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EL ORO
Este metal es el más precioso del mundo, el más caro y el más codiciado. El Señor en la
Biblia nos habla mucho sobre él.
En Génesis 13:2 y Génesis 24:35 señalaba riqueza desde esos tiempos –y aún hoy lo es-.
Se usaba para fabricar utensilios para uso real (por los reyes), para un exclusivo como en
el Tabernáculo (Éxodo desde capítulo 25), pero muchas veces también se le dio un uso
profano como en Éxodo 32, cuando los israelitas después de ver cómo Dios los salvó de
las manos de los egipcios fabricaron un becerro de oro para adorarlo.
También se usaba para señalar autoridad como en Génesis 41:42 y en Lucas 15:22. En el
Salmo 21:3 el Señor pone en nuestra cabeza una corona de oro pues nos ve también en
fe como reyes pues reinaremos juntamente con Él. Nos manda obedecer sus
mandamientos más que oro muy puro (Salmo 119:127), es decir, que Dios quiere que
nuestra obediencia a sus mandamientos sea considerada más que oro muy puro.
Dios es el dueño del oro y de la plata (Hageo 2:8), es decir que solo Él puede otorgar
estos bienes, SOLO ÉL LOS DA, y por algo nos dice en Éxodo 31:13 que Él es Jehová,
EL UNICO, que nos santifica. Y como el oro solo puede ser purificado por el fuego, es el
fuego del Espíritu Santo (Mateo 23:17) que habita en nosotros (1ª Corintios 6:19) el que
quemará y al fin purificará estas ofrendas vivas, santas y agradables a Dios (Romanos
12:1). Y al purificarnos el fuego y la sangre de Cristo nos limpian de toda inmundicia, de
todo pecado, de toda maldición, de toda debilidad que pueda haber en nosotros. Jesús
nos da esa riqueza, ese oro espiritual acrisolado al fuego, esa santidad y pureza, esos
vestidos blancos que necesitamos con las cuales viste nuestra vergüenza y nuestra
desnudez (Apocalipsis 3:18).
Pero aún nos recomienda que nuestro vestido no sea lleno de lujos (1ª Pedro 3:3) sino
que nuestra preciosidad sea “en lo oculto del corazón, en la incorruptibilidad de un alma
dulce y serena: esto es precioso ante Dios”. Que nuestra belleza ante Él no sea de joyas
ni vestidos caros, sino que nuestra belleza sea la interior, la que está en el corazón.
PLATA
No es solamente una vez que la Biblia habla, simbólicamente de purificar la plata. Es uno
de los metales más nobles de la naturaleza, que era muy utilizado en los tiempos bíblicos
por su preciosidad y durabilidad.
Por ese proceso de purificación, las Escrituras aluden al metal con una simbología
espiritual muy fuerte. En el versículo citado en el comienzo de este texto, por ejemplo, se
habla de la gloria de Dios, que debe buscarse a toda costa, aun cuando sea difícil. Ella
está presente aún entre las impurezas, y le corresponde al hombre sensato separarla de
lo que no le sirve. Así como de la plata extraída de las escorias se hacen preciosos
objetos, discernir la gloria Divina en medio de la imperfección del mundo nos permite
crecer con ella.
La plata también es llamada argento, palabra derivada del latín argentum, de donde
proviene el nombre del país Argentina, por la abundancia de este metal en la región – el
Río de la Plata recibió esa identificación por ser usado en el transporte de este y otros
metales preciosos.
“El crisol prueba la plata, y la hornaza el oro, Y al hombre la boca del que lo alaba.”,
(Proverbios 27:21).
PRESENTADO POR:
MARA ACOSTA ARGUELLO
II SEMESTRE
MONTERIA-CORDOBA
SEPTIEMBRE 17-2018