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Curso de Jesús Rafael González García - 08 de Noviembre de 2007
Introducción:
La oración es una escalera por la cual todos pueden ascender al cielo. Es
conversación con Dios. La meditación es la llave que abre la puerta de los
misterios. En ese estado el hombre se abstrae; en ese estado el hombre se aparta
de todos los objetos exteriores; en esa condición subjetiva está inmerso en el
océano de la vida espiritual y puede descubrir los secretos de las cosas en cuanto
tales. Es un hecho evidente que mientras meditáis estáis hablando con vuestro
propio espíritu. En ese estado mental le hacéis ciertas preguntas a vuestro espíritu
y éste os contesta: se hace la luz y se revela la realidad. (Abdul-Bahá)
Tabla de contenidos
1 - La Oración
2 - Necesidad de un Mediador, del Profeta Divino
3 - La Oración, Salud y Curación
4 - Sugerencias sobre como Orar
5 - La Meditación
1. La Oración
"La oración", dice 'Abdu'l-Bahá, "es la conversación con Dios". Para que Dios pueda hacer
conocer Su pensamiento y voluntad a los hombres debe hablarles en un lenguaje que ellos
puedan comprender, y por eso les habla por boca de Sus Santos Profetas. Mientras estos
Profetas viven en el cuerpo, hablan cara a cara con los hombres y les dan a conocer el
Mensaje de Dios. Después de Su muerte Su Mensaje sigue llegando a las mentes de los
hombres por medio de Sus escritos y dichos que han sido registrados. Pero ésta no es la
única forma en la que Dios puede hablar a los hombres. Existe un "lenguaje del espíritu",
que es independiente de la palabra o la escritura, por medio del cual Dios se comunica y
puede inspirar a aquellos cuyos corazones buscan la verdad, sin considerar quiénes son o
cuál es su raza o idioma. Por medio de este lenguaje la Manifestación continúa
conversando con los fieles después de Su partida del mundo material. Cristo continuó
hablando con Sus discípulos e inspirándolos después de Su crucifixión. En verdad, Él
influyó sobre ellos más poderosamente que antes; y con otros Profetas ha sucedido lo
mismo. 'Abdu'l-Bahá habla mucho de este lenguaje espiritual. Él dice, por ejemplo:
Debemos hablar en el idioma del cielo, en el idioma del espíritu, pues hay un idioma del
espíritu y del corazón. Es tan diferente de nuestro propio lenguaje como el nuestro es
diferente del de los animales, que sólo se expresan por medio de gritos y sonidos.
Es el idioma del espíritu el que habla a Dios. Cuando estamos en oración, libres de todo lo
externo, y nos dirigimos hacia Dios, es como si en nuestro corazón oyéramos la voz de
Dios. Hablamos sin palabras, nos comunicamos, conversamos con Dios y oímos las
respuestas... Todos nosotros, cuando alcanzamos la verdadera condición espiritual,
podemos oír la Voz de Dios.
Bahá'u'lláh declara que las verdades espirituales más elevadas pueden comunicarse sólo
por medio de este lenguaje. Es inadecuada la palabra hablada o escrita. En la obra
llamada Los Siete Valles, en la que describe el viaje de unos peregrinos de la habitación
terrena al hogar divino, dice, al referirse a las más avanzadas etapas del viaje:
Bahá'u'lláh ha escrito:
"Ese buscador... al amanecer de cada día debiera comulgar con Dios y perseverar con toda
su alma en la búsqueda de su Amado. Debiera consumir todo pensamiento descarriado con
la llama de Su amorosa mención...
Alabado sea Dios, pues tu corazón está ocupado en la conmemoración de Dios, tu alma se
regocija con las buenas nuevas de Dios, y estás absorta en oración. El estado de oración
es la mejor de las condiciones, pues el hombre entonces está en asociación con Dios. La
oración verdaderamente confiere vida, en especial cuando es ofrecida en privado y en
ciertos momentos, tales como la medianoche, cuando se está libre de las preocupaciones
diarias. (Abdu'l-Baha)
Como el espíritu del hombre después de dejar su forma material tiene vida eterna, sin
duda que cualquier ser existente es capaz de progresar; por eso es permitido pedir el
adelanto, el perdón, la misericordia, el beneficio, y las bendiciones para un hombre
después de su muerte, porque la existencia es capaz de progreso. Por eso es que en las
oraciones de Bahá'u'lláh se pide el perdón y la remisión de los pecados para aquellos que
han muerto.
Además, si la gente de este mundo necesita a Dios, también lo necesitarán en el otro
mundo. ('Abdu'l-Bahá. Contestación a unas Preguntas.
Los amigos deben observar las horas señaladas para la recordación de Dios, la meditación,
la devoción y la oración, ya que es muy poco probable - no, más bien imposible que
cualquier iniciativa prospere o se desarrolle sin los dones y confirmaciones divinas. Es
difícil. (Casa Universal de Justicia, El Modelo de Vida Baha'i)
"Sabe, en verdad, que es apropiado que el débil suplique al Fuerte, y que al que busca
munificencia le incumbe suplicar al glorioso Bondadoso. Cuando uno suplica a su Señor, se
vuelve hacia Él y busca la generosidad de Su Océano, esa súplica trae luz a su corazón,
iluminación a su vista, vida a su alma y júbilo a su ser.
Durante tus súplicas a Dios, y mientras recitas 'Tu nombre es mi curación', piensa en cómo
tu corazón se alegra y tu alma se deleita con el espíritu del amor de Dios, y tu mente se
siente atraída hacia el Reino de Dios. Por estas atracciones aumentan nuestras aptitudes y
nuestra capacidad. Cuando la vasija se agranda aumenta el agua, y cuando la sed se
intensifica se hace agradable al gusto del hombre la generosidad de la nube. Éste es el
misterio de la súplica y la sabiduría de manifestar nuestras necesidades. (Abdul-Bahá).
"Si un amigo siente amor por otro, deseará decírselo. Aunque sabe que su amigo es
consciente de que él le ama, aun así desea decírselo... Dios conoce los deseos de todos
los corazones, pero el impulso de orar es natural y brota del amor del hombre por Dios...
No es necesario que la oración se haga con palabras, sino más bien con el pensamiento y
con la disposición del ánimo. Pero si faltan este amor y este deseo, es inútil tratar de
imponerlos. Las palabras sin amor no significan nada. Si una persona te habla como si
hacerlo fuera una obligación desagradable, sin sentir amor y agrado por estar contigo,
¿deseas conversar con ella? (Abdul-Bahá).
"En la más elevada oración el hombre ora sólo por amor a Dios, no porque Le tema a Él o
al infierno, o porque espere obtener Su generosidad o lograr el cielo... Cuando el hombre
se enamora de un ser humano, le resulta imposible dejar de mencionar el nombre del ser
amado. Cuánto más difícil es dejar de mencionar el Nombre de Dios cuando uno ha
llegado a amarle. El hombre espiritual no encuentra gozo en nada que no sea el recuerdo
de Dios. (Abdul-Bahá).
http://www.youtube.com/watch?v=uzzZCdbGB9A
http://www.youtube.com/watch?v=rpjF7lsHQmY
"Has preguntado si nuestras oraciones van más allá de Bahá'u'lláh; todo depende de si Le
rezamos a Él directamente o a través de Él a Dios. Podemos hacer ambas cosas, y también
podemos orar directamente a Dios, pero sin duda nuestras oraciones serían más eficaces e
iluminadoras si las dirigiéramos a Dios mediante Su Manifestación, Bahá'u'lláh." Shoghi
Effendi.
TABLA DE AHMAD
'Abdu'l-Bahá dice que la oración es la conversación con Dios. En otra parte El dice:
"Debemos hablar en el idioma del cielo, en el idioma del espíritu, pues hay un idioma del
espíritu y del corazón. Es tan diferente de nuestro propio lenguaje como el nuestro es
diferente del de los animales, que sólo se expresan por medio de gritos y sonidos".
"Es el idioma del espíritu el que habla a Dios. Cuando estamos en oración, libres de todo
lo externo, y nos dirigimos hacia Dios, es como si en nuestro corazón oyéramos la voz de
Dios. Hablamos sin palabras, nos comunicamos, conversamos con Dios y oímos las
respuestas... Todos nosotros, cuando alcanzamos la verdadera condición espiritual,
podemos oír la Voz de Dios"
La oración es la alimentación del alma. No podemos llegar a ser fuertes y sanos del
espíritu si no oramos. Por consiguiente, la oración es obligatoria en nuestra religión.
Bahá'u'lláh en Su Más Sagrado Libro (Aqdas) escribe:
"Entona (o recita) las Palabras de Dios cada mañana y cada noche. Aquel que descuidará
esta práctica no ha sido fiel al Convenio de Dios y Su acuerdo, y aquel que se aparta de
ella, es de los que se apartan de Dios. Teme a Dios, ¡OH Mi pueblo! No permitáis que la
mucha lectura (de la Palabra Sagrada) o vuestras acciones, de día o de noche, os vuelva
orgullosos.
Entonar un solo verso con gozo y alegría, es mejor para ti que leer sin cuidado todas las
Revelaciones del Dios Omnipotente. Entonad las Tablillas de Dios en tal forma, que no os
sintáis fatigados o deprimidos. No fatiguéis vuestro espíritu hasta dejarlo exhausto y
lánguido; antes bien, procurad refrescarlo hasta que se eleve en las alas de la Revelación
hacia el lugar del Amanecer de las pruebas. Esto os llevará más cerca de Dios, si sois de
los que comprenden".
Miles de personas pasan horas leyendo sus Libros Sagrados en sánscrito o en latín o en
árabe cuando no comprenden palabra alguna de estos idiomas. Ellos lo hacen porque
suponen que la mera recitación de palabras sagradas les traerá la salvación, cuando están
imitando ciegamente lo que hicieron sus antepasados antes de ellos. En la Fe Bahá'í la
adoración sólo por palabras no es aceptable.
Bahá'u'lláh dice:
"Entonar un solo verso con gozo y alegría, es mejor para ti que leer sin cuidado todas las
Revelaciones de Dios Omnipotente".
El nos advierte:
"No fatiguéis vuestro espíritu hasta dejarlo exhausto y lánguido; antes bien, procurad
refrescarlo hasta que se eleve en las alas de la Revelación hacia el lugar del Amanecer de
las pruebas".
No cabe duda que la Oración posee poderes no sólo beneficiosos para el cuerpo sino sobre
todo para mantener el espíritu en excelente estado de salud. Sin embargo aún nos es
difícil entender cuán importante y magnífico puede resultar el habituarnos a estar en un
estado mental permanente de oración.
Desde siempre las Manifestaciones de Dios han enseñado a sus seguidores la necesidad de
recordar a su Creador, estableciendo la Oración como un medio de comunicación entre
Dios y Su creación.
La crisis universal que afecta a la humanidad es, por lo tanto, esencialmente espiritual en
sus causas. El espíritu de la época, tomado como un todo, es irreligioso. La perspectiva
que el hombre tiene de la vida es demasiado cruda y materialista para permitirle elevarse
hacia los reinos más altos del espíritu.
Abdu'l-Bahá, agrega: "...El hombre llega a ser como una piedra, a no ser que suplique
continuamente a Dios. El corazón del hombre es como un espejo cubierto de polvo y, para
abrillantarlo, hay que orar...El acto de la súplica es el pulimento que elimina todos los
deseos mundanos...” (3)
"Cuando oramos a Dios, un sentimiento anega nuestros corazones. Este es el lenguaje del
espíritu que habla con Dios. Cuando al orar, nos libramos de todo lo externo y nos
volvemos a Dios, entonces es como si en nuestros corazones escuchásemos la voz de
Dios...Se dice que Moisés, en el desierto, oyó la voz de Dios. Pero ese desierto, esa tierra
santa, era su propio corazón. Todos nosotros, cuando alcanzamos una verdadera
condición espiritual, podemos oír la voz de Dios que nos habla en ese desierto. Debemos
esforzarnos por alcanzar esa condición...Requerirá algún esfuerzo por parte del hombre
alcanzar dicha condición, pero debe trabajar para ello, debe esforzarse por lograrlo.
Podemos alcanzarlo si pensamos y nos preocupamos menos por las cosas materiales y más
por las espirituales. Mientras más nos alejamos de las unas, más nos acercamos a las otras
-¡la elección es nuestra! (by, por Mirna León Profesora. Miembro de la Comunidad Bahá'í
de Cajamarca, Perú).
NOTAS:
1. "La religión, medicina eficaz" pág. 29. Selecciones del Reader's Digest- Diciembre 1999.
2. "La Oración. Un enfoque Bahá'í" de William y Madeline Hellaby. Editorial BAHA'I de
España. 1987. Págs. 13-14
3. "Oración y Meditación y Tablas de Bahá'u'lláh" Editado por Alejandro Reid O. Santiago,
Chile. 1983. Pág. 81.
PRIMER PASO
Ore y medite sobre el punto.
Utilice las oraciones de las Manifestaciones ya que ellas poseen poder mayor. Aprenda a
permanecer en el silencio de la contemplación durante unos minutos. Durante esta
comunión profunda, tome el paso siguiente.
SEGUNDO PASO
Tome una decisión y manténgala.
TERCER PASO
Esté resuelto a llevar a cabo la decisión tomada.
Muchos fracasan aquí. La decisión, que brota en una resolución se agosta y en lugar de
ello se transforma en un deseo o en un vago anhelo. Cuando nace la resolución, tome de
inmediato el siguiente paso.
CUARTO PASO
Tenga fe y confianza.
Que fluirá a través suyo el poder, aparecerá el camino correcto, se abrirá la puerta, le
será dado el pensamiento correcto, el mensaje correcto, el principio correcto o el libro
correcto. Tenga confianza y en verdad vendrá hacia usted la cosa correcta para llenar sus
necesidades. Entonces, en el momento de levantarse de la oración, tome inmediatamente
el quinto paso.
QUINTO PASO
Actúe como si se hubiese recibido una respuesta a todo.
Entonces proceda con energía incansable e incesante. A medida que actúe, usted se
transformará en un imán que atraerá más poder hacia su ser, hasta que llegue a ser un
canal sin obstrucciones para que el Poder Divino fluya a través suyo. Muchos oran, pero
no se quedan para la segunda mitad del primer paso. Algunos que meditan llegan a una
decisión, pero fracasan en aferrarse a ella. Pocos tienen la resolución para llevar a cabo
la decisión y son aún menos los que tienen confianza en que la cosa correcta vendrá a sus
manos. ¿Pero cuántos son los que se acuerdan de actuar como si todo hubiese sido
contestado? Cuánta verdad hay en aquellas palabras – “Más grande que la oración es el
espíritu en que se la dice”, pero más grande que la forma en que se dice es el espíritu
con que se lleva a efecto.
Se refiere a los reveladores de la Palabra de Dios...
Haz de mi oración, OH mi Señor, una fuente de aguas vivas, con las cuales pueda vivir
tanto como dure tu soberanía y hacer mención de Ti en cada mundo de tus
mundos.”Bahá’u’lláh.
5. La Meditación
La Meditación
Bahá'u'lláh dice que hay un signo de Dios, en cada fenómeno: el signo del intelecto es la
contemplación, y el signo de la contemplación es el silencio, por cuanto es imposible que
un hombre haga dos cosas a la vez; no puede hablar y meditar al mismo tiempo.
Es un hecho evidente que mientras meditáis estáis hablando con vuestro propio espíritu.
En ese estado mental le hacéis ciertas preguntas a vuestro espíritu y éste os contesta: se
hace la luz y se revela la realidad.
No podéis llamar 'hombre' a cualquier ser carente de la facultad de la meditación; sin ella
sería un simple animal, inferior a las bestias.
Por medio de la facultad de la meditación el hombre alcanza la vida eterna; a través de
ella recibe el hálito del Espíritu Santo. Los dones del Espíritu son otorgados en la reflexión
y la meditación.
El espíritu del hombre es informado y fortalecido durante la meditación; a través de ella
se despliegan ante su vista asuntos de los que el hombre nada sabía. Por medio de ella
recibe inspiración divina; mediante ella recibe alimento celestial.
La meditación es la llave que abre la puerta de los misterios. En ese estado el hombre se
abstrae; en ese estado el hombre se aparta de todos los objetos exteriores; en esa
condición subjetiva está inmerso en el océano de la vida espiritual y puede descubrir los
secretos de las cosas en-cuanto-tales. Para ilustrar esto pensemos en el hombre como si
estuviera dotado de dos clases de vista; cuando se usa la facultad de la intuición, la
facultad externa de la visión no ve.
La facultad de la meditación libera al hombre de la naturaleza animal, percibe la realidad
de las cosas y pone al hombre en contacto con Dios.
Esta facultad trae las ciencias y las artes desde los planos invisibles. A través de la
facultad de la meditación se hacen posibles las invenciones y se llevan a cabo grandes
empresas; a través de ella los Gobiernos pueden funcionar sin problemas. Mediante esta
facultad el hombre entra en el propio Reino de Dios.
No obstante, algunos pensamientos no son de utilidad para el hombre; son como olas que
se mueven en el mar sin dar resultado alguno. Pero si la facultad de la meditación se baña
en la luz interna y está dotada de los atributos Divinos, los resultados se verán
confirmados.
La facultad de la meditación es semejante a un espejo; si la ponéis ante objetos
terrenales, los reflejará. Por consiguiente, si el espíritu del hombre está contemplando
cosas terrenales, será informado de ellas. Pero si volvéis el espejo de vuestro espíritu
hacia el cielo, las constelaciones celestiales y los rayos del Sol de la Realidad se reflejarán
en vuestros corazones y se alcanzarán las virtudes del Reino.
Por lo tanto, mantengamos esta facultad dirigida en la dirección correcta, volviéndola
hacia el Sol celestial y no hacia los objetos terrenales, para que descubramos los secretos
del Reino y comprendamos las alegorías de la Biblia y los misterios del espíritu.
Que efectivamente nos convirtamos en espejos que reflejen las realidades celestiales, y
que nos volvamos tan puros que reflejemos las estrellas del cielo. (Abdul-Bahá)
Hace alrededor de mil años se formó en Persia una sociedad llamada la Sociedad de los
Amigos, que se reunían en silenciosa comunión con el Todopoderoso.
Ellos dividían la filosofía divina en dos partes: una de ellas es aquella cuyo conocimiento
se puede alcanzar por medio de cursos y el estudio en escuelas y colegios. La segunda
clase de filosofía era la de los Iluminados, o seguidores de la luz interior. La enseñanza de
esta filosofía se hacía en silencio. Por medio de la meditación, y dirigiendo sus rostros
hacia la Fuente de Luz, los misterios del Reino se reflejaban en los corazones de esta
gente por medio de esa Luz central. Todos los problemas divinos eran resueltos por este
poder de iluminación.
Esta Sociedad de los Amigos se desarrolló notablemente en Persia, y hasta la fecha aún
existe. Sus líderes escribieron muchos libros y epístolas. Cuando se congregan en su
centro de reunión se sientan calladamente y meditan; su líder inicia la sesión con alguna
proposición, diciendo a la asamblea: "Debéis meditar sobre este problema." Entonces,
liberando sus mentes de cualquier otra cosa, se sientan y reflexionan y, al poco rato, la
respuesta les es revelada. Muchas cuestiones divinas abstrusas son resueltas por medio de
esta iluminación.
Algunos de los grandes enigmas que se revelan por medio de los rayos del Sol de la
Realidad sobre la mente del ser humano son: el problema de la realidad del espíritu
humano; del nacimiento del espíritu; de su nacimiento desde este mundo al mundo de
Dios; la cuestión de la vida interior del espíritu y de su destino después de su ascensión
desde el cuerpo.
Ellos también meditan sobre los interrogantes científicos del momento, y éstos son
resueltos del mismo modo.
Estas personas, a quienes se llama "seguidores de la luz interior", alcanzan un grado
superior de poder, y están enteramente libres de los ciegos dogmas e imitaciones. Las
gentes confían en las aseveraciones de estos hombres: por ellos mismos, y en su interior,
resuelven todos los misterios.
Si encuentran una solución con la ayuda de la luz interior la aceptan, y luego la declaran:
de otro modo, la considerarían materia de ciega imitación. Llegan al punto de reflexionar
sobre la naturaleza esencial de la Divinidad, de la revelación divina, y de la manifestación
de la Deidad en este mundo. Todas las cuestiones divinas y científicas son resueltas por
ellos a través del poder del espíritu.
Bahá'u'lláh dice que hay un signo (de Dios) en cada fenómeno: el signo del intelecto es la
contemplación, y el signo de la contemplación es el silencio, puesto que es imposible para
una persona hacer dos cosas al mismo tiempo: no puede hablar y meditar a la vez.
Es un hecho axiomático que mientras se medita se está hablando con el propio espíritu.
En tal estado mental, se hacen ciertas preguntas al espíritu y éste os contesta; la luz se
abre paso y la realidad se manifiesta.
No podéis aplicar la denominación de "ser humano" a cualquier ser carente de esta
facultad de la meditación; sin ella, sería un simple animal, inferior a las bestias.
A través de la facultad de la meditación, el ser humano alcanza la vida eterna; mediante
ella recibe el soplo del Espíritu Santo; los dones del Espíritu son otorgados a través de la
reflexión y la meditación.
Durante la meditación, el espíritu humano es informado y fortalecido; a través de ella,
cosas de las cuales éste no tenía conocimiento, se revelan ante su vista. Por medio de
ella, recibe inspiración divina; gracias a ella, recibe el alimento celestial.
La meditación es la llave que abre las puertas de los misterios. En ese estado, el ser
humano se abstrae; en esa actitud se aísla de todos los objetos que le rodean; en este
estado subjetivo se sumerge en el océano de la vida espiritual, y puede descubrir los
secretos de las cosas en sí mismas. Para ilustrar esto, pensad en un individuo dotado con
dos clases de vista: cuando usa el poder de la visión interior, el poder de la visión exterior
no ve.
Esta facultad de la meditación libera al ser humano de la naturaleza animal, le hace
discernir la realidad de las cosas y le pone en contacto con Dios.
Esta facultad hace aparecer desde el plano invisible las ciencias y las artes. A través de la
facultad meditativa, se hacen realidad las invenciones y se llevan a cabo colosales
empresas; gracias a ella, los gobiernos pueden gobernar con tranquilidad. Por intermedio
de esta facultad, el ser humano entra en el mismo Reino de Dios.
No obstante, algunos pensamientos son inútiles para la persona; son como olas
moviéndose en el mar, sin resultado. Pero si la facultad de la meditación está bañada de
luz interior y marcada con los atributos divinos, sus resultados serán confirmados.
La facultad meditativa es semejante a un espejo: si se sitúa frente a los objetos
terrenales, los reflejará. Por consiguiente, si el espíritu del ser humano se encuentra en
contemplación de las cosas terrenales, será informado de ellas.
Pero si volvéis vuestro espejo espiritual hacia el cielo, las constelaciones celestiales y los
rayos del Sol de la Realidad se reflejarán en vuestros corazones y obtendréis las virtudes
del Reino.
Conservemos, por tanto, esta facultad debidamente orientada, volviéndola hacia el Sol
Celestial y no hacia los objetos terrenales, para que así podamos descubrir los secretos
del Reino y comprender las alegorías de la Biblia y los misterios del espíritu.
Ojala que seamos, en verdad, espejos reflejando las realidades celestiales, y que nos
volvamos tan puros que podamos reflejar las estrellas del cielo.
Meditación
Medita sobre aquello que ha emanado del cielo de la Voluntad de tu Señor, Quien es la
Fuente de toda gracia, para que puedas entender el significado original, el cual está
guardado en las sacras profundidades de las Sagradas Escrituras.
Bahá'u'lláh, TB, pág. 167
La meditación es la llave que abre la puerta de los misterios. En ese estado el hombre se
abstrae; se aleja de todos los objetos que le rodean; en ese estado subjetivo se sumerge
en el océano de vida espiritual y puede descubrir los secretos de las cosas en sí.
'Abdu'l-Bahá, EEB, pág. 43
Oración y Meditación, dedicad mucho tiempo a esas dos cosas. ¡Entonces conoceréis este
Gran Anhelo, y solo entonces podréis comenzar a Vivir la Vida!
'Abdu'l-Bahá, EEB, págs. 48-49
"Sumergíos en el océano de Mis palabras para que descifréis sus secretos y descubráis
todas las perlas de sabiduría que yacen ocultas en sus profundidades. Cuidaos de no
vacilar en vuestra determinación de abrazar la verdad de esta Causa, Causa mediante la
cual se han revelado las potencialidades del poder de Dios y se ha establecido Su
soberanía. Apresuraos hacia Él con rostros radiantes de gozo. Ésta es la Fe inmutable de
Dios, eterna en el pasado, eterna en el futuro. Que aquel que busca, la alcance; y en
cuanto a aquel que ha rehusado buscarla, ciertamente Dios es autosuficiente y está por
encima de cualquier necesidad de Sus criaturas."
Kitáb-i-Aqdas, citado en Sinopsis y codificación de las leyes y ordenanzas del Kitáb-i-
Aqdas, pág. 26.
"De igual manera, las palabras que han brotado de la fuente del poder y han descendido
del cielo de la gloria son innumerables y se encuentran más allá de la comprensión común
del hombre. A quienes poseen verdadera comprensión y perspicacia, el sura de Húd de
seguro les bastará. Medita un momento en tu corazón esas santas palabras y, con total
desprendimiento, esfuérzate por comprender su significado." Kitáb-i-Íqán, pág. 10
"¡OH hermano! Debemos abrir nuestros ojos, meditar Su Palabra y buscar la sombra
protectora de las Manifestaciones de Dios, para que acaso seamos advertidos por los
inequívocos consejos del Libro y prestemos atención a las admoniciones registradas en las
Tablas sagradas, para que no pongamos reparos al Revelador de los versos, nos
entreguemos totalmente a Su Causa y abracemos Su ley incondicionalmente, para que
quizás así entremos en la corte de Su misericordia y habitemos en la ribera de Su gracia.
Él, en verdad, es misericordioso y perdonador para con Sus siervos." Kitáb-i-Íqán, pág.
134
"Di: OH gentes, liberad vuestras almas de la esclavitud del yo y purificadlas de todo apego
a cualquier cosa fuera de Mí. El recuerdo de Mí elimina la corrupción de todas las cosas, si
pudierais comprenderlo. Di: Si a todas las cosas creadas se les despojase por completo del
velo de la vanidad y el deseo mundanos, a todas y cada una de ellas las vestiría la Mano de
Dios en este Día con la vestidura de: 'Él hace lo que desea en el reino de la creación', para
que de este modo se manifieste en todas las cosas el signo de Su soberanía. Exaltado,
pues, sea Él, el Soberano Señor de todo, el Todopoderoso, el Protector Supremo, el Todo
glorioso, el Más Poderoso.
Entona, OH Mi siervo, los versos de Dios que tú has recibido, tal como fueron entonados
por aquéllos que se han acercado a Él, para que la dulzura de tu melodía encienda tu
propia alma y atraiga los corazones de todos los hombres. Quienquiera recite los versos
revelados por Dios en la intimidad de su aposento, los ángeles esparcidores del
Todopoderoso difundirán por doquier la fragancia de las palabras pronunciadas por su
boca y harán que palpite el corazón de todo hombre íntegro. Aunque al principio
permanezca inconsciente de su efecto, sin embargo la virtud de la gracia a él conferida
debe necesariamente ejercer su influencia sobre su alma, tarde o temprano. Así han sido
decretados los misterios de la Revelación de Dios, en virtud de la Voluntad de Aquél que
es la Fuente del poder y la sabiduría." Pasajes de los Escritos de Bahá'u'lláh, CXXXVI.
"¡OH Salmán! Todo lo que han dicho o escrito los sabios y los místicos nunca ha superado
las limitaciones a que está estrictamente sometida la mente finita del hombre, ni podrá
jamás esperar superarlas. A cualesquiera alturas se remonte la mente del más exaltado de
los hombres, por muy grandes que sean las profundidades en que penetre el corazón
comprensivo y desprendido, tal mente y tal corazón no podrán nunca trascender aquello
que es creación de sus propias ideas y producto de sus propios pensamientos. Las
meditaciones del pensador más profundo, las devociones del más santo de los santos, las
más elevadas expresiones de alabanza de lengua o pluma humanas, no son sino un reflejo
de aquello que ha sido creado dentro de ellos mismos mediante la revelación del Señor,
su Dios. Quienquiera medite esta verdad en su corazón, fácilmente admitirá que hay
ciertos límites que ningún hombre puede traspasar. Todo intento que, desde el principio
que no tiene principio, se ha hecho para visualizar a Dios y conocerle está limitado por las
exigencias de Su propia creación, una creación que Él ha llamado a la existencia por obra
de Su propia Voluntad y para los propósitos de ningún otro salvo los de Su propio Ser.
Inmensamente exaltado está Él sobre los esfuerzos de la mente humana por concebir Su
Esencia, o los de la lengua humana por describir Su misterio." Pasajes de los Escritos de
Bahá'u'lláh, CXLVIII.
"... Medita sobre lo que te hemos revelado, para que descubras el propósito de Dios, tu
Señor y el Señor de todos los mundos. En estas palabras han sido atesorados los misterios
de la Sabiduría Divina." Pasajes de los Escritos de Bahá'u'lláh, LXXIX.
"... Si algún hombre meditase en su corazón lo que la Pluma del Altísimo ha revelado y
gustase de su dulzura, ciertamente se hallaría vaciado y liberado de sus propios deseos y
estaría completamente subordinado a la Voluntad del Todopoderoso. Feliz el hombre que
alcanza tan elevada posición y no se priva de tan munífica gracia." Pasajes de los Escritos
de Bahá'u'lláh, CLXIII.
"Es adecuado que, después de cada oración, el siervo suplique a Dios que tenga
misericordia y piedad de sus padres. Como consecuencia de ello se levantará el llamado
de Dios: '¡Mil veces mil de lo que has pedido para tus padres será tu recompensa!' Bendito
aquel que recuerda a sus padres cuando está en comunión con Dios. En verdad, no existe
otro Dios más que Él, el Poderoso, el Bienamado." Selections from the Writings of the Báb,
pág. 94.
"Adora a Dios de tal modo que si tu adoración te condujera al fuego no se produciría
alteración alguna en la misma, e igualmente si tu recompensa fuera el paraíso. Así y sólo
así debe ser la adoración que corresponde al Dios único y verdadero. Si Le adoras por
temor, esto no sería digno en la santificada Corte de Su presencia y no se podría
considerar como un acto tuyo dedicado a la Unidad de Su Ser. O bien, si tu mirada se
fijara en el paraíso y Le adoraras abrigando tal esperanza, convertirías a la creación en
compañera de Dios, a pesar del hecho de que el paraíso es deseado por los hombres.
Tanto el fuego como el paraíso se inclinan y se postran ante Dios. Lo que es digno de Su
Esencia es adorarle por Él mismo, sin temor al fuego ni esperanza de paraíso.
Aunque cuando se ofrece verdadera adoración el adorador se libra del fuego y entra en el
paraíso del beneplácito de Dios, aun así esto no debiera ser el motivo de su actuación. Sin
embargo, el favor y la gracia de Dios fluyen siempre de acuerdo con las exigencias de Su
inescrutable sabiduría. La oración más aceptable es aquella que se ofrece con la mayor
espiritualidad y esplendor; prolongarla no ha sido ni es querido por Dios. Cuanto más
desprendida y pura sea la oración, tanto más aceptable será en presencia de Dios."
Selections from the Writings of the Báb, págs. 77-78.
"¡OH tú que te has inclinado en oración ante el Reino de Dios! Bendita seas, puesto que la
belleza del Semblante divino ha cautivado tu corazón y la luz de la sabiduría interior lo ha
llenado por completo, y dentro de él brilla el resplandor del Reino. Sabe que Dios está
contigo en todas las situaciones, que te resguarda de los cambios y azares de este mundo
y que ha hecho de ti una sierva de Su enorme viña..." Selections from the Writings of
'Abdu'l-Bahá, nº 91, pág. 122.
"Alabado sea Dios, vosotros dos habéis demostrado la verdad de vuestras palabras con
vuestros hechos y habéis conseguido las confirmaciones del Señor Dios. Cada día, con las
primeras luces reunís a los niños bahá'ís y les enseñáis las devociones colectivas y las
oraciones. Éste es un acto muy loable y trae júbilo a los corazones de los niños: el de que
todas las mañanas vuelvan su rostro hacia el Reino, hagan mención del Señor y alaben Su
Nombre, y con la más dulce de las voces canten y reciten.
Estos niños son como plantas jóvenes, y enseñarles las oraciones es como permitir que la
lluvia se derrame sobre ellos, para que crezcan tiernos y frescos y para que las suaves
brisas del amor de Dios soplen sobre ellos, haciéndoles estremecerse de gozo." Selections
from the Writings of 'Abdu'l-Bahá, nº 115, pág. 13
"¡OH sierva de Dios! Las oraciones se conceden mediante las Manifestaciones universales
de Dios. Sin embargo, cuando el deseo es el de obtener cosas materiales, aun tratándose
de los desatentos, si suplican implorando con humildad la ayuda de Dios, incluso su
oración da resultado...
¡OH sierva de Dios! Las oraciones que fueron reveladas para pedir la curación son de
aplicación tanto a la curación física como a la espiritual. Recítalas, pues, para curar tanto
el alma como el cuerpo. Si la curación es lo apropiado para el paciente, de cierto le será
concedida; pero para algunas personas enfermas la curación sólo sería causa de otros
males, y por lo tanto la sabiduría no permite dar una respuesta afirmativa a la oración.
¡OH sierva de Dios! El poder del Espíritu Santo cura tanto las dolencias físicas como las
espirituales." Selections from the Writings of 'Abdu'l-Bahá, nº 139, págs. 161-162
Esforzaos, pues, por alabar y glorificar a Dios día y noche, para que logréis frescor y
belleza infinitas."
"Incumbe al siervo orar y buscar la ayuda de Dios, así como suplicar e implorar Su auxilio.
Esto es lo que corresponde al rango de la servidumbre, y el Señor decretará todo lo que Él
desee, de acuerdo con Su suma sabiduría."
"... ¡OH Señor! En esta grandísima Dispensación Tú aceptas que los hijos intercedan por
sus padres. Ésta es una de las infinitas dádivas especiales de esta Dispensación. Por tanto,
OH Tú, bondadoso Señor, acepta el ruego de este Tu siervo en el umbral de Tu unicidad y
sumerge a su padre en el océano de Tu gracia, puesto que este hijo se ha levantado para
prestarte sus servicios y en todo momento está esforzándose en el sendero de Tu amor.
¡En verdad, Tú eres el Donador, el Perdonador y el Bondadoso!"
"Sabe que en cada palabra y en cada movimiento de la oración obligatoria hay alusiones,
misterios y una sabiduría que el hombre es incapaz de comprender, y que ni las letras ni
los pergaminos pueden contener."
"¡OH sierva de Dios! Recita las Palabras de Dios y, meditando sobre su significado,
transfórmalas en acciones. Pido a Dios que haga que por siempre alcances una elevada
posición en el Reino de la Vida." Tablets of 'Abdu'l-Bahá, vol. I, pág. 85.
"Por tanto, sabe que el Verdadero posee mundos invisibles que la meditación humana es
incapaz de comprender y que el intelecto del hombre no tiene posibilidades de imaginar.
Cuando tú hayas purificado y limpiado las ventanas de tu nariz espiritual de todo vaho
mundano, entonces inhalarás las santas fragancias que se desprenden de los jardines
compasivos de estos mundos." Bahá'í World Faith, pág. 393
¡Oh Tú, bondadoso Señor! Tú has creado a toda la humanidad de un mismo origen. Tú has
decretado que todos pertenezcan a un mismo hogar. En tu sagrada presencia todos ellos
son tus siervos y toda la humanidad se cobija bajo tu tabernáculo; todos se han reunido
en tu mesa de munificencia; todos están iluminados por la luz de tu providencia.
¡Oh Dios! Tú eres bondadoso con todos, Tú has provisto para todos, das asilo a todos,
confieres vida a todos. Tú has dotado a todos y a cada uno con talento y facultades y
todos están sumergidos en el océano de tu misericordia.
¡Oh Tú, bondadoso Señor! Une a todos. Haz que las religiones concuerden, haz de las
naciones una sola, a fin de que puedan verse unas a otras como una sola familia y a toda
la humanidad como un solo hogar. Que se asocien en perfecta armonía.
¡Oh Dios! Levanta el estandarte de unidad de la humanidad.
¡Oh Dios! Establece la Paz Más Grande.
Une Tú, oh Dios, los corazones unos con otros.
¡Oh Tú, Padre bondadoso, Dios! Regocija nuestros corazones con la fragancia de tu amor.
Ilumina nuestros ojos con la luz de tu guía. Alegra nuestros oídos con la melodía de tu
Palabra y ampáranos a todos en el refugio de tu providencia.
Tú eres el Poderoso y el Fuerte. Tú eres el que perdona y Tú eres el único que tolera las
negligencias de la humanidad.
'Abdu'l-Bahá.
Jesus19-9@hotmail.com.
Siempre al servicio de todos. Deseo compartir conocimientos, amor y amistad sin
prejuicios.
Jesus19-9@hotmail.com
http://www.bci.org/bahaimexico/bahai.html
http://www.youtube.com/watch?v=rpjF7lsHQmY
http://www.youtube.com/watch?v=uzzZCdbGB9A