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13 enero, 2019
Diario UNO
EL ORIGEN
Para que surgiera Cambio 90 fue indispensable una suma precaria: el interés
del entonces rector de la Universidad Agraria empeñado en incursionar en “la
política” para ser senador; y el entusiasmo de Víctor Homma¸ que buscó un
caudillo y se rodeó de amigos.
INCONDICIONALIDAD
Para los comicios del CCD y las contiendas electorales sucesivas, Fujimori no
organizó partido alguno. Mudando de membrete, fue alumbrando estructuras
selectas de incondicionales a las que irradió calor con los recursos del poder y
el apoyo interesado de los grandes empresarios y de la “prensa grande”.
Estas fuerzas anudaron un “acuerdo” que les permitió detentar el poder, a partir
de un mensaje directo: Nosotros gobernamos; el pueblo, trabaja.
LA PRIMERA CAÍDA
A la caída del régimen de Fujimori, esa organización se vino abajo y cayó como
era; apenas un castillo de arena. Por eso costó tiempo, y dinero, reconstruirla y
proyectarla como alternativa de gobierno y de poder.
Eso fue posible porque la clase dominante se dio cuenta que no contaba con
una estructura propia ni confiable. El APRA –luego del fracaso de García en su
primer mandato- no era “garantía”; y los otros segmentos de la sociedad,
estaban dispersos y desorganizados. Incluso, la Izquierda -ya dividida por
intereses de corte electoral- había abandonado virtualmente la pelea.
Keiko Fujimori fue la encargada de “cargar con el muerto”. Pero no lo hizo sola.
Contó con el apoyo de la “vieja guardia”, es decir, con el apoyo de los
incondicionales del padre que se habían enriquecido en la “década dantesca” –
como se llamó a ese periodo- pero que, además, contaban ya con poderosos
nexos con el empresariado local y el gran capital.
Y SE ACABÓ
Grandes empresas –como Yanacocha- financiaron las campañas de 28
congresistas. Y eso fue público. Y Odebrecht aportó lo suyo para asegurar lo
indispensable. Pero el “partido”, contó con el apoyo de la clase dominante que
había decidido ya que Keiko fuera presidente y que contara con una “mayoría
parlamentaria” holgada y solvente.
ALGO MÁS
El tiro, en la línea de flotación de ese barco, fue certero. ¿Volverá al escenario?
Puede ser. Como dijo Bertold Brecht, “el vientre del monstruo, es vientre
fecundo”. Podrá parir otra vez. Hay que estar alerta, entonces.