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Densidad, del latín densĭtas, es la característica propia de denso.

Este adjetivo, a su vez, refiere a algo que dispone de una gran cantidad
de masa en comparación a su volumen; que es tupido o macizo; que tiene
un importante nivel de contenido o es muy profundo en una dimensión
reducida; o que resulta indefinido y poco claro.

En el ámbito de la química y de la física, la densidad es la magnitud que


refleja el vínculo que existe entre la masa de un cuerpo y su volumen. En
el Sistema Internacional, la unidad de densidad es el kilogramo por
metro cúbico (conocido por el símbolo kg/m3).
Un kilogramo de bronce, por ejemplo, ocupará un espacio mucho menor que
un kilogramo de plumas. Esto se explica a partir de la densidad: el bronce es
más denso (tiene más masa en menos volumen) que las plumas.
Las diferencias de densidad permiten que existan objetos pesados pero
pequeños y objetos livianos pero muy grandes.
Así como la relación entre masa y volumen de un cuerpo permite obtener la
densidad de un objeto, la demografía apela a una lógica similar para hablar
de la densidad de población. En este caso, la magnitud se calcula a partir
de la cantidad de habitantes que viven en una misma unidad de superficie. Si
una ciudad tiene 20.000 personas que se distribuyen en un territorio de 2
kilómetros cuadrados, su densidad de población será de 10.000 habitantes
por km2.

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