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Programa “De ESI se habla en Santa Fe”

Ministerio de Educación

Aportes para fortalecer la implementación de la ESI en las escuelas santafesinas

La implementación de la Educación Sexual Integral (ESI) en las instituciones de los diferentes niveles y
modalidades del sistema educativo de la provincia de Santa Fe, constituye un proceso colectivo y a la vez un
desafío que venimos transitando (desde hace 10 años) con el compromiso de contribuir a garantizar el
derecho de niños, niñas, adolescentes y jóvenes, a recibir educación sexual integral en el marco de una
escuela garante de una real inclusión y con calidad educativa.

La responsabilidad de generar políticas públicas vinculadas a la educación sexual forma parte de las
obligaciones que el Estado Nacional asume a partir de la firma de distintos tratados internacionales
como el Pacto de San José de Costa Rica (1969), la Convención sobre la Eliminación de Todas las
Formas de Discriminación contra la Mujer -CEDAW- (1979), la Convención Internacional de los Derechos
del Niño (1989) y la Convención de Belem Do Pará (1994), entre otros.

A su vez, algunas leyes nacionales sirvieron de antecedentes para la sanción de la Ley 26.150 de Educación
Sexual Integral en 2006, entre ellas: la ley 25.584 de Prohibición a los establecimientos educativos de
toda acción institucional que impida el inicio o continuidad del ciclo escolar a alumnas embarazadas (2002), la
ley 25.673 de Creación del Programa Nacional de Salud Sexual y Procreación Responsable (2003) y
la ley 26.061 de Protección integral de derechos de niños, niñas y adolescentes (2005).

La Ley de Educación Nacional N° 26.206 enuncia entre sus objetivos, aprendizajes vinculados a la Educación
Sexual Integral:
f) Asegurar condiciones de igualdad, respetando las diferencias entre las personas, sin admitir discriminación
de género, ni de ningún otro tipo (…)
p) Brindar conocimientos y promover valores que fortalezcan la formación integral de una sexualidad
responsable (…)
v) Promover en todos los niveles educativos y modalidades la comprensión del concepto de eliminación de
todas las formas de discriminación.

La Ley Provincial N° 12.967 de “Promoción y Protección Integral de los Derechos de Niñas, Niños y
Adolescentes” adhiere a la ley nacional 26.061, en el artículo 1. El Ministerio de Educación incluye en el
currículo su tratamiento, lo cual nos interpela como partícipes del sistema educativo y, como tales, debemos
trabajar la ESI en las instituciones escolares, pues como propone la ley: “…en todas las escuelas de la
provincia, en todos los niveles, obligatoriamente debe garantizarse el derecho de los estudiantes a la
educación sexual, segura, confiable y acorde a la edad”. Y como agrega en su artículo 3: “…asegurar la
transmisión de conocimientos pertinentes, precisos, confiables y actualizados”.

La ESI en las escuelas santafesinas se desarrolla como un espacio sistemático de enseñanza y aprendizaje
que comprende contenidos de distintos ejes curriculares, adecuados a las edades de niños y niñas, y
abordados de manera transversal y/o en áreas específicas. Incluye el desarrollo de saberes y habilidades para
el cuidado del propio cuerpo; la valoración de las emociones y de los sentimientos en las relaciones
interpersonales; el fomento de valores y actitudes relacionados con el amor, la solidaridad, el respeto por la
vida y la integridad de las personas; y el ejercicio de los derechos humanos relacionados con la sexualidad.
También promueve el trabajo articulado con las familias, los centros de salud y las organizaciones sociales.

Desde la escuela se busca la creación de espacios y la construcción de herramientas y estrategias


pedagógicas-didácticas que favorezcan las condiciones que niños, niñas y adolescentes necesitan durante su
crecimiento para un desarrollo cognitivo y afectivo pleno, a generar vínculos armónicos y saludables para una
convivencia democrática y hacia la concreción de acciones que visibilicen las problemáticas relacionados con
la sexualidad, tales como los embarazos a edades tempranas o los abusos sexuales hacia niñas y niños por
parte de personas adultas, la transmisión de infecciones, entre otras.

La escuela es uno de los ámbitos donde se pueden y deben transformar aquellas prácticas que resultan
injustas, pero que muchas veces están fuertemente arraigadas en la cultura y profundizan desigualdades e
inequidades, obstaculizando que el desarrollo de niños, niñas y adolescentes se lleve a cabo de manera
integral y plena.
Las familias son las primeras educadoras, por ello, constituyen pilares fundamentales a la hora de entablar
vínculos, promover acuerdos y estrategias desde las escuelas. Es necesario que las mismas conozcan el
marco legal y los ejes de la ESI para que el trabajo que nos vincula -los derechos de sus hijas/os- sea un
trabajo colaborativo, armonioso y en alianza.

Los ejes de la ESI están centrados en:

o Ejercer nuestros derechos: orientando a trabajar en las escuelas desde el enfoque de los derechos
humanos la convivencia social. El foco está puesto en aquellos derechos que se vinculan al respeto
por las otras y los otros en las relaciones interpersonales, el acceso a conocimientos sobre el cuerpo y
la expresión de sentimientos y necesidades vinculadas a la sexualidad, la promoción de aprendizajes
de prácticas de defensa de derechos, por ejemplo: el derecho de recibir información científicamente
validada, no ser discriminado/a, reconocer sus derechos para identificar alertas de autocuidado y
autoprotección. La ESI se inscribe en un marco de políticas públicas relacionadas con la inclusión, la
igualdad y el ejercicio de los derechos. Considera a niños, niñas, adolescentes y jóvenes como
sujetos de derechos, cuyas opiniones, experiencias y emociones, deben ser escuchadas y tenidas en
cuenta, sin ser discriminadas por ningún motivo.

o Respetar la diversidad: haciendo referencia al reconocimiento y valoración de las manifestaciones


de las múltiples diferencias entre las personas. “Reconocer distintos modos de vida” también
constituye un eje, ya que uno de los propósitos formativos de la Educación Sexual Integral es ampliar
el horizonte cultural desde el cual cada niña y cada niño desarrolla su subjetividad como parte de un
colectivo social. En la medida en que puedan conocer distintas formas de organización familiares,
sociales y culturales en el tiempo y en el espacio, más plenamente podrán desarrollarse y enriquecer
su mirada sobre los valores y actitudes presentes en los vínculos humanos.

o Perspectiva de Género: dando a conocer las formas de ser mujeres y de ser varones que histórica y
socialmente se han construido en nuestra sociedad. En este sentido, proponemos identificar los
prejuicios y las prácticas referidas a capacidades y aptitudes vinculadas a las personas, y el rechazo a
todas las formas de discriminación. Destacamos la importancia de un proceso de desnaturalización de
los roles y mandatos de género y la perspectiva de pensarlos desde una mirada que los revise como
imposición cultural reproductora de la desigualdad de oportunidades entre varones y mujeres. Como
ejemplo de ello, la ESI valoriza en la primera infancia (durante el Nivel Inicial) la ternura y el cuidado
llevando adelante actividades lúdicas con juegos y juguetes no sexistas. Así, dichos mandatos
culturales no generan condicionamientos, y niñas y niños pueden aprender y jugar libres de
estereotipos.

o Cuidar el cuerpo y la salud: propiciando el conocimiento sobre los cambios del cuerpo humano y la
identificación de sus partes íntimas en el marco de la promoción de hábitos de cuidado de sí mismo/a,
de los demás y de la salud en general. También se orienta hacia la reflexión crítica de los modelos y
los mensajes de belleza que circulan en nuestra sociedad y que pueden influir negativamente en la
autoestima, en los vínculos interpersonales y en los hábitos alimenticios, por ejemplo.

o Valorar la afectividad: apuntando a que niños y niñas puedan expresar, reflexionar y valorar las
emociones y sentimientos vinculados a la sexualidad, al mismo tiempo que se promueven valores
como el amor, la solidaridad y el respeto a la intimidad propia y ajena.

Todas las personas que integran la comunidad educativa deben ser incluidas; estas responsabilidades
suponen un verdadero desafío; trabajar con nosotras y nosotros mismos, con nuestras certezas e ideas
previas, sometiéndolos al más riguroso y sincero análisis basado en conocimientos y en consonancia con los
diversos tratados internacionales que constituyen el techo de nuestros derechos. Así podremos guiar a niños,
niñas y adolescentes en el abordaje de información científica validada, para que puedan reflexionar sobre ella
y ponerla en diálogo con sus prácticas cotidianas en un marco de respeto mutuo. Es preciso que los chicos y
las chicas sean realmente capaces de discernir, de cuidarse, de cuidar al otro/a; se formen en un juego de
libre elección para que conozcan y ejerzan sus derechos, sean soberanos/as de sus cuerpos, y para que,
fundamentalmente, no se queden solos/as con sus miedos, sus incertidumbres, sus curiosidades. Las
escuelas permeadas de políticas de inclusión, democratización y emancipación, son transformadoras de las
relaciones cotidianas.

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