Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Analisis 1 Teoria de Una Variable PDF
Analisis 1 Teoria de Una Variable PDF
Editado por
José L. Arregui, Julio Bernués,
Bienvenido Cuartero y Mario Pérez,
sobre apuntes del área de Análisis
Matemático
III
“Ahí intervinieron los dos verdaderos fundadores del Análisis. N y L, Newton y Leibniz, padres
enemigos que se destrozaron para que fuese reconocida su paternidad. Se les deben dos descu-
brimientos esenciales.
El primero: Descubrieron que las dos direcciones distintas en que los matemáticos habían
trabajado hasta entonces, determinación de tangentes y cálculo de áreas, constituían de hecho las
dos caras de un mismo fenómeno y se podía pasar de una a otra. Se podía, a partir de tangentes,
remontar a la curva, de la función derivada se podía remontar a la función de la que era la
derivada. ¡Una rectificación había sido llevada a una cuadratura! ¡Si los griegos levantaran la
cabeza!
Esto fue una revelación en el mundo de los matemáticos. El mismo útil era capaz de efec-
tuar acciones tan distintas como calcular la longitud de una curva, determinar el área de una
figura, calcular el volumen de un sólido, situar el centro de gravedad de una figura, localizar los
mínimos y los máximos de una curva, determinar las tangentes, expresar las velocidades y las
aceleraciones. Una especie de útil universal que entusiasmó a los que se ocupaban de física. Las
variaciones de toda clase de fenómenos podrían, en lo sucesivo, estudiarse con esta técnica. Se
abría una gran puerta al conocimiento de los fenómenos físicos. ¡La física y la mecánica habían
encontrado su herramienta! La cual era matemática.
Consecuencia: el ‘movimiento’, excluido frecuentemente de las matemáticas, hacía una en-
trada triunfal. A fines del siglo XVII, el mundo cristalizado de las figuras de la Grecia antigua se
animó. Se pasó de la fotografía al cine.
La segunda: ‘N y L’ hicieron de ese nuevo campo un ‘cálculo’, provisto de reglas, el cálculo
infinitesimal. La derivación se convirtió en una operación. Operación de nuevo género que actua-
ba no sobre números sino sobre cantidades variables relacionadas con curvas. Operación que se
podía efectuar con ayuda de un algoritmo sistemático.”
(Denis Guedj, El teorema del loro. Ed. Anagrama, Barcelona (2000), pp. 376–377.)
Índice general
1. Números reales 1
1.1. Sistemas numéricos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1
1.1.1. Números naturales: principio de inducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1
1.1.2. Números enteros y racionales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3
1.1.3. Números reales: operaciones algebraicas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4
1.2. Ordenación de los números reales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5
1.2.1. Desigualdades fundamentales en R . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5
1.2.2. Valor absoluto de un número real. Desigualdades básicas . . . . . . . . . . . 6
1.2.3. Conjuntos acotados en R. El axioma del supremo . . . . . . . . . . . . . . . 8
1.2.4. Propiedad arquimediana de R: consecuencias . . . . . . . . . . . . . . . . . 8
1.2.5. Números irracionales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 10
1.2.6. Intervalos en R . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 10
1.3. Apéndice: expresión decimal de un número real . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11
1.4. Ejercicios . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 12
V
VI ÍNDICE GENERAL
4. Continuidad 63
4.1. Límites de funciones reales de una variable real . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 63
4.1.1. Definición de límite de una función. Unicidad del límite. Límite por sucesiones 63
4.1.2. Límites infinitos y límites en el infinito . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 65
4.1.3. Cálculo de límites . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 66
4.1.4. Límites laterales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 68
4.1.5. Límites de funciones elementales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 69
4.1.6. Límites y desigualdades . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 70
4.1.7. Condición de Cauchy para funciones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 72
4.1.8. Límites de restricciones y extensiones de funciones . . . . . . . . . . . . . . 73
4.2. Funciones continuas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 73
4.2.1. Definiciones de continuidad. Operaciones con funciones continuas . . . . . . 73
4.2.2. Propiedades de las funciones continuas: teoremas de Weierstrass, Bolzano y
Darboux; funciones continuas monótonas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 75
4.2.3. Clasificación de discontinuidades . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 79
4.2.4. Continuidad uniforme. Teorema de Heine. Extensión de funciones continuas 80
4.3. Ejercicios . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 82
5. Derivación 85
5.1. Generalidades . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 85
5.1.1. Concepto de derivada. Derivadas laterales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 85
5.1.2. Interpretación geométrica y física de la derivada . . . . . . . . . . . . . . . 86
5.1.3. Derivabilidad y continuidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 87
5.1.4. Cálculo de derivadas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 87
5.1.5. Derivabilidad de la función inversa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 88
5.2. El teorema del valor medio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 90
5.2.1. Extremos relativos y derivada nula . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 90
5.2.2. Teoremas de Rolle y del valor medio (o de los incrementos finitos) . . . . . . 92
5.3. Aplicaciones del teorema del valor medio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 93
5.3.1. Funciones con derivada acotada y con derivada nula . . . . . . . . . . . . . 93
5.3.2. Signo de la derivada y monotonía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 94
5.3.3. Propiedad del valor intermedio para derivadas . . . . . . . . . . . . . . . . . 95
5.3.4. Teorema del valor medio generalizado. Regla de L’Hospital . . . . . . . . . 97
5.4. Aproximación polinómica local . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 100
5.4.1. Desarrollos polinómicos. Teorema de Taylor-Young . . . . . . . . . . . . . . 100
5.4.2. Aplicación al cálculo de límites . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 104
5.4.3. Fórmula de Taylor con resto . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 105
5.4.4. Extremos relativos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 108
5.4.5. Convexidad y concavidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 110
5.4.6. Representación gráfica de funciones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 113
5.5. Ejercicios . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 115
ÍNDICE GENERAL VII
Retratos 223
Bibliografía 233
Números reales
+ : N×N → N, · : N×N → N.
(m, n) → m+n (m, n) → m·n
• Elemento neutro (identidad) para el producto: hay un número natural, que denotamos por 1,
tal que 1 · n = n · 1 = n.
Se puede asimismo comparar el tamaño de dos números naturales cualesquiera y establecer así una
relación de orden en N. Suele escribirse m ≤ n para indicar que m es menor o igual que n (o lo que
es lo mismo, que n es mayor o igual que m, lo que también se escribe n ≥ m); y se escribe m < n (o
n > m) para expresar que m es estrictamente menor que n, es decir, que m es menor (y distinto) que n.
Esta relación cumple las siguientes propiedades (m, n, p representan números naturales cualesquiera):
• Propiedad reflexiva: m ≤ m.
1
2 Capítulo 1. Números reales
Principio de buena ordenación. Todo conjunto no vacío de números naturales posee un elemento
mínimo, es decir, dado S ⊆ N no vacío, existe un elemento m en S tal que m ≤ n para todo n ∈ S.
El principio de inducción. Esta es una de las propiedades de N que más vamos a usar durante el
curso. Se puede enunciar así:
• si un conjunto de números naturales contiene a 1 y por cada elemento n del conjunto también
n + 1 pertenece a él, entonces el conjunto es N. Es decir, dado S ⊆ N tal que 1 ∈ S y n + 1 ∈ S
siempre que n ∈ S, es S = N.
En la práctica, el principio de inducción suele aplicarse en términos de propiedades más que en térmi-
nos de conjuntos:
• supongamos que para cada número natural n se tiene una propiedad Pn que puede ser cierta o
falsa. Supongamos además que:
a) P1 es cierta;
b) si para algún n ∈ N la propiedad Pn es cierta, entonces la propiedad Pn+1 también es
cierta.
• supongamos que para cada número natural n se tiene una propiedad Pn que puede ser cierta o
falsa. Supongamos además que:
a) P1 es cierta;
b) si para algún n ∈ N todas las propiedades P1 , P2 , . . . , Pn son ciertas, entonces Pn+1 también
es cierta.
Es un hecho notable, señalado por el matemático italiano Peano en su obra Arithmetices principia
nova methodo exposita (Bocca, 1889) que todas las propiedades de los números naturales pueden
deducirse de las siguientes, llamadas en su honor axiomas de Peano para los números naturales:
• Para todo número natural n existe otro número natural, ns , que se llama siguiente o sucesor
de n.
• Existe un número natural, que denotamos por 1, tal que ns 6= 1 cualquiera que sea el número
natural n.
1.1. Sistemas numéricos 3
Las operaciones de suma y producto y la relación de orden se definen entonces en términos de si-
guientes, véase por ejemplo [B IRKHOFF -M AC L ANE].
• Elemento neutro (cero) para la suma: hay un número entero, que denotamos por 0, tal que
0 + n = n + 0 = n para cualquier entero n.
• Elemento opuesto para la suma: para cada entero n hay otro número entero (y solo uno), que
denotamos por −n, tal que (−n) + n = n + (−n) = 0.
Estas propiedades y las anteriores de la suma y el producto se resumen diciendo que Z, con estas dos
operaciones, es un anillo conmutativo. Para la relación de orden podemos añadir:
• Relación del orden con el producto por números no negativos: si a ≤ b y c ≥ 0, entonces ac ≤ bc.
• si un conjunto de números enteros contiene un número k y que por cada elemento n del conjunto
también n+1 pertenece a él, entonces el conjunto contiene a todos los números enteros mayores
o iguales que k. Es decir, si k ∈ S ⊆ Z y n+1 ∈ S siempre que n ∈ S, entonces S ⊇ {n ∈ Z : n ≥ k}.
Los números racionales. En Z es posible la resta, pero no la división. Esta operación es posible
(dividiendo por elementos distintos de 0) en el conjunto Q de los números racionales, que son co-
cientes de números enteros (con denominador no nulo). En este conjunto están definidas la suma y
el producto, y una relación de orden. Las propiedades de la suma, el producto y el orden para los
números enteros también las cumplen los números racionales. Y además:
4 Capítulo 1. Números reales
• Elemento inverso para el producto: si a 6= 0, hay un número racional (y solo uno) que denota-
mos por a−1 o a1 , tal que a−1 a = aa−1 = 1.
Esta y las anteriores propiedades de la suma, el producto y el orden se resumen diciendo que Q es un
cuerpo conmutativo totalmente ordenado.
Señalemos que en Q no hay ninguna propiedad similar al principio de inducción. Ni siquiera
puede hablarse del siguiente a un número dado: concretamente, entre dos números racionales distintos
siempre hay otro número racional. En efecto: si a < b, es fácil comprobar que a < a+b 2 < b.
Es fácil descubrir huecos en Q: por ejemplo, ningún número racional puede representar la longitud
de la diagonal de un cuadrado de lado 1. Dicho de otra forma, no existe ningún número racional a
tal que a2 = 2. En efecto: sea a ∈ Q; podemos escribirlo como a = mn , con m y n enteros sin factores
primos comunes y n 6= 0. Si fuera a2 = 2 se seguiría que m2 = 2n2 , luego m2 es par, y también debe
serlo m; pero entonces m = 2p para algún entero p, y sustituyendo en m2 = 2n2 queda 4p2 = 2n2 . Es
decir, 2p2 = n2 ; luego n2 es par, y también deber serlo n. En resumen, m y n son pares; pero habíamos
supuesto que m y n no tenían factores comunes. La contradicción viene de suponer que a2 = 2.
Para poder hablar de números que representen estas cantidades se necesita una nueva ampliación
de los sistemas numéricos. Así pasamos a considerar el conjunto R de los números reales o, más
exactamente, las propiedades de R (sin entrar en su naturaleza: no decimos qué es un número real,
sino cómo se manejan los números reales).
c) Elemento neutro (cero) para la suma: hay un número real, que denotamos por 0, tal que 0 + a =
a + 0 = a.
d) Elemento opuesto para la suma: hay un número real (y solo uno), que denotamos por −a, tal
que (−a) + a = a + (−a) = 0.
g) Elemento neutro (identidad) para el producto: hay un número real distinto de 0, que denotamos
por 1, tal que 1 · a = a · 1 = a.
h) Elemento inverso para el producto: si a 6= 0, hay un número real (y solo uno) que denotamos
por a−1 o 1/a, tal que a−1 a = aa−1 = 1.
Todas las propiedades que usamos habitualmente se deducen de estas. Por ejemplo, veamos en detalle
cómo se prueba que para todo número real x es x · 0 = 0:
c) i)
x · 0 = x(0 + 0) = x · 0 + x · 0
1.2. Ordenación de los números reales 5
y de d) se sigue
a) d) c)
0 = −(x · 0) + x · 0 = −(x · 0) + [(x · 0 + x · 0)] = [−(x · 0) + x · 0] + x · 0 = 0 + x · 0 = x · 0.
Los números reales se pueden representar gráficamente como puntos de una recta. Esto permite
ver, sobre todo, las relaciones de orden.
√
log 2 3
π
γ 2 π π2
−2 −1 0 11 1 π2 2 e3 4 5 6 7 8 9 10
32 6
√
√1 2
2
• Propiedad reflexiva: a ≤ a.
• Propiedad antisimétrica: a ≤ b y b ≤ a =⇒ a = b.
• Propiedad transitiva: a ≤ b y b ≤ c =⇒ a ≤ c.
• a ≤ b, b < c =⇒ a < c.
• a < b, b ≤ c =⇒ a < c.
• a < b =⇒ a + c < b + c.
• a2 ≥ 0.
• a 6= 0 =⇒ a2 > 0.
• 2ab ≤ a2 + b2 .
• 1 > 0, −1 < 0.
• a ≤ b, c ≤ 0 =⇒ ac ≥ bc.
• 0 ≤ a ≤ b =⇒ a2 ≤ b2 .
• 0 ≤ a < b =⇒ a2 < b2 .
1
• a > 0 ⇐⇒ > 0.
a
1 1
• 0 < a ≤ b =⇒ ≤ .
b a
1 1
• a ≤ b < 0 =⇒ ≤ .
b a
Definición 1.2.1 (distancia entre números reales). Dados a, b ∈ R, se llama distancia entre a y b
al número real no negativo |a − b|.
• |1| = 1; | − 1| = 1.
• | − a| = |a|.
1.2. Ordenación de los números reales 7
• −|a| ≤ a ≤ |a|.
• |a| ≤ b ⇐⇒ −b ≤ a ≤ b.
• |a| ≥ 0.
• |a| = 0 ⇐⇒ a = 0.
• a2 ≤ b2 ⇐⇒ |a| ≤ |b|.
• a2 = b2 ⇐⇒ |a| = |b|.
|a + b| ≤ |a| + |b|.
Esta desigualdad es muy útil, como iremos viendo. La demostración es sencilla: según las propiedades
anteriores,
es decir,
|a| − |b| ≤ |a − b|.
Cambiando el papel de a y b, tenemos |b| − |a| ≤ |b − a| = |a − b|, es decir,
La propiedad simétrica (todo subconjunto no vacío de R acotado inferiormente tiene ínfimo) es con-
secuencia de lo anterior.
Demostración. Sean a, b ∈ R, con a > 0. Razonemos por reducción al absurdo: supongamos que la te-
sis no es cierta, es decir, na ≤ b para todo número natural n, y veamos que se llega a una contradicción.
En tal caso, el conjunto S = {na : n ∈ N}, que no es vacío, estaría acotado superiormente (por b), luego
por el axioma del supremo tendría supremo. Sea s este supremo, es decir, s = sup S = sup{na : n ∈ N}.
Puesto que a > 0, s − a < s; según la definición de supremo, s − a ya no puede ser cota superior del
conjunto S, de modo que existirá algún elemento en S estrictamente mayor que s − a. Dicho elemento
será de la forma ma con m ∈ N, y así s − a < ma. Pero esto implica que s < ma + a = (m + 1)a y
obviamente (m + 1)a ∈ S, con lo cual s no es una cota superior de S. Hemos llegado a una contradic-
ción.
Teorema 1.2.3 (parte entera de un número real). Dado x ∈ R, existe un número entero (y uno solo),
que suele denotarse con [x], tal que
[x] ≤ x < [x] + 1.
El número [x] se llama la parte entera de x.
Demostración. La desigualdad del enunciado equivale a decir que [x] es el mayor número entero que
es menor o igual que x. Para probar que existe, podemos utilizar uno cualquiera de los siguientes
caminos:
Primer camino. Comenzamos por observar que todo conjunto no vacío de números enteros aco-
tado superiormente tiene un elemento máximo, como se deduce del principio de buena ordenación de
los conjuntos minorados sin más que tomar opuestos. Pero el conjunto
S = {n ∈ Z : n ≤ x}
es no vacío, pues por la propiedad arquimediana existe n ∈ N tal que n > −x y así −n < x, luego
−n ∈ S; además, S está acotado superiormente (por x o por cualquier número natural superior a x, si
no queremos salirnos de Z). Por lo tanto, S tiene un elemento máximo, llamémosle m. Como m ∈ S, se
tendrá m ≤ x. Y como m es el máximo de S y m < m + 1, se deduce que m + 1 ∈ / S, es decir, x < m + 1.
Segundo camino. Utilizamos que todos los números naturales son mayores o iguales que 1 (de-
mostrarlo por inducción) y que los números naturales son justamente los enteros positivos. Llamando
nuevamente S al conjunto de enteros menores o iguales que x, S es no vacío por el argumento anterior
y está acotado superiormente por x; aplicando el axioma del supremo, S tiene un supremo, al que
vamos a llamar s. Como s − 1 ya no es cota superior de S, por ser estrictemente menor que s, existirá
m ∈ S tal que s − 1 < m ≤ s. Pero m también es cota superior de S, dado que si algún n ∈ S verificase
n > m obtendríamos m < n ≤ s < m + 1, de donde 0 < n − m < 1, y n − m sería un entero positivo
menor que 1, imposible. Por tanto vemos que hay un elemento de S que es cota superior de S, es decir,
que es el máximo de S, y como antes deberá cumplir m ≤ x < m + 1.
La propiedad arquimediana permite también deducir cómo están distribuidos en R los números
racionales.
Teorema 1.2.4 (densidad de Q en R). Dados dos números reales a, b, con a < b, existe algún número
racional r tal que a < r < b.
Observación. Si existe tal r, podrá escribirse en la forma r = m/n con m ∈ Z y n ∈ N, de modo que
tenemos que encontrar m ∈ Z y n ∈ N tales que a < m/n < b o, lo que es lo mismo, na < m < nb. Es
intuitivamente claro, pensando en la representación gráfica de R, que entre dos números a distancia
mayor que 1 siempre se puede incluir un número entero (suponiendo los dos números positivos, por
ejemplo, superponiendo el segmento unidad consigo mismo hacia la derecha, la primera vez que
sobrepasemos el número más cercano al origen, no habremos sobrepasado el otro número). Esta es la
idea que vamos a tratar de utilizar.
x 2 ≤ 2 < 4 = 22 ,
de donde se deduce que x ≤ 2. Es decir, 2 es una cota superior de S. Luego el conjunto S tiene supremo.
Sea v = sup S; como 1 ∈ S, v ≥ 1 > 0. Comprobemos que no puede ser v2 > 2 ni v2 < 2.
Si v2 > 2, entonces tomando h = mı́n{v, (v2 − 2)/2v} se tendría h > 0, v − h ≥ 0 y
para todo x ∈ S, de donde v − h ≥ x. Pero v − h no puede ser cota superior del conjunto S porque es
menor que su supremo.
Si v2 < 2, entonces tomando h = mı́n{v, (2 − v2 )/3v} se tendría h > 0, v + h > 0 y
o sea, v + h ∈ S. Pero esto no puede ser, porque v + h > v y en cambio para todo x ∈ S se tiene x ≤ v.
Queda
√ así como única posibilidad v2 = 2. Este número positivo cuyo cuadrado es 2 se representa
por 2.
Teorema 1.2.5 (densidad de R \ Q en R). Dados dos números reales a, b, con a < b, existe algún
número irracional x tal que a < x < b.
Demostración. Sea y ∈ R \ Q cualquiera (ya hemos visto que existe alguno). Puesto que a − y < b − y,
según el teorema 1.2.4 existe algún r ∈ Q tal que a − y < r < b − y, de donde a < r + y < b. Por último,
r + y es un número irracional, ya que si fuera racional se tendría y = (r + y) + (−r) ∈ Q.
1.2.6. Intervalos en R
Reciben el nombre de intervalos los subconjuntos de R definidos del siguiente modo (a, b son
números reales cualesquiera):
• intervalo acotado, cerrado por la izquierda y abierto por la derecha: [a, b) = {x ∈ R : a ≤ x < b};
• intervalo acotado, abierto por la izquierda y cerrado por la derecha: (a, b] = {x ∈ R : a < x ≤ b};
• intervalo abierto, acotado inferiormente pero no superiormente: (a, +∞) = {x ∈ R : x > a};
Proposición 1.3.1 (aproximaciones decimales finitas de los números reales). Dado un número real
x ≥ 0, para todo n ∈ N existe un decimal finito rn = a0 , a1 a2 . . . an tal que
1
rn ≤ x < rn + .
10n
En consecuencia,
x = sup{rn : n ∈ N}.
Demostración. Para construir los rn basta tomar a0 = [x], ak = [10k x] − 10[10k−1 x], 1 ≤ k ≤ n (ver
detalles en [A POSTOL 2, págs. 14–15]).
Por otra parte, x es cota superior de {rn : n ∈ N} por construcción, y es la menor de las cotas
1
superiores porque si y < x es posible encontrar un n ∈ N de manera que 10n > (¿por qué?) y
x−y
para este n es rn > y (¿por qué?).
x = a0 , a1 a2 . . . an . . .
1.4. Ejercicios
Ejercicio 1.1. Sea x ∈ R. Demostrar que si |x| ≤ ε para todo ε > 0, entonces x = 0. ¿Qué números
reales x cumplen que x ≤ ε para todo ε > 0?
Ejercicio 1.2. Decir si cada una de las siguientes expresiones es cierta o falsa:
30 30 100
a) ∑ j4 = ∑ j4 b) ∑ 2 = 200
j=1 j=0 j=0
2
20 20 100 100
c) ∑ (2 + j2 ) = 2+ ∑ j2 d) ∑ k2 = ∑k
j=1 j=1 k=1 k=1
e) a5 − a4 b + a3 b2 − a2 b3 + ab4 − b5 f) a0 x4 + a1 x3 + a2 x2 + a3 x + a4
1.4. Ejercicios 13
1 1 1 n 1
Ejercicio 1.4. Sabiendo que = − , hallar la suma de ∑ .
j( j + 1) j j+1 j=1 j( j + 1)
n
b) ∑ j (apoyarse en a)).
j=1
Ejercicio 1.6. Probar que xn −yn = (x−y)(xn−1 +xn−2 y+· · ·+xyn−2 +yn−1 ) para cada n ∈ N, x, y ∈ R.
Escribir el segundo miembro con notación de sumatorio. Esta expresión recibe el nombre de fórmula
o ecuación ciclotómiica.
n
Ejercicio 1.7. Deducir de la ecuación ciclotómica la suma de ∑ x j , x 6= 1. Hacer operaciones en la
j=0
n n n
expresión (1 − x) ∑ jx j para deducir la suma de ∑ jx j , x 6= 1. Análogamente en (1 − x) ∑ j2 x j para
j=1 j=1 j=1
n
deducir la suma de ∑ j2 x j , x 6= 1.
j=1
1=1
1 − 4 = −(1 + 2)
1−4+9 = 1+2+3
1 − 4 + 9 − 16 = −(1 + 2 + 3 + 4)
una fórmula general sencilla que incluya las anteriores como casos particulares, y demostrarla me-
diante el principio de inducción.
Ejercicio 1.10. Probar la fórmula del binomio de Newton: para cada x, y ∈ R y cada n ∈ N,
n
n j n− j
(x + y) = ∑
n
xy .
j=0 j
Ejercicio 1.11. Demostrar que si un conjunto A de números naturales contiene a n0 y además cumple
n ∈ A ⇒ n + 1 ∈ A, entonces A contiene a {n ∈ N : n ≥ n0 }. ¿Puede asegurarse siempre la igualdad de
estos conjuntos?
Ejercicio 1.12. Demostrar que 72n+1 − 48n − 7 (n ∈ N) es divisible por 48.
Ejercicio 1.13. Demostrar que 22n + 15n − 1 (n ∈ N) es múltiplo de 9.
Ejercicio 1.14. Desigualdad de Bernoulli: probar que para todo x > −1 y todo n ∈ N se verifica
(1 + x)n ≥ 1 + nx.
Ejercicio 1.15. Probar las siguientes desigualdades para n ∈ N:
a) n! > 2n−1 (n ≥ 3) b) (2n)! < 22n (n!)2
r
√ √
q p
c) n+ n−1+···+ 2+ 1 < n+1
n
n
Ejercicio 1.16. Sean x, y > 0 y para cada k, n ∈ N, sea αk,n = ∑ jk x j yn− j .
j
j=0
a) Probar, mediante la fórmula del binomio de Newton, que α1,n = nx(x + y)n−1 .
n
n
b) Hallar α2,n . Sugerencia: calcular antes β2,n = ∑ j( j − 1)
j n− j
j xy .
j=0
b) Discutir la afirmación: se deduce por inducción que P(n) es cierta para todo n ∈ N.
Ejercicio 1.19. Decidir para qué números naturales n es cierta la desigualdad 2n > n2 . Demostrarlo
por inducción.
Ejercicio 1.20. Comparar nn+1 y (n + 1)n para n ∈ N, y enunciar y demostrar qué desigualdad se
verifica entre ambos números.
Ejercicio 1.21. Probar por inducción que si a1 , a2 , . . . , an son números reales positivos tales que
a1 a2 . . . an = 1, entonces a1 + a2 + · · · + an ≥ n. Deducir de aquí que si x1 , x2 , . . . , xn son números
reales no negativos cualesquiera, entonces
x1 + x2 + · · · + xn √
≥ n x1 x2 . . . xn ,
n
es decir, su media aritmética es siempre mayor o igual que su media geométrica.
1.4. Ejercicios 15
1 n
Ejercicio 1.22. Probar que para todo número natural n es 1 + < 3.
n
Ejercicio 1.23. Demostrar que el cardinal del conjunto de las partes de un conjunto que tiene n
elementos es 2n .
e) |x − 1| |x + 2| = 3
1 |x3 −1|
j) 1+|x−1| < |x − 2| k) −1 ≤ x−1 ≤2
+1 2
g) { n1 : n ∈ N} h) {(−1)n nn+1 : n ∈ N}
Ejercicio 1.29. Sean A un conjunto, s = sup A y ε > 0. ¿Se puede asegurar que existe algún a ∈ A
tal que s − ε < a < s? En caso afirmativo, demostrarlo. En caso negativo, dar un contraejemplo y
modificar las desigualdades anteriores para que sea cierto.
c) Demostrar que si sup A < ı́nf B, entonces que a < b para todos los a ∈ A, b ∈ B. Justificar si es
cierto el recíproco.
Ejercicio 1.31. a) Sean A y B dos conjuntos acotados de números reales. Definimos el conjunto
A + B = {x + y : x ∈ A, y ∈ B}. Demostrar que
C = {x1 + y1 , x2 + y2 , . . . , xn + yn }.
Demostrar que
supC ≤ sup A + sup B, ı́nfC ≥ ı́nf A + ı́nf B.
Dar algún ejemplo que muestre que las desigualdades pueden ser estrictas.
Capítulo 2
Definición 2.1.1. Una función real de variable real es una aplicación f : A → B con A, B ⊆ R.
Cambiar una cualquiera de estas tres cosas (el dominio, el conjunto final o la regla de definición) hace
que la función cambie. Por ejemplo, si tenemos una función f : A → B y consideramos un subconjunto
S de A, la restricción de f a S es la función f |S : S → B tal que f |S (x) = f (x) para cada x ∈ S, que
no es la misma función f (se ha cambiado el dominio), aunque venga dada por la misma regla de
correspondencia (a cada x de S, la restricción f |S hace corresponder el mismo valor que f ).
En la práctica raras veces se muestra una función como una terna, tal como requeriría su definición
formal: lo habitual es especificar su dominio y la regla que permite determinar el valor de la función
en cada elemento del dominio (ver los comentarios de [BARTLE -S HERBERT, sec. 1.2, págs. 22–25]). En
cuanto al conjunto final de una función, cuando no se mencione explícitamente se sobrentenderá que
dicho conjunto es R.
17
18 Capítulo 2. Funciones reales de una variable real. Generalidades
Suele chocar al principiante que a veces la regla de definición de una función aparece dividida
en varias subreglas parciales (expresadas habitualmente mediante fórmulas), tendiendo a interpretar
incorrectamente que se han definido tantas funciones como subreglas se enuncien. Por ejemplo, la
función f : R → R tal que (
x, si x ≥ 0;
f (x) =
−x, si x < 0,
es una sola función, la función valor absoluto, y no dos funciones, aunque sus valores coincidan en
parte de su dominio (no en todo) con los que toman las dos funciones distintas g : x ∈ R → g(x) = x ∈ R
y h : x ∈ R → h(x) = −x ∈ R.
Dada una función f , emplearemos la expresión « f está definida en S» como sinónimo de que S es
un subconjunto de dom f . El dominio de f es, en este sentido, el mayor subconjunto de R en el que f
está definida.
Definición 2.1.2. Sea f una función con dominio A y sean S ⊆ A, T ⊆ R. Llamamos conjunto imagen
de S por f al conjunto
f (S) = { f (x) : x ∈ S},
y conjunto antiimagen de T por f al conjunto
f −1 (T ) = {x : f (x) ∈ T },
Una función f se dice inyectiva si elementos distintos de su dominio tienen siempre imágenes
distintas: es decir, si dados x, y ∈ dom f , de x 6= y se sigue f (x) 6= f (y); o, equivalentemente, si dados
x, y ∈ dom f , de f (x) = f (y) se sigue x = y.
Una función f : A → B se dice suprayectiva si f (A) = B, o sea, si el conjunto final y el conjunto
imagen de f coinciden; dicho de otra forma, si cada elemento de B es imagen de algún (o algunos)
elemento(s) de A.
Una función se dice biyectiva si es simultáneamente inyectiva y suprayectiva.
Definición 2.1.3 (función inversa). Dada una función inyectiva f : A → B, se llama función inversa
de f a la función f −1 : f (A) → A tal que f −1 (y) = x si y solo si f (x) = y.
En términos más formales, f −1 sería la función dada por la terna ( f (A), A, G f −1 ), donde G f −1 =
{(y, x) : (x, y) ∈ G f }, y G f es, por supuesto, la gráfica de f . Para ser rigurosos, deberíamos compro-
bar que tal terna define efectivamente una función; esto es una consecuencia inmediata de que f es
inyectiva.
En muchos textos aparece definida la función inversa solamente para funciones biyectivas. Sin
embargo, la práctica usual en análisis matemático recomienda ampliar la definición a todas las funcio-
nes inyectivas, como acabamos de hacerlo. Obsérvese que, en cualquier caso, lo que hemos definido
2.1. Primeros conceptos 19
sería la función inversa de la función biyectiva f˜ : A → f (A) tal que f˜(x) = f (x), que, recordémoslo,
salvo cuando f es además suprayectiva, es otra función —la biyección asociada a f — pues cambia el
conjunto final.
Representación gráfica de una función. Dada una función f , para cada x ∈ dom f el par ordenado
de números reales (x, f (x)) puede interpretarse como coordenadas de un punto del plano respecto de
un sistema de coordenadas cartesianas, de modo que la gráfica de f , es decir, {(x, f (x)) : x ∈ dom f },
vendrá representada por un subconjunto del plano, que da la representación gráfica de la función f .
Observar esta representación puede proporcionar a veces información interesante sobre f , por lo que
más adelante nos ocuparemos con detalle de la representación gráfica de funciones.
El lector puede examinar cómo se refleja en su representación gráfica que una función es inyectiva
o suprayectiva, y qué relación hay entre las representaciones gráficas de una función inyectiva y la de
su inversa.
Tabulación de funciones. Cuando el dominio de una función es finito (y con un número no dema-
siado elevado de elementos) es a menudo útil describir la función escribiendo en forma de tabla los
valores del dominio y a su lado, correlativamente, los valores de la función en cada uno de ellos. Así,
por ejemplo, suele procederse en la recogida de datos experimentales, cuando se estudian dos magni-
tudes de las cuales una depende de la otra y, de hecho, las tablas de correspondencias entre números
o magnitudes son históricamente muy anteriores a la idea misma de función.
También se procede a la tabulación de funciones aunque el dominio no sea finito, reflejando en
tal caso, por descontado, tan solo una parte finita del mismo. Cabe señalar que en la mayoría de
las tablas de funciones que se usan en las ciencias, los valores de la función que aparecen en las
tablas no son, por razones obvias, valores exactos, sino valores aproximados con un error que es
necesario controlar para poder utilizarlas adecuadamente. Existe una extensa bibliografía de libros de
tablas de funciones, sustituidos casi totalmente en la actualidad por los ordenadores e incluso por las
calculadoras científicas de bolsillo. Sin embargo, es muy conveniente conocer al menos uno de ellos,
como [S PIEGEL -A BELLANAS].
Veamos ahora algunas clases particulares de funciones que aparecerán frecuentemente a lo largo
de todo el curso.
Definición 2.1.4. Una función f se dice monótona no creciente si dados cualesquiera x, y ∈ dom f
con x < y, es f (x) ≥ f (y).
Una función f se dice monótona no decreciente si dados cualesquiera x, y ∈ dom f con x < y,
es f (x) ≤ f (y).
Una función f se dice monótona estrictamente creciente si dados cualesquiera x, y ∈ dom f con
x < y, es f (x) < f (y).
Una función f se dice monótona estrictamente decreciente si dados cualesquiera x, y ∈ dom f
con x < y, es f (x) > f (y).
Una función monótona es una función de uno cualquiera de los tipos anteriores. Por brevedad, si
S ⊆ dom f , se dice que f es monótona en S si la restricción f |S es monótona.
20 Capítulo 2. Funciones reales de una variable real. Generalidades
Esta nomenclatura puede variar de unos textos a otros: por ejemplo, algunos autores llaman fun-
ciones crecientes a las que nosotros denominamos monótonas no decrecientes, mientras que otros
utilizan el nombre de funciones crecientes para las que hemos definido como monótonas estrictamen-
te crecientes. Hemos elegido por ello los nombres que nos parecen menos ambiguos para cada uno de
los tipos considerados.
Observación. La monotonía no es una propiedad puntual de la función, sino que es una propiedad
global. Esto significa que solo tiene sentido decir que una función es monótona en un determinado
conjunto, no que es monótona en un punto del conjunto. La expresión función monótona en un punto
carece de significado.
Ejemplo. Probar que la función f : R \ {0} → R definida mediante f (x) = 1/x es estrictamente
decreciente en (−∞, 0) y en (0, +∞). Pero no es estrictamente decreciente en R \ {0}, porque −1 < 1
y sin embargo f (−1) < f (1).
Definición 2.1.5. Se dice que una función f está acotada superiormente si su conjunto imagen está
acotado superiormente. En otras palabras, si existe un número fijo M ∈ R tal que, simultáneamente
para todos los x ∈ dom f , se tiene f (x) ≤ M (por comodidad, suele decirse entonces que f está
acotada superiormente por M o que M es una cota superior de f , en lugar de decir que el conjunto
imagen de f está acotado superiormente por M o que M es una cota superior de dicho conjunto).
Enteramente análoga es la definición de función acotada inferiormente.
Por último, una función acotada es aquella que está acotada superior e inferiormente, es decir,
aquella cuyo conjunto imagen está acotado, de manera que existen constantes m, M ∈ R tales que
para cada x ∈ dom f se tiene m ≤ f (x) ≤ M; equivalentemente, f está acotada si y solo si existe un
K ∈ R tal que | f (x)| ≤ K para todo x ∈ dom f .
El estudio de una función se simplifica cuando posee algún tipo de repetición. Concretamos esta
idea en las siguientes definiciones.
2.1. Primeros conceptos 21
Observación. Toda función f : R → R puede escribirse, además de manera única, como suma de una
función par (su componente par) y una función impar (su componente impar). Concretamente, las
componentes par e impar son
f (x) + f (−x)
fP (x) = ,
2
f (x) − f (−x)
fI (x) = .
2
Es inmediato comprobar que fP es par, fI es impar y f = fP + fI . Para ver que la descomposición es
única, supongamos que f = g + h, con g par h impar. Entonces,
f (x) + f (−x) [g(x) + h(x)] + [g(−x) + h(−x)] g(x) + h(x) + g(x) − h(x)
fP (x) = = = = g(x)
2 2 2
y de la misma manera se comprueba que fI = h.
Nótese que la definición de función par y de función impar puede ampliarse de manera obvia a
funciones f cuyo dominio sea simétrico (respecto al origen de coordenadas), es decir, tal que −x ∈
dom f siempre que x ∈ dom f .
Función periódica
22 Capítulo 2. Funciones reales de una variable real. Generalidades
dom(g ◦ f ) = f −1 (dom g)
dada por
(g ◦ f )(x) = g ( f (x))
para cada x ∈ dom(g ◦ f ) (obsérvese que tales x son justamente aquellos para los que g ( f (x)) tiene
sentido).
dada por
( f + g)(x) = f (x) + g(x)
para cada x ∈ dom( f + g) (obsérvese que tales x son justamente aquellos para los que f (x) + g(x)
tiene sentido).
dada por
f (x)
( f /g)(x) =
g(x)
para cada x ∈ dom( f /g) (obsérvese una vez más que tales x son exactamente aquellos para los que
f (x)/g(x) tiene sentido).
Funciones constantes
Son las que asignan a todos los valores de su dominio un mismo valor fijo, es decir, aquellas
funciones f para las que existe un a ∈ R tal que f (x) = a para todos los x ∈ dom f .
¿Puede una función constante ser inyectiva, suprayectiva o biyectiva? ¿Cómo es su representación
gráfica? ¿Es monótona? ¿De qué tipo? ¿Es acotada? ¿Es par, impar, periódica?
Función identidad
Dado un conjunto A ⊆ R, la identidad en A es la función tal que f (x) = x para cada x ∈ A.
¿Es la identidad siempre inyectiva, suprayectiva o biyectiva? ¿Es monótona? ¿Es acotada? ¿Cómo
es su representación gráfica? ¿Cuál es su inversa?
Raíces
Dado k ∈ N, se puede probar que la función g : x ∈ R → x2k−1 ∈ R es biyectiva. Por tanto, posee
una función inversa f : R → R, denominada raíz (2k − 1)-ésima; su valor en un punto x ∈ R se denota
√ √
por 2k−1 x o x1/(2k−1) . De acuerdo con su definición, se tiene y = 2k−1 x si y solo si y2k−1 = x.
Sin embargo, puesto que la función h : x ∈ R → x2k ∈ R no es inyectiva, no puede hablarse de
raíz 2k-ésima en todo R. No obstante, la restricción de h a [0, +∞) es estrictamente creciente (luego
inyectiva), y tiene por imagen el conjunto [0, +∞): su inversa es la que llamamos función raíz 2k-
ésima, de modo que dicha función tendrá ahora por dominio [0, +∞). Es decir, solo está definida en
√
un número real x si x ≥ 0: su valor en dicho punto se representa por 2k x o x1/(2k) excepto para el caso
√ √
k = 1 (raíz cuadrada), que se usa abreviadamente x. Nótese que siempre es x ≥ 0 y, en general,
√
2k
x ≥ 0.
f (x) = a0 + a1 x + · · · + an xn
24 Capítulo 2. Funciones reales de una variable real. Generalidades
para cada x ∈ R (también suelen denominarse funciones polinómicas las restricciones de las anteriores
a cualquier subconjunto de R.)
Las funciones racionales son aquellas que pueden expresarse como cociente de dos funciones
polinómicas. Su dominio es todo R salvo un conjunto finito (quizás vacío): el conjunto de los ceros o
raíces del denominador. Es habitual utilizar el mismo nombre para las restricciones de estas funciones
a subconjuntos cualesquiera.
Funciones algebraicas
Reciben este nombre las funciones tales que se pueden encontrar polinomios p0 , p1 , . . . , pn de
manera que para todo x ∈ dom f se verifica
Obsérvese que las raíces anteriormente definidas quedan dentro de esta clase.
b) Para cada x ∈ R,
1
= e−x ,
ex
y, en particular, ex 6= 0.
c) Dados x, y ∈ R,
ex+y = ex · ey .
2.2. Funciones trascendentes 25
d) Dados n ∈ N y x ∈ R,
n
enx = ex · · ·ex .
e) Para cada x ∈ R,
ex > 0.
Función logarítmica
La función logarítmica
log : (0, +∞) → R
es la inversa de la función exponencial, de modo que log x = y si y solo si ey = x.
Por tanto, está caracterizada por cumplir
y
elog x = x cualquiera que sea x ∈ (0, +∞).
Sus propiedades son consecuencia de las de la función exponencial.
Proposición 2.2.2 (propiedades del logaritmo). a) log 1 = 0; log e = 1.
b) Para cada x ∈ (0, +∞),
1
log = − log x.
x
c) Dados x, y ∈ (0, +∞),
log(xy) = log x + log y.
10
8
exp
6
4
log
2
1
1 2 4 6 8 10
a) (ab)x = ax bx .
b) (ax )y = axy .
Definición 2.2.5. Dado a > 0, a 6= 1, la función logarítmica de base a se define en (0, +∞) mediante
la fórmula
log x
loga x = .
log a
Es inmediato comprobar que esta función es la inversa de la función exponencial de base a. Como
propiedad adicional interesante se tiene: dados a, b, x ∈ R con 0 < a 6= 1 y b > 0,
Reciben este nombre una serie de funciones de origen geométrico, ligadas con las medidas de
ángulos y la descripción de fenómenos periódicos.
La función seno
sen : R → R
y la función coseno
cos : R → R
serán definidas más adelante. De momento, admitimos sin demostración que satisfacen las propieda-
des que pasamos a enunciar.
2.2. Funciones trascendentes 27
Proposición 2.2.6 (propiedades del seno). a) El seno es una función impar, mientras que el co-
seno es una función par: cualquiera que sea x ∈ R se tiene
b) Para cada x ∈ R es
sen2 x + cos2 x = 1.
c) Existe un número real positivo, denotado por π, tal que sen π = 0 y sen x 6= 0 si 0 < x < π.
Este número π es irracional (y trascendente) y sus primeras cifras decimales son
3, 14159265358979 . . .
El número π, «área del círculo de radio 1, es de lejos la constante más célebre de las mate-
máticas. Aparecida inicialmente en Geometría, interviene hoy en los dominios más variados:
análisis, teoría de números, probabilidades y estadística, combinatoria, etc. Los más grandes
matemáticos se han interesado desde hace más de 2000 años por los problemas planteados por
este número» ([L E L IONNAIS, pág. 50]).
d) cos π = −1.
e) Las funciones sen y cos tienen por conjunto imagen el intervalo [−1, 1].
cos α = x, sen α = y
(gráficamente, esto significa que las funciones seno y coseno que hemos definido se correspon-
den con las utilizadas en trigonometría).
sen(x + y) = sen x cos y + cos x sen y sen(x − y) = sen x cos y − cos x sen y
cos(x + y) = cos x cos y − sen x sen y cos(x − y) = cos x cos y + sen x sen y
i) La función sen es estrictamente creciente en [0, π/2] y estrictamente decreciente en [π/2, π].
j) La función cos es estrictamente decreciente en [0, π/2] y estrictamente creciente en [π/2, π].
Definición 2.2.7. La función tangente tg, la función cotangente ctg, la función secante sec y la
función cosecante cosec se definen a partir de las funciones seno y coseno mediante las fórmulas
sen cos 1 1
tg = , ctg = , sec = , cosec = .
cos sen cos sen
¿Cuáles son los dominios de estas funciones?
3π π π 3π
− −
2π 2 −π 2 0 2 π 2 2π
−2π 3π −π π 0 π π 3π −2π
− −
2 2 2 2
π 3π 3π π π 3π
− 1 − −
−2π −π 2 π 2 2π 2 −π 2 2 π 2
3π π −2π −1 2π
−
2 2
con lo cual
sen(arc sen x) = x para todo x ∈ [−1, 1] = dom arc sen
(es decir, la función arco seno es una inversa por la derecha de la función seno), mientras que
Pasando a la función coseno, su restricción al intervalo [0, π] es una función estrictamente decre-
ciente cuyo conjunto imagen es [−1, 1]. Análogamente a lo anterior, la función arco coseno
con lo cual
cos(arc cos x) = x para todo x ∈ [−1, 1] = dom arc cos
(es decir, la función arco coseno es una inversa por la derecha de la función coseno), mientras que
π
π/2
π/3
π/4
π/6
−1 1 π/2
√
1 √1 3
2 2 2
π/3
π/4
π/6
1
√
−π/2 −1 1 √1 3
2 2 2
es por definición la inversa de la restricción de la función tangente al intervalo abierto (−π/2, π/2).
Es una función estrictamente creciente, impar, acotada, y tal que dado x ∈ R
(
y ∈ (−π/2, π/2)
arc tg x = y ⇐⇒
tg y = x,
con lo cual
tg(arc tg x) = x para todo x ∈ R = dom arc tg
(es decir, la función arco tangente es una inversa por la derecha de la función tangente), mientras que
Aunque se usa menos que las anteriores, podemos también definir: la función arco cotangente
π/2
π/3
π/4
π/6
√
√1 1 3
3
−π/2
ex + e−x
cosh x = .
2
Es una función par (la componente par de la exponencial), estrictamente decreciente en (−∞, 0] y
estrictamente creciente en [0, +∞). Está acotada inferiormente por 1: para cualquier x ∈ R,
ex + e−x e2x + 1
= ≥1 porque e2x + 1 ≥ 2ex > 0.
2 2ex
Su conjunto imagen es [1, +∞).
ex − e−x
senh x = .
2
Es una función impar (la componente impar de la exponencial), estrictamente creciente y no aco-
tada superior ni inferiormente: su conjunto imagen es todo R.
Estas funciones tienen un cierto parecido con el coseno y el seno trigonométricos, y pueden rela-
cionarse geométricamente con la hipérbola de manera similar a como las funciones trigonométricas
se relacionan con la circunferencia. Aumentando la semejanza, existen fórmulas para las funciones
hiperbólicas que, con variaciones en algunos signos, recuerdan las conocidas para las funciones trigo-
nométricas: por ejemplo, calculando a partir de la definición se comprueba que
cosh2 x − senh2 x = 1,
cosh(x + y) = cosh x cosh y + senh x senh y,
senh(x + y) = senh x cosh y + cosh x senh y
4 6
4
3
2
2
1 2
−2 −1 1 2
La función coseno hiperbólico La función seno hiperbólico
−2 −1 1 2
−1
La función tangente hiperbólica
Definición 2.2.11. La función cotangente hiperbólica , ctgh : R \ {0} → R, está dada por
cosh x ex + e−x e2x + 1
ctgh x = = = .
senh x ex − e−x e2x − 1
1
La función secante hiperbólica es sech = .
cosh
1
La función cosecante hiperbólica es cosech = .
senh
2.3. Ejercicios 33
−5 −4 −3 −2 −1 1 2 3 4 5
−1
−2
2.3. Ejercicios
Ejercicio 2.1. Probar que la función f : R → R definida por f (x) = 2x + |x − 3| es biyectiva y demos-
trar que su función inversa puede escribirse en la forma f −1 (x) = ax + b − |cx + d| para ciertos valores
a, b, c, d ∈ R.
Ejercicio 2.2. Describir la gráfica de g en términos de la gráfica de f , en los casos siguientes:
a) g(x) = f (x) + c b) g(x) = f (x + c) c) g(x) = c f (x)
4
2
3
1
−1
2 cosh
1
arg cosh
1 −1
−2
1 2 3 4
La función coseno hiperbólico La función argumento tangente hiperbólica
Por ejemplo, en el primer caso la gráfica de g se obtiene desplazando hacia arriba la gráfica de f una
distancia c si c ≥ 0, o desplazando hacia abajo la gráfica de f una distancia |c| si c < 0.
Ejercicio 2.3. Probar que la función f : [1/2, +∞) → R definida mediante f (x) = x2 − x + 1 es estric-
tamente creciente. En consecuencia, es inyectiva. ¿Cuál es su función inversa?
x
Ejercicio 2.4. Probar que la función f : R → R dada por f (x) = está acotada. ¿Cuál es la cota
x2 + 1
inferior más ajustada que se puede encontrar? ¿Cuál la cota superior más ajustada?
es periódica (comprobar que cada número racional no nulo es un periodo, y que ningún número
irracional lo es). ¿Es D una función par? ¿Es una función impar? Responder a las mismas preguntas
para la función f (x) = x − [x].
x
Ejercicio 2.6. Sea f : x ∈ R → f (x) = √ . Calcular f ◦ f . En general, si se define por recurrencia
1 + x2
f1 = f y fn+1 = f ◦ fn , n ∈ N, calcular fn .
Ejercicio 2.9. Dibujar las gráficas de las funciones sen ◦ arc sen y arc sen ◦ sen.
Ejercicio 2.10. Probar que para todo x ∈ [−1, 1] es
π
.
arc sen x + arc cos x =
2
Ejercicio 2.11. Probar que dados a, b ∈ R tales que a, b, a + b ∈ dom tg,
tg a + tg b
tg(a + b) = .
1 − tg a tg b
¿Puede deducirse de aquí, haciendo tg a = x y tg b = y e invirtiendo, que
x+y
arc tg x + arc tg y = arc tg ?
1 − xy
Precisar la respuesta.
Ejercicio 2.12. Indicar el dominio de s
las siguientes funciones:
r r
x−2 x−1 1 − |x|
a) + √ b)
x+2 1+x 2 − |x|
s
(x − 1)(x − 2) p
c) − 1 d) arc sen(x − 1)
(x − 3)(x − 4)
r
x2 − 5x + 6 5x − x2
e) log 2 f) log
x + 4x + 6 4
Ejercicio 2.13. Sabiendo que el dominio de la función f es [0, 1], hallar el dominio de las funciones:
a) f (x2 ) b) f (sen x) c) f (x − 5) d) f (2x + 3) e) f (tg x)
Ejercicio 2.14. Probar que:
1
a) Si f (x) = 1−x , entonces ( f ◦ f ◦ f )(x) = x.
−1n
b) Si f (x) = ax + b, con a 6= 1, entonces ( f ◦ f ◦ .(n)
. . ◦ f )(x) = an x + b aa−1 .
√
c) f ◦ g 6= g ◦ f , donde f (x) = x y g(x) = x2 .
Ejercicio 2.15. Demostrar que si f es periódica con periodo T y a 6= 0, entonces la función g(x) =
f (ax + b) es periódica con periodo Ta .
Ejercicio 2.16. Hallar el periodo de las siguientes funciones:
a) f (x) = tg 2x b) f (x) = sen4 x + cos4 x c) f (x) = ctg 2x
Como libros de referencia para los temas de este capítulo, aunque haya algunas diferencias de
detalle entre su tratamiento y el nuestro, pueden consultarse [BARTLE -S HERBERT] (especialmente sus
comentarios sobre algunos conceptos) y [ROSS], algo más conciso pero igualmente claro.
s1 , s2 , s3 , s4 , . . . , sn , . . .
es obvio que se trata justamente de una función real con dominio N. Esta es su definición formal.
Definición 3.1.1. Una sucesión de elementos de un conjunto es una aplicación con dominio N y
codominio dicho conjunto. En particular, una sucesión de números reales es una función real con
dominio N, o sea, una aplicación s : N → R.
Tradicionalmente, el valor que una sucesión s toma en cada n ∈ N se denota por sn , en lugar de
s(n) como para las demás funciones. Normalmente nos referiremos a sn con el nombre de término n-
ésimo de una sucesión, pero no debe perderse de vista que cada término lleva una doble información:
su valor y el lugar n que ocupa.
37
38 Capítulo 3. Sucesiones de números reales
Ejemplos. Los ejemplos más corrientes de sucesiones se indican dando una fórmula que defina el
término n-ésimo, como en los siguientes casos:
1, 2, 3, 4, 5, . . . , n, . . .
1 1 1 1 1
1, , , , , . . . , , . . .
2 3 4 5 n
• Las fórmulas no tienen por qué referirse solo a operaciones algebraicas sencillas. Por ejemplo,
considérese la sucesión
formada por las aproximaciones decimales de π (el término n-ésimo sería la aproximación
decimal con n cifras decimales exactas). Aunque no supiéramos escribir con todas sus cifras
el término 1 000 000 000 000 000, sabemos que ese término está perfectamente definido, y lo
mismo podemos decir de cualquier otro. En este caso podemos dar una fórmula explícita para
el término n-ésimo con ayuda de la función parte entera: concretamente, para cada n ∈ N,
a1 a2 ak an
sn = 3 + + +···+ k +···+ n ,
10 102 10 10
donde ak = [10k π] − 10[10k−1 π] (1 ≤ k ≤ n); el hecho de que esta fórmula no proporcione un
algoritmo de cálculo para los ak no obsta para que estos estén definidos sin ambigüedad y sin
excepción alguna.
• Sucesiones recurrentes. Reciben este nombre las sucesiones cuyos términos se definen en fun-
ción de los anteriores (definición inductiva o recursiva). Un ejemplo muy citado de este tipo es
la sucesión de Fibonacci, dada por
Las sucesiones definidas por recurrencia aparecen con frecuencia en cálculos con ordenadores:
ver comentario en [BARTLE -S HERBERT, pág. 85].
3.1. Sucesiones convergentes 39
Otros ejemplos de sucesiones recurrentes son las progresiones aritméticas de primer término x
y razón h, que pueden definirse recursivamente por
s1 = x, sn+1 = sn + h,
s1 = x, sn+1 = sn · r.
Se encuentran sin dificultad fórmulas explícitas en ambos casos: sn = x + (n − 1)h para las
primeras, sn = x · rn−1 para las segundas.
• La regla que define una sucesión no tiene por qué ser de carácter estrictamente matemático. Por
ejemplo, puede definirse una sucesión poniendo
(
107 /3 si el nombre en castellano del número n contiene la letra d
sn = √
π en caso contrario
(¿cuáles serían sus primeros términos?), o mediante cualquier otra condición que permita asegu-
rar que a cada n ∈ N sin excepción se le asocia inequívocamente un número real perfectamente
definido.
• Existen sucesiones cuyo rango es exactamente Z. Más difícil: existen sucesiones cuyo rango es
exactamente Q; la construcción usual se hace mediante el proceso diagonal de Cantor y puede
verse en [BARTLE -S HERBERT, págs. 36–37], [S PIVAK, pág. 609].
¿Y si ponemos
sn = máx{x ∈ R : x2 + 2nx − 1 ≤ 0}?
En caso afirmativo, ¿puede darse una expresión más directa para sn ?
Notación. Por comodidad, a menudo se denotan las sucesiones simplemente por (sn ) en vez de
(sn )n∈N ó (sn )∞
n=1 si esto no da lugar a imprecisiones.
Definición 3.1.2. Una sucesión (sn ) es convergente si existe un número real a tal que para cada
ε > 0 se puede encontrar un número natural N = N(ε) de modo que siempre que n > N se verifique
|sn − a| < ε.
Se dice entonces que el número a es límite de la sucesión (sn ), y se escribe a = lı́m sn . También
n
decimos que (sn ) converge al número a.
Usaremos a veces la fórmula sn → a para indicar que la sucesión de término n-ésimo sn es con-
vergente y tiene por límite a.
Nota. Recuérdese que la desigualdad |sn −a| < ε es equivalente a las dos desigualdades −ε < sn −a <
ε, que equivalen a su vez a las desigualdades
a − ε < sn < a + ε.
40 Capítulo 3. Sucesiones de números reales
a−ε a a+ε
s6 s3 s8 s1 s11 s7 s10 s9 s2 s4 s5
b) La sucesión (n) no puede ser convergente, pues si tuviese límite a, tomando ε = 1 en la defini-
ción de convergencia, para algún N habría de ser n < a + 1 siempre que n fuese mayor que N,
lo cual es imposible (consecuencia una vez más de la propiedad arquimediana).
Proposición 3.1.3. Sea a ∈ R. Dada una sucesión (sn ), son equivalentes entre sí:
b) siempre que a0 < a, existe un n0 tal que para todo n > n0 es a0 < sn
y
siempre que a < a00 , existe un n00 tal que para todo n > n00 es sn < a00 .
c) si a0 , a00 son números reales tales que a ∈ (a0 , a00 ), existe entonces un N tal que para todo n > N
es sn ∈ (a0 , a00 ).
Demostración. a) =⇒ b) Dado a0 < a, tomando ε = a − a0 > 0 existirá por hipótesis un N tal que si
n > N entonces sn > a − ε = a − (a − a0 ) = a0 . Para a < a00 se razona de manera similar.
b) =⇒ c) Basta observar que x ∈ (a0 , a00 ) significa que a0 < x < a00 . Por consiguiente, si a ∈ (a0 , a00 )
existen n0 y n00 tales que para todo n > n0 es sn > a0 y para todo n > n00 es sn < a00 . Tomando ahora
N = máx{n0 , n00 }, siempre que n > N es simultáneamente n > n0 y n > n00 , luego para todo n > N será
a0 < sn < a00 o, equivalentemente, sn ∈ (a0 , a00 ).
c) =⇒ a) Si ε > 0, se tendrá a ∈ (a − ε, a + ε), por lo que debe existir un N tal que para todo
n > N es sn ∈ (a − ε, a + ε), o lo que es lo mismo, |sn − a| < ε.
Corolario 3.1.4. Sea (sn ) una sucesión convergente con límite a y sea c ∈ R. Se tiene:
Corolario 3.1.5 (unicidad del límite de una sucesión convergente). Sea (sn ) una sucesión conver-
gente y sean a, b ∈ R tales que a = lı́m sn , b = lı́m sn . Entonces a = b.
n n
Demostración. Si no, sea, por ejemplo, a < b. Tomando c tal que a < c < b, puesto que c < b y b es
límite de (sn ), debe existir un n0 tal que para todo n > n0 sea sn > c; igualmente, puesto que a < c y
a es límite de (sn ), debe existir un n00 tal que para todo n > n00 es sn < c; tomando n = máx{n0 , n00 }
llegamos a una contradicción: tendría que cumplirse c < sn < c.
El límite de una sucesión convergente es así el único número real al que la sucesión converge.
Las definiciones de acotación de sucesiones se obtienen particularizando a sucesiones las que
dimos sobre acotación de funciones.
Definición 3.1.6. Una sucesión (sn )∞n=1 se dice que está acotada superiormente si existe algún nú-
mero C ∈ R tal que para todo n ∈ N, sn ≤ C.
Se dice que está acotada inferiormente si existe algún número K ∈ R tal que para todo n ∈ N,
K ≤ sn .
Se dice que está acotada si lo está superior e inferiormente. Esto equivale a que exista un número
M ≥ 0 tal que para todo n ∈ N, |sn | ≤ M.
Demostración. Sea (sn ) una sucesión convergente a un número a ∈ R. Tomamos, por ejemplo, ε = 1
en la definición de límite y existirá algún número N ∈ N tal que |sn − a| < 1 para todo n > N. Si
escribimos
B = máx{1, |s1 − a|, |s2 − a|, . . . , |sN − a|},
se tiene que |sn − a| ≤ B, es decir,
a − B ≤ sn ≤ a + B,
para todo n ∈ N. Luego la sucesión está acotada.
Aplicación. Dado x ∈ R tal que |x| > 1, la sucesión que tiene por término n-ésimo xn no es convergen-
te. En efecto: si ponemos h = |x| − 1, entonces |xn | = |x|n = (1 + h)n ≥ 1 + nh, según la desigualdad
de Bernoulli. De aquí se deduce que la sucesión no está acotada.
Tampoco es convergente la sucesión de término n-ésimo sn = n.
Definición 3.1.8. a) Una sucesión (sn ) es monótona no decreciente si y solo si para todo n ∈ N
se verifica sn ≤ sn+1 .
b) Una sucesión (sn ) es monótona no creciente si y solo si para todo n ∈ N se verifica sn ≥ sn+1 .
c) Una sucesión (sn ) es estrictamente creciente si y solo si para todo n ∈ N se verifica sn < sn+1 .
d) Una sucesión (sn ) es estrictamente decreciente si y solo si para todo n ∈ N se verifica sn >
sn+1 .
42 Capítulo 3. Sucesiones de números reales
b) Sea (sn ) una sucesión monótona no creciente. Entonces (sn ) es convergente si y solo si está
acotada inferiormente, en cuyo caso
Demostración. Sea (sn ) una sucesión monótona no decreciente. Según la proposición 3.1.7, si la su-
cesión converge entonces está acotada (superiormente); esto demuestra una implicación del apartado
a). Supongamos ahora que la sucesión está acotada superiormente, sea a su supremo y veamos que
la sucesión converge al punto a. Sea ε > 0. Como a − ε < a, el número a − ε no puede ser una cota
superior de la sucesión, y por lo tanto existirá algún N ∈ N tal que
a − ε < aN .
a−ε a
s1 s2 s3 ... sN . . .
a − ε < aN ≤ aN+1 ≤ · · · ≤ an
Que 3 acota superiormente a la sucesión puede deducirse del siguiente resultado, que a su vez se
demuestra por inducción: para cada n ∈ N, si −1 ≤ h ≤ n1 se tiene (1 + h)n ≤ 1 + nh + n2 h2 (ayuda: si
nh ≤ 1, también n2 h3 ≤ nh2 ).
El límite de esta sucesión es el número e, base de los logaritmos neperianos y de la función
exponencial ya presentados en el capítulo 2.
Ejemplo. La sucesión (xn ) es monótona no decreciente y acotada si x ∈ [0, 1]; veremos que su límite
es 0 si x ∈ [0, 1) y 1 si x = 1. Cuando x ∈ (1, +∞), la sucesión (xn ) es estrictamente creciente y
no acotada (para ver esto último, tómese h = x − 1 > 0 y aplíquese la desigualdad de Bernoulli a
xn = (1 + h)n junto con la propiedad arquimediana) (teorema 1.2.2).
Ejemplo. La sucesión de término n-ésimo Hn = 1 + 21 + · · · + 1n es estrictamente creciente y no aco-
tada. Que es estrictamente creciente es inmediato:
1 1 1 1 1
Hn+1 = 1 + + · · · + + = Hn + > Hn .
2 3 n n+1 n+1
Veamos que no está acotada, considerando los términos H2m :
1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1
H2m = 1 + + + + + + + + +···+ + · · · + m−1 +···+ m
2 3 4 5 6 7 8 9 16 2 +1 2
1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1
≥ 1+ + + + + + + + +···+ +···+ m +···+ m
2 4 4 8 8 8 8 16 16 2 2
(el primer paréntesis tiene 2 sumandos, el segundo 4, el tercero 8..., el último tiene 2m−1 )
1 2 4 8 2m−1
= 1+ + + + +···+ m
2 4 8 16 2
m
= 1+ ;
2
por lo tanto, H2m ≥ 1 + m2 y la sucesión Hn no está acotada.
1 1 1
Ejemplo. La sucesión de término n-ésimo sn = n+1 + n+2 +· · ·+ 2n es estrictamente creciente (puesto
que sn+1 − sn = 2n+1 1 1
− 2n+2 > 0) y acotada superiormente por 1 (obsérvese que sn ≤ n1 + 1n + .(n)
.. +
1
n = 1).
De su límite, por el momento, solo podemos asegurar que está entre s1 = 12 y 1 (o entre s2 = 13 + 14
y 1, o entre s3 = 14 + 15 + 61 y 1, etcétera). Más adelante podremos probar que su valor exacto es log 2.
a = lı́m sn , b = lı́m tn ,
n n
y sea c ∈ R. Entonces
a) (sn + tn ) es convergente y tiene límite a + b.
44 Capítulo 3. Sucesiones de números reales
a = lı́m sn , b = lı́m tn .
n n
Proposición 3.1.14. Sea (sn ) una sucesión convergente con límite a y (tn ) una sucesión convergente
con límite b 6= 0. Si (un ) es una sucesión tal que
sn
un = siempre que tn 6= 0,
tn
entonces (un ) es convergente con límite a/b.
Demostración. Sea ε > 0. Relacionamos la definición de límite del cociente con el límite de cada una
de las sucesiones de la forma siguiente:
sn a sn b − tn a |sn b − tn a| |sn b + sntn − sntn − tn a| |sn | |tn − b| + |tn | |sn − a|
− = ≤
tn b btn = |b||tn | =
|b||tn | |b||tn |
Primeramente, usando el lema 3.1.13 con r = |b|/2, existe N1 ∈ N tal que si n > N1 , se tiene |tn | >
|b|/2. Ahora, por la proposición 3.1.7, existen constantes K1 , K2 > 0 tales que |sn | < K1 y |tn | < K2
para todo n ∈ N. Por otra parte, aplicamos la definición de límite de sn , y así existe N2 ∈ N tal que
ε|b|2
si n > N2 entonces |sn − a| < . Análogamente para tn , existe N3 ∈ N tal que si n > N3 entonces
4K2
ε|b|2
|tn − b| < . Finalmente, si n > máx{N1 , N2 , N3 } todas las acotaciones se verifican y
4K1
2 ε|b|2
sn a |sn | |tn − b| + |tn | |sn − a| K1 ε|b|
4K1 + K2 4K2
− ≤ < =ε
tn b |tn ||b| |b||b|/2
Corolario 3.1.15. Sea (sn ) una sucesión convergente con límite a y (tn ) una sucesión convergente sin
términos nulos y con límite b 6= 0. Entonces la sucesión (sn /tn ) es convergente y
sn a
lı́m = .
n tn b
Ejemplos. a) La sucesión de término n-ésimo
1+2+···+n
n2
converge a 1/2: basta observar que
n(n+1)
1+2+···+n 2 1 1
= = (1 + ).
n2 n2 2 n
c) Si (sn ) es una sucesión cuyos términos son todos no negativos, convergente y con límite a,
√ √
entonces la sucesión ( sn ) es convergente con límite a. En el caso a = 0, esto se deduce
inmediatamente de la definición de límite; en el caso a 6= 0, se deduce de
√ √ sn − a
sn − a = √ √
sn + a
46 Capítulo 3. Sucesiones de números reales
√ √
y de que (sn − a) converge a 0, mientras que 1/( sn + a) está acotada:
1 1
0< √ √ ≤√ .
sn + a a
entonces
lı́m sn ≤ lı́m tn .
n n
Ahora podemos enunciar cómodamente una versión del teorema de los intervalos encajados de
Cantor con una condición sencilla para que la intersección esté formada por un solo punto.
Teorema 3.1.17 (de Cantor de los intervalos encajados). Para cada n ∈ N, sea In = [an , bn ] un
intervalo cerrado (no vacío). Supongamos que para todo n se cumple In+1 ⊆ In , es decir,
an ≤ an+1 ≤ bn+1 ≤ bn ,
y que además
lı́m(bn − an ) = 0.
n
T
Entonces n∈N In se reduce a un punto; en concreto,
\
In = {x},
n∈N
3.1. Sucesiones convergentes 47
donde
x = lı́m an = lı́m bn .
n n
Demostración. Obsérvese que, por hipótesis, la sucesión (an ) es monótona no decreciente y acotada
superiormente (por b1 , por ejemplo), luego, por la proposición 3.1.9, converge a un número real x.
Análogamente, la sucesión (bn ) converge a un número real r y por la proposición 3.1.16, es an ≤
x ≤ r ≤ bn para todo n ∈ N. Ahora, la condición lı́mn (bn − an ) = 0 asegura que x = r y que {x} =
∩n∈N In .
Proposición 3.1.18 (regla del sandwich o de encajamiento). Sean (sn ), (tn ) y (un ) sucesiones tales
que existe un m ∈ N de manera que
sn ≤ tn ≤ un
para todo n > m. Si (sn ) y (un ) son sucesiones convergentes y con el mismo límite a, es decir,
lı́m sn = lı́m un = a,
n n
lı́m tn = a.
n
Demostración. Sea ε > 0. Por la definición de límite existe N1 ∈ N tal que si n > N1 entonces |sn −a| <
ε, es decir, a − ε < sn < a + ε. Análogamente, existe N2 ∈ N tal que si n > N2 entonces a − ε < un <
a + ε. Entonces si n > máx{m, N1 , N2 } se tiene a − ε < sn ≤ tn ≤ un < a + ε, es decir, |tn − a| < ε.
Ejemplos. a) Se verifica
1 1 1
√ +√ +···+ √ → 1,
2
n +1 2
n +2 2
n +n
pues podemos encajar la sucesión entre
n n
√ y √ .
2
n +n n2 + 1
s2 , s4 , s6 , s8 , s10 , . . . ,
cuyo término n-ésimo es s2n . Podemos imaginar fácilmente otras muchas maneras de extraer suce-
siones de la sucesión inicial con este procedimiento. Se obtienen así lo que se llaman subsucesiones
de la sucesión dada; como iremos viendo a lo largo del curso, el manejo de subsucesiones facilita
habitualmente el estudio de la sucesión original, y permite demostrar varias propiedades esenciales de
la teoría de funciones reales de variable real. Pasemos a formalizar este concepto.
Definición 3.1.19. Dada una sucesión (sn ), se dice que otra sucesión (tn ) es una subsucesión de (sn )
si existe una función ϕ : N −→ N estrictamente creciente, es decir,
ϕ(1) < ϕ(2) < ϕ(3) < · · · < ϕ(n) < ϕ(n + 1) < · · ·
d) Toda sucesión es una subsucesión de sí misma (reflexividad). También hay transitividad: si (un )
es una subsucesión de (tn ) y (tn ) es una subsucesión de (sn ), a su vez (un ) es una subsucesión
de (sn ).
Proposición 3.1.20. Toda subsucesión de una sucesión convergente es también convergente y tiene el
mismo límite.
3.1. Sucesiones convergentes 49
Aplicaciones. a) Ya vimos, con cierto esfuerzo, que ((−1)n ) no es una sucesión convergente.
Ahora es inmediato: la subsucesión de sus términos de lugar par converge a 1, la subsucesión
de sus términos de lugar impar converge a −1.
c) La enumeración diagonal de todos los números racionales forma una sucesión que no es con-
vergente: tiene subsucesiones convergentes a cualquier número real (ver [ROSS, págs. 49–50]).
Proposición 3.1.21. Una sucesión (sn ) es convergente si y solo si la subsucesión de términos de
lugar par (s2n ) y la subsucesión de términos de lugar impar (s2n−1 ) son ambas convergentes y tienen
el mismo límite.
Demostración. Por la proposición 3.1.20 basta con demostrar que si s2n → a ∈ R y s2n−1 → a entonces
sn → a. Sea ε > 0. Por la definición de límite existen N1 , N2 ∈ N tales que:
a) si k > N1 es |s2k − a| < ε;
Con ayuda del teorema de Cantor de los intervalos encajados (teorema 3.1.17) o bien del le-
ma 3.1.22, puede demostrarse el siguiente resultado:
Teorema 3.1.23 (de Bolzano-Weierstrass). Toda sucesión acotada posee una subsucesión conver-
gente.
Demostración. Sea (sn ) una sucesión acotada y K > 0 de forma que −K ≤ sn ≤ K para todo n ∈ N.
Vamos construyendo la subsucesión de la siguiente forma: bien en [0, K], bien en [−K, 0], habrá infi-
nitos términos de la sucesión (quizá incluso en los dos). Supongamos que en I1 = [0, K] hay infinitos
términos y elijamos cualquier elemento sϕ(1) ∈ I1 . De nuevo repetimos la idea y, o bien en [0, K/2]
o en [K/2, K], habrá infinitos términos de la sucesión. Nos quedamos uno de los intervalos que con-
tenga infinitos sn ; supongamos, por ejemplo, que es I2 = [K/2, K]. Elegimos un elemento sϕ(2) ∈ I2
que además cumpla ϕ(2) > ϕ(1). Observemos que I2 ⊆ I1 . El siguiente paso es de nuevo subdividir
I2 en dos mitades, [K/2, 3K/4] y [3K/4, K], elegir una mitad I3 que contenga infinitos términos de
la sucesión y seleccionar un nuevo sϕ(3) ∈ I3 con ϕ(3) > ϕ(2). Construimos de esa forma una suce-
sión de intervalos cerrados encajados I1 ⊇ I2 ⊇ · · · ⊇ In ⊇ . . . y una subsucesión (sϕ(n) ) de (sn ) con
sϕ(n) ∈ In para todo n ∈ N. Por comodidad escribimos In = [an , bn ] con lo que an ≤ sϕ(n) ≤ bn para
todo n ∈ N y además, como la longitud de cada In es K/2n , se tiene bn − an = K/2n → 0. Por tanto
podemos aplicar el teorema 3.1.17 de los intervalos encajados y asegurar la existencia de x ∈ R tal que
x = lı́m an = lı́m bn . Pero por la regla de sandwich (proposición 3.1.18) tenemos que sϕ(n) → x.
n n
50 Capítulo 3. Sucesiones de números reales
b) Si una sucesión diverge, no está acotada. Pero hay sucesiones no acotadas que oscilan, no son
divergentes.
Proposición 3.2.2. a) Sea (sn ) una sucesión monótona no decreciente. Si no está acotada supe-
riormente, (sn ) diverge a +∞,
lı́m sn = +∞.
n
b) Sea (sn ) una sucesión monótona no creciente. Si no está acotada inferiormente, (sn ) diverge a
−∞,
lı́m sn = −∞.
n
Corolario 3.2.3. Toda sucesión monótona tiene límite (finito si está acotada, infinito en caso contra-
rio).
Proposición 3.2.5. a) Una sucesión posee una subsucesión divergente a +∞ si y solo si no está
acotada superiormente.
b) Una sucesión posee una subsucesión divergente a −∞ si y solo si no está acotada inferiormente.
Proposición 3.2.6. a) Si (sn ) es una sucesión divergente a +∞ y (tn ) es una sucesión acotada
inferiormente, la sucesión (sn + tn ) diverge a +∞.
Demostración. a) Por la definición de acotación inferior existe K ∈ R tal que tn > K para todo n ∈ N.
Ahora sea M ∈ R. Por definición de límite existe N ∈ N tal que si n > N se tiene sn > M − K. Por
tanto, si n > N es sn + tn > M − K + K = M. El caso b) es completamente análogo.
Corolario 3.2.7. a) Si (sn ) es una sucesión divergente a +∞ y (tn ) es una sucesión convergente o
divergente a +∞, la sucesión (sn + tn ) diverge a +∞: abreviadamente,
b) Si (sn ) es una sucesión divergente a −∞ y (tn ) es una sucesión convergente o divergente a −∞,
la sucesión (sn + tn ) diverge a −∞: abreviadamente,
Demostración. Observar, en el caso a), que tn está acotada inferiormente y podemos aplicar la propo-
sición 3.2.6. El apartado b) es análogo.
Nota. La suma de una sucesión divergente a +∞ con una sucesión divergente a −∞ puede resultar
convergente, puede resultar divergente a +∞, puede resultar divergente a −∞ y puede resultar osci-
lante.
Proposición 3.2.8. a) Si (sn ) es una sucesión divergente a +∞ y (tn ) es una sucesión para la que
existen r > 0 y m tales que
tn > r siempre que n > m,
la sucesión (sn · tn ) diverge a +∞.
b) Si (sn ) es una sucesión divergente a −∞ y (tn ) es una sucesión para la que existen r > 0 y m
tales que
tn > r siempre que n > m,
la sucesión (sn · tn ) diverge a −∞.
c) Si (sn ) es una sucesión divergente a +∞ y (tn ) es una sucesión para la que existen r > 0 y m
tales que
tn < −r siempre que n > m,
la sucesión (sn · tn ) diverge a −∞.
d) Si (sn ) es una sucesión divergente a −∞ y (tn ) es una sucesión para la que existen r > 0 y m
tales que
tn < −r siempre que n > m,
la sucesión (sn · tn ) diverge a +∞.
Demostración. a) Sea M > 0. Como sn → +∞ existe N ∈ N tal que si n > N es sn > M/r. Por tanto,
si n > máx{m, N} se tiene sntn > M/r · r = M. Los apartados b), c) y d) se demuestran de manera
completamente análoga.
Corolario 3.2.9. a) Si (sn ) es una sucesión divergente a +∞ y (tn ) es una sucesión convergente
con límite positivo o divergente a +∞, la sucesión (sn · tn ) diverge a +∞: abreviadamente,
b) Si (sn ) es una sucesión divergente a −∞ y (tn ) es una sucesión convergente con límite positivo
o divergente a +∞, la sucesión (sn · tn ) diverge a −∞: abreviadamente,
c) Si (sn ) es una sucesión divergente a +∞ y (tn ) es una sucesión convergente con límite negativo
o divergente a −∞, la sucesión (sn · tn ) diverge a −∞: abreviadamente,
d) Si (sn ) es una sucesión divergente a −∞ y (tn ) es una sucesión convergente con límite negativo
o divergente a −∞, la sucesión (sn · tn ) diverge a +∞: abreviadamente,
Nota. El producto de una sucesión divergente a +∞ o a −∞ por una sucesión convergente a 0 puede
resultar convergente, divergente a +∞, divergente a −∞ u oscilante.
b) Una sucesión (sn ) diverge a −∞ si y solo si tiene como mucho un número finito de términos no
negativos y su inversa converge a 0: abreviadamente,
(
∃m; sn < 0 siempre que n > m
lı́m sn = −∞ ⇐⇒
n lı́mn s1n = 0
c) La sucesión de valores absolutos de una sucesión (sn ) diverge a +∞ si y solo si tiene como
mucho un número finito de términos no nulos y su inversa converge a 0: abreviadamente,
(
∃m; sn 6= 0 siempre que n > m
lı́m |sn | = +∞ ⇐⇒
n lı́mn s1n = 0
Es fácil comprobar que una sucesión (sn ) converge a 0 si y solo si la sucesión (|sn |) de sus valores
absolutos converge a 0. En efecto, ambas propiedades equivalen a que para todo ε > 0 exista un N tal
que |sn | < ε para n > N. En general, sin embargo, solo puede afirmarse que si (sn ) es convergente con
límite a, entonces (|sn |) es convergente con límite |a|; el recíproco no siempre es cierto si a 6= 0. De
esto se deduce:
54 Capítulo 3. Sucesiones de números reales
Corolario 3.2.11. Una sucesión (sn ) sin términos nulos converge a 0 si y solo si la sucesión (1/|sn |)
de los valores absolutos de los inversos diverge a +∞: en símbolos, si sn 6= 0 para todo n,
1
lı́m sn = 0 ⇐⇒ lı́m = +∞.
n n |sn |
sn
Observación. Como tn = sn · t1n , el estudio de cocientes se reduce fácilmente a los casos anteriores.
Una muestra:
Corolario 3.2.12. Si (sn ) es una sucesión divergente a +∞ y (tn ) es una sucesión convergente con
límite positivo o una
sucesión
convergente a 0 que tiene a lo más un número finito de términos no
sn
positivos, entonces tn es una sucesión divergente a +∞.
Nota. Si la sucesión cociente stnn está definida, puede ser convergente, divergente a +∞, divergente
se verifica:
a) si (sn ) diverge a +∞, también (tn ) diverge a +∞:
e) Para x, y ∈ R,
x − y = x + (−y)
siempre que la suma tenga sentido; quedan sin definir (+∞) − (+∞) y (−∞) − (−∞).
k) Para x, y ∈ R,
x 1
= x·
y y
1 x
siempre que el producto tenga sentido; quedan sin definir 0 y por tanto 0 cualquiera que sea
+∞ +∞ −∞
x ∈ R, así como +∞ , −∞ , +∞ , y −∞
−∞ .
l) | + ∞| = | − ∞| = +∞.
Notas. a) Dados dos elementos cualesquiera x, y ∈ R tales que x < y, se puede encontrar siempre
un número real z que cumple x < z < y; en otras palabras, todo intervalo (x, y) ⊆ R contiene
números reales.
56 Capítulo 3. Sucesiones de números reales
b) Dados x, y, z ∈ R, se tiene
x ≥ y =⇒ x + z ≥ y + z
siempre que las sumas estén definidas.
d) Se siguen verificando en R las propiedades del valor absoluto en todos los casos en que tengan
sentido.
Teorema 3.2.14. Dada una sucesión (sn ) con límite a (finito o infinito) y una sucesión (tn ) con límite
b (finito o infinito), se tiene:
Definición 3.2.16. Sea (sn ) una sucesión acotada inferiormente. La sucesión (yn ) de números reales
definida por
yn = ı́nf{sk : k ≥ n}
es monótona no decreciente, por lo que tiene límite (que puede ser finito o +∞). Dicho límite recibe
el nombre de límite inferior de la sucesión (sn ). Se denota por lı́m inf sn , de modo que
n
lı́m inf sn = lı́m ı́nf sk = sup ı́nf sk .
n n k≥n n k≥n
Ejemplos. Pueden examinarse las siguientes sucesiones (en algunos casos no es sencillo demostrar
con rigor cuáles son el límite superior y el inferior):
(−1)n (−1)n
c) lı́m inf = 0, lı́m sup = 0.
n n n n
d) lı́m inf sen n = −1, lı́m sup sen n = 1.
n n
Está claro que yn ≤ sn ≤ xn . Como lı́m inf sn = lı́m yn y lı́m sup sn = lı́m xn , si lı́m inf sn = lı́m sup sn =
n n n n n n
a ∈ R, basta aplicar la regla del sandwich (proposición 3.1.18) para obtener que (sn ) es convergente
con límite a.
58 Capítulo 3. Sucesiones de números reales
Recíprocamente, si (sn ) es convergente con límite a, dado ε > 0 hay un N tal que para todo n > N
es
ε ε
a− < sn < a + ,
2 2
con lo que para todo n > N el conjunto {sk : k ≥ n} está acotado superiormente por a + ε2 e inferior-
mente por a − ε2 , y así para todo n > N es
ε ε
a−ε < a− ≤ yn ≤ xn ≤ a + < a + ε,
2 2
y en definitiva,
lı́m inf sn = lı́m yn = a = lı́m xn = lı́m sup sn .
n n n n
b) Para que lı́m inf sn = +∞, la sucesión (sn ) debe estar acotada inferiormente y, usando la no-
n
tación (3.1), debe ser lı́m yn = +∞. Como yn ≤ sn , esto obliga a que (sn ) sea también divergente a
n
+∞.
Recíprocamente, si (sn ) diverge a +∞ entonces no está acotada superiormente y por definición es
lı́m sup sn = +∞. También es lı́m inf sn = +∞, ya que dado M ∈ R existe un N tal que para todo n > N
n n
se verifica sn > M + 1, con lo que yn ≥ yN ≥ M + 1 > M, es decir, lı́m yn = +∞.
n
c) Razonamiento análogo al anterior.
Y en este caso, el límite es igual al límite superior y al límite inferior. La sucesión (sn ) es oscilante si
y solo si
lı́m inf sn < lı́m sup sn .
n n
Una descripción interesante de los límites superior e inferior se expresa mediante el siguiente
concepto.
Definición 3.2.19. Se dice que un número a ∈ R es un límite de oscilación de una sucesión (sn ) si a
es límite de alguna subsucesión de (sn ).
Demostración. Toda sucesión tiene una subsucesión monótona, y esta tiene límite (finito o infinito).
Proposición 3.2.21. El límite superior de una sucesión es el máximo (en R) de sus límites de oscila-
ción. El límite inferior de una sucesión es el mínimo (en R) de sus límites de oscilación.
Demostración. Sea (sn ) sucesión. Veamos primeramente que el límite superior (y análogamente se
vería el límite inferior) es límite de oscilación.
Caso 1: supongamos que lı́m sup sn = s ∈ R. Sea yn = sup sk con lo que s = ı́nf yn . Ahora, por la
k≥n n
definición de ínfimo, existe N1 ∈ N tal que si n > N1 es s − 1 < yn < s + 1, y por la definición de
3.2. Límites infinitos 59
supremo, existe ϕ(1) ∈ N tal que s − 1 < sϕ(1) < s + 1. Repitiendo la misma idea, existe ϕ(2) > ϕ(1)
tal que s − 1/2 < sϕ(2) < s + 1/2, y en general existe ϕ(n) > . . . > ϕ(1) tal que s − 1/n < sϕ(n) <
s + 1/n. Claramente, por la regla del sandwich, la subsucesión sϕ(n) converge a s.
Caso 2: ahora supongamos que lı́m sup sn = +∞. Con la notación anterior, y puesto que (yn ) es no
decreciente, se tiene yn = +∞ para todo n ∈ N. Como consecuencia, para cada n ∈ N existe sϕ(n) tal
que sϕ(n) > n. Además, se puede suponer que ϕ(n) > . . . > ϕ(1). Por lo tanto, sϕ(n) → +∞.
Obsérvese que el caso lı́m sup sn = −∞ queda cubierto por la proposición 3.2.17.
Para finalizar basta demostrar que cualquier otro límite de oscilación de (sn ) está entre el límite
superior y el inferior. Sea (sϕ(n) ) subsucesión convergente a un límite de oscilación. Claramente, con
la notación de la definición, yn ≤ sϕ(n) ≤ xn y tomando límites se tiene la tesis del enunciado.
c) si lı́m inf sn > c, existe un n0 tal que sn > c para todo n ≥ n0 (es decir, solo hay un número finito
n
de términos de la sucesión menores o iguales que c).
f)
lı́m inf sn + lı́m inf tn ≤ lı́m inf(sn + tn ) ≤ lı́m inf sn + lı́m sup tn
n n n n n
≤ lı́m sup(sn + tn ) ≤ lı́m sup sn + lı́m sup tn .
n n n
g) si c ≥ 0,
lı́m inf(csn ) = c lı́m inf sn ; lı́m sup(csn ) = c lı́m sup sn .
n n n n
h) si c < 0,
lı́m inf(csn ) = c lı́m sup sn ; lı́m sup(csn ) = c lı́m inf sn .
n n n n
i) si sn ≥ 0, tn ≥ 0,
lı́m inf sn · lı́m inf tn ≤ lı́m inf(sntn ) ≤ lı́m inf sn · lı́m sup tn ≤ lı́m sup(sntn ) ≤ lı́m sup sn · lı́m sup tn .
n n n n n n n n
Definición 3.3.1. Sean (sn ) y (tn ) dos sucesiones. Decimos que las dos sucesiones son equivalentes
y escribimos
sn ∼ tn
si se verifica
sn
= 1.lı́m
tn n
Las principales equivalencias de sucesiones son:
• Si sn → 0,
esn − 1 ∼ sn log(1 + sn ) ∼ sn
1
sen sn ∼ sn 1 − cos sn ∼ s2n
2
• Sea f (x) = ar xr + ar−1 xr−1 + · · · + a0 , con ar 6= 0; si sn → +∞,
f (sn ) ∼ ar srn ,
log f (sn ) ∼ r log sn (si ar > 0).
√
• Fórmula de Stirling: n! ∼ nn e−n 2πn.
3.4. Ejercicios 61
3.4. Ejercicios
1 1 1
¿Para qué valores de a ∈ R es (an ) una subsucesión de
Ejercicio 3.1. n ? ¿Y de 2n ? ¿Y de 2n ?
1
¿Y de 2n−1 ?
n3 + 2
n2 + 3n − 2 2n2 + 1
n+1
l) (4n + 3) log m)
n−2 n2 + n
2
n +2 4n+1
3n2 + 2n + 1
n+1 n−3
n) ñ) 1 + log
n−1 3n2 + 5n
1 1
1 log(3/n)
o) p) (2 + 3n4 ) 3 + 2 log(n + 1)
n
n2 log n
log(n2 + 1)
p
3
q) r) (n + a)(n + b)(n + c) − n
log(n2 − 1)
√ 2
22n (n!)2 n
2 · 4 · 6 · · · (2n − 2)
s) t) n
(2n + 1)! 1 · 3 · 5 · · · (2n − 1)
pn
(n + 1)(n + 2) · · · (n + n) 1pn
u) v) (3n + 1)(3n + 2) · · · (4n)
n n
1p + 2p + · · · + np n cos 1 + cos √12 + · · · + cos √1n − n
w) − (p ∈ N) x)
np p+1 log(n3 + 1)
√ √ p
1 · 2 · 3 + 2 · 3 · 4 + · · · + n(n + 1)(n + 2)
y) √
n2 n
62 Capítulo 3. Sucesiones de números reales
(n + 1)b − nb
lı́m na
n (n + 1)c − nc
x1 + x2 + · · · + xn
Ejercicio 3.9. Demostrar que si xn → a, entonces → a.
n
Ejercicio 3.10. Calcular el límite superior y el inferior de las sucesiones de término general:
(−1)n 1 (−1)n
a) a + b) (−1)n + c) + 1 + (−1)n
n n n
(−1)n n (−1)n n 2n + (−1)n (n + 2)
d) 1+ e) f)
n 2n + 1 3n + 3
n
2n + 1 n (−1) (n + 1)
g) (−1)n 3 + h) a − n(−1) i)
3n + 2 2n + 1
2, si n es múltiplo de 4
j) sn = 0, si n es par y no es múltiplo de 4
1, si n es impar
Capítulo 4
Continuidad
63
64 Capítulo 4. Continuidad
2ε b 2ε b
f (a) f (a)
a a
2δ 2δ
0 < |x − a| < δ 6⇒ | f (x) − b| < ε 0 < |x − a| < δ =⇒ | f (x) − b| < ε
La condición de que | f (x) − b| < ε para todo x ∈ A con 0 < |x − a| < δ se puede escribir de esta
otra forma:
f (U) ⊆ (b − ε, b + ε), U = [A ∩ (a − δ , a + δ )] \ {a}.
Podemos parafrasear esta definición diciendo que f (x) se acerca a b cuando x se acerca al punto a
dentro del dominio de f , o que b puede ser aproximado tanto como se quiera por valores de f en
puntos de su dominio suficientemente próximos al punto a, pero distintos de a.
entonces b1 = b2 .
b2 − b1
Demostración. Supongamos, por ejemplo, que b1 < b2 . Elijamos ε = . Deben existir un δ1 > 0
2
b1 + b2
tal que para todo x ∈ A con 0 < |x − a| < δ1 es f (x) < b1 + ε = y un δ2 > 0 tal que para todo
2
b1 + b2
x ∈ A con 0 < |x − a| < δ2 es = b2 − ε < f (x). Definiendo δ = mı́n{δ1 , δ2 }, resulta que para
2
b1 + b2 b1 + b2
todo x ∈ A con 0 < |x − a| < δ es < f (x) < . Esto es una contradicción.
2 2
El resultado anterior también se puede obtener como una consecuencia de la proposición siguiente
y de la unicidad del límite para sucesiones.
a) lı́m f (x) = b.
x→a
4.1. Límites de funciones reales de una variable real 65
b) para cada sucesión (sn ) de puntos de A \ {a} tal que lı́m sn = a se verifica lı́m f (sn ) = b.
n n
Demostración. a)=⇒b) Supongamos que lı́m f (x) = b. Para cualquier ε > 0 se puede encontrar δ > 0
x→a
de modo que para todo x ∈ A con 0 < |x − a| < δ se cumple | f (x) − b| < ε. Sea (sn ) una sucesión de
puntos de A \ {a} tal que lı́m sn = a. Dado δ > 0, existirá un N ∈ N tal que para todo n > N se verifica
n
|sn − a| < δ , y como sn 6= a, se deduce que | f (sn ) − b| < ε; en otras palabras, lı́m f (sn ) = b.
n
b)=⇒a) Vamos a probar que si a) no se cumple, entonces b) tampoco. Que no se cumpla a)
significa que existe algún ε > 0 tal que para todo δ > 0 hay al menos un xδ ∈ A que cumple 0 <
|xδ − a| < δ y sin embargo | f (xδ ) − b| ≥ ε.
Para cada n ∈ N, elijamos δ = n1 . Hay algún punto sn ∈ A que cumple 0 < |sn − a| < n1 y sin
embargo | f (sn ) − b| ≥ ε. La sucesión (sn ) así obtenida tiene las siguientes propiedades:
• está contenida en A \ {a}, porque sn ∈ A, pero 0 < |sn − a|;
1
• lı́m sn = a, porque 0 < |sn − a| < n (basta aplicar la definición de límite, o bien la regla del
n
sandwich, proposición 3.1.18).
b) lı́m f (x) = −∞ si para cada M ∈ R existe algún δ > 0 tal que todos los x ∈ A con 0 < |x − a| < δ
x→a
cumplen f (x) < M.
c) lı́m f (x) = b si para cada ε > 0 existe algún K ∈ R tal que todos los x ∈ A con x > K cumplen
x→+∞
| f (x) − b| < ε.
d) lı́m f (x) = +∞ si para cada M ∈ R existe algún K ∈ R tal que todos los x ∈ A con x > K
x→+∞
cumplen f (x) > M.
66 Capítulo 4. Continuidad
e) lı́m f (x) = −∞ si para cada M ∈ R existe algún K ∈ R tal que todos los x ∈ A con x > K
x→+∞
cumplen f (x) < M.
f) lı́m f (x) = b si para cada ε > 0 existe algún K ∈ R tal que todos los x ∈ A con x < K cumplen
x→−∞
| f (x) − b| < ε.
g) lı́m f (x) = +∞ si para cada M ∈ R existe algún K ∈ R tal que todos los x ∈ A con x < K
x→−∞
cumplen f (x) > M.
h) lı́m f (x) = −∞ si para cada M ∈ R existe algún K ∈ R tal que todos los x ∈ A con x < K
x→−∞
cumplen f (x) < M.
Con esta ampliación, sigue habiendo unicidad de límite. Igualmente se mantiene la caracterización
mediante sucesiones:
Proposición 4.1.9. Sea A ⊆ R, f : A → R, a, b ∈ R ∪ {±∞}, a ∈ A0 . Las siguientes propiedades son
equivalentes:
a) lı́m f (x) = b.
x→a
b) para cada sucesión (sn ) de puntos de A \ {a} tal que lı́m sn = a se verifica lı́m f (sn ) = b.
n n
b) lı́m c f (x) = c lı́m f (x), si este último límite existe y su producto por c está definido en R∪{±∞}.
x→a x→a
c) lı́m f (x)g(x) = lı́m f (x) lı́m g(x), si estos últimos existen y su producto está definido en R ∪
x→a x→a x→a
{±∞}.
lı́m f (x)
f (x) x→a
d) lı́m = , si estos últimos límites existen y su cociente está definido en R ∪ {±∞}.
x→a g(x) lı́m g(x)
x→a
b) lı́m g(x) = 0;
x→a
Demostración. Sea ε > 0. Como lı́m g(y) = c, existe algún r > 0 tal que para todo y ∈ B con 0 <
y→b
|y − b| < r, se tiene |g(y) − c| < ε.
Ahora, como lı́m f (x) = b, existe algún δ > 0 tal que para todo x ∈ A con 0 < |x − a| < δ , se tiene
x→a
| f (x) − b| < r.
Sea x ∈ A con 0 < |x − a| < δ . No solo es | f (x) − b| < r, sino que como b 6∈ f (A) y f (A) ⊆ B,
resulta
0 < | f (x) − b| < r, f (x) ∈ B
La hipótesis adicional b 6∈ f (A) es suficiente, aunque no necesaria para que se verifique la tesis.
Bastaría también, por ejemplo, que f fuese inyectiva; o que b ∈ B y c = g(b). Sin añadir alguna
condición como estas, no puede garantizarse la validez del resultado final: considérese, por ejemplo,
el caso de las funciones definidas en R por
(
0 si y 6= 0
f (x) = 0, g(y) = .
1 si y = 0
A veces es útil en el cálculo de límites tener en cuenta las siguientes consecuencias inmediatas de
la definición de límite:
Las proposiciones siguientes demuestran que las funciones monótonas tienen límites laterales en
todos los puntos.
Proposición 4.1.16. Sean A ⊆ R, f : A → R monótona no decreciente, a ∈ R ∪ {±∞}.
a) si a ∈ [A ∩ (−∞, a)]0 , entonces f tiene límite por la izquierda en a (finito o infinito) y es
r = a − δ < x,
lı́m ex = 0 lı́m ex = +∞
x→−∞ x→+∞
lı́m log x = −∞ lı́m log x = +∞
x→0+ x→+∞
lı́m tg x = +∞ lı́m tg x = −∞
x→(π/2)− x→(π/2)+
π π
lı́m arc tg x = − lı́m arc tg x =
x→−∞ 2 x→+∞ 2
lı́m xr = 0 r
lı́m x = +∞ (si r > 0)
x→0+ x→+∞
lı́m xr = +∞ lı́m xr = 0 (si r < 0)
x→0+ x→+∞
log x xa bx xx (x → +∞).
f (x)
lı́m =0
x→+∞ g(x)
f (x) ∼ g(x) (x → a)
si se verifica
f (x)
lı́m = 1.
x→a g(x)
Nota. Los resultados sobre sucesiones equivalentes se trasladan sin dificultad a funciones equivalen-
tes.
En general, podemos traducir las equivalencias entre sucesiones a equivalencias entre funciones.
Por ejemplo:
ex − 1 ∼ x log(1 + x) ∼ x (1 + x)α − 1 ∼ αx
sen x ∼ x 1 − cos x ∼ x2 /2 tg x ∼ x
arc sen x ∼ x arc tg x ∼ x
f (x) ∼ ar xr ,
log f (x) ∼ r log x (si ar > 0).
En particular, f conserva el signo del límite en puntos suficientemente próximos al punto a, pero
distintos de a (cuando el límite no es nulo).
Observación. En la proposición 4.1.19 y en el corolario 4.1.20, no se puede cambiar < por ≤.
Corolario 4.1.21. Sean A ⊆ R, a ∈ R ∪ {±∞} un punto de acumulación de A y f : A → R, g : A → R
funciones para las que existen lı́m f (x) = b ∈ R ∪ {±∞}, lı́m g(x) = c ∈ R ∪ {±∞}. Si existe algún
x→a x→a
r > 0 tal que
f (x) ≤ g(x) para todo x ∈ A ∩ E(a; r),
entonces b ≤ c.
Observación. En el enunciado anterior, no se puede cambiar ≤ por <.
Proposición 4.1.22 (regla del sandwich para funciones con límite finito). Sean A ⊆ R, a ∈ R ∪
{±∞} un punto de acumulación de A y f : A → R, g : A → R, h : A → R funciones tales que:
a) existe r de modo que f (x) ≤ g(x) ≤ h(x) para todo x ∈ A ∩ E(a; r).
Demostración. Basta aplicar la caracterización del límite mediante sucesiones (proposición 4.1.9) y
la regla del sandwich para sucesiones (proposición 3.1.18). O bien, se puede demostrar de manera
similar al caso de las sucesiones.
72 Capítulo 4. Continuidad
Proposición 4.1.23 (regla del sandwich para funciones con límite infinito). Sean A ⊆ R, a ∈ R ∪
{±∞} un punto de acumulación de A y f : A → R, g : A → R funciones tales que existe r de modo que
b) se cumple la siguiente condición de Cauchy: para cada ε > 0 existe r ∈ R tal que para cua-
lesquiera x, y ∈ A ∩ E(a; r) se verifica | f (x) − f (y)| < ε;
c) para cada sucesión (xn ) de puntos de A \ {a} tal que lı́m xn = a se verifica que la sucesión
n
( f (xn )) es de Cauchy.
Demostración. a) =⇒ b) Sea lı́m f (x) = b. Dado ε > 0 existe r ∈ R tal que para todo x ∈ A ∩ E(a; r)
x→a
se tiene
ε
| f (x) − b| < ,
2
luego para cualesquiera x, y ∈ A ∩ E(a; r) será
ε ε
| f (x) − f (y)| ≤ | f (x) − b| + |b − f (y)| < + = ε.
2 2
(nos referimos a este hecho diciendo que el concepto de límite es un concepto local).
en vez de lı́m ( f |S ) (x), y se lee «límite de f (x) cuando x tiende a c a través de S».
x→c
2ε f (a)
a
2δ
|x − a| < δ =⇒ | f (x) − b| < ε
Ejemplos. a) Dado c ∈ R, la función constante f (x) = c es continua (en todos los puntos).
d) Las funciones ex , log x, sen x, cos x, tg x, arc sen x, arc cos x, arc tg x, xr son todas ellas continuas
en sus respectivos dominios de definición.
e) La función de Dirichlet, (
1 si x ∈ Q
f (x) =
0 si x ∈
/Q
no es continua en ningún punto.
no es continua en 0.
es continua en 0.
a) f es continua en a;
a) f + g es continua en a.
b) c f es continua en a.
c) f g es continua en a.
4.2. Funciones continuas 75
d) si g(a) 6= 0, f /g es continua en a.
Demostración. Basta aplicar la proposición 4.2.4 y el resultado análogo para sucesiones.
b) f alcanza un valor mínimo y un valor máximo, es decir, existen puntos r, s ∈ [a, b] (no necesa-
riamente únicos) tales que para todo x ∈ [a, b] es f (r) ≤ f (x) ≤ f (s).
Demostración. a) Sea f : [a, b] → R una función no acotada y probemos que entonces hay algún punto
del intervalo [a, b] donde la función no es continua. Dado que f no está acotada, para cada n ∈ N hay
algún punto xn ∈ [a, b] tal que | f (xn )| > n. En particular,
Sabemos que
lı́m | f (xϕ(n) )| = +∞,
n
76 Capítulo 4. Continuidad
b) Sea f : [a, b] → R continua. Por el apartado anterior, ya sabemos que está acotada, de modo que
el conjunto { f (x) : x ∈ [a, b]} tiene supremo e ínfimo en R; sean
Se trata de probar que ese supremo y ese ínfimo se alcanzan, es decir, que existen ciertos r, s ∈ [a, b]
tales que f (r) = m, f (s) = M.
1
Para cada n ∈ N, el número M − no es una cota superior de f , de modo que podemos elegir
n
algún xn ∈ [a, b] tal que
1
M − < f (xn ) ≤ M.
n
En particular,
lı́m f (xn ) = M.
n
De manera análoga se demuestra que existe algún punto r ∈ [a, b] tal que f (r) = m.
Pasamos a ver dos resultados íntimamente relacionados entre sí, el teorema de Bolzano y el teo-
rema de los valores intermedios o propiedad de Darboux. Algunos libros comienzan por probar el
teorema de los valores intermedios (por ejemplo, [ROSS, teor. 18.2, pág. 96]) y el teorema de Bolzano
resulta como caso particular; otros proceden al revés, demostrando primero el teorema de Bolzano
y obteniendo después el teorema de los valores intermedios como consecuencia. Tomamos este se-
gundo camino, que utiliza una demostración más constructiva que sugiere un procedimiento (un tanto
rudimentario) para obtener aproximaciones de raíces de ecuaciones.
Teorema 4.2.9 (de los ceros o de Bolzano). Sea f : [a, b] → R una función continua (a, b ∈ R, a < b).
Supongamos que f (a) f (b) < 0. Entonces existe c ∈ (a, b) con f (c) = 0.
Demostración. Sea, por ejemplo, f (a) < 0 < f (b). Veamos mediante inducción completa que pode-
mos construir sucesiones (xn ), (yn ) tales que
a ≤ x1 ≤ x2 ≤ · · · ≤ xn < yn ≤ · · · ≤ y1 ≤ b,
b−a
yn − xn = , f (xn ) ≤ 0, f (yn ) > 0 para todo n ∈ N.
2n
4.2. Funciones continuas 77
a+b
Para ello, comencemos tomando z1 = . O bien f (z1 ) ≤ 0, o bien f (z1 ) > 0. En el primer
2
caso, hagamos x1 = z1 , y1 = b; en el segundo caso hagamos x1 = a, y1 = z1 . En ambos casos, resulta
a ≤ x1 < y1 ≤ b, y1 − x1 = (b − a)/2, f (x1 ) ≤ 0, f (y1 ) > 0.
Supongamos construidos x1 , . . . , xn , y1 , . . . , yn , de manera que
a ≤ x1 ≤ x2 ≤ · · · ≤ xn < yn ≤ · · · ≤ y1 ≤ b,
b−a xn + yn
y j −x j = j
, f (x j ) ≤ 0, f (y j ) > 0 (1 ≤ j ≤ n). Tomamos entonces zn+1 = ; o bien f (zn+1 ) ≤
2 2
0, o bien f (zn+1 ) > 0. En el primer caso, hagamos xn+1 = zn+1 , yn+1 = yn , en el segundo caso hagamos
xn+1 = xn , yn+1 = zn ; en ambos casos resulta
Si g(0) = 0, entonces f (0) = 0; si g(1) = 0, entonces f (1) = 1; si no, entonces g(0) > 0 > g(1) y, por
el teorema 4.2.9 de Bolzano o el teorema 4.2.10 de Darboux existirá algún x ∈ (0, 1) tal que g(x) = 0,
es decir, f (x) = x. En cualquier caso, hemos visto que f tiene algún punto fijo.
b) Dado m ∈ N (m > 1), todo y > 0 tiene raíz m-ésima positiva (ver [ROSS, pág. 97]). En efecto:
se trata de probar que existe algún x > 0 tal que xm = y; sea f : R → R dada por f (x) = xm . Es una
función continua. Si y < 1, entonces tenemos
Lema 4.2.12. Sea g una función estrictamente monótona en un intervalo J y tal que g(J) es un
intervalo I. Entonces g es continua en J.
Demostración. Podemos suponer que g es estrictamente creciente (en el otro caso, se sigue de forma
análoga). Sea c ∈ J. Entonces,
(esto, en caso de que c no sea uno de los extremos del intervalo; si lo es, la demostración se reduce a
tomar el único límite lateral que tenga sentido).
Se trata de probar que las dos desigualdades son igualdades. Supongamos que, por ejemplo,
(para la otra desigualdad se procede de manera similar). Elijamos cualquier λ tal que
Entonces, g(x) < λ para todos los x ∈ J, x < c. Y si x ∈ J, pero x ≥ c, resulta que λ < g(c) ≤ g(x).
Así que λ ∈/ g(J). Sin embargo, tomando cualquier x ∈ J tal que x < c, se tiene g(x) < λ < g(c),
g(x) ∈ g(J), g(c) ∈ g(J). Por lo tanto, g(J) no es un intervalo, lo que contradice las hipótesis.
Demostración. Es una consecuencia directa del lema 4.2.12, ya que la función inversa de una es-
trictamente monótona es también estrictamente monótona (y del mismo tipo) y f −1 (J) = I es un
intervalo.
Teorema 4.2.14 (continuidad de la función inversa). Sea f una función continua e inyectiva en
un intervalo I. Entonces f es estrictamente creciente o estrictamente decreciente, y la inversa f −1 :
f (I) → R es asimismo estrictamente monótona (del mismo tipo) y continua.
Demostración. De acuerdo con la proposición 4.2.13, basta demostrar que f es estrictamente monó-
tona. Supongamos que f no es estrictamente decreciente; entonces existen ciertos a, b ∈ I tales que
Como f es inyectiva, se deduce que f (a) < f (b). Vamos a probar que f es estrictamente creciente, es
decir, que
∀r, s ∈ I con r < s, resulta que f (r) < f (s).
4.2. Funciones continuas 79
Consideramos seis casos: en los tres primeros uno de los dos puntos r, s es el punto a; en los tres
últimos ninguno es a. Tendremos en cuenta que la función es inyectiva, así que, por ejemplo, tenemos
descartado que sea f (r) = f (s).
a) r = a, s = b. Ya sabemos que f (a) < f (b).
b) r = a, a < s, s 6= b. Hay que probar que f (a) < f (s). Pero si fuera f (s) < f (a), entonces
f (a) estaría comprendido entre f (s) y f (b), luego habría algún c comprendido entre s y b tal que
f (c) = f (a). Esto no puede ser, porque f es inyectiva.
c) s = a, r < a. Hay que probar que f (r) < f (a). Pero si fuera f (r) > f (a), entonces podríamos
tomar algún λ tal que
Habría algún c comprendido entre r y a tal que f (c) = λ y algún d comprendido entre a y b tal que
f (d) = λ . Esto no puede ser, porque f es inyectiva.
d) r < a < s. Según los apartados anteriores, ya sabemos que f (r) < f (a) < f (s).
e) a < r < s. Ya sabemos que f (a) < f (r) y que f (a) < f (s). Si fuera f (r) > f (s), entonces f (s)
estaría comprendido entre f (a) y f (r), luego habría algún c ∈ (a, r) tal que f (c) = f (s). Esto no puede
ser, porque f es inyectiva.
f) r < s < a. Ya sabemos que f (r) < f (a) y que f (s) < f (a). Si fuera f (r) > f (s), entonces f (r)
estaría comprendido entre f (s) y f (a), luego habría algún c ∈ (s, a) tal que f (c) = f (r). Esto no puede
ser, porque f es inyectiva.
que es casi la misma que f , resulta continua en el punto c: hemos evitado la discontinuidad de f
redefiniendo adecuadamente el valor en c como lı́m f (x). Este límite se denomina a veces el valor
x→c
asintótico de f en c.
Decimos que f tiene en c una discontinuidad de salto si existen lı́m− f (x) ∈ R y lı́m+ f (x) ∈ R,
x→c x→c
pero son distintos. En algunos libros llaman a este tipo de discontinuidad discontinuidad de salto
finito. La diferencia lı́m+ f (x) − lı́m− f (x) recibe el nombre de salto de f en c (hay textos que dan
x→c x→c
este nombre al valor absoluto de la diferencia).
Corolario 4.2.16. Sea f : (a, b) → R una función monótona. Si c ∈ (a, b), entonces o bien f es
continua en c o bien f tiene en c una discontinuidad de salto.
Nota. Puede probarse que, como consecuencia de este resultado, el conjunto de discontinuidades de
una función monótona en un intervalo es finito o numerable.
80 Capítulo 4. Continuidad
f (a)
lı́m f (x) lı́m f (x)
x→a x→a−
lı́m f (x)
f (a) x→a+
a a
Discontinuidad evitable Discontinuidad de salto
Nótese que una función uniformemente continua es, necesariamente, continua. El recíproco, en
general, no es cierto.
Ejemplo. La función
1
f : (0, 1] → R, f (x) =
x
es continua, pero no uniformemente continua. Sin embargo, para cada a > 0, la función
1
g : [a, +∞) → R, g(x) =
x
es uniformemente continua.
Nota. Por comodidad, diremos a veces que una función es uniformemente continua en un subconjunto
de su dominio en lugar de decir que la restricción de la función a dicho subconjunto es uniformemente
continua. Así, en el ejemplo anterior, la función 1/x es uniformemente continua en [a, +∞) (para
cualquier a > 0) pero no es uniformemente continua en (0, 1].
Teorema 4.2.18 (de Heine). Si f es continua en un intervalo cerrado y acotado [a, b], entonces f es
uniformemente continua en [a, b].
1
|xn − yn | < , | f (xn ) − f (yn )| ≥ ε.
n
En particular, xn − yn → 0. Dado que la sucesión (yn )∞
n=1 está acotada, hay alguna subsucesión suya
convergente:
yϕ(n) → c ∈ [a, b].
4.2. Funciones continuas 81
Por otra parte, y dado que xn − yn → 0, también xϕ(n) − yϕ(n) → 0. Por lo tanto,
Por último, la función f no puede ser continua en el punto c, ya que entonces se tendría
y, sin embargo,
| f (xϕ(n) ) − f (yϕ(n) )| ≥ ε
para todos los n ∈ N.
Sin embargo, la continuidad en intervalos del tipo (a, b] o [a, +∞) no produce el mismo efecto: ya
hemos visto, por ejemplo, que
1
f : (0, 1] → R, f (x) =
x
no es uniformemente continua, pese a ser continua; también es continua, pero no uniformemente
continua, la función
g : [0, +∞) → R, g(x) = x2
1
(considérense, por ejemplo, los valores de g en n + y n).
n
Proposición 4.2.19. Si f es uniformemente continua en un conjunto S y (sn ) es una sucesión de
Cauchy contenida en S, entonces ( f (sn )) es una sucesión de Cauchy.
Demostración. Sea ε > 0. Como f es uniformemente continua, existe algún δ > 0 tal que para cua-
lesquiera x, y ∈ S con |x − y| < δ , se tiene | f (x) − f (y)| < ε.
Ahora, como la sucesión (sn )∞ n=1 es de Cauchy, existe algún K ∈ N tal que para cualesquiera
n, m > K se tiene |sn − sm | < δ . Y además, sn , sm ∈ S. Entonces, para cualesquiera n, m > K se tiene
| f (sn ) − f (sm )| < ε.
Por lo tanto, la sucesión ( f (sn ))∞
n=1 es de Cauchy.
Proposición 4.2.20. Una función f : (a, b) → R es uniformemente continua si y solo si posee una
extensión continua en [a, b].
y que son números reales, ya que entonces la siguiente función será una extensión continua de f al
intervalo [a, b]:
f (x), si x ∈ (a, b)
g(x) = x→alı́m+ f (x), si x = a
lı́m− f (x), si x = b
x→b
82 Capítulo 4. Continuidad
Solo vamos a probar que existe lı́m+ f (x) y que es un número real; el otro límite se prueba de manera
x→a
análoga.
Elijamos una sucesión (sn )∞
n=1 contenida en el intervalo (a, b) y tal que lı́m sn = a. Como es con-
n
vergente, la sucesión es de Cauchy; y como la función f es uniformemente continua, la sucesión
( f (sn ))∞
n=1 es también de Cauchy y, por lo tanto, convergente. Sea
lı́m f (sn ) = L ∈ R.
n
4.3. Ejercicios
Ejercicio 4.1. Calcular los límites siguientes:
x2 + 1 x4 + x + 2
a) lı́m = +∞ b) lı́m =0
x→+∞ log x x→+∞ ex+5
x5 log x (log x)3
c) lı́m √ = +∞ d) lı́m =0
x→+∞ x4 + 1 x→+∞ ex − 1
x
π2
2x π
e) lı́m =0 f) lı́m =
x→+∞ ex + 4 x→0 x ctg πx 2
2
√ √ √ √
1+x− 1−x a+x− a 1
g) lı́m =1 h) lı́m = √ (a > 0)
x→0 x x→0 x 2 a
√
√ √
q
1+x−1 p 1
i) lı́m √ = −1 j) lı́m x+ x+ x− x =
x→0 1 − x − 1 x→+∞ 2
2x − 2 xp − 1 p
k) lı́m √ = 54 l) lı́m q = (q 6= 0)
3
x→1 26 + x − 3 x→1 x − 1 q
ex − esen x ax − bx log a − log b
m) lı́m =1 n) lı́m x = (a, b, c, d > 0)
x→0 x − sen x x→0 c − d x log c − log d
x
ñ) lı́m xx = 1 o) lı́m xx = 0
x→0+ x→0+
8x2 +3 !x
2x2 + 3 a1/x + b1/x + c1/x √
p) lı́m = e−8 q) lı́m = 3
abc (a, b, c > 0)
x→+∞ 2x2 + 5 x→+∞ 3
ex + sen x − 1 (sen 2x − 2 sen x)4
r) lı́m =2 s) lı́m =8
x→0 log(1 + x) x→0 (3 + cos 2x − 4 cos x)3
4.3. Ejercicios 83
sec2 x − 2 tg x 1 1
π
t) lı́m = u) lı́m tg 2x ctg +x =
x→π/4 1 + cos 4x 2 x→π/4 4 2
sec2 2−bx
π
sen(x − π6 )
π 2 2
v) lı́m √ =1 w) lı́m sen 2 = e−a /b (b 6= 0)
x→π/6 3 − 2 cos x x→0 2 − ax
sen(x − π/3) 1 cos x
x) lı́m =√ y) lı́m p
x→π/3 1 − 2 cos x 3 x→π/2 3
(1 − sen x)2
x2 − 1 1
f) lı́m± g) lı́m± h) lı́m (x − 1)ex/(x−1)
x→1 |x − 1| x→0 2 − 21/x x→1±
1 sen 1x 1
i) lı́m± 1/x
j) lı́m± k) lı́m± e1/x sen
x→0 e +1 x→0 e1/x + 1 x→0 x
e1/x x2 − 2x x2 + x + 6
l) lı́m± m) lı́m± n) lı́m±
x→0 e1/x − 1 x→2 x2 − 4x + 4 x→2 x2 − 4
Ejercicio 4.5. Para cada una de las siguientes funciones polinómicas, hallar un entero n tal que f (x) =
0 para algún x comprendido entre n y n + 1:
a) f (x) = x3 − x + 3 b) f (x) = 4x2 − 4x + 1 c) f (x) = x5 + x + 1
b) La ecuación
163
x179 + = 119
1 + x2 + sen2 x
84 Capítulo 4. Continuidad
Ejercicio 4.7. Sean I un intervalo y f : I → R. Supongamos que existe K > 0 tal que | f (x) − f (y)| ≤
K|x − y| cualesquiera que sean x, y ∈ I. Una función de este tipo se llama lipschitziana. ¿Es f continua
en I? ¿Es uniformemente continua en I?
Capítulo 5
Derivación
5.1. Generalidades
5.1.1. Concepto de derivada. Derivadas laterales
Definición 5.1.1. Sea f una función real definida en un intervalo abierto I y sea a un punto de I.
Se dice que f es derivable en a si existe (en R) el límite del cociente de incrementos o cociente de
diferencias
f (x) − f (a)
lı́m . (5.1)
x→a x−a
Cuando f es derivable en a, el valor del límite (5.1) recibe el nombre de derivada de f en a, y
suele denotarse por f 0 (a); es decir,
f (x) − f (a)
f 0 (a) := lı́m
x→a x−a
Nota. En realidad, para definir la derivada no es necesario que el dominio de la función f sea un
intervalo: la definición anterior tiene sentido para cualquier tipo de dominio D con tal de que el punto
a, además de estar en D, sea punto de acumulación de D. Adviértase igualmente que incluso podemos
considerar límites laterales, definiendo entonces de manera obvia la derivada por la derecha y la
derivada por la izquierda de una función en un punto, cuando los límites laterales del cociente de
incrementos tengan sentido.
Definición 5.1.2. Sea f : D ⊆ R → R una función derivable en algún punto, y sea S el subconjunto
de puntos de D en los que f es derivable (naturalmente, puede ser S 6= D). La función derivada de f
se define haciendo corresponder a cada x ∈ S el valor de la derivada de f en el punto x.
Por razones obvias, esta función suele denotarse por f 0 , de manera que
f (y) − f (x)
f 0 : x ∈ S → f 0 (x) = lı́m ∈ R.
y→x y−x
85
86 Capítulo 5. Derivación
Observación. En este punto conviene deshacer un equívoco, que surge quizá del manejo habitual de
las derivadas de las funciones elementales: la definición de derivada en un punto es previa a la de
función derivada, y no al revés. Por ejemplo, no es que la derivada de la función seno en un punto x es
cos x porque el coseno sea la función derivada del seno, sino al revés: el coseno es la función derivada
del seno porque la derivada de la función seno en un punto cualquiera x resulta ser igual a cos x, es
decir, que existe
sen y − sen x
lı́m
y→x y−x
y vale cos x.
f (a)
a
Interpretación geométrica de la derivada:
la recta tangente tiene pendiente f 0 (a)
En Física, si a cada valor x de una determinada magnitud (la variable independiente) le corres-
ponde el valor f (x) de una segunda magnitud (la variable dependiente), el cociente de incrementos
f (x) − f (a) /(x − a) corresponde a la variación media de la variable dependiente en el intervalo
[a, x] de variación de la variable independiente, y la derivada f 0 (a) (suponiendo que exista) correspon-
de a la variación instantánea de la variable dependiente. Por ejemplo, si la variable independiente es
el tiempo, cuando la variable dependiente es el espacio tenemos los conceptos de velocidad media y
velocidad instantánea; cuando la variable dependiente es la velocidad, pasamos a la acelación media
y la aceleración instantánea.
No es sorprendente la gran cantidad de aplicaciones que encuentra el concepto de derivada, si
se tiene en cuenta la formación histórica de este concepto: véanse, por ejemplo, [D URÁN, cap. 3],
[R ÍBNIKOV, págs. 182–186], [H AIRER -WANNER, pág. 80 y sigs.]. En este último libro, como motivaciones
para la introducción de la derivada a partir de la pendiente de la tangente se señalan:
Demostración.
f (x) − f (a)
lı́m f (x) = lı́m f (a) + (x − a) = f (a) + f 0 (a) · 0 = f (a).
x→a x→a x−a
El recíproco no es cierto: una función puede ser continua en un punto y no ser derivable en ese
punto. Por ejemplo, la función
f (x) = |x|, f :R→R
es continua en todos los puntos, pero no es derivable en 0. Tiene derivadas laterales: la derivada por
la izquierda es −1 y la derivada por la derecha es 1. La función g : R → R dada por
(
x sen 1x si x 6= 0
g(x) =
0 si x = 0
es continua en todos los puntos, pero en 0 no es derivable y ni siquiera tiene derivadas laterales.
De aquí,
f (x) − f (a) (g ◦ f )(x) − (g ◦ f )(a)
(h ◦ f )(x) = , ∀x ∈ D \ {a}.
x−a x−a
Pero
f (x) − f (a)
• lı́m = f 0 (a),
x→a x−a
• lı́m (h ◦ f )(x) = (h ◦ f )(a), ya que f es continua en a (por ser derivable) y h lo es en f (a).
x→a
Por consiguiente,
(g ◦ f )(x) − (g ◦ f )(a)
∃ lı́m = f 0 (a)h( f (a)) = f 0 (a)g0 ( f (a)) ∈ R.
x→a x−a
Aplicación. La función arc sen no es derivable en 1 y −1. En efecto, basta tomar f = sen : [− π2 , π2 ] →
[−1, 1]; entonces, f −1 = arc sen : [−1, 1] → [− π2 , π2 ]. Tomamos c = ± π2 . Entonces, con la notación de
la proposición anterior, b = ±1. Entonces f es derivable en c, pero f 0 (c) = 0, así que f −1 no puede
ser derivable en b.
Teorema 5.1.7 (condición suficiente para la derivabilidad de la función inversa). Sea f una fun-
ción continua e inyectiva en un intervalo I y sea J = f (I). Si f es derivable en c ∈ I y f 0 (c) 6= 0,
entonces f −1 es derivable en b = f (c) con derivada
0 1
f −1 (b) = .
f 0 (c)
Demostración. Señalemos primero que J es un intervalo abierto, puesto que f ha de ser estrictamente
monótona. Además, sabemos que f −1 es continua en b (aplicar el teorema 4.2.14 de continuidad de
la función inversa). Para mayor comodidad, ponemos g = f −1 . Con esta notación, g(b) = c.
Definamos h : I → R haciendo, para cada x ∈ I,
f (x) − f (c) si x 6= c
h(x) = x−c
f 0 (c) si x = c
Evidentemente, h es continua en c.
Tomando ahora y ∈ J distinto de b, sea x = g(y) ∈ I, por lo que y = f (x) y x 6= c, lo que permite
escribir
g(y) − g(b) x−c 1 1
= = = .
y−b f (x) − f (c) h(x) h(g(y))
En resumen, para todo y ∈ J distinto de b,
g(y) − g(b) 1
= .
y−b h(g(y))
Ejemplo. La función arc sen es derivable en (−1, 1). Basta aplicar el teorema 5.1.7 a la función
f = sen y los intervalos I = (− π2 , π2 ), J = (−1, 1). La función f es inyectiva en I y derivable en
cualquier c ∈ I y además f 0 (c) = cos c 6= 0. Tomemos b ∈ (−1, 1) cualquiera; podemos aplicar el
teorema con c = arc sen b y resulta que la función arc sen es derivable en b y la derivada es
1 1 1 1
(arc sen)0 (b) = 0
= =√ =√ ,
(sen) (c) cos c 2
1 − sen c 1 − b2
• si sabemos que f es derivable para cada x ∈ R y f 0 (x) = f (x), entonces deducimos que g es
derivable para cada x ∈ (0, +∞) y g0 (x) = 1/x;
• si sabemos que g es derivable para cada x ∈ (0, +∞) y g0 (x) = 1/x, entonces deducimos que f
es derivable para cada x ∈ R y f 0 (x) = f (x).
Definición 5.2.2. Sea S ⊆ R y c ∈ R. Se dice que c es un punto interior de S si para algún δ > 0 se
verifica que (c − δ , c + δ ) ⊆ S.
5.2. El teorema del valor medio 91
Ejemplo. Si S es un intervalo, los extremos no son puntos interiores, mientras que los demás puntos
sí son interiores a S.
Proposición 5.2.3. Sea f : D ⊆ R → R y c un punto interior de D. Si f es derivable en c y tiene en c
un extremo relativo, entonces f 0 (c) = 0.
Demostración. Supongamos que f tiene en c un máximo relativo (si tiene un mínimo relativo solo
hay que cambiar de sentido algunas desigualdades o pasar a la función opuesta). Como c es un punto
interior de D y f es derivable en c, se deduce que existen las dos derivadas laterales de f en c. Además,
f (x) − f (c) f (x) − f (c)
f 0 (c) = lı́m+ = lı́m− .
x→c x−c x→c x−c
Pero según las hipótesis existen un δ1 > 0 tal que f (x) ≤ f (c) siempre que x ∈ D y |x − c| < δ1 , y un
δ2 > 0 tal que (c − δ2 , c + δ2 ) ⊆ D. Tomando δ = mı́n{δ1 , δ2 }, encontramos que
f (x) − f (c)
• si x ∈ (c − δ , c), entonces x ∈ D y ≥ 0,
x−c
f (x) − f (c)
• si x ∈ (c, c + δ ), entonces x ∈ D y ≤ 0,
x−c
de donde se deduce que
f (x) − f (c)
f 0 (c) = lı́m− ≥ 0,
x→c x−c
f (x) − f (c)
f 0 (c) = lı́m+ ≤ 0,
x→c x−c
y finalmente que f 0 (c) = 0.
Nota. En la demostración anterior solo se utiliza realmente que c es un punto interior para poder
asegurar que tienen sentido las dos derivadas laterales, de modo que esta condición puede sustituirse
por la (más complicada de enunciar) de que c sea punto de acumulación de los conjuntos D ∩ [c, +∞)
y D ∩ (−∞, c].
Cuando no se impone ninguna condición de este tipo a c, el resultado es falso. Por ejemplo, la
función f (x) = x definida en el intervalo [0, 1] tiene extremos en los puntos 0 y 1, y f es derivable en
los dos puntos, pero su derivada no es 0, sino 1 en ambos.
Definición 5.2.4. Sea f : D ⊆ R → R y c un punto de D ∩ D0 . Se dice que c es un punto crítico de f
si f es derivable en c y f 0 (c) = 0.
Corolario 5.2.5. Supongamos que f : D ⊆ R → R tiene un extremo relativo en un punto c. Entonces,
o bien c es un punto crítico de f , o bien c no es un punto interior de D, o bien f no es derivable en c.
Ejemplos. a) x ∈ [−1, 1] → x ∈ R; sus extremos relativos son ±1, que no son puntos interiores
del dominio.
b) x ∈ [−1, 1] → x2 ∈ R; sus extremos relativos son ±1, que no son puntos interiores, y 0, que es
un punto crítico.
c) x ∈ [−1, 1] → x3 ∈ R; sus extremos relativos son ±1, que no son puntos interiores del dominio.
Hay un punto crítico, 0, que no es extremo relativo.
d) x ∈ [−1, 1] → |x| ∈ R; sus extremos relativos son ±1, que no son puntos interiores, y 0, donde
la función no es derivable.
e) x ∈ R → [x] ∈ R; la función no tiene extremos relativos.
92 Capítulo 5. Derivación
Demostración. Puesto que f es continua en [a, b], tiene máximo y mínimo absolutos en [a, b], por el
teorema 4.2.8 de Weierstrass.
Si ambos extremos absolutos están en a y b, entonces f tiene que ser constante, ya que f (a) =
f (b). Y f 0 se anula en todos los puntos de (a, b).
En caso contrario, f tiene algún extremo absoluto (que también es relativo) en un punto interior
x ∈ (a, b). Y es derivable en x, así que sabemos que f 0 (x) = 0.
Geométricamente, que la función valga lo mismo en dos puntos obliga a que haya tangente hori-
zontal en algún punto intermedio de la gráfica.
Nota. Una vez más, si el dominio de f no es un intervalo el resultado no es cierto. Basta considerar
funciones definidas en un intervalo menos un punto para encontrar derivada distinta de cero en todo
el dominio aunque tengamos el mismo valor en los extremos; por ejemplo, la función valor absoluto
en [−1, 0) ∪ (0, 1].
a c b
a c b
Teorema de Rolle Teorema del valor medio
Teorema 5.2.7 (del valor medio o de los incrementos finitos). Sea f : [a, b] → R (donde a, b ∈ R,
a < b) una función continua en [a, b] y derivable en el intervalo abierto (a, b). Entonces existe al
menos un x ∈ (a, b) tal que
f (b) − f (a) = f 0 (x)(b − a).
f (b) − f (a)
Demostración. Basta definir en el intervalo [a, b] la función g(x) = f (x) − (x − a), que
b−a
cumple las hipótesis del teorema 5.2.6 de Rolle. Por lo tanto, existe al menos un x ∈ (a, b) tal que
f (b) − f (a)
g0 (x) = 0, es decir, f 0 (x) = .
b−a
5.3. Aplicaciones del teorema del valor medio 93
Dicho de otra manera, la variación media de f en el intervalo coincide con la variación instantánea
en algún punto del intervalo. Por ejemplo, si un vehículo ha recorrido 180 km en 2 horas, en algún
instante ha marchado exactamente a 90 km/h.
Geométricamente, la pendiente de la cuerda que une los extremos de la gráfica coincide con la
pendiente de la tangente en algún punto.
Demostración. Hay alguna constante K > 0 tal que | f 0 (x)| ≤ K en todo punto x interior a I. Sean dos
puntos cualesquiera a, b ∈ I (por ejemplo, con a < b); como f es continua en [a, b] y derivable en
(a, b), será
f (b) − f (a) = f 0 (x)(b − a)
Las funciones que satisfacen una desigualdad como esta se llaman funciones de Lipschitz. Y cualquier
función de Lipschitz es uniformemente continua, ya que, dado ε > 0, basta tomar δ = ε/K y resulta
que
a, b ∈ I, |b − a| < δ =⇒ | f (b) − f (a)| < ε.
Corolario 5.3.2. Sea f una función continua en un intervalo I y derivable en todos los puntos inte-
riores del intervalo. Si f 0 (x) = 0 en cada x interior a I, entonces f es constante en I.
Demostración. La función f toma el mismo valor en todos los puntos de I, pues dados dos puntos
cualesquiera a, b ∈ I (por ejemplo, con a < b) como f es continua en [a, b] y derivable en (a, b), será
para algún x ∈ (a, b), por el teorema 5.2.7 del valor medio. Por lo tanto,
f (b) − f (a) = 0.
Corolario 5.3.3. Sean f y g dos funciones continuas en un intervalo I y derivables en todos los puntos
interiores del intervalo. Si f 0 (x) = g0 (x) en cada x interior a I, entonces hay una constante c ∈ R tal
que f (x) = g(x) + c en todo punto de I.
Nota. Estas conclusiones no son aplicables a funciones cuyos dominios no son intervalos.
94 Capítulo 5. Derivación
para algún x ∈ (a, b), por el teorema 5.2.7 del valor medio. Dado que x es interior a I, f 0 (x) > 0 por
hipótesis, y se sigue
f (b) − f (a) > 0,
o sea, f (a) < f (b), que es lo que necesitábamos probar.
La demostración de b) es similar, así como las implicaciones =⇒ de c) y d). Falta demostrar las
implicaciones ⇐= de c) y d). Supongamos, por ejemplo, que f es monótona no decreciente en el
intervalo I. Si x es un punto interior de I, entonces existen y ∈ I tales que x < y; para estos, se tiene
f (y) − f (x)
≥ 0,
y−x
ya que f es no decreciente. Luego
f (y) − f (x)
f 0 (x) = lı́m+ ≥ 0.
y→x y−x
Esto demuestra la implicación ⇐= de c). La otra es análoga.
Nota. Sin embargo, los recíprocos de a) y b) no son ciertos. Si la función f es estrictamente creciente
en I, su derivada puede que se anule en algunos puntos (eso sí, según el apartado c), f 0 (x) ≥ 0 para
todos los x).
Por ejemplo, la función f (x) = x3 es derivable en todos los puntos y estrictamente creciente, pero
hay algún punto donde su derivada se anula.
Ejemplo. Veamos que para todo x > 0, x − 13 x3 < arc tg x. En efecto: tomamos la función f : R → R
dada por f (x) = arc tg x − x + 31 x3 . Es una función derivable y su derivada es
1 x4
f 0 (x) = − 1 + x 2
= .
1 + x2 1 + x2
Por lo tanto, f 0 (x) > 0 para todo x ∈ (0, +∞) y la función f es estrictamente creciente en el intervalo
cerrado [0, +∞). En particular, para todo x > 0 se tiene f (0) < f (x), es decir,
1
0 < arc tg x − x + x3 ,
3
que es lo que queríamos demostrar.
5.3. Aplicaciones del teorema del valor medio 95
y = arc tg x
y = x − 13 x3
Ejemplo. Sea g(x) = x − e log x, definida en el intervalo (0, +∞). Es una función derivable y para
cada x > 0
e x−e
g0 (x) = 1 − = .
x x
Luego g0 (x) < 0 si x ∈ (0, e). Por lo tanto, g es estrictamente decreciente en el intervalo (0, e] (obser-
vemos que podemos incluir el punto e, pero no 0). Por otra parte, g0 (x) > 0 si x ∈ (e, +∞), así que g es
estrictamente creciente en el intervalo [e, +∞) (de nuevo, podemos incluir el punto e). Es fácil deducir
de aquí que g tiene un mínimo absoluto estricto en e. Es decir, para todo x > 0, x 6= e, se tiene
Puesto de otra forma: e log x < x. Además, la función g no tiene más extremos relativos ni absolutos.
y = x − e log x
e
La función x − e log x
Teorema 5.3.5 (del valor intermedio para derivadas). Sea f una función derivable en un intervalo
I. Si la derivada f 0 toma dos valores, toma también todos los valores intermedios; es decir, si a, b ∈ I,
a < b, y λ está entre f 0 (a) y f 0 (b), existe al menos un x ∈ (a, b) tal que f 0 (x) = λ .
Demostración. Supongamos, por ejemplo, que f 0 (a) < λ < f 0 (b); si fuera f 0 (a) > λ > f 0 (b) se pro-
cedería de manera análoga.
Definamos la función g(x) = f (x) − λ x, para x ∈ [a, b]. Es una función derivable en [a, b], porque
lo es f . Además, g0 (x) = f 0 (x) − λ para cada x ∈ [a, b]. En particular, g es continua en [a, b], así que
tiene mínimo absoluto (por el teorema 4.2.8 de Weierstrass). Ahora bien,
g(x) − g(a)
lı́m = g0 (a) = f 0 (a) − λ < 0,
x→a+ x−a
g(x) − g(a)
luego existe x ∈ (a, b] tal que < 0 y, por lo tanto, g(x) < g(a). Esto significa que el mínimo
x−a
absoluto de g no está en a. Análogamente,
g(x) − g(b)
lı́m− = g0 (b) = f 0 (b) − λ > 0,
x→b x−b
g(x) − g(b)
de donde se deduce que existe x ∈ [a, b) tal que > 0; como x − b < 0, resulta que g(x) <
x−b
g(b). Esto significa que el mínimo absoluto de g tampoco está en b.
Por lo tanto, el mínimo absoluto de g está en algún punto x ∈ (a, b). Y como es un extremo relativo
de g en el interior del intervalo y g es derivable, se tendrá g0 (x) = 0, por la proposición 5.2.3. Es decir,
f 0 (x) = λ .
Notas. a) Este resultado indica que, dada una función arbitraria g, puede que no exista ninguna
función derivable cuya derivada sea g (es decir, una función primitiva de g). Basta con que g
no cumpla la propiedad de los valores intermedios. Por ejemplo, la función
(
1 si x ≥ 0
g(x) =
0 si x < 0
Demostración. Basta definir en el intervalo [a, b] la función h(x) = f (x)[g(b) − g(a)] − g(x)[ f (b) −
f (a)], que cumple las hipótesis del teorema 5.2.6 de Rolle. Luego existe al menos un x ∈ (a, b) tal que
h0 (x) = 0, es decir, f 0 (x)[g(b) − g(a)] = g0 (x)[ f (b) − f (a)].
c) existe
f 0 (x)
lı́m = L ∈ R ∪ {±∞}.
x→s g0 (x)
f (x) f 0 (x)
lı́m = lı́m 0 = L.
x→s g(x) x→s g (x)
Demostración. Para empezar, veamos que basta considerar el caso a = 0 y s = 0+ . En efecto, una vez
demostrado este caso se deducen los demás:
f 0 (x)
b) lı́m+ g(x) = +∞ y lı́m+ = L ∈ R.
x→0 x→0 g0 (x)
f 0 (x)
c) lı́m+ g(x) = +∞ y lı́m+ = +∞.
x→0 x→0 g0 (x)
a) Supongamos que lı́m+ f (x) = lı́m+ g(x) = 0. Definamos las siguientes funciones:
x→0 x→0
(
f (x) si x > 0, x ∈ I
F(x) =
0 si x = 0.
(
g(x) si x > 0, x ∈ I
G(x) =
0 si x = 0.
Las dos funciones F y G son continuas en 0 por la derecha y derivables en I \{0}. Además, del teorema
de Rolle 5.2.6 se deduce que para cada x > 0 tiene que ser G(x) 6= G(0), ya que de lo contrario se
tendría 0 = G0 (c) = g0 (c) para algún c.
Por el teorema 5.3.7 del valor medio generalizado, para cada x > 0, x ∈ I, existe algún c tal que
0<c<xy
f (x) F(x) − F(0) F 0 (c) f 0 (c)
= = 0 = 0 .
g(x) G(x) − G(0) G (c) g (c)
Ahora sea (xn ) ⊆ I una sucesión cualquiera tal que xn > 0 para todo n ∈ N y xn → 0. Si para cada
n ∈ N tomamos un cn que cumpla la fórmula anterior, entonces cn → 0+ y
f (xn ) f 0 (cn )
lı́m = lı́m 0 = L.
n g(xn ) n g (cn )
Por la caracterización del límite mediante sucesiones (proposición 4.1.9), deducimos que
f (x)
lı́m+ = L.
x→0 g(x)
f 0 (x)
b) Supongamos que lı́m+ g(x) = +∞ y que lı́m+ = L ∈ R.
x→0 x→0 g0 (x)
Dado que g0 (x) 6= 0 para todo x ∈ I, x > 0, deducimos del teorema de Rolle 5.2.6 que g es inyectiva
en I ∩ (0, +∞).
Para cada par de puntos distintos x, y ∈ I positivos, podemos escribir
f 0 (c)
f (x) g(y) f (y)
= 0 · 1− + ,
g(x) g (c) g(x) g(x)
donde c está comprendido entre x e y. Dado M > 0, existe algún número r > 0 tal que
f 0 (c)
> 2(M + 1), si 0 < c < r.
g0 (c)
Fijamos y = r y ahora existe algún δ1 > 0 tal que
g(r) 1
1− > , si 0 < x < δ1
g(x) 2
y también algún δ2 > 0 tal que
f (r)
> −1, si 0 < x < δ2 .
g(x)
100 Capítulo 5. Derivación
Elegimos δ = mı́n{r, δ1 , δ2 }. Para cada x con 0 < x < δ , teniendo en cuenta también que 0 < x < c <
y = r, resulta que
f 0 (c)
f (x) g(r) f (r) 1
= 0 · 1− + > 2(M + 1) · − 1 = M.
g(x) g (c) g(x) g(x) 2
a) f es continua en a;
Demostración. Basta aplicar la regla de L’Hospital 5.3.8 a las funciones F y G dadas por F(x) =
f (x) − f (a), G(x) = x − a.
Teorema 5.4.2 (de Taylor-Young). Sea I un intervalo, c un punto de I, f una función definida en I.
Supongamos que f es derivable en todos los puntos hasta el orden n − 1 (n ≥ 1) y que existe f (n) (c).
Entonces
" #
1 0 f 00 (c) 2 f (n) (c) n
lı́m f (x) − f (c) − f (c)(x − c) − (x − c) − · · · − (x − c) = 0.
x→c (x − c)n 2 n!
Demostración. Lo probamos por inducción sobre n. Fijados I y c ∈ I, sea Pn la propiedad: dada una
función f : I → R derivable en todos los puntos hasta el orden n − 1 y tal que existe f (n) (c), se verifica
" #
1 f 00 (c) f (n) (c)
lı́m f (x) − f (c) − f 0 (c)(x − c) − (x − c)2 − · · · − (x − c)n = 0.
x→c (x − c)n 2 n!
5.4. Aproximación polinómica local 101
La propiedad P1 es cierta, puesto que tenemos entonces una función f derivable en c y, por la defini-
ción de derivada en un punto, será
1 0
f (x) − f (c) 0
lı́m f (x) − f (c) − f (c)(x − c) = lı́m − f (c) = 0.
x→c (x − c) x→c (x − c)
Veamos ahora que si es cierta Pn , también lo es Pn+1 . Sea f : I → R una función derivable en todos
los puntos hasta el orden n y tal que existe f (n+1) (c). Su función derivada f 0 : I → R es una función
derivable en todos los puntos hasta el orden n − 1 para la que existe la derivada de orden n en c.
Aplicando la hipótesis de inducción a f 0 ,
" #
1 0 0 00 f 000 (c) 2 f (n+1) (c) n
lı́m f (x) − f (c) − f (c)(x − c) − (x − c) − · · · − (x − c) = 0.
x→c (x − c)n 2 n!
Definamos F : I → R por
f 00 (c) f (n) (c) f (n+1) (c)
F(x) = f (x) − f (c) − f 0 (c)(x − c) − (x − c)2 − · · · − (x − c)n − (x − c)n+1 .
2 n! (n + 1)!
La función F es derivable en cada x ∈ I con derivada
f 000 (c) f (n+1) (c)
F 0 (x) = f 0 (x) − f 0 (c) − f 00 (c)(x − c) − (x − c)2 − · · · − (x − c)n ;
2 n!
teniendo en cuenta la regla de L’Hospital 5.3.8 se deduce que existe
" #
1 f 00 (c) f (n+1) (c)
lı́m f (x) − f (c) − f 0 (c)(x − c) − (x − c)2 − · · · − (x − c)n+1
x→c (x − c)n+1 2 (n + 1)!
F(x) F 0 (x)
= lı́m = lı́m = 0.
x→c (x − c)n+1 x→c (n + 1)(x − c)n
Podemos expresar el teorema 5.4.2 de Taylor-Young de otras formas, introduciendo algunos con-
ceptos nuevos.
Definición 5.4.3. Dada una función f derivable n veces en un punto c, se llama polinomio de Taylor
en c de orden n al polinomio
f 00 (c) f (n) (c)
Pn,c, f (x) = f (c) + f 0 (c)(x − c) + (x − c)2 + · · · + (x − c)n
2 n!
(nótese que se trata de un polinomio de grado menor o igual que n).
Entonces, la fórmula del teorema 5.4.2 de Taylor-Young se puede escribir así:
f (x) − Pn,c, f (x)
lı́m = 0.
x→c (x − c)n
Si definimos
f (x) − Pn,c, f (x) , si x 6= c
u(x) = (x − c)n
0, si x = c
Definición 5.4.4. Si f y g son dos funciones, se dice que f (x) = o(g(x)) cuando x → c si
f (x)
lı́m = 0.
x→c g(x)
También se escribe f (x) = h(x) + o(g(x)) si f (x) − h(x) = o(g(x)), es decir, si
f (x) − h(x)
lı́m = 0.
x→c g(x)
Es interesante saber que para una función dada solo puede haber un polinomio de grado menor o
igual que n que cumpla esa condición, como pasamos a demostrar.
Proposición 5.4.5 (unicidad de la aproximación polinómica). Sea I un intervalo, c ∈ I, f : I → R,
n ∈ N. Supongamos que existen polinomios P y Q de grado menor o igual que n tales que
f (x) − P(x) f (x) − Q(x)
lı́m n
= lı́m =0
x→c (x − c) x→c (x − c)n
Entonces P = Q.
Demostración. Como P − Q es un polinomio de grado menor o igual que n, se tendrá que
y reiterando el proceso,
b2 = · · · = bn = 0,
es decir, P = Q.
Ejemplo. La función
cos x + x3 sen 1 si x 6= 0
f (x) = x
1 si x = 0
no tiene derivada segunda en el origen, pero es fácil comprobar que
1
f (x) = 1 − x2 + o(x2 )
2
cuando x → 0.
Ejemplo. La función (
x2 log x si x 6= 0
f (x) =
0 si x = 0
es derivable en el origen, y por tanto admite un desarrollo polinómico en el origen de orden 1. Sin
embargo, no admite desarrollos polinómicos de orden superior a 1.
Observación. En algunas ocasiones, podemos calcular derivadas n-ésimas en un punto a partir del
teorema 5.4.2 de Taylor-Young y de la unicidad del desarrollo. Por ejemplo, sea f (x) = 1/(1 − x).
Como
1 x7
= 1 + x + x2 + x3 + x4 + x5 + x6 +
1−x 1−x
x7
y es una o(x6 ) cuando x → 0, se deduce que
1−x
P6,0, f (x) = 1 + x + x2 + x3 + x4 + x5 + x6 .
Es decir,
f (0) = f 0 (0) = 1, f 00 (0) = 2, f 000 (0) = 3!, f (4) (0) = 4!, f (5) (0) = 5!, f 6 (0) = 6!.
entonces
a1 an
(x − c)2 + · · · + (x − c)n+1 + o (x − c)n+1 ,
f (x) = f (c) + a0 (x − c) + x → c.
2 n+1
Demostración. Es una consecuencia inmediata de la regla de L’Hospital 5.3.8:
an
f (x) − f (c) − a0 (x − c) − a21 (x − c)2 − · · · − n+1 (x − c)n+1
lı́m
x→c (x − c)n+1
f 0 (x) − a0 − a1 (x − c) − · · · − an (x − c)n
= lı́m = 0.
x→c (n + 1)(x − c)n
104 Capítulo 5. Derivación
Nota. Las equivalencias que vimos para funciones elementales se obtienen como caso particular de
este corolario, conociendo los valores de las derivadas de tales funciones. Además, podemos afinar
esas equivalencias, lo que resulta especialmente útil cuando hay que manejar sumas o diferencias de
funciones conocidas.
Observación. Este resultado, junto con el teorema 5.4.2 de Taylor-Young, permite en muchos casos
resolver con comodidad indeterminaciones del tipo “0/0” en el cálculo de límites. Disponemos así
de procedimientos que en algunos casos sustituyen con ventaja a la aplicación repetida de la regla de
L’Hospital 5.3.8.
1 1 5
sen x = x − x3 + x + o(x5 ),
6 120
cuando x → 0. Por lo tanto,
1 1 5
sen x − x = − x3 + x + o(x5 ),
6 120
cuando x → 0. Elevando al cuadrado, es fácil comprobar que
1 6 1 8
(sen x − x)2 = x − x + o(x8 )
36 360
cuando x → 0. Entonces,
1 6
(sen x − x)2 − 36 x 1 o(x8 )
= − +
x8 360 x8
cuando x → 0 y, finalmente,
1 6
(sen x − x)2 − 36 x 1
lı́m 8
=− .
x→0 x 360
5.4. Aproximación polinómica local 105
Teorema 5.4.8 (de Taylor). Sea f una función n + 1 veces derivable en un intervalo I. Entonces,
dados a, x ∈ I, se cumple
f (n+1) (s)
Rn (x, a) = (x − a)n+1 . (5.2)
(n + 1)!
f (n+1) (c)
Rn (x, a) = (x − a)(x − c)n . (5.3)
n!
Lo que hay que probar es que Rn (x, a) puede escribirse como en (5.2) y (5.3) (fórmulas de Lagrange
y de Cauchy, respectivamente).
Definamos h : I → R de la siguiente manera:
(obsérvese que la variable es t, y que x es una constante). Según las hipótesis, h es derivable en I.
Además, para cada t ∈ I,
000
0 0 2 f (t)
0 00
00
h (t) = f (t) + − f (t) + (x − t) f (t) + −(x − t) f (t) + (x − t) +...
2
" # " #
(n−1) (t) (n) (t) (n) (t) (n+1) (t)
n−2 f n−1 f n−1 f n f
+ −(x − t) + (x − t) + −(x − t) + (x − t)
(n − 2)! (n − 1)! (n − 1)! n!
f (n+1) (t)
= (x − t)n .
n!
Demostremos ahora las fórmulas de Lagrange y de Cauchy, empezando por esta última.
106 Capítulo 5. Derivación
b) Por el teorema 5.2.7 del valor medio, existe algún c comprendido entre x y a tal que h(x) =
h(a) + h0 (c)(x − a), es decir,
Como b ≤ n, el miembro de la izquierda se puede reunir en una sola fracción con denominador n!:
K es
= ,
n! (n + 1)!
xn+1
α(α − 1) 2 α n α
α
d) (1 + x) = 1 + αx + x +···+ x + n+1
2! n (1 + t)n+1−α
1 5 61 6
h) sec x = 1 + x2 + x4 + x + o(x7 )
2 24 720
1 3 1 · 3 · 5 · · · · · (2n − 1) x2n+1
i) arc sen x = x + x3 + x5 + · · · + · + o(x2n+2 )
6 40 2 · 4 · 6 · · · · · (2n) 2n + 1
1 1 1 (−1)n 2n+1
j) arc tg x = x − x3 + x5 − x7 + · · · + x + o(x2n+2 )
3 5 7 2n + 1
1 3 1 5 1 7 1 cosht 2n+3
k) senh x = x + x + x + x +···+ x2n+1 + x
3! 5! 7! (2n + 1)! (2n + 3)!
1 2 1 4 1 6 1 2n cosht 2n+2
l) cosh x = 1 + x + x + x +···+ x + x
2! 4! 6! (2n)! (2n + 2)!
1 2 17 7
m) tgh x = x − x3 + x5 − x + o(x8 )
3 15 315
1 3 1 · 3 · 5 · · · · · (2n − 1) x2n+1
n) arg senh x = x − x3 + x5 + · · · + (−1)n · + o(x2n+2 )
6 40 2 · 4 · 6 · · · · · (2n) 2n + 1
1 1 1 1
ñ) arg tgh x = x + x3 + x5 + x7 + · · · + x2n+1 + o(x2n+2 )
3 5 7 2n + 1
−π −π/2 π/2 π
−1
La función seno y su polinomio de Taylor-Maclaurin de quinto grado
Teorema 5.4.9 (condiciones para la existencia de extremos relativos). Sea f una función derivable
n − 1 veces (n > 1) en un intervalo abierto I; sea a ∈ I tal que existe f (n) (a) y además
Entonces:
a) n par, f (n) (a) > 0 =⇒ f tiene en a un mínimo relativo estricto;
f (x) − f (a)
signo( f (x) − f (a)) = signo = signo f (n) (a).
(x − a)n
ya que por ser n par, se tiene (x − a)n > 0. Luego para todo x ∈ I con 0 < |x − a| < r queda
b) Si n es par y f (n) (a) < 0, se procede de la misma manera y se llega a que f tiene en a un máximo
relativo estricto.
c) Si n es impar, entonces (x − a)n < 0 si x < a; y (x − a)n > 0 si x > a. Luego f (x) − f (a) tiene
un signo si x ∈ I ∩ (a − r, a) y el signo contrario si x ∈ I ∩ (a, a + r). Por lo tanto, f no tiene un
extremo relativo en a.
110 Capítulo 5. Derivación
f (b) − f (a)
y(x) = f (a) + (x − a)
b−a
o, de otra manera,
f (b) − f (a)
y(x) = f (b) + (x − b).
b−a
Definición 5.4.10. Sea f : I −→ R, I un intervalo. Se dice que f es convexa en I si para cualesquiera
a, b, c ∈ I tales que a < c < b se tiene
f (b) − f (a)
f (c) ≤ f (a) + (c − a)
b−a
(es decir, la gráfica de f está por debajo de todas las cuerdas) o, lo que es igual,
f (b) − f (a)
f (c) ≥ f (a) + (c − a)
b−a
o, lo que es igual,
f (c) − f (a) f (b) − f (a)
≥ .
c−a b−a
Observación. Que c ∈ (a, b) equivale a que c = λ a + (1 − λ )b, con λ ∈ (0, 1). Es fácil ver entonces
que
f (b) − f (a)
f (c) ≤ f (a) + (c − a) ⇐⇒ f (c) ≤ λ f (a) + (1 − λ ) f (b).
b−a
c) f 0 es no decreciente en I.
Demostración. a) =⇒ b): sean a, b ∈ I; supongamos que a < b. Entonces, para todo x ∈ (a, b) se tiene
f (x) − f (a) f (b) − f (a)
≤ ;
x−a b−a
puesto que f es derivable en a, haciendo x −→ a+ se obtiene
f (b) − f (a)
f 0 (a) ≤
b−a
y como b − a > 0, resulta f 0 (a)(b − a) + f (a) ≤ f (b), como teníamos que demostrar.
Si, por el contrario, b < a, entonces se tiene para todo x ∈ (b, a)
f (a) − f (b) f (b) − f (a)
f (x) ≤ f (b) + (x − b) = f (a) + (x − a),
a−b b−a
de donde, haciendo x −→ a− ,
f (b) − f (a)
f 0 (a) ≥ ;
b−a
y como b − a < 0, resulta también en este caso f 0 (a)(b − a) + f (a) ≤ f (b).
b) =⇒ c): sean a, b ∈ I, a < b. Por hipótesis,
f 0 (a)(b − a) ≤ f (b) − f (a)
y, cambiando los papeles de a y b,
f (b) − f (a) ≤ f 0 (b)(b − a);
luego f 0 (a)(b − a) ≤ f 0 (b)(b − a) y, por ser b − a > 0, f 0 (a) ≤ f 0 (b). Es decir, f 0 es no decreciente.
c) =⇒ a): sean a, b, c ∈ I, a < c < b. Por el teorema 5.2.7 del valor medio,
∃ α ∈ (a, c) tal que f (c) − f (a) = f 0 (α)(c − a);
∃ β ∈ (c, b) tal que f (b) − f (c) = f 0 (β )(b − c).
Por hipótesis, f 0 (α) ≤ f 0 (β ), luego
f (b) − f (a) = f 0 (α)(c − a) + f 0 (β )(b − c)
f (c) − f (a)
≥ f 0 (α)(c − a) + f 0 (α)(b − c) = f 0 (α)(b − a) = (b − a);
c−a
como b − a > 0, se deduce que
f (c) − f (a) f (b) − f (a)
≤ .
c−a b−a
Y f es convexa.
112 Capítulo 5. Derivación
Corolario 5.4.13. Sea f derivable en un intervalo I (derivable lateralmente en los extremos si estos
pertenecen al intervalo). Son equivalentes:
a) f es cóncava en I;
b) la gráfica de f está por debajo de sus tangentes:
f (b) ≤ f (a) + f 0 (a)(b − a) ∀ a, b ∈ I;
c) f 0 es no creciente en I.
Corolario 5.4.14. Sea f derivable dos veces en un intervalo I. Son equivalentes:
a) f es convexa en I;
b) f 00 (x) ≥ 0 para todo x ∈ I.
Corolario 5.4.15. Sea f derivable dos veces en un intervalo I. Son equivalentes:
a) f es cóncava en I;
b) f 00 (x) ≤ 0 para todo x ∈ I.
Definición 5.4.16. Sea f una función y sea a ∈ dom f . Se dice que f tiene en a un punto de inflexión
si existe δ > 0 tal que (a−δ , a+δ ) ⊆ dom f y o bien f es convexa en (a−δ , a] y cóncava en [a, a+δ ),
o bien es cóncava en (a − δ , a] y convexa en [a, a + δ ).
a
El punto a es un punto de inflexión
Observación. Aun suponiendo que f sea derivable en a, que f tenga en a un punto de inflexión no
tiene ninguna relación con el valor de f 0 (a) y, en particular, no tiene por qué ser f 0 (a) = 0.
Proposición 5.4.18 (condición suficiente para la existencia de puntos de inflexión). Sea f una
función derivable n − 1 veces (n ≥ 3) en un intervalo abierto I; sea a ∈ I tal que existe f (n) (a) y
además
f 00 (a) = f 000 (a) = · · · = f (n−1) (a) = 0, f (n) (a) 6= 0.
Si n es impar, entonces f tiene en a un punto de inflexión.
Demostración. Por el corolario 5.4.7 (aplicado a la función f 00 ),
( f 00 )(n−2) (a)
f 00 (x) ∼ (x − a)n−2 ,
(n − 2)!
luego
f 00 (x) f (n) (a)
lı́m = 6= 0
x→a (x − a)n−2 (n − 2)!
y f 00 (x)/(x − a)n−2 tiene signo constante en (a − δ , a + δ ) \ {a} para algún δ > 0; por ser n − 2 impar,
resulta que f 00 tiene un signo en (a − δ , a) y el otro en (a, a + δ ). Como f 00 (a) = 0, se deduce que
o bien f es convexa en (a − δ , a] y cóncava en [a, a + δ ) o al revés. Es decir, f tiene un punto de
inflexión en a.
Corolario 5.4.19. Sea f una función derivable n − 1 veces (n ≥ 3) en un intervalo abierto I; sea a ∈ I
tal que existe f (n) (a) y además
a) Determinación de su dominio.
b) Simplificación del estudio: paridad [ f (−x) = f (x)] o imparidad [ f (−x) = − f (x)]; perio-
dicidad [ f (x + p) = f (x)]. Otras simetrías. Regiones planas sin puntos de la gráfica.
c) Límites de la función en puntos del dominio; continuidad.
d) Límites de la función en los puntos de acumulación del dominio que no pertenezcan a él.
En particular, asíntotas verticales: si para algún punto a de acumulación del dominio de
f se cumple lı́m− f (x) = +∞, la recta x = a es una asíntota vertical (lo mismo si el límite
x→a
es −∞ o si el límite es por la derecha).
114 Capítulo 5. Derivación
f) Crecimiento y decrecimiento.
2) Estudio de la derivada.
4) Otras consideraciones: valores particulares de la función o de sus derivadas; cortes con los ejes;
cortes con las asíntotas.
5.5. Ejercicios
Ejercicio 5.1 (derivadas sucesivas de un producto: regla de Leibniz). Sea I un intervalo, c un punto
de I, f y g funciones definidas en I. Dado n ∈ N, si f y g son funciones derivables hasta el orden n en
el punto c, entonces el producto f g es derivable hasta el orden n en el punto c, y se tiene
n
n (k)
( f g) (c) = ∑
(n)
f (c)g(n−k) (c).
k=0 k
Ejercicio 5.2. Estudiar la derivabilidad de las siguientes funciones y hallar f 0 (x), f 00 (x), donde sea
posible. (
p x2 , si x ≤ 0
a) f (x) = |x| b) f (x) = 2
c) f (x) = |x|3
−x , si x > 0
Ejercicio 5.4. Hallar el número de soluciones reales que tienen las siguientes ecuaciones y dos enteros
consecutivos entre los que se encuentra cada solución:
a) 3x5 + 15x − 8 = 0 b) 2x3 − 9x2 + 12x = −1 c) x5 − 5x = 1
d) 3−x = x e) ex = 1 + x f) x5 + 2x + 1 = 0
Ejercicio 5.5. Demostrar las siguientes desigualdades:
x3 x3
a) x− < arc tg x < x − , x ∈ (0, 1] b) ex > ex, x 6= 1
3 6
x
c) < log(1 + x) < x, x > −1, x 6= 0 d) 2x < sen 2x + tg x, x ∈ (0, π/2)
1+x
116 Capítulo 5. Derivación
x3 x2
e) tg x > x + , x ∈ (0, π/2) f) ex ≥ 1 + x + , x≥0
3 2
x3
g) x− < sen x < x, x>0
6
Ejercicio 5.6. Demostrar que arc tg x − arc tg y < x − y, si x > y. Deducir que la función arc tg es
uniformemente continua en R.
π
Ejercicio 5.7. Probar que arc sen x + arc cos x = para todo x ∈ [−1, 1].
2
1
Ejercicio 5.8. Probar que arc cos √ = arc tg x para todo x ≥ 0. ¿Y si x < 0?
1 + x2
Ejercicio 5.9. Sean f , g : [0, 1] → R continuas en [0, 1], derivables en (0, 1), con f (0) = 0, g(0) = 2 y
| f 0 (x)| ≤ 1, |g0 (x)| ≤ 1 para todo x ∈ (0, 1). Probar que f (x) ≤ g(x) para cada x ∈ [0, 1].
2 + 2x + sen 2x x
k) lı́m (6 ∃) l) lı́m x1/ log(e −1) = e
x→+∞ (2x + sen 2x)esen x x→0+
1 cosh x 1 1 1 1
m) lı́m+ xsen x 2 − =− n) lı́m − =
x→0 x x senh x 3 x→0 x ex − 1 2
x(ex + 1) − 2(ex − 1) 1
1 1 1
ñ) lı́m = o) lı́m − =
x→0 x3 6 x→1 log x x − 1 2
e − (1 + x)1/x e sen 3x2
p) lı́m = q) lı́m = −6
x→0 x 2 x→0 log cos(2x2 − x)
Ejercicio 5.11. Hallar los intervalos de crecimiento y decrecimiento de las funciones siguientes:
2x
c) f (x) = d) f (x) = cos x − x
1 + x2
e) f (x) = 3x4 − 4x3 − 12x2 + 12 f) f (x) = x2 e−x
1
c) f (x) = arc sen(1 + x), en su dominio d) f (x) = , en (0, 1], [0, 1] y R
2x4 − x + 1
2
e) f (x) = e−x , en [−1, 1], (0, 1) y R f) f (x) = x2 log x, en [e−1 , e] y (0, +∞)
x4 sen2 1 si x 6= 0,
Ejercicio 5.14. Sea f (x) = x
0 si x = 0.
Ejercicio 5.17. Escribir x4 + x3 − 3x2 + 4x − 4 como una suma de potencias de (x − 1). Escribir
x4 − 11x3 + 43x2 − 60x + 14 como una suma de potencias de (x − 3).
Ejercicio 5.18. Escribir la fórmula de Maclaurin de orden n, o la de Young, de las funciones siguien-
tes: 2
a) f (x) = ex b) f (x) = (1 + ex )2 c) f (x) = xex
1 1+x
d) f (x) = log √ e) f (x) = log f) f (x) = (1 + x) log(1 + x)
1−x 1−x
Ejercicio 5.19. Escribir la fórmula de Taylor de orden n de:
Ejercicio 5.21. Probar que el error cometido al sustituir sen(ex − 1) por x + 12 x2 es menor que 3 · 10−3 ,
1
si |x| ≤ 10 .
Ejercicio 5.22. Probar que el error cometido al sustituir cos2 (3x) por 1 − 9x2 + 27x4 es menor que
4 · 10−5 , si |x| ≤ 10
1
.
Ejercicio 5.23. Probar que el error cometido al sustituir esen x por 1 + x + 12 x2 es menor que 3 · |x|3 .
f (x)
Ejercicio 5.24. Hallar en cada caso p ∈ N tal que lı́m es finito y no nulo (se dice entonces
x→a (x − a) p
que f (x) es un infinitésimo de orden p cuando x → a):
a) f (x) = sen x, a = 0 b) f (x) = log(1 + x), a = 0
Ejercicio 5.26. Estudiar el crecimiento, los extremos y la convexidad de las siguientes funciones, y
dibujar su gráfica.
x3 x2 + 1
a) f (x) = b) f (x) =
(x + 1)2 x2 − 4
√ 1
c) f (x) = 4x2 − x d) f (x) =
log x
e x √ √
e) f (x) = f) f (x) = 3 x − 3 x + 1
x
g) f (x) = tg2 x h) f (x) = x6 − 3x4 + 3x2 − 5
Capítulo 6
La integral de Riemann
Vamos a dar una definición precisa de la integral de una función definida en un intervalo. Este
tiene que ser un intervalo cerrado y acotado, es decir [a, b] con a < b ∈ R, y la definición que daremos
de integral solo se aplica a funciones acotadas, y no a todas, sino a las funciones que llamaremos
integrables.
En el siguiente capítulo veremos cómo, en un sentido más amplio, podemos hablar de integrales
de funciones no acotadas o definidas en intervalos no acotados.
Seguimos básicamente el desarrollo que puede verse, entre otros muchos textos, en [ROSS, cap. VI,
pág. 184 y sigs.] o en [BARTLE -S HERBERT, cap. 6, pág. 251 y sigs.]. Como complemento puede con-
sultarse [G UZMÁN, cap. 12]. La evolución histórica de la integral está muy bien contada (sobre todo la
aportación de Newton y Leibniz) en [D URÁN]; de carácter más técnico es el libro [G RATTAN -G UINNESS].
119
120 Capítulo 6. La integral de Riemann
f (x)
f (x)
Observación. Para cualquier P ∈ P([a, b]) tenemos que S( f , P) ≤ S( f , P), ya que mi ≤ Mi para cada
i. También, poniendo M = sup{ f (x) : x ∈ [a, b]}, m = ı́nf{ f (x) : x ∈ [a, b]}, se deduce que m(b − a) ≤
S( f , P) ≤ S( f , P) ≤ M(b − a) cualquiera que sea la partición P (y por consiguiente, tanto el conjunto
de las sumas superiores como el de las sumas inferiores están acotados, superiormente por M(b − a),
inferiormente por m(b − a)).
Nota (relación entre la integral y la medida de áreas). Supongamos que f es una función no
negativa y consideremos la región que delimita su gráfica con las rectas y = 0, x = a y x = b. Si el área
de dicha región es A, entonces
S( f , P) ≤ A ≤ S( f , P),
ya que las respectivas sumas son las áreas que obtenemos si cambiamos f en cada [xi−1 , xi ) por mi o
Mi , y los hemos definido de forma que mi ≤ f ≤ Mi (de hecho hemos tomado los valores más ajustados
que cumplen dichas desigualdades).
a x1 x2 ... xn−1 b
Suma superior, área y suma inferior
Definición 6.1.3. Dada f acotada en [a, b], se define su integral inferior en [a, b] como
Z b
f = sup{S( f , P) : P ∈ P([a, b])},
a
En tal caso, al valor común de dichas integrales se le llama la integral (de Riemann) de f en [a, b], y
Z b
se escribe f.
a
Z b
A veces es cómodo escribir la integral como f (x)dx, expresando la función mediante su va-
a
lor f (x) en la variable x. En tal caso, es indiferente la letra empleada: el mismo significado tiene
Z b Z b Z b
f (y)dy, f (z)dz, f (t)dt, etc.; todos estos símbolos representan la integral de la función f en
a a a
el intervalo [a, b].
Ejemplo (integral de una funcion constante). Si f (x) = c para todo x ∈ [a, b] y P es la partición
trivial {a, b} resulta que S( f , P) = c(b − a) = S( f , P). Se comprueba fácilmente que lo mismo sucede
para cualquier otra partición, así que la integral superior y la inferior coinciden con c(b − a). Es decir,
Z b
c dx = c(b − a).
a
Ejemplo (integral de la función identidad). Si f (x) = x para todo x ∈ [a, b], su integral superior y
su inferior coinciden con 12 (b2 − a2 ). Es decir,
Z b
1
x dx = (b2 − a2 ).
a 2
La comprobación de este resultado a partir de la definición de integral requiere más esfuerzo del que
cabe suponer (véanse en [BARTLE -S HERBERT, págs. 257–258] los cálculos para a = 0, b = 1).
Ejemplo (integral de la función cuadrado). Si f (x) = x2 para todo x ∈ [a, b], su integral superior y
su inferior coinciden con 13 (b3 − a3 ). Es decir,
Z b
1
x2 dx = (b3 − a3 ).
a 3
La obtención de esta fórmula es sorprendentemente complicada. Los detalles del cálculo pueden verse
en [ROSS, pág. 186] o [BARTLE -S HERBERT, pág. 258].
122 Capítulo 6. La integral de Riemann
Ejemplo (una función acotada que no es integrable). Sea f : [0, 1] → R la dada por f (x) = 1
si x ∈ Q y f (x) = 0 si x ∈ / Q (la función de Dirichlet). Por la densidad de los racionales y de los
irracionales, en cualquier intervalo [xi−1 , xi ], asociado a cualquier partición P, f toma los valores 0
y 1, luego resulta que S( f , P) = 1 y S( f , P) = 0. Por lo tanto la integral inferior vale 0 y la integral
superior vale 1. La función de Dirichlet no es integrable-Riemann.
Nota (¿la integral es el área?). Dada una función f acotada y no negativa, ya hemos visto que
S( f , P) ≤ A ≤ S( f , P) para cada partición P, si A es el área de la región que limita la gráfica de f . Por
tanto A es una cota superior del conjunto de las sumas inferiores y una cota inferior del conjunto de
las sumas superiores, y entonces
Z b Z b
f ≤A≤ f. (6.1)
a a
Z b
Si f es integrable, los dos extremos de (6.1) coinciden con f , así que el área A es igual a la integral.
a
Pero hay que señalar un matiz importante: mientras que la integral es un concepto que hemos definido
Z b
f (x) dx
a
a b
La integral y el área
rigurosamente, nos hemos valido de una noción intuitiva e ingenua de la medida de áreas.
S( f , P) ≤ S( f , Q) ≤ S( f , Q) ≤ S( f , P),
y en consecuencia
S( f , Q) − S( f , Q) ≤ S( f , P) − S( f , P).
6.1. Definición (de Darboux) de la integral de Riemann 123
Demostración. Basta probarlo en el caso en que Q tiene un elemento más que P; para el caso general
basta reiterar el razonamiento, añadiendo en cada paso un punto nuevo hasta obtener Q. Ponemos
entonces Q = P ∪ {c}, con P ≡ {a = x0 < x1 < x2 < . . . < xn−1 < xn = b} y Q ≡ a = x0 < . . . < xk−1 <
c < xk < . . . < xn = b. Se trata de probar que S( f , P) ≤ S( f , Q) y S( f , Q) ≤ S( f , P).
Sean mi los ínfimos correspondientes a la partición P y sean
α1
mk α2
xk−1 c xk
Diferencia entre las sumas inferiores correspondientes a P y Q
Análogamente, sean Mi los supremos correspondientes a P y sean β1 = sup{ f (x) : x ∈ [xk−1 , c]} y
β2 = sup{ f (x) : x ∈ [c, xk ]}. Entonces, Mk ≥ β1 , Mk ≥ β2 y
Lema 6.1.6. Sea f una función acotada en un intervalo cerrado y acotado [a, b]. Si P y Q son parti-
ciones cualesquiera de [a, b], entonces
S( f , P) ≤ S( f , Q).
S( f , P) ≤ S( f , P ∪ Q) ≤ S( f , P ∪ Q) ≤ S( f , Q);
a x1 x2 ... xn−1 b
Suma inferior y suma superior para particiones distintas
Teorema 6.1.7. Si f es una función acotada en [a, b], entonces su integral inferior es siempre menor
o igual que su integral superior:
Z b Z b
f≤ f
a a
Por lo tanto,
Z b Z b
f ≤ ı́nf{S( f , Q) : Q ∈ P([a, b])} = f.
a a
Teorema 6.1.8 (condición de integrabilidad de Riemann). Una función f acotada en [a, b] es inte-
grable en dicho intervalo si y solo si para cada ε > 0 existe una partición P = Pε de [a, b] tal que
S( f , P) − S( f , P) < ε.
Z b
Demostración. Supongamos primero que f es integrable. Como f es el supremo de las sumas
a Z b
inferiores y el ínfimo de las sumas superiores, para ε > 0 resulta que ni f − ε/2 es cota superior
a
6.1. Definición (de Darboux) de la integral de Riemann 125
Z b
de las primeras ni f + ε/2 es cota inferior de las segundas, así que existen dos particiones P1 y P2
a
tales que
Z b Z b
f − ε/2 < S( f , P1 ), S( f , P2 ) < f + ε/2.
a a
Si P = P1 ∪ P2 entonces S( f , P1 ) ≤ S( f , P) y S( f , P) ≤ S( f , P2 ), luego
Z b Z b
f − ε/2 < S( f , P), S( f , P) < f + ε/2
a a
Rb Rb Rb Rb
luego 0 ≤ a f− a f < ε, y si esto es así para todo ε > 0 entonces a f− a f = 0.
Definición 6.1.9. Dada una partición P ∈ P([a, b]), su norma kPk es el máximo de {xi − xi−1 : i =
1, . . . , n}.
La norma de una partición es la mayor distancia entre dos puntos consecutivos de la misma.
Gráficamente, se trata de la anchura máxima de los intervalos parciales [xi−1 , xi ]; controla la holgura
de la partición, de modo que cuanto menor sea, más tupida es la partición, sus puntos están más
próximos.
Observación. Podemos tomar particiones de norma arbitrariamente pequeña: para conseguir que la
norma sea menor que un δ > 0 prefijado, basta elegir un n tal que h = b−a
n < δ y tomar
Teorema 6.1.10 (integrabilidad de las funciones monótonas). Toda función monótona en un inter-
valo [a, b] es integrable.
Demostración. Supongamos que f es una función no decreciente en [a, b]. Entonces f está acotada
(inferiormente por f (a), superiormente por f (b)).
Dada P ≡ {a = x0 < x1 < x2 < . . . < xn−1 < xn = b}, la monotonía dice que, para cada i,
Por lo tanto,
n n
S( f , P) − S( f , P) = ∑ (Mi − mi )(xi − xi−1 ) = ∑ ( f (xi ) − f (xi−1 ))(xi − xi−1 )
i=1 i=1
n
< kPk ∑ ( f (xi ) − f (xi−1 )) = kPk( f (b) − f (a)).
i=1
Ahora, dado ε > 0 basta tomar una partición P de modo que kPk( f (b) − f (a)) < ε para probar que
se cumple la condición de integrabilidad de Riemann (teorema 6.1.8).
Si f es no creciente la demostración es análoga.
126 Capítulo 6. La integral de Riemann
a x1 x2 . . . xn−1 b
Suma superior y suma inferior para una función monótona
Teorema 6.1.11 (integrabilidad de las funciones continuas). Toda función continua en un intervalo
[a, b] es integrable.
Demostración. Sea f continua en [a, b]. Notemos que f es acotada por ser continua en el intervalo
cerrado y acotado [a, b], así que tiene sentido considerar su integrabilidad. Además, el teorema 4.2.18
de Heine dice que es uniformemente continua en [a, b]. Dado ε > 0, existe por tanto un valor δ > 0
ε
tal que | f (x) − f (y)| < b−a para cualesquiera x, y ∈ [a, b] tales que |x − y| < δ .
Sea P una partición tal que kPk < δ , P ≡ {a = x0 < x1 < x2 < . . . < xn−1 < xn = b}. Si Mi y mi
son los correspondientes supremos e ínfimos en cada [xi−1 , xi ], por el teorema 4.2.8 de Weierstrass
podemos elegir ri , si en dicho intervalo con Mi = f (ri ) y mi = f (si ). Entonces |ri − si | ≤ xi − xi−1 < δ ,
ε
así que f (ri ) − f (si ) < b−a ,y
n n
S( f , P) − S( f , P) = ∑ Mi (xi − xi−1 ) − ∑ mi (xi − xi−1 )
i=1 i=1
n n
= ∑ (Mi − mi )(xi − xi−1 ) = ∑ ( f (ri ) − f (si ))(xi − xi−1 )
i=1 i=1
n
∑
ε ε
< (xi − xi−1 ) = (b − a) = ε.
b − a i=1 b−a
Pero hay funciones integrables que no son monótonas ni continuas. El siguiente resultado propor-
ciona ejemplos sencillos.
Proposición 6.1.12. Sea f : [a, b] → R una función acotada. Si f es integrable en cada intervalo [c, b],
con a < c < b, entonces es integrable en [a, b].
6.1. Definición (de Darboux) de la integral de Riemann 127
Demostración. Sea B > 0 una cota de | f | en [a, b]. Dado ε > 0, tomemos c ∈ (a, b) de manera que
ε
c − a < 4B . Como f es integrable en [c, b], en virtud de la condición de Riemann se puede encontrar
una partición Pcb del intervalo [c, b] tal que S( f , Pcb )−S( f , Pcb ) < ε2 . Añadiendo el punto a a la partición
Pcb , obtenemos una partición P de [a, b] para la que
Cuando se conozca la medida de Lebesgue, se verá que esto significa que el conjunto de puntos de
discontinuidad de f es de medida nula. Los conjuntos finitos quedan dentro de esta categoría; también
los conjuntos numerables, es decir, los conjuntos infinitos que pueden escribirse en forma de sucesión,
como N, Z o Q.
Teorema 6.1.14. Una función f acotada en [a, b] es integrable si y solo si para cada ε > 0 existe un
δ > 0 tal que toda partición P de [a, b] con norma kPk < δ cumple que
S( f , P) − S( f , P) < ε.
128 Capítulo 6. La integral de Riemann
Demostración. Supongamos que f es integrable. Fijado ε > 0, sea P0 ∈ P([a, b]) tal que
ε
S( f , P0 ) − S( f , P0 ) < ,
2
pongamos que P0 tiene n puntos y sea K > 0 tal que | f (x)| ≤ K para todo x ∈ [a, b].
Sea P una partición de [a, b],
y tomemos Q = P0 ∪P. Como máximo, Q tiene n−2 puntos más que P, los de P0 \{a, b}. Supongamos
que fuese Q = P ∪ {c}, con t j−1 < c < t j . Entonces sería
S( f , P) − S( f , Q) = M j (t j − t j−1 ) − α1 (c − t j−1 ) − α2 (t j − c)
donde M j , α1 y α2 son los supremos de los valores de f en [t j−1 ,t j ], [t j−1 , c] y [c,t j ] respectivamente.
Como |M j | ≤ K, |α1 | ≤ K, |α2 | ≤ K y 0 < t j − t j−1 ≤ kPk, deducimos que
Reiterando lo anterior (añadiendo cada vez un punto hasta obtener Q) es fácil ver que en general
tenemos
S( f , P) − S( f , Q) ≤ 2(n − 2)KkPk < 2nKkPk,
y análogamente se ve que
S( f , Q) − S( f , P) < 2nKkPk.
También tenemos que S( f , Q) − S( f , Q) < ε/2, porque Q es más fina que P0 . Por lo tanto,
S( f , P) < S( f , Q) + 2nKkPk
< S( f , Q) + ε/2 + 2nKkPk
< S( f , P) + ε/2 + 4nKkPk.
ε
Ahora basta tomar δ = 8nK y si kPk < δ , entonces S( f , P) − S( f , P) < ε.
El recíproco es consecuencia directa de la condición de integrabilidad de Riemann (teorema 6.1.8).
Definición 6.1.15. Dada una partición P ≡ {a = x0 < x1 < x2 < . . . < xn−1 < xn = b} y una función
f definida en [a, b], para cada elección de valores si ∈ [xi−1 , xi ] se dice que
n
S = ∑ f (si )(xi − xi−1 )
i=1
Observación. Dado que mi ≤ f (si ) ≤ Mi para cada i, cualquier suma de Riemann asociada a P de
una función acotada f cumple que
S( f , P) ≤ S ≤ S( f , P).
El resultado siguiente prueba que la integral según la definición de Darboux y la integral según la
definición de Riemann son iguales.
Teorema 6.1.16. Una función acotada en un intervalo [a, b] es integrable según la definición 6.1.15
de Riemann si y solo si es integrable según la definición 6.1.4 de Darboux, y en ese caso las dos
integrales coinciden.
Demostración. Sea f integrable con la definición de Darboux y sea ε > 0. Por el teorema 6.1.14,
existe δ tal que S( f , P) − S( f , P) < ε siempre que kPk < δ ; si S es una suma de Riemann asociada
a P entonces S( f , P) ≤ S ≤ S( f , P), y como también S( f , P) ≤ ab f ≤ S( f , P) concluimos que la
R
distancia entre S y ab f es menor que ε. Es decir, cualquier suma de Riemann S asociada a una
R
Entonces,
Z b
f ≤ S( f , P) ≤ S + ε(b − a) < R + ε + ε(b − a),
a
y como ε es arbitrario,
Z b
f ≤ R.
a
Rb Rb Rb
De manera análoga se prueba que a f ≥ R, por lo cual a f= a f = R, f es integrable en el sentido
de Darboux y
Z b
f = R.
a
Corolario 6.1.17. Sea f una función integrable en [a, b], (Pn ) una sucesión de particiones de [a, b]
tal que lı́m kPn k = 0. Si para cada n se considera una suma de Riemann Sn correspondiente a la
n
partición Pn y a la función f , entonces
Z b
lı́m Sn = f.
n a
1 n
Z1
k
Ejemplo. Para toda función f integrable en [0, 1], lı́m ∑ f = f.
n n n 0
k=1
130 Capítulo 6. La integral de Riemann
Teorema 6.2.2. Sean f y g funciones integrables en [a, b] y sea α un número real. Entonces
Z b Z b
a) α f es integrable y (α f ) = α f.
a a
Z b Z b Z b
b) f + g es integrable y ( f + g) = f+ g.
a a a
Por último, si α es cualquier valor negativo lo reducimos a los casos anteriores: α f = −|α| f es
integrable, con integral igual a
Z b Z b Z b
− (|α| f ) = −|α| f =α f.
a a a
b) Notemos primero que f + g está acotada, porque f y g lo están. Dado A ⊆ [a, b], para cada t ∈ A
tenemos que
f (t) + g(t) ≤ sup{ f (x) : x ∈ A} + sup{g(x) : x ∈ A},
luego
sup{ f (t) + g(t) : t ∈ A} ≤ sup{ f (t) : t ∈ A} + sup{g(t) : t ∈ A}
y análogamente
Cuando tomamos como A los subintervalos [xi−1 , xi ] que define una partición P ∈ P([a, b]), se sigue
que
S( f + g, P) ≤ S( f , P) + S(g, P),
S( f , P) + S(g, P) ≤ S( f + g, P).
Dado ε > 0, podemos tomar dos particiones P1 y P2 tales que S( f , P1 ) − S( f , P1 ) < ε/2 y S(g, P2 ) −
S(g, P2 ) < ε/2. Si P = P1 ∪ P2 , también S( f , P) − S( f , P) < ε/2 y S(g, P) − S(g, P) < ε/2, y de aquí
se deduce que S( f + g, P) − S( f + g, P) < ε. Por la condición de integrabilidad de Riemann (teore-
ma 6.1.8), f + g es integrable. Además tenemos que
Z b Z b Z b Z b
f+ g−ε = f − ε/2 + g − ε/2 < S( f , P) + S(g, P)
a a a a
Z b
≤ S( f + g, P) ≤ ( f + g) ≤ S( f + g, P)
a
Z b Z b
≤ S( f , P) + S(g, P) < f + ε/2 + g + ε/2
a a
Z b Z b
= f+ g + ε.
a a
Rb Rb Rb Rb Rb
Es decir, para cualquier ε > 0 resulta que a f+ a g−ε < a ( f + g) < a f+ a g + ε, y entonces
Rb Rb Rb
a ( f + g) = a f + a g.
Nota. El teorema 6.2.2 dice que el conjunto R([a, b]) formado por todas las funciones integrables en
[a, b] es un espacio vectorial, y que la aplicación R([a, b]) −→ R dada por f 7→ ab f es lineal.
R
Entonces Z b Z b
f≤ g.
a a
132 Capítulo 6. La integral de Riemann
Aunque no es tan sencillo de demostrar, también Rse cumple la monotonía estricta: si h es integrable
en [a, b] y h(x) > 0 para todo x ∈ [a, b], entonces ab h > 0. Como consecuencia, si dos funciones f y
g son integrables y se cumple que f (x) < g(x) en todo x ∈ [a, b], podemos asegurar que ab f < ab g.
R R
Demostración. Como f es integrable, está acotada. Y por lo tanto, la función | f | también está acotada.
Dada una partición
tenemos que
n
S( f , P) − S( f , P) = ∑ (Mi − mi )(xi − xi−1 ),
i=1
n
S(| f |, P) − S(| f |, P) = ∑ (Mi0 − m0i )(xi − xi−1 ),
i=1
Mi − mi = sup{ f (t) : t ∈ [xi−1 , xi ]} − ı́nf{ f (t) : t ∈ [xi−1 , xi ]} = sup{| f (t) − f (s)| : s,t ∈ [xi−1 , xi ]}
Como para cada t y s la desigualdad triangular inversa dice que | f (t)|−| f (s)| ≤ | f (t) − f (s)|, resulta
que Mi0 − m0i ≤ Mi − mi para cada i, y por tanto que S(| f |, P) − S(| f |, P) ≤ S( f , P) − S( f , P) para toda
P. Por la condición de integrabilidad de Riemann resulta que si f integrable también lo es | f |.R
Ahora, como f ≤ | f | y − f ≤ | f |, por los teoremas 6.2.3 y 6.2.2 tenemos que ab f ≤ ab | f | y
R
Rb Rb Rb
a (− f ) = − a f ≤ a | f |, luego
Z b nZ b Z b o Z b
f = máx f,− f ≤ | f |.
a a a a
En cierto sentido, este resultado puede verse como una generalización de la desigualdad trian-
gular, cambiando sumas por integrales. Pronto iremos comprobando que es tan útil como la propia
desigualdad triangular.
6.2. Propiedades básicas de la integral de Riemann 133
Corolario 6.2.5. Sean f y g dos funciones integrables en [a, b]. Entonces las funciones máx( f , g),
mı́n( f , g) son también integrables en [a, b].
Demostración. a) f está acotada, así que existe K > 0 tal que | f (x)| < K para todo x ∈ [a, b]. Entonces
0 ≤ f (x)2 ≤ K 2 para todo x, luego f 2 también está acotada. Dado ε > 0, sea P ∈ P(I) tal que S( f , P)−
ε
S( f , P) < 2K . Si P ≡ {a = x0 < x1 < x2 < . . . < xn−1 < xn = b}, entonces, como en el teorema 6.2.4,
resulta que S( f , P) − S( f , P) = ∑ni=1 ri (xi − xi−1 ), donde
| f 2 (t) − f 2 (s)| = | f (t) + f (s)| · | f (t) − f (s)| ≤ (| f (t)| + | f (s)|)| f (t) − f (s)|
≤ 2K| f (t) − f (s)|,
resulta que ri0 ≤ 2Kri para cada i, y por tanto que S( f 2 , P) − S( f 2 , P) ≤ 2K S( f , P) − S( f , P) < ε, y
Observación. Los teoremas 6.2.4 y 6.2.6 no admiten recíproco: una función f puede ser no integrable
pese a que | f | y f · f = f 2 sí lo sean. Como ejemplo podemos tomar, en I = [0, 1], la función dada por
f (x) = 1 si x ∈ Q y f (x) = −1 si x ∈ / Q, de forma que f 2 = | f | = 1.
luego
Z b Z c Z b
ε ε ε ε
f≤ S( f , Pab ) = S( f , Pac ) + S( f , Pcb ) < S( f , Pac ) + + S( f , Pcb ) + ≤ f+ + f+ .
a 2 2 a 2 c 2
Es decir,
Z b Z c Z b
f< f+ f +ε
a a c
para cualquier ε > 0. De aquí se obtiene que
Z b Z c Z b
f≤ f+ f.
a a c
Análogamente,
Z b Z c Z b
ε ε ε ε
f≥ S( f , Pab ) = S( f , Pac ) + S( f , Pcb ) > S( f , Pac ) − + S( f , Pcb ) − ≥ f− + f− .
a 2 2 a 2 c 2
Es decir, Z b Z c Z b
f> f+ f −ε
a a c
Rb Rb
Como a f≥ a f , resulta
Z b Z b Z c Z b
f= f= f+ f,
a a a c
a) =⇒ b) Si f es integrable en [a, b], para cada ε > 0 existirá una partición Qba del intervalo [a, b]
tal que
S( f , Qba ) − S( f , Qba ) < ε.
Sea Pab la partición de [a, b] obtenida al añadir a Qba el punto c (si es que no figura ya en Qba ), y
descompongamos Pab en sendas particiones Pac y Pcb de [a, c] y de [c, b], respectivamente. Se tiene
S( f , Pac ) − S( f , Pac ) + S( f , Pcb ) − S( f , Pcb ) = S( f , Pab ) − S( f , Pab ) ≤ S( f , Qba ) − S( f , Qba ) < ε,
y como S( f , Pac ) − S( f , Pac ) y S( f , Pcb ) − S( f , Pcb ) son no negativos, cada uno de ellos será menor o
igual que su suma, por lo que
S( f , Pac ) − S( f , Pac ) < ε, S( f , Pcb ) − S( f , Pcb ) < ε,
y por consiguiente f es integrable en [a, c] y en [c, b].
Corolario 6.2.8. Sea f : [a, b] → R acotada, y sean a = c0 < c1 < c2 < . . . < cn = b. Se cumple que
f es integrable en [a, b] si y solo si lo es en [ci−1 , ci ] para cada i = 1, . . . , n, y en tal caso
Z b n Z ci
f =∑ f.
a i=1 ci−1
El siguiente resultado permite ampliar ligeramente la noción de integral y dar ejemplos adicionales
de funciones integrables.
Lema 6.2.9. Sean f y g dos funciones definidas en un intervalo cerrado y acotado [a, b] que coinciden
excepto posiblemente en a y b, es decir, tales que
f (x) = g(x) para todo x ∈ (a, b).
Entonces f es integrable en [a, b] si y solo si lo es g. Si son integrables,
Z b Z b
f= g.
a a
Demostración. Basta probar que la función h = f − g es una función integrable en [a, b] con integral
nula. Ahora bien: h se anula en (a, b), por lo que para cada partición P ≡ {t0 = a < t1 < · · · < tn−1 <
tn = b} será
S(h, P) = máx{h(a), 0} · (t1 − a) + máx{h(b), 0} · (b − tn−1 ) ≥ 0,
S(h, P) = mı́n{h(a), 0} · (t1 − a) + mı́n{h(b), 0} · (b − tn−1 ) ≤ 0.
Dado ε > 0, tomemos B > máx{|h(a)|, |h(b)|} y Pε de manera que
ε ε
t1 − a < , b − tn−1 < .
2B 2B
Resulta
Z b Z b
ε ε ε ε
h ≤ S(h, Pε ) < B +B = ε, h ≥ S(h, Pε ) > −B −B = −ε,
a 2B 2B a 2B 2B
Rb Rb Rb Rb
luego a h≤0≤ a h. Por lo tanto, a h= a h = 0, es decir, h es integrable en [a, b] con integral
nula.
136 Capítulo 6. La integral de Riemann
Corolario 6.2.10. Sea g una función integrable en [a, b], y seaR f una Rfunción igual a g excepto en un
conjunto finito de puntos de [a, b]. Entonces f es integrable, y ab f = ab g.
Demostración. Por inducción sobre el número de puntos, con ayuda del lema.
Definición 6.2.11. Una función f : [a, b] → R se dice continua a trozos si existe una partición a =
t0 < t1 < t2 < . . . < tn−1 < tn = b tal que f es continua en cada intervalo (ti−1 ,ti ) y existen y son reales
los límites laterales en cada ti .
Una función f : [a, b] → R se dice monótona a trozos si existe una partición a = t0 < t1 < t2 <
. . . < tn−1 < tn = b tal que f es monótona (de cualquier clase) en cada intervalo (ti−1 ,ti ).
a b
Función continua a trozos y monótona a trozos
Teorema 6.2.12. Si f es un función continua a trozos o una función acotada y monótona a trozos en
[a, b], entonces f es integrable en [a, b].
Demostración. Si f es continua a trozos y ti son como en la definición, para cada i existe una extensión
continua (y por tanto integrable) de f (t ,ti ) al intervalo [ti−1 ,ti ]. Esta extensión es integrable en el
i−1
intervalo [ti−1 ,ti ], por ser continua, y coincide con f en (ti−1 ,ti ), luego f es integrable en [ti−1 ,ti ], por
el lema 6.2.9. Por el corolario 6.2.8, resulta que f es integrable en [a, b].
Si f es monótona a trozos y acotada y ti son como en la definición, entonces existen y son reales
los límites laterales en cada ti . La demostración sigue de manera análoga a la de funciones continuas
a trozos.
No obstante, hay funciones que son integrables en un intervalo [a, b] y no son continuas a trozos
ni monótonas a trozos. Un ejemplo es la función definida en [0, 1] mediante
(
1, si x = 0,
f (x) = 1
sen x , si 0 < x ≤ 1,
m ≤ f (x) ≤ M.
Entonces el número Z b
1
f,
b−a a
denominado promedio integral de f en [a, b], está en [m, M], es decir
Z b
1
m≤ f ≤ M.
b−a a
Corolario 6.2.14 (teorema de la media del cálculo integral). Sea f una función continua (y por
tanto integrable) en el intervalo cerrado y acotado [a, b]. Existe entonces al menos un punto x0 ∈ [a, b]
tal que
Z b
1
f = f (x0 ).
b−a a
Demostración. Por el teorema 4.2.8 de Weierstrass el conjunto { f (x) : x ∈ [a, b]} tiene mínimo y
máximo, a los que llamamos m y M respectivamente. Se cumple así que
Z b Z b Z b
m(b − a) = m≤ f≤ M = M(b − a).
a a a
Es decir, Z b
1
m≤ f ≤ M.
b−a a
Por el teorema 4.2.10 de Darboux (o de losR valores intermedios), existe x0 ∈ [a, b] en el que f toma
1 b
dicho valor entre m y M, y así f (x0 ) = b−a a f.
En algunas ocasiones, no es necesario calcular el valor exacto de una integral, sino que basta con
estimaciones aproximadas. Por ejemplo, de (6.2) se deduce que
Z a+1 √
x+ x
lı́m √ dx = 1.
a→+∞ a x− x
El corolario 6.2.14 puede mirarse como una lectura inversa del teorema 5.2.7 del valor medio del
cálculo diferencial. De hecho, otra demostración del corolario 6.2.14 consiste en aplicar el teorema
del valor medio a la función F : [a, b] → R dada por F(x) = ax f , que es derivable y cuya derivada es
R
Teorema 6.2.15. Sea f una función integrable en el intervalo cerrado y acotado [a, b], sea g una
función no negativa, integrable en el intervalo cerrado y acotado [a, b] y sean m, M tales que para
todo x ∈ [a, b] se cumple
m ≤ f (x) ≤ M.
Entonces existe µ ∈ [m, M] tal que
Z b Z b
fg = µ g
a a
(el número µ es una especie de promedio ponderado de f respecto a la densidad de masa g).
mg ≤ f g ≤ Mg.
Corolario 6.2.16. Sea f una función continua (y por tanto integrable) en el intervalo cerrado y
acotado [a, b] y sea g una función no negativa, integrable en [a, b]. Existe entonces al menos un punto
x0 ∈ [a, b] tal que
Z b Z b
f g = f (x0 ) g.
a a
Demostración. La función f tiene máximo y mínimo absolutos sobre [a, b], por el teorema 4.2.8 de
Weierstrass. Si el máximo y el mínimo se alcanzan en c y d, respectivamente, podemos aplicar el
teorema 6.2.15 con m = f (c) y M = f (d). Por el teorema 4.2.10 de Darboux, hay al menos un punto
x0 ∈ [a, b] tal que f (x0 ) = µ, donde µ es el valor del teorema 6.2.15.
Proposición 6.2.17 (segundo teorema de la media del cálculo integral). Sean f y g funciones
integrables en un intervalo cerrado y acotado [a, b].
se deduce que
S( f , P) ≤ g(b) − g(a) ≤ S( f , P).
Como esto es cierto para cualquier partición P, tomando supremos e ínfimos resulta que
Z b Z b
f ≤ g(b) − g(a) ≤ f.
a a
Rb Rb Rb
Pero sabemos que f es integrable, así que a f= a f= a f . Por lo tanto,
Z b
f = g(b) − g(a).
a
140 Capítulo 6. La integral de Riemann
La regla de Barrow nos dice cómo calcular la integral de una función f integrable entre a y b: si g
es continua en [a, b] y es una primitiva de f en (a, b), entonces
Z b
f (x) dx = g(b) − g(a).
a
x=b
La diferencia g(b) − g(a) suele escribirse como g(x) . Es decir:
x=a
Z b x=b
f (x) dx = g(x) .
a x=a
Si aplicamos la regla de Barrow para calcular una integral, puede ser conveniente utilizar los
resultados empleados en el cálculo de primitivas, como el teorema de integración por partes que
acabamos de citar o el teorema de cambio de variable. Ambos tienen su versión para integrales. Vemos
primero la de integración por partes:
Teorema 6.3.2 (integración por partes). Si u y v son funciones continuas en [a, b] derivables en
(a, b) y sus derivadas u0 y v0 son integrables en [a, b], entonces
Z b Z b
uv0 = u(b)v(b) − u(a)v(a) − u0 v.
a a
Demostración. Notemos que u0 v y uv0 son integrables porque lo son u0 , v0 (estas por hipótesis) y
también u y v (porque son continuas). Entonces también es integrable (uv)0 = u0 v + uv0 , y por la regla
de Barrow Z bZ Z b b
uv0 + u0 v = (uv)0 = u(b)v(b) − u(a)v(a),
a a a
Probémoslo por inducción sobre n. Primero vemos que la fórmula es válida para n = 0 y cualquier m,
usando la regla de Barrow:
xm+1 x=1
Z 1
1 m! 0!
xm dx = = = .
m + 1 x=0 m + 1 (m + 0 + 1)!
0
6.3. Teoremas fundamentales del cálculo integral 141
Ahora, si n ∈ N y suponemos que la fórmula es cierta para n − 1 y cualquier m, integrando por partes
concluimos que lo es para n y cualquier m: para ello tomamos u(x) = (1 − x)n y v(x) = xm+1 /(m + 1),
con lo que
Z 1 Z 1 x=1 Z 1
xm (1 − x)n dx = u(x)v0 (x)dx = u(x)v(x) − u0 (x)v(x)dx
0 0 x=0 0
Z 1
n m+1 n−1
= x (1 − x) dx,
m+1 0
n (m + 1)! (n − 1)! m! n!
· = .
m + 1 (m + 1) + (n − 1) + 1 ! (m + n + 1)!
Corolario 6.3.3 (fórmula de Taylor con resto integral). Sea I un intervalo, c un punto de I, f una
función definida en I, n ∈ N. Supongamos que f es derivable en I hasta el orden n y que f (n) es
continua en I. Entonces para cada x ∈ I es
inversos, la pregunta natural sería: ¿podemos decir que derivando una función dada por la integral de
f recuperamos f ? Es tanto como decir: ¿podemos expresar una primitiva de f mediante integrales de
f ? La respuesta es afirmativa, como vamos a comprobar.
(si a < b el término de la derecha es ab | f |, como hasta ahora). En cuanto a la monotonía, notemos
R
Entonces:
a) F es continua en [a, b];
F 0 (x0 ) = f (x0 ).
Demostración. a) La función f es integrable, así que está acotada; sea K > 0 tal que | f (x)| ≤ K para
todo x ∈ [a, b]. Veamos que para cada x, y ∈ [a, b], |F(x) − F(y)| ≤ K|x − y|.
Si x = y, no hay nada que probar. Si no, podemos suponer que x > y, por ejemplo. Entonces,
Z x Z y Z x Zx
|F(x) − F(y)| =
f (t) dt − f (t) dt =
f (t) dt ≤ | f (t)| dt ≤ K|x − y|,
a a y y
como queríamos probar. Ahora, dado ε > 0, tenemos: para cada x, y ∈ [a, b] con |x − y| < ε/K, se
cumple que |F(x) − F(y)| < ε. Es decir, la función F es continua en [a, b] (de hecho hemos probado
que es uniformemente continua).
b) Supongamos que f es continua en algún x0 ∈ [a, b]. Se trata de probar que
F(x0 + h) − F(x0 )
lı́m = f (x0 ).
h→0 h
Tanto si h > 0 como si h < 0,
Z x0 +h Z x0 Z x0 +h
F(x0 + h) − F(x0 ) = f (t) dt − f (t) dt = f (t) dt,
a a x0
luego
Z x0 +h Z x0 +h Z x0 +h
F(x0 + h) − F(x0 ) 1 1 1
− f (x0 ) = f (t) dt − f (x0 ) dt = [ f (t) − f (x0 )] dt.
h h x0 h x0 h x0
Entonces, Z
F(x0 + h) − F(x0 ) 1 x0 +h
− f (x0 ) =
|h| x [ f (t) − f (x0 )] dt .
h 0
6.3. Teoremas fundamentales del cálculo integral 143
Sea ε > 0. Como f es continua en x0 , existe algún δ > 0 tal que | f (t) − f (x0 )| < ε, si |t − x0 | < δ .
Sea ahora |h| < δ . Si h > 0, entonces
F(x0 + h) − F(x0 ) 1 Z x0 +h 1 Z x0 +h
− f (x0 ) =
[ f (t) − f (x0 )] dt ≤ ε dt = ε;
h h x0 h x0
y si h < 0,
Z
1 x0
F(x0 + h) − F(x0 ) Z x0
1
− f (x )
0
= [ f (t) − f (x0 )] dt ≤
−h x +h ε dt = ε.
h −h x0 +h 0
En resumen,
F(x0 + h) − F(x0 )
− f (x0 ) ≤ ε,
h
si |h| < δ . Hemos probado que, en efecto,
F(x0 + h) − F(x0 )
lı́m = f (x0 ).
h→0 h
Realmente, se cumple un resultado más general:
Teorema 6.3.5. Sea f una función definida en un intervalo no trivial I cualquiera, que sea integrable
en cualquier intervalo cerrado y acotado contenido en I. Fijado un punto a ∈ I, definamos F : I → R
mediante Z x
F(x) = f.
a
Entonces:
a) F está bien definida y es continua en todo I;
b) en cada punto x0 ∈ I donde f sea continua, F es derivable y
F 0 (x0 ) = f (x0 ).
para algún b ∈ I, b > a. Y para los puntos a la izquierda de a, basta considerar la función
Z x
G(x) = f, x ∈ [b, a],
b
Corolario 6.3.6. Toda función f continua en un intervalo no trivial I cualquiera admite una primitiva
en dicho intervalo.
Demostración. Basta observar que, por ser continua, f es integrable en cada intervalo cerrado y aco-
tado contenido en I, y si fijamos un punto a ∈ I y consideramos la función F : I → R dada por
Z x
F(x) = f,
a
Aplicación. Podemos construir la función logarítmica como la primitiva de la función 1/x que se
anula para x = 1 (ver Apéndice).
Corolario 6.3.7. Sea f una función definida en un intervalo no trivial I cualquiera, integrable en
cualquier intervalo cerrado y acotado contenido en I y sea α : J → I derivable en x0 ∈ J. Dado a ∈ I,
sea G : J → R la función dada por
Z α(x)
G(x) = f.
a
Si f es continua en α(x0 ), entonces G es derivable en x0 , con
Z x
Demostración. Si definimos F en J como F(x) = f , x ∈ J, entonces G = F ◦ α, y por la regla de
a
la cadena (teorema 5.1.5) y el teorema fundamental del cálculo integral (teorema 6.3.4), resulta que
Z 2x
2
Ejemplo. Sea F : [0, +∞) → R dada por F(x) = e−t dt. Nos proponemos hallar sus extremos
x
relativos y absolutos y sus puntos de inflexión.
2
No podemos expresar una primitiva de e−t como combinación de funciones elementales, y en-
tonces no podemos aplicar la regla de Barrow (teorema 6.3.1) para calcular la integral y obtener otra
expresión de F. Pero sí que podemos obtener una expresión manejable de la derivada de F, gracias
al teorema fundamental del cálculo integral (teorema 6.3.4) y al corolario 6.3.7, que podemos aplicar
2
porque e−t es continua y 2x es derivable.
Z 2x Z x
−t 2 2
Como F(x) = e dt − e−t dt, resulta que para cualquier x ≥ 0,
0 0
2 2 2 2 2 2
F 0 (x) = 2e−4x − e−x = e−x (2e−3x − 1) = e−x (elog 2−3x − 1).
0 2 luego es positiva en [0,
p
Vemosp que F tiene el mismo signo que log 2 − 3x ,p (logp
2)/3) y negativa
en ( (log 2)/3, +∞). Por tanto F p es creciente en [0, (log 2)/3] y decreciente en [ (log 2)/3, +∞),
y alcanza su máximo absoluto en (log 2)/3. Su mínimo absoluto lo tiene en 0, ya que F(0) = 0 y,
para cualquier x > 0, F(x) es positiva por ser la integral de una función positiva en el intervalo no
trivial [x, 2x].
De la expresión de F 0 obtenemos que
2 1 2 2 2
F 00 (x) = 16xe−4x ( e3x − 1) = 16xe−4x (e3x −3 log 2 − 1),
8
√
de donde su signo es el de x2 − log 2, y deducimos que F es cóncava en [0, log 2] y convexa en
√ √
[ log 2, +∞). Tenemos un único punto de inflexión en log 2.
Es fácil ver, además, que el límite de F en +∞ es 0. Basta acotar el valor de F usando la monotonía
2
de la integral: como e−t es decreciente en [0, +∞), para todo t en el intervalo [x, 2x] se cumple que
2 2
e−t ≤ e−x , y entonces
Z 2x Z 2x
2 2 2
F(x) = e−t dt ≤ e−x dt = xe−x .
x x
x
Por la regla de L’Hospital 5.3.8 vemos que lı́m x2 = 0, luego también lı́m F(x) = 0.
x→+∞ e x→+∞
6.3. Teoremas fundamentales del cálculo integral 145
Teorema 6.3.8 (cambio de variable). Sea u una función derivable en un intervalo abierto J tal que
u0 es continua y sea I un intervalo abierto tal que u(J) ⊆ I. Si f es continua en I, entonces f ◦ u es
continua en J y
Z b Z u(b)
f (u(x))u0 (x) dx = f (t) dt (6.3)
a u(a)
para cualesquiera a, b ∈ J.
Demostración. Sea F una primitiva de f en I. Entonces (F ◦ u)0 = ( f ◦ u)u0 , y como f y ( f ◦ u)u0 son
integrables en intervalos cerrados y acotados (porque son continuas), por la regla de Barrow resulta
que
Z u(b) Z b
f = F(u(b)) − F(u(a)) = (F ◦ u)(b) − (F ◦ u)(a) = ( f ◦ u)u0 .
u(a) a
Z √3 p
Ejemplo. Calculemos el valor de √ 4 − x2 dx.
− 3
Ponemos
Z √3 p Z √3 q Z √3 q
1
√ 4 − x2 dx = √ 2 1 − (x/2)2 dx = √ 4 1 − (x/2)2 dx
− 3 − 3 − 3 2
(ahora hacemos el cambio de variable t = sen y según la fórmula (6.3), de derecha a izquierda)
Z π/3 p Z π/3 Z π/3
= 4 1 − sen2 y cos y dy = 4| cos y| cos y dy = 4 cos2 y dy
−π/3 −π/3 −π/3
y=π/3 4π √
Z π/3
= 2(1 + cos 2y) dy = (2y + sen 2y) = + 3.
−π/3 y=−π/3 3
Ejemplo (integrales de funciones pares e impares). Si f es par e integrable en [−a, a], entonces
Z a Z a
f =2 f.
−a 0
1
y= x
1 x
L(x) es el área de la figura
Demostración. La función f : (0, +∞) → R dada por f (t) = 1t es continua, luego L está bien definida,
es derivable en cada x ∈ (0, +∞) y su derivada es la función L0 (x) = f (x) = 1x .
Puesto que L0 = f es estrictamente positiva, L es estrictamente creciente. Como es continua (por-
que es derivable), su imagen L (0, +∞) es un intervalo, y para ver que este intervalo es todo R bastará
probar que la función L no está acotada superior ni inferiormente.
Ahora bien: dados a > 0 y n ∈ N, el cambio de variable t = un permite escribir
Z an Z a n−1 Z a
n 1 nu 1
L(a ) = dt = du = n du = nL(a).
1 t 1 un 1 u
Tomando a > 1, como L(a) > L(1) = 0, se deduce que L no está acotada superiormente; tomando
0 < a < 1, como L(a) < L(1) = 0, se deduce que L no está acotada inferiormente.
6.4. Apéndice: construcción de las funciones logarítmica y exponencial 147
Con esta información es suficiente para comprobar que su gráfica tiene la forma que ya conocemos
(complétese el estudio de la función de la manera habitual). En cuanto a la propiedad esencial del
logaritmo de transformar productos en sumas, tenemos:
Proposición 6.4.2. Para cualesquiera x, y ∈ (0, +∞), la función L cumple L(xy) = L(x) + L(y).
1 1
fy0 (x) = y · L0 (xy) = y · = = L0 (x)
xy x
para todo x, luego fy (x) = L(x) +C, para cierta constante C, en todo x > 0. Si tomamos x = 1 vemos
que C = L(y).
n
Observación. La sucesión 1 + 1n es convergente, y denotando su límite por e, resulta L(e) = 1. En
efecto:
1 n L 1 + 1n − L(1)
1 1
L 1+ = nL 1 + = → L0 (1) = = 1;
n n 1/n 1
la función
n inversa de L es continua, porque L es estrictamente creciente y continua, así que la sucesión
1 + n1 tiene límite y
1 n 1 n
−1
1+ = L L 1+ → L−1 (1).
n n
Es fácil, igualmente, obtener las equivalencias conocidas y el desarrollo de Taylor-Maclaurin para
L(1 + x). Lo dejamos como ejercicio para el lector.
Por último, la función inversa L−1 : R → (0, +∞), tiene todas las propiedades admitidas para la
función ex , de modo que tenemos aquí una manera de introducir rigurosamente la función exponencial.
Definición 6.4.3. Se llama función exponencial a la función exp : R → R definida por exp(x) =
L−1 (x).
Así pues, exp(x) = y si y solo si L(y) = x; en particular, exp(0) = 1 y exp(1) = e. Suele escribirse
ex en lugar de exp(x).
b) e0 = 1.
1
c) Para cada x ∈ R, = e−x y, en particular, ex 6= 0.
ex
d) Dados x, y ∈ R, ex+y = ex · ey .
n
e) Dados n ∈ N y x ∈ R, enx es el producto de n factores iguales a ex : enx = ex · · ·ex .
148 Capítulo 6. La integral de Riemann
En esta demostración se observa que todas las propiedades básicas de la función exponencial se
deducen realmente de a) y b), que en este sentido pueden ser consideradas sus propiedades fundamen-
tales.
6.5. Apéndice: cálculo de áreas, longitudes y volúmenes 149
Aunque no vamos a definir con rigor qué es una curva plana, a menudo viene dada como la gráfica
de una función f : I → R, donde I es un intervalo y se pide que f sea continua, o continua a trozos,
o derivable. . . Esta forma de representar una curva plana se llama explícita. Por ejemplo, la gráfica de
la función y = x2 es una parábola. También pueden venir definidas en forma paramétrica, es decir,
como puntos de la forma (x(t), y(t)), donde x : I → R, y : I → R son dos funciones e I es un intervalo.
Por ejemplo, la circunferencia con centro en el origen de coordenadas y radio 1 se puede expresar en
forma paramétrica como
x = cost, y = sent,
t ∈ [0, 2π]
Otra manera de describir una curva plana es en coordenadas polares: si representamos por ρ el radio
y por θ un argumento de un punto del plano, los puntos que cumplen ρ = 1 son la circunferencia con
centro en el origen de coordenadas y radio 1. La ecuación ρ = θ es la de una espiral. En general, una
curva en coordenadas polares es una relación ρ = ϕ(θ ).
Una curva en forma explícita (y = f (x)) se puede expresar siempre en forma paramétrica: x = t,
y = f (t). Una curva en forma polar (ρ = ϕ(θ )) también se puede expresar siempre en forma para-
métrica: x = ϕ(θ ) cos θ , y = ϕ(θ ) sen θ . En cambio, no toda curva en forma paramétrica se puede
expresar en forma explícita ni en forma polar. Y no toda curva en forma explícita se puede poner en
forma polar ni viceversa.
A continuación recogemos, sin demostración, diversas fórmulas que permiten calcular la longitud
de una curva plana y el área de una superficie o el volumen de un cuerpo asociados a curvas planas.
En cada caso se supone que las funciones que aparecen son continuas a trozos, o derivables a trozos,
según haga falta para que las integrales estén bien definidas.
y = f (x)
y = f (x)
a
a b
Rb Rb
El área de la figura es a f (x) dx, El área de la figura es a | f (x)| dx
si f (x) ≥ 0 para todo x ∈ [a, b]
150 Capítulo 6. La integral de Riemann
y = g(x)
y = f (x)
a
b
Rb
El área de la figura es a | f (x) − g(x)| dx
ρ = ρ(θ )
β
R
El área de la figura es tt01 y(t)x0 (t) dt , El área de la figura es 1 Rβ
ρ(θ )2 dθ
2 α
si la curva es cerrada
(x(t0 ), y(t0 ))
b
Rbp R t1 p
La longitud de la curva es a 1 + f 0 (x)2 dx La longitud de la curva es t0 x0 (t)2 + y0 (t)2 dt
6.5. Apéndice: cálculo de áreas, longitudes y volúmenes 151
ρ = ρ(θ )
β
Rβ p
El área de la figura es α ρ(θ )2 + ρ 0 (θ )2 dθ
y = f (x) y = f (x)
a a
b b
El volumen del cuerpo generado al girar la figura El volumen del cuerpoR generado al girar la figura
alrededor del eje x es ab π f (x)2 dx alrededor del eje x es ab 2πx| f (x)| dx, si a, b ≥ 0
R
ρ = ρ(θ )
(x(t1 ), y(t1 ))
(x(t0 ), y(t0 ))
β
α
área S(x)
y = f (x)
a (x(t1 ), y(t1 ))
(x(t0 ), y(t0 ))
b
El área de la superficie generada al girar la curva El área de la superficie generada al girar la curva
alrededor del eje x es ab π f (x)2 dx
R R
t1
alrededor del eje x es t0 πy(t)2 x0 (t) dt ,
ρ = ρ(θ )
β
α
de variable: Si f (t) dt = F(t), esto es, F 0 (t) = f (t), y ϕ es una función derivable, enton-
R
Cambio
ces f (ϕ(x))ϕ 0 (x) dx = F(ϕ(x)). Abreviadamente,
R
Z Z
f (ϕ(x))ϕ 0 (x) dx = f (t) dt = F(t) = F(ϕ(x)).
En el primer paso “se hace el cambio de variable t = ϕ(x), dt = ϕ 0 (x) dx”; en el último paso “se
deshace el cambio t = ϕ(x)”.
dx
Z Z
h) = (1 + tg2 x) dx = tg x +C
cos2 x
dx
Z
i) = − ctg x +C
sen2 x
dx 1 x+a 1 x+a
Z
j) 2 2
= arc tg +C = − arc ctg + D, si b 6= 0
(x + a) + b b b b b
2(x + a)
Z
k) dx = log |(x + a)2 + b| +C
(x + a)2 + b
2(x + a) 1/(1 − n)
Z
l) 2 n
dx = +C, si n 6= 1
[(x + a) + b] [(x + a)2 + b]n−1
154 Capítulo 6. La integral de Riemann
dx
Z q
m) p = log x + a + (x + a)2 + b +C
(x + a)2 + b
dx x+a x+a
Z
n) p = arc sen +C = − arc cos + D, si b > 0
b2 − (x + a)2 b b
dx
Z
ñ) = arc tg x +C = − arc ctg x + D (es un caso particular de j))
x2 + 1
dx
Z p
o) √ = arg senh x +C = log(x + x2 + 1) +C (es un caso particular de m))
x2 + 1
dx
Z p
p) √ = arg cosh x +C = log x + x2 − 1 +C (es un caso particular de m))
2
x −1
dx
Z
q) √ = arc sen x +C = − arc cos x + D (es un caso particular de n))
1 − x2
dx a2 1 −n dy
Z Z
= (b − )2
(x2 + ax + b)n 4 (1 + y2 )n
Mx + N
Z
c) dx, donde a2 − 4b < 0 y n ∈ N. Se reduce a una integral inmediata y otra del
(x2 + ax + b)n
tipo anterior:
Mx + N M 2x + a aM dx
Z Z Z
2 n
dx = 2 n
dx + (N − )
(x + ax + b) 2 (x + ax + b) 2 (x2 + ax + b)n
P(x)
Z
d) dx, donde P y Q son polinomios cualesquiera. Se reduce a integrales inmediatas y de
Q(x)
P(x)
los tipos anteriores, descomponiendo en fracciones simples: una suma de un polinomio y
Q(x)
Mx + N A
una o varias funciones racionales de las formas 2 , .
(x + ax + b)n (x + c)m
6.6. Apéndice: cálculo de primitivas 155
Funciones trigonométricas:
R
a) R(sen x) cos x dx, donde R es una función racional. Se reduce a la integral de una función
racional con el cambio t = sen x.
R
b) R(cos x) sen x dx, donde R es una función racional. Se reduce a la integral de una función
racional con el cambio t = cos x.
R
c) R(tg x) dx, donde R es una función racional. Se reduce a la integral de una función racional
con el cambio t = tg x.
R
d) R(sen x, cos x) dx, donde R es una función racional. Se reduce a la integral de una función
x 2 dt 1 − t2 2t
racional con el cambio t = tg , dx = 2
, cos x = 2
, sen x = .
2 1+t 1+t 1 + t2
e) Los productos de funciones trigonométricas se transforman en sumas, mediante las fórmulas
siguientes:
P(x)
Z
d) √ dx, donde P es un polinomio. Se hallan una constante K y un polinomio Q de
2
ax + bx + c
grado menor que P, tales que
P(x) dx
Z p Z
√ 2
dx = Q(x) ax + bx + c + K √ .
2
ax + bx + c 2
ax + bx + c
dx 1
Z
e) √ . Se hace el cambio x − u = y se reduce a una de las anteriores.
(x − u)m 2
ax + bx + c t
156 Capítulo 6. La integral de Riemann
Z q
f) R(x, a2 − (x + b)2 ) dx, donde R es una función racional. Se reduce a la integral de una
función de tipo trigonométrico mediante uno de los dos cambios x + b = a cost, x + b = a sent.
Z q
g) R(x, (x + b)2 − a2 ) dx, donde R es una función racional. Se reduce a la integral de una
a a
función de tipo trigonométrico mediante uno de los dos cambios x + b = , x+b = .
cost sent
Z q
h) R(x, a2 + (x + b)2 ) dx, donde R es una función racional. Se reduce a la integral de una
a
función de tipo trigonométrico mediante uno de los dos cambios x + b = a tgt, x + b = .
tgt
Z p
i) R(x, ax2 + bx + c) dx, donde R es una función racional. O bien se expresa como uno de los
tres tipos anteriores, o bien se reduce a la integral de una función racional mediante un cambio
de variable de Euler:
√ √
• ax2 + bx + c = t ± x a, si a > 0;
√ √
• ax2 + bx + c = tx ± c, si c > 0;
√
• ax2 + bx + c = t(x − u), si au2 + bu + c = 0.
Z
j) xr (a + bxs ) p dx, donde r, s y p son números racionales. Solo se integran en los siguientes
casos:
6.7. Ejercicios
Ejercicio 6.1. Calcular las primitivas de las siguientes funciones:
√
(1 + x)3 (arc sen x)2 1
1) 2) √ 3) √
x1/3 1 − x2 x − x2
sen3 x 1
4) 4 cos3 x − 3 cos xsen x 5) √ 6)
cos x a e + b2 e−x
2 x
√ 1 1
7) x5 1 − x3 8) 7
9)
x(x + 1) sen x + cos x
10) arc tg x 11) cos x log(1 + cos x) 12) log2 x
xex x2 − 3x + 3 1
16) 17) 18)
(1 + x)2 x2 − 3x + 2 (x2 − 4x + 3)(x2 + 4x + 5)
x 3x + 5 1
19) 20) 21)
x4 + (a + b)x2 + ab (x + 2x + 2)2
2 x + x2 + 1
4
√
1 1 x − x2
22) 23) √ 24)
x4 + 1 x x2 − 1 x4
√
(1 + x)2 1+x 1
25) √ 26) √ 27) √
2+ x 1+ x x 2x + 1
1 3x2/3 − 7 3
28) √ 29) 30)
x( 1 + x − 2) x − 7x1/3 + 6 x + 3(x + 4)2/3
√ √ r
x+ x+1 x+1+2 1 3+x
31) √ 32) √ 33)
x− x+1 (x + 1)2 − x + 1 x+1 x−1
1 1
34) sec3 x 35) 36)
(a + b cos x) sen x 2 + 3 tg x
x2 x2 − 3x + 7 x2
37) √ 38) √ 39) √
2x − x2 2x2 + 4x + 5 3x2 − x + 1
x senn x
Z π
y calcular, para n = 1 y n = 3, dx.
0 1 + cos2 x
Ejercicio 6.4. Calcular las integrales definidas siguientes:
Z √3 p Z 4√ 2
x −4 sen x
Z π/2
a) 2
4 − x dx b) dx c) dx
√
− 3 2 x4 0 3 + sen2 x
Z 1p Z 1
log(1 + x)
Z π/2 p
d) 2x − x2 dx e) dx f) cos x − cos3 x dx
0 0 (1 + x)2 −π/2
158 Capítulo 6. La integral de Riemann
Ejercicio 6.5. Probar que las siguientes funciones son derivables y hallar sus derivadas:
Z x3
a) F(x) = sen3 t dt
a
Z b
b) F(x) = f (x + t) dt, con f continua
a
Z x
c) F(x) = x f (t) dt, con f continua
0
Z g(x)
d) F(x) = h(t) dt, con h continua y f y g derivables
f (x)
Z x Z x Z u
Ejercicio 6.6. Demostrar que si f es continua, f (u)(x − u) du = f (t) dt du.
0 0 0
Z x t
e −1
dt
Ejercicio 6.7. Hallar el siguiente límite: lı́m+ x2 sent 2 .
x→0 log x
n−1
Z π/2 Z π/2
n
Ejercicio 6.8. Demostrar que sen x dx = senn−2 x dx, para cada n ≥ 2. Probar que
0 n 0
para cada n ≥ 1 se tiene:
2 · 4 · 6 . . . 2n
Z π/2
a) sen2n+1 x dx =
0 3 · 5 · 7 . . . (2n + 1)
π 1 · 3 · 5 . . . (2n − 1)
Z π/2
b) sen2n x dx = ·
0 2 2 · 4 · 6 . . . 2n
Ejercicio 6.9. Hallar el área de la figura limitada por la parábola y = −x2 − 2x + 3, su tangente en el
punto (2, −5) y el eje y.
Ejercicio 6.10. Calcular el área de la figura limitada por la curva y2 = x(x − 1)2 .
√ √
Ejercicio 6.11. La corona circular centrada en el origen y de radio interior 2 y radio exterior 6 se
corta con la parábola de ecuación x = y2 . Hallar el área de una de las dos superficies que se forman.
Ejercicio 6.12. Hallar el valor del parámetro λ para el que la curva y = λ cos x divide en dos partes
de igual área la región limitada por el eje x, la curva y = sen x y la recta x = π/2.
Ejercicio 6.13. Hallar la longitud del arco que la recta x = 4/3 corta en la curva y2 = x3 .
Ejercicio 6.14. Calcular la longitud del arco de la curva y = log cos x entre los puntos de abscisas
x = 0, x = π/4.
1 1
Ejercicio 6.15. Hallar la longitud del arco de la curva x = y2 − log y entre los puntos y = 1 e y = 2.
4 2
Ejercicio 6.16. Hallar la longitud de la astroide x2/3 + y2/3 = a2/3 , donde a > 0.
Ejercicio 6.17. Hallar el volumen del sólido obtenido al girar la curva a2 y2 = ax3 − x4 alrededor del
eje x (a > 0).
6.7. Ejercicios 159
Ejercicio 6.18. Calcular el volumen del sólido engendrado al girar alrededor del eje x la figura limi-
x
tada por y = a cosh y las rectas x = c, x = −c (a, c > 0).
a
Ejercicio 6.19. La figura limitada por la sinusoide y = sen x (0 ≤ x ≤ π/2), el eje de ordenadas y la
recta y = 1 gira alrededor del eje y. Calcular el volumen del sólido de revolución así engendrado.
Ejercicio 6.20. Hallar el área del elipsoide formado al girar alrededor del eje x la elipse de ecuación
x 2 y2
+ = 1 (a > b > 0).
a2 b2
Ejercicio 6.21. Hallar el área de la superficie generada al girar alrededor del eje y la porción de la
curva y = x2 /2 cortada por la recta y = 3/2.
Ejercicio 6.22. Hallar el área de la superficie generada al girar alrededor del eje x la porción de la
curva y2 = 4 + x cortada por la recta x = 2.
Capítulo 7
Integrales impropias
Puesto que f es continua, para cada x ∈ (0, 1] existe su integral en [x, 1], que vale
Z 1 Z 1
f= logt dt = [t logt − t]t=1
t=x = −1 − x log x + x;
x x
y como
Z 1
lı́m f = lı́m+ [−1 − x log x + x] = −1,
x→0+ x x→0
Igualmente, si en el intervalo no acotado [0, +∞) tomamos la función continua f (t) = e−t , para cada
x ∈ [0, +∞) tenemos
Z x Z x
f= e−t dt = [−e−t ]t=x −x
t=0 = −e + 1,
Z0 x 0
f = lı́m −e−x + 1 = 1,
lı́m
x→+∞ 0 x→+∞
Siguiendo estas ideas podemos definir en distintas situaciones una integral generalizada o integral
impropia, lo que nos llevará a estudiar diferentes tipos de condiciones que permitan asegurar su exis-
tencia.
161
162 Capítulo 7. Integrales impropias
Por ejemplo, todas las funciones continuas y todas las funciones monótonas, acotadas o no, son
localmente integrables.
Obsérvese que si −∞ < a < b ≤ +∞, una función f es localmente integrable en [a, b) si y solo si
es integrable en cada intervalo [a, x] ⊆ [a, b). Análogamente, si −∞ ≤ a < b < +∞, una función f es
localmente integrable en (a, b] si y solo si es integrable en cada intervalo [x, b] ⊆ (a, b].
Consideremos en primer lugar funciones definidas en intervalos del tipo [a, b), donde b es finito o
+∞.
Definición 7.1.2. Dada una función f : [a, b) → R localmente integrable, −∞ < a < b ≤ +∞, si existe
el límite Z x
lı́m− f (t) dt (7.1)
x→b a
Rb
y es finito, decimos que la integral impropia a f es convergente, y al valor de dicho límite lo llama-
mos integral impropia de f en el intervalo [a, b); se denota por ab f . Si el límite (7.1) existe, pero es
R
+∞ o −∞, decimos que la integral impropia diverge a +∞ o −∞, y si no existe el límite decimos que
la integral impropia no existe, o que no tiene sentido, o que es oscilante (esta última denominación
se reserva en algunos textos para otro concepto distinto).
Definición 7.1.3. Dada una función f : (a, b] → R localmente integrable, −∞ ≤ a < b < +∞, decimos
que la integral impropia ab f es convergente si existe el límite
R
Z b
lı́m+ f (t) dt (7.2)
x→a x
y es finito, yR al valor de dicho límite lo llamamos integral impropia de f en el intervalo (a, b]; se
denota por ab f . Si el límite (7.2) existe, pero es +∞ o −∞, decimos que la integral impropia diverge
a +∞ o −∞, y si no existe el límite decimos que la integral impropia no existe, o no tiene sentido, o
que es oscilante.
Definición 7.1.4. Dada una función f : (a, b) → R localmente integrable, −∞ ≤R a < bR≤ +∞, decimos
que la integral impropia ab f es convergente si existe un c ∈ (a, b) tal que ac f y cb f son ambas
R
Del siguiente resultado (y de su análogo para intervalos semiabiertos por la izquierda) se deduce
que en esta definición es indiferente el punto c que se elija. También se deduce que la convergencia
de una integral impropia es un concepto local, que depende solo del comportamiento del integrando
cerca del punto impropio, en un entorno del extremo conflictivo.
Proposición 7.1.5. Sea f : [a, b) → R una función localmente integrable y sea a < c < b. La función
f es integrable en sentido impropio en [a, b) si y solo si es integrable en sentido impropio en [c, b), en
cuyo caso se tiene
Z b Z c Z b
f= f+ f. (7.3)
a a c
Por tanto, el límite cuando x → b− de la primera integral existe si y solo si existe el límite de la tercera
integral, y cuando esto suceda, pasando al límite se obtiene la relación (7.3).
Los conceptos anteriores se extienden al caso de funciones definidas en una unión finita de inter-
valos disjuntos. Por ejemplo:
Definición 7.1.6. Sea J = ∪nk=1 Ik , donde (Ik )nk=1 es una familia de intervalos
R
disjuntos. Si f es una
función localmente integrable en J, se dice que la integral impropia J f es convergente si converge
cada una de las integrales abkk f , donde ak y bk son los extremos de Ik ; en ese caso, se define
R
Z n Z bk
J
f= ∑ f.
k=1 ak
Nota. Cuando los intervalos (IkR) son contiguos, es decir, cuando b1 = a2 , . . . , bk−1 = ak , . . . , bn−1 = an ,
suele escibirse ab1n f en vez de J f .
R
Z b Z b
dt dt
Ejemplos. a) Dado α ∈ R, las integrales impropias y son convergentes
a (t − a)α a (b − t)α
si α < 1, y divergen a +∞ si α ≥ 1.
Z +∞
dt
b) La integral impropia es convergente si α > 1. Si α ≤ 1, diverge a +∞.
1 tα
Z +∞
c) La integral impropia e−αt dt es convergente si α > 0. Si α ≤ 0, diverge a +∞.
0
d) La función
1
f (x) = √
1 − x2
es localmente integrable en (−1, 1) porque es continua. Su integral impropia es convergente:
Z 1 Z 0 Z 1
dx dx dx π π
√ = √ + √ = −(− ) + = π
−1 1 − x2 −1 1 − x2 0 1 − x2 2 2
( f tiene como primitiva la función arc sen).
164 Capítulo 7. Integrales impropias
Nota. Para más sencillez, solo vamos a considerar por lo general integrales impropias en intervalos
del tipo [a, b), donde −∞ < a < b ≤ +∞. Dejamos al lector escribir las modificaciones pertinentes
para los otros casos.
La noción de integral impropia se reduce a la de integral de Riemann cuando tratamos con fun-
ciones integrables-Riemann.
Proposición 7.1.7. Sea f : [a, b] → R una función integrable-Riemann en [a, b]. Entonces f es inte-
grable en sentido impropio en [a, b) y su integral impropia es igual a la integral de Riemann.
Demostración. Según el teorema fundamental del cálculo integral (teorema 6.3.4), la función
Z x
F(x) = f
a
Esto demuestra que f es integrable en sentido impropio en [a, b) y que su integral impropia es igual a
la integral de Riemann.
La misma idea sirve para demostrar que si una función es continua en [a, b) y en b tiene una
discontinuidad evitable, entonces es integrable en sentido impropio en [a, b):
Proposición 7.1.8. Sea −∞ < a < b < +∞. Si f : [a, b) → R es una función continua y existe el límite
lı́m− f (x) ∈ R, entonces f es integrable en sentido impropio en [a, b) y
x→b
Z b Z b
f= g,
a a
Demostración. La función g es integrable Riemann, ya que es continua en [a, b]. Según la definición
de integral impropia,
Z b Z x Z x Z b
f = lı́m− f = lı́m− g= g,
a x→b a x→b a a
donde en la última igualdad se usa el teorema fundamental del cálculo integral (teorema 6.3.4).
Observación. Con la misma demostración, se puede probar que si f es una función localmente inte-
grable en [a, b) y se puede extender a una función integrable-Riemann en [a, b], entonces la integral
impropia
Z b
f
a
es convergente.
7.1. Definición de integral impropia y primeras propiedades 165
Proposición 7.1.9. Sean f , g funciones integrables en sentido impropio en un intervalo [a, b). Dados
λ , µ ∈ R, la integral impropia
Z b
(λ f + µg)
a
es convergente, y se cumple
Z b Z b Z b
(λ f + µg) = λ f +µ g.
a a a
Proposición 7.1.10 (regla de Barrow para integrales impropias). Sea g una función derivable en
Z b
[a, b) y tal que g0 es localmente integrable en [a, b). La integral impropia g0 es convergente si y
a
solo si el límite lı́m− g(x) existe y es finito. Y si eso ocurre, entonces se verifica
x→b
Z b
g0 = lı́m− g(x) − g(a).
a x→b
Proposición 7.1.11 (integración por partes en integrales impropias). Sean u, v funciones deriva-
bles en [a, b) y tales que u0 , v0 son localmente integrables en [a, b). Si existen y son reales dos de los
límites siguientes:
Z x Z x
lı́m− uv0 , lı́m− u(x)v(x), lı́m− u0 v,
x→b a x→b x→b a
Proposición 7.2.1. Sea f una función localmente integrable y no negativa en [a, b). La integral im-
propia ab f es convergente si y solo si la función
R
Z x
F(x) = f, x ∈ [a, b)
a
se deduce que el límite es finito si F está acotada (superiormente), mientras que si no está acotada el
límite es +∞.
Una consecuencia importante de este resultado es el siguiente criterio de comparación, que per-
mite reducir el estudio de la convergencia de una integral impropia al de otras conocidas.
Proposición 7.2.3 (criterio de comparación por paso al límite). Sean f , g funciones no negativas
localmente integrables en un intervalo [a, b). Supongamos que existe
f (x)
lı́m = ` ∈ [0, +∞) ∪ {+∞}.
x→b− g(x)
Rb Rb
a) Si ` < +∞ y la integral impropia a g converge, entonces la integral impropia a f también
converge.
Rb Rb
b) Si 0 < ` y la integral impropia a g diverge, entonces la integral impropia a f también diverge.
Demostración. a) Si ` < ∞, tomemos ` < K < ∞; existe un c tal que f (x) < Kg(x) si c < x < b. Basta
entonces aplicar el criterio 7.2.2 de mayoración.
b) Si 0 < `, tomemos 0 < K < `; existe algún c tal que f (x) > Kg(x) si c < x < b. Por el crite-
rio 7.2.2 de mayoración, si la integral impropia ab g diverge necesariamente la integral impropia ab f
R R
debe divergir.
c) Es una consecuencia inmediata de a) y b).
Nótese que si, en particular, es f (x) ∼ g(x) cuando x → b− , entonces ab f y ab g tienen el mismo
R R
carácter.
Examinando los ejemplos que hemos visto de convergencia y divergencia, del criterio 7.2.3 se
deduce:
Corolario 7.2.4 (criterio de Pringsheim). a) Sea f una función no negativa, localmente integra-
ble en un intervalo [a, +∞) y tal que para algún α existe el límite
Entonces:
R +∞
• si α ≤ 1 y ` > 0, la integral a f diverge (a +∞).
R +∞
• si α > 1 y ` 6= +∞, la integral a f converge.
b) Sea f una función no negativa, localmente integrable en un intervalo [a, b), con −∞ < a < b <
+∞, y tal que para algún α existe el límite
Entonces:
Rb
• si α ≥ 1 y ` > 0, la integral a f diverge (a +∞).
Rb
• si α < 1 y ` 6= +∞, la integral a f converge.
es convergente.
0 ≤ f+ ≤ | f |, 0 ≤ f− ≤ | f |,
así que las integrales impropias ab f+ y ab f− son convergentes. También es fácil comprobar que
R R
f−
f
f+
Las funciones f , f + y f −
Sin embargo, hay integrales impropias convergentes que no son absolutamente convergentes. El
ejemplo estándar es precisamente la integral 0+∞ senx x dx, como vemos a continuación.
R
R +∞ | sen x|
Ejemplo. La integral 0 x dx no es convergente. En efecto: para cada n ∈ N,
Z nπ Z nπ Z n+1
| sen x| 1 2 2 dx
dx ≥ | sen x| dx = ≥ .
(n−1)π x nπ (n−1)π nπ π n x
Luego
Z Nπ Z N+1
| sen x| 2 dx 2
dx ≥ = log(N + 1) → +∞.
0 x π 1 x π
Definición 7.2.7. Si una integral impropia es convergente pero no es absolutamente convergente, se
dice que es condicionalmente convergente.
7.3. Ejercicios 169
Proposición 7.2.8 (criterio de Abel). Sea f una función integrable en sentido impropio en un in-
tervalo [a, b) y g una función monótona y acotada en dicho intervalo. Entonces la integral ab f g es
R
convergente.
7.3. Ejercicios
Ejercicio 7.1. Estudiar la convergencia de la integral
Z +∞
dx
p .
−1 |x(1 − x2 )|
Ejercicio 7.3. Estudiar la convergencia de las siguientes integrales y, si convergen, calcular su valor:
Z +∞ Z +∞ Z 0 Z 1
dx dx
a) b) c) xex dx d) x| log x| dx
1 x(1 + x2 ) 2
2
x −1 −∞ 0
cos2 x x2 dx
Z +∞ Z 2
dx dx
Z π Z π
e) f) dx g) √ h) √
0 2 + cos x 0 1 + cos2 x 1 x x2 − 1 −2 4 − x2
Z +∞ −x Z +∞ Z +∞ Z 3
e −x |x−2|
i) dx j) |x − 3|e dx k) xe dx l) |x − 2| log x dx
1 + ex
1 0 0 1
Z 1r
1+x
m) dx
−1 1−x
170 Capítulo 7. Integrales impropias
Ejercicio 7.4 (funciones gamma y beta de Euler). Probar que dados t, u, v ∈ (0, +∞), las siguientes
integrales son convergentes:
Z +∞
Γ(t) = xt−1 e−x dx,
0
Z 1
B(u, v) = xu−1 (1 − x)v−1 dx.
0
Series numéricas
Ahora bien: si, en definitiva, vamos a parar al estudio de la convergencia de una sucesión, ¿qué
novedad vamos a encontrar respecto a lo que ya sabemos de sucesiones? El cambio radica en el punto
de partida: tomando como dato la sucesión de sumandos (an ), nos planteamos determinar propiedades
de la sucesión de sumas (sn ) basándonos en propiedades de los términos an . Pasemos a formalizar
estas ideas.
sn = a1 + a2 + · · · + an .
171
172 Capítulo 8. Series numéricas
Nota. A veces es cómodo considerar series de la forma ∑∞ n=m an , donde m es un número entero: las
sumas parciales serán entonces s1 = am , s2 = am + am+1 ,. . . , sn = am + · · · + am+n−1 , . . .
Se utiliza también la notación am + am+1 + · · · + an + · · · en vez de ∑∞n=m an y, cuando no da lugar
a confusión, se abrevia en ∑ an .
Ejemplo. Una serie ∑∞ n=1 an es una serie geométrica si existe un r ∈ R tal que para todo n ∈ N es
an+1 = ran (o an+1 /an = r si a1 6= 0); de otro modo, si es de la forma ∑∞ n
n=0 ar . Si sn es su suma parcial
n-ésima, se tendrá ( n
n−1 a 1−r
1−r si r 6= 1
sn = a + ar + · · · + ar = .
an si r = 1
Excluyendo el caso trivial a = 0, se sigue:
∞
a
a) si |r| < 1, la serie ∑ arn es convergente y la suma es 1 − r ;
n=0
d) si r < −1, la serie es oscilante y las sumas parciales tienden, en valor absoluto, a +∞.
Ejemplo. La serie
∞
1
∑n
n=1
se llama serie armónica Se comprueba que, para cada n, su suma parcial n-ésima, denotada habitual-
mente por Hn , cumple
n n Z k+1 Z n+1
1 dx dx
Hn = ∑ ≥ ∑ = = log(n + 1),
k=1 k k=1 k x 1 x
1
luego la serie armónica diverge a +∞ a pesar de que lı́m = 0.
n n
8.1. Definición y primeras propiedades 173
a) ∑∞ ∞
n=1 an converge si y solo si converge ∑n=m an . Si convergen, entonces
∞ m−1 ∞
∑ an = ∑ an + ∑ an .
n=1 n=1 n=m
b) ∑∞ ∞
n=1 an diverge a +∞ si y solo si ∑n=m an diverge a +∞.
c) ∑∞ ∞
n=1 an diverge a −∞ si y solo si ∑n=m an diverge a −∞.
d) ∑∞ ∞
n=1 an es oscilante si y solo si ∑n=m an es oscilante.
donde ∑n=1
m−1
an está fijo (independiente de p), y aplicar las definiciones previas y los resultados cono-
cidos para sucesiones.
∞ ∞ ∞
∑ (αan + β bn ) = α ∑ an + β ∑ bn .
n=1 n=1 n=1
Corolario 8.1.4. Si ∑∞ ∞ ∞
n=1 an converge y ∑n=1 bn no es convergente, entonces ∑n=1 (an + bn ) no es
convergente.
Demostración. Si la serie ∑∞
n=1 (an + bn ) convergiera, entonces la serie
∞ ∞
∑ bn = ∑
(an + bn ) + (−1)an
n=1 n=1
N
sN = ∑ an = (b1 − b2 ) + (b2 − b3 ) + · · · + (bN−1 − bN ) + (bN − bN+1 ) = b1 − bN+1 .
n=1
1 1 1
Ejemplo. Si an = = − , entonces la suma parcial N-ésima es simplemente
n(n + 1) n n + 1
N N
1 1 1 1
SN = ∑ n(n + 1) = ∑ −
n n+1
= 1−
N +1
,
n=1 n=1
1
Ejemplo. Sea ahora an = log 1 + . La suma parcial de orden N es
n
N N N
1
∑ an = ∑ log 1 + = ∑ log(n + 1) − log n = log(N + 1) − log 1 = log(N + 1)
n=1 n=1 n n=1
∞
1
y tiende a +∞. Es decir, la serie ∑ log 1+
n
diverge a +∞.
n=1
lo que no añade nada interesante al estudio de la serie. Como es obvio, el resultado que hemos obtenido
solo es útil cuando la sucesión (bn ) es una sucesión conocida, cuyo comportamiento sabemos de
antemano.
entonces
∃ lı́m sN ∈ R.
N
Esta condición no es suficiente para la convergencia de una serie: veremos numerosos ejemplos de
series no convergentes cuya sucesión de términos tiende a 0; el más sencillo es quizá la serie armónica
∞
1 1 1 1
∑ n = 1+ 2 + 3 +···+ n +··· ,
n=1
Teorema 8.1.7 (condición de Cauchy para la convergencia de una serie). Una serie ∑∞ n=1 an es
convergente si y solo si para cada ε > 0 existe un N = N(ε) tal que para cualesquiera m,n ∈ N con
m ≥ n > N se cumple
m
∑ ak < ε.
k=n
sn+1 − sn = an+1 ≥ 0,
la sucesión (sn ) es monótona no decreciente. Luego o bien está acotada superiormente y converge, o
bien no está acotada superiormente y diverge a +∞.
176 Capítulo 8. Series numéricas
Este resultado permite deducir en algunos casos la convergencia (o divergencia) de una serie a
partir del carácter de otra serie conocida.
Teorema 8.2.2 (criterio de comparación por mayoración). Sean ∑∞ ∞
n=1 an y ∑n=1 bn dos series y
n0 ∈ N de modo que para n ≥ n0 es 0 ≤ an ≤ bn . Si ∑n=1 bn converge, también converge ∑∞
∞
n=1 an . En
∞ ∞
consecuencia, si ∑n=1 an diverge, ∑n=1 bn es asimismo divergente.
Demostración. Sabemos que ∑∞ ∞ ∞
n=1 an tiene el mismo carácter que ∑n=n0 an , y que ∑n=1 bn tiene el
mismo carácter que ∑n=n0 bn . Denotando por (sn ) la sucesión de sumas parciales de ∑∞
∞
n=n0 an y por
∞
(tn ) la de ∑n=n0 bn , se sigue que para cada n ∈ N es sn ≤ tn , luego si (tn ) está acotada superiormente,
(sn ) estará acotada superiormente. Y si (sn ) no está acotada superiormente, (tn ) tampoco puede estar
acotada superiormente. Basta aplicar ahora la proposición 8.2.1.
b) Si 0 < ` y la serie ∑∞ ∞
n=1 bn diverge, entonces la serie ∑n=1 an también diverge.
Demostración. a) Sea C ∈ (`, +∞) (por ejemplo C = ` + 1). Entonces existe algún n0 ∈ N tal que
an /bn ≤ C para todo n ≥ n0 , es decir, 0 ≤ an ≤ Cbn para todo n ≥ n0 . Si la serie ∑∞ n=1 bn converge,
entonces también la serie ∑∞ n=1 Cb n converge y, por el criterio 8.2.2 de maroración, la serie ∑∞
n=1 an
converge.
b) Sea C ∈ (0, `). Existe algún n0 ∈ N tal que an /bn ≥ C para todo n ≥ n0 , es decir, an ≥ Cbn ≥ 0
para todo n ≥ n0 . Si la serie ∑∞ ∞
n=1 bn diverge, entonces también la serie ∑n=1 Cbn diverge y, por el
∞
criterio 8.2.2 de mayoración, la serie ∑n=1 an diverge.
c) Basta aplicar a) y b).
a) Si R < 1, la serie ∑∞
n=1 an es convergente.
a) Si R < 1, la serie ∑∞
n=1 an es convergente.
b) Si R < 1, la serie ∑∞
n=1 an diverge a +∞.
n Z n
c) Para cada n ∈ N se tiene ∑ f (k) = 1
f +C + εn , con 0 ≤ εn ≤ f (n) − lı́m f (x).
x→+∞
k=1
Entonces
n n−1 Z k+1 n−1 Z k+1
∑ f (k) − ∑ f = f (n) + ∑ f (k) −
dn = f (x) dx
k=1 k=1 k k=1 k
n−1 Z k+1
= f (n) + ∑ [ f (k) − f (x)] dx ≥ 0.
k=1 k
Como
Z n+1
dn − dn+1 = sn − tn − sn+1 + tn+1 = f (x) dx − f (n + 1)
n
Z n+1
= [ f (x) − f (n + 1)] dx ≥ 0,
n
se sigue que (dn ) es monótona no creciente y acotada inferiormente por 0, con lo que existe C =
lı́m dn ∈ [0, +∞) y, en consecuencia, (sn ) y (tn ) serán simultáneamente convergentes o divergentes.
n
Puesto que f ≥ 0, la convergencia de (tn ) equivale asimismo a la de la integral 1+∞ f , luego esta
R
0 ≤ dn − dm ≤ f (n) − f (m).
Pasando al límite en m, y teniendo en cuenta que lı́m f (x) existe por ser f monótona no creciente,
x→+∞
obtenemos
0 ≤ dn −C ≤ f (n) − lı́m f (x).
x→+∞
Como εn = dn −C, hemos terminado la demostración.
donde 0 ≤ εn ≤ 1/n y !
n
1
γ = lı́m ∑ − log n = 0, 5772156649 . . .
k=1 k
n
es un número introducido por Euler en 1734 en el estudio de la función Γ, definida también por él.
Euler obtuvo sus dieciséis primeras cifras decimales en 1781. No se sabe todavía si es un número
racional o irracional (ver [L E L IONNAIS, pág. 28]).
b) La función ζ de Riemann. El criterio 8.2.8 de la integral permite comprobar fácilmente que la
serie ∞
1
∑ ns
n=1
converge si y solo si s > 1. La función
∞
1
ζ (s) = ∑ ns , s > 1,
n=1
8.3. Series de términos cualesquiera 179
Por comparación con las series anteriores se deducen inmediatamente los siguientes criterios de
convergencia:
Proposición 8.2.9 (criterio de Pringsheim). Sea ∑∞ n=1 an una serie de términos no negativos tal que
para algún α ∈ R existe el límite
lı́m nα an = ` ∈ [0, +∞].
n→∞
Entonces:
b) Si α ≤ 1 y ` > 0, la serie ∑∞
n=1 an diverge (a +∞).
Proposición 8.2.10 (criterios logarítmicos). Sea ∑∞ n=1 an una serie de términos no negativos tal que
− log an − log(nan )
existe alguno de los dos límites A = lı́m , B = lı́m . Entonces:
n→∞ log n n→∞ log(log n)
a) Si A > 1, la serie ∑∞
n=1 an es convergente; si A < 1, diverge a +∞.
b) Si B > 1, la serie∑∞
n=1 an es convergente; si B < 1, diverge a +∞.
Nota. De (8.1) se sigue que las sumas de orden par forman una sucesión no decreciente y las sumas
de orden impar una sucesión no creciente. Las desigualdades (8.2) pueden interpretarse del siguiente
modo: si tomamos sn como valor aproximado de s, el error que cometemos es menor o igual que
an+1 , de modo que si (an ) converge rápidamente a 0 obtenemos una buena aproximación de la suma
mediante una suma parcial de pocos términos.
180 Capítulo 8. Series numéricas
es mayor o igual que 0 por ser (an ) decreciente, y menor o igual que a2k por ser a2k+1 ≥ 0, lo que
da (8.1) en el caso n = 2k − 1. Para n = 2k es
que análogamente es mayor o igual que 0 y menor o igual que a2k+1 , lo que completa la prueba de (8.1)
para todos los casos. Además, hemos obtenido que (s2k ) es una sucesión no decreciente. Como
(s2k ) está acotada superiormente, luego es convergente. Sea s su límite. Puesto que
Es decir: tanto la subsucesión de términos pares como la de términos impares de (sn ) son convergentes
con límite s. Esto permite afirmar que (sn ) es convergente con límite s, es decir, que ∑+∞
n=1 xn = s.
Finalmente, puesto que para cada n ∈ N es
+∞ +∞
s = x1 + · · · + xn + ∑ xk = sn + ∑ (−1)k+1 ak ,
k=n+1 k=n+1
se sigue que
+∞
(−1)n (s − sn ) = ∑ (−1)n+k+1 ak
k=n+1
= an+1 − an+2 + lı́m [(an+3 − an+4 ) + · · · + (an+2m+1 − an+2m+2 )]
m
≥ an+1 − an+2 ≥ 0
y que
+∞
(−1)n (s − sn ) = ∑ (−1)n+k+1 ak
k=n+1
= an+1 − lı́m [(an+2 − an+3 ) + · · · + (an+2m − an+2m+1 )]
m
≤ an+1 ,
2n
(−1)k+1 1 1 1 1 1
∑ k = 1 − 2 + 3 − 4 + · · · + 2n − 1 − 2n
k=1
1 1 1 1 1 1 1 1
= 1+ + + +···+ + −2 + +···+
2 3 4 2n − 1 2n 2 4 2n
= H2n − Hn = log 2n + γ + ε2n − log n − γ − εn = log 2 + ε2n − εn .
+∞ m 2n
(−1)k+1 (−1)k+1 (−1)k+1
∑ k = lı́m
m
∑ k
= lı́m
n
∑ k
= log 2.
k=1 k=1 k=1
Ejemplo. La serie
∞
(−1)n log n
∑ n
n=2
log x
es convergente. En efecto, es fácil comprobar que la función f (x) = es decreciente en [3, +∞)
x
log n log n
(por ejemplo, calculando f 0 ). Además, ≥0y → 0. De aquí se deduce que la serie converge,
n n
sumando desde n = 3, y por lo tanto también sumando desde n = 2..
El ejemplo más sencillo de serie convergente que no converge absolutamente es la serie armónica
alternada.
Observación. Si ∑∞ ∞
n=1 an y ∑n=1 bn son dos series absolutamente convergentes y r, s ∈ R, entonces
∞
la serie ∑n=1 (ran + sbn ) también es absolutamente convergente. Esto se deduce de la desigualdad
|ran + sbn | ≤ |r||an | + |s||bn | y el criterio 8.2.2 de mayoración.
Proposición 8.3.4. Toda serie absolutamente convergente es convergente: dicho de otro modo, si
∑∞ ∞
n=1 |an | converge, entonces la serie ∑n=1 an también converge. Y en ese caso,
∞ ∞
∑ an ≤ ∑ |an |.
n=1 n=1
182 Capítulo 8. Series numéricas
0 ≤ a+
n ≤ |an |, 0 ≤ a−
n ≤ |an |,
a) Si R < 1, la serie ∑∞
n=1 an converge absolutamente.
la serie ∑∞
n=1 |an | también converge. p
b) Supongamos que R > 1. Entonces existirá algún n0 tal que n |an | ≥ 1 para todo n ≥ n0 . Por lo
tanto,
|an | ≥ 1, n ≥ n0 .
Entonces, an 6→ 0 y la serie ∑∞
n=1 an no es convergente.
a) Si R < 1, la serie ∑∞
n=1 an converge absolutamente.
bn = ar(n) .
Informalmente, una serie es una reordenación de otra si tiene exactamente los mismos términos,
pero en otro orden. Que una serie tenga la propiedad conmutativa significará, así, que tenga suma y
que cualquier reordenación suya tenga la misma suma. Vamos a dar un nombre especial a las series
convergentes con la propiedad conmutativa.
a) si ∑∞ ∞
n=1 an es convergente con suma s, también ∑n=1 bn es convergente con suma s.
b) si ∑∞ ∞
n=1 an es divergente a +∞, también ∑n=1 bn es divergente a +∞.
Demostración. a) Sea r : N → N tal que bn = ar(n) para cada n ∈ N. Para cada n ∈ N definamos
Demostración. Si la serie ∑∞ ∞ ∞
n=1 |an | converge, aplicamos el lema 8.4.3 a las series ∑n=1 an y ∑n=1 an
+ −
El recíproco también es cierto: más aún, una serie convergente que no converja absolutamente po-
see reordenaciones que van a parar donde se desee: convergentes con suma arbitrariamente prefijada,
divergentes a +∞, divergentes a −∞, oscilantes a capricho. Este es el contenido de un célebre teorema
de Riemann.
Teorema 8.4.5 (de Riemann). Si una serie es convergente pero no absolutamente convergente, para
cada ` ∈ [−∞, +∞] existe una reordenación suya con suma `; en general, dados `1 , `2 , . . . , `k , existe
una reordenación cuya sucesión de sumas parciales contiene subsucesiones que convergen a `1 , `2 ,
. . . , `k .
Demostración. Ver [G ARAY-C UADRA -A LFARO, teor. 5.33, pág. 105], [O RTEGA, teor. 9.20, pág. 303].
Series telescópicas
∞
Si para cada n puede ponerse an = bn − bn+1 , la serie ∑ an converge si y solo si es convergente
n=1
∞
la sucesión (bn ), y si este es el caso, ∑ an = b1 − lı́m
n
bn .
n=1
Series geométricas
∞ ∞
a
Si a 6= 0, entonces la serie ∑ arn−1 converge si y solo si |r| < 1; si converge, ∑ arn−1 = 1 − r .
n=1 n=1
Series aritmético-geométricas
∞
Si P es un polinomio no constante, la serie ∑ P(n)rn converge si y solo si |r| < 1. Llamando S a
n=0
∞ ∞
su suma, (1 − r)S = P(0) + ∑ [P(n) − P(n − 1)]rn = P(0) + ∑ Q(n)rn , donde Q es un polinomio de
n=1 n=1
grado menor que P; reiterando, se llega a una serie geométrica.
Series hipergeométricas
∞
an+1 αn + β
Son de la forma ∑ an con an
=
αn + γ
, α > 0. La serie converge si y solo si γ > α + β , con
n=1
γa1
suma γ−α−β
• Serie armónica
1 1 1
Hn = 1 + + + · · · + = log n + γ + εn , donde γ es la constante de Euler y lı́mn εn = 0
2 3 n
∞
1
• Función ζ de Riemann ζ (s) = ∑ ns , s > 1. En particular
n=1
∞ ∞
1 π2 1 π4
ζ (2) = ∑ n2 = 6
, ζ (4) = ∑ n4 = 90 .
n=1 n=1
186 Capítulo 8. Series numéricas
n(n − 1) · · · (n − k) 1
= ,
n! (n − k − 1)!
si n > k.
8.6. Ejercicios
Ejercicio 8.1. Escribiéndolas como series telescópicas, estudiar las siguientes series:
∞ 1 n+2 n+2
a) ∑ n
· (descomponer en fracciones simples).
n=1 2 n(n + 1) n(n + 1)
∞ a x x
b) ∑ 3n sen3 (obsérvese que sen x = 3 sen − 4 sen3 ).
n=1 3n 3 3
x
∞ a a 2 tg
c) ∑ 2n−1 tg2 n tg n−1 (utilizar que tg x = 2 ).
2 2 x
n=1 1 − tg2
2
∞ 1 3 1
d) ∑ sen cos n (tener en cuenta que cos x sen y = [sen(x + y) − sen(x − y)]).
n=1 2n 2 2
∞ 1 1 1 1
e) ∑ (0 < x < π/2; usar que = − ).
n=1 4n cos2 (x/2n ) 4 cos a sen 2a 4 sen2 a
2 2
sen4 n 1 1 + n2
a) b) √ c)
n2 n − 2/3 n!
n2 + 1
n b n!
d) cos a + (0 < a < π/2) e) (a 6= 0) f)
n nan nn
3
3n n + 1 −n
1
g) h) i)
n2 + 1 n log n
1 sen(nx) 1
j) , (a, b) 6= (0, 0) k) l)
na + b n2 n − 3/2
8.6. Ejercicios 187
1 1 + sen2 (nx) 1 1
m) n) ñ) sen
n(n + 1)(n + 2) n2 n n
√ √ n+1/n
n+1− n n(n + 1) 1
o) p) q)
n n2 + 2n n
log(n + 1) − 1 1 x n
r) s) t) n!
(1 + n)2 3 − cos(1/n) n
1 1
1 1+ +···+ 1
u) v) 2 n w)
1 1 n3 log n (log n)2n
n(1 + + · · · + )
2 n √
n+1 n2 +1 1
x) log y) e− z)
n (log n) p
x n log n x
A) √ B) C) log 1 +
n np n
(−1)n (−1)n (n + 1) (n2 + 1)xn
D) E) F)
1 1 n! (n + 1)!
1+ +···+
2 n
2 2 +1) n (n!)2 2n
G) e1/n − e1/(n H) (−1)n+1 2
I) x
n +1 (2n)!
Ejercicio 8.3. Hallar la suma, si convergen, de las series de término general (para n ≥ 1, si no se
indica otra cosa):
4n − 1 1 2n + 3
a) , n≥2 b) c) , n≥2
(n + 2)(n − 1)2 n(n + 1) n(n − 1)(n + 2)
1 1 1
d) 2
, n≥2 e) 2
f) , n≥2
n −1 4n + 16n + 7 (n + 1)2 − 4
3n2 + 7n + 6 1
g) i) √ √ √
n(n + 1)(n + 2)(n + 3) (n − 1 + 3)(n − 2 + 3)(n + 3)
n2 + 3n + 1 n2 (n + 1)2 3n (n − 3)
h) j) k)
n2 (n + 1)2 n! n!
n3 − n + 1 3n2 + 8n + 6 n−1
l) m) , n≥3 n)
n! 3n (n + 2)! n!(n + 2)
n3 − 1 n2 + 1 n2 + 5n + 7
ñ) o) p) , n≥2
n! (n + 1)! (n + 2)!
2n + 1 n(n + 1) n2
q) (−1)n−1 r) s)
n(n + 1) 2n 3n
n2 − n 1
t) (n + 1)xn u) (−1)n v) √ √
3n n n + 1 + (n + 1) n
n
n 1
w) log − +1
n+1 2n
1 1 1 1 1
a) 1 − + − + − + . . .
2 3 4 5 6
1 1 1 1 1 1 1 1 1
b) − + − + − + − + −...
4 3 8 9 12 15 16 21 20
1 1 1 1 1 1 1 1 1
c) 1 + + + − + + + + − + . . .
3 5 7 2 9 11 13 15 4
1 1 1 1 1 1 1 1 1
d) 1 + − − − + + − − − + . . .
3 2 4 6 5 7 8 10 12
1 1 1 1 1 1
e) 1 + + + + + + +...
22 32 52 62 72 92
Capítulo 9
El número real an se denomina coeficiente n-ésimo de la serie de potencias (obsérvese que el término
n-ésimo de la serie es an (x − c)n ). Si los coeficientes a0 , a1 , am−1 son nulos, la serie suele escribirse
∞
∑ an (x − c)n .
n=m
En cierto modo, se trata de una especie de polinomio con infinitos términos. Vamos a ver que
las funciones definidas como suma de una serie de potencias comparten muchas propiedades con los
polinomios.
¿Para qué valores de x converge una serie de potencias? Obviamente, es segura la convergencia
para x = c, con suma a0 , y puede suceder que éste sea el único punto en el que la serie converge. Fuera
de este caso extremo, la situación es bastante satisfactoria: veamos algunos ejemplos.
189
190 Capítulo 9. Series de potencias. Desarrollos en serie de Taylor
b) La serie
∞
xn
∑
n=1 n
c) La serie
∞
xn
∑ 2
n=1 n
d) La serie
∞
(−1)n x2n
∑ n
n=1
e) La serie
∞
xn
∑
n=0 n!
converge (absolutamente) para todo x ∈ R (y la suma es ex ).
f) La serie
∞
∑ n! xn
n=0
converge solamente para x = 0.
Lema 9.1.2. Si para algún r ∈ (0, +∞) la sucesión (an rn ) está acotada, entonces para cada x ∈ R tal
∞
que |x − c| < r la serie ∑ an (x − c)n es absolutamente convergente.
n=0
∞
Teorema 9.1.4. Dada una serie de potencias ∑ an (x − c)n con radio de convergencia R, se tiene:
n=0
∞
a) Si |x − c| < R, la serie ∑ an (x − c)n converge absolutamente.
n=0
Nota. Según los ejemplos previos, cuando R es finito no puede decirse nada en general sobre la
convergencia en los puntos c + R, c − R.
Demostración. De la definición de R se deduce que si |x − c| < R, debe existir un punto x1 tal que
∞ ∞
|x − c| < |x1 − c| y ∑ an (x1 − c)n converge. Aplicando el lema 9.1.2, ∑ an (x − c)n debe converger
n=0 n=0
absolutamente. Esto demuestra a). La parte b) es una consecuencia directa de la definición de R.
∞
Ejemplos. a) La serie ∑ xn tiene radio de convergencia 1. Para x = 1 diverge a +∞ y para x = −1
n=1
es oscilante.
∞
xn
b) La serie ∑ tiene radio de convergencia 1. Para x = 1 diverge a +∞ y para x = −1 es
n=1 n
convergente (pero no absolutamente).
∞
xn
c) La serie∑ 2 tiene radio de convergencia 1. Para x = 1 y para x = −1 es convergente (absolu-
n=1 n
tamente).
Observación. Existe una fórmula que permite expresar el radio de convergencia de una serie de
∞
potencias ∑ an (x − c)n en función de sus coeficientes. Se trata de la fórmula de Cauchy-Hadamard:
n=0
1
R= p .
lı́m supn n |an |
Sin embargo, en los ejemplos habituales es más cómodo realizar directamente el estudio de la con-
vergencia de las series para los distintos valores de x, generalmente con ayuda del criterio 8.3.6 del
cociente o del criterio 8.3.5 de la raíz.
En la fórmula de Cauchy-Hadamard, an es exactamente el coeficiente de (x − c)n , de modo que si
∞
se quiere utilizar por ejemplo para hallar el radio de convergencia de la serie ∑ x2n , hay que calcular
n=0
−1
p
(lı́m sup |an |) donde an = 1 si n es par y an = 0 si n es impar (¿cuál es este límite superior?);
n
por suerte, en este y en casi todos los ejemplos usuales podemos evitar este cálculo si recurrimos a la
definición de radio de convergencia y al estudio directo de la convergencia de las series.
Este ejemplo muestra también por qué hay que usar obligadamente límite superior en la fórmula:
el límite no tiene por qué existir.
192 Capítulo 9. Series de potencias. Desarrollos en serie de Taylor
• dada una función, averiguar si se puede representar por una serie de potencias (suele decirse
entonces que la función es desarrollable en serie de potencias).
∞
Lema 9.1.5. Sea ∑ an (x − c)n una serie de potencias con radio de convergencia R. Entonces la serie
n=0
∞
∑ nan (x − c) n−1
tiene también radio de convergencia R.
n=1
∞
Demostración. Se trata de probar que la serie ∑ nan (x − c)n−1 converge (absolutamente) si |x − c| <
n=1
R y que no converge si |x − c| > R.
Sea |x − c| < R. Podemos elegir algún y ∈ R tal que |x − c| < |y − c| < R; entonces,
n−1
n−1 n n(x − c)
|nan (x − c) | = |an (y − c) | · .
(y − c)n
Como
n(x − c)n−1 n x − c n−1
lı́m
= lı́m = 0,
n (y − c)n n |y − c| y − c
esta sucesión está acotada, es decir, hay alguna constante M > 0 tal que para todo n
n(x − c)n−1
(y − c)n ≤ M.
no converge.
9.1. Series de potencias 193
∞
Teorema 9.1.6. Sea ∑ an (x − c)n una serie de potencias de radio R > 0 y sea
n=0
∞
f (x) = ∑ an (x − c)n ,
n=0
si |x| < R. Sea |x| < s < R y sea y ∈ (−s, s), y 6= x. Entonces,
∞ ∞
f (y) − f (x) yn − x n yn − x n
= ∑ an = ∑ an .
y−x n=0 y−x n=1 y−x
∞
Según el lema 9.1.5, la serie ∑ nan xn−1 converge.
n=1
∞ ∞ n ∞
y − xn
n
y − xn
f (y) − f (x)
− ∑ nan x n−1
= ∑ an − nx n−1
= ∑ an − nx n−1
.
y−x n=1 n=1 y−x n=2 y−x
Ahora bien, para cada n ≥ 2,
yn − x n
− nxn−1 = yn−1 + yn−2 x + yn−3 x2 + · · · + yxn−2 + xn−1 − nxn−1
y−x
= (y − x) yn−2 + 2yn−3 x + 3yn−4 x2 + · · · + (n − 2)yxn−3 + (n − 1)xn−2 .
Tomando valores absolutos y teniendo en cuenta que |x| < s, |y| < s, se deduce que
n
y − xn
n−1
n−2 n(n − 1) n−2
y − x − nx ≤ |y − x| (1 + 2 + 3 + · · · + (n − 1)) s = |y − x| s .
2
∞
Según el lema 9.1.5, aplicado dos veces, y el teorema 9.1.4, la serie ∑ n(n − 1)an sn−2 converge
n=2
∞
absolutamente. Sea M = ∑ n(n − 1)|an |sn−2 . Hemos demostrado que
n=2
∞ ∞
f (y) − f (x) n(n − 1) n−2 M|y − x|
− ∑ nan xn−1 ≤ ∑ |an | |y − x|
s = .
y−x 2 2
n=1
n=2
Por consiguiente,
∞
f (y) − f (x)
lı́m − ∑ nan xn−1 = 0,
y→x y−x n=1
que es lo que teníamos que demostrar.
194 Capítulo 9. Series de potencias. Desarrollos en serie de Taylor
En consecuencia
f (n) (c)
,
an =
n!
de manera que las sumas parciales de la serie son los correspondientes polinomios de Taylor de f en
el punto c.
Demostración. La primera parte se prueba por inducción sobre k. Para la segunda, tomando en par-
ticular x = c, se sigue que f (n) (c) = n! an .
∞ ∞
Corolario 9.1.8. Si dos series de potencias ∑ an (x − c)n y ∑ bn (x − c)n tienen la misma función
n=0 n=0
suma f en un cierto entorno del punto c, entonces las dos series tienen los mismos coeficientes: en
realidad, para todo n ≥ 0 se cumple
f (n) (c)
.
an = bn =
n!
El teorema 9.1.6 muestra que la derivación de una serie de potencias se hace derivando cada uno
de sus términos, como si fuese un polinomio; esto permite sumar fácilmente determinadas series a
partir de otras de sumas conocidas.
∞ ∞
1 1
Ejemplo. Puesto que ∑ xn = 1−x
si |x| < 1, para estos valores de x se tiene ∑ nxn−1 =
(1 − x)2
;
n=0 n=1
∞
y, en general, ∑ n(n − 1) · · · (n − k + 1)xn−k = k!(1 − x)−k−1 .
n=k
También es útil comprobar que se puede integrar término a término.
∞
Teorema 9.1.9. Sea ∑ an (x − c)n una serie de potencias de radio R > 0 y sea
n=0
∞
f (x) = ∑ an (x − c)n , x ∈ (c − R, c + R).
n=0
Entonces la serie ∞
an
∑ n + 1 (x − c)n+1
n=0
tiene radio R, y si F es una primitiva de f en (c − R, c + R), para cada x ∈ (c − R, c + R) se verifica
∞
an
F(x) = F(c) + ∑ (x − c)n+1 .
n=0 n + 1
9.1. Series de potencias 195
El teorema 9.1.9 prueba que g tiene derivada en (c − R, c + R) igual a f , es decir, que g es una primitiva
de f en (c − R, c + R), por lo que F y g difieren en una constante. Como g(c) = 0, se sigue que
F(x) − g(x) = F(c).
∞
1
Ejemplo. Partimos de ∑ xn = 1 − x , que es válido si |x| < 1, y sustituimos x por −x:
n=0
∞
1
∑ (−1)n xn = 1 + x ;
n=0
1
es válido si | − x| < 1, es decir, si |x| < 1. Como log(1 + x) es una primitiva de 1+x en (−1, 1),
deducimos que
∞ ∞
(−1)n n+1 (−1)n−1 n
log(1 + x) = log 1 + ∑ x =∑ x ,
n=0 n + 1 n=1 n
si x ∈ (−1, 1).
∞
1
Ejemplo. Partimos de nuevo de ∑ xn = 1 − x , que es válido si |x| < 1, y sustituimos x por −x2 :
n=0
∞
1
∑ (−1)n x2n = 1 + x2 ;
n=0
1
esto es válido si | − x2 | < 1, es decir, si |x| < 1. Como arc tg x es una primitiva de 1+x2
, resulta que
∞ ∞
(−1)n 2n+1 (−1)n 2n+1
arc tg x = arc tg 0 + ∑ x =∑ x ,
n=0 2n + 1 n=0 2n + 1
si x ∈ (−1, 1).
Hemos visto que en los extremos del intervalo de convergencia la serie puede no converger; si lo
hace, es interesante disponer de algún resultado que, bajo ciertas condiciones, garantice que la función
definida por la serie sea cuando menos continua, como el siguiente lema (su demostración puede verse
en [ROSS, teor. 26.6, págs. 147–148]).
∞
Lema 9.1.10 (de Abel). Sea ∑ an (x − c)n una serie de potencias de radio de convergencia R positivo
n=0
∞
y finito, y supongamos que la serie ∑ an Rn es convergente. Entonces
n=0
∞ ∞
∑ an Rn = x→(c+R)
lı́m ∑ an (x − c)n .
−
n=0 n=0
196 Capítulo 9. Series de potencias. Desarrollos en serie de Taylor
(como una especie de fórmula de Taylor llevada al límite) en la parte del dominio de f donde tal serie
converja. Sin embargo, la situación real no es tan satisfactoria. Por ejemplo, la función
( 2
e−1/x si x > 0,
f (x) =
0 si x ≤ 0,
tiene derivadas de todos los órdenes en cada punto de R, y en 0 es f (n) (0) = 0 para cada n ∈ N. Por
∞
f (n) (0) n
consiguiente, la fórmula f (x) = ∑ x solo se cumple para x = 0.
n=0 n!
Se puede demostrar que para que una función f coincida con la suma de su serie de Taylor es
necesario que sus derivadas sucesivas no tengan un tamaño desmesurado. En aplicaciones concretas
es suficiente comprobar que las derivadas están acotadas por potencias sucesivas de una constante,
como vamos a ver ahora.
Proposición 9.2.1. Sea f una función con derivadas de todos los órdenes en un intervalo (c − R, c +
R). Supongamos que existan números reales no negativos A y B tales que
Ejemplo. La función f (x) = sen x cumple | f (n) (x)| ≤ 1 para todo n ≥ 0 y todo x ∈ R. Tomamos c = 0
en la proposición 9.2.1 y deducimos que
∞
f (n) (0) n
f (x) = ∑ n!
x
n=0
9.2. Desarrollos en serie de Taylor 197
0 ≤ f (n) (x) ≤ eR ,
para todo n ≥ 0 y todo x ∈ (−R, R). Tomamos c = 0 en la proposición 9.2.1 y como f (n) (0) = 1 resulta
∞
1
ex = ∑ n! xn
n=0
para todo x ∈ (−R, R). Como R es arbitrario, el desarrollo es válido para cualquier x ∈ R.
Nota. Si reflexionamos un momento, tenemos ante nosotros una manera rigurosa de construir las
funciones seno, coseno, exponencial. Las series que hemos escrito son series de potencias de radio
+∞, que definen sendas funciones en R; otra cuestión es que resulte fácil o complicado demostrar que
estas funciones gozan de las propiedades que venimos utilizando en relación con el seno, el coseno y
la exponencial. Dedicaremos a su estudio el último capítulo, para que sirva a su vez de muestra de la
enorme potencia de los conocimientos que hemos ido adquiriendo a lo largo del curso.
Para comprobar la validez de ciertos desarrollos es a veces más conveniente usar otros recursos,
en lugar de la fórmula de Taylor.
Para α ∈ N ∪ {0}, esta fórmula se reduce a la del binomio de Newton y es válida para todo x ∈ R.
Suponemos, pues, α ∈ / N ∪ {0}. El criterio 8.3.6 del cociente nos da que el radio de convergencia de
la serie es 1, luego podemos definir una función
∞
f (x) = ∑
α n
x , x ∈ (−1, 1),
n=0 n
198 Capítulo 9. Series de potencias. Desarrollos en serie de Taylor
que, en principio, no tiene por qué coincidir con (1 + x)α en dicho intervalo. Pero como
∞
f (x) = ∑ n
0 α n−1
x ,
n=1 n
de
α α α(α − 1) · · · (α − n + 1) α(α − 1) · · · (α − n + 1)(α − n)
n + (n + 1) =n + (n + 1)
n n+1 n! (n + 1)!
α(α − 1) · · · (α − n + 1) α(α − 1) · · · (α − n + 1)(α − n)
=n +
n! n!
α(α − 1) · · · (α − n + 1)
= [n + (α − n)]
n!
α
=α ,
n
se deduce que f 0 (x)(1 + x) = α f (x), por lo que f (x)/(1 + x)α tiene derivada nula y por tanto se
mantiene constante en todo el intervalo (−1, 1). Tomando x = 0 se sigue que el valor de tal constante
es 1, es decir, que f (x) = (1 + x)α para todo x ∈ (−1, 1).
De especial interés resulta el caso particular α = −1/2. Entonces,
− 21 · − 32 · − 52 · · · (− 21 − n + 1)
−1/2
=
n n!
1 · 3 · 5 · · · (2n − 1)
= (−1)n n
2 (n!)
1 · 3 · 5 · · · (2n − 1)
= (−1)n ,
2 · 4 · 6 · · · (2n)
con lo cual
∞
1 1 · 3 · 5 · · · (2n − 1) n
√ = ∑ (−1)n x , −1 < x < 1.
1 + x n=0 2 · 4 · 6 · · · (2n)
Del criterio 8.3.1 de Leibniz y del lema 9.1.10 de Abel se sigue que esta fórmula también es válida
para x = 1.
A veces se escribe abreviadamente
Ponemos final a este capítulo con una lista de los desarrollos en serie de Taylor-Maclaurin de las
funciones que más frecuentemente aparecen en los ejercicios.
1 ∞
a) = ∑ xn = 1 + x + x2 + · · · + xn + . . . , si −1 < x < 1.
1 − x n=0
9.3. Ejercicios 199
∞
α n α(α − 1) 2 α(α − 1) . . . (α − n + 1) n
b) (1 + x)α = ∑ x = 1 + αx + x +···+ x + . . . , si −1 <
n=0 n 2! n!
x < 1.
∞
(−1)n−1 n 1 1 1
c) log(1 + x) = ∑ x = x − x2 + x3 − x4 + . . . , si −1 < x ≤ 1.
n=1 n 2 3 4
∞ 1 n 1 1 1
d) ex = ∑ x = 1 + x + x2 + x3 + x4 + . . . , para todo x ∈ R.
n=0 n! 2 3! 4!
∞ (−1)n 2n+1 1 1 1
e) sen x = ∑ x = x − x3 + x5 − x7 + . . . , para todo x ∈ R.
n=0 (2n + 1)! 3! 5! 7!
∞ (−1)n 2n 1 1 1
f) cos x = ∑ x = 1 − x2 + x4 − x6 + . . . , para todo x ∈ R.
n=0 (2n)! 2! 4! 6!
∞
1 · 3 · 5 · · · (2n − 1) x2n+1 1 3
g) arc sen x = ∑ · = x + x3 + x5 + . . . , si −1 ≤ x ≤ 1.
n=0 2 · 4 · 6 · · · (2n) 2n + 1 6 40
∞(−1)n 2n+1 1 1 1
h) arc tg x = ∑ x = x − x3 + x5 − x7 + . . . , si −1 ≤ x ≤ 1.
n=0 2n + 1 3 5 7
9.3. Ejercicios
Ejercicio 9.1. Determinar el intervalo de convergencia de las series de potencias de término n-ésimo:
2
√
n! 2n n 1
a) xn b) x c) n( n 2 − 1)xn d) n(log n)/n (sen √ )xn
3 · 5 . . . (2n + 1) n n
2n n 2n n 3n n (−1)n n
e) x f) x g) x h) x
n2 n! n4n n2 4n
√ n √ 3n
i) nx j) xn! k) n− n xn l) √ x2n+1
n
x n log n n a
m) n! n) x ñ) xn tg , a>0
n n 2n
Ejercicio 9.2. Desarrollar en series de potencias de x las siguientes funciones, indicando en qué
intervalos son válidos los desarrollos:
2x2 − 3 x 1
a) b) c)
(x − 1)2 9 + x2 4 − x4
1+x √
d) log(1 + x − 2x2 ) e) log f) log(x + 1 + x2 )
1−x
√
g) 3
8+x h) (1 + ex )3 i) (1 + x)e−x
a + bx √
m) log , a, b > 0 n) log(1 − 2x) ñ) 1 + x3
a − bx
200 Capítulo 9. Series de potencias. Desarrollos en serie de Taylor
x
o) , a, b > 0 p) (x2 + 1)e2x q) sen x − x cos x
a2 − b2 x2
Z x Z x
1 2 dz
r) + x2 sen x s) e−z dz t) √
x−1 0 0 1 − z4
Z xp
Ejercicio 9.3. Sea f (x) = 8 − t 3 dt, para x ∈ (−∞, 2]. Desarrollar f en serie de potencias de x
0
(centrada en 0). Hallar el radio y el intervalo de convergencia del desarrollo. Hallar f (7 (0) y f (11 (0).
1 1+x 1
log − arc tg x.
4 1−x 2
∞
Ejercicio 9.8. Encontrar la única serie de potencias f (x) = ∑ an xn con radio de convergencia no
n=0
nulo que cumple f 00 + f = 0, f (0) = 1, f 0 (0) = 0. Identificar esta función.
∞ x3n
Ejercicio 9.9. Hallar el radio y el intervalo de convergencia de la serie ∑ y sumarla en el
n=1 n(3n − 1)
∞ (−1)n
intervalo abierto. Hallar la suma de la serie ∑ .
n=1 n(3n − 1)
∞ x3n
Ejercicio 9.10. Hallar el radio y el intervalo de convergencia de la serie ∑ y sumarla en
n=1 n(3n + 1)
∞ (−1)n
el intervalo abierto. Hallar la suma de la serie ∑ .
n=1 n(3n + 1)
∞ 2n (n − 1) n+1
Ejercicio 9.11. Hallar el intervalo de convergencia de la serie de potencias f (x) = ∑ 2
x .
n=2 n + n
Probar que f (x) = (x − 1) log(1 − 2x) − 2x en ese intervalo.
Capítulo 10
Exponemos este tema siguiendo el capítulo 11 de [A POSTOL 1], completado con algunas partes del
capítulo 7 de [BARTLE -S HERBERT].
f1 , f2 , . . . , fn , . . .
de funciones definidas en el conjunto A. Como hicimos con las sucesiones de números reales, deno-
tamos la sucesión de funciones cuyo término n-ésimo es fn con ( fn )n∈N o, simplificando si no hay
confusión, con ( fn ).
Para cada punto x ∈ A podemos considerar la sucesión de números reales que tiene por término
n-ésimo el número real fn (x), valor en x de la función fn . Esta sucesión podrá ser convergente o no.
El conjunto C de todos los puntos x ∈ A para los que la sucesión de números ( fn (x)) converge
suele llamarse campo de convergencia de la sucesión de funciones ( fn ); si C 6= 0, / podemos definir
una nueva función f : C → R haciendo corresponder a cada x ∈ C el número real f (x) = lı́m fn (x).
n
Hablamos entonces de convergencia puntual (o punto a punto) de la sucesión ( fn ) a la función f ,
concepto que vamos a definir en general.
201
202 Capítulo 10. Sucesiones y series de funciones
xn
b) La sucesión converge puntualmente en [0, +∞) a la función f definida en tal intervalo
1 + xn
por
0
si 0 ≤ x < 1
f (x) = 1/2 si x = 1.
1 si x > 1.
c) La sucesión (sen nπx) converge puntualmente a 0 en todos los x ∈ Z. Menos trivial es probar
que en los demás puntos no converge. En efecto: sea x ∈ R y supongamos que sen nπx → `;
desde luego, debe ser ` ∈ R y entonces
` = lı́m sen 2nπx = lı́m 2 sen nπx cos nπx = lı́m 2` cos nπx.
n n n
1
De aquí se deduce que o bien ` = 0, o bien lı́m cos nπx = .
n 2
1
• No puede ser lı́m cos nπx = , ya que tendríamos
n 2
1 1
= lı́m cos 2nπx = lı́m 2 cos2 nπx − 1 = − .
2 n n 2
p
• Así que debe ser ` = 0, luego lı́m | cos nπx| = lı́m 1 − sen2 nπx = 1. Como
n n
Las definiciones de serie de funciones y convergencia puntual de una serie de funciones son fácil-
mente adivinables.
∞
Definición 10.1.3. Una serie de funciones ∑ fn es un par ordenado de sucesiones de funciones
n=1
( fn ), (sn ) relacionadas por la condición de que para cada n ∈ N es
sn = f1 + f2 + · · · + fn .
Para cada n ∈ N, el término n-ésimo de la primera sucesión, fn , recibe el nombre de término n-ésimo
de la serie; el término n-ésimo de la segunda sucesión, sn , recibe el nombre de suma parcial n-ésima
de la serie.
Decimos que una serie de funciones converge puntualmente a una función f en un conjunto S
si lo hace la sucesión de sus sumas parciales. En tal caso, la función f es la suma de la serie en el
conjunto S.
Ejemplo. La serie de funciones ∑∞
n=1 x
n−1 converge puntualmente en (−1, 1) y su suma es la función
1
f (x) = , si −1 < x < 1.
1−x
Peor aún es lo que ocurre con la derivación, como veremos posteriormente. A la vista de estos
ejemplos, está claro que hay que introducir una noción más fuerte de convergencia (ver comentarios
en [A POSTOL 1, págs. 518–519]).
Desde luego, el último ≤ puede sustituirse por < y la definición es equivalente. Ver comentarios
e interpretación gráfica en [A POSTOL 1, págs. 519–520].
Comparando esta definición con la reformulación que dimos anteriormente para la convergencia
puntual, es obvio que toda sucesión ( fn ) que converge uniformemente a una función f en S, también
converge puntualmente a f en S.
Una manera útil de expresar la definición de convergencia uniforme es la siguiente:
entonces que la sucesión ( fn ) converja uniformemente a f en S significa, según la definición, que para
cada ε > 0 existe un N = N(ε) tal que siempre que n > N(ε), Mn ≤ ε. Pero esto a su vez significa que
lı́m Mn = 0.
n
sen nx
Aplicación. La sucesión converge uniformemente a 0 en R, ya que
n
n sen nx o 1
sup − 0 : x ∈ R ≤ → 0.
n n
Sin embargo, la sucesión ( fn ) con fn (x) = xn no converge uniformemente en [0, 1], pues en caso
afirmativo tendría que hacerlo a la función f a la que converge puntualmente, y para todo n ∈ N es
Proposición 10.2.3 (condición de Cauchy para la convergencia uniforme). Sea ( fn ) una sucesión
de funciones definidas en un conjunto A, S un subconjunto de A. Entonces ( fn ) converge uniforme-
mente en S a alguna función si y solo si para cada ε > 0 existe un N(ε) tal que para todos los números
naturales m, n ≥ N(ε) se cumple
Teorema 10.2.4. Sea ( fn ) una sucesión de funciones que converge uniformemente en un conjunto S
a una función f con dominio S, y sea x un punto de S. Si cada función fn es continua en x, entonces f
también es continua en x.
10.2. Convergencia uniforme 205
Demostración. Sea ε > 0. Según la definición de convergencia uniforme, hay algún n ∈ N tal que
para todo t ∈ S
| fn (t) − f (t)| ≤ ε/3
(de hecho, cualquier n > N(ε/3) vale). Fijamos n y como fn es continua en x, ahora hay algún δ > 0
tal que
| fn (y) − fn (x)| ≤ ε/3,
siempre que sea |y − x| < δ . Entonces, si |y − x| < δ se tiene
Es decir, f es continua en x.
Los resultados sobre sucesiones de funciones tienen su equivalente en términos de series de fun-
ciones. La convergencia uniforme de una serie de funciones se define de manera análoga a la conver-
gencia puntual:
Definición 10.2.5. Una serie de funciones ∑∞ n=1 f n se dice que converge uniformemente a una función
f en un conjunto S cuando la sucesión (sn ) de sus sumas parciales,
sn = f1 + f2 + · · · + fn ,
Demostración. La función f es integrable, porque es continua, según el teorema 10.2.4. Para cada
n ∈ N,
Z b Z b Z b
a fn (x) dx − a f (x) dx = a [ fn (x) − f (x)] dx
Z b
≤ | fn (x) − f (x)| dx
a
≤ (b − a) sup{| fn (x) − f (x)| : x ∈ [a, b]}.
206 Capítulo 10. Sucesiones y series de funciones
Nota. De la misma manera puede probarse que si se define gn (x) = ax fn y g(x) = ax f , entonces la
R R
Este es un primer resultado dentro de una larga lista de teoremas de paso al límite bajo el signo
integral. La necesidad de aligerar sus hipótesis es una de las razones que impulsaron la generalización
de Lebesgue del concepto de integral.
Corolario 10.2.8. Sea ∑∞n=1 f n una serie de funciones continuas que converge uniformente hacia la
∞ Rb
función suma f en un intervalo [a, b]. Entonces, la serie ∑n=1 a fn converge y
∞ Z b Z b
∑ fn = f,
n=1 a a
es decir,
∞ Z b Z b ∞
∑ fn = ∑ fn .
n=1 a a n=1
Ejemplo. Una sucesión de funciones derivables que converge uniformemente a una función derivable,
mientras que la sucesión de sus derivadas converge a una función que no es límite de las derivadas:
xn
fn (x) = → f (x) = 0 uniformemente en 0 ≤ x ≤ 1.
n
Ejemplo. Una sucesión de funciones derivables que no converge en ningún punto, mientras que la
sucesión de sus derivadas converge uniformemente:
Vista la situación, es menos sorprendente que vayamos a parar a un enunciado como el que sigue.
Teorema 10.2.9. Sea ( fn ) una sucesión de funciones definidas en un intervalo [a, b]. Supongamos que
a) existe un c ∈ [a, b] tal que la sucesión ( fn (c)) converge;
Observemos que la función g es continua, por el teorema 10.2.4, así que la función f es derivable y
además f 0 = g, según el teorema fundamental del cálculo integral (teorema 6.3.4). Se trata de probar
que la sucesión de funciones ( fn ) converge uniformemente a f en [a, b].
Para cada x ∈ [a, b],
Z x
0
| fn (x) − f (x)| = fn (c) − λ + [ fn (t) − g(t)] dt
c
Z x
0
≤ | fn (c) − λ | + [ fn (t) − g(t)] dt .
c
sup{| fn (x) − f (x)| : x ∈ [a, b]} ≤ | fn (c) − λ | + (b − a) sup{| fn0 (t) − g(t)| : t ∈ [a, b]}.
208 Capítulo 10. Sucesiones y series de funciones
n
sup{| fn (x) − f (x)| : x ∈ [a, b]} −→ 0,
Nota. En realidad, no hace falta que las funciones fn0 sean continuas ([BARTLE -S HERBERT, teor. 7.2.3,
págs. 322–323]).
la suma parcial n-ésima de la serie. Tenemos que probar que la sucesión de funciones (sn ) converge
uniformemente en S, para lo que es suficiente demostrar que cumple la condición de Cauchy (propo-
sición 10.2.3). Pero suponiendo que m > n, para cualquier x ∈ S es
m m m
|sm (x) − sn (x)| = ∑ fk (x) ≤ ∑ | fk (x)| ≤ ∑ Mk .
k=n+1 k=n+1 k=n+1
m
∑ Mk ≤ ε
k=n+1
siempre que m > n > N(ε). De la proposición 10.2.3 se deduce que la serie converge uniformemente
en S. La convergencia absoluta es una consecuencia inmediata de la desigualdad | fn (x)| ≤ Mn .
Funciones elementales
La familiaridad que a través del uso hemos llegado a adquirir con funciones como la exponencial,
el logaritmo, las funciones trigonométricas, pueden habernos hecho olvidar que en realidad nunca
hemos establecido una definición analítica rigurosa de todas ellas. Mediante consideraciones gráficas,
en algunos casos, o confiando en la autoridad en otros, hemos aceptado ciertas propiedades (entre
ellas, nada menos que su existencia), de las que hemos ido deduciendo las demás.
Excepciones notables a esta situación han sido la función logaritmo y la función exponencial.
En el capítulo de integración, el teorema fundamental del cálculo integral (teorema 6.3.4) nos pro-
porcionó un método de construcción de la función logaritmo como primitiva de la función 1/x, y
definimos luego la función exponencial como inversa del logaritmo. No es esta la única manera de
construir estas funciones, como vamos a probar a continuación, invirtiendo el proceso: definiremos
primero la función exponencial como suma de una serie, y después el logaritmo como inversa de la
exponencial. Igualmente definiremos las funciones seno y coseno como sumas de ciertas series de
potencias, y demostraremos después que las funciones así definidas tienen todas las propiedades que
manejamos habitualmente. En la última sección, veremos cómo también es posible construir las fun-
ciones trigonométricas por el método de las primitivas, empezando con las funciones trigonométricas
inversas.
Nos situamos, pues, en el principio de los tiempos, como si nunca hubiéramos oído hablar de
estas funciones, y sin más herramientas que los conocimientos teóricos aprendidos a lo largo del
curso (que no se apoyan en las propiedades de estas funciones) vamos a definirlas partiendo de cero,
bien mediante series de potencias, bien mediante primitivas.
Vimos cómo, dando por conocidas las propiedades básicas de derivación de las funciones elemen-
tales, se obtiene una representación de estas funciones mediante series de potencias. Sin embargo,
desde el punto de vista del desarrollo lógico del Análisis Matemático, sería más conveniente proceder
al revés, es decir, tomar como punto de partida las series para definir las funciones elementales y ob-
tener de esa definición todas sus propiedades. Esbozamos en lo que sigue cómo se puede llevar a cabo
este programa.
209
210 Capítulo 11. Funciones elementales
+∞
xn
exp(x) = ∑ .
n=0 n!
El número exp(1) se denota por e, y se escribe ex en lugar de exp(x), lo que se justifica por la
propiedad e) que probamos a continuación.
b) e0 = 1.
c) Para cada x ∈ R,
1
e−x = ,
ex
y, en particular, ex 6= 0.
d) Dados x, y ∈ R,
ex+y = ex · ey .
f) Para cada x ∈ R,
ex > 0.
h) Se tiene
lı́m ex = +∞, lı́m ex = 0.
x→+∞ x→−∞
Demostración. Según vimos en el capítulo 6, es suficiente probar las dos primeras propiedades (ya
vimos cómo se obtenían las demás a partir de ellas). Pero la segunda es trivial y para obtener la primera
basta aplicar la regla de derivación de una función definida mediante una serie de potencias.
11.1. Funciones elementales y series de potencias 211
y
elog x = x cualquiera que sea x ∈ (0, +∞).
Sus propiedades son consecuencias de las de la función exponencial.
Propiedades 11.1.4. a) La función logarítmica es derivable indefinidamente, y su derivada es la
función 1/x.
b) log 1 = 0, log e = 1.
h) Se tiene
lı́m log x = −∞, lı́m log x = +∞.
x→0+ x→+∞
Demostración. a) La exponencial es una aplicación biyectiva de R sobre (0, +∞) y continua, luego el
logaritmo, que es su inversa, también es continua (teorema 4.2.14). Estamos en condiciones de aplicar
el teorema 5.1.7 de derivación de la función inversa para concluir que el logaritmo es derivable en
cada x ∈ (0, +∞), con derivada
1 1 1
log0 x = = = .
exp0 (log x) exp(log x) x
b) Obvio.
c) Basta tener en cuenta que
1 1 1
elog x = = = e− log x .
x elog x
212 Capítulo 11. Funciones elementales
d) Análogamente
elog(xy) = xy = elog x · elog y = elog x+log y .
e) Consecuencia inmediata de d).
f) Como la exponencial es biyectiva de R en (0, +∞), el logaritmo es biyectiva de (0, +∞) en R.
g) Para todo x ∈ (0, +∞),
1 1
log0 x =
> 0, log00 x = − 2 < 0.
x x
h) Como la función logaritmo es creciente, estos límites son, respectivamente, el ínfimo y el su-
premo del conjunto imagen, que es R.
Definición 11.1.7. Dado a > 0, a 6= 1, la función logarítmica de base a se define en (0, +∞) mediante
la fórmula
log x
loga x = .
log a
Es inmediato comprobar que esta función es la inversa de la función exponencial de base a. Como
propiedad adicional interesante se tiene: dados a, b, x ∈ R con 0 < a 6= 1, b > 0,
loga (bx ) = x loga b.
Estas funciones están bien definidas, ya que las dos series de potencias tienen radio de convergen-
cia +∞.
b) El seno es una función impar, mientras que el coseno es una función par; es decir, cualquiera
que sea x ∈ R se tiene
c) sen 0 = 0; cos 0 = 1.
d) Para cada x ∈ R,
sen2 x + cos2 x = 1.
sen(x + y) = sen x cos y + cos x sen y; cos(x + y) = cos x cos y − sen x sen y;
sen(x − y) = sen x cos y − cos x sen y; cos(x − y) = cos x cos y + sen x sen y.
Está claro que, como consecuencia de d), para todo t ∈ R es | sent| ≤ 1, | cost| ≤ 1. Se sigue fácilmente
por inducción, usando a), que | f (n) | ≤ 1 y |g(n) | ≤ 2 para cada n, luego según la proposición 9.2.1
∞ ∞
f (n) (0) n g(n) (0) n
f (x) = ∑ n!
x , g(x) = ∑ n!
x
n=0 n=0
para todo x ∈ R. Observemos que f (0) = g(0) = sen y. Resulta que f 0 (x) = cos(x + y), g0 (x) =
cos x cos y − sen x sen y, luego también f 0 (0) = g0 (0) = cos y. Derivando de nuevo vemos que f 00 = − f
y g00 = −g, de donde se deduce que f (n) (0) = g(n) (0) para todo n. Por su expresión como series
de potencias, obtenemos que f = g, y entonces f 0 = g0 , que son las dos igualdades que había que
probar.
Proposición 11.1.10 (definición y propiedades de π). a) La función seno tiene ceros positivos,
es decir,
{x > 0 : sen x = 0} 6= 0.
/
Este conjunto tiene un elemento mínimo, que denotamos por π:
def
π = mı́n{x > 0 : sen x = 0}.
• para cada x ∈ R es
sen(π − x) = sen x = − sen(x + π); (11.1)
• para cualesquiera x ∈ R y k ∈ Z,
• para cada x ∈ R es
cos(π − x) = − cos x = cos(x + π);
• para cualesquiera x ∈ R y k ∈ Z,
x3
sen x > x − > 0, 0 < x ≤ 1, (11.3)
3!
y que
43 45 47 49
sen 4 < 4 − + − + < 0,
3! 5! 7! 9!
11.1. Funciones elementales y series de potencias 215
de donde se deduce que el seno no se anula en (0, 1] pero que, según el teorema 4.2.9 de Bolzano,
debe anularse al menos en un punto comprendido entre 1 y 4. Por tanto, está perfectamente
determinado el número real
π = ı́nf{x > 0 : sen x = 0}
y es mayor o igual que 1 (luego es mayor que 0). Para asegurar que π es el mínimo del conjunto,
o sea, que pertenece a él, basta tener en cuenta que es un punto de acumulación del conjunto y
emplear la continuidad de la función seno.
Así sen x 6= 0 para todo x ∈ (0, π) y por continuidad el seno debe mantener el signo en todo este
intervalo. De acuerdo con (11.3), debe ser sen x > 0 para todo x ∈ (0, π).
b) Como sen2 π +cos2 π = 1, se deduce que cos2 π = 1 y por tanto cos π = ±1. Pero además, la fun-
ción coseno es estrictamente decreciente en el intervalo [0, π], porque su derivada es − sen x < 0
para todo x ∈ (0, π). Como cos 0 = 1, debe ser cos π = −1.
Puesto que cos π = 2 cos2 π2 − 1, debe ser cos π2 = 0, lo que obliga a que sen2 π2 = 1. Como
0 < π2 < π, sen π2 debe ser positivo y por tanto igual a 1.
c) Las igualdades (11.1) son consecuencia de las fórmulas de adición y de los valores previamente
calculados. La fórmula (11.2) se comprueba por inducción.
π
π los valores del seno en el intervalo 0, 2 , podemos obtener los valores
Con esto, conociendo
en el intervalo 2 , π usando que sen x = sen (π − x); por ser el seno impar, pasamos entonces
a todo el intervalo [−π, π] y ya por periodicidad a todo R.
k − 12 π, k + 21 π .
x∈
Entonces t = x − kπ ∈ − π2 , π2 y sent = sen x cos kπ − cos x sen kπ = 0, luego forzosamente
t = 0 y x = kπ.
Tenemos ahora dos versiones de las funciones seno y coseno: la versión analítica, que venimos
explorando, y la versión geométrica de la trigonometría (medición de triángulos). La siguiente propo-
sición prueba que una versión es coherente con la otra.
cos α = x, sen α = y.
cos β = x, sen β = y,
Demostración. Como x ∈ [−1, 1], existe al menos un t ∈ R tal que cost = x. Entonces sen2 t = y2 , de
donde o bien sent = y, y tomaríamos α = t, o bien sent = −y, y bastaría tomar α = −t.
Por periodicidad, igualmente cos(α + 2kπ) = x, sen(α + 2kπ) = y para todo k ∈ Z. Supongamos
ahora que encontramos β ∈ R para el que cos β = x, sen β = y. Entonces
sen(β − α) = yx − xy = 0,
luego por el apartado g) de la proposición 11.1.10 existirá un m ∈ Z tal que β − α = mπ. Si m fuese
de la forma 2k + 1, k ∈ Z, resultaría cos(β − α) = −1; sin embargo,
cos(β − α) = xx + yy = x2 + y2 = 1,
Tomemos un punto P = (x, y) de la circunferencia distinto de (1, 0), sea α ∈ (0, 2π) tal que x = cos α,
y = sen α y veamos que α es el ángulo que forma el punto P con el origen de coordenadas y el semieje
x positivo.
P = (x, y)
y
x 1
11.2. Funciones trigonométricas 217
Pero este ángulo es la longitud del arco de circunferencia desde el punto (1, 0) hasta el punto P. Y
como (1, 0) = (x(0), y(0)), la longitud del arco es
Z αq Z αp Z α
0 2 0 2
x (t) + y (t) dt = 2 2
sen t + cos t dt = dt = α,
0 0 0
como queríamos ver. Por lo tanto, esta definición analítica del seno y el coseno coinciden con la
definición geométrica.
En resumen, en este apartado hemos definido las funciones seno y coseno, y hemos demostrado
todas las propiedades fundamentales que usamos habitualmente. En este punto, podemos continuar
rigurosamente el estudio de las restantes funciones trigonométricas (tangente, cotangente, secante,
cosecante) y de las funciones trigonométricas inversas, que como sabemos son inversas parciales
de las anteriores, es decir, inversas de la restricción de las funciones trigonométricas a subdominios
adecuados. Sería muy largo completar todos los detalles, pero queremos al menos detenernos en la
función arco seno y ver que se puede construir y estudiar mediante integración, como hicimos en su
momento con el logaritmo.
Nota. Una vez más, la interpretación analítica y la geométrica concuerdan. Dado y ∈ [−1, 1], su arco
seno A(y) es la longitud del arco de la circunferencia unidad que tiene y por seno (ver la figura 11.1).
En efecto: si parametrizamos la semicircunferencia de la derecha por
( √
x(t) = 1 − t 2
−1 ≤ t ≤ 1 →
y(t) = t,
y
arc sen y
−1
Z 1 Z 1
1 1
√ dt = 2 √ dt,
−1 1 − t2 0 1 − t2
lo que explica la siguiente definición.
Definición 11.2.2 (el número π). Z 1
def 1
π=2 √ dt.
0 1 − t2
Es muy fácil ver con esta definición que 3 < π < 4: por un lado, para cada t ∈ (0, 1) se cumple
que 1 − t 2 = (1 − t)(1 + t) > 1 − t, y por tanto
Z 1
1
Z 1
2 h √ it=1
π =2 √ dt < √ dt = − 4 1 − t = 4.
0 1 − t2 0 1−t t=0
11.2. Funciones trigonométricas 219
Por otra parte, como 1 − t 2 < 1 también tenemos que √1 > 1; y como 1 − t 2 = (1 + t)(1 − t) <
1−t 2
2(1 − t), resulta que √1 > √1 √ 1 . Usamos la primera desigualdad en (0, 1/2) y la segunda en
1−t 2 2 1−t
(1/2, 1) para obtener
√
Z 1/2 Z 1
2 h √ √ it=1
π> 2 dt + √ dt = 1 + − 2 2 1 − t = 1 + 2 = 3.
0 1/2 1−t t=1/2
π/2
−1
−π/2
Gráfica de la función A (arco seno)
Ya hemos comentado cómo se relaciona la definición que hemos dado de π con la definición
geométrica más habitual, en función de la longitud de la circunferencia unidad. Vimos en su momento
cómo se corresponde la noción de área con la integral, y conforme a ello reencontramos π como valor
del área del círculo unidad.
Dejamos como ejercicio probar que el área de un círculo de radio R es πR2 (y que la longitud de
su circunferencia es 2πR).
El número π tiene una historia milenaria, por lo que no es extraño que abunde el folklore en torno
a él. Dos referencias interesantes son [B ERGGREN -B ORWEIN -B ORWEIN] y [D ELAHAYE].
Para obtener ahora el seno y el coseno, podemos proceder así: dado que A es biyectiva, existe
su inversa, a la que llamamos S. Así, S aplica biyectivamente [−π/2, π/2] sobre [−1, 1] y es cre-
ciente. Como A0 no se anula en (−1, 1) resulta que S es derivable en (−π/2, π/2), con S0 (x) =
220 Capítulo 11. Funciones elementales
−π/2
π/2
−1
Gráfica de la función S (seno) en [−π/2, π/2]
1
p
= 1 − S2 (x). De hecho, S es derivable también en los puntos ±π/2, ya que por la regla
A0 (S(x))
de L’Hospital 5.3.8
S(x) − S(π/2)
q
lı́m = lı́m S0 (x) = lı́m 1 − S2 (x) = 0
x→π/2 x − π/2 x→π/2 x→π/2
1 2n
f (x) = ∑ ck x k .
n! k=n
f es un polinomio, y esta expresión es la serie de Taylor-Maclaurin de f , así que f (k) (0) = 0 si k < n
k!
ó k > 2n (de hecho, f (k) = 0 si k > 2n). Si n ≤ k ≤ 2n, entonces f (k) (0) = n! ck es un número entero.
Como f (x) = f (1 − x), f y todas sus derivadas toman también valores enteros en x = 1.
Supongamos que π 2 = ba , con a, b ∈ N, y lleguemos a una contradicción. Elegimos entonces n ∈ N
n an
tal que πa
n! < 1 (podemos hacerlo, porque n! → 0). Para este valor de n tomamos f como hemos dicho,
y definimos
n
G(x) = bn ∑ (−1)k π 2n−2k f (2k) (x),
k=0
H(x) = G0 (x) sen πx − πG(x) cos πx.
como
n n
G(1) = bn ∑ (−1)k π 2n−2k f (2k) (1) = ∑ (−1)k an−k bk f (2k) (1)
k=0 k=0
son números enteros, y entonces G(0) + G(1) es un número entero del intervalo (0, 1). Esto no puede
ser.
Retratos
223
224 Capítulo 11. Retratos
[A BELLANAS -G ALINDO] Abellanas, L.; Galindo, A.: Métodos de cálculo. Serie Schaum, Mc
Graw-Hill/Interamericana de España, Madrid, 1989.
[B ERGGREN -B ORWEIN -B ORWEIN] Berggren, L.; Borwein, J.; Borwein, P.: Pi: A Source Book (segunda
edición). Springer, Nueva York, 2000.
[B IRKHOFF -M AC L ANE] Birkhoff, G.; MacLane, S.: Algebra moderna. Teide, Barcelona,
1960.
[D URÁN] Durán, A. J.: Historia, con personajes, de los conceptos del cálculo.
Alianza, Madrid, 1996.
[G ARAY-C UADRA -A LFARO] Garay, J.; Cuadra, J. L.; Alfaro, M.: Una introducción al cálculo
infinitesimal. (Ed. de los autores) Zaragoza, 1974.
[H AIRER -WANNER] Hairer, E.; Wanner, G.: Analysis by Its History. Springer, Nueva
York, 1996.
233
234 BIBLIOGRAFÍA
[H ARDY-W RIGHT] Hardy, G. H.; Wright, E. M.: An Introduction to the Theory of Num-
bers (quinta edición). Oxford University Press, 1978, rev. 2000.
[L AX] Lax, P.; Burstein, S.; Lax, A.: Calculus with Applications and Com-
puting. Springer, Berlín, 1976.
[M AOR] Maor, E.: e. The Story of a Number. Princeton University Press, Prin-
ceton, N.J., 1994.
[N IVEN] Niven, I.: A Simple Proof that π is Irrational, Bulletin of the American
Mathematical Society 53 (1947), página 509.
[S PIEGEL -A BELLANAS] Spiegel, M.R.: Abellanas, L.: Fórmulas y tablas de matemática apli-
cada. McGraw Hill (colección Schaum), 1991.
235
236 ÍNDICE DE SÍMBOLOS
tgh, 32
Z, 3
ζ , 179
Índice alfabético
Abel, véase criterio de Abel, véase fórmula de Cauchy, véase condición de Cauchy, véase cri-
Abel, véase lema de Abel terio de Cauchy, véase fórmula de Cauchy-
Apéry, 179 Hadamard, véase fórmula de Cauchy,
arco coseno, véase función arco coseno véase sucesión de Cauchy
arco cotangente, véase función arco cotangente codominio, véase función, codominio de una
arco seno, véase función arco seno composición, véase funciones, composición de
arco tangente, véase función arco tangente condición
área, 27, 120, 122, 219 de Cauchy, 72, 202, 204, 208
argumento coseno hiperbólico, véase función para series, 175
argumento coseno hiperbólico de Lebesgue, 127
argumento cotangente hiperbólica, véase fun- de Riemann, 124–128, 131–134, 145
ción argumento cotangente hiperbóli- conjunto
ca acotado, 8, 11, 120, 130
argumento seno hiperbólico, véase función ar- inferiormente, 3, 8, 9, 11
gumento seno hiperbólico superiormente, 8–11, 20
argumento tangente hiperbólica, véase función antiimagen, 18
argumento tangente hiperbólica cota inferior de un, 8, 122, 125, 130
arquimediana, véase propiedad arquimediana cota superior de un, 8, 10, 12, 122, 124,
asíntota 130
horizontal, 114 derivado, 63
oblicua, 114 imagen, 18, 20, 23, 25, 27, 29, 31, 32, 146,
vertical, 113 148, 210, 211, 214
axioma ínfimo de un, 8, 11, 55, 58, 68, 69, 76, 123,
de completitud, véase axioma del supremo 124, 126, 139, 212
del supremo, 8, 9 máximo de un, 8, 9, 58
axiomas de Peano, 2 mínimo de un, 8, 9, 58, 214, 215
supremo de un, 8, 10–12, 55, 59, 68, 69,
Barrow, véase regla de Barrow 76, 124, 126, 130, 139, 212
Bernoulli, véase desigualdad de Bernoulli constante γ de Euler, 5, 178, 181, 185
binomio de Newton, 13, 197 cosecante, véase función cosecante
Bolzano, véase teorema de Bolzano-Weierstrass, cosecante hiperbólica, véase función cosecante
véase teorema de Bolzano hiperbólica
coseno, véase función coseno
cambio de variable, 145–147 coseno hiperbólico, véase función coseno hi-
de Euler, 156 perbólico
para integrales impropias, 165 cota
Cantor, véase proceso diagonal de Cantor, véa- inferior, véase conjunto, cota inferior de
se teorema de Cantor un
237
238 ÍNDICE ALFABÉTICO
arco seno, 29, 198, 217 gráfica de una, 19, 21, 86, 92, 93, 110–
arco tangente, 30, 198 113, 120, 122
argumento coseno hiperbólico, 33 hiperbólica, 31
argumento cotangente hiperbólica, 33 hiperbólica inversa, 33
argumento seno hiperbólico, 33 identidad, 18, 23, 74, 121
argumento tangente hiperbólica, 33 impar, 21, 27, 29–32, 113, 145, 213, 217
beta de Euler, 170 integrable, 121, 125–127, 129, 130, 132,
biyectiva, 18, 23, 33, 183, 211, 219 133, 135, 136, 162, 164, 205
codominio de una, 17, 29, 37 integrable en sentido impropio, 162–165,
cóncava, 110–112, 114, 144, 146, 211, 217 169
continua, 73–80, 87, 89, 92–94, 96, 97, integrable-Darboux, véase función integra-
100, 101, 103, 126, 127, 137–145, 147, ble
162, 164, 165, 195, 204–207, 211, 217 integrable-Riemann, véase función integra-
a trozos, 136 ble
convexa, 110–112, 114, 144, 148, 210, 217 inversa, 18, 23, 25, 29, 30, 33, 78, 88, 89,
cosecante, 28 146, 147, 211, 212, 219
cosecante hiperbólica, 32 inyectiva, 18, 23, 25, 29, 78, 88, 146, 148,
coseno, 26, 29, 197, 198, 209, 212, 214, 210, 211, 214
219, 220 localmente integrable, 162, 163, 165–167,
coseno hiperbólico, 31 169
cota superior de una, 20, 76 logarítmica, 25, 144, 146, 198, 209, 211,
cotangente, 28 212
cotangente hiperbólica, 32 logarítmica de base a, 26, 212
de Dirichlet, 34, 74, 122 monótona, 19, 79, 125, 139, 162, 169
de Lipschitz, 93 a trozos, 136
derivable, 85, 87–89, 91–94, 96, 97, 100, no creciente, 19, 69, 94, 112, 138, 177
103–105, 108, 109, 111–113, 139–147, no decreciente, 19, 68, 94, 111, 139, 166
165, 193, 206, 207, 210, 211, 213, 217, no negativa, 138, 166, 167
219 par, 21, 27, 31, 113, 145, 213
derivable n veces, 100 periódica, 21, 27, 113, 214
derivada, 85, 96, 103, 114, 140, 141, 165, polinómica, véase polinomio
194, 198, 220 primitiva, 96, 140, 143–146, 163, 194, 217
dominio de definición de una, 17, 18, 21– promedio integral de una, 137
24, 29, 37, 60, 64, 69, 74, 80, 85, 92, racional, 24
93, 113, 146, 196, 204, 205 real de variable real, 17
elemental, 24, 60, 69, 86, 104, 144, 209 restricción de una, 17, 19, 23, 29, 30, 33,
estrictamente creciente, 19, 23, 25, 27, 29– 81, 214
32, 78, 94, 144, 146–148, 210, 211, secante, 28
214, 217 secante hiperbólica, 32
estrictamente decreciente, 19, 25, 27, 29, seno, 26, 27, 29, 197, 198, 209, 212, 214,
31, 78, 94, 144, 212, 214 219, 220
estrictamente monótona, 78, 89, 96 seno hiperbólico, 31
exponencial, 24, 31, 43, 147, 186, 197, 198, suprayectiva, 18, 146
209–212 tangente, 28
exponencial de base a, 25, 212 tangente hiperbólica, 32
extensión continua de una, 81, 136, 164 trascendente, 24
gamma de Euler, 170, 178 trigonométrica, 26, 212, 217
240 ÍNDICE ALFABÉTICO
trigonométrica inversa, 28, 217 Lebesgue, 206, véase también condición de Le-
uniformemente continua, 80, 81, 93, 126 besgue
zeta de Riemann, 179, 185 Leibniz, 119, véase también criterio de Leib-
funciones niz, véase también regla de Leibniz
composición de, 22, 75 lema de Abel, 195, 198
equivalencia de, 70, 104, 147 límite
a través de sucesiones, 64, 66, 67, 72, 98
Galileo, 87 de oscilación, 58
gráfica, véase función, gráfica de una de una función, 63, 66, 71–73, 79, 97, 104,
113, 164, 165
Hadamard, véase fórmula de Cauchy-Hadamard de una sucesión, 39, 40, 43–45, 47, 50, 51,
Heine, véase teorema de Heine 54, 56, 58, 147, 172
Huygens, 86 en el infinito, 65
inferior, 56, 58
inducción, véase principio de inducción infinito, 65
inducción completa, véase principio de induc- lateral, 68, 136
ción completa por la derecha, 68, 69
ínfimo de un conjunto, véase conjunto, ínfimo por la izquierda, 68, 69
de un superior, 56, 58, 191
infinitésimo, 118 unicidad del, 41, 64
integración por partes, 140, 141, 168 Lipschitz, véase función de Lipschitz
para integrales impropias, 165 logaritmo, véase función logarítmica
integral, 121
de Darboux, véase integral Maclaurin, véase fórmula de Taylor-Maclaurin,
de Riemann, 164, 165, véase integral véase serie de Taylor-Maclaurin
impropia, 161, 162, 164 máximo
absolutamente convergente, 167 absoluto, 75, 92, 137, 144
condicionalmente convergente, 168 relativo, 90, 108, 112
convergente, 162, 164–167, 169, 170, 177 relativo estricto, 90, 109
divergente, 162, 166 máximo de un conjunto, véase conjunto, maxi-
oscilante, 162 mo de un
inferior, 121, 122, 124 mínimo
superior, 121, 122, 124 absoluto, 75, 92, 96, 137, 144
intervalo, 10, 11, 27, 29, 30, 32, 33, 46, 77, 78, relativo, 90, 108
81, 85, 89, 92–94, 96, 97, 100, 102– relativo estricto, 90, 109
105, 109–113, 115, 141, 143–145, 162, mínimo de un conjunto, véase conjunto, míni-
163, 165–167, 169, 196, 198, 202, 205– mo de un
207, 214, 215, 220, 222
cerrado y acotado, 75, 80, 119, 121–123, Newton, 87, 119, véase también binomio de
126, 133, 135, 137, 138, 143–145, 162 Newton
de convergencia, 190, 192, 195 Niven, 221
número
Kepler, 87 e, 5, 24, 42, 106
entero, 3
L’Hospital, véase regla de L’Hospital irracional, 10, 34, 178, 179, 221
Lagrange, véase fórmula de Lagrange natural, 1
Landau, véase o pequeña de Landau π, 5, 27, 214, 218, 219, 221
ÍNDICE ALFABÉTICO 241