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Buenos días a todos los presentes.

“Decía Aristóteles en algún momento, que las raíces de la enseñanza son amargas, sin embargo,
la fruta es dulce. Qué razón tenía.” Aristóteles

Y poco a poco nos vamos dando cuenta que tras un duro trabajo se halla una grata recompensa.
Pero aún nos queda mucho lienzo sobre el que pintar nuestro paso en este mundo.

En ese lienzo se reflejará qué tanto hemos hecho, no sólo por nosotros, sino también por los
demás. Por aquellos que nos han brindado su apoyo, su consuelo en momentos críticos, quienes
son nuestros padres y familiares. Aquellos consejos que nos han servido de cimiento para ir
construyendo poco a poco esa escalera que posiblemente nos permitirá llegar a una cima, un
lugar donde podremos observar el mundo que nos rodea con una visión distinta.

Muchos de nosotros tomarán rumbos distintos. Cada uno aportará algo a la sociedad de una
manera u otra. Unos desde el campo científico, como medicina, ingeniería, física, química,
biología. Algunos lo harán desde los medios de comunicación, expandiendo nuevos hallazgos
encontrados sobre la historia de la humanidad. Unos cuantos harán un cambio motivando la
actividad física, la reflexión en el sentido filosófico. Otros se encargarán de aquellos seres que
conviven con muchos de nosotros, como son los animales. Y finalmente, otros lo harán a través
de la economía. A fin de cuentas, todos tenemos la capacidad suficiente para hacer un pequeño,
pero importante cambio.

No importa desde donde lo hagamos. Si fallas una vez, piensa el porqué. A continuación,
levántate y vuelve a intentarlo. Inténtalo cuantas veces sea posible, por más que falles una y otra
vez, porque entonces no estarías fracasando. Estarías luchando por aquello en lo que crees.
Puede ser que otros sigan tu ejemplo. Si consigues eso, podrás decir que has triunfado y has
alcanzado un gran logro en tu vida.

Si miramos unos años atrás, exactamente tres, veremos a aquellos chiquillos llenos de alegría,
energía, actitud, entrando por aquella entrada que a día de hoy se nos hace una cosa común.
Entramos porque nos tocaba entrar en ese lugar, porque teníamos el derecho a estudiar. Y es
desde ese momento donde cada uno comenzó su historia en este instituto. Muchos se conocían
porque habían estudiado en el mismo colegio. Otros no conocían a nadie. Al final daba igual
porque entre todos conseguimos hacer una fuerte unión.

Yo no puedo mencionar todos los momentos que cada uno de nosotros ha vivido en esta
institución pero algo que nos une es ese compañerismo que nos caracteriza. Daba igual si
alguien nuevo llegaba a estudiar y la mayoría de nosotros nos conocíamos. Toda la clase sabía
que esa persona ya se había convertido en parte de esa pequeña, pero especial familia. Hemos
compartido muchos momentos juntos, tanto buenos como malos, pero juntos al fin y al cabo;
como olvidar las risas incontroladas de Milagros, las locuras de Andrea, las travesuras de Glenda,
el enamoramiento inocente de Henry, las quejas exageradas de María, pero como no olvidar el
susto que nos daban aquellos compañeros cuando imitaban a un profesor mientras estábamos
jugando en hora libre, todos esto se quedara grabado en nuestro corazón, tantos inolvidables
momentos que nunca olvidaremos. A eso se llama ser una clase. Acompañarse no sólo en
momentos felices, sino también en aquellos momentos difíciles por los que todos hemos pasado
alguna vez.

Estos dos últimos años han sido intensivos, creo que para todos. Pero eran necesarios para
nuestra formación de cara a una nueva y dura etapa que se nos avecina. Tanto para aquellos
que decidan ir a la universidad como los que decidan seguir formándose a través de otro camino,
sin embargo acabar secundaria es una experiencia única que se lleva consigo.

Cabe mencionar que en todo este proceso hemos sido acompañados por unas personas que
han invertido su tiempo, su energía, sus conocimientos en formar jóvenes que sean competentes
en el futuro. Muchas de esas personas están aquí presentes. Y no sólo me refiero a familiares,
sino a aquellos profesores que han demostrado su interés en que aprendiéramos. Nos han
ayudado a formarnos con un sentido crítico de las cosas que nos rodean. En cada clase era
evidente la pasión que tienen por enseñar y su preocupación por cada alumno. A todos estos
profesores la promoción de 2016-2019 se les da las gracias por todo lo que hemos aprendido a
su lado y por la enorme paciencia que han tenido con muchos de nosotros. Solo les digo que
dejen un poco su egocentrismo, convivan en tranquilidad entre profesores y no se dejen llevar
por chismes, porque sin darse cuenta esto también afectan a los alumnos, esto es un consejo
para que mejoren profesionalmente.

A partir de este momento empieza otro capítulo para cada estudiante. Y con esto me refiero tanto
a los que vayan a graduarse ahora como los que no, porque a fin de cuentas esos compañeros
han estado con nosotros estos años compartiendo risas, enfados y alegrías.

Todos nosotros hemos conseguido dejar una huella indeleble en el lugar que ha sido nuestro
segundo hogar durante tantos años. Tanto hermosos recuerdos quedaran marcado en nuestro
corazón, pero vivamos el presente, ¡disfrutemos la fiesta de graduación!

Señoras y señores.

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