HENRI BRUNEL
PRELUDIO
El humor zen, en todas las épocas, frente a las religiones, en las culturas más
diversas, deshace el orden autocomplaciente. Invita, más allá del dogmatismo, a la
simplicidad del Amor sin límites, a la infinita paciencia, a acogerlo todo y a todos.
Entreabre la –puerta sin puerta- del Despertar.
LA CABAÑA DE LA SAL
EL ARRANCADOR DE NABOS
El arrancador de nabos
señala el camino
con un nabo..
Issa
El ruido no es el ruido.
Si escuchas el ruido con espíritu puro,
es simplemente lo que es.
A veces es difícil reconocer lo bien fundado de esta sentencia zen... cuando uno
está cerca de un martillo neumático, por ejemplo.
El humor zen nos despierta,
nos hace ver
una realidad
tan evidente
que no la vemos.
EL MAESTRO ZEN
Un maestro zen es invitado a la televisión. La emisión es en directo. En el plató, en
los bastidores, en el control reina una gran efervescencia. El presentador se pega
febrilmente al cráneo de un mechón rebelde, habla por el teléfono móvil, grito a un
colaborador:
-- ¡Bertrand, sobre todo no olvides la ficha técnica!... ¿Y la iluminación? ¡Quiero que
mi invitado esté de lleno bajo los focos!
PRECEPTOS ZEN
-No tomes la palabra antes de que el otro haya terminado su frase-. Muy
recomendable en los debates políticos.
Y finalmente este doble precepto, que parece marcado con el sello de la sensatez:
-No hables de razón cuando tu mismo estés borracho-.
EL BUDDHA DE MADERA
Una terrible noche de invierno, el monje zen Tan-Hsia se refugió en templo que
parecía abandonado. Encedió un fuego, desplegó su futon y se durmió. Hacia la
mañana, como faltaba leña, cogió de un altar una estatua de Buddha de madera y
la arrojó a las llamas.
Cuando llegó el guardián del templo y vio los desperfectos, fue presa de una
violenta cólera:
—¡Haré que te detengan por sacrilegio!
Tan-Hsia no decía nada y hurgaba en las cenizas.
—¿Qué haces?—preguntó el guardián del templo.
—Separo las reliquias sagradas de Buddha...
—A ver— dijo el guardián alzando los hombros—, ¿Cómo puedes recoger las –
reliquias sagradas- de un Buddha de madera? ¡Eres estúpido!
—Si las reliquias no son sagradas, entonces el Buddha tampoco lo era— dijo Tan-
Hsia y, levantándose, cogió del altar un segundo Buddha de madera y lo arrojó
alegremente al fuego.
¿QUÉ ES BUDDHA?
Si encuentras a Buddha, ¡mátalo!
Dicho zen
La tradición zen exige que uno se desapegue de Buddha para llegar a convertirse él
mismo en Buddha. Así nace una cultura de la irrisión, que se remonta a los
orígenes. Se expresa en fórmulas a menudo insólitas o cómicas:
¿Qué es Buddha?
—Tres libras de lino.
Tung-Shan
¿Qué es Buddha?
—Un mojón seco.
Yun-men
¿Qué es Buddha?
—¿Qué es lo que no es Buddha?
Nan-Yang Hui-Chung
¿Qué es Buddha?
—Espera a que haya uno y te lo diré.
Nan-Yang Hui-Chung
EL CIEGO Y LA LINTERNA
Érase una vez un monje zen ciego que terminaba sus días en una pobre
chabolas de los suburbios de Edo. El día de Nochebuena fue a visitar a un
amigo de juventud. Tras una cena decente regada de sake y una velada
agradable, el ciego se dispuso a volver a su casa.
Su amigo lo detuvo en la puerta:
—Toma esta linterna de bambú en la que arde una vela —dijo.
El ciego se encogió de hombros con un poco de humor:
—No tengo ninguna necesidad de linternas —dijo.
—Tú no, pero los transeúntes podrían chocar contigo si no te ven.
El ciego cogió la linterna y se marchó. Apenas había doblado la esquina un
hombre tropezó bruscamente con él. El ciego se enfureció:
—¡Ganso torpe, mira por dónde andas! ¿No ves mi linterna?
—Es que tu linterna está apagada, hermano —dijo el transeúnte.
Este cuento malicioso nos enseña que un monje zen que predica la
compasión y la virtud, no las pone en práctica, es tan útil en la Vía como una
vela apagada.
EL GATITO
El gatito
en la balanza
no para de jugar.
Issa
El maestro zen prosigue su vida ordinaria en toda circunstancia...
Compárese con esta anécdota:
San Luis Gonzaga (1568-1591), alumno jesuita, jugaba a pelota con sus
compañeros cuando le interpelaron: —¿Qué harías si te anunciaran que vas a morir
dentro de un cuarto de hora?
El respondió apaciblemente: —Seguiría jugando a pelota.