Podemos describir a el deber moral como un constructo social que pasa a cada individuo de
generación en generación, de pequeños aprendemos que ante determinadas circunstancias
tenemos la obligación de decidir determinado curso de acción, de modo tal que si no lo hacemos nos pesará en la conciencia. Esta carga moral de la conciencia ha sido adquirida durante el proceso de inculturación por el que todos pasamos en tanto que seres sociales. Ahora bien, un claro ejemplo de un suceso en el cual podemos identificar el deber moral es como actuamos ante un acto de violencia de género y eso que describimos la violencia de género como cualquier acto violento o agresión, basados en una situación de desigualdad en el marco de un sistema de relaciones de dominación de los hombres sobre las mujeres que tenga o pueda tener como consecuencia un daño físico, sexual o psicológico, ahora bien el deber moral que debe de presentar cada individuo ante esta situación es reducir o evitar que esto suceda, por lo mismo cuando presenciamos una acto de tal magnitud ciertas veces las personas no realizan ninguna intervención a tal situación sin embargo el deber moral de cada persona es evitar más casos, se describe ciertas veces a las personas que interrumpen la situación para salvar a la persona como un héroe, pero no solo es dar o decir el nombre de héroe, sino que también se le debe de reconocer como una persona con una gran moral, porque está arriesgando a salir dañado ante semejante situación sin embargo ocluye que el caso no se repita, ahora bien podemos describir un quebrantamiento de norma cuando se le está violando la ley, los derechos, las normas a las mujeres, cuando se corrompe una ley, la mayor parte de los casos se deriva de una sanción ahora bien como se ejecuta una sanción ante esta situación, la mayor parte de los casos las mujeres tienden a ocultar los casos de agresión que viven en el transcurso de los días, ya sea por una violación física o por una agresión, cuando la persona que fue agredida o fue abusada levanta una demanda al agresor . Ahí es cuando la ley debe de intervenir en ella de manera jurídica, en este caso se van a aplicando leyes que describen las acciones y las sanciones que debe de llevar un agresor, y conociendo la magnitud la de situación se otorga un tiempo de rehabilitación o de encarcelamiento para poder identificar la situación psicológica que posee la persona al agredir, al igual que a la persona agredida, las leyes que se aplican ante una agresión o violación de género es la ley general de acceso de las mujeres a una vida libre de violencia, en el cual se describe que el objetivo de esta ley es establecer la coordinación entre la Federación, las entidades federativas y los municipios para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres, así como los principios y modalidades para garantizar su acceso a una vida libre de violencia que favorezca su desarrollo y bienestar conforme a los principios de igualdad y de no discriminación, así como para garantizar la democracia, el desarrollo integral y sustentable que fortalezca la soberanía y el régimen democrático establecidos en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Al igual que también nos hace mención que se ejecutaran todas las medidas que se deriven de la presente ley, garantizando la prevención, la atención, la sanción y la erradicación de todos los tipos de violencia contra las mujeres durante su ciclo de vida y para promover su desarrollo integral y su plena participación en todas las esferas de la vida. Otro punto que nos describe claramente las leyes ejecutadas para la prevención de estas situaciones los principios que toda mujer debe de poseer tales como: La igualdad jurídica entre la mujer y el hombre; El respeto a la dignidad humana de las mujeres; La no discriminación, y La libertad de las mujeres. En conclusión, La violencia de género es una violación intolerable de los derechos fundamentales del colectivo femenino, que representa un atentado contra el derecho a la vida, la integridad física y moral, la seguridad y libertad y, en suma, contra la dignidad, que exige como respuesta una eficaz política de prevención de ayuda a las víctimas y a la resocialización. Es indudable que el origen del problema de la violencia de género estriba en el patrón cultural que sitúa al hombre y a la mujer en papeles diferentes dentro de la familia, el reparto de tareas dentro de ésta, y la tradicional consideración de la mujer como una persona de inferior categoría en la vida social.