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El jugar es la actividad que comienza poco tiempo después de nacer. El primer jugar
del bebe es con el pecho o con el biberón, con la mirada y con los gestos. En
consecuencia, las características del juego irán variando durante el largo y complejo
transcurso del desarrollo infantil. Mediante un proceso gradual y continuo que
atraviesa diferentes etapas y cada una revelará la aparición y la utilización de
nuevas conductas.
Distintas acciones como: el chupar objetos, manipularlos, golpearlos, arrojarlos,
buscarlos, sacarlos, ponerlos, esconderlos, etc., serán las maneras que tendrá el
pequeño para desplegar sus potencialidades lúdicas.
El juego, junto con otras conductas como: el lenguaje, la imitación y el dibujo
constituirá una vía ideal para simbolizar la ausencia y la separación, primero de su
madre, y luego de los otros seres y objetos significativos para él. De modo que
alcanza una mayor independencia e integración en el mundo social.
El juego es el primer lenguaje del niño. Por medio de la actividad lúdica los
pequeños interactúan con los objetos, desarrollan sus sentidos, adquieren
habilidades, expresan fantasías, sentimientos, se relacionan con otras personas,
adquieren pautas de conducta, imitan... A través del juego interiorizan la realidad
circundante y expresan su mundo interior. El juego ofrece indicadores para
entender al niño y observar su evolución física y mental.
A los padres corresponde también implicarse en las actividades de
juego porque con ellas mejorarán las condiciones de crianza y
enriquecerán los estímulos del entorno familiar del niño, y también
porque les facilitará la vinculación y la afectividad con su hijo.
Se dice que para conseguir campeones hay que trabajar desde edades muy
tempranas y de hecho esto se puede aplicar incluso a antes del nacimiento del
niño.
El niño juega con lo que tiene a su alcance y donde esté. Pese a la espontaneidad
de estos juegos pueden tener una finalidad dirigida para favorecer el desarrollo de
la inteligencia y de la adaptación.
El juego en los niños pequeños es muy importante en su desarrollo, por ello,
los juguetes son una herramienta fundamental al momento de trabajar una
estimulación temprana y así permitirles seguir el proceso natural, en el que ellos
descubren el mundo y cómo hacer las cosas por sí mismos. Así, por medio de
juegos y actividades, se trabaja la estimulación para ayudar a los niños con sus
habilidades motoras, cognoscitivas y socio-afectivas.
El juego es la actividad principal del niño durante sus primeros años de vida, es a
la que le dedica más ganas, energía, y sobre todo, en la que pone más ilusión. Se
estima que más del 60% del tiempo que un niño pasa despierto lo dedica a jugar,
y lo mejor es que lo hace por voluntad propia, de forma natural. De hecho, se trata
de la única actividad que no necesita de instrucción porque el niño juega de
manera casi instintiva.
en la Atención Temprana
Por tanto, el juego infantil es mucho más que una simple diversión: se trata de un
proceso de aprendizaje para la vida adulta a través de la cual el niño aprende todo
sobre su entorno. No en vano muchos aseguran que es el primer ensayo de la
vida. A través del juego, el niño comienza a interactuar con todo lo que lo rodea,
conoce su entorno y desarrolla sus habilidades.
Los niños deben disfrutar de sus juegos y recreaciones y deben ser orientados
hacia fines educativos para así conseguir el máximo beneficio.
Los niños tienen necesitan hacer las cosas una y otra vez antes de aprenderlas
por lo que los juegos tienen carácter formativo al hacerlos enfrentar una y otra vez,
situaciones las cuales podrán dominarlas o adaptarse a ellas. Además, los juegos
pueden ser de todo tipo: de mesa, deportivos, etcétera. A través del juego los
niños buscan, exploran, prueban y descubren el mundo por sí mismos, siendo un
instrumento eficaz para la educación.
en la Atención Temprana
hay que tener en cuenta que los niños aprenden con mayor facilidad cuando
disfrutan con lo que hacen y además lo comprenden, por dicho motivo hemos de
adecuar nuestras propuestas lúdicas teniendo en cuenta:
3. Modela la personalidad
Interactuar con los adultos y con otros niños mediante el juego es mucho más fácil
que hacerlo de forma directa. Por eso, los niños utilizan las actividades lúdicas
como una herramienta para comunicarse con las personas que le rodean y hacer
nuevos amigos. Por consiguiente, el juego se convierte en el primer agente
socializador porque es a través de este que el niño, que aún no ha aprendido
a relacionarse con los demás, logra establecer nuevas relaciones. Además,
es una forma estupenda para desarrollar las habilidades comunicativas y el
lenguaje.
5. Potencia la autonomía
descubrir cosas que no conocía. También descubre lo que le gusta y lo que no, y
establece pautas personales que lo diferencian de los demás. De esta manera, el
niño se empieza a interesar por lo que en verdad le gusta y le dedica
especial atención a los juegos que prefiere. En ese proceso va desarrollando
cierto nivel de autonomía, separándose de los padres y ganando en
independencia.
Físicas: para jugar los niños se mueven, ejercitándose casi sin darse
cuenta, con lo cual desarrollan su coordinación psicomotriz y la motricidad
gruesa y fina; además de ser saludable para todo su cuerpo, músculos,
huesos, pulmones, corazón, etc., por el ejercicio que realizan, además de
permitirles dormir bien durante la noche.
Desarrollo sensorial y mental: mediante la discriminación de formas,
tamaños, colores, texturas, etc.
Afectivas: al experimentar emociones como sorpresa, expectación o
alegría; y también como solución de conflictos emocionales al satisfacer sus
necesidades y deseos que en la vida real no podrán darse ayudándolos a
enfrentar situaciones cotidianas.