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COMO SE CONVIERTEN EN MUJERES LAS NIÑAS DE BOLIVAR

PROCESOS DE SOCIALIZACIÓN Y FORMACION DE LA IDENTIDAD


Por: Yolanda Puyana Villamizar1
Publicado en las revista Pal”obra de la Universidad de Cartagena. Año 1999.

CARMEN : " El me dijo vámonos".


Tengo 48 años vivo en Turbaco, cerca de Cartagena Mi papá siempre fue agricultor, ¡aja!
cuando las cosechas no le iban mal, él salía al pueblo y traía compras, entonces uno salía
a vender, uno salía hasta tres veces al día de todo lo que él trajera, hacer plata para poder
nosotros comer porque él nunca trabajó con nadie. Cuando no encontraba nada, nos metía
a trabajar, trabajábamos y veníamos aquí a Turbaco cada quince días o un mes, a traerle
plata de la que uno se ganaba

Fuimos 11 hijos, ¡ah! yo trabajaba con gente de buena clase entiende y me regalaban
bastante Yo trabajaba con un señor que tenía almacén y yo le sacaba ropita fiada, a los
mas chicos, se los traía a ellos acá a Turbaco. Me regalaban puertas, me regalaban cosas
así. Mi mamá nunca trabajó con nadie siempre sufríamos, ¡aja! a veces no teníamos que
cocinar, ni nada porque como él no trabajaba.
La casa de mis abuelitos era grande. tenía varias piesecitas atrás vivía mi papá ahíe un
cuartico de esos Mi papá y mi abuelo, lo que ellos cosechaban lo traían para todo e!
mundo. porque ahí vivían todas mis tías. Pero eso como ahí siempre hubo unión, con
toditos, porque mi abuelíta pa' eso, nunca tuvo asco, porque allá eran unas pailas que
ponían a cocinar en la mitad del patio Cocinaban pa' todo el mundo, el que pusiera y el
que no pusiera, comía. Mi abuelo siempre fue un gran hombre, él trabajaba y eso, todo lo
que él recogía lo amontonaba en un cuarto. Si recogía todo su arroz y cogíamos en el
pilón en seguida y se pelaba y se hacía de una vez la sopa por 1a tarde. Dormíamos
toditos en un solo cuarto si.

Mi abuelita con mi mamá nunca quiso fiesta, porque nunca habían peliado, ni por nadita,
sino que ella era tan conforme. Si algo hacíamos malo, no le decía nada a mi papá, nos
decía: ve no le voy a decir nada a mi pollo, pero otro día no me lo vuelvan hacer, porque
eso es malo. Como ella sabía que él nos daba tan fuerte, nos daba duro, e1la le tapaba. El
me pegaba con cáñamo, con la cubierta donde metía las rulas Nos daba duro, él mismo
cogía, nos arrodil4aba nos dejaba así 1os verdes, entonces comenzaba a untarnos
mentolín limón pa' sobarnos.
Cuando ya crecí a los 13 años, se enamoró un pelao de mí y mi papá no quería. El salía
atrás me miraba a donde estaba con él y se devolvía Yo a veces no alcanzaba a ver y
cuando venía ya comenzaba a pegarme. El me decía que no hablara con ese pelao. Mi
mamá nos hacía bollos en la madrugadita y salíamos a vender los bollos en la mañana.
Repartíamos bollos en a tarde, que la patilla, que el melón, que carbón. que si naranjas.
Teníamos como 8 años cuando comenzábamos a repartir y a vender. Me ponía una
palagana en la cabeza, los dejaba en las tiendas y después en la tarde salía a recogerlos.
1 Profesora del Departamento de Trabajo Social de la Universidad Nacional.

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Las patillas les gritábamos por la calle y todo lo demás que salíamos a vender, como
nunca nos dio pena.
De estudios nunca como eran pagos y a veces no ganábamos casi ni pa´ comprar la
comida. Nosotros jugábamos a las tres cartas, al dominó, a la baraja. Jugábamos en
grupitos. hacíamos muñecas de trapo, comprábamos platanitos y le insertábamos un poco
de palitos pa' que cuando llegara el matrimonio hacíamos sancochito, hacíamos
maravillas en el patio.
Yo me desarrollé donde una amiga mía. Me dijo: ¡Ay! Tu estás sucia de sangre. Entonces
yo le dije: que va . Yo estaba en la casa de ella derrochando ahí. Montadas arriba de un
palo de almendro. Yo me bañé y ella me metió al baño de su casa, me buscó una
pantaleta y un trapito. Entonces yo no le dije nada a mi mamá. Partíamos las sábanas
podridas de cualquier traje y hacíamos guayuquitos

Cuando mi amiga Marlene sabía que ese hombre estaba enamorado de mi, me decía:
ahora si él te dice que le des la pruebita no se la des. Porque cuando uno sale enfermo de
la barriga, primero. uno disque está limpiecito y si da la pruebita puede quedar uno
preñado Como ella le había pasado un fracaso dio la pruebita. Y se le mató el muchacho
que había probado con ella. Entonces quedó ahí como señorita en su casa pero ya había
perdido, lo mejor. que había sido el taponcito.

Con mi novio a los 16 años me salí. Él me dijo: vámonos, yo le dije a él: no hombre, le
tengo miedo a papi. Me mandó unas primas y cuando ya las peladas se iban, yo metí
muchas cositas. Dije: voy a hacer un mandado y me metí en la casa del muchacho. Nos
fuimos pa' Cartagena. Como a los tres días él vino a la casa y habló con mi papá. Pero no
hicimos nadita en esos tres días, porque yo no quería. yo tenía miedo. Yo decía: yo no me
acuesto contigo porque tu después no te quieres casar conmigo, hasta que tu no te
arregles con mi papá. Entonces me decía: uno solito y yo le dije que no. AI día siguiente
fue a donde mi papá y le dijo: que no quería plazo, él quería que yo me casara como
fuera. Digo: bueno, vamos donde el cura pa` ver. Ya tenía su pantalón negro, una camisa
blanca. Entonces fuimos donde e1 cura y pusieron 1 5 días de plazo. Cuando llegó la
noche lo hicimos, pero yo asustada, porque ensucié la manta de sangre y el colchón y
todo. Yo digo seria que me partiría o algo, porque yo no creo que por ir a hacer eso se
tiene que sangrar. Los papás de él dijeron: que si se metió a loco. tenía que casarse y te
metiste con la hija de mi pollo, que era un hombre tan alzao.

PETRONA. "Si no te ha venido, vete".


Yo nací en Cartagena, vivíamos los seis: mi mamá y mi papá, dos varones y mi abuelita
que nos atendía. Entonces. mi mamá, le mandaba plata pa’ el colegio. Mi papá y mi
mamá son cariñosos: cuando yo quería algo, le decía era a mi papá primero, porque me
daba miedo decirle a mamá. Porque ella me decía: tú no vas a ir a ninguna parte Ella era
la brava. Cuando ya tenía diez años, mami todavía me' cargaba, me Ilevaba a la cama, me
dormía. Yo siempre he sido la pechichona. Ella no me pegaba, porque a mi papá no le
gustaba, sino que me decía este te voy a pegar. pero, como pa' despistarme. Yo le decía

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se le voy a decir a mi papá. La que también me regañaba era mi abuelita, pero nunca de
pegar. Porque yo me iba pa' la calle mi abuela cogía y salía a buscarme.
A mi mamá se le va a decir una cosa y se lo dice gritao, porque es el temperamento de
ella, como gritao. Mi papá dice: tu eres una bullera, todo es con bulla, nunca se han
tratado así pasivamente es con gritos y todo.
Siempre jugábamos dizque al bu. El segundo era el chofer y nosotros dos éramos los
pasajeros; unas baldositas pequeñitas eran las monedas. Yo no salía tampoco a la calle,
ellos sí podían salir, pero yo no. A veces le decía mami, voy pa' tal lado. Pero ella no va,
van ellos, porque son los hombres tu no, usted es pa' que venga a serví.

Teníamos una sola cama y dormíamos los tres, mi mamá no me ocultaba que era nada
malo porque cuando uno le ocultaban que eso es malo, uno se cría que es malo dormir
junto con los hombres. Jugábamos en 1a cama también. Nos poníamos a hacernos
cosquillas en los pies. Cuando grande ya no me ponían a dormir con ellos. Mi mamá se
dedicaba a la tienda. Yo aveces la ayudaba a despachar las costas pendejaditas.
Mi mamá me iba a poner en un colegio, ya tenía 16 años y no me aceptaban porque no
tenía plata Estudie de primero hasta quinto y como a los 16 comencé a trabajar.
Yo tenía un enamorado, entonces yo cogí a ese muchacho. Entonces mi enamorado decía:
vamos a quedarnos aquí en ese coso solo. Dije: no porque me haces cosas malas. El me
decía: no te va a pasar nada. Es que me da pena. Pero yo no sabía, como mi mamá
siempre nos ocultó las cosas malas: las relaciones y eso, ella nunca me dijo nada. Total
que le conté a la cuñada mía después: yo creo que estoy embarazada porque no me ha
venido, y ella me dijo: vete si no te ha venido, vete. Tenía como 19 años, recogí todo,
yo noté que mi mamá se fue a cobrar, yo cogí el bus. Mierda: después viene mi mamá y
se entera Mi mamá se puso a llora y vinieron pa' la casa. Dijo: vamos pa’ allá y dice la
prima no ella no se va, porque está preña. Ya me llevaron el muchacho y dijo: si yo no te
he hecho nada. Yo dije: yo no sé, pero a mi no me ha venido la regla y mi mamá dice: Ta`
bueno. Vamos a llevarte allá. Fue la que me llevó pa' donde él y la mamá, bueno que se
va a hace.

En ese momento no sentí nada, porque tampoco sabía eso de las relaciones. Yo estaba era
así y le dije: a que tu no me hiciste na'a antes. El tenía 16 y dijo: ahora es que de quedas
aquí, porque ahora fue que te hice. Mierda, yo dije: !miércoles mejor me hubiera
quedado en mi casa y así fue Yo me quedé ahí con él. Le dije: mami fue ahora que él me
hizo, y dice: tu me hubieras hecho caso y te hubieras venido conmigo y te hubiera
llevado a un médico. El te hubiera dicho si estabas embarazada o que te había hecho.
Rrluchacho. Ya después con el tiempo él tenía amores con una de atrás de la casa de él y
hablaban ahí frente a frente. Me dije: voy a dejarlo, cogí mi maleta le dije ahora vengo,
voy a hacer un mandao y me fui pa' donde mi mamá.

Después empecé a trabajar donde una señora. Duré trabajando con ella tres meses, ya
después no trabajé má y fue porque allá me conseguí con el papá de mis hijos. Me
enamoré de él, era el recepcionista del edificio.

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Las mujeres que hablan tienen diferencias generacionales: la primera, de 48 años fue
criada en el campo, en la época en que la fecundidad era muy alta, posteriormente migra
a la ciudad, como muchas mujeres de su época. En su relato sobre la infancia se expresan
rasgos comunes de las niñas de la misma zona y clase social, hace 35 años. La segunda
tiene 28 años, oriunda de un barrio popular de Cartagena y su narración corresponde a la
vida urbana de los barrios populares de esta ciudad, hace apenas 18 años. Ambas han
sido socializadas con los valores culturales propios de Norte de Bolívar, como
consecuencia de pertenecer al estrato bajo, la pobreza la acompaña en el transcurso de su
existencia.

Estas historias son parte de una investigación sobre “ los imaginarios sociales de un
grupo de mujeres de sectores populares”, realizada por la autora de este artículo 2, entre
1996 y 1998 a través del Programa de Género Mujer y Desarrollo de la Universidad
Nacional de Colombia. El estudio fue de tipo cualitativo, se hicieron 18 historias de vida
y se desarrollaron grupos focales, encaminados a profundizar con las mujeres sus
prácticas de socialización, en el pasado y en el presente. 3

En estas historias, se expresan imaginarios y representaciones sociales propios del


proceso de socialización, se produce 1a construcción de la identidad femenina y las
relaciones de género. permeadas por el contexto regional y cultural donde se desenvuelve
la existencia. En este artículo, se esbozará muy someramente la perspectiva teórica que
fundamenta la investigación y posteriormente, se presentarán rasgos comunes de las
infancias y adolescencias de este grupo de mujeres: las relaciones familiares, las
expresiones afectivas y los castigos que recibieron de sus padres, los oficios que
realizaron Para el aprendizaje de la vida social, sus juegos, las celebraciones y
finalmente, la manera como los socializadores les transmiten valores sociales sobre su
sexualidad y cambios corporales. A manera de conclusión al final se relacionarán estas
características con las de las mujeres de Santander y de la región Cundiboyacense.

1.0. Socialización y relaciones de género.


La socialización, es el aprendizaje de la vida social, el proceso por medio del cual cada
ser se involucra en la sociedad. la objetiviza, se apropia del universo simbólico y lo
incorpora como propio. Constituye la socialización el proceso de la formación para la
vida, cuando cada uno y una aprende a cumplir los roles prescritos por la cultura y a
formar parte de las instituciones sociales. Al mismo tiempo, durante la socialización cada
cual construye su identidad, es decir cada persona crea una imagen de sí misma y de cada
yo, en torno a los demás, apropia su ser en el mundo, se reconoce como diferente, se
identifica con las y los demás interiorizando valores étnicos, de clase y de género.
( Berger y Luckman 1968,Barreto, Puyana 1996.)
2 También participaron Cristina Orduz como asistente de investigación.
3 El estudio se realizó en barrios populares de la ciudad de Cartagena, el Turbaco, la Boquilla y Pasacaballos. Allí se
convocaba a un grupo focal y posteriormente y invitaba a realizar una historia de vida a sus participantes. Las mujeres
entrevistadas se dividieron en dos cohortes : las jóvenes con un promedio de edad de 29 años y la adultas de 49.

4
En la socialización se reproducen las relaciones de género y se aprende a ser hombre o a
ser mujer, de acuerdo con los códigos cülturales que la sociedad ha elaborado acerca de
la diferencia sexual. ( Mead, Lamas, ) se forman una serie de códigos sexuales inscritos
en las instituciones sociales, que se van interiorizando en la medida que cada uno o una
crece. La categoría de género hace referencia a los imaginarios y representaciones
sociales que una cultura crea para explicar la diferencia sexual. a los procesos de
construcción de la masculinidad, la feminidad u otras identidades sexuales. al orden
social establecido e institucionalizado. La categoría facilita desentrañar relaciones de
poder que controlan y someten los cuerpos, ser relacional permite comprender la
distribución de los recursos y las múltiples formas sutiles de poder con la cual lo
femenino es sometido y dominado. En otras palabras, en la socialización se aprende la
diferencia sexual y las jerarquías entre los sexos. "No se nace hombre y mujer, es la
sociedad la encargada de convertir a cada uno de los seres en hombre y mujeres a través
de la socialización. Se nace con órganos y se inicia un proceso de incorporación de
imaginarios y representaciones sociales, conductas, actitudes y prácticas que la cultura ha
establecido como propias de lo femenino y lo masculino. Cada persona va interiorizando
comportamientos a partir de la selección de su nombre, de una forma de vestir, del juego,
de las caricias y otras expresiones afectivas. El contacto con las figuras materna y paterna
van produciendo sucesivas identificaciones que moldean la construcción de cada género.
( Barreto, Op. Cit. Puyana, 26 )

2.0. La socialización de las niñas del Norte de Bolívar.

- El papel de la colectividad en la socialización


A partir de la lectura sobre la familia occidental actual, ( Lorenzer, Op. Cit. Oliver, 1994)
o de la situación colombiana (Gutiérrez) enfatizan en la función de la familia conyugal en
el proceso de socialización. Se destaca la fuerte interacción afectiva, entre la madre y el
hijo mediada por el papel del padre en la definición de la autoridad y en la intromisión de
la cultura. Estos planteamientos esbozados tanto a partir de la sociedad Europea y
Norteamericana e incluso de nuestro campesino minifundista, no se aplican en el caso de
la Familia de la Costa Bolivarense de los sectores populares, ya que la primera
característica sobresaliente de la socialización en este contexto cultural es el papel central
que juega y la misma comunidad o la llamada "familia extensa" Esta particularidad
conlleva a considerar un valor prioritario al carácter colectivo de la socialización, otorgar
relevancia a las redes establecidas entre padres o madres, familias de origen, sumadas a la
forma como la comunidad establece los vínculos para resolver las necesidades de
subsistencia y el cuidado de los hijos. ( Mosquera, 1999, Paniagua 1994,. Instituto Ser
1982 )
El Norte de Bolívar es el resultado de un sincretismo cultural entre la cultura negra cuyo
legado cultural proviene del Africa, sumado al legado indígena Caribe y la familia
española. “En siglo XVIII en Cartagena, el 63% de la población era mulata , el 15%
esclava, el 6% negra el 15% blanca y el % Peninsular. El 84% tenía ascendencia africana

5
inmediata o próxima. Estos se concentraban en los barrios populares.” ( Rodríguez, 1995,
30 ) Dichos sincretismo se manifiesta en la forma de organización familiar y el legado
africano permea de manera especial los sectores populares de esta zona, mientras que las
clases altas, se trataban de mantener blancas y conservar los valores culturales de los
Españoles, los sectores populares son más permeados por el legado africano e indio.
Estudios sobre las negritudes señalan como la cultura negra actual contiene el legado
africano y proponen el término de “diáspora africana”. Una de las manifestaciones de
este fenómeno es la familia extendida “que recreó principios éticos, modos de
comportamiento, rasgos estructurales y orientaciones cognoscitivas en nuevos lenguajes
de parentesco que le permitieron sobrevivir... Significa que la conformación de una nueva
familia no se produce a raíz de la familia nuclear, sino como parte de la ampliación de la
familia extendida ya existente. “ ( Freidmann, Espinosa, 39)

La familia conyugal desarrolla su vida en un hogar aparte o en la misma vivienda con una
fuerte interacción social con la familia de origen. En esta región familia y la comunidad
se articulan para desarrollar formas de socialización compartidas y convertirse en redes
sociales y proveer las necesidades de las nuevas generaciones. De manera que como en
la historia de Patrona, mientras los abuelos cuidan a los nietos y nietas facilitan la
migración de la población joven en torno a la búsqueda de subsistencia y al mismo
tiempo sobreviven a partir de los ingresos que estos les envían. '

La socialización no se encuentra solo inserta en la intimidad del hogar, en la relación


particular entre padres e hijos. En esta región la socialización es interés del colectivo de
los parientes y de la comunidad, donde lo público y lo privado pierden sus límites,
contiene unos linderos menos definidos que en el interior del país. Un castigo por
ejemplo, puede ser propiciado por la madre. la abuela o el tío. Varios miembros de la
familia, incluso vecinos orientan la vida cotidiana de la niña, el aprendizaje de su
corporalidad y de su ser.
Con relación a la autoridad familiar, algunos autores catalogan estas familias como
matriarcales.( Gutiérrez, Op. Cit. Paniagua Op. Cit.) porque las mujeres, en especial las
abuelas maternas tienen poder al mantener la unidad del hogar. Sin embargo, el término
patriarcado o matriarcado hace referencia más al papel del hombre o mujer en el todo
social y por el poder afectivo de la mujer en el hogar no puede tipificarse así una
sociedad, que restringe el poder de la mujer en el mundo de lo público. 4 Las historias de
vida aquí estudiadas muestran la complejidad de este mundo cultural : unas son familia
matrilocales, otras patrilocales, unos padres autoritarios que podrían catalogarse como
patriarcales, como la historia de Carmen y otros más afectuosos, cono menos autoridad
que las madres como en el caso de Petrona.

- Las relaciones de las niñas con los padres y las madres.


En el proceso de socialización, la interacción entre padres, madres e hijas va formando su

4 Gerda Lerner y Elizabeth Badinter, por ejemplo desarrollan la cateogría Patriarcado en relación al poder del hombre en el
todo social y prueban que no ha existido matriarcado en las culturas conocidas.

6
identidad, su afectividad, su identificación con el género y la proyección que la sociedad
le demanda. En los relatos vitales, se describen diferentes formas de interacción entre
madres e hijas cuando este grupo de mujeres fue niña. unas anotan una relación más bien
distante, poca comunicación sobre su intimidad, regaños y amenazas castigos y presión
para que cumpla sus deberes. Otras, sintieron a sus progenitoras más cercanas. les
comentaban de si mismas, les brindaban mimos, consejos y advertencias. Corresponde la
primera tendencia a las mayores de 49 años entrevistadas y la segunda, a las más
jóvenes, en promedio 28 años. De todas maneras la figura femenina bien sea la madre, la
tía o la abuela jugó un papel central en la socialización por cuanto les enseñaban a
compartir las tareas domésticas o las ponían a trabajar y especialmente porque para
controlar su corporalidad les restringían sus desplazamientos fuera del hogar.
Los padres son las figuras más distantes : unos, como Carmen (Historia 1 ) controlaba
directamente y generaba temor. Otros fueron indiferentes ante el castigo o ni siquiera lo
conocieron, otras se refieren a padres o abuelos tiernos y afectuosos. Padres que
“cargaban “o “pechichaban”.

Por otra parte, las descripciones en torno a las expresiones afectivas son detalladas casi la
totalidad del grupo de las más jóvenes recibió caricias, besos v cuchicheos de sus padres
y de sus madres. Dichas caricias no se oponían a los golpes cuando se "portaban mal'',
incluso ahora cuando son mayores relatan con satisfacción propiciarse caricias. "Mi papá
si me acariciaba mucho Mi mamá nos adoraba bastante. Mi papá y eso que todavía lo
tengo viene aquí, yo lo acaricio y lo atiendo. '' (Mujer de 59 años ). Sin embargo, una
proporción menor de mujeres manifiestan relatos entre padres e hijos con muy pocas
expresiones de afectos. El caso de una mujer joven Cordobesa, a quien su madre obligó a
trabajar desde muy pequeña en el oficio doméstico remunerado y cuando se quería salir
porque estaba siendo objeto de abuso sexual, su madre obligaba. Otro padre jugador que
obligaba a sus hijos a trabajar para sostener su vicio.

AI comparar forma como se expresan los afectos de este grupo de mujeres con otras
regiones en las cuales se desarrolló esta investigación, se observa que entre las familias
Bolivarenses las expresiones afectivas corporales, son mas frecuentes y valoradas, que
entre los otros grupos del país.5 En el caso de Santander y la Región Cundiboyacense, el
valor del respeto inhibe las expresiones afectivas entre padres e hijos y en el caso de
Santander la efectividad es restingida por la valoración de una varonilidad agresiva.

Otra característica de las relaciones entre padres e hijos la constituye la forma como se
reproduce la autoridad, los castigos y los estímulos. El castigo y el maltrato, han estado
presentes en el proceso de socialización por siglos, sin que se cuestione, porque se
consideraba una manera correcta de ser padre o madre. Para efecto de este artículo, se
tratará la violencia intrafamiliar, como el evento que hace daño psíquico o físico a la otra
persona, el cual asume características distintas si se ejerce entre las parejas o hacia la

5 Véase al respecto : Puyana, Yolanda y otras, Mujeres, Hombres y cambio social. Editorial CES 1998.

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infancia. El castigo, como la sanción que se impone ante una falta y el maltrato, como el
daño que se produce a alguien, sin que exista una sanción previa.

La tendencia general del grupo de mujeres fue de educarlas a través de la imposición de


las normas como el castigo físico o la atemorización, basada en una actitud drástica y
autoritaria de sus padres o madres. Mientras que en el caso de la región Cundiboyacense
y Santander, casi la totalidad de las entrevistadas jóvenes y adultas, fue golpeada, cuando
eran niñas y el 49% recibieron agresiones de padres y madres, que las dejaron marcadas y
les hubieran podido causar la muerte. En Bolívar, dicha situación disminuyó un poco: la
mitad de las jóvenes recibieron golpes intensos y al 20% estos golpes les provocaron
heridas graves. El castigo físico obedecía a una visión acerca del niño o la niña como un
ser que merece ser corregido de forma estricta, porque prevalecía en el imaginario de los
progenitores la idea de que por naturaleza el niño tiene inclinaciones perversas. Se creía
que la función paterna o materna va a enderezar sus tendencias hacia el mal y así se va a
formar con una voluntad férrea y adusta.
Para el caso de Bolívar sobresalen los castigos impuestos cuando la niña circulaba fuera
del hogar, cuando jugaban con amigos o porque iniciaban los primeros amores de
adolescentes. Se tenían temores a que las jóvenes “pierdan la virginidad”, “las engañen
los hombres” o “pierdan el taponcito”, como se dice . En este caso, las restricciones
fueron mas referidas a su sexualidad o por el temor a un embarazo sin que medie el
matrimonio.
Sobresalen en los relatos las amenazas de castigos que no se cumplen, las madres
anuncian golpes de hermanos mayores o del padre, desautorizaciones entre los miembros
que componen la familia extensa: la madre ofrece una paliza y la abuela o los tíos las
desautorizan, el tío golpea y la madrina protege. Se puede afirmar que el carácter
colectivo de la socialización incide en las formas de castigo, sanciones y estímulos hacia
las niñas. De manera especial, que la autoridad se encuentra más diluida, entre los adultos
si se compara con el interior del país.

- Formación en las labores domesticas y en el trabajo remunerado.

En razón a su género y la clase social, el trabajo la infancia de este grupo de mujeres de


sectores populares constituye un estilo de socialización. Tener que trabajar desde muy
pequeñas. Es consecuencia de la pobreza propia de los sectores populares, ante las
condiciones de privación económica de las familias .como ocurre con Carmen de
Turbaco, debían realizar tareas productivas para complementar los ingresos del hogar. Al
mismo tiempo, por pertenecer al género femenino sus ocupaciones centrales fueron las
tareas domésticas .desde que estaban en capacidad de valerse por si mismas, labores que
eran invisibilizadas sus padres las consideraban naturales a su ser femenino. Las niñas
forman su Identidad y al apropiarse de este imaginario social desarrollan 1a capacidad de
servir a los demás renunciando a sus propios deseos Así mismo, mediante los oficios
domésticos se restringe el espacio infantil al hogar que se van a reproducir toda la vida
como esposa o como madre, pero que de ninguna manera se reconocen como

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trabajos.
En el Norte de Bolivar, niños y niñas de sectores populares en la Infancia trabajan,
tienden a ocuparse de trabajos productivos, contribuyen a las ventas de productos que
producen o sus padres o sus madres. Con la palangana en la cabeza con frecuencia
venden frutas, pescado, mondongo, agua, bollos. Empanadas, butifarras, cocadas hechas
por las madres . Mientras que a los niños mayores se llevaban al trabajo agrícola en e1
monte, las niñas permanecen en los poblados aledaños o con frecuencia se acostumbra a
vincularlas al oficio doméstico en casas de familia, donde encuentran todo tipo de tratos.
desde la explotación y el abuso sexual. hasta la patrona que les ofrece apoyos y otro
modelo de vida De todas maneras esta actividad las integra del mundo rural al urbano y
cambia los patrones de socialización propios del nicho cultural de origen. El
desplazamiento con frecuencia les da oportunidad de tener más Independencia respecto a
las restricciones que su familia impone cuando son adolescentes.

El oficio domestico remunerado o no, constituye también un factor de diferenciación de


las mujeres en razón a su clase en el resto de las regiones del país analizadas en esta
investigación.

Los juegos .

La actitud de padres y madres en torno al juego y las celebraciones de niños y niñas,


constituye una manifestación de la manera como fueron socializadas. En el caso de las
niñas del Norte de Bolívar se encuentra una actitud permisiva del juego, practicaban
múltiples actividades lúdicas debido a las interacciones que las familias extensas
facilitaban a las niñas. Así mismo es tradicional entre los sectores populares de esta zona
la existencia de los “cuagros”, grupos de jóvenes que se acompañan y realizan múltiples
actividades lúdicas. Posiblemente, estas tradiciones se lleven a Cartagena e indican en
una socialización más lúdica.6 Estas jugaban. con las vecinas. las parientas y las amigas,
jugaban a las muñecas. al tres, a los chocorltos, a hacer la comida, al sanconchito. a
saltar la cabuya o el velillo, al dominó y a la baraja. Los niños jugaban con frecuencia
aparte al balón, a los carritos, a la tablita o con una honda a matar pajaritos. Ambas
generaciones relatan juegos similares pero mientras que las mujeres mayores hacían las
muñecas de trapo. Con tablas o con piedras, pues en esa época poco se usaba la compra
de juguetes, las jóvenes recibían regalos. La división sexual de los juegos entre niños y
niñas es también una constante en el relato de las dos generaciones, sin embargo el grupo
de las más jóvenes narran juegos compartidos como el fútbol. Por otra parte al comparar
los relatos de las mujeres del Norte de Bolívar con les dé la región Cundiboyacense se
observa una disposición mas positiva de los adultos respecto al juego y menos castigos
dirigidos a prohibirlos para que realicen los trabajos dispuestos. Mientras que en interior
del país juego era considerado como una pérdida de tiempo, en esta región costera, forma

6 Respeto a los Cuagros, en el texto, El cuagro una forma de organización social de la familia palenquera, por Julio
Sandoval y Sara Douglas, se muestra la importancia de este grupo para la socialización de los jóvenes de Palenque
Monogrfía de grado de la Faucltad de Trabajo Social de la Universidad de Cartagena. 1986.

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parte de la vida comunitaria de la familia. Constituye este otro rasgo consecuente con la
socialización colectiva.

- La Comunicación sobre la corporalidad


La formación de la identidad de la niña es producto de la manera como los adultos les
transmiten la forma como debe ser tratada su corporalidad y las manifestaciones acerca
de su sexualidad. El trato en torno a la menstruación, paso inevitable durante el cual se
convierten las niñas en mujeres, los mensajes en torno a los hombres, la virginidad y las
relaciones sexuales, van formando en las niñas una mirada sobre sí misma, como género,
un amor o un sentimiento de temor hacia sí, en torno al sexo opuesto.
En el caso del Norte de Bolívar sobresalen en los relatos las referencias acerca de la
menstruación y las múltiples restricciones que los familiares les imponen para evitar que
pierdan la virginidad y queden embarazadas.

La menstruación fue experimentada con temor por las generaciones mayores, con
sorpresa y temor, ante no saber previamente que iban a ser objetos de este cambio
corporal. Ante sus preguntas otras mujeres les recomendaban el uso de trapito, el baño o
el agua como una manera de purificarse. En este caso el contraste generacional de las
vivencias sobre la menstruación es marcado. porque entre las jóvenes, madres o amigas
ya les habían comentado sobre la menstruación previamente. El contraste regional
también es intenso, porque mientras que entre las adultas del sector rural de Boyacá y
Santander persiste una visión animista que conlleva a prohibir que durante la menarquía
la joven se bañe o el consumo ciertos alimentos porque producen locura, en la Costa
Atlántica sugieren el agua porque ella purifica (Puyana 1998.) Algunas les manifestaron
alegría ante el hecho, aunque de todas maneras se recomendó ocultarlo, usar trapos y
esconderlos. persistiendo temores en torno a que “pudieran quedar preñadas." Dichas
diferencias parecen ser consecuencia de los ancenstros : el baño para las mujeres de
origen africano es fuente de vida y cura los males.. Según Delia Zapata Olivella, “el
bullerengue, es una danza de origen africano, realizada por niñas púberes y rnujeres en
estado de preñez, razón por la cual no participan en jolgorio general El propóstio es
anunciar que las danzantes ya son aptas para tener hijos”. (34 j Asi mismo que entre los
Wayú de la Guajira la menstruación expresa la capacidad de la mujer para fecundar,
cuando se finaliza eI tiempo las mujeres de la familia se visten con hermosos atuendos,.
les cortan el pelo, les pintan figuras en el rostro y bailan la chichamaya. anunciando que
está apta para casarse " Op. Cit

En el interior del país por el contrario, la menarquia femenina debe esconderse, la


sangre menstrual produce daños: tanto en la menstruante como para quien tiene contacto
con ella, solo en los últimos años esta visión está cambiando en la medida que nuevas
generaciones se identifican con el saber médico al respecto. ( Barreto Op. Cit., Puyana
Op. Cit)

Persisten varias formas de comunicación de las familias con las niñas sobre la

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sexualidad : Una de ellas es el silencio de las madres al respecto, como ocurre en el caso
de Las historias con que se inicia este artículo.

Otra forma de comunicación sobre la sexualidad de la niña, lo constituye el discurso en


contra de los hombres que conquistan y se van, así como el desarrollo de un fuerte
dispositivo para controlar los movimientos de las jovencitas, ante el temor de que su
trato con los hombres ocasione un embarazo sin mediar un matrimonio previo. Estos
dispositivos consisten en un sistema de vigilancia, en las prohibiciones a desplazarse
fuera del hogar evitando que vaya a fiestas a través de golpes y el encierro. En el Norte
de Bolívar, las historias de vida contienen largos relatos con relación a la lucha de las
joven contra estas restricciones, cuando son hijas y cuando son madres se imponen
controles a las nuevas generaciones. Así mismo diversos miembros de la familia extensa
intervienen en estos controles. El dispositivo fracasa ante la lucha agenciada por la niña,
la insistencia del conquistador y el apoyo de otros jóvenes de la comunidad. Se finaliza
con “la pérdida del taponcito, del mejor don para la mujer”, como ellas mismas lo llaman.
.

La pregunta es : ¿por qué se genera este dispositivo tan fuerte y se enfatiza así en la
intervención de la familia sobre el cuerpo femenino. ? Podrían plantearse varias
hipótesis. En primer lugar, debe considerarse que si el fin de la vida de la rnujer es el
matrimonio y la maternidad, el proceso de socialización en la familia y en otras
instancias se dirige a formar a la niña en torno a este rol, resaltando los valores que
garantizan su capacidad de servicio a los demás y reprimiendo su sexualidad. En la
familia madres. padres y hermanos son los encargados de transmitir ese rol maternal y se
han generado unos imaginarios con los cuales se socializa a la niña y se aprende su
sexualidad en el mundo del hogar, de lo privado bajo el control de la familia. Un estudio
reciente en el barrio Santa Ana. en Cartagena, muestra la enorme importancia que la
mujer le otorga a la vida privada: ser responsable con los oficios domésticos, buena y
hogareña es el rol de la mujer con prestigio, en contraste la mujer pública es la que
permanece en la calle, la de todos los hombres, pero es la la mala, la prostituta y la de
bajo estatus social. (Streicker Joel ) De esta manera quien llega virgen al matrimonio,
tiene un mayor estatus, quienes “quedan preñadas”, pierden valor social, si no son
protegidas por un hombre, bien sea “saliéndose con él”, comprometiéndose ante la
familia de la joven o casándose. Expresiones del hombre como : “a ella no le debo nada
porque no era señorita”, indican muy claramente este prejucio. En contraste con estas
restricciones a la mujer, la virilidad de los jóvenes se acentúa cuando se conquistan varias
mujeres y se reproducen hijos varones, de manera que los muchachos son activos e
insistente en seducir a las jóvenes porque así ganan prestigio en su comunidad.
(Gutiérrez, 1997 )

Una segunda hipótesis es el racismo introyectado por las misma familias pobres. La zona
del Norte de Bolívar contiene un fuerte contraste étnico y de clase, mientras que la
población negra y de origen indígena es pobre, los blancos son ricos y controlan los

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grupos de poder. De manera que blanquearse a través del matrimonio significa una
posibilidad de ascenso social para la población de color. Refranes corno : '" mas féliz que
negra preñada de blanco " La citación al novio para verificar su color, la preferencia de
la abuela por el nieto menos negro, la referencia al pelo "malo" por ser ensortigado, el
orgullo con que una mujer negra se refiere al refiere al embarazo de la hija por parte del
patrón blanco, son expresiones que en estas historias de vida denotan racismo en contra
de los mismos negros. El siguiente relato de una mujer mulata de 59 años, indica dicha
situación : "El patrón no lo bautizaba. pero un día logramos y lo bautizamos : el padre vio
que el niño no tenía nada de nosotros. sino que era él mismo allá : blanco y mono,.
Simpático, no se le puede negar el color: está pintado. EI Padre le puso el apellido de
él".
Por ese introyección de la discriminación en contra de sí mismo, se le cantaba a la negra :

Quiere ser blanca la moza,


que tiene la piel oscura
la luz del alba se goza
en la nocturna estatura
de la moza mas garboza
que nación en Buenaventura.
Rubia quiere ser la moza
de piel color de tabaco.
La luz de la mar se goza
en la moza mas garboza
que vió la luz en Tumaco.

“Helcías Martán Góngora (1920- 1984) oriundo de Guapi, del litoral Pacífico, citado por
Friedmann Nina y Mónica Espinosa, ( 1994, 51)

En las demás regiones objeto de esta investigación la familia reprime de forma estricta la
sexualidad de la niña : a través del castigo, las recomendaciones, las golpizas o el
silencio. En todas partes estas normas se violan, sin embargo sobre sale en el Norte de
Bolívar el ritual de fugarse del hogar con el novio, previo el matrimonio así la familia
esté complacida con la relación entre los jóvenes. Surge la pregunta a qué obedece dicho
fenómeno ? De nuevo las hipótesis hacen referencia al ancestro africano de la región.
Según Freidmann y Espinosa, es también un ritual propio la rebelión de los esclavos, la
fuga de los muchachos. Cuando la mujer es virgen, las jóvenes se salen y comienzan un
período de endichamiento de varios meses, en los cuales la mujer muestra sus
cacpaidades ante la familia del novio.... El matrimonio en la iglesia católica puede ser un
rito final, que no siempre se celebra.” ( Ib. Idem, 57)

Conclusiones:
En este articulo se mostraron algunos procesos que permiten entender como se forma la
nina en mujer. En razón al género, se le restringue su sexualidad, se controla su

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virginidad, se otorgan una serie de castigos y se ocupa del oficio doméstico.
Por ser pobre, el trabajo contiene una relevancia especial y de acuerdo al contexto
sociocultural propio del Norte de Bolívar, los contenidos de estos procesos varian,
presentádose un sincretismo cultural entre la herencia negroide, las formas de
autodiscriminación que ellos mismas tienen, lo valores espanoles y la herencias
indígenas.

Bibliografia.
Barreto Juanita , Yolanda Puyana. Sentí que se me desprendía el Alma. Los porcesos de
Socialización de un Grupo de Mujeres de Sectores Populares. Editan : Idepaz y
Universidad Nacional.
Badinter, Elizabeth. . El Uno es el Otro. Editorial Planeta.
Lener, Gerda. El origen del patriarcado. Editorial Crítica en Cartgena.
Corpes....
Gutiérrez de Pineda, Virginia. Familia y Cultura en Colombia. Univ. Antioquia. 1997.
Mosquera Claudia. La familia en los sectores populares de Cartagena. En : Aguaita.
Revista del Observatorio del Caribe Colombiano. Cartagena, Colombia. Marzo 1999.
Friedeman, Nina. Espinosa, Mónica. La mujeres negras en la historia de Colombia. La
mujeres en la historia de Colombia. Tomo II. Editorial Norma.1995.
Paniagua de Diaz, Rosa. Cartagena Popular. Aproximación al Análisis Socio Cultura.
Colección Barrio Ciudad. No. 3. Centro de la Cultura Afro Caribe.
Puyana, Yolanda. Cambio y reproducción del castigo y el maltrato en la familia. El caso
de un grupo de mujeres de sectores populares. En Cuadernos de Familia, Cultura y
Sociedad. CISH. Universidad de Antioquia. Medellín Colombia.
Puyana, Yolanda y otras. “No quiero que mis hijas sufran lo que yo sufrí. En : Mujeres,
Hombres y Cambio Social. CES Universidad Nacional de Colombia 1998.
Rodriguez Pablo, IV Conferencia Iberamericana de Familia No. 4. Cartagena, 1997.
Douglas, Sara y Sandoval Julio, se muestra la importancia de este grupo para la
socialización de los jóvenes de Palenque. Monogrfía de grado de la Facultad de Trabajo
Social de la Universidad de Cartagena. 1986.

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