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En el primer tema “El hombre, imagen de Dios”, nos pretende recalcar que nuestra dignidad eta

afianzado a Dios ya que fuimos echo a su semejanza y estamos para servirle.

En el segundo tema “Nuestra vocación a la bienaventuranza”, da a conocer que “Las


Bienaventuranzas” son el centro de la predicación de Jesús y las promesas de Dios, consiste en la
visión de Dios en la vida eterna, y que a nosotros nos hace participe en la vida divina que nos lleva
la felicidad sin fin, siguiendo lo bueno y evitando lo malo.

En el tercer tema “La moralidad de las pasiones”, nos da a entender que debemos tomar
emociones o impulsos de sensibilidad para poder detectar a obrar o a no obrar en vista a lo que se
percibe, contribuyendo a una acción buena.

En el cuarto tema “La conciencia moral”, reconocemos que el juicio de razón está dentro de
nosotros ya que en el momento nos impulsa a hacer el bien y evitar el mal, permitiéndonos asumir
responsabilidades, también debemos a obrar con voluntad propia sin ser forzado. Además nos
favorece en la formación moral tanto en la oración como en el examen de conciencia. Debemos
seguir normas para la conciencia que son nunca hacer el mal para obtener el bien, que siempre
haya igualdad y respetar al prójimo y a su conciencia, siempre debemos seguir el juicio de nuestra
conciencia y si no evitamos el mal podemos corregir los errores.

En el quinto y ultima tema “Las virtudes”, tienen una disposición habitual y firme para hacer el
bien, también nuestros actos se regulan estando estables del entendimiento y de la voluntad que
están adquiridas y fortalecidas por medio de actos buenos y son elevadas y purificadas por la
gracia divina. Las principales virtudes humanas son 4 y cada una de ellas tienen puntos
importantes. En la prudencia nos dispone a que en cada circunstancia ver nuestro verdadero bien
y elegir los medios adecuados para realizarlos. La justicia consiste dar a los demás lo que es debido
siempre con buena voluntad. La fortaleza asegura la firmeza en las dificultades buscando el bien y
también podemos aceptar un sacrificio de nuestra vida siempre y cuando sea por una causa justa.
La templanza modera la atracción hacia los placeres dándonos nuestra propia voluntad sobre los
instintos y nos da equilibrio en los bienes. Las virtudes teologales tienen origen, motivo y objeto
inmediato a Dios mismo, son tres y son los siguientes; la Fe es una virtud por la que creemos en
Dios; la esperanza es una virtud por la que deseamos y esperamos a Dios la vida eterna como
nuestra felicidad; la caridad es una virtud por la cual amamos a Dios sobre todas las cosas y
nuestra prójimo. Hay siente dones del Espritu Santo: sabiduría, entendimiento, consejo, fortaleza,
ciencia, piedad y temor de Dios.

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