Está en la página 1de 7
Dat eodvewdin Faden berg , 176 wIsTORIA SociAL DEL. FOrROL El abandono del juego era una opcién recurrentemente empleada por los equipos que se encontraban en desventaja y no aceptaban un resultado adverso. En las piginas de Le Argentina aparecieron muchos ‘casos de equipos que se retiraban antes de que terminara el partido porque iban perdiendo y no vislumbraban posibilidad alguna de rever- tirla situacién, dando a entender de este modo que el juego carecia de sentido... porque ya no habfa posibilidad de ganar. En el partido entre Estudiantil de Almagro y La Prensa, jugado el 12 de septiembre de 1907, gané el primero “3 a 0, hechos en el primer halftime. El segundo no.se,jugé, por declararse forfat los de La Prensa. La misma actitud ‘avo el Inglaterra, que perdia 4 2 0 frente al Caballito y se retiré a los 45 minutos" Las deficiencias organizativas también fueron una arena en la que os equipos disimieron sus éxitos o fracasos deportivos. Unos minutos odfan marcar la diferencia entre tener que jugar para acceder ala po- idad de ganar y ganar sin jugar. Muchos preferian la segunda op- ci6n: diez minutos marcaban la diferencia entre caminar por la senda del juego limpio o abandonar la cancha reloj en mano. En todos los partidos de las ligas independientes debia firmarse la planilla correspondiente. Si se escribia la palabra “protesto", se debia abonar una suma de dinero y recurrir a la comisién de protesta de la liga. Ysi el caso se determinaba favorable al acusador, se le devolvfa el importe. No obstante, se discuti6 hasta el hartazgo si habia que firmar Ja planilla aunque se protestara o si el mero hecho de no firmaria im- plicaba una protesta, Estas ambigtiedades se acentuaron debido a que ‘cada liga creaba sus propias normas y las fijaba en sus propios regla- ‘mentos, De hecho, hacia 1907 existia una docena de ligas indepen- ientes y los clubes que las integrabsin variaban cada aio, lo que provo- caba una gran confusi6n que estos utlizalan 4 veces para obtener la victoria en los tibunales, La instancia judicial de impugnacién del partido por uno de los competidores, accién por otra parte contemplada por todos los regla- ‘mentos de las ligas independientes, fue uno de los motives que frena- ron el normal desarrollo de algunos campeonatos. La proliferacién de las ligas independientes se debi6 en muchos casos al mero interés de ‘obtener ingresos a expensas del arraigo de Ia moda futbolistica. Las fi- nanzas eran positivas si las ligas lograban atraer a muchos competido- resy cobrar a todos las cuotas de inscripci6n. Otra fuente de ingresos EXPERIENGIA Y VIRTUD EN EL FOTROL AFICIONADO 7 provenfa de las ‘protestas®o de otorgar premios eon un valo® menor al anunciado antes de Ia iniciacién del torneo. La heterogencidad del mercado de clubes y el intento de crear un es- pacio més o menos estable dicron origen a un sinniimero de situaciones cen las que las fuerzas contendientes no estaban Jo suficientemente equi- libradas para desarrollar un enfventamiento en regla. La bisqueda de la jgualdad de condiciones iniciales, si bien era un principio intrinseco ala prfctica del deporte, resultaba dificil de conseguir porque en realidad cra sistemsticamente eludida por buena parte de los participantes. Por ejemplo, surgieron inconvenientes por la formacién de los equipos de las distintas categorias en relacién con las edades de sus integrantes, cuya franja ctara iba desde los 12 hasta los 20 afi. Vse hizo evidente la bis: ‘queda de ventajas extradeportivas con el propésito de aleanzar la victo- ria, Por ejemplo, muchos clubes con mas de un equipo a menudo inscri- ‘fan en las ligas a su mejor conjunto con el n® IIo el n° Ill y no con el 1n® [para que este no jugara en Ia primera categorfa del torneo y estur viera asi en mejores condiciones de ganar. Si un club tenfa un solo ‘equipo, casi siempre generaba discusiones eternas porque solia anotarlo ‘en la categoria Ilo II, nunca en la. La fraudulent formacién de equipos de divisiones menores con ju gadores de la liga mayor también fue fuente de disputas, desafiliacio- nes y expulsiones, ya que este tipo de acciones estaban expresamente prohibidas en todos los reglamentos. Con el propésito de contrarrestar ‘estas irregularidades, a partir de 1907 se hizo obligatorio presentar la documentacién pertinente para probar fehacientemente la edad de los jugadores de los planteles. RIVALIDAD-ENEMISTAD, TRIUNFALISMO" ‘Tal como legé al pais el deporte inglés, el fair ploy y la rivalidad eran parte del mismo fenémeno, En opinién de los sportsmen, la rivalidad debia ser entendida como un circunstancial enfrentamiento capaz de producir una tradicién competitiva entre los rivales. Esta puja era vista ‘como tn condimento y muchas veces se Ia consideraba necesaria para aumentar el rendimiento. En este sentido, la rivalidad era un elemento de la competencia. Pero una ver concluida esta, Ia distancia entre los 178 HISTORIA SOCIAL DEL FOTBOL adverss ios debia desaparecer. La rivalidad era aceptada, pero la ‘enemistad era desaprobada por considerarse ajena a la esencia del deporte. Ya en el acotado mundo de los clubet-equipos de aquel entonces, Porteiios de Flores y Estudiantes de Flores entablaron una discusién a través de La Argentina en agosto de 1903: Los sefiores que forman parte de la comisién del club Porte fios de Flores han informado a usted que el primer team de dicho club ha jugado y ganado un partido de football con el club Estudiantes de Flores sin especificar con qué team de este club. Ruego a usted se sirva hacer piiblico como un acto de justicia que dicho partido ha sido con el 2* team de este club. Al mismo tiempo, comunico a usted para mayor clari- dad en lo que digo que soy capitin del primer team de este club y en tal cardcter he desafiado varias veces al club Porte- fios sin estos haber querido aceptar, econociendo nuestra supe- ‘ioridad, y han informado a usted de esa manera no por equivoca- iin sino porque no nos puaden desalojar del puesto que ocupamos en esta parroquia. (El destacado es nuestro. En este caso estaba en juego la rivalidad entre dos clubes de un mismo vecindario (Ia parroquia de Flores), disputa que podrfa encuadrarse dentro del horizonte del fair play. Sin embargo, las cosas comenzaron a ser distintas, En el marco de la rivalidad entre equipos de una misma barriada, el ‘campo de juego pas6 a ser el campo de batalla donde se dirimiria la su- perioridad territorial. Charleston y Argentinos Jrs, por ejemplo, eran clubesequipos cuyas secretarias y canchas se encontraban a poca dis- tancia geogréfica entre si. En septiembre de 1908 el primero desafié al segundo en forma vehemente, y este no tardé en responder y aceptar elreto, aunque advirtiendo que sus objetivos primordiales no pasaban por la mera competencia. Aceptaban el desaffo para que otros no pu- Gieran “tacharnos de no querer jugar por el objeto por miedo a ser vvencidos, por eso aceptamos el desaffo en todas sus partes, rogando al capitén del Charleston se.sirva pasar por la secretarfa. Luis Bianchi", En este caso el partido reflejaba, como ya se indicé6, una competencia entre vecinos de un mismo vecindario, y en particular expresabia la EXPERIENCIA Y VIRTUD EN EL FOTBOL AFICIONADO 79 puja entre quienes deseaban arrogarse el derecho de mejor represen- tary defender el pequeiio territorio comin. ‘A pesar de ser esta la tendencia dominante, también hubo enfrenta- imientos y agudas rivalidades que nada tuvieron que ver con proximida- des o Iejanias territoriales. Segin parece, estas disputas fueron conse- cuencia de una omnipresente excitacién provocada por la competencia ‘yen todas ellas es posible advertir c6mo los aprendices de deportstas se debatian por ejercer el papel de paladines de su pequetio universo La rivalidad répidamente devenfa enemistad. La participacién en tomeos y ligas implicaba fortnar parte de un espacio comiin, donde to- dos competian contra todos. Este interés por posicionarse en la total dad del mundo competitivo se realiz6 a través del sentimiento de la de fensa de lo pequeiio, lo grupal y lo vecinal. La prctica futbolistica fue asi transforméndose en vehiculo de reconocimiento de lo propio y de lo ajeno, percibido esto dltimo como amenazante. En suma, ser miem= bro del ambiente futbolistco significaba participar de ese universo simbélico gobernado por la rivalidadenemistad. ‘Sin embargo, en otros casos, cuando el nacimiento de la rivalidad nada tenia que ver con cercanias o lejanfas territoriales, la amistad na- cfa de la mera pretensi6n de alcanzar el éxito en la competencia. En las ‘actitudes sefaladas podia observarse la presencia de una permanente ue _gencia por vencer, junto a un impulso ~dificil de resistir~ de exhibirse como triunfador ante el conjunto de los potenciales rivales. Para conse guir el éxito se apelaba a una amplia gama de medios, desde argu: cias reglamentarias hasta reacciones cargadas de brusquedad. El cardcter que fue adoptando la competencia ejercié una enorme atraccién y terminé por instalarse como horizonte valorativo integrador y ‘como signo de virtud, Nadie que se considerara footballer podia quedar al margen de esa forma de sensibifdad. Cuando la rivalidad-enemistad apa- recia, su empuje obligaba a Jos clubes a encolumnarse bajo su égida. En cambio, si un club desconocia o intentaba eludir este principio, sus con- trineantes podian interpretar su accién como deshonrosa. ‘Algunos periodistas percibieron como una amenaza ese desnudo de seo de triunfo adosado a la rivalidad tefiida de animadversién entre los lubes. En la experiencia de la lucha competitiva fue conformandose una serie de conductas y e6digos comunes. Para ello se urdieron ciertas estrategias, como mostrar caras largas y preocupadas frente al adversario, quien pasé a ser identificado casi como un enemigo. 80 MisroRtA sociAL pet FOrsoL Una de las maneras de erigirse en enemigo y superior era salir -o aparecer~ vencedor en la mayor cantidad de partidos. En esa tesitura, algunos equipos publicaban resultados favorables inexistentes y hasta ‘parecié un aviso de un partido no jugado que incluia la formacién del equipo ganador y los goleadores. La repeticién de situaciones s- imilares revela el evidente esfuerzo realizado por los clubes para pre- Sentarse en las paginas de La Argentina como eternos ganadores. ‘Queda claro que, mas allé de la falta de veracidad de los hechos, los clubes aprovecharon el periédico para mostrarse, aunque sea proviso- riamente, como exitosos. La Argetinay los propios clubes promovieron la ereacin de un espa: io de evaluacién para dirimir el concepto que cada uno merecfa tener del resto, de lo que se desprende la trascendencia de la publicacién de ‘cualquier novedad en ese periédico, Por ejemplo, a comienzos de agosto de 1904, dos clubes se pelearon en sus paginas. En respuesta a esta ro- Yerta, la redaccién sugiri6: “Pensamos que es tiempo de que ustedes se Pongan de acuerdo y firmen fas paces, pues Ia polémica traera un resul- {ado ‘nico: el deserédito de ambos clubes", Es decir que respaldaba ia opinion generalizada de que lo que se juguba en las canchas y fuera de ellas era el crédito o el descrédito, el honor 0 el deshonor de los clubes, Los ganadores tenfan cierta premura en publicar los resultados de Jos partidos, situacién que provocaba Ia reaccién inmediata de los per-

También podría gustarte