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La sanación - Bert Hellinger

Meditaciones

 Nuestras propias frases internas

Nos tomamos tiempo y entramos en una calma profunda y serena.


Esto se nos facilita si permanecemos sólo en el instante, tal como es,
sin intervenir, sin ver hacia el futuro o el pasado.
Después de un rato, regresamos a nuestra infancia.
Vemos las situaciones, en las cuales nos preocupamos por nuestra madre o
nuestro padre.

La preocupación principal de un hijo siempre será si sus padres se


quedarán o si se irán, es decir, si se enfermarán o si morirán.

Contemplamos esta situación con los ojos del niño que alguna vez fuimos.
¿Qué estaba pasando en nuestra alma?
En ese entonces, ¿cómo solíamos manejar nuestros miedos?
¿Nos decíamos alguna frase interna a nosotros mismos?
Acaso prometimos a una instancia mayor o incluso hicimos una promesa en
el sentido de “Si haces que se queden, entonces yo...”

Estas frases son parecidas a “Mejor yo en tu lugar”.

La pregunta es:
¿Qué fue lo que entregamos entonces, y qué estuvimos dispuestos a
sacrificar a cambio del regalo de que nuestra madre u otra persona de la
familia se recuperara y se quedara con nosotros? ¿Sacrificamos algo
internamente de nuestra propia salud?
¿Estábamos dispuestos a morir en lugar de la otra persona?
¿Cuál fue el efecto ulterior sobre nuestra vida?
¿Cómo tratamos nuestro cuerpo después de esto?

La pregunta es:
¿Cómo podemos revocar esta promesa y esta frase?
¿Cómo podemos recuperar nuestras expectativas de vida, nuestra alegría de
vivir y nuestra salud?

Recopilación: Mechi Romero 1 c


Vemos a las personas, por las cuales queríamos sacrificar todo, sólo se
quedaran o se recuperaran. Nos arrodillamos internamente ante ellas y
las admiramos. Al cabo de un rato, cuando realmente sentimos nuestra
posición inferior y su grandeza , decimos: “Aquí ustedes son los
grandes. Aquí ustedes permanecerán como los grandes. Ante ustedes yo
soy pequeño y así quedaré.”

Luego miramos más allá de ellos hacia un poder eterno, que tiene su
destino y el nuestro entre sus manos, sólo en sus manos.
Quizás solíamos llamar a este poder Dios.
Miramos a los ojos de este poder y tal vez vemos lágrimas escurriendo por
sus mejillas, porque él ve lo que estábamos dispuestos a sacrificar por
nuestros padres y por los demás. Nos toma de la mano.
Nos armamos de valor y le decimos: “Por favor, revoca todas estas
frases, todas mis promesas, todas mis esperanzas de entonces. Las pongo
en tus manos y las entrego a tu amor. Así como te pedí que salvaras a
mis padres – o a quien haya sido -, así sálvame de estas frases. Por
favor”.

Luego esperamos hasta que sentimos los cambios en nuestro cuerpo y en


nuestra sensación de vida y le decimos a este poder: “Gracias”.

Únicamente me referí a una sola de las frases. De manera similar, usted


podrá encontrar la solución para las otras dos frases: “Tú por mí” y
“Yo por ti”.
Si logra encontrar la solución a ellas, entrará a otro campo del
espíritu, el cual favorece con benevolencia la vida de cada uno de
nosotros. ¿Cómo? Con felicidad.

 Nuestro lugar

Nos enfocamos en nuestro centro. Esto es más fácil, si inhalamos por la


boca con los ojos medio cerrados, sacando el aire por la nariz y con la
boca cerrada.
Repitan estas inhalaciones varias veces y cierren los ojos suavemente.
En lugar de sumergirnos en nuestra propia estrechez, nos centramos en una
amplia profundidad, en sintonía con la creación que lo abarca todo.
Así centrados, sentimos en nuestro cuerpo y en nuestra alma, el sitio
donde reposa el Yo interior, donde percibe y se identifica con su lugar –
Recopilación: Mechi Romero 2 c
hacia arriba y hacia abajo, a la derecha y a la izquierda, hacia adelante
y hacia atrás-.
Al mismo tiempo, sentimos en nuestro cuerpo la falta de alguien, ¿dónde
existe un vació que alguien debe ocupar para llenarlo?
¿Quiénes son los excluidos en nuestra vida y en nuestra familia?
¿Quiénes son nuestros enemigos?
¿Quiénes son las personas que tratamos con desdén?
¿A quiénes nos sometimos, sin ocupar el lugar que nos corresponde?
Esperamos hasta que nosotros y ellos hayan ocupado el lugar que
corresponda.
Luego, relajadamente, nos tomamos de las manos unos a otros, para vernos
a los ojos y decirnos, a nosotros y a ellos: Sí.
Después de un tempo sentiremos los cambios en nuestro cuerpo en nuestra
alma.
¿Qué se ha hecho más ligero?
¿A dónde se fueron nuestras prisas?
¿Qué tan bien nos sentimos en el lugar que nos corresponde?
¿Qué sanó dentro de nosotros?
¿Qué les pasó de repente a nuestra inocencia ya nuestra culpa?
¿Aún cuentan en nuestras vidas?

 El otro amor

Nos centramos con amor en nuestro cuerpo.


Pasamos por sus órganos con profunda entrega, a las heridas ocasionadas,
especialmente a nuestro corazón.
Late al ritmo de un corazón eterno, del cual emana toda la vida, una vida
con amor y, en sintonía con él, nos calmamos y silenciamos.
Nuestro corazón late en sintonía con el mundo, tal como es.
También con todo lo que no queremos reconocer.
Late en sintonía con nuestra culpa y la culpa de aquellos, con los que
nos estamos enfadados y los que nos provocan miedo.
Les damos un lugar en nuestro corazón.
Nos entregamos internamente a este latido del corazón y nos hacemos uno
con él.
De repente, nuestro cuerpo se relaja.
Todo encuentra su lugar en él.
Todo late en sintonía con él.
Pertenecemos a nuestro cuerpo y todo en nuestro cuerpo nos pertenece.
Recopilación: Mechi Romero 3 c
Estamos plenamente conscientes de todo nuestro cuerpo; ahí estamos
presentes.
Totalmente presentes.
Entregamos a un poder creador todo lo que causa dolor, a nosotros y a los
demás.
Lo soltamos y sentimos una profunda paz.
Recuperamos el amor, la paz interna y la paz de los demás, la paz con
nuestro pasado, la paz con nuestra culpa y sus consecuencias, la paz con
la culpa de los demás, sea lo que sea aquello que nos hayan hecho en el
pasado o presente y sentimos el efecto sanador de esta entrega a lo que
es y fue.
Aquí pertenecemos.
Todo puede sanar, ser abarcado por la vida en su plenitud, sin culpa, sin
expiación, sin justicia, en un flujo eterno, hacia un mar infinito.
Sin el bien y el mal, con todo a la misma medida ahí, presente.
Con amor.

 El regreso a casa (Madre)

¿Cómo podemos volver a encontrarnos con nuestra madre, con la de aquel


entonces?
¿Cómo podemos volver a encontrarnos con otras persona de las cuales
estamos separadas?
¿Cómo podemos recuperar nuestra alegría de vivir?

Los acompañaré por este camino a través de una meditación.

Primero, regresamos internamente al tiempo antes de experimentar el dolor


de la separación de nuestra madre, cuando nos sentíamos cerca de ella en
todos los sentidos, seguros, acogidos, en casa.
Regresamos al tiempo en que nos contuvo en su vientre, cuando fuimos uno
junto con ella: con su sangre, su respiración, su latido del corazón.
Uno solo con sus esperanzas, sus preocupaciones, los miedos de que
fuéramos a nacer sanos.
Uno con su esperanza y su voluntad de asumir el riesgo de un parto.
De repente, su vientre se nos hizo demasiado pequeño.
A pesar de sentirnos tan protegidos, quisimos salir.
Así fue que nacimos y vimos la luz, con esfuerzos, en una lucha por la
vida, tanto para nosotros como para ella.
Recopilación: Mechi Romero 4 c
De repente, ahí estábamos, presentes en otro lugar.
Pero regresamos inmediatamente a ella, a sus brazos, a su corazón y a su
pecho.
Bebimos y descansamos exhaustos en sus brazos.
Después empezó el largo periodo durante el cual ella y nuestro padre se
preocuparon intensamente por nosotros.
Día y noche nos cuidaron para asegurar nuestro bienestar.
Cuando ellos no podían estar en persona, nos dejaban a cargo de otros
seres queridos; por ejemplo, nuestra abuela o los hermanos mayores, o los
tíos y las tías.
Ellos formaban parte de nuestra gran familia.
¡Qué tiempo tan abundante y bienaventurado!
Ahora damos amplio espacio a estas experiencias, que viven dentro de
nosotros.
Igual que en aquel entonces, nos sentimos protegidos y en casa.
Con estas experiencias felices en nuestro corazón y en nuestros
sentimientos vemos hacia los ojos de nuestra madre.
Ella está frente a nosotros, a cierta distancia.
Nosotros frente a ella.
Al mismo tiempo sentimos, qué fue lo que cambió en nosotros después de la
experiencia de separación y de nuestro dolor.
Recordando el tiempo feliz antes de que eso ocurriera y el amor profundo,
que sentimos de su parte día tras día, cuando buscábamos su cercanía, nos
atrevemos a dar un pequeño paso hacia nuestra madre, hacia ella, dejando
atrás el dolor y el trauma de la separación.
Si logramos dar este pequeño paso, sentimos un hondo espiro.
Luego esperamos.
Seguimos mirando a nuestra madre a los ojos, hasta encontrar el valor y
la fuerza para dar el siguiente paso.
Y luego el siguiente y otro más, hasta encontrarnos felizmente en sus
brazos.
Finalmente, de nuevo, con ella, en casa.

 Meditación

En esta meditación nos dejamos abarcar por el Movimiento del Espíritu.


Con este sentimiento, asentimos a nosotros, tal y como somos y aceptamos
todo lo que forma parte de nuestra vida desde el inicio.
Asentimos a nuestra madre y a nuestro padre.
Recopilación: Mechi Romero 5 c
Asentimos las condiciones que los unieron.
Asentimos al amor que les fue posible sentir.
Asentimos a lo bello y a lo pesado, que forma parte de nuestra vida, que
nos convirtió en lo que somos.
Al mismo tiempo, sentimos el efecto de este asentimiento en nuestro
cuerpo.
¿Algo está cambiando en él, acercándose a la sanación?
¿Algo se hace más ligero?
¿Algo se hace más amplio?
¿Algo se calma y se silencia?

Posteriormente, asentimos a todos los que pertenecen a nuestra familia,


también a los excluidos y a los olvidados.
Asentimos a todos los que sufrieron un destino difícil y a todos los que
tuvieron que asumir la carga de otros.
También asentimos a aquellos que pasaron esta carga a los demás, sin
importar las circunstancias que llevaron a esta situación y asentimos a
las víctimas y a los victimarios, sin diferenciar entre ellos.
Asentimos al grupo al que pertenecemos con nuestra familia.
Asentimos a las ofuscaciones que sufrieron al considerar una cosa mejor
que otra, privando al último de su aceptación y de su amor.
Asentimos a los enfermos y a los discapacitados, a los que murieron
tempranamente, incluso a los no nacidos.
A todos les damos, con amor, un lugar en nuestra alma.

Después, nos dejamos abarcar por un movimiento del espíritu, por un


movimiento creador, nuevo en cada momento.
En el asentimiento de este movimiento dejamos atrás lo que fue – para
siempre.
También asentimos a nuestra culpa, a nuestro fracaso, todo lo que nos ha
dañado y otros también.

Le permitimos a este movimiento del espíritu, que nos lleve renovadamente


de instante a instante, que nos mantenga en nuestro existir, en cada
instante, de manera diferente y más pura.
Puros con más, en lugar de menos, porque asentimos a él de manera pura,
más allá de nuestros miedos, nuestra culpa, nuestras intenciones, que
desean anticipar y guiar este movimiento a una dirección diferente a la
que él indique.

Recopilación: Mechi Romero 6 c


En este momento, las distinciones comunes entre cuerpo, alma y espíritu
se desvanecen.
En todo lo que pasa con nosotros y en nosotros, nos sentimos sanos y
sanados, plenos y consumados, amados y amantes, en movimiento permanente,
con todo y todos completos.

 Más o menos

Quiero meditar con ustedes.

Nos recogemos en nuestro centro.


En el centro de nuestro cuerpo.
Ahora, contemplamos los movimientos internos en nosotros.
Todos son movimientos de vida.

¿Estos movimientos dentro de nosotros, se dirigen hacia el más?


¿Se dirigen hacia más vida?
¿Más amor?
¿Más alegría?
¿Más felicidad?
Ir hacia “más” significa ir con el movimiento del espíritu, ir con un
movimiento creador del espíritu.

O bien, ¿a diferencia de estos movimientos hacia el más, nos sentimos


menos contentos cuando nos centramos?
¿Dejamos los movimientos hacia más y nos movemos hacia el menos?
¿Hacia menos vida?
¿Menos amor?
¿Menos salud?
¿Menos éxito?
¿Menos alegría?
¿Menos fuerza?
¿Menos felicidad?

Lo anterior sería el movimiento adverso. En lugar de más vida, se mueve


hacia la enfermedad y hacia una muerte temprana.

Ahora nos entregamos a otro movimiento.


Nos dejamos abarcar por el movimiento del espíritu.
Recopilación: Mechi Romero 7 c
Confiamos en este movimiento, dejando a un lado todos nuestros miedos y
el cansancio.
Nos movemos hacia algo nuevo y más grande, hacia la salud total.
Si logramos este movimiento, estamos en camino hacia nuevos rumbos,
nuevos rumbos de nuestra salud.

 Sintonización

Cierren los ojos y traten de sentir:


¿Qué lado es más fuere en ustedes: el lado derecho o el lado izquierdo?
¿Qué es más fuerte?
¿Arriba o abajo?
¿Qué es más fuerte: la relación con la madre con el padre?
Si tienen hijos de diferente sexo: ¿con quién tienen una relación más
estrecha, con el hijo o con la hija?

Meditación

Esto fue lo preliminar.


¿Sintieron la separación en su interior?
Ahora, a través de la meditación, quiero transitar con ustedes un camino
en el cual podamos unir los dos lados.
Ambos siempre son o masculino o femenino.
La pregunta es: ¿cómo podemos unir los dos para que formen una unidad?
Si logramos la unión en las diferentes áreas, también lograremos la
unidad entre hombre y mujer en nosotros y en nuestras relaciones de
pareja.

 Derecha e izquierda

Cierren los ojos.


Ahora nos enfocamos en el brazo derecho y en el izquierdo.
Separen los brazos giren las palmas hacia arriba.
Las manos descansan en las piernas.
Continúen relajándose.

Ahora sientan primero una mano y luego la otra.


¿Cuál es más fuerte?
Recopilación: Mechi Romero 8 c
¿Cuál es más débil?
Sin ver sus manos, vean hacia el frente, hasta que las dos se unan.
Es decir: una mano se hace más y la otra también.
Esperamos hasta ya no pensar en una mano ni en la otra; derecha e
izquierda ahora forman una sola, en una unión infinita.
Aquí se desarrolla un proceso donde los contrarios se anulan.
Juntos se convierten en una unidad.

 Arriba y abajo

Lo mismo haremos con arriba y abajo.


Primero vemos hacia arriba y luego hacia abajo.
¿Dónde se encuentra la línea de separación en nuestro cuerpo?
Ahora esperamos hasta que ambas partes se unan.
Al lograr esta unión, sentimos la diferencia en nosotros.

 Padre y madre

Ahora hacemos lo mismo con padre y madre.


Sentimos en nosotros de inmediato el lugar del padre y de la madre.
¿Cuál de los dos está descuidado y se mantiene en el trasfondo?
Esperamos y permanecemos en un movimiento interno, hasta que ambos se
unan, se hagan iguales y uno a la vez.
Expandimos este movimiento, sintiendo junto con nuestro padre también
sus padres.
También sentimos a los padres de nuestra madre.
Sentimos la diferencia de plenitud y fuerza, que ahora se da.

 La relación de pareja

Ahora trasladamos este movimiento a nuestra relación de pareja.


¿Quién o qué toma el primer plano en ella?
¿Quién o qué se halla en el trasfondo?
¿Algo está más a la derecha o a la izquierda?
¿Quién o qué está más arriba o abajo?
Ahora, dejamos que se unan ambas partes; ambas con el mismo valor.
Sentimos el efecto, cuando ambas partes se unen en un amor que lo abarca
todo.

Recopilación: Mechi Romero 9 c


 Dios y el mundo

Ahora abordamos otro opuesto, el cual es comparable a derecha e izquierda


o arriba y abajo, es decir, el contraste entre Dios y el mundo.
Dejamos que confluyan en nosotros en una unidad sin distinciones,
nosotros unidos a la vez con ambos, siendo uno, en todos los sentidos.
Dejamos que se forme una unidad, sin distinciones.
Nosotros unidos a la vez con ambos, siendo uno – en todos los sentidos-.

 Salud y enfermedad

Si queremos deshacernos de una enfermedad, nos comportamos de una manera


masculina.
Cuando asentimos a ella, nuestro comportamiento es femenino.
Al unir los dos, salud y enfermedad, ambos actúan en conjunto y se
convierten en una unidad.

 Vida y muerte

La vida es masculina y la muerte femenina.


¿Qué pasa con nosotros cuando, en el sentimiento, ambas pueden confluir
llegando a una unidad?
Nuestra vida se hace relajada y plena.
Vivimos cara a cara con la muerte.
De esta manera también nuestra muerte se completa a su tiempo.

 Antes y después

Con respecto al tiempo, el pasado es el sentimiento femenino.


Está concluido en todos los sentidos.
Lo próximo es masculino.
Cuando nos enfocamos en el después, actuamos de manera masculina.
Cuando nos atrae el antes, el pasado, esperamos, sin actuar.
Ambos son necesarios e infructíferos el uno sin el otro.
¿Cómo se hacen uno?
En el instante.
Ahora.

Recopilación: Mechi Romero 10 c


 La entrega

Quiero hacer una meditación con ustedes que es la continuación de lo que


experimentamos anteriormente.
Entramos a nuestro cuerpo.
Dentro de nuestro cuerpo y en los procesos que ocurren en él a todas
horas, encontramos una fuera creadora de la cual se deriva todo lo que
existe.
De ella proviene nuestra vida, tal como es.
Nos mantiene vivos con un cariño y un amor que lo abarca todo.
Cuando algo en nuestro cuerpo se encuentra en apuros, ella brinda ayuda.
Cuando una herida sana, este movimiento está actuando en nosotros.
Contemplamos a esta fuerza con devoción.
Nos entregamos a ella con fervor, con nuestra última confianza.
Le entregamos nuestra enfermedad y todo lo que nos duele.
A través de nuestra enfermedad y nuestro dolor, esta fuerza nos guía
hacia una vida más plena, a una vida completa.
Nos relaciona con todos los que pertenecen a nosotros, para que tanto
nosotros como ellos recuperemos la salud.
Ahora dirigimos la mirada hacia una persona cercana a nosotros, una
persona enferma, que nos preocupa.
En ella vemos cómo igualmente actúa esta fuerza y dirigimos nuestras
preocupaciones por esta persona, hacia esa fuerza.
Ella se ocupa, sólo ella.
Ayudamos a los demás entregando primero nuestras preocupaciones a esta
fuerza.
Se la entregamos con fervor.

 El movimiento sanador

La enfermedad es una señal de algo que espera ser puesto en orden.


Siempre a través del amor se pone en orden algo.
Sobre todo, a través del amor por una persona excluida, que no tiene
lugar.
Este amor siempre aspira a más.
También la enfermedad aspira a más.
El movimiento hacia más es un movimiento hacia la salud.
Nos centramos en nuestro cuerpo y vemos una enfermedad o un dolor.

Recopilación: Mechi Romero 11 c


Nos unimos a nuestra enfermedad y a nuestro dolor en un movimiento hacia
más, sin importar la dirección.
Quiero agregar algo más con respecto a la salud.
La salud es un movimiento del espíritu y un movimiento del amor.

 El recogimiento

Los guiaré hacia este recogimiento por medio de una meditación.


Empezamos con la meditación, escuchando lo que pasa en nuestro cuerpo.
¿Escuchamos el murmullo de la sangre fluyendo sin cesar por nuestro
cuerpo?
¿Cómo fluye a través de él para alcanzar todas las células?
¿Cómo fluye para alimentarlas con todo lo que necesitan para trabajar y
asegurar nuestra vida?
Imaginemos que nos dejamos llevar con esta circulación, con el mismo
objetivo, sin olvidarnos de nada, en intercambio con cada célula hasta el
último ángulo de nuestro cuerpo.
Aportamos algo y nos llevamos algo, un ir y venir sin parar.
¿Qué o quién impulsa esta circulación incesante?
Escuchamos y sentimos nuestro corazón siempre latiendo y cómo mantiene en
marcha a nuestra circulación.
Cómo absorbe el oxígeno de los pulmones que inhalamos desde afuera y cómo
entrega el aire usado para poder ser exhalado.
De la misma manera, el latido de nuestro corazón mantiene la circulación
en marcha, en constante dar y tomar para que nuestra vida pueda seguir.
Al cabo de un rato, nos hemos vuelto uno solo con esta circulación en
nuestro interior y palpitando con él, miramos con nuestro corazón hacia
ese movimiento creador, que inició sus latidos y que lo mantiene
funcionando hasta ahora.
Miramos con nuestro corazón a este movimiento creador, el cal mantiene al
mundo y a nosotros e marcha.
Junto con nuestro corazón y sus palpitaciones vibramos con nuestro cuerpo
con este pulso creador del mundo, llevados y movidos por él.
¡Qué murmullo tan imponente escuchamos ahora!
Empecemos nuestro día en sintonía con este movimiento.
¿Cómo?
Con todo lo que nos sostiene y nos mantiene en una sintonía centrada,
pulsando con el mismo ritmo, con su fuerza y su amor.

Recopilación: Mechi Romero 12 c


¿Cómo podemos lograr esta sintonía con nuestro cuerpo y con el mundo de
la manera más maravillosa y profunda?
Disfrutándolo.

 El abrazo

Ahora, nos centramos hasta estar tranquilos e internamente regresamos a


nuestra infancia.
Al cabo de un rato, sentimos la necesidad de que alguien nos abrace, en
especial nuestra madre.
A pesar de las resistencias iniciales, le vemos a los ojos y decimos:
“Por favor, abrázame”.
Se lo decimos como el niño que fuimos en aquel entonces.
Aun cuando queremos resistirnos a su abrazo, nos soltamos.
Soltamos todo a un nivel más profundo, hasta llegar a ella.
Habiendo llegado así a ella, nos unimos con ella, le vemos a los ojos y
decimos lentamente y con largas pausas una oración matutina, la oración
matutina de nuestra vida.

Gracias al amanecer de la vida

Querida mamá,
tomo de ti todo,
tomo la vida de ti, toda completa
con todo lo que incluye,
y l tomo a precio entero que a ti te costó
y que a mí e cuesta.

Lo aprovecharé ara alegría tuya


y para conmemorarte.
Que no haya sido en vano.

La sostengo firmemente y la honro


y, si tengo permiso, la transmitiré así como tú lo hiciste.

Te tomo como mi madre,


y tú puedes tomarme como tu hijo/a.

Recopilación: Mechi Romero 13 c


Tú eres la correcta para mí,
y yo soy el hijo/a correcto/a para ti.

Tú eres la grande y yo el/la pequeño/a.


Tú das y yo tomo, querida mamá.

Estoy feliz de que hayas elegido a papá.


Ustedes dos son las personas correctas para mí.
¡Sólo ustedes!

Ahora estamos completamente con ella, relajados y sanados.


Nos sujeta y en unión con ella, miramos a nuestro padre.
Lo vemos a los ojos y decimos nuestra oración matutina también para él.

Querido papá,
tomo de ti todo,
tomo la vida de ti, toda completa con todo lo que incluye,
y la tomo al precio entero que a ti te costó
y que a mí me cuesta.

Lo aprovecharé para alegría tuya


y para conmemorarte.
Que no haya sido en vano.
La sostengo firmemente y la honro
y sí tengo permiso, la transmitiré así como tú lo hiciste.

Te tomo como mi padre,


y tú puedes tomarme como tu hijo/a.

Tú eres el correcto para mí,


y yo soy el hijo/a correcto/a para ti.

Tú eres el grande y yo el/la pequeño/a.


Tú das y yo tomo, querido papá.

Estoy feliz de que hayas elegido a mamá.


Ustedes dos son las personas correctas para mí.
¡Sólo ustedes!
Recopilación: Mechi Romero 14 c
 ¿A dónde se fueron todas las flores?

Nos enfocamos en nuestro centro.


Existe una canción que vamos a cantar internamente.
Dice así:

¿A dónde se fueron todas las flores?


Las niñas las cortaron.
¿A dónde se fueron todas las niñas?
Los hombres se las llevaron.
¿A dónde se fueron todos los hombres?
Se convirtieron en soldados y fueron a la guerra.
¿A dónde se fueron los soldados?
Están en sus tumbas.
Sobre sus tumbas florecen flores.
Llegan las niñas y las cortan.

También somos parte de este círculo eterno.


¿Dónde vamos?
¿También somos parte de un círculo eterno?
Ahora nos dirigimos a nuestro centro más profundo.
Esperamos un movimiento que nos lleve más allá de todos los círculos.
En línea recta, fuera del movimiento circular, hacia una luz lejana.
Nuestra mirada se dirige hacia allá.
Nuestro movimiento se dirige hacia allá, dejando atrás todas las zanjas y
tumbas.
Ahora, juntamos nuestras fuerzas y extendemos nuestras manos, hacia una
nueva orilla.
¿Cuál es esta nueva orilla?
Más allá se dirige nuestro camino.
Hacia allá va nuestro movimiento cuando ayudamos a otras personas.
Siempre hacia la luz.
Continuamente, hacia lo más brillante.
Luego empezamos a brillar y los demás con nosotros.
¿No les parece un camino bonito, una orilla hermosa?

Recopilación: Mechi Romero 15 c


- Llamado a la puerta

Estamos sentados, sernos, en nuestro cuarto.


De repente escuchamos un golpeteo.
Alguien toca a nuestra puerta.
Nos detenemos y esperamos. ¿Quién será?
¿Alguien nos viene a visitar?
¿Alguien viene por nosotros?
Dudamos en abrir y dejar pasar a ese alguien que llama a la puerta.
No sabemos qué es lo que quiere de nosotros.
¿Sólo está de paso por aquí?
¿O nos toma de la mano y nos lleva consigo?
Nuestro corazón se para un segundo.
Luego dejan de tocar.
¿Ese alguien sólo tocó para avisarnos que va regresar en otro momento?
En realidad, no nos atrevemos ver quién era.
Pero en nuestro interior ya la sabemos.
El que tocó nuestra puerta y se fue, fue nuestra muerte.
¿Después de este golpeteo somos los mismos?
¿Seguimos escuchándolo internamente, como aviso?
¿Nos despojamos de algo que hasta ahora fue importante?
¿Qué pasa con el tiempo que nos queda?
¿Se vacía?
¿Se llena?
¿Esperamos su llegada, como si viniese a salvarnos?
¿O contemplamos de diferente manera el tiempo que nos queda?
¿Será que ponemos orden a algo para poder dejarlo atrás en paz?
¿Lo liberamos de nuestra alma para ser finalmente libres?
De esta manera, nuestro tiempo se enriquece, se hace pleno, pleno porque
estamos relajados.
Cuando el desconocido vuelva, estaremos preparados para su llegada.
Ven, tú, el último que reconozco, no importa cómo te presentes: Sea con
dolor, sea de repente, o sea libre de toda preocupación.
¿Termina esta partida aquí?
¿Termina para siempre?
No lo sabemos.
Aceptamos esta partida, tomados de la mano por otra instancia, para tocar
la puerta en otro sitio.
¿Cómo lo hacemos?
Con un profundo: ¡Por favor!”.
Recopilación: Mechi Romero 16 c
Empezar a Constelar - Brigitte Champetier de Ribes

Ejercicios:

 Caminar con el inconsciente – 4 personas

Elegir a alguien que te represente a ti


Tú vas a representar a tu propio inconsciente
Una de las otras dos es un antepasado vinculado a ti
la cuarta es un antepasado vinculado a tu inconsciente

En silencio dejarse llevar por un movimiento


Antes de diez minutos se detiene el ejercicio
Descansar en silencio varios minutos
Se turnan los papeles

Es bueno que todos hagan cada papel. Este ejercicio es un todo y cada turno
completa el anterior. Se puede retomar mínimo a los diez días. Así se van dando
pasos hasta poder caminar junto a nuestro inconsciente.

 Chequeando el centrado – 2 personas

1 persona representa tu yo profundo, mientras tú estás dando los pasos para


centrarte.
Ella te informará lo que siente para que sepas en qué momento estas centrado y
cuando no.

Técnica:

Siéntate y haz tu preparación como si fueras a dirigir una constelación:


respira, escucha el cuerpo, sintoniza con la vida, estate con el sí, asintiendo
a todo, ponte a servicio de la vida, sintonízate con la consciencia familiar
tuya, con la del cliente, con la de todos los presentes, sintonízate con el
movimiento del espíritu... todo despacio, con los ojos abiertos y desenfocados.

Recopilación: Mechi Romero 17 c


 Frente a ti está tú yo profundo, de pie. Se deja llevar por el
movimiento. Si tiene sensaciones molestas que no puedes percibir te las
va a ir diciendo. Es importante averiguar lo que sientes cuando tu yo
profundo pierde el centro: confusión, calor, peso sueño, alguna sensación
en un órgano, respiración más corta, estrechamiento de tórax, del
diafragma, etc.

Ve observando de qué manera te recuperas con estas preguntas:

 ¿me abro al movimiento del espíritu?


 ¿Diciendo sí a todos como son?
 ¿Diciendo sí a mi destino?
 ¿Honrando a mis ancestros?
 ¿Poniendo distancia entre yo y mis muertos?
 ¿Reconociendo ser imperfecta/o, ser humana/o?
 ¿Renunciando a mi anhelo y aceptando todo como es?
 ¿Poniendo distancia con el cliente?

Sigue el ejercicio hasta estar completamente centrado. A veces será necesario,


hacer una breve constelación interna antes de llegar a centrarte.
Recuerda las manifestaciones, que has sentido cada vez que tu representante
manifestaba la pérdida de su centro, para reconocerlas a la hora de constelar.

 Estar en el Adulto

Ponte recto, con la barbilla un poco más alta que lo habitual. Observa como te
sientes...
Baja la barbilla aproximadamente 1 cm a la vez que sueltas tú columna para que
adopte la curva anatómica. Obsérvate
Suelta la columna totalmente.

Repite las tres posturas, deteniéndote unos segundos en cada una hasta sentir lo
que pasa en tu cuerpo y en tú animo en cada postura.

1° postura – EXPERIMENTAS AL PERPETRADOR


2° postura – todo está suelto, fluido, estas descansado de la postura anterior
que exigía mucho gasto de energía. Te sientes vulnerable, flexible, abierto al
mundo, con todos tus recursos a mano, tranquilo, confiado. ESTAS EN ESTADO
ADULTO, estás presente en la vida.
3° postura – puede ocurrir cualquier cosa, no hay fuerza ni orden, te puedes
sentir vapuleado por el exterior como una marioneta. TE SIENTES VÍCTIMA

Recopilación: Mechi Romero 18 c


 Liberando el P.A.N. (Padre / Adulto / Niño) – 5 personas

El estado adulto se sitúa entre el estado padre y el estado niño.


A cierta distancia se coloca un ancestro del estado padre y otro ancestro detrás
del estado niño
Todos se dejan llevar por el movimiento, de modo que cada ancestro se vea
reconocido, querido o agradecido tal como es, sobre todo por el adulto. De este
modo el adulto recupera su lugar y su fuerza apoyado por los otros 2 estados.
A los diez minutos cortar el ejercicio y turnar los papeles.
La resolución que se ha puesto en marcha sigue desarrollándose después de la
interrupción. La energía nunca se detiene, lo esencial es poner en marcha el
movimiento de sanación.
En algunas ocasiones la situación se puede bloquear, mostrando la necesidad de
una constelación posterior.

 Para averiguar cual es tú ecuación Padre / Adulto / Niño

Poner tres hojas e e suelo, una por cada estado del yo.
Ponerse sobre cada una para sentir e estado de ese yo y lo que se siente con
respecto a los otros dos estados.

 Liberándonos de la buena consciencia – 4 personas

Un representante para sí mismo


Un representante para su buena conciencia (conciencia moral o perfeccionismo)
Un representante para un ancestro vinculado a su buena conciencia
El Interesado hará de inconsciente

Todos se dejan llevar del modo más lento posible.

 Vivir desde el Adulto – 4 personas

Un representante para el estado adulto


Un representante para el estado padre
Un representante para el estado niño
El interesado hará de La Vida

Recopilación: Mechi Romero 19 c


Todos de dejan levar por el movimiento del modo mas lento posible.

 Más allá de la relación terapéutica – 7/8 personas

Un cliente
Sus padres
Su conciencia familiar
Un terapeuta
Sus padres
Su conciencia familiar
Un representante para el Movimiento del Espíritu

Aquí el campo pone la identidad de la persona. Dejar que la constelación se


desarrolle sola y en silencio. Que el grupo se deje impregnar por ella, cada
observador y participante recibirá del campo la información que necesita. Al
final, cada representante relatará lo esencial de su experiencia.

 Poner a la conciencia moral en su sitio – 4 personas

La persona
Su conciencia moral
Un ancestro perpetrador con quien está vinculada la conciencia moral
El Amor el Espíritu

Dejamos que los representantes estén embargados por el movimiento más lento
posible.
La persona puede ser representante de cualquiera menos de sí misma. Los cuatro
se pueden ir turnando, dejando unos minutos de descanso antes de retomar. El
silencio es necesario. La sesión no debe durar más de 10 minutos.

Este ejercicio pone en marcha el soltar la conciencia moral (con su consiguiente


perfeccionismo o miedo a la crítica) El Amor acabará abrazándola, si se deja.
Para ella, será necesario que la persona en algún momento vea y honre al
perpetrador, desapegándose de él y de su imitación.
En caso de bloqueo manifiesto, una constelación será indicada.
En alguna ocasión este mismo ejercicio se puede transformar en una constelación.

 ¿A quien excluyo yo? – 5 personas

La persona interesada

Recopilación: Mechi Romero 20 c


Su propia culpa
Un rechazado por la persona
Un ancestro al que la persona es fiel rechazando a alguien
Al Amor

Dejar evolucionar al grupo, siempre desde el movimiento más lento posible y en


silencio.
Es posible que la persona acabe abrazando su propia culpa y reconciliándose con
quien rechaza.

 Orden entre sistemas – 8 personas

Poner cuatro parejas una detrás de la otra:


Delante tú sistema (aunque no tengas pareja)
Detrás el sistema de tus padres
Más atrás el sistema de los abuelos
Algo más atrás el de los bisabuelos

Observa si cada sistema respeta al que tiene delante o si por el contrario lo


quiere retener.
Toma en tu corazón lo que observes.

 Equilibrar el dar y el recibir amor

Hacer un círculo
Cada uno ofrece a su vecino de la izquierda la mano izquierda con la palma
hacia arriba y al de la derecha la mano derecha con la palma hacia abajo.
Observar las sensaciones del grupo.

La mano izquierda es la del niño que recibe, la mano derecha es la del adulto
que da.

 Recibir de los padres – 4 personas

Colocar al Padre y a la Madre frente a un hijo anónimo. Hacia delante un


representante del Entorno.
Consigna: el hijo/a rechaza a sus padre, los encuentra egoístas y mezquinos.
Dejar pasar un minuto o dos, observando.

Recopilación: Mechi Romero 21 c


Nueva consigna: el hijo/a ha madurado y ha tomado incondicionalmente a sus
padres.
Al cabo de un tiempo, comentas que este hijo va a dar las gracias a sus padres.
Observa las reacciones, los actores pueden comentar lo que sienten.

Observaras que el gesto de los brazos y manos abiertos hacia delante son, a la
vez, una señal de apertura, de agradecimiento, de devolver y de DAR.

Agradecer, devolver y dar es lo mismo....

 Dar y recibir entre iguales

Dos personas se colocan una frente a la otra.


Representan a dos personas de la misma generación, de familias distintas o no.
Se dan distintas consignas, una tras otra, observar lo que ocurre:

1. una da más de lo que la otra puede devolverle.


2. Una no quiere recibir nada de la otra, rechaza todo lo que le ofrece.
3. Una pide más de lo que la otra le puede dar.
4. Una no quiere dar nada, sólo recibir.
5. Ambas se agradecen lo recibido.

Es sólo un ejercicio de observación, por tanto, cada secuencia es breve, dura un


minuto o dos.

 Alguien te produce ira

Identificar cuál es la conducta X de esta persona que hace que se sienta ira
Se pregunta, y no hace falta responder: ¿y tú qué haces con tu conducta X?
Por lo que, ahora puedes decirle a esta persona: “soy como tú”, “te deseo lo
mejor”

 Alguien te produce irritación

Identificar cuál es la conducta X de esta persona, la que te produce la


irritación.
¿Y tú, qué haces con tu conducta X?
¿Por fidelidad a quien reprimes esta conducta X?
¿A tú padre?

Recopilación: Mechi Romero 22 c


¿A tu madre?
Toma ahora la decisión siguiente, di con voz fuerte: “me doy el permiso de ser
un poco malo, me doy el permiso de tener un poquito la conducta X”
Al que te irritaba dile “querría ser como tú”, “ya soy como tú”

 La escalada del daño

Poner dos personas una frente a la otra.


Definir sus papeles: una ha hecho mucho daño la otra.
Al cabo de unos minutos dices: “el perpetrador ya se ha dado cuenta del daño
que ha hecho”
Después dices: “la víctima se quiere vengar”
Esperar unos minutos más y se dice: “la víctima ha podido decir cuánto ha
sufrido”
Observar la evolución. Y si hace falta se dice: “ahora se miran a los ojos y
van descubriendo a otro ser humano semejante a uno mismo”
Esperar a que se produzca la reconciliación.

- Frente a los abusos de poder

Mirar al perpetrador, al violador, al asesino y le decimos: “Sí, asiento. Yo


soy como tú. Dejo la responsabilidad contigo”
“Te deseo lo mejor a la vez que digo NO a tu buena conciencia”
“Tomo con amor tu buena conciencia y la mía, a la vez que renuncio a que manden
sobre mí”

 En las condenas crueles

Tengo compasión para todos los actores, tanto para el legislador inhumano como
para el condenado y su víctima, tengo compasión por la persona a la vez que la
dejo frente a su responsabilidad, a las consecuencias de sus actos, de su
rechazo al amor y al infantilismo de sus justificaciones morales o legales, etc.

 Ante una ofensa

Alguien íntimo me ha ofendido, ha hecho dicho algo que me ha dolido.


Estoy enfadado, dolido, quizás enfadado conmigo mismo por no saber llevar esas
cosas con compasión, sentido del humor o sabiduría...

Recopilación: Mechi Romero 23 c


1° Acepto la situación, es mi oportunidad de crecimiento, que lo quiera o no,
es mi camino. Mi papel sistémico, mi compensación adulta, lo que de mí necesita
mi Conciencia familiar es aprender a resolver estas situaciones.
Digo sí a la situación, sí al otro como es, honro al excluido al que está
siguiendo.
Me expongo a mi emoción de dolor, incomprensión, soledad, abatimiento, rabia
contra el otro y contra mí mismo. Me expongo sin dejarme arrastrar.
Honro al excluido al que estoy siguiendo con esta reacción ineficaz y dolorosa.
Dejo estar las emociones, las acojo, les digo sí. Acojo toda la toma de
conciencia que surja.
Vuelve la calma, sé lo que conviene que haga y tengo toda la fuerza para
hacerlo.
Descubro otra faceta del otro, de mí. Vivo unas emociones nuevas, siento
apertura, liberación, crecimiento. A la vez que me veo más normal, más
corriente, más abajo que antes.
Hay mayor comprensión, más humanidad y humildad en mí.

 Tomar lo opuesto en el corazón

¿Quieres experimentar la plenitud, la quietud de la energía?


Cuando estás viviendo una emoción, no te dejes acaparar por ella, tómala en tú
corazón, pon un poco de distancia agradeciéndola y, desde esta distancia,
exponte a ella, hasta que te venga la emoción opuesta, complementaria.
Exponte también a la segunda emoción, sin dejarte acaparar por ella, tómala en
tu corazón y siéntela.
Se va a producir una alquimia, una síntesis: tú en el centro de la energía, con
plenitud y calma, con ambas emociones unidas y transformadas en una nueva
comprensión más amplia, fuente de más fuerza y de más alegría profunda.
Estás realizando una experiencia mística. Esto es vivir el movimiento del
espíritu.

 El sistema de polaridad

Constelación anónima
Se disponen representantes para una persona desconocida (el campo mismo pondrá
la identidad, no es ninguno de los presentes)
Dos ancestros de esta persona
El sistema familiar
El sistema de polaridad

Recopilación: Mechi Romero 24 c


El movimiento el espíritu

Para empezar sólo estará de pie la persona y su sistema familiar. Los demás se
irán levantando conforme lo sientan.
La presencia del sistema de polaridad introduce una fuerza superior a los
representantes habituales. La constelación se desarrollará en silencio con el
mayor recogimiento posible.
Si es oportuno, lo sabrás chequeándolo, puedes hacer algún comentario en
sustitución de una frase sanadora, pues aquí no tienes permiso para hacer hablar
a nadie.
A posteriori, los representantes comentan lo esencial de lo que han vivido.
No se deja hacer comentarios a los asistentes.

 La compensación arcaica y la compensación adulta

Constelación anónima
En un clima de profundo recogimiento
Cada uno de los asistentes va a recibir una información importante y estará en
resonancia con la sanación producida.
Distribuir los siguientes papeles:
una persona desconocida
su Conciencia familiar
su compensación arcaica
su compensación adulta
un ancestro
la vida
Dejas que se desarrolle esta constelación en silencio y con mucho recogimiento.
Si es oportuno (lo sabrás chequeándolo) puedes hacer algún comentario en
sustitución de una frase sanadora, pues aquí no tiene permiso para hacer hablar
a nadie.
A posteriori, los representantes comentan muy brevemente lo que ha tenido
sentido para ellos.
No se permite hacer comentarios a los asistentes.

 Respetar el Destino 4 personas

El constelador
Su destino
El cliente (puede ser un cliente concreto o un cliente tipo)
Su destino

Se dejan guiar por el movimiento

Recopilación: Mechi Romero 25 c


Si en siete u ocho minutos el constelador no ha conseguido honrar a su propio
destino ni al de su cliente, deberá preguntarse por su contratransferencia.
Será oportuno hacer un trabajo personal para respetar el Destino.
Este ejercicio no es para turnarse, es una especie de supervisión.

 De adulto a adulto

Colocar a los Estados del Yo del cliente frente a los Estados del Yo del
constelador.
Dejamos actuar y observamos la relación
Si el terapeuta se deja arrastrar por el cliente, le pediremos que él, el
terapeuta, sienta detrás de sí a sus padres y tome en su corazón a los padres
del cliente.
Inmediatamente, ambos se colocarán en su estado adulto.

 Para descubrir la vulnerabilidad del terapeuta 4 personas

Un constelador
Un representante del constelador parado frente a él
Un cliente (sentado a la derecha del constelador)
Un representante del cliente parado frente a él
Se permanece en silencio, sin ninguna información verbal.
Consigna: el cliente se presenta en una emoción de niño, de manipulación (rabia,
rencor, queja, seducción, etc.)
El constelador se tiene que mantener en su adulto y procurar que este cliente
alcance por resonancia el adulto también.

La presencia de los representantes de cada uno da una información valiosa sobre


la relación que se está estableciendo a un nivel inconsciente y permite al
constelador ejercitar varias estrategias internas, hasta conseguir su objetivo.
Aquí es importante que el constelador haga de sí mismo y descubra en vivo su
vulnerabilidad y su estrategia de centramiento.
Algunas veces el ejercicio se detendrá ante la imposibilidad del constelador de
hacer frente a su cliente.

En estos ejercicios de formación, el campo ofrece siempre a cada uno lo más


difícil, lo que más le va a enseñar, lo que mejor le va a permitir
concienciarse, despertarse, desengañarse o fortalecerse.

Recopilación: Mechi Romero 26 c


 La ayuda adulta 4 personas

Un representante de la persona
Su padre
Su madre
Su relación de ayuda

(la persona elige un representante para sí mismo y elige representar otro papel)
El hijo/a se pone delante de sus progenitores, mirando hacia la vida, a su lado
se pone su relación de ayuda
Todos se dejan guiar por sus movimientos

Quizás haya que añadir un muerto, si alguien mira insistentemente al suelo


(basta poner un almohadón) o un excluido, si alguien mira hacia la lejanía, en
este caso la persona que se sienta manos implicada representará a ese excluido
el tiempo que haga falta y después vuelve a su papel original.

 Práctica de la mirada sistémica

Con los que te dan rabia: di “en ti me encuentro a mí mismo, te dejo tu


responsabilidad y honro tu destino, eres tan necesario como yo”

Con los que te dan miedo: siente a tus padres y a sus padres, honra a quien
están siguiendo y a quien estás siguiendo. Di: “soy como tú”
Así somos pensados y queridos por el espíritu.

Con los que te dan pena: honra su destino, su sistema y su camino de


purificación. Honra el antepasado al que están siguiendo. Toma su sufrimiento
en tu corazón y hazte pequeño ante ellos.
Son el espíritu en movimiento.

Con los excluidos y marginales: los incluyo en mi corazón, honro su destino y


honro al excluido a quien siguen.

 Somos sistémicos 7 personas

Una persona anónima


El sistema familiar de su padre
El sistema familiar de su madre
La salud de la persona
La vida profesional de la persona

Recopilación: Mechi Romero 27 c


Su vida familiar
El movimiento del espíritu

Dejamos que se desarrolle en silencio hasta que el movimiento del espíritu


decida que es suficiente, que ya se puede retirar.
Lo interesante, al turnarse los papeles, es que todos los presentes puedan ser
representantes tanto del sistema familiar como del movimiento del espíritu.

 Chequeando tu relación de ayuda 4 personas

Un representante para ti
Tres para tus clientes (permiten representar a un grupo)

Si tienes que participar representaras a uno de los clientes. Si no,


observarás.

Se pone al representante del constelador frente a sus clientes y se les deja


actuar.
Si en algún momento el constelador tiene dificultad para estar en su sitio,
coloca mentalmente a sus padres detrás de él y a los padres de sus clientes
detrás de cada uno de ellos.

La relación de “ayuda buena” se manifiesta: los clientes y el constelador


se miran a los ojos, el terapeuta está de pie, abierto e inmóvil, los clientes
se mueven, se han acercado al terapeuta o se han marchado; hay ,
aproximadamente de un metro a metro y medio entre el terapeuta y sus clientes.

Interpretación de algunos movimientos posibles:

 El terapeuta es mucho más grande que sus clientes, éstos pueden estar
enfadados, pueden estar tumbados, de rodillas o marchándose: el
terapeuta sólo quiere dar, no permite que los clientes le devuelvan nada.
Trabajo inútil.
 El constelador va hacia el cliente: el constelador es un niño
necesitado, el cliente, se le deja, va a hacer de madre del constelador.
Trabajo imposible.
 El espacio entre el constelador y un cliente es reducido: ambos han
entrado en la esfera íntima del otro (cada uno tenemos un campo personal,
el aura, que sólo podemos compartir con íntimos) . La relación
terapéutica es la dueña de esta relación también. Trabajo imposible
 El terapeuta es perseguido por un cliente: éste quiere establecer a toda
costa una relación terapéutica con su constelador. Si el terapeuta se

Recopilación: Mechi Romero 28 c


mantiene en su sitio, el cliente se enfadará y será su oportunidad de
crecer, si por el contrario, el terapeuta abraza al cliente, ya forman la
“pareja perfecta” enfrascados en la transferencia-contratransferencia
ad vitam aeternam, si el terapeuta huye o se sienta, es que él también
está en su niño, tan necesitado como el cliente y rivalizarán para saber
cuál necesita más del otro.
 La solución a todas estas tramas: el constelador se conecta con sus
padres y toma en su corazón a los padres del cliente.

 Honrar el sí a todo

Un representante del “sí a todo”


Consigna para todos: El “sí a todo” se pone al fondo y cada uno irá sintiendo
lo que quiere hacer. El pasado está detrás del Sí, la vida y el futuro están
frente al Sí, al otro extremo de la sala. Cada uno hará lo que sienta, verá si
se quiere levantar, adónde quiere ir, en silencio y de modo muy recogido.
Cuando lo sienta, volverá a su silla, en silencio.

Recopilación: Mechi Romero 29 c

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