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“Año de la Lucha Contra la Corrupción e Impunidad”

UNIVERSIDAD ALAS PERUANAS

FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS POLITICAS

ESCUELA PROFESIONAL DE DERECHO

FILIAL- TACNA

TEMA: Principios del Derecho Procesal Administrativo

DOCENTE: Mag. Nathalie Espinoza Beltrán

CURSO: Derecho Procesal Administrativo


CICLO: V
ALUMNO: Josué Isaías, Ramos Flores
CÓDIGO: 2016207436

TACNA_ PERÚ
2019
DEDICATORIA

El presente trabajo de investigación está dedicado con

mucho esmero a mis compañeros de estudios, por su

esfuerzo y dedicación, en aprender los conocimientos

propicios y necesarios para que de esta manera ser mejores

profesionales.
AGRADECIMIENTO

Este presente trabajo quiero agradecer a todos mis maestros,

porque día a día, clase a clase y tema a tema pudieron inducir en

mí una visión crítica de la realidad. Y también agradezco a mis

padres y familiares por brindarme apoyo moral para seguir

estudiando y lograr el objetivo trazado para un futuro mejor.

Gracias, y espero aprovechar todo lo que me dieron.


Índice
Introducción .............................................................................................................................. 5
Principios del Derecho Procesal Administrativo ................................................................... 6
1. Conceptualizaciones ........................................................................................................ 6
1.1. Administración pública. ........................................................................................... 6
1.2. Proceso y procedimiento. ......................................................................................... 7
1.3. Procedimiento administrativo. ................................................................................. 8
2. Principios del Procedimiento Administrativo ................................................................. 8
2.1. Principio de legalidad. ............................................................................................. 9
2.2. Principio del debido procedimiento. ...................................................................... 11
2.3. Principio de impulso de oficio. .............................................................................. 12
2.4. Principio de razonabilidad. .................................................................................... 13
2.5. Principio de imparcialidad. .................................................................................... 14
2.6. Principio de informalismo...................................................................................... 15
2.7. Principio de presunción de veracidad. ................................................................... 15
2.8. Principio de buena fe procedimental...................................................................... 16
2.9. Principio de celeridad. ........................................................................................... 17
2.10. Principio de eficacia. .......................................................................................... 17
2.11. Principio de verdad material. ............................................................................. 18
2.12. Principio de participación................................................................................... 19
2.13. Principio de simplicidad. .................................................................................... 20
2.14. Principio de uniformidad. ................................................................................... 20
2.15. Principio de predictibilidad o de confianza legítima. ......................................... 21
2.16. Principio de privilegio de controles posteriores. ................................................ 22
2.17. Principio del ejercicio legítimo del poder. ......................................................... 23
2.18. Principio de responsabilidad. ............................................................................. 23
2.19. Principio de acceso permanente. ........................................................................ 23
Conclusiones ........................................................................................................................... 24
Referencias .............................................................................................................................. 25
Introducción

Los principios del procedimiento administrativo en la ley del procedimiento

administrativo general que vamos a analizar servirán, en primer lugar, como un importante

criterio interpretativo para resolver las cuestiones que puedan suscitarse en la aplicación de

las reglas establecidas en las normas administrativas.

Con fecha 11 de abril de 2001, fue publicada en el Diario Oficial El Peruano la Ley

N° 27444, Ley del Procedimiento Administrativo General, norma vigente desde el 11 de

octubre de 2001.

Esta norma regula de modo general los procedimientos de naturaleza administrativa

que se sigue ante las diversas entidades, y, habiendo derogado la antigua normatividad en

materia de procedimiento administrativo general, recoge y define de manera clara,

específica, y detallada, una serie de principios, los mismos que deben informar el desarrollo

del procedimiento administrativo.

Tales principios, recogidos tanto de la legislación como de la doctrina comparada

actual, están enumerados (en forma enunciativa y no taxativa) en el artículo IV del Título

Preliminar de la Ley 27444, sin perjuicio de la vigencia y observancia de los principios del

Derecho Administrativo sustantivo, sirviendo asimismo de criterio interpretativo para

resolver las cuestiones que puedan suscitarse en la aplicación de las reglas de procedimiento

como parámetros para la generación de otras disposiciones administrativas de carácter

general, así como para suplir los vacíos en el ordenamiento administrativo.

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Principios del Derecho Procesal Administrativo

1. Conceptualizaciones

El Derecho Procesal Administrativo es una rama del derecho administrativo que tiene

por objeto y fin la protección de los administrados frente a la Administración Pública, como

disciplina jurídica es un conjunto de normas, debidamente ordenadas, sistematizadas, y

jerarquizadas cuyo objeto específico es el ejercicio de la función jurisdiccional

administrativa.

Así mismo el derecho administrativo es la rama del derecho que se encarga de

la regulación de la administración pública. Se trata, por lo tanto, del ordenamiento jurídico

respecto a su organización, sus servicios y sus relaciones con los ciudadanos.

1.1. Administración pública.

Ahora bien, dicha definición debe partir de la función que la misma desempeña,

teniendo en cuenta que es imposible definir a la Administración Pública a partir de un criterio

orgánico, en particular porque como resultado del mismo tiende a confundirse

Administración Pública con Estado, cuando no constituyen lo mismo. De hecho, existen

reparticiones del Estado que no constituyen Administración Pública. A su vez, existen

entidades administrativas o reguladas por el derecho público que no forman parte del Estado.

La Administración Pública, se define como compuesta por aquellas entidades que

realizan función administrativa, al margen de su estructura. Así mismo puede decirse que es

el organismo público, a quien se le asigna competencia, recursos y medios necesarios para

la satisfacción del interés público, entendido este último como las expectativas de la

colectividad.

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1.2.Proceso y procedimiento.

El proceso. - Es la idea jurídica de proceso puede ser concebida en sentido amplio,

como una secuencia o serie de actos que se desenvuelven progresivamente, con el objeto de

llegar a un acto estatal determinado, destacando entonces en el concepto la unidad de los

actos que constituyen el proceso, su carácter teológico, es decir, que éstos se caracterizan

por estar encaminados en su conjunto a un determinado fin.

Pudiéndose definir entonces al proceso como la “Serie o sucesión de actos

coordinados, que fijan los datos según los cuales ha de ejercerse la función pública, con

derecho del sujeto o sujetos pasivos de la misma a participar, con el sujeto activo, en su

formación.”

Procedimiento. Para BACACORZO, el procedimiento es la secuencia de actos que

se ejecutan de modo legal y progresivo, dentro de la poliforme actividad del Estado, pero

que se resuelven mediante actos administrativos(resoluciones), obteniendo un

pronunciamiento, cuya finalidad es ejecutar la voluntad del Estado.

Al hablar de procedimiento, por el contrario, se prescinde del fin que la secuencia de

actos pueda tener, y se señala tan sólo ese aspecto externo, de que existe una serie de actos

que se desenvuelven progresivamente.

Por ello el proceso y el procedimiento tienen de común que ambos son una serie o

sucesión de actos coordinados; pero mientras que la mera serie o sucesión de actos

coordinados basta para constituir un procedimiento, no alcanza para caracterizar un proceso.

Todo proceso, “por ser su primer elemento una serie o sucesión de actos coordinados,

implica el procedimiento; todo proceso comporta un procedimiento; “pero en cambio no

todo procedimiento implica o comporta un proceso.

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1.3.Procedimiento administrativo.

Entendida como conjunto de actos y diligencias tramitados en las entidades,

conducentes a la emisión de un acto administrativo que produzca efectos sobre los intereses,

obligaciones o derechos de los administrados.

Según el Art. 29º Ley Nº 27444 “Ley del Procedimientos Administrativo General”

Se entiende por procedimiento administrativo al conjunto de actos y diligencias tramitados

en las entidades, conducentes a la emisión de un acto administrativo que produzca efectos

jurídicos individuales o individualizables sobre intereses, obligaciones o derechos de los

administrados.

Citado por (Andra), GARCÍAENTERRÍA, sostiene que el procedimiento

administrativo es una ordenación interna de una pluralidad de operaciones, expresada

en actos diversos realizados heterogéneamente por varios sujetos u órganos, operaciones y

actos que, no obstante, su relativa autonomía, se articulan en orden a la producción de un

acto final.

2. Principios del Procedimiento Administrativo

Los principios generales del Derecho desempeñan un rol sumamente importante en

la organización del ordenamiento jurídico, puesto que permiten no solo interpretar las

normas, sino además servir de base para la construcción jurídica y facilitar la labor del

operador del Derecho, al generar insumos para cubrir los vacíos del derecho positivo. Lo

que ocurre es que el derecho administrativo en general requiere un conjunto de principios,

algunos que son comunes a otras ramas del derecho público y otros propios de la materia

que venimos estudiando.

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Todos los principios administrativos rigen la actuación de la Administración Pública

de manera directa, teniendo un evidente efecto normativo en tanto permiten dirigir

debidamente el poder de las entidades impidiendo que el mismo viole los derechos e

intereses de los administrados.

Según el Art. IV de la Ley Nº 27444 “Ley del Procedimientos Administrativo


General.
La Ley 27444, en el artículo III de su Título Preliminar señala que esta norma tiene

por finalidad establecer el régimen jurídico aplicable para que la actuación de la

Administración Pública sirva a la protección del interés general, garantizando los derechos

e intereses de los administrados y con sujeción al ordenamiento constitucional y jurídico en

general.

El procedimiento administrativo se sustenta fundamentalmente en los siguientes

principios, sin perjuicio de la vigencia de otros principios generales del Derecho

Administrativo:

2.1. Principio de legalidad.


Las autoridades administrativas deben actuar con respeto a la
Constitución, la ley y al derecho, dentro de las facultades que le estén
atribuidas y de acuerdo con los fines para los que les fueron conferidas.
García de Enterría define al Principio de Legalidad de la Administración como aquél

que implica que “... ésta está sometida a la Ley, a cuya ejecución limita sus posibilidades de

actuación”. Según el mismo autor, el principio de legalidad es, asimismo un mecanismo para

atribuir legalmente las potestades públicas. (Dimitrijevich, 2009).

Para Dromi, el principio de legalidad es la columna vertebral de la actuación

administrativa, e implica necesariamente que:

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a) Toda la actuación administrativa deba sustentarse en normas jurídicas, cualquiera

que fuera su fuente;

b) Debe respetarse la jerarquía normativa, a fin de preservar el normal

desenvolvimiento del orden jurídico;

c) Todo acto de la administración debe encontrar su justificación en preceptos

legales y hechos, conductas, y circunstancias que lo causen;

d) Subordinación del ordenamiento jurídico al orden político fundamental plasmado

en la Constitución.

El principio de legalidad es sin lugar a dudas el principio más importante del derecho

administrativo puesto que establece que las autoridades administrativas y en general, todas

las autoridades que componen el Estado deben actuar con respeto a la Constitución, la Ley

y al Derecho, dentro de las facultades que le estén atribuidas y de acuerdo con los fines para

los que fueron conferidas dichas facultades. Esto implica:

a) En primer lugar, que la Administración se sujeta especialmente a la Ley,

entendida como norma jurídica emitida por quienes representan a la sociedad en

su conjunto, vale decir, el Parlamento. Lo que ocurre es que en el Estado de

derecho se ubica a la Administración como esencialmente ejecutiva, encontrando

en la ley su fundamento y el límite de su acción. Es una Administración sometida

al Derecho, aunque la misma está habilitada para dictar reglas generales

reglamentos fundamentalmente, estas están subordinadas a la ley.

b) En segundo lugar, la Administración Pública, a diferencia de los particulares, no

goza de la llamada libertad negativa (nadie está obligado a hacer lo que la ley no

manda, ni impedido a hacer lo que esta no prohíbe) o principio de no coacción,

dado que solo puede hacer aquello para lo cual está facultada en forma expresa.

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2.2. Principio del debido procedimiento.
Los administrados gozan de todos los derechos y garantías del debido
proceso adjetivo o procesal, que comprende el derecho a exponer sus
argumentos, a ofrecer y producir pruebas y a obtener una decisión
motivada y fundada en derecho, emitida por autoridad competente, y en
un plazo razonable; y, a impugnar las decisiones que los afecten.
Este principio implica que todo administrado goza de todos los derechos y garantías

inherentes al debido procedimiento administrativo, el mismo que comprende, tal como se

encuentra expresamente redactado en la Ley 27444, el derecho a exponer sus argumentos, a

ofrecer y producir pruebas, y a obtener una decisión motivada y fundada en Derecho,

elementos que, según Danós, son "garantías mínimas indispensables del administrado que

han de respetársele en el procedimiento administrativo". (Napurí, 2013).

Dicho principio constituye además un derecho fundamental, conforme lo establecido

por reiterada jurisprudencia del Tribunal Constitucional, y constaría por lo menos de los

siguientes elementos:

a) Derecho a ser oído: La Administración no puede decidir sin escuchar a la parte

interesada o sin darle la posibilidad de expresarse sobre el mérito de la decisión.

Este derecho se manifiesta, por ejemplo, en el derecho a pedir vista de las

actuaciones, es decir, poder observar el estado del procedimiento en cualquier

momento; pero también en el derecho de impugnar lo decidido por la autoridad

administrativa, por lo menos a través del empleo del recurso de reconsideración.

b) Derecho a ofrecer y producir pruebas: La prueba constituye la actividad material

dirigida a determinar la veracidad de los hechos respecto la cuestión planteada

por la autoridad administrativa o por el administrado. Los particulares tienen

derecho a ofrecer y producir las pruebas que consideren pertinentes, las cuales se

sumarán a las producidas y obtenidas de oficio. La Administración no puede

negarse a hacer efectiva la prueba ofrecida por el particular, salvo en casos

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excepcionales y cuando la prueba sea claramente irrazonable, debiendo

fundamentar su rechazo.

c) Derecho a una decisión fundada: Este derecho se relaciona con el requisito

esencial de motivación del acto administrativo, es decir que la decisión

administrativa debe expresar los fundamentos que llevan a la emisión del acto.

Caso contrario, resultaría muy complicado que el administrado pueda defenderse

de lo resuelto por la administración si ello le perjudicase. Es por ello que la falta

de motivación acarrea la nulidad del acto administrativo.

d) Derecho al plazo razonable: Los administrados tienen derecho a que el

procedimiento sea resuelto en un plazo que permita una defensa adecuada a sus

intereses. La plasmación del derecho al plazo razonable se encuentra, entre otras

instituciones, en el silencio administrativo y en la institución de la queja

administrativa; y tiene una estrecha relación con el principio de celeridad, al cual

aludiremos más adelante. (Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, 2017).

2.3. Principio de impulso de oficio.


Las autoridades administrativas dirigen e impulsan de oficio el
procedimiento y ordenan la realización o práctica de los actos que
resulten convenientes para el esclarecimiento y resolución de las
cuestiones necesarias.
El principio de impulso de oficio o de oficialidad, según parte de la doctrina implica

que las autoridades administrativas deben dirigir e impulsar de oficio el procedimiento y

ordenar la realización o práctica de los actos que resulten convenientes para el

esclarecimiento y resolución de las cuestiones necesarias86. La continuidad del

procedimiento no depende del administrado, sino de la autoridad administrativa.

La Ley del Procedimiento Administrativo General señala también que la autoridad

competente, aun sin pedido de parte, debe promover toda actuación que fuese necesaria para

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su tramitación, así como superar cualquier obstáculo que se oponga a la regular tramitación

del procedimiento. Además, la Ley N.º 27444 señala que la autoridad administrativa deberá

determinar la norma aplicable al caso aun cuando no haya sido invocada o fuere errónea la

cita legal, de manera similar a lo que ocurre en sede judicial; así como evitar el

entorpecimiento o demora a causa de diligencias innecesarias o meramente formales,

adoptando las medidas oportunas para eliminar cualquier irregularidad producida (Napurí,

2013).

2.4. Principio de razonabilidad.


Las decisiones de la autoridad administrativa deben adaptarse dentro de
los límites de la facultad atribuida y manteniendo la debida proporción
entre los medios a emplear y los fines públicos que deba tutelar.
El principio de razonabilidad constituye una regla particularizada para las decisiones

de gravamen de la Administración Pública sobre los administrados, pues aquellas convergen

en afectaciones admitidas sobre los derechos y bienes de estos. Así, se brinda una pauta

fundamental a la autoridad que tiene la competencia para producir actos de gravamen contra

los administrados de modo tal que lo haga de manera legítima, justa y proporcional.

Sobre el particular, el Tribunal Constitucional ha planteado la aplicación del

denominado test de razonabilidad sobre las decisiones adoptadas por la Administración

Pública como un valioso método que analiza la proporcionalidad de las medidas impuestas

para evitar que configuren actos arbitrarios o de desvío de poder. (Ministerio de Justicia y

Derechos Humanos, 2017).

El test de razonabilidad conlleva el cumplimiento de sus tres dimensiones:

a) El juicio de adecuación: la medida debe ser un medio jurídico idóneo y coherente

para lograr su fin u objetivo previsto por el legislador.

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b) El juicio de necesidad: la medida elegida debe ser la menos lesiva para los

derechos e intereses de los administrados y que no existan otras medidas que

siendo más garantistas, puedan cumplir con igual eficacia los fines previstos para

su ejecución.

c) El juicio de proporcionalidad (estricto sensu): el grado o magnitud de la medida

debe guardar una relación equivalente –ventajas y desventajas- con el fin que se

procura alcanzar.

2.5. Principio de imparcialidad.


Las autoridades administrativas actúan sin ninguna clase de
discriminación entre los administrados, otorgándoles tratamiento y
tutela igualitarios frente al procedimiento, resolviendo conforme al
ordenamiento jurídico y con atención al interés general.
Este principio supone que las autoridades administrativas actúan sin ninguna clase

de discriminación entre los administrados, otorgándoles tratamiento y tutela igualitarios

frente al procedimiento, resolviendo conforme al ordenamiento jurídico y con atención al

interés general.

El principio de imparcialidad es una expresión del principio de igualdad, principio

que fluye del Derecho Constitucional, y que tiene una doble significación:

a) En primer lugar, cuando hablamos del principio de igualdad, aludimos al

principio de igualdad material, que en resumen significa que, ante situaciones

fácticas de igual naturaleza, los operadores del derecho deben dar soluciones

jurídicas de igual naturaleza, y viceversa;

b) En segundo lugar, el principio de igualdad ante la ley, significa que, dentro del

propio texto normativo, no pueden establecerse distinciones ante situaciones

idénticas.

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2.6. Principio de informalismo.
Las normas de procedimiento deben ser interpretadas en forma
favorable a la admisión y decisión final de las pretensiones de los
administrados. Principio de presunción de veracidad Se presume que los
documentos presentados y las declaraciones formuladas por los
administrados responden a la verdad de los hechos que ellos afirman.
En cuya virtud los derechos e intereses de los administrados no deben ser afectados

por la exigencia de aspectos formales que puedan ser subsanados dentro del procedimiento,

en la medida en que no se afecten derechos de terceros o el interés público.

Este principio establece en realidad una presunción a favor del administrado, para

protegerlo de la mera forma o el rito, propia del procedimiento administrativo tradicional.

En primer lugar, implica una aplicación el principio de in dubio pro actione, propio

del derecho comparado, que establece la interpretación más favorable al ejercicio del

derecho de petición administrativa por parte del administrado a fin de asegurar la decisión

sobre el fondo del asunto. Es decir, en caso de duda respecto a la procedencia de una solicitud

del administrado, o respecto a la continuidad de un procedimiento determinado, la autoridad

administrativa prefiere darle trámite.

2.7. Principio de presunción de veracidad.


En la tramitación del procedimiento administrativo, se presume que los
documentos y declaraciones formulados por los administrados en la
forma prescrita por esta Ley, responden a la verdad de los hechos que
ellos afirman. Esta presunción admite prueba en contrario.
Que significa que se presume que los documentos y declaraciones proporcionadas

por los administrados en la forma prescrita por esta Ley (la 27444), responden a la verdad

de los hechos por ellos afirmados, salvo prueba en contrario. De esta manera, se traslada al

administrado la responsabilidad respecto a la verificación previa de la veracidad de la

documentación, se libera a la Administración de una parte sustancial de la carga que genera

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dicha verificación y a la vez se facilita a los particulares la interacción con la autoridad

administrativa.

Este principio es un componente de la denominada simplificación administrativa, por

la cual se pretende que los trámites administrativos sean más sencillos para la

Administración, y en especial, para el administrado y se le permita a este acceder con mayor

facilidad a la obtención de pronunciamientos por parte de la Administración. A su vez, dicha

facilidad se traduce en una mayor tutela de los derechos fundamentales de los administrados

y en un mayor desarrollo económico. (Napurí, 2013).

2.8. Principio de buena fe procedimental.


La autoridad administrativa, los administrados, sus representantes o
abogados y, en general, todos los partícipes del procedimiento, realizan
sus respectivos actos procedimentales guiados por el respeto mutuo, la
colaboración y la buena fe.
Implica que quienes participen en el procedimiento administrativo, deben realizar sus

respectivos actos procedimentales guiados por el respeto mutuo, la colaboración y la buena

fe.

Hernando Devis Echandía opina que el juzgador debe tener en cuenta el

comportamiento procesal de las partes “…como un indicio o un argumento de prueba, a su

favor o en su contra, según el caso, cuya gravedad la puede apreciar aquél libremente”. El

comportamiento de las partes debe servir de fuente o motivo de prueba: precisamente como

hecho que prueba otro hecho. (Andra).

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2.9. Principio de celeridad.
Quienes participan en el procedimiento deben ajustar su actuación de
tal modo que se dote al trámite de la máxima dinámica posible, evitando
actuaciones procesales que dificulten su desenvolvimiento o constituyan
meros formalismos, a fi n de alcanzar una decisión en tiempo razonable,
sin que ello releve a las autoridades del respeto al debido procedimiento
o vulnere el ordenamiento.
El trámite administrativo debe estar dotado de la máxima dinámica posible, a fin de

alcanzar una decisión en tiempo razonable, sin perjuicio del respeto al debido procedimiento

o al ordenamiento jurídico. El principio antes indicado se establece directamente a favor del

administrado, a fin de asegurar la satisfacción del derecho de petición administrativa,

constitucionalmente consagrado. Lo que ocurre es que la obligación de resolver en el plazo

previamente establecido forma parte del derecho de petición, como fluye claramente de la

norma constitucional puesto que si la respuesta a lo solicitado no ocurre dentro del plazo

dicho derecho se encontraría desvirtuado Es también por esta razón que, ante la inactividad

de la autoridad administrativa, se establece un mecanismo paliativo que es el silencio

administrativo. (www.gordillo.com, s.f.). (www.gordillo.com, s.f.)

A su vez, el principio de celeridad conforma un principio más amplio, el de economía

procesal, es mismo que implica el ahorro de costos en términos de tiempo, dinero y esfuerzo

en el trámite de los procedimientos administrativos.

2.10. Principio de eficacia.


Los sujetos del procedimiento administrativo deben hacer prevalecer el
cumplimiento de la finalidad del acto procedimental, sobre aquellos
formalismos cuya realización no incida en su validez, no determinen
aspectos importantes en la decisión final, no disminuyan las garantías
del procedimiento, ni causen indefensión a los administrados. En todos
los supuestos de aplicación de este principio, la finalidad del acto que se
privilegie sobre las formalidades no esenciales deberá ajustarse al
marco normativo aplicable y su validez será una garantía de la finalidad
pública que se busca satisfacer con la aplicación de este principio.

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Significa que la finalidad del acto se privilegia sobre las formalidades no esenciales.

Este principio se encuentra relacionado con el de simplicidad, predictibilidad y uniformidad,

así como con el de celeridad.

El concepto elemental de eficacia implica la consecución de un resultado, de una

finalidad, de un objetivo. En el caso del Derecho Administrativo, dicha finalidad esencial no

es otra que la protección del interés público, garantizando paralelamente los derechos e

intereses de los administrados.

Por tanto, ante la supremacía del interés público, la Administración debe evitar

cualquier elemento que obstaculice la consecución de tal interés. Dicho de otra forma, la

vulneración del principio de eficacia, es una directa y frontal vulneración de la razón de ser

del Derecho Administrativo.

2.11. Principio de verdad material.


En el procedimiento, la autoridad administrativa competente deberá
verificar plenamente los hechos que sirven de motivo a sus decisiones,
para lo cual deberá adoptar todas las medidas probatorias necesarias
autorizadas por la ley, aun cuando no hayan sido propuestas por los
administrados o hayan acordado eximirse de ellas.

En el caso de procedimientos trilaterales la autoridad administrativa


estará facultada a verificar por todos los medios disponibles la verdad
de los hechos que le son propuestos por las partes, sin que ello signifique
una sustitución del deber probatorio que corresponde a estas. Sin
embargo, la autoridad administrativa estará obligada a ejercer dicha
facultad cuando su pronunciamiento pudiera involucrar también al
interés público.
Es decir, esto implica que la autoridad administrativa competente deberá verificar

plenamente los hechos que sirven de motivo para sus respectivas decisiones, para lo cual

deberá adoptar todas las medidas probatorias necesarias autorizadas por la Ley, aun cuando

no hayan sido propuestas por los administrados o hayan acordado eximirse de ellas. Este

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principio alude a que la Administración debe buscar, no la verdad documental, la verdad que

aparece en los papeles, sino, buscar la verdad real, la verdad material, actitud que se condice

con la justicia que constituye uno de los fines esenciales del Derecho mismo.

Así, por ejemplo, al encontrar la verdad material, se desvirtúa una presunción de

veracidad que ampara a un administrado, convirtiéndose así en la “prueba en contrario” que

rompe esta presunción de veracidad, la cual es iuris tantum.

2.12. Principio de participación.


Las entidades deben brindar las condiciones necesarias a todos los
administrados para acceder a la información que administren, sin
expresión de causa, salvo aquellas que afectan la intimidad personal, las
vinculadas a la seguridad nacional o las que expresamente sean
excluidas por ley; y extender las posibilidades de participación de los
administrados y de sus representantes, en aquellas decisiones públicas
que les puedan afectar, mediante cualquier sistema que permita la
difusión, el servicio de acceso a la información y la presentación de
opinión.
De acuerdo con este principio, las entidades deben brindar todas las condiciones

necesarias para el acceso a la información que administren, salvo aquellas que afectan la

intimidad personal, las vinculadas a la seguridad nacional, o las expresamente excluidas por

Ley.

Este acceso permite a los administrados fiscalizar el funcionamiento de las entidades

administrativas, de conformidad con lo establecido en la Constitución; constituyendo un

efectivo mecanismo de control ciudadano de la Administración Pública.

La importancia de este principio es la amplia intervención del administrado en el

procedimiento administrativo le permite influir de manera directa en el resultado del mismo,

es decir, en la producción de actos administrativos.

pág. 19
2.13. Principio de simplicidad.
Los trámites establecidos por la autoridad administrativa deberán ser
sencillos, debiendo eliminarse toda complejidad innecesaria; es decir,
los requisitos exigidos deberán ser racionales y proporcionales a los
fines que se persigue cumplir.
En relación con este principio, Dromi señala que “…el procedimiento administrativo

no debe ser concebido como una carrera de obstáculos, sino como un cauce ordenado capaz

de garantizar la legalidad y el mérito del obrar administrativo dentro del respeto y la

salvaguarda de los derechos subjetivos”.

El principio de simplicidad, al igual que los principios de uniformidad y de

predictibilidad descritos en los siguientes literales, son principios rectores de la

simplificación administrativa, la cual es entendida como un proceso para la consecución de

la eficiencia en la prestación de servicios por parte de la Administración Pública. Así, en

términos prácticos, resulta válido afirmar que las colas innecesarias, los trámites burocráticos

irracionales, los requisitos carentes de legalidad, entre otros, atentan directamente contra este

principio.

2.14. Principio de uniformidad.


La autoridad administrativa deberá establecer requisitos similares para
trámites similares, garantizando que las excepciones a los principios
generales no serán convertidas en la regla general. Toda diferenciación
deberá basarse en criterios objetivos debidamente sustentados.
Implica entonces que la Administración deberá exigir requisitos similares para

trámites similares. Ello resulta coherente con el principio de igualdad, enunciado y explicado

en líneas precedentes.

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Este principio es una evidente limitación a las facultades discrecionales de la

Administración de crear procedimientos administrativos especiales a través del llamado

Texto Único de Procedimientos Administrativos (TUPA).

Es claro, en consecuencia, que los TUPA deben ser usados para consolidar

procedimientos y no para crear nuevos trámites, constituyendo fundamentalmente un

instrumento informativo y no propiamente normativo.

Ahora bien, el principio de uniformidad no solamente beneficia al ciudadano sino al

Estado mismo, pues supone una utilización más eficiente y racional de sus recursos, que son

siempre escasos. En efecto, la unificación de trámites, la utilización de formularios únicos o

de requisitos comunes, significan ahorro en tiempo, dinero y recursos humanos para las

distintas entidades de la Administración Pública. Así, los beneficios para el ciudadano y para

la Administración Pública son las dos caras de una misma moneda.

2.15. Principio de predictibilidad o de confianza legítima.


La autoridad administrativa brinda a los administrados o sus
representantes información veraz, completa y confiable sobre cada
procedimiento a su cargo, de modo tal que, en todo momento, el
administrado pueda tener una comprensión cierta sobre los requisitos,
trámites, duración estimada y resultados posibles que se podrían
obtener.
Las actuaciones de la autoridad administrativa son congruentes con las
expectativas legítimas de los administrados razonablemente generadas
por la práctica y los antecedentes administrativos, salvo que por las
razones que se expliciten, por escrito, decida apartarse de ellos.

La autoridad administrativa se somete al ordenamiento jurídico vigente


y no puede actuar arbitrariamente. En tal sentido, la autoridad
administrativa no puede variar irrazonable e inmotivadamente la
interpretación de las normas aplicables.

pág. 21
En pocas palabras implica que la Administración deberá brindar a los administrados

información veraz, completa y confiable sobre todo trámite, a fin de que ellos tengan una

conciencia certera de cuál será el resultado que se obtendrá.

Sobre este punto, cierto sector de la doctrina nacional ha señalado sobre el Principio

de Predictibilidad lo siguiente: “La aplicación de este principio involucra que el suministro

de cualquier información a los ciudadanos sobre secuencias del procedimiento,

competencias administrativas, tasas o derechos de trámite, criterios administrativos

anteriores, entre otros, permitan a los ciudadanos anticiparse y planificar sus actividades (…)

Para ello, en principio, la Ley incorpora algunas reglas que refuerzan la predictibilidad a

través de (…) la delimitación de la discrecionalidad para calificar los procedimientos en los

TUPAs (art. 31 y ss) (…) la difusión de requisitos y demás reglas de los procedimientos en

los TUPAs, etc.”. (Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, 2017).

2.16. Principio de privilegio de controles posteriores.


La tramitación de los procedimientos administrativos se sustentará en la
aplicación de la fiscalización posterior; reservándose la autoridad
administrativa, el derecho de comprobar la veracidad de la información
presentada, el cumplimiento de la normatividad sustantiva y aplicar las
sanciones pertinentes en caso que la información presentada no sea
veraz.
La tramitación de los procedimientos administrativos deberá sustentarse en la

aplicación de la fiscalización posterior. Este principio se encuentra relacionado con los

principios de presunción de veracidad, verdad material, y celeridad, ya descritos en párrafos

anteriores.

pág. 22
2.17. Principio del ejercicio legítimo del poder.
La autoridad administrativa ejerce única y exclusivamente las
competencias atribuidas para la finalidad prevista en las normas que le
otorgan facultades o potestades, evitándose especialmente el abuso del
poder, bien sea para objetivos distintos de los establecidos en las
disposiciones generales o en contra del interés general.

2.18. Principio de responsabilidad.


La autoridad administrativa está obligada a responder por los daños
ocasionados contra los administrados como consecuencia del mal
funcionamiento de la actividad administrativa, conforme lo establecido
en la presente ley. Las entidades y sus funcionarios o servidores asumen
las consecuencias de sus actuaciones de acuerdo con el ordenamiento
jurídico.

2.19. Principio de acceso permanente.


La autoridad administrativa está obligada a facilitar información a los
administrados que son parte en un procedimiento administrativo
tramitado ante ellas, para que en cualquier momento del referido
procedimiento puedan conocer su estado de tramitación y a acceder y
obtener copias de los documentos contenidos en dicho procedimiento,
sin perjuicio del derecho de acceso a la información que se ejerce
conforme a la ley de la materia.

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Conclusiones

Los principios administrativos antes señalados deben ser usados como parámetros

para la generación de otras disposiciones administrativas de carácter general, en particular

las que regulan procedimientos administrativos al interior de las entidades.

Así mismo los principios deberán ser empleados incluso como parámetros para la

elaboración de normas legales que regulen procedimientos administrativos, como ocurre por

ejemplo en el caso de los procedimientos administrativos sancionadores.

Finalmente, los principios antes señalados, como todos los principios del Derecho,

deben ser empleados para suplir los vacíos en el ordenamiento administrativo, como

herramientas para hacer efectivos mecanismos de integración jurídica. Y esto cobra especial

importancia en el contexto del derecho administrativo, puesto que en el mismo la analogía

se encuentra particularmente limitada, al estar la actuación de las entidades públicas

sometidas de manera estricta al principio de legalidad.

Principio de legalidad es uno de los principios más importantes del derecho

administrativo puesto que establece que las autoridades administrativas deben actuar con

respeto a la ley, dentro de las facultades que le estén atribuidas y de acuerdo con los fines

para los que fueron conferidas dichas facultades.

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Referencias

Andra, M. (s.f.). www.academia.edu. Obtenido de


https://www.academia.edu/3987289/DERECHO_PROCESAL_ADMINISTRATIVO
Dimitrijevich, A. M. (10 de mayo de 2009). Obtenido de
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Ministerio de Justicia y Derechos Humanos. (Abril de 2017). www.minjus.gob.pe. Obtenido


de https://www.minjus.gob.pe/wp-content/uploads/2017/04/MINJUS-DGDOJ-GUIA-
DE-OPINIONES-DEL-TUO-DE-LA-27444.pdf

Napurí, C. G. (2013). MANUAL DEL PROCEDIMIENTO ADMINISTRATIVO GENERAL.


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www.gordillo.com. (s.f.). Obtenido de https://www.gordillo.com/pdf_tomo5/03/03-


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www.gordillo.com. (s.f.). Obtenido de https://www.gordillo.com/pdf_tomo5/03/03-


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