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LECTURA I

DERECHO DE DAÑOS, LOS SISTEMAS Y PRESUPUESTOS DE LA


RESPONSABILIDAD CIVIL

UNIDAD 1: DERECHO DE DAÑOS


1.1. DERECHO DE DAÑOS

1.1.1. Caracterización
La asignatura que nos convoca, Derecho de Daños, se encuentra dentro de la rama del
Derecho Privado (considerando la tradicional distinción entre Derecho Privado y Derecho Público)
y engloba las cuestiones relativas a la prevención, reparación del daño, y eventualmente a la
punición y el pleno desmantelamiento de los efectos del ilícito dañoso. Sin embargo en algunas
ocasiones se le da un concepto más acotado y coincidente a la responsabilidad civil1.
Esta materia está dividida en una parte general que nos introduce a la materia Derecho de
Daños, su concepto, evolución histórica, sus principios y funciones, los presupuestos de la
responsabilidad civil, y la parte general de la responsabilidad civil. Por otro lado, la parte especial
de la materia se dedicará al estudio de las responsabilidades en particular. Entre ellas, se
encuentra la responsabilidad civil de la persona jurídica, de los profesionales liberales, la
responsabilidad derivada del transporte de personas o cosas, la responsabilidad en los
espectáculos públicos y deportivos, para dar algunos ejemplos. Por último, se estudiarán las
cuestiones procesales vinculadas a la asignatura, en concreto, el ejercicio de la acción
indemnizatoria y las relaciones entre la acción civil y la acción penal.

1.1.2. Funciones del derecho de daños


Con frecuencia se utiliza la denominación “derecho de daños” como sinónimo de
“responsabilidad civil”, es decir refiriéndose a la obligación de reparar el perjuicio causado a otra
persona violando al deber general de no dañar. Sin perjuicio de ello, consideramos más adecuada
la postura que aúna en la expresión “derecho de daños” todas las cuestiones relativas al daño: su
prevención, la reparación y la punición y el pleno desmantelamiento del ilícito dañoso. Cada una
de estas funciones serán tratadas a continuación:

a) La función preventiva del derecho de daños


Como todos sabemos gracias al adagio “es mejor prevenir que curar”, la función preventiva
del derecho de daños tiene gran relevancia. La misma está creciendo en los últimos años, de la
mano de una mayor concientización de la esencia del daño. En concreto, si bien es cierto que se

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PIZARRO, RAMÓN DANIEL – VALLESPINOS, CARLOS GUSTAVO, ´´Instituciones de Derecho Privado – Obligaciones´´ T. II
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puede “reparar” el perjuicio en términos jurídicos (vgr. por el pago de una suma de dinero a la
víctima de un siniestro que le causa la pérdida de una de sus piernas) lo cierto es que en el
mundo real o material, ese bien, (la integridad física de la víctima) ha perecido, sin verdadera
posibilidad de recomposición, más que la reparación pecuniaria. Por tal razón, la prevención es
fundamental. Hay que tener en cuenta que si en este tipo de daños la prevención es esencial,
mayor aún parece serlo en cuestiones como son los daños ambientales, dada su complejidad y la
magnitud de afectados que pueden verse involucrados.
Dentro de esta función nos referimos al carácter disuasivo, es decir que tiene entidad de
hacer cambiar la forma de actuar, evitando que los sujetos se comporten de modo apto para
causar el daño. La prevención presenta dos formas:
La primera, de carácter general, que es la amenaza que implica una consecuencia legal,
una sanción, frente a una conducta determinada. En este caso juega un factor preponderante la
disuasión y la intimidación que la sanción o consecuencia jurídica que la norma impone ante el
incumplimiento.
La segunda forma, es más específica y se justifica en cuestiones que manifiesten una
peligrosidad inusitada, una dañosidad potencial alta, o bienes jurídicos que lo justifiquen (vgr.
bienes personalísimos). De este modo, se imponen a ciertos sujetos deberes especiales de
control, aminoramiento (reducción) de riesgos de la actividad por ellos producida. Un ejemplo de
ello sería los deberes especiales que debe cumplir el agente que opere una caldera, o un
productor de desechos tóxicos, etc.
Entre las normas que regulan en el derecho argentino las cuestiones tendientes a la
prevención del daño podemos mencionar el Art. 43 de la Constitución Nacional, el Art. 11 inc. 3 de
la Convención Americana sobre Derechos Humanos, el Art. 1071 y 1071 bis del Código Civil; art.
79 ley 11.723; art. 39 y 40 Ley 21.541; art. 1 y 3 Ley 23.589, art. 55 y ss. Ley 24.240, etc. Sin
embargo, existe aún la necesidad de una mayor regulación tanto sustancial cuanto procesal,
tendiente a una mayor prevención del daño.

b) La función resarcitoria del derecho de daños

Es la función más importante de todas y sobre la cual se ha cimentado la idea de


responsabilidad civil tradicionalmente. Cuando hablamos de resarcimiento no nos referimos a una
sanción, sino en realidad a la forma de distribuir los daños en la sociedad. Esto implica en última
instancia la justificación de por qué alguien, diferente de la víctima, debe acarrear con las
consecuencias negativas del daño. La idea de resarcimiento viene ligada a la noción de
antijuridicidad, ya que para que el daño sea resarcido, el mismo tiene que ser consecuencia de
una conducta antijurídica (ilícita), tal como estudiaremos oportunamente.
La reparación del perjuicio tiene en mira a la víctima y en intentar colocarla en el estado
que se encontraba antes del evento dañoso.

c) La función punitiva del derecho de daños


Esta función se dirige a lograr el pleno desmantelamiento de los efectos del ilícito. En
muchos casos sucede que el accionar del sindicado como responsable es deliberado, malicioso,
en grave desconocimiento de los intereses ajenos (sean individuales o colectivos), o importa un
rédito económico que se mantiene aún luego de haber resarcido el daño. En estos casos, toma
protagonismo la función sancionatoria o punitiva que implica en muchos casos una pena civil de
carácter pecuniario de una magnitud tal que desmantela el efecto del ilícito, no quedando
remanente de enriquecimiento, o por su fuerza sancionatoria, disuade el comportamiento
reprochable.

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El art. 52 bis de ley 24.240 (modif. por ley 26.361 B.O. 07.04.2008) introduce los daños
punitivos en el derecho argentino, con exclusiva aplicación en el derecho de consumo. La norma
referida posee serias deficiencias cuyo tratamiento supera el objetivo de esta instancia, pero sin
perjuicio de ello, constituye el primer antecedente legislativo nacional en el tema.

1.1.3. Principios fundamentales del Derecho de Daños


A través de la inducción, es decir, por medio de la operación lógica que consiste en
alcanzar un principio que se deriva lógicamente de normas particulares, podemos inferir ciertos
principios del Derecho de Daños:

a) “Naeminem laedere” (No dañar a otro), que tal como explicamos supra, tiene origen en
el Derecho Romano. Es una regla explícita y universal, ya que está presente en casi la totalidad
de los sistemas jurídicos actuales. Este principio implica una presunción iuris tantum de que todo
daño causado es antijurídico, salvo que exista una causa de justificación. Gracias a la
jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia de la Nación en causas como “Santa Coloma”,
“Gunther” y “Aquino”2, entre otros, se lo considera de carácter constitucional, lo cual tiene una
relevancia jurídica mayúscula, tal como veremos más adelante.

b) Necesidad de factor de atribución: El factor de atribución es un presupuesto de la


responsabilidad civil. En consecuencia, no existirá responsabilidad civil sin un factor de atribución,
es decir un parámetro axiológico (valorativo) que justifique ya sea objetiva o subjetivamente la
atribución de un daño en particular al sindicado como responsable.
Los factores subjetivos son la culpa y el dolo, mientras que como ejemplo de factor objetivo
podemos nombrar al riesgo creado. Tanto el factor objetivo cuanto el factor subjetivo poseen igual
jerarquía en el derecho argentino.
c) El principio de reserva: Surge del art. 19 de la Constitución Nacional y de los art. 53, 1066 y
1074 y conc. del Código Civil. El mismo se refiere a que no existe un deber o infracción sin una
norma que lo imponga. Sin perjuicio de ello, hay que destacar que a diferencia de la “tipicidad
penal”, en materia de derecho de daños rige la “atipicidad del ilícito”, con lo cual no hace falta que
haya una norma que describa perfectamente el ilícito, sino que en principio todo daño se supone
antijurídico, salvo que exista causa de justificación.

c) Principio de reserva: Conforme a este principio, no existe deber ni transgresión sin


norma que lo imponga. Este principio surge del art. 19 de la Constitución Nacional y de los art. 53,
1066, 1074 y concs. del Código Civil. Sin perjuicio de lo señalado, cabe destacar que a diferencia
de en el Derecho Penal, en materia de responsabilidad civil rige la atipicidad del ilícito, con lo cual
la regla es que todo daño se reputa antijurídico, salvo que medie causa de justificación.

d) Principio de prevención: Relacionado con la función preventiva del derecho de daños,


todo sujeto tiene el deber de tomar las medidas adecuadas a fin de evitar daños no justificados, o
aminorar la gravedad y magnitud de un daño ya causado.

e) Principio de reparación plena e integral: Este principio implica la razonable


equivalencia jurídica entre el daño y la reparación. Tal como nos referíamos supra, normalmente
es difícil que la recomposición sea posible y se logre colocar las cosas en el estado en que se

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Ver anexo con fallos mencionados.

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encontraban antes del evento dañoso. La equivalencia jurídica debe ser razonable, y está sujeta a
cuatro reglas: a) el daño debe ser fijado al momento de la decisión (ya que en ciertas situaciones
al momento de sentenciar el daño es mayor o menor); b) la indemnización no debe ser inferior al
perjuicio; c) la valoración debe realizarse en concreto, y d) la reparación no puede ser superior al
daño sufrido por la víctima.

1.2. RESPONSABILIDAD POR DAÑOS

1.2.1. Noción. La reacción humana frente a la causación del daño: de la


venganza privada al concepto de responsabilidad civil
El ser humano, desde tiempos inmemoriales, ha mostrado una preocupación acerca de la
causación de daños y de la postura que debía tomar al respecto. Desde las comunidades más
primitivas, la generación de un daño generaba diversas respuestas. En un principio, un daño
sufrido en la persona o en los bienes implicaba que la víctima hiciera uso de la venganza,
causando daños en la persona o los bienes del victimario. Quizás el primer antecedente jurídico
en respuesta a esta cuestión sea la Ley del Talión “ojo por ojo y diente por diente”, la cual, pese a
su carácter rudimentario y alejado a los cánones de derecho que hoy manejamos, implicaba limitar
la contraofensiva de la víctima al victimario, permitiéndole causar un daño similar al que ella
hubiera recibido, pero no mayor. Sin embargo, esta forma de represión de la injusticia, no dejaba
de ser injusta, constituyendo una actuación del derecho por demás primitiva e inadecuada.
Hasta aquí, la fuerte connotación instintiva y la ausencia de reflexión en las conductas
tanto del victimario cuando de la víctima privaban a la sociedad de la utilización de una solución
más razonable y jurídicamente aceptable.
Posteriormente, se manifiesta un grado de evolución social mayor cuando la víctima y el
ofensor logran acordar el perdón de la víctima mediante la entrega de una suma de dinero por
parte del sindicado como responsable. Este remedio constituía una composición voluntaria, debido
a que supone el acuerdo de voluntades de los sujetos involucrados. En consecuencia podemos
hablar de que por medio de esta composición voluntaria el ofensor recibía una pena civil cuyo
beneficiario sería la víctima.
Una vez consolidado el poder político en una institución, la autoridad va a establecer un
sistema de composición legal (de carácter obligatorio y forzoso) y con la finalidad de garantizar la
paz en la sociedad. Este hecho es fundamental y con la evolución de este modelo, finalmente va a
ser el Estado el único que posea el poder de castigar al ofensor, dejando en manos de la víctima
la posibilidad de reclamar la reparación del daño causado.
Los romanos proclamaron diversos principios que de algún modo sintetizaron las máximas
del derecho: “honeste vivere” (vivir honestamente), “suum cuique tribuere” (dar a cada uno lo
suyo) “alterum non laedere”, (no dañar al otro). El principio del alterum non laedere es una noción
inherente a la de alteridad, es decir a la de la presencia de un “otro”, sin el cual difícilmente
podamos hablar de sociedad. La consagración de este principio posee gran trascendencia ya que
implica una veda a la posibilidad jurídica de dañar a otro, y la obligación de resarcir en cabeza del
sindicado como responsable, en caso de su incumplimiento. Para profundizar la evolución
histórica del derecho de daños hasta la perspectiva actual, ver Pizarro, Ramón Daniel –
Vallespinos, Carlos Gustavo ´´Instituciones de Derecho Privado II Pág. 449 a 461.
De este modo, en el derecho de daños, la noción de responsabilidad civil es un concepto clave
que implica la obligación de indemnizar todo daño injustamente causado a otro. No hay
responsabilidad sin daño. Más adelante veremos en detalle sus presupuestos (daño, relación de
causalidad, antijuridicidad y factor de atribución) cuya configuración resulta imprescindible para
que se produzca la mentada responsabilidad civil.

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1.2.2. Diferencias entre la responsabilidad por daños y otras
instituciones

Podemos establecer diferencias entre la responsabilidad por daños y otras instituciones


tales como:

a) Enriquecimiento sin causa: El enriquecimiento sin causa es la acción que reconoce el


ordenamiento jurídico a cualquier persona que ha experimentado sin causa justa una disminución
patrimonial, a raíz del desplazamiento de un bien que ha salido de su patrimonio, en contra de
quien se ha beneficiado injustamente por ello. La finalidad de esta institución es compensar el
desplazamiento patrimonial no justificado. La suma por la cual prospera es la del enriquecimiento
o del detrimento, la que sea menor.
Como vemos, existen varias diferencias con la responsabilidad civil, que toma a consideración el
daño causado a la víctima, exista o no enriquecimiento del dañador, y cuyo objetivo se encuentra
la reparación integral del daño.

b) Seguros: Las indemnizaciones provenientes de seguros por daños normalmente son


tarifadas y surgen de un contrato de seguro que estipula un beneficio para un tercero (el eventual
damnificado). Si bien está pensado para reparar el daño del tercero, la causa de la misma es el
contrato celebrado entre el asegurador y el asegurado. La víctima tendrá derecho a reclamarle al
dañador el pago de la reparación integral del daño.

1.3. EVOLUCIÓN HISTÓRICA Y ACTUALIDAD DE LA


RESPONSABILIDAD POR DAÑOS
1.3.1. Evolución histórica del derecho de daños

La evolución histórica del derecho de daños corresponde dividirla en diferentes períodos:


a) Derecho Romano
b) La Edad Media: Derecho Español Antiguo y Derecho Francés
c) Derecho Francés: Revolución Francesa y Código de Napoleón (La responsabilidad
basada en la culpa)
d) La crisis de la responsabilidad basada en la sola idea de culpa. El advenimiento de la
responsabilidad objetiva
e) La responsabilidad en la era tecnológica
Aconsejamos estudiar cada una de estas etapas históricas utilizando la bibliografía
obligatoria3.

1.3.2. Contornos actuales del derecho de daños


El desarrollo de la ciencia y de la tecnología, al igual que el mejoramiento de las
condiciones de la vida moderna, elevan el nivel de vida, facilitan el consumo y las
comunicaciones, tendiendo a prolongar la duración normal de la vida, sin embargo, aumentan
asimismo, los riesgos de daños, exponiendo a los seres humanos a una incertidumbre mayor.

3
PIZARRO, RAMÓN DANIEL – VALLESPINOS, CARLOS GUSTAVO, Ob. Cit. T. II Pág.449 a 459.

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En la actualidad, nuestra vida se ve condicionada al riesgo de dañosidad y al principio de
vulnerabilidad.

Los nuevos contornos del derecho de daños abren posibilidades mayores, alejándose cada
vez más de aquella estructura simple y rudimentaria del acto ilícito que desde la época romana
hasta principios de este siglo conformó la llamada responsabilidad aquiliana. La responsabilidad
subjetiva, basada en la culpa, pasó de ser el actor de atribución imperante a quedar casi recluido
ante el crecimiento de supuestos de responsabilidad objetiva sin fundamento en la conducta
reprochable.

Es por eso que la responsabilidad civil desde la óptima actual, no pone el acento en el
autor a fin de castigarlo, sino en la víctima a fin de reparar el daño causado. Por esta misma
razón, se repiensan instrumentos que tienden a socializar, de algún modo, la responsabilidad civil.

Por otro lado, la preocupación del derecho no sólo se centra en la reparación del daño
mediante la sanción resarcitoria, intentando regresar el estado de las cosas a como se hallaban
antes del hecho dañoso, sino también a la prevención y punición del daño4.

1.3.3. Decodificación, desindividualización y socialización del derecho


de daños

En países más desarrollados, la evolución de la responsabilidad civil y la influencia de la


socialización del derecho de daños han llevado a que ciertos juristas definan a la responsabilidad
civil como un crédito del damnificado a la reparación, proclamando la crisis del sistema de la
responsabilidad individual.
Tal como nos enseñan Pizarro y Vallespinos5, la víctima ha pasado a primer plano. Muchos
autores consideran que la socialización de riesgos ha estimulado el desarrollo y transformación
del derecho de daños de una responsabilidad más individualista a otra más socializada.
Sin embargo, los mencionados juristas cordobeses consideran que pese a la importancia
de los mecanismos de socialización de riesgos, los mismos son aún meros complementos del
derecho de daños. Distintos argumentos fundamentan su posición:
a) No todos los riesgos y daños pueden ser englobados en una cobertura social de carácter
total (vgr. daños corporales, etc.)
b) Ciertos daños suelen asegurarse mediante una indemnización tarifada que no logra cubrir
la totalidad del daño causado. Esto implica que a la víctima le quede abierta la posibilidad
de accionar por la vía ordinaria en contra del sindicado como responsable.
c) Por último, la posibilidad de ejercitar la acción de reembolso en contra del autor del daño,
implicará derivar la cuestión a la responsabilidad civil.

1.3.4. El derecho de daños y la integración comunitaria


El derecho comunitario tiende a producir un proceso de progresiva aproximación entre los
regímenes nacionales de responsabilidad civil entre los Estados miembros de determinada
comunidad o mercado común. El proceso de convergencia de los ordenamientos internos no es
consecuencia exclusiva de la formulación de unas mínimas condiciones sustantivas en el ámbito

4
BUSTAMANTE ALSINA, JORGE. Teoría General de la responsabilidad civil, 8ª ed. Abeledo Perrot, Buenos Aires, 1993. Pág. 77-78
5
PIZARRO, RAMÓN DANIEL – VALLESPINOS, CARLOS GUSTAVO. Ob. Cit. T.II Pág. 459 a 461.

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de la responsabilidad patrimonial establecidas normas supranacionales, sino que también se trata
de un proceso enmarcado en el contexto general de la influencia que ejerce el derecho
comunitario en los derechos internos de los Estados miembros.
La existencia de ese mínimo denominador común a los ordenamientos jurídicos de los
Estados miembros tiene grandes efectos en los derechos internos de cada país, aunque es cierto
que es difícil lograr una plena unificación de los regímenes de responsabilidad. Piénsese en
cuestiones como es el trato al consumidor y usuario en un país o en otro. Una menuda protección
al consumidor en un país implicará o la pérdida competitiva en otro país, o que se le apliquen
estándares superiores (exigidos por los otros países) que no gozan los consumidores internos, ni
que podrán los mismos exigirles a otros países. La realidad demuestra que dado que las
comunidades supranacionales implican la circulación más expedita de personas y cosas, al igual
que una mayor flexibilización en la comercialización y en el intercambio de recursos humanos,
técnicos y mercaderías, la armonización de los ordenamientos jurídicos puede tener una
relevancia más que evidente en la consecución o no de los fines comunitarios.

1.3.5. El derecho de daños en la ley de defensa del consumidor

La responsabilidad por daños está consagrada en el art. 40 de la Ley 24.240. La misma no


distingue entre responsabilidad contractual y extracontractual. El artículo mencionado reza:
“Si el daño al consumidor resulta del vicio o defecto de la cosa o de la prestación del servicio
responderá el productor, el fabricante, el importador, el distribuidor, el proveedor, el vendedor y
quien haya puesto su marca en la cosa o servicio. El transportista responderá por los daños
ocasionados a la cosa con motivo o en ocasión del servicio.
La responsabilidad es solidaria sin perjuicio de las acciones de repetición que corresponda. Sólo
se libera total o parcialmente quien demuestre que la causa del daño le ha sido ajena”.

1.4. EL DERECHO A LA REPARACIÓN DESDE LA PERSPECTIVA


CONSTITUCIONAL

1.4.1. Bases constitucionales del derecho a la reparación. Criterios de la


Corte Suprema de Justicia de la Nación.
El derecho de daños ha evolucionado en las últimas décadas de manera exorbitante, tanto
en lo conceptual cuanto en lo funcional. Podemos señalar una elongación de sus fronteras como
resultado de la expansión de los presupuestos clásicos, que son valorados bajo una visión menos
limitada a la que se tenía tiempo atrás. Las funciones del derecho de daños, consecuentemente
se han ampliado, tanto en la prevención del daño, la reparación y la eventual punición de
determinados ilícitos.
En esa línea de pensamiento, observamos que el derecho a la reparación del daño
material o moral injustamente sufrido, fue consagrado como derecho constitucional en diversos
fallos por la Corte Suprema, a partir de un proceso evolutivo que parece culminar con la causa
“Aquino”6. Esta proclamación del derecho a la reparación como derecho constitucional es un dato
más que significativo, a partir del cual surge un análisis jurídico que no podemos obviar.

En el caso “Santa Coloma”7, la Corte se pronunció en el sentido de que “la sentencia


apelada lesiona el principio alterum non laedere que tiene raíz constitucional (art.19 de la Ley

6
CS, 21/9/2004, Aquino, Isanio c. Cargo Servicios Industriales S.A., Suplemento especial del diario La Ley del 29.9.2004, p.39.
7
CS, 5/8/66, Santa Coloma, Luis F. y otros v. Ferrocarriles Argentinos, Fallos, 308:1160 y JA, 1986-IV- 625

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Fundamental) y ofende el sentido de justicia de la sociedad, cuya vigencia debe ser afianzada por
el Tribunal dentro del marco de sus atribuciones y en consonancia con lo consagrado en el
preámbulo de la Carta Magna” (considerando 7º). Asimismo, expresó que “no figura entre las
potestades de un estado constitucional imponer a los habitantes cargas que superen a las
requeridas por la solidaridad social” (considerando 8º).
En los precedentes “Gunther” 8 y “Luján” 9 la Corte reconoció en forma expresa la jerarquía
constitucional del derecho a la reparación, con fundamento en el art. 19 de la Constitución
Nacional. En concreto, la Corte declaró que “Los artículos 1109 y 1113 del Cód. Civil consagran al
principio general establecido en el art. 19 CN que prohíbe a los hombres perjudicar los derechos
de un tercero. El principio alterum non laedere, entrañablemente vinculado a la idea de reparación
tiene raíz constitucional y la reglamentación que hace el Código Civil en cuanto a las personas y
las responsabilidades consecuentes no las arraiga con carácter exclusivo y excluyente en el
Derecho Privado, sino que expresa un principio general que regula cualquier disciplina jurídica”.
Esta tesis se ha venido reiterando a través de los años, proclamando en “P., F.F., c/
Ferrocarriles Argentinos”10 y “Peón”11, que dicha reparación de carácter constitucional debe ser
plena e integral.
En estos fallos, la Corte esgrimió el fundamento constitucional del principio neminem
laedere en el artículo 19 de la Constitución Nacional (art.19).
Por medio de este proceso, y con fundamento en el art. 19 de la Constitución Nacional, la
Corte Suprema de Justicia establece las bases jurídicas del principio alterum non laedere y de la
reparación plena e integral.
En síntesis, dichos principios poseen jerarquía constitucional, sea que se los emplace en el
art. 19 de la C.N.; como derecho autónomo dentro de los derechos no enumerados del art. 33
C.N.; o inclusive como un derecho que se desprende del derecho a la propiedad privada.
Otro acápite para analizar surge de la causa "Gorosito"12 en la cual la Corte intentó limitar
nuevamente su posición con un pronunciamiento a favor de la constitucionalidad del art. 29 de la
Ley de Riesgo de Trabajo. Sin perjuicio de ello, en la causa "Aquino" sostiene nuevamente una
posición coherente con el principio de reparación plena e integral.
En este sentido, tal como advierte el Dr. Pizarro13, la Corte avanza en forma decidida y por
buen camino cuando en causa “Aquino” declarando la inconstitucionalidad del art. 39 inc. 1 de la
Ley 24.557. Los fundamentos del voto de la mayoría de los miembros de la Corte son diversos. En
primer lugar la mentada jerarquía constitucional del derecho a la reparación, y del principio alterum
non laede. En segundo lugar, la justicia social y a la dignidad humana. En tercer lugar, el
menoscabo en la dignidad humana que significa la aplicación de normas que brindan protección
ante el daño causado de modo ficticio, a través de indemnizaciones tarifadas y otro tipo de
indemnización que resulte en el caso concreto mínima e irrazonable. Otro fundamento se centra
en el retroceso legislativo que implica la LRT al excluir la vía reparadora del Código Civil,
imponiendo un trato diferente al que supone el principio de progresividad incluido en el Pacto
Internacional de Derecho Económicos. Por último, ya que la exclusión de la vía reparadora del
Código Civil degrada, asimismo, los derechos humanos enunciados en la Declaración Universal
de Derechos Humanos.

8
3 CS, 5/8/86, Gunther, Fernando v. Gobierno Nacional, Fallos 308: 1118 y JA, 1987-IV- 653.
9
Fallos, 308: 1109
10
LL, 1995-E-17.
11
CS, 17/3/98, Peon Juan D. y otra c. Centro Médico del Sud S.A., LL del 9.8.200 p.8 y JA, 2000-IV-17
12
CS, 1/2/02, “Gorosito, Juan R. v. Riva S.A. y otro s/ accidentes art. 1113 C.Civ s/daños y perjuicios s/
inconstitucionalidad del art. 39, ley 24.557”, JA, 2002-I-64
13
PIZARRO, Ramón Daniel ´´ Modernas fronteras de la responsabilidad civil: El derecho a la reparación desde la perspectiva
constitucional´´ Academia Nacional de Derecho y Ciencias Sociales de Córdoba.
(República Argentina) http://www.acader.unc.edu.ar

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1.4.2. Consecuencias que derivan de atribuir al derecho a la reparación
carácter de derecho constitucional

Todo lo analizado hasta aquí no tiene repercusiones meramente académicas, sino por el
contrario, posee efectos más que relevantes en el derecho de daños. La aplicación de esta
doctrina implica que las limitaciones indemnizatorias que son contenidas por diversas normas
especiales (vgr. Código Aeronáutico, Ley de Navegación, etc.) deban, en el caso concreto, salir
airosas del "test de constitucionalidad"14. Sin llegar al extremo de suponer que el órgano legislativo
nacional no pueda crear diferentes sistemas de reparación como los señalados, que importan
limitaciones a un derecho constitucional, dichas limitaciones deberán adecuarse al art. 28 de la
C.N. En otras palabras, si de la aplicación de dichos parámetros normativos surge un manifiesto
menoscabo al derecho a la reparación integral, comparada con la que correspondería en caso de
aplicarse las reglas ordinarias del derecho común, la inconstitucionalidad de la norma resultará
evidente.
La plena eficacia de un derecho de jerarquía constitucional es inherente a la racionalidad
de su reglamentación y a la respuesta que ensaye el sistema frente a normas que sean
manifiestamente lesivas de la esencia del derecho consagrado.
Un buen ejemplo de ello es la limitación contenida respecto de los legitimados activos en
normas como el art.1078 CC, en cuanto podría ser tachada de inconstitucional. En concreto, dicha
norma habilita la reclamación de daño moral iure propio a los herederos forzosos en el único caso
que el afectado fallezca. Es decir que los mismos quedan al margen de la legitimación activa y en
consecuencia de la reparación por el daño moral sufrido en todo caso en el cual no sobrevenga la
muerte del damnificado directo. Hay muchos supuestos en la práctica en ese sentido. Imaginemos
tanto el daño causado a los padres por una lesión discapacitante de un hijo, que lo limita a un
estado de vida vegetativa; o aun en el caso que la víctima muera, pero que estas personas no
sean herederos forzosos como es el caso de los hermanos, concubina (heterosexual u
homosexual), etc.
La solución de estos casos controversiales requiere un estudio caso por caso a la luz de
los conceptos antes vertidos. Teniendo en cuenta la reparación del daño moral, con sentido
resarcitorio y su jerarquía constitucional, y atento a importancia de los casos señalados supra,
pareciera menoscabada la esencia del derecho a la reparación integral.
También se deberá tener en cuenta los Pactos Internacionales que gozan de jerarquía
constitucional (art. 75 C.N. inc. 22). En concreto, el art. 63 inc. 1 de la Convención Americana
sobre derechos humanos, aprobada por ley 23.054 y en particular la jurisprudencia de la Corte
Interamericana sobre Derechos Humanos, consagra parámetros muy flexibles respecto de la
legitimación activa en cuestiones tan delicadas como son los daños a la persona. Por templo,
respecto de los sucesores tanto ascendientes como descendientes y cónyuge, el daño moral se
presume ´´iuris tantum´´.
La Corte Interamericana sobre Derechos Humanos se ha inclinado en otorgar legitimación
activa a los sucesores que han sufrido un daño patrimonial o extrapatrimonial grave derivado de la
muerte de otra persona. Un ejemplo de ello es el caso de los hermanos quienes son considerados
legitimados activos para reclamar su daño moral propio.
Como vemos, en esta temática, nuestra legislación no está sintonizada con los parámetros
internacionales.
En los casos indicados supra y respecto del art. 1078 C.C. es dable solicitar la declaración
de inconstitucionalidad ya que la valla que impone en materia de legitimación activa se erige
irrazonable, lesionando gravemente los derechos mencionados. Esta interpretación sería

14
PIZARRO, Ramón Daniel. Ob cit.

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coherente con el espíritu de nuestra Constitución Nacional y los Tratados Internacionales
celebrados con carácter constitucional.
En ese sentido,15 en el año 2007 la Suprema Corte de Justicia de Buenos Aires ha tachado
de inconstitucional el art. 1078 C.C. por estar reñido con el art. 16 de la Constitución Nacional y
por ser irrazonable bajo el prisma del art. 28 C.N. En este precedente, se trataba de un menor de
cuatro años de edad que a raíz de una mala praxis médica experimenta una lesión que lo dejaría
en estado de vida vegetativa. En este contexto, y teniendo en cuenta que el menor requerirá de
atención de por vida de terceros para su higiene, alimentación, movilización, etc, parece lógica la
conclusión a la que llega el tribunal respecto de que los padres deberán soportar “recurrentemente
el acicateo espiritual que les impone la presencia de ese querido cuerpo inerte, ese mismo que
otrora, las horas previas a la intervención quirúrgica durante la cual se desencadenó el infortunio,
condensaba en sí toda la vitalidad de un sano infante de cuatro años”.
El claro voto del Dr. Roncoroni pone en evidencia el menoscabo al principio de la igualdad: ´”Dos
normas, ambas del Código Civil, resuelven con distinto criterio la situación de los damnificados
indirectos. El art. 1078, consagrando, en la esfera del daño moral, que los únicos que pueden
reclamar su resarcimiento son los perjudicados directos. El art 1079, esta vez en el ámbito del
daño patrimonial, tematizando la legitimación de los damnificados indirectos. Bien señalan Bueres
y Highton que esta disparidad de tratamiento implica una desigualdad ante la ley y que por ello no
debería superar con éxito el control de constitucionalidad (art. 16 de la Constitución Nacional). Se
trata en efecto de un caso de incompatibilidad material entre la norma inferior y la norma superior
(art. 31 de la Constitución citada), al establecer la primera una diferenciación para la categoría de
damnificados indirectos que no es razonable, pues si el daño es moral carecen ellos de la
legitimación que sí se les concede cuando el daño sufrido es patrimonial (arts. 1078 y 1079 del
Código Civil). La ley, tal como lo ha expresado la Corte Suprema, debe ser igual para los iguales
en igualdad de circunstancias, resultando arbitrario el criterio empleado al radicarse en la
necesidad de evitar la proliferación de acciones que pudieran proponerse, como si ello pudiera
ocurrir sólo cuando el daño es moral. La existencia de un daño cierto y la relación causal
adecuada son suficientes para poner coto al desmadre que se quiere evitar. En consecuencia, el
art 1078 del Código Civil es inconstitucional al confrontar materialmente con el art. 16 de la
Constitución Nacional”.
Por otro lado, el Dr. de Lázzari consideró “descalificable la solución que preconiza el art.
1078 del Código Civil, atento su irrazonabilidad, lo que conforma violación de lo dispuesto en el art
28 de la Constitución nacional”.
No mucho tiempo después, la Cámara Civil y Comercial de Mercedes, Sala I5, falló en el
mismo sentido que la Suprema Corte de Buenos Aires, declarando de oficio la inconstitucionalidad
del artículo 1078 del Código Civil, afirmando que “corresponde declarar la inconstitucionalidad del
art. 1078 del Código Civil en cuanto limita la legitimación activa para el reclamo del daño moral a
los damnificados indirectos, pues, si se admite que existe un derecho constitucional a la
reparación, el mismo no puede ser desnaturalizado en su contenido esencial por la ley que lo
reglamente a riesgo de traspasarse el límite que el constituyente pone al legislador por medio del
art 28”
.
Se discute si la inconstitucionalidad procede únicamente a pedido de parte interesada o si
la misma puede declararse de oficio. Una doctrina considera que debido a que se trata de
derechos disponibles por las partes, la declaración oficiosa no sería procedente. La Dra. Zavala de
González sostiene que “la inconstitucionalidad sólo procede a petición de parte, por tratarse de
intereses disponibles, sin trascendencia institucional (tan es así que un titular con derecho
reconocido podría decidir no hacerlo valer)”16. En esa línea, se encuentra el fallo dictado por la

15
SC Buenos Aires, 2007/05/16, L. A.C. y otro c. Provincia de Buenos Aires y otro, RCyS, Año IX, Nº 6, junio de 2007, p. 47.
16
Zavala de González, Matilde, Indemnización del daño moral por muerte, p. 66.

Materia: Derecho Privado VIII (Daños)


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Profesora: Florencia Librizzi
Cámara de Apelaciones, Civil, Comercial y Laboral de Venado Tuerto, “Arbaiza, Rodolfo Aníbal c.
Giménez, Jorge Alberto y otros s. Daños y Perjuicios”17, en el cual se puse en evidencia la falta de
petición por parte interesada de la declaración de inconstitucionalidad para denegar resarcimiento
del daño moral sufrido por los progenitores debido a la grave incapacidad de su hija.

17
CACCL, Venado Tuerto, 23.04.2003, Arbaiza c. Giménez y otros s. Daños y Perjuicios, Lex Fori Nros. 71 y 72.

Materia: Derecho Privado VIII (Daños)


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Profesora: Florencia Librizzi
UNIDAD 2: SISTEMAS DE RESPONSABILIDAD CIVIL. PROBLEMAS
DE DELIMITACIÓN

2.1. RESPONSABILIDAD CONTRACTUAL (OBLIGACIONAL) Y


EXTRACONTRACTUAL (AQUILIANA).

2.1.1. Concepto
Nuestro Código Civil, al igual que los de su época consagró un doble régimen de
responsabilidad: el correspondiente al incumplimiento obligacional (contractual) y el de la
responsabilidad aquiliana (extracontractual).

2.1.2. Evolución histórica de la distinción


En el siglo XIX la mayoría de los códigos civiles establecieron la distinción entre los dos
regímenes de responsabilidad civil. En la actualidad este distingo está perdiendo vigencia, tal
como veremos a lo largo de esta unidad. A fin de profundizar las cuestiones históricas relativas a
esta distinción, ver la bibliografía obligatoria18.

2.1.3. Sistema del Código Civil Argentino. Deslinde de ambas órbitas.


Responsabilidad Contractual (Obligacional) y Responsabilidad
Extracontractual (Aquiliana)

El Código Civil Argentino estableció un régimen doble de responsabilidad civil. En primer


lugar, encontramos la órbita correspondiente al incumplimiento obligacional (normalmente llamado
contractual) y en segundo lugar la responsabilidad aquiliana (o extracontractual).
Tal como explican Pizarro y Vallespinos19 ha sido debatida en la doctrina argentina
respecto de la terminología y la conceptualización de dichas categorías.
Una primera doctrina considera responsabilidad contractual a la derivada de un
incumplimiento de una obligación con origen en un contrato válido. De acuerdo a dicha tesitura,
todos los demás supuestos (vgr. el incumplimiento de una obligación legal, etc.) quedarían
atrapados dentro de la categoría de responsabilidad extracontractual o aquiliana.
Una posición más amplia admite que la responsabilidad contractual devenga no sólo ante
el supuesto mencionado supra, sino ante la violación de una obligación preexistente, cualquiera
sea su fuente. En otras palabras, no sólo en caso de que la obligación incumplida provenga de un
contrato, sino también de una obligación con fuente diferente, como podría por ejemplo ser una
legal. Por tal razón, recomendarán dichos autores, es más apropiado nominarla responsabilidad
obligacional.
En ese sentido cabe destacar que no es la fuente lo que hace que la responsabilidad sea
extracontractual u obligacional, sino el carácter de obligación preexistente y específica. En
cambio, en caso de responsabilidad extracontractual, la misma será derivada del incumplimiento
del deber genérico de no dañar (neminen laedere). Esta última categoría es la regla en materia de
responsabilidad civil.

18
PIZARRO, RAMON DANIEL – VALLESPINOS, CARLOS GUSTAVO, Ob. Cit. T. II Pág. 466y ss
19
PIZARRO, RAMON DANIEL – VALLESPINOS, CARLOS GUSTAVO, Ob. Cit. T. II Pág. 468 y ss

Materia: Derecho Privado VIII (Daños)


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Profesora: Florencia Librizzi
En consecuencia, existen dos grandes tipos de responsabilidad que pasaremos a analizar
detalladamente.

2.2. EL DOBLE RÉGIMEN DE RESPONSABILIDAD EN NUESTRO


CÓDIGO CIVIL
Tal como mencionamos supra, existe un doble régimen de responsabilidad consagrado en
el Código Civil Argentino. Estudiemos las diferencias entre ambos regímenes.

2.2.1. Diferencias de régimen

a) La responsabilidad obligacional

La responsabilidad obligacional es de carácter específico y regula el incumplimiento de una


obligación preexistente sin importar la fuente. En esta categoría de responsabilidad por
incumplimiento, se sustituye por vía de modificación el objeto de la prestación debida o se
adiciona a la obligación preexistente.
Por ejemplo, imaginemos que María y Juan se están por casar, contratan un servicio de
catering y la empresa no cumple con la obligación de servir la bebida y la comida el día de su
casamiento. En este caso, se configurará un incumplimiento definitivo (tal como veremos en el
módulo II) y podrán solicitar el resarcimiento correspondiente al daño y perjuicio sufrido. De ese
modo, el objeto de la prestación originaria (el servicio de catering) será sustituido por la suma de
dinero que la empresa de catering deberá pagar a los damnificados. Sin embargo, también podría
suceder que el incumplimiento no sea definitivo, y que pueda ser realizado tardíamente con
interés del acreedor. En tal caso, al objeto de la prestación se le puede adherir una suma dineraria
correspondiente al resarcimiento por los daños causados por el incumplimiento defectuoso. Todos
estos conceptos los profundizaremos más adelante.

b) La responsabilidad extracontractual

La responsabilidad extracontractual es de carácter residual. Es decir que toda


responsabilidad que no sea obligacional (contractual), es extracontractual, ya que implica la lesión
al deber general de no dañar a otro.
En la responsabilidad extracontractual, a diferencia de la responsabilidad obligacional, el
deber de resarcir el daño implica una nueva relación jurídica obligatoria. Como ejemplo de este
tipo de responsabilidad podemos poner el caso de un peatón que al cruzar la calle se ve
embestido por un ómnibus. Dado que no hay una relación obligatoria preexistente entre el peatón
y la empresa de transporte, la responsabilidad civil recaerá en la esfera extracontractual.
Por el contrario, si el lesionado hubiera sido transportado por la empresa de transporte, al
existir una relación obligatoria preexistente (contrato de transporte) la responsabilidad será por
regla obligacional. Sin perjuicio de ello, y como veremos seguidamente, queda la posibilidad de
opción si el hecho dañoso degenerara en delito criminal.

c) Superación doctrinaria del distingo entre responsabilidad contractual


y extracontractual.

Materia: Derecho Privado VIII (Daños)


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Profesora: Florencia Librizzi
Existe una tendencia moderna a la unificación conceptual de la responsabilidad civil en su
función resarcitoria, ya que en la actualidad la misma no se justifica. Sin embargo, lo cierto es que
nuestro ordenamiento jurídico lo consagra. Diversos proyectos de reforma han intentado unificar
ambas órbitas, si bien eso no ha sucedido, podemos analizar las diferencias reales y aparentes
entre ellas. Ver evolución doctrinaria en bibliografía obligatoria (Pizarro – Vallespinos T. II Pág.
472 y ss.).

c.1) Diferencias reales

RESPONSABILIDAD RESPONSABILIDAD
CONTRACTUAL EXTRACONTACTUAL
Regla: Diez años (art. 4023 C.C.) Dos años (art. 4037 C.C.)
PRESCRIPCIÓN salvo régimen particular.
LIBERATORIA
Más acotada que en la Más amplia que en la responsabilidad
EXTENSIÓN DEL responsabilidad extracontractual. contractual.
RESARCIMIENTO a) Incumplimiento obligacional Cualquiera sea el factor de atribución
culposo o en (subjetivo u objetivo) se responde
responsabilidad objetiva: se siempre por:
debe reparar hasta las a) Las consecuencias inmediatas
consecuencias inmediatas y (art. 903 C.C.)
necesarias del b) Las consecuencias mediatas
incumplimiento (art. 520 previsibles (art. 904 C.C.).
C.C.) c) En caso de delito se puede
b) Incumplimiento doloso: extender hasta las
Además de las inmediatas, consecuencias casuales, si han
las mediatas (art. 521 C.C.) sido previstas y queridas al
En ningún caso se responde por momento de efectuar el hecho
consecuencias causales. (art. 905 C.C.)

c.2) Diferencias aparentes


RESPONSABILIDAD RESPONSABILIDAD
CONTRACTUAL EXTRACONTACTUAL
Antes de Ley 17.711 la La mora se produce de pleno
CONSTITUCIÓN EN interpelación era necesaria como derecho.
MORA regla para constituir en mora.
Luego de la reforma del art. 509
C.C. la regla es la mora
automática.
Tradicionalmente, la culpa del La doctrina clásica ensañaba que la
PRUEBA DE LA deudor se presume por el culpa del autor del daño debe ser
CULPA incumplimiento. Esta diferencia probada por el damnificado. Esta
está superada por la doctrina de diferencia está superada por la
las pruebas dinámicas. (Se doctrina de las pruebas dinámicas.
profundizará más adelante).
En principio no se reconocía esta Rige el art. 1069 C.C. por el cual el
ATENUACIÓN DE posibilidad en la responsabilidad juez puede atenuar en razón de

Materia: Derecho Privado VIII (Daños)


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Profesora: Florencia Librizzi
LA contractual. Sin embargo la equidad la indemnización de un daño
RESPONSABILIDAD doctrina actual la reconoce causado por un cuasidelito.
siempre que no medie dolo del
sindicado como responsable.
Según una doctrina el daño moral Según la misma doctrina, es
DAÑO MORAL es más excepcional en este tipo imperativa en materia aquiliana (art.
de responsabilidad (art. 522 C.C.) 1078 C.C.).
No parece lógico, actualmente la
reparación del daño moral se
produce de igual manera en
ambos ámbitos.
La doctrina actualmente reconoce Se encontraba una diferencia
DAÑOS CAUSADOS que en materia contractual pesa sustancial en la responsabilidad
POR EL HECHO DE sobre el deudor una obligación de objetiva ya que el hecho de las
LAS COSAS seguridad, de tipo objetivo, por la cosas, está regulado en el art. 1113
utilización de cosas durante el C.C. que corresponde a esta esfera,
curso o ejecución de un contracto. con lo cual el art. 1107 C.C. no
La diferencia está superada. permite su aplicación en el régimen
contractual.
Los criterios que rigen la validez o Los criterios que rigen la validez o
CLÁUSULAS invalidez de las cláusulas que invalidez de las cláusulas que
LIMITATIVAS DE excluyen o limitan la excluyen o limitan la responsabilidad
RESPONSABILIDAD responsabilidad son idénticos en son idénticos en ambas esferas, son
ambas esferas, son la afectación la afectación del orden público, la
del orden público, la mora y las mora y las buenas costumbres.
buenas costumbres.
La doctrina y la jurisprudencia Prevista en el art. 907 C.C.
INDEMNIZACIÓN consideran que la indemnización correspondiente a la esfera
DE EQUIDAD por equidad procede igualmente extracontractual.
en esta órbita.

2.2.2. La opción aquiliana ante el incumplimiento obligacional. El art.


1107 del Código Civil.

Las dos esferas de responsabilidad civil indicadas supra tienen su régimen jurídico propio.
En concreto:

RESPONSABILIDAD CONTRACTUAL INCUMP. DE LAS OBLIG. EN GRAL


(OBLIGACIONAL)
Arts. 505 a 514 C.C.
Arts. 519 a 522 C.C.

OBLIG. DE DAR SUMAS DE DINERO


Arts. 616 a 624 C.C.

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RESPONSABILIDAD EXTRACONTRACTUAL RESP. POR HECHOS ILÍCITOS
(AQUILIANA)
Arts. 901 y ss. C.C.
Arts. 1066 y ss. C.C.

El art.1107 del Código Civil establece que: “Los hechos o las omisiones en el cumplimiento
de las obligaciones convencionales no están comprendidos en los artículos de este título, sino
degeneran en delitos de derecho criminal”. Este artículo ha generado diversas interpretaciones
que veremos a continuación.

2.2.3. Discusión doctrinaria sobre el cúmulo y la opción. Sistema del


Código Civil
El art. 1107 C.C. ha generado un caluroso debate doctrinario:

a) La doctrina mayoritaria: Entiende que en caso de que el incumplimiento


obligacional configure al mismo tiempo un delito del Derecho Penal (vgr. un médico que dentro del
quirófano, por grave negligencia e impericia causa la muerte de su paciente) el damnificado (los
damnificados indirectos en este caso, ya que el paciente fallece) podrá optar según su criterio por
el régimen de responsabilidad contractual (proveniente de contrato que había celebrado con el
médico para que lo cure) o extracontractual (derivado del deber genérico de no dañar, y por la
configuración del delito del Derecho Penal correspondiente al homicidio culposo). Otros ejemplos
para ilustrar este caso se encuentran en la bibliografía obligatoria (Pizarro – Vallespinos T. II Pág.
471).
En ese sentido, esta doctrina entiende que la víctima puede optar por la órbita de
responsabilidad que prefiera sin poder acumular los regímenes. En otras palabras, podrá elegir la
aplicación de una u otra regulación legal en su totalidad, sin poder elegir lo más conveniente de
cada régimen. Como se puede observar, el art. 1107 C.C. constituye una barrera entre ambos
regímenes contractual y extracontractual.

b) La doctrina minoritaria: Entiende que no hay opción posible y que en cambio la ley
consagra dos regímenes totalmente separados que obstan a cualquier tipo de decisión voluntaria
por parte del damnificado. Es decir que en caso que el hecho fuera un delito criminal, la
responsabilidad extracontractual excluiría a la contractual.

2.2.4. La cuestión en el Derecho del Consumidor

La relación jurídica de consumo es definida normativamente por el art. 3 de la ley 24.240 y


es el vínculo jurídico existente entre el consumidor y el proveedor. El legislador de la ley 26.361
adecuó los términos de la ley 24.240 al mandato constitucional, que protege a los consumidores y
usuarios en el contexto de la relación de consumo, concepto que excede el marco del contracto
del consumo.
En efecto, la Constitución Nacional en su art. 42 establece una noción amplia de
consumidor y usuario abarcando el ámbito contractual y extracontractual, ya que se refiere en
forma genérica de relación de consumo, reconociéndole derechos a la protección de su salud,

Materia: Derecho Privado VIII (Daños)


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seguridad e intereses económicos y a una información adecuada y veraz, a la libertad de elección
y a condiciones de trato equitativo y digno.
Teniendo en cuenta la vulnerabilidad del consumidor o usuario como sujeto de consumo y
suponiendo una relación de asimetría, el derecho de consumo tiene en miras la protección de este
sujetote derecho. Todo ello, por medio de un conjunto de normas y principios que regulan estas
relaciones jurídicas de consumo. Dadas las condiciones de la realidad económica a la cual el
derecho debe adecuarse, esta disciplina participa de un dinamismo y flexibilidad particular.
La nueva redacción dada por la Ley 26.361 amplía la aplicación de esta normativa a
cualquier contratación sea a título gratuito u oneroso en la que participen el consumidor o el
proveedor de bienes o servicios, sin interesar el objeto contractual. Lo que interesa en una ley de
este tipo es que la misma logre incluir todas las situaciones en las cuales el sujeto consumidor o
usuario puede ser afectado. Esto es antes, durante y luego de contratar, tanto por medio de un
ilícito extracontractual, o un incumplimiento obligacional.
En efecto, si bien el contrato es una de las fuentes de obligaciones, no es la única forma que
puede generarse la obligación resarcitoria. Hay que tener en cuenta que en muchas ocasiones las
consecuencias jurídicas de esa celebración contractual puede dañar a otras personas ajenas al
contrato. Por ejemplo, si Pablo solicita comida a un delivery ya que sus amigos están por venir a
visitarlo, y al momento de cenar, él y todos sus amigos se intoxican debido al mal estado de los
alimentos, nos encontraríamos en una situación que se ha originado en el marco de una relación
de consumo, independientemente de la naturaleza contractual (que podríamos señalar respecto
de Pablo, quien celebró el contrato de consumo) o extracontractual (respecto de sus amigos).
En tal sentido, la jurisprudencia se ha pronunciado en el sentido de que “aún cuando no exista
una relación contractual entre la firma prestadora del servicio de cajeros automáticos que retuvo
una tarjeta de débito y el titular de la misma, no debe excluirse por ello la aplicabilidad de la ley
24.240 desde que la relación de consumo es un concepto más amplio que abarca todas las
circunstancias que constituyen un antecedente o son una consecuencia de la actividad
encaminada a satisfacer la demanda de bienes y servicios para destino final de consumidores y
usuarios.”20
Respecto de la prescripción liberatoria de las acciones legales, el art. 50 de dicha ley expresa:
“Prescripción. Las acciones y sanciones emergentes de la presente ley prescribirán en el término
de tres años. La prescripción se interrumpirá por la comisión de nuevas infracciones o por el inicio
de las actuaciones administrativas o judiciales”.

2.2.5. Tendencia a la unificación de ambas órbitas. Proyectos de


reforma al Derecho Privado y al derecho comparado. Nociones.

La unificación de los dos regímenes estudiados ha sido proclamada por la doctrina


nacional. Las recomendaciones en Jornadas y Congresos son numerosas21:
a) III Congreso Nacional de Derecho Civil (Córdoba, 1961)
b) V Jornadas Nacionales de Derecho Civil (Rosario, 1971)
c) Jornadas Australes de Derecho Civil (Comodoro Rivadavia, 1986)
d) III Jornadas Sanjuaninas de Derecho Civil (1986)
e) XII Jornadas Nacionales de Derecho Civil (Bariloche, 1989)
Asimismo, esta es la tendencia que prima en el derecho comparado, especialmente en
Italia, Suiza y Portugal.
Diversos proyectos de reforma han reflejado la misma consigna:

20
Cámara Federal de Apelaciones de Mar del Plata, 18/06/2009, “Red Link c. D.N.C.I. DISP. 544/07 y otros”, LLBA 2009, 662.
21
PIZARRO, RAMÓN DANIEL – VALLESPINOS, CARLOS GUSTAVO, Ob. Cit. T. II Pág.476.

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Profesora: Florencia Librizzi
a) Proyecto de Código Único de 1987.
b) Proyecto de Unificación de la Legislación Civil y Comercial de 1993.
c) Proyecto de Reforma al Código Civil Decr. 468/92.
d) Proyecto de Unificación de 1998.

2.3. RESPONSABILIDAD PRECONTRACTUAL Y POSCONTRACTUAL.

Dos cuestiones más han sido profundamente analizadas por los juristas y son las que
respectan a los daños generados a uno de los contratantes sea en un período precontractual o
poscontractual. Veremos aquí las principales características de ambos supuestos:

2.3.1. al 2.3.6. Responsabilidad precontractual. Concepto. Fundamento.


Supuestos. Requisitos. Legitimación activa. Extensión del
resarcimiento.
La responsabilidad precontractual puede surgir ante diversas situaciones. Entre ellas
encontramos en caso de anulación del contrato con culpa en alguna de las partes; cuando el
contrato no se llega a celebrar por retiro de la oferta de alguno de los negociantes con perjuicio en
la otra parte; ante la muerte o incapacidad de alguno de los futuros contratantes con perjuicio en el
otro negociante. Existen diversas doctrinas que intentan encontrar una justificación a la
responsabilidad civil en un período anterior a la formación del consentimiento. Para profundizar al
respecto, ver la bibliografía obligatoria (Bustamante Alsina, Pág. 102 a 106)

DOCTRINAS CONTRACTUALISTAS DOCTRINAS EXTRACONTRACTUALISTAS

VON IHERING

-Los primeros estudios al respecto los realizó Las teorías extracontractualistas, por su parte,
Von Ihering. Se plantea el caso de una poseen diferentes fundamentos:
compraventa en la cual el futuro comprador
incurre en un error esencial al formular la oferta -La responsabilidad es de tipo aquiliano. En
consignando una cantidad superior a la Argentina apoyan estas ideas BUSSO, COLMO
deseada. Una vez probado el error, el contrato y LAFAILLE, encontrando fundamento en el art.
se anula. La pregunta es quién soporta los 1109 C.C. considerando la ruptura intempestiva
gastos que se produjeron con motivo del un supuesto de hecho culposo.
contrato (vgr. Fletes, embalaje, etc.). Ihering
señala que la culpa se produjo previo a la - WINSCHEID considera que el retiro de la
formación del contrato como consecuencia de oferta constituye un caso de responsabilidad
la conducta de una de las partes, mientras legal. Otros consideran que tiene su fuente en
estaba por contratar. A esto lo llamó culpa “in la voluntad unilateral y también en el abuso del
contrayendo” consistente en violar la diligencia derecho.
que las partes deben observar incluso antes de
estar celebrado el contrato. El deber de -El Código Civil Argentino no contempla este
diligencia comienza con la oferta. Las tentativas tipo de responsabilidad, sin embargo pareciera
anteriores no generan responsabilidad alguna. que no escapa del artículo 1109 C.C. debido a
La responsabilidad es de tipo contractual. La la conducta culposa del negociador que se
extensión del resarcimiento es del “interés aparta de las tratativas o en razón de motivar la
negativo”. El “interés positivo” o de celebración de un contrato con causas de
“incumplimiento” es el que tiene un acreedor nulidad. Por tal razón debe resarcir el daño de

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Profesora: Florencia Librizzi
ante el incumplimiento de un contrato válido. En la contraparte.
cambio en el caso señalado, el “interés
negativo” o “de confianza” consiste en el daño - Se excluyen de estos principios los casos que
sufrido por haber confiado en la validez el se rigen expresamente por ley debido al ius
negocio. En consecuencia se deberá el daño revocandi en materia de ofertas contractuales
sufrió, poniéndolo en las condiciones que se (art. 1150 y 1156 C.C.) El artículo 1056 del
hallaría de no haberse realizado las tratativas Código Civil dispone: "Los actos anulados,
que llevaron al contrato nulo. aunque no produzcan los efectos de actos
jurídicos, producen sin embargo, los efectos de
RESPONSABILIDAD PRECONTRACTUAL los actos ilícitos, o de los hechos en general,
(Gabrielle Fagella) cuyas consecuencias deben ser reparadas".
Ello permite considerar que en estos casos son
El jurista italiano Gabrielle Fagella estudió aplicables las normas que rigen la
asimismo esta cuestión rechazando las ideas responsabilidad extracontractual en cuanto a la
de Ihering. En su trabajo divide el período extensión del resarcimiento.
anterior a la celebración contractual en dos
etapas. La primera sucede antes de que se Por tales razones, la reparación alcanzaría a
produzca la oferta y está subdividida en dos aquellos daños que sean consecuencias
etapas más: las negociaciones preliminares y la inmediatas y mediatas del comportamiento
negociación que tiene por objeto concretar la culposo del contratante (art. 901 a 904 C.C). En
oferta definitiva. La segunda etapa es entre la cuanto al lucro cesante, también deberá ser
oferta y la celebración del contrato. En motivo del resarcimiento siempre que constituya
cualquiera de estos momentos puede existir un daño cierto. De tal modo habrá que
responsabilidad si la ruptura de las determinar la mayor o probabilidad de
negociaciones es intempestiva. La justificación ganancia, lo cual implicará el resarcimiento por
de esta solución no reside en la culpa, sino en “pérdida de chance”.
la lesión de un acuerdo expreso o tácito de las
partes de entablar negociaciones. No requiere
culpa ni dolo, la mera separación arbitraria e
injustificada alcanza. La extensión del
resarcimiento incluye el daño emergente, pero
no el lucro cesante.

La doctrina francesa que comparte la tesis


contractualista está compuesta por Saleilles,
Demolombe y Planiol.

2.3.7. La llamada responsabilidad postcontractual. Nociones.

En el Derecho Romano ya se consideraba al contrato como una de las fuentes de


obligaciones. Normalmente luego de la celebración de un contrato, las partes ejecutan sus
obligaciones, para luego dar por cumplido dicho contrato. De allí que el concepto de
responsabilidad postcontractual parece extraño a la circunstancia antes expresada.

Materia: Derecho Privado VIII (Daños)


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Alguna doctrina ha expresado que la responsabilidad postcontractual es aquella que surge
ya sea luego del contrato, o lateral a él, cuando se violan los deberes de fidelidad de un
dependiente, y que esta circunstancia genera una obligación resarcitoria22.
Mosset Iturraspe23 nos enseña que la responsabilidad postcontractual se encuentra fuera
del contrato o en forma marginal, es decir a su costado, luego de la extinción del contrato.
Picasso24, por otro lado, considera que la responsabilidad postcontractual tiene sentido
solamente por oposición al concepto de "responsabilidad precontractual”, y su utilidad reside en
dar a entender aquellas situaciones de responsabilidad que se presentan una vez que el contrato
ha producido sus efectos principales.
Se nos plantea ahora el inconveniente de determinar la naturaleza jurídica de la
responsabilidad postcontractual.

TEORÍAS EXTRACONTRACTUALISTAS TEORÍAS CONTRACTUALISTAS


Autores como Le Tourneau y Cadiet25 explican Otra doctrina ha sostenido (Alterini) que el
que debido a que el contrato se encuentra carácter de postcontractual denota simplemente
extinguido, la responsabilidad postcontractual la cuestión temporal, o en otras palabras lo que
tiene que ser extracontractual, con fundamento es ulterior al cumplimiento de las obligaciones
en el deber genérico de no dañar (art. 1109 principales de un contrato. Eso no quiere decir
C.C.). que tales obligaciones secundarias o
Sin embargo no parece razonable ya que la accesorias sean extrañas al contrato.
teoría extracontractualista se funda en el caso De allí se infiere que dicha responsabilidad es
de un contrato que no ha existido. En este caso, netamente contractual.
el contrato ha existido, ha sido válido, y alguna De acuerdo con la postura señalada, tanto esté
de sus obligaciones perdura, de tal forma que pactado dentro del contrato como cuando no, la
se genera una responsabilidad postcontractual. responsabilidad por lo dicho anteriormente,
tanto cuando se haya pactado especialmente
una cláusula de éstas como cuando no, sería
contractual. Esto se debe a que la obligación de
ajustarse a la buena fe continúa aún luego de
estar extinguido el contrato.

Como ejemplos de este tipo de responsabilidad podemos pensar en aquellos contractos


que suponen el mantenimiento de un secreto profesional o técnico aún luego de la conclusión del
contrato (vgr. Contrato de franquicia, asistencia médica, contrato de trabajo, etc.).

La extensión del resarcimiento va a incluir el daño emergente, es decir todos los gatos que
haya tenido que realizar el damnificado, y el lucro cesante siempre y cuando el mismo sea cierto,
aún en calidad de pérdida de chance.

22
Autos: “Coprave SA c/ Asociación de Cooperativas Coop. Limitada. 30/12/1981. Mag.: Martire, Williams, Morandi.-
23
Mosset Iturraspe Jorge, “Contratos”, Parte General, Pág. 428

24
Picasso Sebastián “La Responsabilidad Pre y Postcontractual en el Proyecto de Código Civil de 1998”, Publicado en Picasso,
Sebastián - Wajntraub, Javier - Alterini, Juan Martín (Coordinadores), Instituciones de Derecho Privado Moderno. El Proyecto de
Código Civil de 1998, Buenos Aires, 2001.-

25
Trigo Represas Felix A. y Lopez Mesa Marcelo, ob. cit.

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UNIDAD 3: PRESUPUESTOS DE LA RESPONSABILIDAD CIVIL POR
DAÑOS – EL DAÑO RESARCIBLE

Para que se configure la responsabilidad civil existen ciertos presupuestos que deben estar
presentes. Ellos son: el daño, la relación de causalidad, el factor de atribución (objetivo o
subjetivo) y la antijuridicidad. Ahora nos ocuparemos el daño:

3.1. EL DAÑO

3.1.1. Concepto. Distintas doctrinas.


El concepto de daño es de fundamental importancia en esta materia ya que de su
definición dependerán los límites cualitativos y cuantitativos del derecho del damnificado y de la
obligación de resarcir del sindicado como responsable.
Existen diversas teorías con enfoques encontrados al respecto (Ver Pizarro- Vallespinos,
T. II Pág. 637 y ss.)

DOCTRINA QUE IDENTIFICA DOCTRINA QUE IDENTIFICA DOCTRINA QUE TOMA EN


DAÑO CON LESIÓN AL UN DAÑO CON LESIÓN UN CUENTA EL RESULTADO DE
DERECHO SUBJETIVO INTERÉS LEGÍTIMO LA ACCIÓN QUE CAUSA EL
DETRIMENTO
Concepto: Concepto: -Concepto:
-El daño consiste en una lesión -El daño es la lesión a un Se debe realizar una distinción
a un derecho patrimonial o interés que es presupuesto de entre lesión (o daño en sentido
extrapatrimonial. un derecho. amplio) y daño resarcible.
-Esta teoría guarda relación -La distinción entre daño a) Daño en sentido amplio: es
con la división de los derechos: patrimonial y moral no se la ofensa o lesión a un derecho
así en caso que se lesione un encontraría en la diferente o interés no ilegítimo sea
derecho patrimonial, se calidad del derecho lesionado, patrimonial o extrapatrimonial.
generaría un daño patrimonial; sino en el interés diverso que b) Daño resarcible (art. 1068,
y por el contrario en caso de es presupuesto de ese 1069 y conc.) que no se
lesionarse un derecho derecho. identifica con la sola lesión a
extrapatrimonial, el daño un derecho de índole
resultante debería ser moral. patrimonial o extrapatrimonial
sino que es la consecuencia
perjudicial de tal lesión. Existe
una relación de causa efecto
entre una y otra.
Críticas: -Críticas:
-No es correcto que la lesión a -Existen discrepancias respeto
un derecho extrapatrimonial de la extensión que se le
cause un daño de esa asigna al concepto “intereses
naturaleza, ni la lesión a un extrapatrimoniales”. Algunos le
derecho patrimonial arroje un dan un sentido muy amplio que
daño patrimonial (vgr. Una excede la espiritualidad de la
lesión a la integridad física persona, con lo cual podrían
puede generar un daño moral ser titulares las personas
y patrimonial). jurídicas. Otros solamente
consideran extrapatrimonial a

Materia: Derecho Privado VIII (Daños)


21
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Profesora: Florencia Librizzi
aquellos intereses del espíritu.
- Asimismo esta doctrina
también confunde las
expresiones “daño en sentido
amplio” y “daño resarcible”.

3.1.2. Requisitos del daño resarcible

Como anticipábamos en el punto anterior al referirnos al daño desde la doctrina que toma
en cuenta el resultado o la consecuencia de la acción que causa el detrimento, el daño resarcible
no es cualquier tipo de daño. Para que el mismo sea susceptible de resarcimiento debe cumplir
con ciertos requisitos.

a) El daño debe ser cierto:

El daño es cierto cuando puede constatarse su existencia en forma cualitativa, aún cuando
no pueda determinarse su magnitud con precisión. Este requisito tiene relación con la
consecuencia que genera la acción lesiva y con la índole del interés lesionado. Un daño cierto es
lo opuesto a un daño eventual o hipotético que no son aptos para generar resarcimiento.
Si el daño es actual, es decir que ya se ha generado al momento de dictar sentencia, la
tarea del juez de valorar su existencia cualitativa y cantidad podrá ser realizada en términos de
certeza. Por ejemplo, si una persona resulta con daño consistente en la quebradura de una pierna
debido a un accidente de tránsito, en el caso concreto el juez podrá determinar lo que
corresponda en concepto de daño patrimonial y extrapatrimonial con un grado de certidumbre
bastante alta. Ahora bien, si por el contrario una lesión en el rostro en una niña de diez años
podría menoscabar sus posibilidades de contraer matrimonio, con lo cual podría haber un daño
moral mayor al que a priori puede generar una herida de este tipo. Sin embargo, este daño sería
futuro, ya que se producirá con posterioridad al dictado de la sentencia. En estos casos, al ser el
daño futuro la cuestión se complica un poco más ya que existe un grado de aleatoriedad mayor.
De todos modos, siempre que en función de las circunstancias concretas exista una probabilidad
suficiente que ese daño se produzca, el mismo será considerado un daño futuro.
Normalmente las mayores dificultades se observan respecto del daño moral, cuya prueba
suele ser inferida por vía de presunciones o indicios.

La pérdida de chance

Se configura la pérdida de chance cuando se frustra una posibilidad de obtener un


beneficio, o evitar un menoscabo, sea de índole patrimonial o moral. La chance es una
circunstancia aleatoria, pues no se puede afirmar que de no haberse producido el evento
perjudicial el sujeto hubiera alcanzado el beneficio o evitado el perjuicio.
La pérdida de chance es resarcible y para ello se realiza un juicio de valoración de acuerdo
al grado de probabilidad objetiva sobre las circunstancias del caso.
Para ello, la chance debe ser real y seria, no una mera conjetura.
La doctrina también ha reconocido en ciertos casos que la pérdida de chance pueda ser
aplicada en caso de daño moral. El supuesto más frecuente es el mencionado supra, es decir la
pérdida de chances matrimoniales. Asimismo, también pueden ser supuestos configurativos de
pérdida de chances la disminución de posibilidades intelectuales, o deportivas futuras; la
posibilidad de mantener relaciones sociales con otras personas, etc.

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La reparación de la pérdida de chance es integral, al igual que la de todo daño resarcible.
Sin perjuicio de ello, deberá determinarse el monto a indemnizar, para lo cual deberá valorarse:
cuál hubiera sido la situación si la chance se hubiera producido, la probabilidad de producción, el
monto de beneficio que hubiera conseguido o de perjuicio que hubiera evitado, etc.

b) El daño debe ser personal

Sólo la persona que sufre el perjuicio patrimonial o moral de modo directo o indirecto, se
encuentra en posición de demandar la reparación. El daño personal puede ser directo o indirecto.
Es directo cuando el titular del interés afectado es la víctima del ilícito, mientras que es indirecto
cuando el perjuicio propio alegado por el acto es consecuencia de una afectación a bienes
patrimoniales o extrapatrimoniales de otra persona. Un ejemplo de daño directo sería en caso de
que una persona reclame el resarcimiento por una lesión psicofísica que él mismo experimentó;
sería en cambio daño indirecto en caso de que una demandara por el daño propio a raíz de la
muerte de su hija.

c) Lesión a un simple interés no ilegítimo

Para que el daño sea resarcible, deberá provenir de la afectación a un interés no ilegítimo
del damnificado. Este tópico ha generado diversas posturas:

LESIÓN A UN DERECHO SUBJETIVO O A LESIÓN A UN SIMPLE INTERÉS NO


UN INTERÉS JURÍDICAMENTE PROTEGIDO ILEGÍTIMO
Esta doctrina requiere para la configuración del Esta doctrina, más flexible, considera que es
daño resarcible la lesión a un interés suficiente para la configuración del daño
jurídicamente protegido o a un derecho resarcible que el hecho dañoso lesione un
subjetivo. interés no ilegítimo.
-Premisa: Evitar una que existan excesivos Consideramos que ésta es la postura que
damnificados a raíz de un hecho dañoso. guarda mayor armonía con la letra y el espíritu
-Dicen sustentar esta postura: de nuestro sistema jurídico, además de los
a) Respecto del daño patrimonial en el art. 1068 principios modernos del derecho de daños.
C.C. como limitación al art. 1079 del C.C. Existen muchos ejemplos que ilustran la
b) Respecto del daño moral ponen énfasis en el importancia de esta visión. Entre ellos el caso
art. 1078 C.C. y su limitación en materia de del menor huérfano que es cuidado, sostenido,
legitimados activos. alimentado y educado por un pariente. Ante la
muerte del mismo, motivo de un hecho ilícito del
cual es responsable un tercero, parece lógico
admitir que el daño del menor debe ser
resarcible.

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d) Subsistencia del daño

El daño debe subsistir al momento de sentenciar. Por lo tanto, si el daño ha sido


indemnizado con anterioridad al dictado de la sentencia (sea por pago o por cualquiera de los
modos extintivos de las obligaciones) la pretensión de reparación no corresponde.

3.1.3. Prueba
La prueba del daño patrimonial y de su cuantía pesa sobre quien alega su existencia. Rige
al respecto la amplitud en los medios probatorios. Se debe probar la cuantía y la calidad del
mismo26. Respeto de la prueba del daño moral, nos remitimos a lo que analizaremos Infra.

3.1.4. Daño y amenaza de daño

Para que exista responsabilidad civil es necesaria la causación de un daño por regla, ya
que el mismo constituye un presupuesto básico para su configuración. Sin perjuicio de ello, la
amenaza de daño puede tener consecuencias jurídicas especialmente en cuestiones de derecho
ambiental, tal como lo veremos en la unidad correspondiente.

3.2. DIFERENTES CLASES DE DAÑOS

El daño experimentado por una persona puede ser de naturaleza patrimonial, o


extrapatrimonial o moral. El daño resarcible, como estudiamos supra, no es la lesión a un derecho
de naturaleza patrimonial o extrapatrimonial, ni a un interés de esa índole, sino el detrimento de
valores económicos o patrimoniales (daño patrimonial) o una minoración en la subjetividad de la
persona de existencia visible (daño extrapatrimonial o moral).
Por ejemplo un mismo hecho dañoso cual puede ser la mutilación de ambas piernas por
parte de un joven de 25 años con motivo de un accidente laboral, va a generar un daño
patrimonial, consistente en el daño emergente (gastos hospitalarios, prótesis, atención médica,
etc.), lucro cesante (el salario que deje de percibir), etc.; y el daño moral, consistente en la
minoración sujetiva sufrida, el detrimento en su forma de sentir y pensar, con motivo del accidente.
Respecto de las otras clasificaciones de daño (daño emergente y lucro cesante,
compensatorio y moratorio, intrínseco y extrínseco, común y propio, directo e indirecto, previsible
e imprevisible, y actual y futuro) ver bibliografía obligatoria27.

3.2.1. Daños en la responsabilidad extracontractual: a) Daño directo e


indirecto

Conforme a una primera acepción que toma en cuenta el objeto del daño (art. 1068 C.C.)
daño directo es el que recae directamente sobre el patrimonio de la víctima. El daño indirecto, por
el contrario sería el que repercute sobre los bienes jurídicos extrapatrimoniales (vgr. derechos de
la personalidad). En ambos casos se puede generar un daño patrimonial o extrapatrimonial.

26
PIZARRO, RAMON DANIEL – VALLESPINOS, CARLOS GUSTAVO, Ob. Cit. T. II Pág. 670.
27
PIZARRO, RAMON DANIEL – VALLESPINOS, CARLOS GUSTAVO, Ob. Cit. T. II Pág. 660 a 666.

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Otra concepción, con mayor adhesión, considera que el daño directo es el que reclama la
víctima del ilícito extracontractual, y daño indirecto el que reclama una persona distinta de la
víctima del ilícito, que sufre un perjuicio propio pero derivado de aquél (art. 1079 C.C.)28

3.3. DAÑO MORAL

3.3.1 Concepto. Distintas doctrinas

El daño moral, tal como vimos en el apartado anterior, es la minoración en la subjetividad


de la persona que la afecta disvaliosamente en el espíritu, en su desarrollo y su capacidad de
entender, querer o sentir con motivo de una lesión a un interés no patrimonial. En consecuencia
del mismo, podemos decir que la persona padece un modo de estar diferente y “anímicamente
perjudicial”. Distintas doctrinas han interpretado el sentido y alcance del daño moral. (Ver Pizarro-
Vallespinos Pág. 640 y ss.).

3.3. 2. Discusión doctrinaria acerca de la reparabilidad del daño moral


Respecto de la reparabilidad del daño moral encontramos distintas doctrinas que a la vez
formulan distinciones dentro de la misma teoría. Para que quede claro vamos a exponer esto
gráficamente (ver Pizarro-Vallespinos Pág. 672 a 684):

1. Doctrina que niega que el daño moral sea reparable: 1.1. Tesis negativa clásica.
2.1. Tesis negativa moderna.
2. Doctrina de la pena o sanción ejemplar.
3. Doctrina del “resarcimiento” del daño moral.

TESIS NEGATIVA CLÁSICA TESIS NEGATIVA MODERNA


Postulado Postulado
Niega el resarcimiento del daño moral ya que Esta tesis parte de la cosmovisión de países
considera que ello sería violatorio de principios comunistas.
jurídicos y éticos. La mayoría de los ordenamientos jurídicos en
Tuvo cierto predicamento en el siglo XIX y aquellos países regularon de modo mínimo el
principios del siglo XX. daño moral. La concepción en aquella cultura
Desde el punto de vista jurídico se considera era de considerar el resarcimiento del daño
que la reparación del daño moral implicaría moral como otra manifestación del capitalismo
indemnizar un perjuicio inexistente. Sumado a que a todo le pone precio y lo cuantifica.
ello los parámetros para determinarlo serían Luego del derrumbe del comunismo, algunos
arbitrarios. códigos comenzaron a admitir en forma
En este sentido produciría un enriquecimiento moderada la posibilidad de reclamar el daño
indebido de la víctima. moral.
Desde un punto de vista ético se ha dicho que
“es inmoral y escandaloso” ponerle precio al
dolor.
Desde un punto de vista religioso implicaría la
negación del orden sobrenatural, y considerar la

28
PIZARRO, RAMON DANIEL – VALLESPINOS, CARLOS GUSTAVO, Ob. Cit. T. II Pág. 662.

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felicidad del hombre solamente respecto de los
valores terrenales.

Críticas
Esta teoría al reconocer solamente el daño
patrimonial, termina cayendo en el materialismo
que dice tratar de evitar.
Desconoce que la indemnización del daño
moral persigue alcanzar una satisfacción o
compensación jurídica para la víctima, de la
única forma posible (económicamente) aunque
sea imperfecta.
No existe enriquecimiento sin causa, ya que se
trata de la tutela de un interés no patrimonial.
El argumento de la dificultad de cuantificar el
daño moral es irrelevante. No es el único daño
difícil de cuantificar, ni este escollo es razón
para denegar el resarcimiento correspondiente.
Será necesaria la discrecionalidad de juez, pero
en base a la prudencia y sensibilidad del
magistrado.
Respecto al juicio de moralidad realizado por
esta teoría, denota una idea equivocada, se
puede hablar de moralidad en el caso concreto,
pero no de leyes inmorales que autoricen el
resarcimiento.
No corresponde realizar juicios religiosos en el
plano jurídico, ni imponer por medio del derecho
desde un sentido religioso formas de llevar el
dolor por parte de la víctima.

TESIS DE LA PENA O SANCIÓN EJEMPLAR TESIS DEL “RESARCIMIENTO” DEL DAÑO


MORAL
Postulado Postulado
Admite el resarcimiento del daño moral. Sin Postura dominante del derecho moderno
embargo encuentra fundamento en una pena considera el daño moral resarcible y con
civil, que en última instancia asume una carácter netamente resarcitorio.
finalidad preventiva abstracta, dirigida a la Es una solución justa y equitativa ya que
comunidad y al ofensor par que se abstenga de atiende a la situación de la víctima en razón a
comportamientos similares en le futuro. su daño sufrido. El daño debe medirse de modo
objetivo en razón a su entidad cualitativa y
Crítica cuantitativa y no en razón de los móviles del
Lo que se le critica es que la mirada está dañador.
puesta sobre el ofensor y la gravedad de su Supera las insuficiencias de las demás teorías:

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conducta y no en la víctima y el daño sufrido. -Distingue correctamente la función que cumple
Esta doctrina fue descalificada por la CSJN en el dinero que es lograr un rol de equivalencia o
“Santa Coloma”29. satisfacción para la víctima, imperfecta, pero la
única posible.
-Considera injusto que las dificultades de orden
material en cuanto a la cuantificación puedan
ser una excusa válida para negar el
resarcimiento.
-Afirma que de ser la reparación de carácter
punitorio no se justificaría que la beneficiaria
sea la víctima.
- Si fuese la reparación una pena se encontraría
presente el principio de personalidad de la
pena, con imposibilidad de hacer extensiva la
misma a los herederos. En ese caso tampoco
se debería configurar el daño moral causado
por el hecho del dependiente. Esto no sucede
en el resarcimiento por daño moral.

3.3.3. Fundamento de la reparación del daño moral. Distintas doctrinas


Nos remitimos a lo expresado en el punto anterior y a la bibliografía allí señalada.
3.3.4. Regulación del daño moral en el Derecho Privado argentino

El Código Civil Argentino ha sido precursor en su época respecto de establecer en forma


expresa la reparación del daño moral. Sin embargo, antes de la reforma de este cuerpo legal, por
ley 17.711, el art. 522 sólo receptaba el daño moral de modo limitado. Luego de esta importante
reforma, se admite de modo amplio y tanto para la responsabilidad contractual como la
extracontractual. Esta solución es muy adecuada y lo convierte en uno de los códigos más
evolucionados en esta materia.

a) Legitimación activa

En este punto nuestro Código Civil es claro, pero a la vez limitado. La regla es que sólo el
damnificado directo puede solicitar la reparación. La excepción es si del hecho resultara la muerte
de la víctima, los herederos forzosos (damnificados indirectos) podrán hacerlo por derecho propio.

Gráficamente:

-Regla: Damnificado directo (la persona que padece el daño propio).

-Excepción: Ante muerte de la víctima por causa del evento dañoso. Reclaman los

29
CSJN, 5/8/86, ´´Santa Coloma, Luis F. Y otros c. Ferrocarriles Argentinos´´, JA, 1986-IV-624)

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damnificados indirectos, es decir las personas que padecen un daño propio derivado del ilícito
que sufre un tercero. En este caso son los herederos forzosos.

Dos teorías se ocupan de explicar el alcance de “herederos forzosos”:


a) Una doctrina considera que sólo tienen esta calidad quienes efectivamente y concretamente
obtengan la calidad de herederos al momento de la muerte de la víctima.
b) Otra doctrina, más razonable, considera que son herederos forzosos todas aquellas personas
que “potencialmente” revistan dicho carácter. La Corte Suprema de Justicia de la Nación ha
resuelto en ese sentido30.
Sin embargo tal como vimos supra (Lectura I, Unidad I “Bases constitucionales del derecho
de daños”) la limitación del art. 1078 C.C. resulta injusta respecto de ciertos casos como es la
discapacitante de un hijo (aunque no se cause la muerte), o la negación de la legitimación activa a
la concubina o a los hermanos. Por tal razón es dable de solicitar la inconstitucionalidad del ese
artículo para los casos en concreto en los cuales se afecta el derecho a la reparación plena e
integral y al principio neminem laedere. Asimismo, la mayoría de la doctrina recomienda una
reforma legislativa que amplíe la legitimación activa en esta materia.

b) Transmisibilidad de la acción resarcitoria

TRANSMISIBILIDAD MORTIS CAUSA TRANSMISIBILIDAD POR ACTO ENTRE


VIVOS

El art. 1099 C.C. se ocupa de esta cuestión. El Esta transmisiblidad es más cuestionada por la
mismo determina que sólo se transmite a los doctrina.
herederos si el damnificado la hubiese Una primera doctrina considera que no es
entablado antes de fallecer. Es decir que ellos transmisible dado su carácter personalísimo.
pueden continuarla, es decir que los herederos Una segunda postura la admite siempre que
no tiene legitimación iure hereditatis si el exista ejercicio previo de la acción resarcitoria
damnificado fallecido no hubiera intentado dicha por parte de la víctima mediante la demanda.
acción antes de fallecer. Una tercera tesis, más razonable, admite la
En consecuencia hay que distinguir en este transmisibilidad de modo amplio.
caso la acción iure hereditatis (continuada luego Existen diversos fundamentos para ello:
de la muerte de la víctima y originada en el -No existe normal legal en nuestro
daño moral de la víctima) a la acción iure propio ordenamiento que prohíba la transmisibilidad en
(que ejercen los herederos forzosos por su esta materia. Se rige por la transmisibilidad
daño propio originado en la muerte de la amplia de la cesión de derechos (art. 1444 y
víctima). conc. C.C)
-La limitación del art. 1099 C.C. es una
excepción de la regla de transmisibilidad
amplia, en consecuencia debe ser interpretada
restrictivamente.
-El ejercicio de dicha transmisibilidad amplia
puede ser realizado por diversas vías: la
promoción de la demanda judicial, la cesión de
crédito, etc.

30
CSJN, 9/12/93, ´´Frida A. Gómez Orue de Gaete C. Pcia. de Buenos Aires´´. LL, 1994-C-546.

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3.3.5. Daño moral colectivo

Se discute en la doctrina la existencia del daño moral colectivo. El mismo tendría aplicación
en cuestiones de daño ambiental, o cualquier otra lesión a intereses supraindividuales o difusos.

En el daño moral colectivo, el afectado no es una persona física o jurídica en su esfera


individual, sino un grupo o categoría que colectivamente. Asimismo, la causa de dicha afectación
es global, y ataca derechos o intereses de significancia vital (vgr. paz, tranquilidad anímica,
libertad individual, integridad física, el honor, etc.)31
De acuerdo a Galdós32, el daño moral colectivo consiste en el atropello de intereses
extrapatrimoniales plurales de un estamento o categoría de personas, cuya vinculación puede ser
subjetiva u objetiva. En el primer supuesto, el daño se dispersa entre varios sujeto recayendo en
un interés común, compartido y relevante, con aptitud para unir a quienes se encuentren en similar
situación fáctica. En el segundo caso, el factor unificante es de carácter objetivo y de incidencia
colectiva, ya q ue la lesión es a bienes colectivos o públicos, insusceptibles de apropiación o uso
individual y exclusivo.
Lorenzetti33, indica que se trata es de la preservación del bien colectivo, no sólo como
afectación de la “esfera social del individuo”, sino del “bien colectivo” como un elemento del
mecanismo social y grupal. En tal sentido, ante la afectación del bien de naturaleza colectiva, el
daño moral se constituye por la lesión al bien a sí mismo, más allá de los efectos patrimoniales
que pudiera tener y con fundamento colectivo. En otras palabras, por daño moral colectivo puede
entenderse aquella minoración en la tranquilidad anímica, espiritual o en su integridad que sufre la
comunidad en su totalidad, y que es equivalente a una lesión a intereses colectivos no
patrimoniales.
Quienes se oponen a esta idea le imputan la dificultad que implica la estimación
cuantitativa del daño moral colectivo, su dificultad probatoria, la idea que se estaría lucrando con
el dolor humano. Argumentos que también fueron dados para contrarrestar el ya establecido daño
moral individual. Otros puntos que resaltan es la falta de precedentes judiciales y la inseguridad
jurídica que esta categoría de daño moral acarrearía.
Respecto al daño moral ambiental, sabemos que el ambiente es un bien de carácter
común y colectivo. La lesión al mismo es susceptible de generar, una condena indemnizatoria por
daño moral colectivo, sumado a la recomposición del daño ambiental, tal como lo veremos en la
unidad correspondiente. Es importante tomar en cuenta que existe un interés legítimo general en
satisfacer necesidades humanas colectivas, no simplemente en relación a los recursos naturales,
sino también en orden a proteger las sensaciones psicológicas, estéticas y estados de ánimo en
función de la belleza paisaje, la calma del entorno y el equilibrio natural de la convivencia social,
todo cuanto está reconocido en el art. 43 C.N.
La legitimación para accionar en defensa del ambiente le corresponde tanto al Estado por
medio de la Procuraduría y la Fiscalía, como a todos y cada uno de los sujetos de la comunidad
afectada, así como también a las organizaciones no gubernamentales.
Me parece interesante rescatar un importante precedente “Municipalidad de Tandil contra
T.A. La Estrella S.A. y otros” que fue resuelto en segunda instancia por Cámara de Apelaciones
en lo Civil y Comercial del Departamento Judicial de Azul, Buenos Aires34 el cual se adjunta para
su lectura y reflexión sobre esta interesante y actual cuestión.

31
PEÑA CHACÓN, MARIO. ´´Daño moral colectivo de carácter ambiental´´
32
Galdós, J.M. cit. por PEÑA CHACÓN, MARIO. ´´Daño moral colectivo de carácter ambiental´´
33
Lorenzetti cit. por PEÑA CHACÓN, MARIO. ´´Daño moral colectivo de carácter ambiental´´
34
“Municipalidad de Tandil c. T.A. La Estrella S.A. y otros. JA. 1997-III-224

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3.3.6. El daño moral en el derecho del trabajo
La cuestión de los daños producidos en el ámbito laboral, está regulada por un régimen
especial tarifado, que en principio cubriría todos los daños del trabajador, sin posibilidad de
solicitar un monto mayor. Sin embargo, existen muchas aristas que analizar dada la producción
doctrinal y jurisprudencial que este tema ha suscitado. Nos remitimos a la unidad correspondiente.

3.3.7. Prueba
La prueba del daño moral también origina ciertas controversias doctrinales. Una primera
postura considera que la prueba del daño moral difiere en caso que el mismo provenga de un
ilícito (responsabilidad extracontractual) o de un incumplimiento obligacional (responsabilidad
contractual u obligacional). Acorde a esta tesitura, en el primer caso el daño moral se presumiría,
mientras que en el segundo la presunción no operaría, siendo la prueba contundente un requisito
ineludible.
Esto no es así. La etiología del daño no debería tener incidencia en la cuestión probatoria.
En ambas órbitas, el daño moral actúa de igual manera, y debe ser valorado y tratado de igual
manera.
El ejemplo que nos dan los Dres. Pizarro y Vallespinos (art. 688 y ss.) es realmente claro.
En el caso que ellos utilizan para ilustrar la temática, resulta claro que no puede ser tratado de
diferente modo el peatón que se ve lesionado por el ómnibus que lo atropella, que el pasajero que
sufre el daño dentro del ómnibus. No parece lógico.
En todos los casos, por la aplicación de los principios de prueba, el daño moral debe
probarse en principio por quien lo alega, sin más consideraciones respecto de su origen.
Dada la dificultad de producir una prueba directa sobre el perjuicio padecido, que es
interno, y que no implica necesariamente las lágrimas, o una exteriorización estereotipada del
mismo, se considera que la prueba es indirecta y que surge de los indicios y las presunciones
´´hominis´´ teniendo en cuenta el evento dañoso y las características del caso. De tal modo puede
determinarse la existencia del daño moral, la magnitud o, en su caso, la inexistencia del mismo.

Valoración y cuantificación del daño moral

Para lograr arribar a la determinación de la entidad del daño moral, se debe tener en
cuenta la gravedad objetiva del daño sufrido por la víctima. Esto se logra considerando la
modificación disvaliosa del espíritu, en el desenvolvimiento de sus capacidades de sentir, querer y
entender, y de su estado anímico. Todos estos elementos deben ser ponderados prudencialmente
por el magistrado.

3.3.8. Proyectos de reforma y derecho comparado

El Proyecto de 1998 utiliza la expresión “daño extrapatrimonial”. El mismo comprende “al


que interfiere en el proyecto de vida, perjudicando a la salud física o psíquica o impidiendo el
pleno disfrute de la vida, así como al que causa molestias en la libertad, en la seguridad personal,
en la dignidad personal o en cualesquiera otras afecciones legítimas” (art. 1600 inc. b).
Recomendamos la profundización de este tema por medio del estudio de la bibliografía
obligatoria35

35
PIZARRO, RAMON DANIEL – VALLESPINOS, CARLOS GUSTAVO, Ob. Cit. T. II Pág. 690.

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UNIDAD 4: LA ANTIJURIDICIDAD
4.1. LA ANTIJURIDICIDAD. NOCIONES GENERALES.

4.1.1. Concepto. Denominación


Una acción antijurídica es aquella que resulta contraria al ordenamiento jurídico
integralmente considerado.
La acción a la cual nos referimos es una conducta ya sea comisiva u omisiva que provoca
un resultado. Para ello no se requiere la voluntariedad de la persona. Dentro de este concepto
quedan incluidos los actos habituales e instintivos, y al margen de él los actos reflejos o que
provengan de estados de inconsciencia o fuerza irresistible.
La antijuridicidad se analiza de modo unitario, es un concepto objetivo que surge en cuanto
opuesto al ordenamiento jurídico, integral y objetivamente considerado. No depende de la
voluntariedad del agente ni de su culpabilidad. En consecuencia tanto el actuar del menor de diez
años o del demente pueden ser catalogadas de antijurídicas.
El concepto de antijuridicidad se relaciona con el de ilicitud. Puede abarcar tanto violación
directa de la ley, como la infracción del deber impuesto por la voluntad de las partes en el
contrato.

4.1.2. Sanciones que derivan de la contrariedad del acto con el


ordenamiento jurídico. La sanción resarcitoria.

Como sabemos, la antijuridicidad es uno de los presupuestos de la responsabilidad civil.


En consecuencia, para que exista la sanción resarcitoria, se requiere que exista un daño, que
tenga relación de causalidad, un factor de atribución (subjetivo u objetivo) y antijuridicidad.

4.1.3. Antijuridicidad, imputabilidad y culpabilidad. El quid de la ilicitud


subjetiva.

Una postura considera que el acto ilícito civil requiere de la imputabilidad de la conducta
del agente, es decir que la ilicitud subjetiva. La razón por la cual participan de estas ideas se funda
en la suposición de que si la ilicitud no requiriera la voluntad del sujeto, los actos ilícitos no
debieran ser incluidos en la categoría de actos voluntarios en el Código Civil (art. 898 C.C.).
Esto no es así. El art. 1067 C.C. hace alusión tanto al delito cuanto al cuasidelito está en
realidad refiriéndose a la responsabilidad civil desde su función resarcitoria de un daño injusto.
Esto no quiere decir que el acto involuntario no pueda ser ilícito. De hecho tanto el caso de los
menores de diez años (art. 921 C.C.) cuanto de los dementes, estamos frente a hechos ilícitos
más allá de la falta de voluntariedad, y de que el resarcimiento eventual sea por una cuestión de
equidad (art. 907 C.C.).

4.1.4. Antijuridicidad formal y sustancial


Esta distinción posee gran relevancia. La antijuridicidad formal se manifiesta cuando la
acción es contraria a una prohibición jurídica, sea de comisión (hacer) u omisión (no hacer). La
antijuridicidad sustancial (material) tiene un sentido más amplio, ya que comprende no sólo las
prohibiciones expresas, sino también las que se infieren de principios fundamentales como es el

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orden público, la moral, las buenas costumbres, etc. Por ejemplo en muchos casos una conducta
puede ser “formalmente” adecuada en tanto no contraría el ordenamiento jurídico, sin embargo el
espíritu, el contenido de tal acto lo convierte en antijurídico, entre estos casos podemos nombrar
el fraude a la ley, el ejercicio abusivo del derecho, etc.

4.1.5. La antijuridicidad en la responsabilidad por daños. Vigencia del


alterum non laedere como principio general del Derecho.

Este punto tiene relación con el problema de las prohibiciones específicas y genéricas del
art. 1066 C.C. que tratamos Infra (4.2.2.) ya que a diferencia de la ley penal, el Derecho Civil no
requiere un catálogo cerrado de prohibiciones tipificadas. Por el contrario, existe un gran principio
vector en la materia, que es genérico y flexible, y que es el que prohíbe causar daños a otros
(alterum non aledere) en su persona o en sus cosas.

4.2. EL ACTO ILÍCITO CIVIL.


4.2.1. Caracterización
El acto ilícito implica una violación a la ley que causa daño a otro y que obliga a la
reparación a quien resulte responsable en virtud de imputación o atribución legal del perjuicio. En
el ordenamiento jurídico argentino la ilicitud constituye un elemento del acto ilícito independiente
de la culpa, salvo en el caso del artículo 1109.

4.2.2. El problema de las prohibiciones específicas y genéricas. La


atipicidad del ilícito civil. El art. 1066 del Código Civil. Atipicidad del
ilícito civil.
De acuerdo al art. 19 de la Constitución Nacional, y al art. 1066 para que una conducta sea
antijurídica debe estar prohibida por el ordenamiento jurídico. Así, esta última norma expresa:
"Ningún acto voluntario tendrá el carácter de ilícito, si no fuere expresamente prohibido por las
leyes ordinarias, municipales o reglamentos de policía; y a ningún acto ilícito se le podrá aplicar
pena o sanción de este Código, si no hubiere una disposición de la ley que la hubiese impuesto".

En este sentido, Zavala de González, citada por Pizarro y Vallespinos, explica claramente
que “el carácter expreso de la prohibición sólo implica que debe estar consignada por la ley a
través de términos claros, indubitables, inequívocos, ciertos o inconfundibles, no necesariamente
sacramentales ni ceñidos a lo casuístico.” La cuestión es clara, a diferencia de la ley penal, la ley
civil no requiere tipicidad, sino que por el contrario es atípico, es decir genérico y flexible, ya que
prohíbe causar daños a otro en su persona o en sus cosas.

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4.2.3. Antijuridicidad extracontractual. Especies. La antijuridicidad en la
responsabilidad objetiva.

Como ya estudiamos supra, el principio alterum non laedere, es decir la prohibición de


dañar a otro, tiene base constitucional, tal como la Corte Suprema de Justicia de la Nación lo ha
proclamado en el renombrado fallo “Santa Coloma”36. Como consecuencia de ello, se presume
antijurídica toda conducta comisiva u omisiva que cause un daño a otro, sin que medie una causa
de justificación.
Frecuentemente se afirma que en la responsabilidad objetiva no se advierte la presencia
de antijuridicidad, es decir que se trataría de responsabilidad por actos lícitos. Estas ideas se
fundamentan en cuanto a que en la actualidad existen numerosas actividades y cosas que
generan una potencialidad dañosa elevada hacia terceros, pero cuyo uso no podría ser eliminado
sin que eso implique una involución en la sociedad. De allí que muchos asuman que el hecho de
reparar un daño que surja de una actividad lícita (como puede ser conducir un automóvil) no sería
suficiente para convertirla en ilícita.
Sin embargo esto no es así, por las siguientes razones:
a) La creación de un riesgo a través de una actividad socialmente válida puede ser lícita. Sin
embargo no lo es el daño que se pueda generar.
b) Esta actividad riesgosa puede devenir en dañosa y es entonces cuando transgrede el
principio de no dañar a otro.
c) La antijuridicidad no es exclusiva de la responsabilidad subjetiva.

4.2.4. La antijuridicidad en el incumplimiento contractual y obligacional.


Remisión
El incumplimiento obligacional implica una infracción al derecho de crédito y en
consecuencia es antijurídico. El incumplimiento ya sea parcial, total, absoluto o relativo es
antijurídico. El fundamento radica en el art. 1197 C.C., en cuanto a que las partes se someten a lo
que han acordado como a la ley misma, producto de la autonomía de la voluntad por ellas ejercida
(Ver Pizarro-Vallespinos Pág. 486).

4.2.5. Modos de obrar: actos antijurídicos de comisión, de comisión por


omisión y de omisión
La conducta antijurídica puede ser positiva o negativa. En el primer supuesto, los actos
pueden tratarse de comisión de una actividad que se encuentra prohibida, por ejemplo causar
lesiones a otra persona.
Por el contrario, puede suceder que el ilícito consista en la omisión de una conducta que
ordena la ley (vgr. omitir prestar auxilio). Nos remitimos a la bibliografía obligatoria37.

36
CSJAN, 5/8/86, ´´Santa Coloma, Luis F. y otros c. Ferrocarriles Argentinos´´, JA, 1986-IV-624)
37
PIZARRO, RAMON DANIEL – VALLESPINOS, CARLOS GUSTAVO, Ob. Cit. T. II Pág. 483.

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4.3. SUPERACIÓN DE LA NECESIDAD DE ANTIJURIDICIDAD EN
CIERTOS ÁMBITOS DEL DERECHO DE DAÑOS
4.3.1. La denominada crisis de la antijuridicidad en la responsabilidad
por daños. Valoración crítica.

La falta de antijuridicidad no siempre obsta a la posibilidad de resarcimiento. En muchas


ocasiones el ordenamiento jurídico protege a la víctima descargando consecuencias dañosas en
un tercero, pese a que no exista posibilidad de formular un juicio de antijuridicidad respecto de su
conducta.
En la opinión de Pizarro y Vallespinos38, los casos de responsabilidad por actos lícitos
también tiene gran importancia en cuanto a los factores de atribución objetiva (vgr. solidaridad
social, equidad, etc.)

4.3.2. La responsabilidad por conductas lícitas. Noción. Distintos


supuestos. Fundamentos.
Existen supuestos en los cuales pese a la falta de antijuridicidad se concede un
resarcimiento. Se trata de la responsabilidad por actos lícitos, que posee un rol como factor
objetivo de atribución (solidaridad social, equidad, etc.). Imaginemos el caso de una playa que
está ubicada en pleno Nueva Córdoba, centro de la Ciudad de Córdoba. La misma tiene un caudal
de clientela habitual que le significa un rédito considerable. La Municipalidad de Córdoba, en
ejercicio de sus facultades, y con miras en el bien común de la sociedad, decide cerrar la calle en
la cual está ubicada la playa referida. ¿Es lógico que la Municipalidad pueda tomar esa decisión?
Así es. ¿Es lógico que la empresa acarree con los costos de este beneficio que la sociedad
cordobesa va a obtener? No, no lo es. Por tal razón, aun ante este acto lícito, se debe el
resarcimiento del daño ocasionado.

4.4. EXIMENTES EN MATERIA DE ANTIJURIDICIDAD. LAS CAUSAS DE


JUSTIFICACIÓN.
Nos remitimos al módulo II, Unidad 8.

38
PIZARRO, RAMON DANIEL – VALLESPINOS, CARLOS GUSTAVO, Ob. Cit. T. II Pág. 487.

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