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DE LOS ANDES
CURSO : ECONOMIA
INTEGRANTES:
WILMER SANCHEZ ROBLES
CRIS NOHELIA MAMANI DONAIRES
LEYDI HUARCAYA CACERES
KEVIN JOSE FARROÑAN PUNIL
CARLA INGRID GUERRA ALARCON
REYNALDO CHOQUE BENITES
ABANCAY –APURIMAC
2018
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DEDICATORIA
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ÍNDICE
INTRODUCCIÓN........................................................................................................ 4
CONCLUSIONES ..................................................................................................... 13
BIBLIOGRAFIA......................................................................................................... 14
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INTRODUCCIÓN
No hay dudas de que Chile se convirtió en el país más exitoso de Latinoamérica, con
un crecimiento anual promedio desde 1985 del 6% y con una economía basada en la
apertura al mundo que le permite negociar con los mercados más importantes. Los
aciertos de la Concertación que gobierna al país son muchos, logros que están muy
lejos de alcanzar la Argentina porque parten de un proyecto de país diferente, entre
otros motivos, por la obsesión del kirchnerismo de mirar hacia el pasado, cuando en
Chile solo piensan en el futuro. El presidente chileno, Ricardo Lagos, visitó la
Argentina en noviembre de 2003 y se reunió con el presidente Néstor Kirchner y su
esposa, Cristina Fernández de Kirchner, en el Glaciar Perito Moreno. Hoy, se puede
decir que fue sólo un encuentro protocolar en los primeros meses del gobierno de
Frente para la Victoria, porque el camino que se eligió denota día a día que está muy
lejos de parecerse al país trasandino.
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MILAGROS DE CHILE
1.1. Historia
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1.2. Nacimiento, auge y caída
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abril de 1975 y en una corta charla de 45 minutos le dio sus propuestas para
enfrentar la crisis económica.
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más alta registrada por Chile desde la crisis de 1929), un notable incremento
del desempleo con tasas en torno al 20 % por varios años y la quiebra e
intervención de numerosos bancos e instituciones financieras (fue intervenido
el 60 % del mercado del crédito). En un contexto de falta de libertades civiles y
de reiteradas violaciones de los derechos humanos, la mala situación
económica gatilló las protestas callejeras contra la dictadura militar, que se
extendieron con mayor o menor intensidad hasta fines de su mandato. Para
1982, industria se paralizó, las pensiones privadas se quedaron sin valor, la
moneda desfalleció. Las protestas y las huelgas de una población forzaron a
Pinochet a invertir curso. Renuente, el general restauró el salario mínimo y el
derecho de negociación de los sindicatos. Pinochet autorizó un programa para
crear 500 000 empleos.
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ahínco y urgencia que le imprimieron sus antecesores y un crecimiento
económico que llevaría a Chile a duplicar su PGB en el lapso de diez años.
Dichas privatizaciones, sin embargo, se realizaron fuera de toda fiscalización,
sin bases de licitación y bajo una completa falta de transparencia, lo cual
provocó un gran perjuicio económico a los intereses del país, en lo que la
periodista María Olivia Monckeberg denominó "El saqueo de los grupos
económicos al Estado chileno".Se estima que en dichas operaciones el Estado
chileno perdió el equivalente a 2 mil 223 millones de dólares, de hecho según
la contraloría General de la República solo la privatización de CAP significó
pérdidas para el Estado de 706 millones de dólares, y la de ENDESA 811,5
millones. Entre los principales beneficiarios de estas operaciones se
encuentran el entonces yerno de Pinochet Julio Ponce Lerou, Roberto De
Andraca, José Yuraszeck, los grupos de Hurtado Vicuña, Fernández León y el
grupo Pentade Carlos Alberto Délano.
1.4. Valoraciones
Por una parte, los partidarios del punto de vista de Friedman argumentan que
la situación actual de la economía chilena reivindica sus teorías, pues
consideran que la firma de acuerdos de libre comercio con Estados
Unidos, Canadá, China, Corea del Sur, y la Unión Europea evidenciaría un
mayor desarrollo económico en comparación al resto de los países
latinoamericanos. En la misma nota, también remarcan la membresía chilena
en foros como la APEC y la OCDE. Durante el desarrollo de los años
1980 y 1990 se extendió este sistema por el mundo, primero por gobiernos
conservadores como los de Ronald Reagan y Margaret Thatcher, pero
después de la caída del comunismo sería adoptado por la mayor parte del
mundo, incluidos los gobiernos socialdemócratas o socialistas renovados. El
analista liberal Daniel Alciro lo ha calificado de "falso milagro", entendiendo que
el período en general llevó al atraso económico del país y a una dependencia
excesiva sobre la producción primaría de minerales, al respecto Alciro afirmó.
Las críticas incluyen argumentos políticos, económicos e incluso históricos.
Respecto a los argumentos políticos, el principal alude fundamentalmente a la
naturaleza ilegal e ilegítima de la dictadura militar, independientemente de sus
logros económicos. Se señala que el golpe de Estado que derrocó al
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presidente Salvador Allende, dio inicio a un régimen que fue responsable de
violaciones a los derechos humanos, por medio de las cuales se mantenía
vigente su política económica.
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Al “Odorokubeki Nihon” (Sorprendente Japón), según el titular de un artículo de
1962, respondió el “Wirtschaftswunder” (Milagro Económico) de Alemania que,
todavía más rápido, se colocó detrás de Estados Unidos desde finales de los
años 1950.
En la inmediata posguerra, los Aliados atajaron las capacidades industriales
alemanas, concentradas en la cuenca del Ruhr, mediante, por ejemplo, el
desmembramiento de la empresa IG Farben, que fabricó el gas Zyklon B
utilizado en los campos de exterminio nazis. En Japón, a través del general
Douglas MacArthur, el ocupante estadounidense también desmanteló grandes
conglomerados (“zaibatsu”).
Pero esta política pronto se flexibilizó en el contexto de la Guerra Fría, cuando
se dio prioridad al fortalecimiento económico para contrarrestar la “amenaza
comunista”.
En 1948, estadounidenses, británicos y franceses introdujeron el marco alemán
en las tres zonas alemanas bajo su control, y empezaron a luchar contra la
inflación. Lo mismo ocurrió en Japón, bajo la batuta del banquero Joseph
Dodge, se volvió más estricto.
La ayuda financiera masiva de los ocupantes tuvo un papel decisivo bajo la
forma del plan Marshall en Europa, un gigantesco programa de $13,000
millones, mayoritariamente donaciones.
La muy joven República Federal de Alemania, antigua Alemania occidental,
fundada en 1949, recibió unos $1,500 millones. La República Democrática de
Alemania, satélite de la Unión Soviética fundada el mismo año, no se benefició
porque Stalin rechazó la ayuda estadounidense.
Esta masa “considerable de dinero desencadenó la reconstrucción económica”
de la RFA, aunque no fue más que un “factor entre otros”, explica Arnd
Bauerkämper, profesor de Historia en la Universidad Libre de Berlín.
El profesor cita la potencia industrial del país (automóvil, química, electrónica)
y la “cantera de mano de obra” que constituyen los 13 millones de alemanes
expulsados después de la guerra de los territorios de Europa Oriental. La
condonación del 60% de la deuda alemana en 1953 en Londres también
contribuyó a sacar el país del marasmo.
Durante los “Treinta Gloriosos” (1946-1975), el modelo de economía social de
mercado impulsado por el canciller conservador Konrad Adenauer y su ministro
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de Economía y sucesor Ludwig Erhard dio a la RFA un periodo casi
ininterrumpido de abundancia y de prosperidad (el crecimiento rondaba el 7%
anual, el desempleo cayó del 11% en 1950 al 0.7% en 1965) hasta la crisis
petrolera de 1973.
El repunte japonés es casi igual de prodigioso, pero “contrariamente a
Alemania, dividida entre cuatro aliados, Japón construyó su recuperación bajo
la tutela única de Estados Unidos”, que “asume la responsabilidad de su
seguridad”, relata Tag Murphy en una obra reciente titulado Japan and the
Shackles of the past (Oxford University Press).
El país se recuperó a pulso, aunque la guerra de Corea entre 1950 y 1953 dio
un impulso beneficioso a las empresas niponas con una sobreabundancia de
pedidos estadounidenses.
En 1956, cuatro años después de la salida de Estados Unidos de su territorio,
el gobierno japonés publicó un libro blanco sobre la economía en el que
animaba a la población a movilizarse, acabar con los lamentos y ponerse a
trabajar.
El visionario ministerio de Comercio e Industria (Miti) convenció a los bancos y
las empresas, “instituciones parecidas a una familia, tribu o fundación religiosa”,
muy solidarias. Es cierto en relación a los exconglomerados (Mitsubishi Heavy,
Sumitomo…), algunas empresas más pequeñas creadas antes de la guerra
como Toyota o Matsushita (hoy Panasonic) o nuevas firmas movidas por
capitanes de industria (Sony, Honda).
“Los empresarios deseaban invertir e innovar, estaban dispuestos a asumir
riesgos con la sensación de que, por fin, había llegado su hora después de esos
largos años de guerra”, subraya Ivan Tselichtchev, profesor de Economía en la
Universidad de Gestión de Niigata (noroeste).
Y destaca un contexto propicio (la preparación de los Juegos Olímpicos de
Tokio-1964) y “un capital humano sumamente favorable” formado por
trabajadores motivados, disciplinados y deseosos de ‘servir' a su compañía“.
Todo ello ”amplificado por un sistema único de empleo vitalicio, de ascenso por
antigüedad y de sindicatos cooperativos“.
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CONCLUSIONES
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BIBLIOGRAFIA
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