Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Carlos Skliar
CAPÍTULO IV
La alteridad deficiente, anormal, resulta así en una invención que parece referirse a otro concreto, pero
que hoy sólo tiene sentido si se aleja de ese otro concreto- si es que él existe-
La alteridad deficiente, anormal, como significado que parece referirse a otro sólo tiene sentido si huye
y rehúye de ese otro y se vuelve contra la normalidad; si hiere de muerte a la normalidad; si transfigura
la normalidad. Necesitamos volver a mirar bien a aquello que nos representamos como «alteridad
deficiente«. Volver a mirar bien en el sentido de percibir, con perplejidad, como ese otro fue
reproducido, gobernado, inventado y traducido.
Claro está, que volver a mirar bien al otro deficiente no significa sugerir un nuevo microscopio
“especial”. La educación especial es la fabricación de un conjunto de dispositivo, tecnología y técnicas
que se orienta hacia una normalización de otro, como otro deficiente.
El autor se apoya en Lennard Davies, que aborda justamente la inversión epistemológica del problema
de la “deficiencia”. Y lo hace en primer lugar sugiriendo que lo que aquí está en juego es que el otro
deficiente es producto de una fabricación de la normalidad, esto es, producto de un proceso histórico de
alteración que acaba por confundir al otro con la invención de que ese otro se ha hecho. En todo caso, la
descripción de que existe un ser otro deficiente sojuzgado, oprimido, violentado, etc, es sola una parte
del problema y no estoy tan seguro de que sea la parte más importante. En segundo lugar, Davies señala
hacia otro elemento: el aislamiento de que este tipo de estudio sufre. De hecho existe poquísimos
discursos en un contexto cultural, político y de subjetividad, como así también son mínimos los que se
propone. Hacer la alteridad deficiente el foco de nuestra discusión significa poner en suspenso, duda de
las estrategias y representaciones de normatización y normalización, en síntesis que cuestiones aquello
que es y ha sido considerado lo habitual, lo obvio en un momento y un espacio histórico/político
determinado.
1
¿Y SI EL OTRO NO ESTUVIERA AHÍ? Carlos Skliar
Fue el estadístico Francés Adolphe Qutelet formuló el concepto de -hombre medio-, afirmando que este
hombre abstracto era el resultado de una media o de un promedio. Esta idea sobre le hombre-medio, es
una combinación más bien letal entre una mezcla matemática de construcciones tanto física como
morales. Hombre medio resulta un significado útil y necesario para desarrollar un tipo de ciencia que
justifique, entonces, la propia noción de normas y de normal.
El concepto de norma, diferente del ideal, implica que la mayoría de la población debe o debería de
alguna forma ser parte de ella. Quetelet es el fundador de aquello que conocemos como biometría (es la
toma de medidas estandarizadas de los seres vivos o de procesos biológicos, ejemplo la huella digital), estableció
para una característica determinada, medida en los miembros de una población homogénea y
representada gráficamente como una curva (curva de Bell, o función de densidad de Gauss). Por lo
tanto, es justo con el concepto de norma que sobreviene la noción de “desviaciones”, de “desvío” y no
puede ocultar su parentesco.
Hemos visto, en algunas imágenes del pasado, cómo fue diseminándose el significado de la norma, de lo
normal y cómo fue construyéndose el de desvío, la anomalía, lo anormal, la anormalidad.
Lo normal no es, no puede ser, un concepto estático, por el contrario, de un concepto difuso,
escurridizo, arenoso, que califica negativamente aquello que no cabe en la totalidad voraz de su
extensión. Una norma que al sacar todo aquello que en su referencia no puede ser considerada normal,
posibilita la inversión de los términos.