Los miembros de las familias Togaviridae y Flaviviridae son virus con ácido
ribonucleico (ARN) Monocatenario positivo dotados de envoltura. La mayoría se
transmite a través de artrópodos.
Los Flaviviridae incluyen los flavivirus, los pestivirus y los hepacivirus (virus de
las hepatitis C y G).
ALFAVIRUS Y FLAVIVIRUS
Los alfavirus y los flavivirus se clasifican como arbovirus pues suelen transmitirse a
través de vectores artrópodos. No obstante, estos virus tienen un amplio abanico de
hospedadores, como organismos vertebrados e invertebrados. Las enfermedades
transmitidas por los animales o que tienen un reservorio animal se denominan zoonosis.
Los alfavirus son similares a los picornavirus por la presencia de una cápside
icosaédrica y un genoma de ARN monocatenario de sentido positivo que remeda el
ARN mensajero (ARNm). Se distinguen de los picornavirus en su tamaño ligeramente
mayor (45 a 75 nm de diámetro) y la presencia de una envoltura que los recubre.
Además, el genoma de los togavirus codifica proteínas precoces y tardías.
Los alfavirus tienen dos o tres glucoproteínas que se asocian para formar una única
punta. El extremo carboxi (COOH) de las glucoproteínas está anclado en la cápside, lo
que obliga a la envoltura a rodearla con fuerza («empaquetar en plástico») y adoptar la
forma de la cápside.
El virus penetra en la célula por endocitosis mediada por receptores. A continuación, la
envoltura vírica se fusiona a la membrana del endosoma tras la acidificación de la
vesícula con el fin de introducir la cápside y el genoma en el citoplasma celular.
Una vez liberados en el citoplasma, los genomas de los alfavirus se unen a los
ribosomas para sintetizar ARNm. El genoma de los alfavirus se traduce en una fase
precoz y una tardía. Los dos tercios iniciales del ARN de los alfavirus se traducen y dan
lugar a una poliproteína que posteriormente será escindida por las proteasas en cuatro
proteínas precoces no estructurales (NSP 1 a 4). La proteasa es parte de la poliproteína y
precede al sitio de degradación. Cada una de estas proteínas es una porción de la ARN
polimerasa dependiente de ARN. Se sintetiza un ARN de 42S de sentido negativo de
longitud completa como molde para replicar el genoma, y se producen nuevas
moléculas de ARNm de 42S de sentido positivo. Además, a partir del molde también se
transcribe un ARNm de 26S, correspondiente a un tercio del genoma. El ARN 26S
codifica las proteínas de la cápside (C) y de la envoltura (E1 a E3). Más adelante,
durante el ciclo de replicación, el ARN vírico puede representar hasta el 90% del
ARNm de la célula infectada. La abundancia de ARNm tardío hace posible la
producción de una gran cantidad de las proteínas estructurales necesarias para el
empaquetamiento del virus.
Los flavivirus tienen un genoma de ARN de cadena positiva, una cápside icosaédrica y
una envoltura, pero son algo más pequeños que un alfavirus (40-65 nm de diámetro). La
glucoproteína vírica E se pliega, se empareja con otra glucoproteína E y atraviesa la
superficie del virión para formar una capa de proteínas externas (v. fig. 60-1). La
mayoría de los flavivirus están serológicamente interrelacionados y los anticuerpos
frente a un virus pueden neutralizar a otro.
A diferencia del genoma de los alfavirus, los genes estructurales se hallan en el extremo
59 del genoma del flavivirus. El resultado es que las porciones de las poliproteínas que
contienen las proteínas estructurales (no las catalíticas) se sintetizan en primer lugar y
con mayor eficacia. Esta disposición puede permitir la producción de un mayor número
de proteínas estructurales, si bien reduce la eficacia de la síntesis de las proteínas no
estructurales y el inicio de la replicación vírica. Esta característica de los flavivirus
puede contribuir al retraso en la detección de su replicación.
Patogenia e inmunidad
Los arbovirus se adquieren por picadura de un artrópodo como un mosquito. Estos virus
pueden provocar infecciones líticas o persistentes tanto en vertebrados como en
invertebrados.
Cuando pica al hospedador, el mosquito hembra regurgita saliva que contiene virus en
el torrente circulatorio de la víctima. El virus circula con libertad por el plasma del
hospedador y entra en contacto con las células diana susceptibles, como las células
endoteliales de los capilares, los monocitos, las células dendríticas y los macrófagos.
Estos virus suelen provocar una enfermedad sistémica moderada, encefalitis, afectación
artrogénica o enfermedad hemorrágica.
La viremia inicial produce síntomas sistémicos como fiebre, escalofríos, cefalea, dolor
de espalda y otros síntomas gripales a los 3-7 días del inicio de la infección. Algunos de
estos síntomas se pueden atribuir a los efectos del interferón producido como respuesta
a la viremia y la infección de las células del hospedador. La viremia se considera una
enfermedad sistémica moderada, y la mayoría de infecciones víricas no progresa más
allá de este punto. Una viremia puede generar una cantidad suficiente de virus para
infectar órganos diana como el cerebro, el hígado, la piel y los vasos sanguíneos,
dependiendo del tropismo tisular del virus. El virus accede al cerebro mediante la
infección de las células endoteliales que revisten los pequeños vasos del cerebro o el
plexo coroideo.
Las principales células diana de los flavivirus son las que derivan de la estirpe de
monocitos-macrófagos.