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República Bolivariana de Venezuela

Ministerio del Poder Popular Para La Educación Universitaria


Ciencia y Tecnología
Instituto Universitario Politécnico
Santiago Mariño
Extensión Maturín

LENGUAJE Y COMUNICACIÓN

Profesora: PARTICIPANTE:

Maturín, Marzo del 2019


INTRODUCCIÓN
El presente trabajo que podrá ver a continuación tiene información muy
atractiva sobre temas que no son tan comunes, pero que son muy interesantes
para aquellos que les gusta investigar y aprender cada día algo nuevo y que será
de edificación para su vida diaria o también para ocasiones especiales.
EL DISCURSO PARA CONVENCER
Es hora de hacer un discurso. Los oyentes están atentos y parecen
interesados en lo que tienes que decir. Como memorizaste el texto, el discurso
comienza bien, pero no tardas mucho en percibir las primeras miradas de
desinterés. De repente, alguien bosteza discretamente y saca el celular. Te
sientes incómodo, comienzas a titubear y pierdes la línea de sentido. ¿Te suena
familiar?
Ya sea a la hora de motivar el equipo de ventas o de convencer a los
inversores sobre el potencial de tu proyecto, la habilidad para dar un discurso
fortalece el argumento y causa un impacto positivo en los oyentes. En este caso
el gran desafío es transmitir un mensaje que cautive a la audiencia.
Para Pete Weissman, presidente de Thought Leader Communications, una
consultora americana que entrena ejecutivos para que se comuniquen mejor, la
clave de un buen discurso es planear lo que se dirá bajo el punto de vista de la
audiencia. “No pienses sólo en lo que quieres decir, piensa en lo que ellos
quieren oír”, orienta el especialista. “Cuanto mejor entiendas la necesidad de los
oyentes, más éxito tendrás.”
Para desarrollar un discurso convincente, necesitas entender la necesidad
principal del público para el que hablarás, identificando lo que ellos desean oír.
Por ejemplo, es probable que un inversor no esté tan interesado en tu idea de
negocio pero sí en cómo harás rentable la empresa.
El consejo es adaptar el abordaje y el lenguaje a las necesidades de la
audiencia. Esta técnica engloba desde los recursos utilizados en el discurso,
como carteles, presentaciones o gráficos, hasta el vocabulario empleado.
Cuando conversas con el público por medio del lenguaje al cual está
habituado, es más fácil establecer la confianza, un criterio fundamental para la
efectividad del discurso.
1. Define el objetivo principal: ¿Cuál es el significado de éxito para tu
discurso? Define la prioridad y construye el texto con base en ese ideal
que quieres alcanzar.
2. Conversa con la audiencia: No necesitas solicitar la contribución de
alguien, pero es válido hacer cuestionamientos para que el público
reflexione y direccione el abordaje a las necesidades personales.
3. Desarrolla oraciones cortas: Mientras más cortas sean tus frases, más
fácil será comprender el discurso. Además, estas ayudan a mantener la
atención, pues hacen la charla más dinámica.
4. Sé breve: Tu tiempo es tan valioso como el de los oyentes. No abuses de
su paciencia y sé tan sucinto como sea posible: la objetividad es la clave.
5. Debes practicar antes: Escoge algún familiar o amigo para que escuche
tu discurso y evalúe la técnica antes del gran día. Solicita una opinión
honesta y busca mejorar tu desempeño con base en el feedback.
CUAL ES EL CONTEXTO Y LAS ESTRATEGIAS ADECUADAS A LA
HORA DE CONVENCER CON UN DISCURSO

1. No estés en posición de autoridad cuando hables. Sé una autoridad.

La diferencia está en que al primero van a verlo (por ser quién es) Al
segundo, van a escucharlo (por lo que provoca). El primero habla desde la
soberbia del puesto y no desde la humildad del aprendiz perpetuo. El segundo
hace que los asistentes sientan primero y razonen después, que vibren con cada
gesto articulado, con cada palabra emitida. Lo acompañan porque lo ven creíble,
porque sus mensajes les provocan chispazos de ilusión, atención o interés.

Y eso es lo que tenemos que lograr cuando nos sentamos a escribir un


discurso y cuando ensayamos su declamación. Provocar impactos emotivos y
sensoriales que les haga dibujar lo que oyen en su pentagrama mental, y que
sientas esas vibraciones en lo más profundo de sus corazones, pues en función
de cómo les hagamos sentir, así les motivaremos para que nos acompañen, nos
voten, nos aplaudan… nos recuerden.

2. No seas envoltorio, sino caramelo. El contenido da valor al continente.


Siempre intento ejemplificar con la metáfora del supermercado la conocida
sensación que todos hemos experimentado alguna vez cuando vemos a un
ponente subido a un atril y antes de que pronuncie la primera palabra,
observamos como muchos ya le han comprado el mensaje (producto). Como
cuando compramos un detergente nuevo por lo sugerente de sus mensajes o un
zumo de envase llamativo y colores atractivos. No sabemos si nos gustará lo que
hay en el interior, puesto que aún no lo hemos probado. Pero lo que sí sabemos
es que su exterior ya nos ha seducido.
Al igual que con un producto, también le pasa a los oradores. ¿A qué se
debe ese éxito repentino, esa aura de vendedor irrepetible, ese hechizo
embriagador que le hace ganarse nuestro cariño con su sola presencia? Al
carisma, al puro y simple carisma. Son ese tipo de personas que quieren hacer
buena la frase que Anette Benning recibe de su amante en la película American
Beauty: «Para tener éxito hay que proyectar sensación de éxito»
Pues bien, tú debes, querido directivo, ser ese tipo de persona. Pero
cuidado. Porque el perfume inicial puede empezar a evaporarse si no cumples
una serie de requisitos no escritos. El oyente no puede percibir nunca que, tras
ese envoltorio seductor, diferente, luminoso y carismático hay algo peor que un
mal producto: la nada. El vacío intelectual o personal de quien les habla.
Resulta que habrán invertido su tiempo en escuchar a alguien que les han
convencido de que su producto es el mejor cuando sencillamente no hay
producto. Ahora te pregunto: ¿Qué haces en ese momento? ¿Cuántas veces te
has sentido así siendo oyente y no orador? ¿Cuántas veces resististe el impulso
cautivo de levantarte e irte a casa? ¿Cuántas veces has esperado a cantarle las
cuarenta al timador de la palabra, al falsificador de conciencias?
¿Cómo evitar que el que está ahí, delante de ti, acabe con esa sensación,
con ese vacío (de contenido)? Es fácil. No hables como si te sacaras una flor del
interior de la chaqueta. Habla como si el corazón dibujara esa flor en tu rostro.
Orador, no actor. Este juego no va de comunicar mucho sino de comunicar lo
acertado. Palabras que sumen, que aporten, que creen valor añadido al
conocimiento, intereses y motivaciones de tus oyentes. Para eso han ido. No les
hagas perder el tiempo con clichés y lugares comunes. Ofréceles técnicas,
métodos, herramientas, caminos y consejos que mejoren su actividad
profesional y/o personal.
En el inicio de tu discurso, di quién eres, qué has hecho y que vas a hacer
y luego sé consecuente con tus palabras. No seas quien no eres, no aparentes
lo que no esperan de ti, no prometas lo que sabes que no vas a cumplir. Te
abocas al suicidio futuro por unos instantes de ilusorio reconocimiento presente.
Piénsalo. Recuerda: cuando no alumbramos (sinceridad y conocimiento) a la
contraparte sino que solo intentamos deslumbrarla (flash retórico), al final el
espacio de comunicación se convierte en zona de penumbra (nula credibilidad).
3. Si te sometes a los papeles, al final los acabarás perdiendo.
Esta máxima recuérdala cuando tengas una comparecencia pública,
intervención privada o conferencia magistral. Si lees no conectas igual, no eres
tan natural ni espontáneo. Si te sometes a la dictadura del folio, base de todo
árbol, acabarás como este: sujeto a sus raíces, inamovible, inseguro y
acomodado en una ficticia zona de confort que, poco a poco, te irá alejando del
oyente.
El papel es un buen bastón, quizá el mejor para apoyar tus momentáneos
desequilibrios con la exposición de tu discurso. Ayuda a encontrarte, ayuda a
situarte, pero te hace caminar por sí solo. Te aconsejo por ello el siguiente
sistema: una vez tengas escrito tu discurso, subraya en cada párrafo la frase
inicial y el concepto más importante de ese párrafo, el que le da valor.
Memorízalos, sólo esa parte, sólo esa frase y ese concepto, y dedícate a leer
una y otra vez el resto.
Cuando llegue el momento del discurso, tu naturalidad hará el resto porque
tienes retenido en la mente lo que quieras. Lo demás puedes expresarlo con tus
palabras sin que pierda esencia lo que quieres decir. De esta forma, no te
obligas a hacer un esfuerzo memorístico imposible ni obligas al auditorio a que
te vean lo bien que lees, pero lo poco que transmites.
Leer no es fácil y ni siquiera ser un buen orador te facilita ser un buen
lector. Y acomodarse en la lectura (antes en hojas y hoy hasta en teleprompters)
hace acomodar también tu cerebro, tu memoria y por tanto tu capacidad de
respeto hacia ti mismo. Tu autoestima será mayor si compruebas que eres
capaz de contar, relatar, comunicar, sin la continua ayuda del bastón mágico.
Úsalo, pero nunca abuses de él. O acabarás perdiendo los papeles.
Recuerda: el papel es el discurso. Pero lo que convierte eso en oratoria
eres tú. Si haces protagonista al papel, te acabarán pidiendo que se lo mandes
por correo y cada vez comunicarás a auditorio más vacíos. Tu posicionamiento
empieza por asumir que tú y nadie más que tú, eres el protagonista.
4. Tu historia hará Historia.
Atrévete a contar historias (personales, verosímiles) y a que el público se
sienta identificado con ellas, bien porque suenen cercanas, bien porque suenen
creíbles, ya que escuchará más y estará más de acuerdo con tus ideas. Hoy
triunfan los buenos contadores de historias (storytelling). Tenemos que buscar
un conflicto y a partir de él construir el relato. Que sea sencillo y fácil de transmitir
de unos a otros, pues ahí reside la clave de su viralidad y difusión.
Cuenta algo que te provoque o haya provocado dolor, risa, sentimiento de
culpa, algo perfectamente adaptable al alma y corazón de cualquiera de tus
oyentes. Estamos acostumbrados desde pequeños a escuchar historias. Son
interesantes, visuales, dejan escapar la imaginación y fomentan una
comunicación narrativa potente. En definitiva, son muy poderosas. Pero deben
verla (y sentirla). Porque si la ven la contarán.
5. Rompe patrones. Cambia paradigmas. Provoca. Sé extravagante.
Antes de escribir tu discurso piensa cómo quieres que te vean a su
conclusión. Como un orador simpático, extrovertido, referente en su campo,
cercano, didáctico, entretenido, todo eso a la vez. ¿Cómo? Esa panorámica HD
(High Definition) definirá tu intervención. Y si la llenas de estímulos continuos
mejor. Que vean algo que nunca antes hayan visto, que escuchen una frase
nunca antes construida. Que salgan con la sensación de que debe haber una
segunda parte en sus agendas para volver a escucharte.
Busca la originalidad, pero aléjate del frikismo. Innova, pero siempre
apegado a la creatividad y el talento y no a la improvisación espontánea.
Estimula para que te emulen. Y para ello, ayúdate de la simbología comunitaria,
es decir, de aquellos referentes, ejemplos, que te vinculan, unen o aproximan a
los allí presentes para que te vean cercano, accesible e incluso como uno de los
suyos.
6. Los triunfos tácticos hacen ganadora la estrategia.
El triunfo táctico viene cuando dominas cada parte de tu discurso, cuando
sabes de memoria la estructura que guiará tus pasos con palabra firme. Ese
comienzo electrizante, esa conexión de 20 segundos que hará que empieces a
ganarte el respeto de los presentes. El momento justo de introducir la historia,
ejemplo o anécdota, el dominio del timing (ahora paro, ahora acelero) mediante
la técnica full-stop que suelo aconsejar.
Ese final que se acerca y para el cual la gente ya estaba avisada mediante
la creación de expectativas previas. Pequeños puntos continuados logran el
juego y muchos juegos te permiten ganar el set. En el discurso, es clave
equilibrar y controlar el ritmo y voz de las palabras, su entonación y velocidad
correctas, su ubicación exacta y su relación con el contexto para el que hablas.
Puede haber argumentos buenos, ideas solventes, ejemplos irrefutables que si
no controlamos el pentagrama rítmico y melodioso no convenceremos.
Es importante que sepamos localizar e identificar la idea importante de
cada párrafo, de cada parte de nuestro discurso. Y justo antes de llegar a esa
idea o conceptos importantes, la pausa correspondiente, el silencio adecuado.
Con ello generaremos lo que denomino tensión comunicativa: crear
expectativas con tus mensajes. La gente tiene que percibir que lo que viene a
continuación en tu discurso supera lo que ya ha escuchado. El orador debe ser
el termostato del discurso: controlando el ritmo para pausar y pautar sus
mensajes y regulando la voz para definirlos.
Recuerda: Nunca grites ni hables demasiado alto. Donde no llegan
las ideas no debe llegar tu voz porque el tono del mensaje es el espíritu de
la idea.
CUALES SON LAS ESTRATEGIAS PARA UNA BUENA
ARGUMENTACION A LA HORA DE UN DISCURSO

1. Prepárate a consciencia
Cuanta más información recabes acerca del tema en discusión, mayores
posibilidades tendrás de ganar la discusión e incluso de persuadir al otro de que
estás en lo correcto.
Números, estadísticas, opiniones de científicos famosos, todas son
herramientas que pueden serte muy útiles para demostrar tu punto. Además, al
ver el conocimiento con el que manejas el tema, tu adversario puede verse
intimidado y perder confianza al contradecirte.
2. Adapta tu lenguaje a tu oponente
Según informó el portal Inc., existe un estudio de las universidades de
Toronto y Stanford en el que se sostiene que la mejor forma de defender tus
argumentos es explicarlos a la luz de los valores y creencias de tus oponentes.
Procura que tus palabras apelen a la sensibilidad del adversario en lugar
de a la tuya
3. No te extiendas demasiado
En su “Decálogo del buen argumentador” el reconocido jurista español
Manuel Atienza explica que “no se argumenta mejor por decir muchas veces lo
mismo, ni por expresar con muchas palabras lo que podría decirse con muchas
menos”.
Si hablas demasiado, corres mayores riesgos de equivocarte, de irte por
las ramas, de perder el interés de tu oponente o de causar tedio en el público.
4. Admite tus errores
Así como se posiciona en contra de la extensión excesiva, Atienza
considera otro mal de la argumentación el ser demasiado necio: “Cuando se
argumenta en defensa de una tesis, no estar dispuesto a conceder nunca nada
al adversario es una estrategia incorrecta y equivocada”.
Ser terco y encapricharte con tu postura cuando es evidente que te
equivocas te perjudicará más de lo que te ayudará.
5. No ataques a tu adversario
No dejes que la situación se te escape de las manos. En un debate, sobre
todo si se convierte en una discusión acalorada, es muy tentador el rebajarse a
atacar personalmente al adversario en lugar de intentar derribar sus
argumentos.
Esto se denomina “falacia ad hominem” o “contra el hombre” y es un mal
muy común en los debates. Se trata de un falso argumento que se basa en la
siguiente suposición: “Hay algo dudoso o cuestionable acerca del oponente, y
por ende lo que dice también es cuestionable o falso”. Evítalo a toda costa, ya
que en lugar de defender tus argumentos quedarás como un mal argumentador,
o peor, un mal perdedor.
En cualquiera de los casos que debas argumentar una idea o expresar una
opinión ante otras personas, tus habilidades comunicativas y la destreza con la
que te desenvuelvas en una exposición oral, mejorará tus argumentos y ayudará
a que tu mensaje sea más claro, atractivo y persuasivo.
Hablar en público y aprender a defender tus ideas con argumentos es
cuestión de práctica, de realizar lecturas reflexivas y de trabajar el pensamiento
crítico.
TIPOS DE RAZONAMIENTOS
1. Razonamiento deductivo
Uno de los principales tipos de razonamiento es el llamado razonamiento
deductivo, el cual y tal como su nombre indica es el tipo de proceso cognitivo
que utilizamos para llegar a una deducción.
Este tipo de pensamiento se basa en la creencia en una premisa o una
afirmación universal para llegar a obtener una conclusión para cada caso
particular. Así, se va de lo general a lo particular, pudiendo realizar conclusiones
para un caso concreto basadas en la suposición o deducción a partir de lo que
consideramos globalmente cierto.
A menudo emplea la lógica para ello, siendo habitual que se utilicen
silogismos, inferencias y proposiciones encadenadas para llegar a una
conclusión concreta. El pensamiento deductivo puede ser categórico (a partir de
dos premisas consideradas válidas se extrae una conclusión), proporcional (se
actúa a partir de dos premisas una de las cuales es necesaria para que pueda
darse la otra) o disyuntivo (dos premisas opuestas se confrontan con el fin de
extraer una conclusión que elimine una de ellas).
Es frecuentemente el tipo de razonamiento que siguen los estereotipos,
que nos llegan a hacer pensar que por ser parte de un colectivo o profesión al
que se ha atribuido unas características determinadas una persona va a tener
un comportamiento concreto (sea este bueno o malo).
Es habitual que la mera deducción pueda desencadenar juicios,
argumentos y creencias que no se ajustan a la realidad. Por ejemplo, podemos
pensar que el agua hidrata, luego dado que el mar está hecho de agua, el agua
de mar nos va hidratar (cuando en realidad nos produciría deshidratación).
2. Razonamiento inductivo
El razonamiento inductivo es aquel proceso de pensamiento en el cual se
parte de la información particular para llegar a una conclusión general. Se
trataría del proceso inverso al de la deducción: observamos un caso particular
tras otro para a través de la experiencia poder determinar una conclusión más
generalizada. Se trata de un tipo de razonamiento menos lógico y más
probabilístico que el anterior.
El razonamiento inductivo puede ser incompleto (es decir solo se incluyen
una serie de casos concretos y no otros para establecer las conclusiones) o
completo (incluyendo todos los casos particulares observados).
Suele ser un método mucho más empleado de lo que parece a la hora de
tomar decisiones en nuestro día a día, siendo generalmente lo que utilizamos
para predecir las futuribles consecuencias de nuestros actos o lo que puede
llegar a suceder.
También se suele vincular a la atribución de causas para los fenómenos
que percibimos. Sin embargo al igual que con la deducción resulta sencillo llegar
a establecer conclusiones falsas, centrándonos sólo en lo que hemos visto o
vivido. Por ejemplo, el hecho de que cada vez que veamos un cisne este sea
blanco nos puede llegar a hacer pensar que todos los cisnes son blancos, a
pesar de que también existen de color negro.
3. Razonamiento hipotético-deductivo
Este tipo de razonamiento o pensamiento es la base del conocimiento
científico, siendo uno de los que más se ciñe a la realidad y a la comprobación
de las premisas que se establecen en base a la observación.
Se parte de la observación de la realidad de una serie de casos particulares
para generar una hipótesis, de la cual a su vez se deducirán posibles
consecuencias o interpretaciones de lo observado. Estas, a su vez, deberán ser
falsables y contrastarse empíricamente para comprobar su veracidad.
Este tipo de razonamiento es considerado como uno de los más complejos
y adultos (Piaget, por ejemplo, lo asocia al último estadio de desarrollo y lo
considera típicamente adulto a pesar de que muchos adultos pueden llegar a no
poseerlo).
Ello no quiere decir necesariamente que siempre se den con resultados
válidos, siendo un tipo de razonamiento que también es sensible a los sesgos.
Un ejemplo de este tipo de razonamiento lo podemos encontrar por ejemplo en
el descubrimiento de la penicilina y su transformación en un antibiótico.

4. Razonamiento transductivo
Este tipo de razonamiento se basa en la de combinar diferentes
informaciones separadas entre sí para establecer un argumento, creencia, teoría
o conclusión. En realidad, se tienden a vincular informaciones específicas o
particulares sin generar ningún tipo de principio o teoría y sin llegar a buscar una
comprobación.
Es considerado típico de la primera infancia, cuando aún somos incapaces
de establecer un razonamiento que vincule causas y efectos y podemos llegar a
asociar elementos que no tienen nada que ver.
Ejemplo de este tipo de razonamiento lo podemos encontrar en el tipo de
reflexión que suelen hacer los niños, que pueden llegar a pensar por ejemplo
que está nevando porque ese día se ha portado bien.

LAS FALACIAS Y EL DEBATE


Una falacia es una mentira o engaño con el que se pretende dañar a una
persona sin que ésta se dé cuenta. Una persona que descubre que ha sido
víctima de una falacia puede expresar, por ejemplo: “La falacia de su empleo me
hizo vivir engañada durante muchos años”, “Pablo está siempre con sus falacias,
tratando de estafar a la gente”. Una persona utiliza una falacia para obtener algo
que sabe no podría conseguir de otro modo que no sea a través de la apelación
a la falsedad, generalmente su intención no es precisamente dañar, sino obtener
un beneficio, pero no le preocupa herir a otros para conseguir lo que desea.

TIPOS DE FALACIAS

1. Falacia ad hominem, específicamente este tipo de falacia viene dada por


la falsedad o cuestionabilidad de la persona quien expresa sus
argumentos, y no de estos propiamente. Este tipo de falacia intenta
desacreditar a la persona que emite la afirmación ya que esta es
expresada por quien sufre de la no credibilidad al emitir cualquier juicio de
valor u opinión.
2. Falacia ad baculum, se caracteriza por el uso de la fuerza, amenaza o
abuso de posición. Por ejemplo: “A- los adolescentes no deberían de salir
en la noche debido a la inseguridad. B- yo tengo un hijo adolescente, y no
me importa tu opinión él seguirá saliendo de noche y disfrutar de su
juventud". Se observa como B hace uso de su abuso como padre de un
adolescente
3. Falacia populum, las premisas son consideradas verdaderas debido al
apoyo de una gran cantidad de personas que coinciden en la opinión de
alguna cosa en particular. Por ejemplo: “un negocio que venda comida
rápida es considerada por una masa de personas como la mejor cadena
de comida”
4. Falacia ad verecundiam, consiste en defender algo que es verdadero
porque es expresado por alguien que posee conocimiento en la materia.
5. Falacia ad logicam, consiste en afirmar la falsedad de algo porque va en
contra del razonamiento lógico.
DEBATE
Un debate es una técnica de comunicación que consiste en la confrontación
de ideas u opiniones diferentes sobre un tema determinado. La palabra, como
tal, procede del verbo debatir, y este a su vez del latín debattuĕre, que significa
‘discutir’, ‘combatir’.
El objetivo de un debate es plantear, exponer y conocer diferentes posturas
y argumentaciones sobre un tema, con la finalidad de que pueda llegarse a una
conclusión. En este sentido, los debates deben ser plurales.
También se utiliza el debate como técnica educativa, y, como tal, es
aplicado tanto en la escuela, como a nivel académico, en las universidades.
CONCLUSIÓN

Y para concluir con este trabajo agrego algo que es muy importante
conocer :
El razonamiento es básicamente la capacidad que tiene una persona o un
grupo de personas para conseguir resolver determinados problemas, obtener
una serie de conclusiones y, por supuesto, también aprender acerca de los
resultados, para lo cual es necesario que se establezca una serie de conexiones
casuales y lógicas.
Básicamente esta sería la definición de razonamiento, pero también es
importante tener en cuenta que los razonamientos llevan a hipótesis que nacen
a partir de los datos empíricos, de manera que, si un razonamiento es muy
concreto y permite realizar una predicción cuantitativa, se pueden obtener los
datos empíricos y someterlos a estadística con el objetivo de confirmar o
desmentir una determinada hipótesis que nacería a partir de dicho razonamiento.
BIBLIOGRAFIA

HTTPS://DESTINONEGOCIO.COM/VE/EMPRENDIMIENTO-VE/COMO-
HACER-UN-DISCURSO-DE-FORMA-CLARA-SEIS-CONSEJOS-PARA-
CONVENCER-A-TUS-OYENTES/
HTTPS://NOTICIAS.UNIVERSIA.NET.CO/CONSEJOS-
PROFESIONALES/NOTICIA/2015/12/23/1134959/5-CONSEJOS-
ARGUMENTAR-CORRECTAMENTE.HTML
HTTPS://PSICOLOGIAYMENTE.COM/INTELIGENCIA/TIPOS-DE-
RAZONAMIENTO
HTTPS://WWW.MONOGRAFIAS.COM/TRABAJOS82/LAS-
FALACIAS/LAS-FALACIAS.SHTML#CLASIFICAA
HTTPS://WWW.RECURSOSDEAUTOAYUDA.COM/TIPOS-DE-
RAZONAMIENTO/
HTTPS://WWW.SIGNIFICADOS.COM/DEBATE/
HTTPS://WWW.SIGNIFICADOS.COM/FALACIA/
HTTPS://WWW.PREVENCIONINTEGRAL.COM/ACTUALIDAD/NOTICIAS
/2017/11/14/TECNICAS-PERSUASION-6-PRINCIPIOS-DISCURSO-
GANADOR

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