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LAS RUEDAS SAGRADAS DE LA DIOSA

Las nuevas tradiciones que rescatan la antigua religión de la Diosa se nutren


de la sabiduría contenida en las antiguas Ruedas de Medicina, adaptadas a nuestra
vida moderna. El conocimiento que ellas brindan se refiere tanto al macro-cosmos
(todo lo que existe) como al micro-cosmos (la realidad interior de cada individuo). La
Rueda Ceremonial es al mismo tiempo el Universo, el mundo, la vida individual, el
templo, el pueblo, la persona, el vientre de la Madre Tierra, la peregrinación, el viaje, el
viajero o viajera y el camino.
Es muy importante que las ceremonias celebradas en honor a la Diosa se
realicen alrededor de una Rueda Sagrada, la cual necesita estar basada y reflejar las
particularidades culturales, geográficas y climáticas en las que viven las personas que
se relacionarán con el Universo a través de ellas. Pero si bien tienen que apuntar
hacia una universalidad y contener verdades que son un legado que pertenece a toda
la humanidad, deben también respetar la diversidad de cada comunidad y de cada
persona que la integra.
La primera Rueda Sagrada que conocí en mi entrenamiento como Sacerdotisa
de la Diosa fue la Rueda de Brigit-Anna, que es la base de las ceremonias de la
Tradición de Avalon. Britania (Bri-Annia), al igual que Hispania (Hisp-Annia), son un
ejemplo de los nombres que los romanos dieron a algunos de los territorios que
conquistaron, como un modo de unir a las Diosas honradas por los pueblos
subyugados por ellos con el nombre de la Diosa Ana, Anna o Annia, a quien ellos
mismos honraban como “Abuela del Tiempo”. De este modo, se ganaban el favor de
ambas y no ofendían a ninguna, lo cual estaba muy lejos de su voluntad, ya que ellos
querían gobernar el mundo para siempre y con la menor cantidad de problemas.
En el primer caso, el nombre se obtiene de la unión de los nombres de las
Diosas Brigit y Anna. En el segundo, “Hisp” es una partícula que, se cree, deriva de
“Hesperia”, Diosa Guardiana del jardín de las Hespérides, el huerto de las manzanas
de oro de la abundancia. Otros de los nombres de esta Diosa son Hipperia e Iberia.
Los fenicios, que también habitaron el territorio de la vieja Hispania 1, llamaban al
planeta Venus “Vesper” o “Hesper”. El planeta Venus ha sido asociado a la Diosa del
Amor en muchísimas tradiciones alrededor del mundo ¿Estas asociaciones libres que
podemos hacer con estas palabras son un mero juego de la casualidad?

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La Rueda de las Diosas de Hisp-Annia es material de un libro que editaré próximamente y que aún se
encuentra en etapa de redacción.
Lo que más me fascinó de esta Rueda femenina fue, sin dudas, su analogía
con el cuerpo de la Diosa. Esto me permitió aprenderla con mayor facilidad,
imaginando que ella está representada en mi propio cuerpo.
Para ubicarme en la dirección exacta en la cual se encuentran los 4 puntos
cardinales, solo necesito ponerme de pie, mirando hacia el Norte. De este modo, el
Norte es mi cabeza; el Este, mi costado derecho -que es luminoso y yang2-; el Sur es
la totalidad de mi cuerpo en plenitud y el Oeste, mi costado izquierdo -que es oscuro y
yin-. El Este es siempre luminoso, por cuanto es la dirección por donde nace el sol, en
tanto que el Oeste es oscuro, por cuanto es la dirección en la cual muere, cada
atardecer. El Centro de la Rueda es el útero de la Diosa, que es también mi útero.
Los colores de las 4 direcciones principales son: negro para el Oeste, donde
está la Tierra; blanco para el Norte, que alude al elemento Aire; amarillo para el Este,
donde está el Fuego y rojo para el Sur, donde se encuentra el elemento agua.
¿Por qué las aguas son rojas? Pues porque simbolizan el flujo de la sangre
menstrual, la sangre sagrada de la Diosa. El Centro también es de color rojo, pero con
una tonalidad más oscura, por cuanto representa el útero del cual nacemos y al cual
habremos de regresar cuando nos llegue el momento de finalizar nuestro camino en la
Tierra. He querido conservar el simbolismo de este color para ambas direcciones, ya
que el útero femenino y la sangre menstrual necesitan volver a ser sagrados y
sanados.
En nuestras ceremonias, la Rueda es nuestro altar y es el sitio sagrado donde
podemos honrar a la Diosa, a nosotras mismas y a todo lo que existe.
Al estar representado el cuerpo de la Diosa (nuestro cuerpo) en la Rueda, se
facilita también el hecho de conservar las direcciones y la disposición de los
elementos, cualquiera sea el lugar donde nos encontremos. Esto me proporcionó una
gran solución en el momento de adaptar la Rueda de Anna al Hemisferio Sur. De otro
modo, no solo habría demorado muchos años más en encontrar la ubicación precisa
para cada elemento sino que además me hubiese resultado muy difícil cambiar la
dirección de mis prácticas y ceremonias, tal como las había aprendido.
Por lo general, los elementos de una Rueda Ceremonial suelen estar dados por
la geografía del lugar al que pertenecen. Por ejemplo, si nos situamos en la Argentina,
en el Sur tenemos la unión de los océanos Atlántico y Pacífico (Agua), en el Oeste la
Cordillera de los Andes (Tierra), en el Norte la Puna (donde es muy valioso el elemento
Aire) y por el Este siempre sale el Sol, como en todo el planeta. ¿Pero qué ocurriría si

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Para no entrar en discusiones acerca de “femenino” y “masculino”, prefiero mencionar a las
energías como “yin”, para el primer caso y “yang”, para el segundo, ya que estos términos
están menos connotados con cuestiones de género.
quisiéramos usar la misma rueda en el territorio de Chile, donde el mar está a lo largo
de todo el Oeste y la Cordillera, en el Este?
Como lo más importante en la Rueda de Anna es que simboliza el cuerpo de la
Diosa y respeta siempre el movimiento del sol, no es necesario que contemple la
disposición de los accidentes geográficos. Por lo tanto puede ser utilizada en cualquier
confín del planeta.
Podemos ver a la Rueda Sagrada como un símbolo del laberinto del alma, en
el cual “la espiral expansiva que crea y protege el centro y la espiral contraída en la
cual se disuelve son ambas conceptos implícitos en el laberinto –explica Kathy Jones-.
Para que el laberinto exista, el centro necesita ser creado y protegido. Cuando el
laberinto es penetrado, el centro es disuelto”.
“Entrada y disolución ocurren solamente bajo las condiciones correctas. Es
decir: solo con el conocimiento del camino”, advierte Kathy. Al igual que la Rueda y, si
bien la forma es frecuentemente intrincada, “el laberinto es una espiral con retorno”.
Se trata de una representación del cosmos y de todos los cosmos y, como ya hemos
visto, de todas las entidades ordenadas con correspondencia sobre una escala de
analogías.
En las tradiciones derivadas de la Rueda de Anna -laberinto, espiral sagrada,
puente y escalera circular que nos lleva al cielo y a la vez a nuestro centro del ser-
siempre giramos en sentido horario, a excepción de las ceremonias de funerales, en
las cuales, a medida que el alma de la persona fallecida regresa desde la tierra a los
reinos espirituales, lo hace girando de regreso hacia el centro. Por lo tanto, las
deidades y energías son invocadas en el sentido contrario al movimiento de las agujas
del reloj y la ceremonia misma se mueve toda en esa dirección.
Cuando trabajamos con las Diosas Oscuras también podemos seguir el mismo
criterio, ya que estamos embarcándonos en un viaje de transformación, en el cual la
sanación se producirá solamente si dejamos morir aquellas partes de nuestro ser que
ya no son propicias para nuestro crecimiento.
Es por esa razón que las ceremonias celebradas alrededor de la Rueda de
Chak-Anna respetan este principio y giran en el mismo sentido en el que lo hacen las
agujas del reloj.
En el primer año de Entrenamiento para iniciarse como Sacerdotisas de la
Diosa, ampliaremos y profundizaremos en los conocimientos contenidos en cada una
de sus nueve direcciones sagradas, experimentando Sus energías en cada estación.

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