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40 Paco Climent Al descender hacia la mesa de piedra donde el dia anterior descubrieron los objetos de ma- dera, Juana y Feneira se levaron uno de los mayores sustos de su vida, Unas borrosas som- bras humanas les cerraban el paso. A la verdosa luz que se filtraba bajo las aguas los dos amigos pudieron observar los cascos, escudos y espadas que portaban aque- llos individuos. —2Quiénes son ustedes? —balbuces Juana. —iNosotros somos los grovios! sana ns isa Las desventuras de Juana Calamidad 41 i EL PRIMO VALENTIN JUANA y Ferreira, para qué mentir, estaban stados. Cuando se metieron en la cueva ‘arina lo que menos esperaban encontrar ‘a que estuviese habitada. Y menos todavia por auténticos grovios, que, como ya te he contado, eran las antiguas tribus celtas que poblaron el sur de Galicia. Los grovios les rodearon. Tenian un aspec- amenazador con aquellos cascos que les ltaban parte del rosiro y aquellas espadas fuertemente empuhadas. Pero Juana y Ferrei- ra no eran tontos. O aquellos grovios eran to- los unos bajitos o eran chicos de su misma edad. Acostumbrada ya a la semioscuridad reinan- fe, Juana intent6 encontrar algtin rasgo fami- liar en los estrambéticos personajes. Aquel rostro plagado de pecas rojas... 42 Paco Climent Los desventuras de Juana Calamidad 43 —Pero si ttt eres mi primo Valentin, el de los Feijéo! —iY ti eres Juana, la hija de la maestra Y el grovio Valentin se quit6 el casco y se acercé a su prima. —Bueno zy qué hacéis en nuestra caverna? —,Como que vuestra caverna? —intervino Ferreira—. Esta caverna pertenece a nuestro pueblo, a Montefaro. —Narices —-metid baza otro grovio—, este lugar siempre ha sido de los de Padornelo. Valentin, con eso de que era primo de Jua- na, se sintié mediador. —Bueno, eso es lo de menos. Lo impor- tante es que han descubierto nuestra guarida y por tanto los hemos de matar... —jMatar! —salt6 Ferreira—. Ta estas «cha- lao... —Déjame terminar. He dicho matarlos o incorporarlos a la banda para que se compro- metan a guardar el secreto. Los cuatro grovios se retiraron a una es- quina y conferenciaron durante unos minu- tos. Al final, Valentin abandoné el grupo y di- rigiéndose a nuestros dos amigos les dijo: 44 Paco Climent Las desventuras de Juana Calamidad 45 —De acuerdo. Os vamos a dar la oportunt- dad de ingresar en la banda de los grovios. Pero primero tenéis que demostrar yuestro valor superando una dificil prueba

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