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Estoy viviendo en una mentira que no puedo entender. ¿Qué es esto?

Es extraño que sea tan


bruscamente cambiante, me pavoriza, me llena de temor. Ya no puedo reconocerme a mí mismo.
Ahora pienso, ¿Llegué a conocerme en realidad alguna vez? El peor misterio de todos es el que está
dentro de uno mismo. ¿Y si en realidad no existo? ¿Si desperdicié mi corta y tan verosímil
existencia como personaje imaginario en la mente de un niño, o de un maestro? Me atacan
momentos de realidad, doy cuenta de que no soy quien digo, ni quien me digo a mí mismo ser;
aunque no llego nunca a ver qué es lo que soy, por qué me escondo y por qué uso tan malos
recursos. No sufro, pero soy terriblemente sensible. El enorme misterio y la aberrante realidad
ficticia se esconden en verdad tras un día a día tan simple y vacío, tan poco rebuscado, que daría
lástima dejarlo descubrir. Suspiré. He estado suspirando estos últimos tiempos, y solo me he dado
cuenta dos veces, el sábado en la noche, y hoy, casualmente en la noche, en la soledad creada por la
fuerza o en la rutinaria. ¿Alguien podría llegar a sospechar de ese suspiro? Resonaba triste en mi
cabeza. En la de otro, tal vez, sonaría como un suspiro normal, de quien inhala, retiene por unos
instantes y exhala sin sutileza. ¿Observan? Otra vez creando esta realidad que no existe ni existió
nunca. Victimizándome, buscando excusas para tapar mi tremenda... Mi horrible... Mi misteriosa...
¿Qué? ¿Inseguridad? ¿Timidez?. Una mezcla, quizás. Siempre creí que a veces las palabras van más
allá que ellas mismas, que esconden un secreto de quien las cita, hasta mis propios “cuídate” son
extremadamente diferentes a veces. Me dedico tal vez a pensar demasiado una palabra, y a alojar en
ella tantos pensamientos que a millones de kilómetros se advertiría su inminente explosión, leída al
menos por mis ojos. Ahora hay silencio y no puedo ver hacia afuera. Me nublan las mentiras, mis
mentiras. Me aborrezco, a mí, a mi todo. Pero, ¿Qué hacer? Nada, ver pasar, ver felicidad e intentar
no cruzarme con un espejo, ya no más.

No me gustó.
Sin tilde, por favor.

Si no es molestia y cuando puedas, ¿me publicás?

No me voy, solo desaparezco.

Temo.

Cruel.

Resistí dos veces hoy. Tal vez ya solo quiera sucumbir.

Me aterra lo que creé y de lo que me privo

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