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8. Intelectuales y politicas culturales Philip Schlesinger neeptual y ‘menos ocultado— al dis tenciado por el n icaciones los partidos {mica sobre la reforma comprensiva de mercado y Estado, suando corresponda a 93. jucva estructura de clase 1 decisi la “clase creativa” que nos propone hoy en dia el economista Richard Florida (200: ransformacién de ideas en ticas “Io que en ingles se I community no es debate -Ias inversi son bastante altos. Para ito en el campo disc IEque se ocupe, es te del poder pe se tenga ‘con este. Por es0, rates no son 4 mnbargo, considerando Ja globalizacién de la cultura y las ue las fronteras del Estado se han vuelto bast permeables, la posibi nte limitada, incluso en las do, los proyec- ‘en cuenta tanto el compendio depo {as comunfeaciones, el putinonio les ates a sas de educteion y de de cepacia ae titra sine todo lo contrac: sssiempre un proceso inca ra cl pracese de formar e implementar una politica iad fnmanente de eslocars’.P ‘mayoria de las sociedades con ineado por las tensiones demos por cultura se ss propias. intelectuales eran los aso animados por el n embargo, smolégica en la pos- Jectual 95 esplazaclo por el del intérprete. Este tendrfa un papel ndesto, que consistiria en buscar, comprender y versidad existente en la gran cantidad de culearas la nacién-. ielectuales tienen tna relevar sobre todo, i mismos y trabajan que tengan ey gina wn sare a desconectados del poder [Ess de Bana ert, ero no ene in 8 aspecto mis perpicz ex este: que cone! derrambamien ore ccna Insera cata ee co acted algo qu ay uc mane etna Ua esferacultial que se sta en e cena de las preoctpacio de tos ntelectates, Sin embargo mi investigncion emptien Cee eat 2009) indica tod contrari neal impulsolegisativopermancce enérgco cm algunos disptnas ntclectales Adem, os Estado toda ha somos testigos de casos de limpieza éu do ae intelectuales en la evelucin de pol fake _ oF su parte, Theodor Adorno (1901) tene ot Vista eapeco al papel de los expertosy dela peta ta mayria dels intlectsles ex segon mu expr, “er yno hay mucho que esperar de estos. Nos encontramo ocontemporines cad, do en contr ‘ere que atocritica y que el saber experto, la expertise, pueda ser utiizado, para "proteger los asuntos culturales de! dominio controlador el mereado” (Adorno, 1991). En este sentido, hay tuna neces dad de proteger la alta cultura no solamente de las operaciones Ue la administracion, sino también del gusto ignorante de un demos maleducado. “Ahora bien, Adorno ha sele jonado la “menos mala” de las soluciones, pues junto a la administracién de la cultura, existe tun espacio discrecional en el cual los expertos culturales que sean eapaces de juicio crtico podrian tomar buenas decisiones, De este modo, tendrian entonces una funcién legislativa, Esta perspectiva es relevante ala linea de investigacién actual especto del papel que juegan los expertos en el debate paiblico sobre Ia politica de las industrias creativas en el Reino Unido. El problema es que Ia legislacién siones, Sin dudla, lo que pasa en Gran Bretafa serfa smo, porque confirma, contra sus del mercado en el espacio cultural La comparacién Es innegable que cada politica piblica tiene su propia histo- ‘esta inserta en su propio contexto institucional, por lo pensar en Ia form! ‘ implementaci6n de politicas ‘culturales, no podemos dejar de considerar el funcionamiento ide ministerios de Estado, organismos reguladores de Ins comu- nicaciones o agencias culturales, entre otras instituciones. Por otra parte, aungue los paises enfrenten Corrientes y pro~ blemas globales -y, en el contexto de Ia Unién Europea, se manifiesten indicaciones ambiguas del proceso de europeiza bn 10s contextos nacionales suelen ser muy diferentes entre ‘verdad que vivimos en tun contexto de governanceinterna nis © menos eficaz~ y que Ia idea de soberan (lasica ha sido sobrepasada, pero nadic puede negar que el sistema internacional siga siendo un escenario de Estados. En ese sentido, la comparai politicas pablicas entre Estados y naciones puede resultar muy fructifera, siempre y 1a especificad estatal 0 nacional. El pro- de comparar conlleva una logiea que ional blema es que el a 97

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