
La industrialización que se originó en Inglaterra y luego se extendió por toda
Europa no solo tuvo un gran impacto económico, sino que además generó
enormes transformaciones sociales.
Proletariado urbano. Como consecuencia de la revolución agrícola y
demográfica, se produjo un éxodo masivo de campesinos hacia las ciudades; el
antiguo agricultor se convirtió en obrero industrial. La ciudad industrial aumentó
su población como consecuencia del crecimiento natural de sus habitantes y
por el arribo de este nuevo contingente humano. La carencia de habitaciones
fue el primer problema que sufrió esta población socialmente marginada; debía
vivir en espacios reducidos sin comodidades mínimas y carentes de higiene. A
ello se sumaban jornadas de trabajo, que llegaban a más de catorce horas
diarias, en las que participaban hombres, mujeres y niños con salarios
miserables, y carentes de protección legal frente a la arbitrariedad de los
dueños de las fábricas o centros de producción. Este conjunto de males que
afectaba al proletariado urbano se llamó la Cuestión social, haciendo alusión a
las insuficiencias materiales y espirituales que les afectaban.
Burguesía industrial. Como contraste al proletariado industrial, se fortaleció el
poder económico y social de los grandes empresarios, afianzando de este
modo el sistema económico capitalista, caracterizado por la propiedad privada
de los medios de producción y la regulación de los precios por el mercado, de
acuerdo con la oferta y la demanda.
En este escenario, la burguesía desplaza definitivamente a la aristocracia
terrateniente y su situación de privilegio social se basó fundamentalmente en la
fortuna y no en el origen o la sangre. Avalados por una doctrina que defendía la
libertad económica, los empresarios obtenían grandes riquezas, no solo
vendiendo y compitiendo, sino que además pagando bajos salarios por la
fuerza de trabajo aportada por los obreros.
Las propuestas para solucionar el problema social. Frente a la situación de
pobreza y precariedad de los obreros, surgieron críticas y fórmulas para tratar
de darles solución; por ejemplo, los socialistas utópicos, que aspiraban a crear
una sociedad ideal, justa y libre de todo tipo de problemas sociales (para
algunos, el comunismo). Otra propuesta fue el socialismo científico de Karl
Marx, que proponía la revolución proletaria y la abolición de la propiedad
privada (marxismo); también la Iglesia católica, a través del papa León XIII, dio
a conocer la Encíclica Rerum Novarum (1891), primera encíclica social de la
historia, la cual condenaba los abusos y exigía a los estados la obligación de
proteger a lo más débiles. A continuación, un fragmento de dicha encíclica:
(…) Si el obrero presta a otros sus fuerzas a su industria, las presta con el fin
de alcanzar lo necesario para vivir y sustentarse y por todo esto con el trabajo
que de su parte pone, adquiere el derecho verdadero y perfecto, no solo para
exigir un salario, sino para hacer de este el uso que quisiere (…)
Estos elementos fueron decisivos para el surgimiento de los movimientos
reivindicativos de los derechos de los trabajadores. Durante el siglo XX en
medio de los procesos de democratización, el movimiento obrero lograba que
se reconocieran los derechos de los trabajadores y su integración a la
participación social. Otros ejemplos de tendencias que buscaron soluciones
fueron los nacionalismos, así como también los fascismos en los cuales se
consideraban a los obreros y trabajadores como una parte fundamental en el
desarrollo productivo de la nación, por lo que debían ser protegidos por el
Estado.
La electricidad
La industria química
Una de las consecuencias fue el comienzo del desplazamiento del hombre por
la máquina, ya que esta realiza la labor en menos tiempo y a menor costo con
lo que se produce el abaratamiento de los costos de producción y de transporte
Las nuevas técnicas industriales, a diferencia de las antiguas, necesitaron la
creación de las empresas de gran envergadura y la concentración de la
población en extensas aglomeraciones urbanas. Por ejemplo, en Alemania, la
gran empresa del acero Krupps, que en 1846 empleaba solamente a 122
hombres, en 1873 contaba ya con 16,000, en tanto que en 1913 ascendía a
70,000 hombres entre empleados y obreros.
El capitalismo.
El desarrollo del capitalismo monopolista en la segunda mitad del siglo XIX se
produjo en el marco de un nuevo ciclo de expansión general y fue acompañado
de un nuevo crecimiento de las fuerzas productivas de varios países. De este
modo, el capital se centralizó y la producción se concentró al formarse el
monopolio con el acuerdo y unión de capitalistas. Así, los monopolios lograron
determinar las condiciones de venta de gran parte de los productos, fijando los
precios y obteniendo por ende mayores ganancias. Sin embargo, los
monopolios, si bien tendieron a lograr un mayor o mejor control de los
mercados, no eliminaron por completo la lucha por la competencia, la cual
ocurrió tanto entre las mismas corporaciones monopolistas como entre las
empresas que se mantuvieron al margen de los carteles y de los trusts. Por el
contrario, la hicieron más violenta tanto a nivel de los mercados internos como
de los internacionales. En este escenario, los bancos jugaron un nuevo papel
decisivo para la transformación del capitalismo en un fenómeno que
caracterizaría a la segunda parte del siglo XIX, así como a la primera del siglo
XX: el imperialismo (es decir, los intentos de establecer o mantener una
soberanía formal de una potencia determinada sobre otras sociedades
subordinadas a esta).
El hierro.
Para que la producción de estas industrias fuera lucrativa era necesario invertir
grandes sumas de capital en infraestructuras capaces de elaborar partidas
grandes y homogéneas para obtener control de calidad en los procesos de
producción y montaje. La filosofía que impulsó a estas industrias fue la
denominada de “precios bajos” que consiste en la producción en masa de
bienes de alta calidad y consumo masivo.
Los aspectos positivos de esta segunda revolución fue que las industrias
produjeron enormes cantidades de bienes a precios muy bajos, en relación con
el ingreso real, se dan mejorías en la educación y la innovación social
representada en los programas para atender las necesidades médicas de los
pobres, los inválidos y los ancianos. Los aspectos negativos fueron un legado
de discriminación, pobreza, mala vivienda y un daño irremediable al medio
ambiente (principalmente los océanos) donde la primera y segunda revolución
industrial depositaron todos sus desechos.
Efectos.
Cambios en la población.
La desigualdad estaba protagonizada por dos factores: "La renta per cápita
media de la población rural era inferior a la de la población urbana. Por otro
lado, la desigualdad de la renta dentro de la propia población urbana era
mucho mayor que la existente en la población rural". La desigualdad estaba
guiada por el estancamiento de las rentas rurales, el fuerte incremento de las
rentas urbanas y dentro de estas el gran incremento de ciertas rentas (las
propietarias del capital).
Con estos datos y revisando los procesos ocurridos en el pasado, "parece
obvio que, en los primeros periodos de industrialización, la distribución de la
renta sea más desigual que cuando el total de la población era rural y se
dedicaba a la agricultura. Esto podría ser especialmente visible en los periodos
de industrialización y emigración hacia las ciudades más fuertes".
Sin embargo, una vez que la revolución industrial se ha asentado y el capital
humano comienza a encontrar su hueco en el nuevo modelo "la desigualdad de
la renta comienza a reducirse con fuerza gracias al crecimiento de los ingresos
de las rentas más bajas. En la sociedad democrática, la clase trabajadora de
masas goza de un fuerte apoyo legislativo que suele proteger y ayudar a esta
parte de la sociedad para que sus rentas se incrementen", explicaba el profesor
Kuznets.
La visión de Kuznets también es compartida por Nouriel Roubini, profesor de
Economía en la Universidad de Nueva York, que explica el proceso de la
siguiente forma: "Aunque los economistas clásicos (desde Malthus hasta
Ricardo o Marx) creían que la clase trabajadora estaría siempre atrapada en un
nivel próximo a la subsistencia porque la oferta ilimitada de mano de obra evita
que los salarios reales asciendan por encima de ese nivel, los salarios reales y
las condiciones económicas mejoraron notablemente en la segunda mitad del
siglo XIX".
"En aquel periodo, las innovaciones tecnológicas de la Revolución Industrial
conllevaron un aumento del crecimiento de la productividad que fue compartido
entre los trabajadores y el capital. Esa relación entre una productividad en
aumento y el ascenso de las rentas de la clase media y trabajadora no fue
automática en ningún momento. Exigió que los trabajadores tuvieran la
oportunidad y las destrezas necesarias para aumentar su propia productividad
y poder participar en el aumento salarial derivado del crecimiento de la
productividad que ofrecían las nuevas tecnologías".
De este modo, Roubini también reconoce que, en un principio, los trabajadores
tuvieron problemas para beneficiarse de las mejoras traídas por la revolución
industrial, algo que cambió cuando la población adquirió "las destrezas
necesarias" para participar en el proceso productivo. Un fenómeno similar
podría estar ocurriendo en la actualidad. El avance de la tecnología está
'marginando' a un grupo importante de trabajadores dentro del sistema
productivo de las economías desarrolladas. Este hecho está siendo una de las
causas en el incremento de la desigualdad de la renta en Occidente. Sin
embargo, quizá estas personas o sus descendientes logren encontrar un hueco
en la economía de la tecnología, según avance este modelo y la población
vaya adaptándose a las nuevas necesidades que nazcan del mismo.
Cuarta revolución industrial: industria 4.0
A finales del siglo XVII fue la máquina de vapor. Esta vez, serán los robots
integrados en sistemas ciberfísicos los responsables de una transformación
radical.
Los economistas le han puesto nombre: la cuarta revolución industrial.
Marcada por la convergencia de tecnologías digitales, físicas y biológicas,
anticipan que cambiará el mundo tal como lo conocemos.
¿Suena muy radical? Es que, de cumplirse los vaticinios, lo será. Y está
ocurriendo, dicen, a gran escala y a toda velocidad.
"Estamos al borde de una revolución tecnológica que modificará
fundamentalmente la forma en que vivimos, trabajamos y nos relacionamos. En
su escala, alcance y complejidad, la transformación será distinta a cualquier
cosa que el género humano haya experimentado antes", vaticina Klaus
Schwab, autor del libro "La cuarta revolución industrial", publicado este año.
Los "nuevos poderes" del cambio vendrán de la mano de la ingeniería genética
y las neurotecnologías, dos áreas que parecen crípticas y lejanas para el
ciudadano de a pie.
Pero las repercusiones impactarán en cómo somos y nos relacionamos hasta
en los rincones más lejanos del planeta: la revolución afectará "el mercado del
empleo, el futuro del trabajo, la desigualdad en el ingreso" y sus coletazos
impactarán la seguridad geopolítica y los marcos éticos.
Entonces, ¿de qué se trata el cambio y por qué hay quienes creen que se trata
de una revolución?
Lo importante, destacan los teóricos de la idea, es que no se trata de
desarrollos, sino del encuentro de esos desarrollos. Y en ese sentido,
representa un cambio de paradigma, en lugar de un paso más en la carrera
tecnológica frenética.
5 claves para entender la REVOLUCIÓN 4.0
1. Alemania fue el primer país en establecerla en la agenda de gobierno como
"estrategia de alta tecnología"
2. Se basa en sistemas ciberfísicos, que combinan infraestructura física con
software, sensores, nanotecnología, tecnología digital de comunicaciones
3. La internet de las cosas jugará un rol fundamental
4. Permitirá agregar US$$14,2 billones a la economía mundial en los próximos
15 años
5. Cambiará el mundo del empleo por completo y afectará a industrias en todo
el planeta
"La cuarta revolución industrial, no se define por un conjunto de tecnologías
emergentes en sí mismas, sino por la transición hacia nuevos sistemas que
están construidos sobre la infraestructura de la revolución digital (anterior)",
dice Schwab, que es director ejecutivo del Foro Económico Mundial (WEF, por
sus siglas en inglés) y uno de los principales entusiastas de la "revolución".
"Hay tres razones por las que las transformaciones actuales no representan
una prolongación de la tercera revolución industrial, sino la llegada de una
distinta: la velocidad, el alcance y el impacto en los sistemas. La velocidad de
los avances actuales no tiene precedentes en la historia… Y está interfiriendo
en casi todas las industrias de todos los países", apunta el WEF.
También llamada 4.0, la revolución sigue a los otros tres procesos históricos
transformadores: la primera marcó el paso de la producción manual a la
mecanizada, entre 1760 y 1830; la segunda, alrededor de 1850, trajo la
electricidad y permitió la manufactura en masa.
Para la tercera hubo que esperar a mediados del siglo XX, con la llegada de la
electrónica y la tecnología de la información y las telecomunicaciones.
Ahora, el cuarto giro trae consigo una tendencia a la automatización total de la
manufactura - su nombre proviene, de hecho, de un proyecto de estrategia de
alta tecnología del gobierno de Alemania, sobre el que trabajan desde 2013
para llevar su producción a una total independencia de la mano de obra
humana.
La automatización corre por cuenta de sistemas ciberfísicos, hechos posibles
por el internet de la cosa y el cloud computing o nube.
Los sistemas ciberfísicos, que combinan maquinaria física y tangible con
procesos digitales, son capaces de tomar decisiones descentralizadas y de
cooperar -entre ellos y con los humanos- mediante el internet de las cosas.
Lo que veremos, dicen los teóricos, es una "fábrica inteligente".
Verdaderamente inteligente.
El principio básico es que las empresas podrán crear redes inteligentes que
podrán controlarse a sí mismas, a lo largo de toda la cadena de valor.
Los guarismos económicos son impactantes: según calculó la consultora
Accenture en 2015, una versión a escala industrial de esta revolución podría
agregar US$14,2 billones a la economía mundial en los próximos 15 años.
En el Foro de Davos, en enero de este año, hubo un anticipo de lo que los
académicos más entusiastas tienen en la cabeza cuando hablan de Revolución
4.0: nanotecnologías, neurotecnologías, robots, inteligencia artificial,
biotecnología, sistemas de almacenamiento de energía, drones e impresoras
3D serán sus artífices.
Pero serán también los gestores de una de las premisas más controvertidas del
cambio: la cuarta revolución podría acabar con cinco millones de puestos de
trabajo en los 15 países más industrializados del mundo.
Son precisamente los países más avanzados los que encarnarán los cambios
con mayor rapidez, pero a la vez los expertos destacan que son las economías
emergentes las que podrán sacarle mayor beneficio.
La cuarta revolución tiene el potencial de elevar los niveles de ingreso globales
y mejorar la calidad de vida de poblaciones enteras, apunta Schwab, las
mismas que se han beneficiado con la llegada del mundo digital (y la
posibilidad, por caso, de hacer pagos, escuchar música o pedir un taxi desde
un celular ubicuo y barato).
Sin embargo, el proceso de transformación sólo beneficiará a quienes sean
capaces de innovar y adaptarse.
"El futuro del empleo estará hecho de trabajos que no existen, en industrias
que usan tecnologías nuevas, en condiciones planetarias que ningún ser
humano jamás ha experimentado", resume David Ritter, CEO de Greenpeace
Australia/Pacífico, en una columna sobre la cuarta revolución para el diario
británico The Guardian.
Aunque los empresarios parecen entusiasmados - más que intimidados- por la
magnitud del reto: un sondeo revela que 70% tiene expectativas positivas sobre
la cuarta revolución industrial.
Así se desprende del último Barómetro Global de Innovación, una medición que
publica General Electric cada año y que recoge opiniones de más de 4.000
líderes y personas interesadas en las transformaciones de 23 países.
Aunque la distribución regional es desigual y son los mercados emergentes de
Asia principalmente los que están adoptando los cambios de manera más
disruptiva que sus pares de economías desarrolladas.
"Ser disruptivo es el estándar de oro para ejecutivos y ciudadanos, pero sigue
siendo un objetivo complicado de llevar a la práctica", reconoce el estudio.
Así, no todos ven el futuro con optimismo: los sondeos reflejan las
preocupaciones de empresarios por el "darwinismo tecnológico", donde
aquellos que no se adapten no lograrán sobrevivir.
Y si ello ocurre a toda velocidad, como señalan los entusiastas de la cuarta
revolución, el efecto puede ser más devastador que el que generó a su turno la
tercera revolución.
"En el juego del desarrollo tecnológico, siempre hay perdedores. Y una de las
formas de inequidad que más me preocupa es la de los valores. Hay un real
riesgo de que la élite tecnocrática vea todos los cambios que vienen como una
justificación de sus valores", le dice a BBC Mundo Elizabeth Garbee,
investigadora de la Escuela para el Futuro de la Innovación en la Sociedad de
la Universidad Estatal de Arizona (ASU).
"Ese tipo de ideología limita gravemente las perspectivas que se traen a la
mesa a la hora de tomar decisiones (políticas), lo que a su vez exacerba la
inequidad que ya vemos en el mundo hoy", agrega.
"Dado que mantener el status quo no es una opción, necesitamos un debate
fundamental sobre la forma y los objetivos de esta nueva economía", apunta
Ritter, que considera que debe haber un "debate democrático" en torno a los
cambios tecnológicos.
Por una parte, hay quienes descreen que se trate de una cuarta revolución: es
cierto que los cambios son muchos y muy profundos, pero el concepto fue por
primera vez usado en 1940 (en un documento de una revista de Harvard
titulado "La última oportunidad de Estados Unidos", que pintaba un futuro
sombrío por el avance de la tecnología) y su uso representa una "pereza
intelectual", dice Garbee.
Otros, más pragmáticos, alertan que la cuarta revolución no hará sino aumentar
la desigualdad en el reparto del ingreso y traerá consigo toda clase de dilemas
de seguridad geopolítica.
El mismo WEF reconoce que "los beneficios de la apertura están en riesgo" por
medidas proteccionistas, especialmente barreras no tarifarias y normativas del
comercio mundial, que se han exacerbado desde la crisis financiera de 2007:
un desafío que la cuarta revolución deberá sortear si quiere entregar lo que
promete.
"El entusiasmo no es injustificado, estas tecnologías representan avances
asombrosos. Pero el entusiasmo no es excusa para la ingenuidad y la historia
está plagada de ejemplos de cómo la tecnología pasa por encima de los
marcos sociales, éticos y políticos que necesitamos para hacer buen uso de
ella", remata Garbee.
Este es el nombre actual que recibe la Industria 4.0. Se trata de un concepto
acuñado por el gobierno alemán para referirse a la “fábrica inteligente”. Una
nueva manera de organizar los sistemas de producción, quedando todos
interconectados. De esta manera, las máquinas están conectadas con los
sistemas, y éstos a su vez, con las personas, lo que permite una gestión mucho
más eficiente de la compañía. El concepto intriga e incluso, puede resultar
confuso para muchos. Por ello, a continuación, desvelamos todos los avances
de esta industria a través de seis tecnologías clave:
1. Internet of things (IoT)
Internet de las cosas es el mayor exponente y la idea principal en base a la
cual se desarrolla esta industria. Nació para establecer una comunicación
inteligente entre las cosas y lleva más de 10 años revolucionando el mundo.
Esta conectividad gestionada es usada en numerosos sectores: desde el
ámbito de Medicina y Salud, a través de sistemas que permiten el control
remoto de pacientes; pasado por el sector de la Moda, con zapatillas que
facilitan el número de kilómetros recorridos; o el bancario, con aplicaciones que
permiten el pago vía smartphone.