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Tribunal: C. Nac. Civ., sala C

Fecha: 12/05/1998

Partes: Schejtman, Silvio A. v. Edenor Zona Norte

DERECHO DEL CONSUMO - Servicios públicos domiciliarios - Sobretensión de


fluido eléctrico - Responsabilidad de la empresa - Daño resarcible

1ª INSTANCIA.- Buenos Aires, febrero 4 de 1997.- Antecedentes: Silvio A. Schejtman


demanda a Edenor Zona Norte por cobro de $ 112743,40 como indemnización de los daños
y perjuicios ocasionados por el incendio producido en su vivienda sita en Soler 6092, 2º
piso, dpto. "E", de Capital Federal.

Se refiere que el 23/10/93 se produce una baja de tensión de la energía eléctrica en toda la
cuadra. Al retornar excedida de los parámetros normales provoca un corto circuito que da
origen a un foco ígneo en el interior de la propiedad, produciéndole daños en los distintos
muebles y enseres que describe, y la consiguiente imposibilidad de usar y gozar del
inmueble alquilado por el período que devengó su reparación.

En el siniestro tomó intervención el Cuartel de bomberos de la zona de Palermo y la


Comisaría n. 31. Imputa responsabilidad a la demandada. Reclama por "lucro cesante"
(inhabitabilidad y pérdida de enseres) $ 12743,40 y por daño moral $ 100000. Ofrece
prueba y funda en derecho.

Responde la demandada pidiendo el rechazo de la acción. Niega los hechos expuestos en la


demanda, la responsabilidad que se le imputa, como así también la procedencia y monto de
lo reclamado. Manifiesta que el 23/10/93 se produjo una avería en la conexión domiciliaria
de la calle Soler 6092, detectándose que se trataba de una fase de conexión ligada con el
neutro. Intervino personal de la empresa, realizó en el lugar un ramal provisorio que
normalizó transitoriamente el servicio de electricidad. El 29/10/93 se repara
definitivamente. Expresa que del siniestro recién toma conocimiento el 28/2/94, en que el
actor presenta un reclamo administrativo; que Edenor respondió el 6/5/94 negando su
responsabilidad, fundándose en que la avería detectada no pudo producir una sobretensión
y mucho menos un incendio, argumento que continúa sosteniendo.

Alega que en caso de que el siniestro se hubiere producido a consecuencia de un


cortocircuito en la instalación eléctrica o en algún electrodoméstico, sería porque las
instalaciones o los aparatos no cumplían con las normas vigentes que los rigen.

Producida la prueba, se pasa a dictar sentencia.

Considerando: 1. El demandante , como inquilino del departamento afectado, es el usuario


o consumidor final del servicio público suministrado por Edenor.

La relación existente entre la empresa prestataria y el actor encuadra en un típico contrato


de adhesión.
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A la par de las obligaciones expresamente asumidas por las partes, la ley 24240 de defensa
del consumidor -que es de orden público impone al distribuidor el deber de garantizar la
seguridad de la cosa vendida, sustentando en el riesgo que importa su utilización y con el
fin de evitar la generación de daños a los usuarios o a sus bienes.

A su vez, la legislación citada prevé que en el caso de que existan conflictos entre ambas
partes contratantes siempre ha de estarse a la interpretación más favorable al consumidor
(conf. arts. 3 , 5 , 6 y concs. ley 24240).

Entonces, el distribuidor de electricidad debe extremar las precauciones para que el


suministro se lleve a cabo en las mejoras condiciones posibles de seguridad, pues la
peligrosidad de la sustancia producida hace imprescindible el cuidado desde la fuente
productora hasta cumplirse la finalidad de su destino útil.

2. Ahora bien, yendo al análisis, queda comprobado que se produjo un incendio en el


inmueble sito en Soler 6092, 2º piso, dpto. "E", de esta Capital Federal. El origen del foco
ígneo, según los dichos del oficial de Bomberos Torres obrantes en el expediente
confeccionado por la Comisaría 31, es consecuencia de un cortocircuito.

De la prueba documental agregada surge que el 23/10/93 a las 18:40 hs. se dio aviso a la
guardia de Edenor sobre la existencia de inconvenientes en el suministro de energía.
Posteriormente, se encuentra descripto el cuadro de situación obrante en dichos lugares
relatado por sus operarios, que dice: "1) Quedó normal; se reparó fusible quemado en c/TB
Soler Dorrego 'SE' línea a C/TB Soler Arévalo 'SE' y en este último misma línea. 2) Queda
faltando única conexión quemada se pasa alta para... "ramaliar"; en dicha conexión hubo
intervención de Bomberos (se ligó el neutro y quemó artefactos) antes de normalizar el
cable se desabulona y se corta dicha conexión".

Dicho informe es contundente y prueba la existencia de sobretensión y la quema de


artefactos alegada por el accionante.

A ello debe sumarse la confesión del representante legal de la distribuidora que entre otras
cuestiones expresa: "el problema de la sobretensión se produce por una avería en la red...".
También reconoció que una tensión de 380 puede arrasar con bombitas y
electrodomésticos. Por lo que esta expresión describe daño de una envergadura tal que
aparejaría la destrucción de la cosa, y no un mero y simple daño como en todo momento
quiere significar la demandada.

También manifiesta "que previo al incidente Edenor realizó tareas de mejoras en la red
subterránea que alimenta el edificio y que las mismas consistieron en un cambio de tensión,
pasando de la obsoleta distribución de 3 por 220 a la que tiene actualmente que es 3 por
380" y comentó que al recibir una sobretensión los aparatos se pueden dañar, no quemar.

Sin embargo, la demandada alegó en su defensa que si los aparatos se dañaron es porque no
cumplían las normas IRAM 2092. En efecto, dicha normativa establece condiciones de
seguridad para la construcción de aparatos electrodomésticos y similares. El cumplimiento
de esas reglas por parte del fabricante asegura al usuario que el uso del producto en
condiciones y circunstancias normales o previsibles no producirá daños. Pero aquí mal
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podría pretenderse que el suministro de 380 voltios se considere normal cuando los
aparatos están preparados para funcionar con una tensión de 220 voltios.

Con las pruebas aportadas cabe concluir que, ante la magnitud de la falla en la red, el
cortocircuito que dio origen al siniestro igual se hubiera producido aun existiendo disyuntor
y cumpliendo los aparatos con las normas IRAM.

Es posible considerar que en el momento el contestador automático de llamadas se


encontrara en funcionamiento ya que el morador no estaba presente. Es más, en el estudio
de las fotografías acompañadas se aprecia que cerca de la mesa ratona con restos del
aparato de audio existe una boca de salida de energía (a la cual pudo estar conectado el
contestador apoyado en la parte superior de esa mesita). Claramente se advierte que de esa
boca han salido llamaradas que no sólo ennegrecieron en derredor hacia arriba sino que
rompieron el revestimiento fino de las paredes circundantes

Argumenta la demandada que si se hubiese producido una falla en la conexión se generaría


una corriente de cortocircuito que provoca la actuación de los fusibles de protección de la
red de distribución. Queda entonces comprobado que la sobrecarga ha sido de una entidad
tal que los propios fusibles de la red de suministro no pudieron soportar la tensión.

Otro elemento a tener en cuenta es que si bien Schejtman fue el más perjudicado, no fue el
único al que se le quemaron electrodomésticos. Los testigos Dominutti y Garrido, sufrieron
el mismo día y hora en el edificio en cuestión, la quemadura de un contestador telefónico y
de un televisor respectivamente, a pesar de contar con disyuntor.

Por otra parte, y pese a la ambigüedad e imprecisión de la pericia técnica, el perito


ingeniero manifiesta que si bien se ve imposibilitado de determinar con certeza si todos los
daños mencionados en la demanda fueron consecuencia directa e inmediata de las
variaciones de tensión producida por la demandada, expresa que es posible. Entonces, ello,
sumado a los demás elementos analizados precedentemente inducen a considerar probado
el nexo causal.

Se responsabiliza a la demandada por los daños que las deficiencias en la calidad del
suministro provocaron al accionante

3. Con la escasa prueba aportada, la accionada se sitúa en una mera posición de expectativa,
limitándose a negar más que a probar la irresponsabilidad que pretende. Tampoco prueba
fuerza mayor, por lo que no logra desvirtuar la conclusión arribada.

Dada la posición de superioridad técnica de la demandada frente al usuario, no es posible


defenderse alegando que el damnificado debe probar que los daños fueron provocados por
deficiencias de calidad del suministro imputable a la distribuidora no evitable por
instalación de protectores. Reconocida o probada la falla del servicio energético, es carga
procesal del proveedor acreditar con precisión suficiente la ruptura del nexo causal entre el
hecho atribuido (en el caso, el suministro de energía) y el daño.

Como proveedor de energía eléctrica -cosa de innegable peligrosidad en el voltaje


distribuido- es la empresa quien debe velar porque las protecciones sean adecuadas. Es
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exigible como patrón jurídico que la entrada a domicilios esté protegida por sistemas
adecuados a cargo del proveedor y en su ámbito; y que además, si pretende exonerarse por
falta o defectos de protectores de norma en el interior del domicilio, controle su existencia y
funcionamiento antes de autorizar la conexión o suministrar la energía. De lo contrario
cabe, en principio, hacer responsable a la empresa distribuidora de todo daño cuyo origen
aparezca encadenado causalmente a fallas en el suministro.

4. Establecido el deber de responder, corresponde proseguir con el análisis acerca de la


procedencia y cuantía de los rubros reclamados.

Debe resarcirse los daños materiales ocasionados, como daño emergente, puesto que en el
caso no hay ganancias dejadas de percibir, requisito indispensable para la configuración del
lucro cesante.

De las fotografías adjuntadas se observan los estragos que el fuego ha causado en el


departamento, al punto de tornarlo inhabitable. El lapso de tiempo que insumieron las
reparaciones impidiendo el uso del inmueble por parte del actor resulta razonable teniendo
en cuenta la magnitud de los daños, el tiempo que implica pedir presupuestos, comprar
materiales, contratar mano de obra. Y atendiendo también, muy especialmente, a que recién
en enero el propietario del inmueble recibió el dinero del seguro.

5. En lo que concierne al reclamo efectuado en concepto de daño moral, las circunstancias


del caso hacen suponer que el actor experimentó una verdadera lesión espiritual al regresar
a su domicilio y encontrarlo destruido por el fuego, perdiendo todas sus pertenencias,
seguramente algunas con valor afectivo, papeles personales y la consiguiente privación de
uso del inmueble.

Por ende, cabe tener por configurado el daño moral pues ha mediado lesión de valores no
patrimoniales, pero que tienen valor primordial en la vida del ser humano, como ser la
libertad, dignidad, afectos íntimos, etc. inflingiendo a la víctima sufrimientos y molestias
(art. 522 CC. ).

2ª INSTANCIA.- Buenos Aires, mayo 12 de 1998.- ¿Se ajusta a derecho la sentencia


apelada?
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DAÑOS PRODUCIDOS POR UNA EMPRESA DE ELECTRICIDAD (DAÑO


EMERGENTE, LUCRO CESANTE Y DAÑO MORAL) Y APLICACIÓN DE LA
LEY DEL CONSUMIDOR

Por CARLOS A. GHERSI

SUMARIO: I. Introducción.- II. Las empresas de servicios domiciliarios deben proveer


aquél en forma inocua, eficiente y continua.- III. La eximición de responsabilidad y la
actividad probatoria de la empresa (las posibilidades técnicas).- IV. La reparación de los
daños económicos (emergente, lucro cesante, lucro cesante continuado e inclusive chance)
y extraeconómicos (daños corporales y espirituales/morales y psicológicos).- V.
Conclusiones

I. INTRODUCCIÓN

Tanto la sentencia de 1: Instancia como la de 2º hace lugar al reclamo por los daños
producidos por la empresa de electricidad a consecuencia de una sobrecarga eléctrica y del
cual se pueden extraer consecuencias de diversa índole para establecer las
responsabilidades de las empresas prestadoras de servicios domiciliarios.

II. LAS EMPRESAS DE SERVICIOS DOMICILIARIOS DEBEN PROVEER AQUÉL


EN FORMA INOCUA, EFICIENTE Y CONTINUA

El magistrado de 1ª instancia expresa que: "Responsabiliza a la demandada... por las


deficiencias de calidad del suministro... Que como proveedor de energía eléctrica... debe
velar porque las protecciones sean adecuadas... que la entrada a domicilio esté protegida
por sistemas adecuados...".

Es indudable que de estas consideraciones y de la aplicación que realiza de la ley del


Consumidor 24240 ,podemos extraer algunas conclusiones.

La Ley del Consumidor en el art. 5 establece que los servicios deben ser prestados sin
peligro alguno para la salud e integridad física de los consumidores o usuarios.

Los cuatro servicios esenciales (agua respecto de su pureza, electricidad, teléfono y gas,
que poseen riesgosidad por el contenido del bien inmaterial transportado, energía), debe
realizarse su transportación (para usuarios y terceros) así como el suministro domiciliario,
con inocuidad, respecto de la persona y los bienes de los usuarios.

El tema central pasa porque al lado de la obligación de la prestación del contrato de


servicio, existía en forma implícita y/o expresa (eso es el art. 5 Ley del Consumidor) la
obligación tácita de indemnidad, es decir que el usuario encuentre protección a su persona y
bienes de cualquier daño que se realizare con motivo u ocasión del control de suministro

En este caso que estamos analizando, el daño se produce por la acción de Edenor;
pensemos en los cortes de luz de Edesur, que por causalidad por omisión causan daños en
sentido inverso, es decir el no suministro de electricidad provoca daños económicos
(pérdida de alimentos en casa-habitaciones o en comercios) y morales (afectaciones
espirituales desde la incomodidad hasta la amargura y la congoja o sufrimiento).
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Es obvia la responsabilidad de la empresa por aplicación del art. 1113 CC. y ahora por la
nueva ley 24999 que restituyó con mejor redacción la responsabilidad objetiva y solidaria
por la manufacturación y comercialización de los bienes y servicios.

Una segunda línea de pensamiento que debemos recordar que coadyuva a este
razonamiento es que el art. 6 expresamente alude a la prestación con seguridad para el
usuario; además, el suministro en sí mismo debe responder a la característica de eficiente y
continuo.

En cuando a lo primero, la eficiencia, resulta indispensable pues es la virtud o facultad para


lograr el efecto determinado, que en los servicios domiciliarios llegue el flujo adecuado y
eficaz, de tal manera que el usuario pueda usar y gozar del mismo, con calidad de vida.

Respecto de la continuidad, también resulta indispensable, pues se trata de un contrato de


tracto sucesivo, que los problemas que pueda tener la empresa, debe implicar, establecer los
métodos y medios alternativos que eviten precisamente que el usuario tenga discontinuidad
en el servicio, pues se trata lisa y llanamente de que la permanencia hace a la prestación en
su esencia (lo que constituye la naturaleza del servicio, lo permanente, lo invariable de
aquél), además su simple discontinuidad, en sí misma es un daño e incumplimiento (salvo
supuesto de caso fortuito o fuerza mayor).

III. LA EXIMICIÓN DE RESPONSABILIDAD Y EL ONUS PROBANDI DE LA


EMPRESA (LAS POSIBILIDADES TÉCNICAS)

El pronunciamiento también alude a una cuestión de importancia en lo atinente a la prueba


de las relaciones de causalidad o culpabilidad del usuario para eximirse de responsabilidad.

La empresa prestadora de servicios domiciliarios por ser tal -empresa- y por poseer los
medios técnicos, es quien está en mejores condiciones de probar que la relación de
causalidad no condiciona el daño, sino que es otro el acontecimiento; esto evita lo que
normalmente se considera una actitud impropia de las empresas: la simple negativa.

Es importante por dos situaciones: la primera de fondo y que hace al contenido de los
derechos de los usuarios, que muchas veces se ven sorprendidos por dos cuestiones: la
primera, las cláusulas que desligan toda responsabilidad por los daños por el simple
suministro, a la cual debemos considerarla cláusula abusiva en los términos del art. 37 Ley
de Defensa de los Derechos del Consumidor 24240; la segunda cuestión, es que se
confunde la multa devenida por el incumplimiento que deriva en una sanción pecuniaria y
otra cuestión es la atinente a la reparación, que atiende a la magnitud del daño; ambas son
cuestiones independientes y concomitantes.

En cuanto al tema de forma o procedimiento y procesal, la tendencia de la jurisprudencia es


concordante y mayoritaria en señalar que el acontecimiento como hecho generador del daño
debe ser acreditado por quien mejor esté técnicamente dotado, que lo son sin duda las
empresas, y de igual forma su pretendido eximente.

En este último sentido debemos hacer una salvedad respecto de la conducta del usuario.
Quiere decir entonces que la Ley del Consumidor coloca a las empresas en una obligación
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o carga (según como se califique, pero no cambia la característica) relacionada con la forma
de acceso al usuario al servicio: mecanismos técnicos de seguridad, por lo cual la empresa
debe probar para eximirse de responsabilidad que dicho mecanismo estaba y funcionaba,
como primer paso, y luego probar la culpa exclusiva del usuario, ya que la mera
concurrencia de culpas impide la eximición, pues como señalamos precedentemente, el
servicio debe ser inocuo, eficiente y continuo.

En suma, existe una presunción de responsabilidad objetiva sustentada por el art. 1113 CC.
y la ley 24999 , que la empresa deberá desvirtuar desde el derecho de fondo y procesal en
su formulación de prueba.

IV. LA REPARACIÓN DE LOS DAÑOS ECONÓMICOS (EMERGENTE, LUCRO


CESANTE, LUCRO CESANTE CONTINUADO E INCLUSIVE CHANCE) Y
EXTRAECONÓMICOS (DAÑOS CORPORALES Y ESPIRITUALES/MORALES Y
PSICOLÓGICOS)

En el caso de autos, la sentencia condena a los daños emergente y moral, con sólidas
razones.

El servicio tiene una causa motivo en la contratación, son en principio dos, para la
casa/habitación, la calidad de vida del usuario que no es más que cubrir necesidades básicas
de consumo y para la actividad económica (comercial, industrial, etc.) la incorporación
como suministro en la elaboración o manufacturación de bienes y servicios.

En cuanto a los rubros, el daño emergente conforme al art. 519 CC. , se trata de pérdida
que efectivamente haya sufrido, que en el caso de casa/habitación, puede ser desde
alimentos colocados en refrigeradores o artefactos que hayan sido fulminados, etc.; para las
empresas o profesionales, además de los indicados, cualquier manufactura que haya
quedado inconclusa o invalidada y debido a esto no pueda comercializarse, etc. (un plano
en una computadora que se haya borrado; una línea o cadena de fabricación de alimentos
que tenga que desecharse por problemas de frío o proceso de calentamiento y cocción, etc.).

En cuanto al lucro cesante, es decir la utilidad dejada de percibir, estimamos que en la


casa/habitación no puede admitirse, pues estaría en contra de la causa motivo o fin del
contrato, salvo un trabajador de modalidad domiciliaria.

En el caso de actividad económica no sólo podrán reclamar el lucro cesante, sino a tenor de
los fallos de la Corte Suprema de Justicia el lucro cesante futuro.

En lo atinente al derecho de chance, que implica para las empresas incorporar como
derecho económico transable su lugar en el mercado o posicionamiento en el mismo,
cuando a consecuencia de un daño aquel sea afectado, deberá también repararse (vgr., corte
de suministro de "X" servicio que implica un insumo, lo cual lo hace rescindir contratos de
producción y/o comercialización de bienes o servicios, por lo cual esta pérdida implica una
disminución de posicionamiento).

En cuanto a los daños extraeconómicos, comencemos diciendo que resulta obvio que
cualquier daño relacionado con estos servicios que hacen a la calidad de vida, implica una
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afectación espiritual o daño moral (en los términos del art. 522 CC. , que estimamos por
notorios no deben probarse, sin perjuicio de que su acreditación tenga que relacionarse con
la cuantía reclamada).

También puede estar involucrando el daño psicológico; hay personas que después de un
accidente con energía o agua contaminada tiene aversión psicológica, la que debe ser
acabadamente probada, en cuanto si se trata de un tratamiento de recuperación o un saldo
irrecuperable, que afecta la calidad de vida.

Si la situación es dilatada y continuada puede afectar al proyecto de vida transitoriamente,


lo cual también puede ser indemnizado.

Por último, conviene resaltar, aunque parece obvio, que cualquier daño, corporal o
biológico debe ser reparado, incluso si es necesario dictar una medida anticipatoria en
materia de rehabilitación, como lo ha señalado la Corte Suprema.

V. CONCLUSIÓN

El pronunciamiento es importante porque triangula cuestiones esenciales: el contrato de


adhesión de suministro de servicios domiciliarios; la responsabilidad de las empresas y su
participación procesal, así como las pruebas de sus eximentes y por último lo atinente a la
reparación de daños económicos y extraeconómicos.

La presunción de responsabilidad es un efecto jurídico básico de defensa del consumidor, el


cual, debemos sostener para evitar los subterfugios de las empresas. Falta la gratuidad de
las acciones y la celeridad en los procesos como materias pendientes para el próximo siglo.

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