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UNIVERSIDAD MAYOR DE SAN ANDRES

FACULTAD DE INGENIERIA
INGENIERIA ELECTRONICA

INFORME
ENERGIA INALAMBRICA DE
TESLA

ESTUDIANTES: Callisaya Quispe Elvis Juvenal

MATERIA: Fisica del Estado Solido (ETN- 501)


DOCENTE: Ing. Teodoro Busch

LA PAZ - BOLIVIA
DEFINICION

Nikola Tesla es uno de los grandes genios del siglo XX como inventor centrado en la investigación
de la electricidad, si su proyecto de una torre capaz de dar electricidad de forma inalámbrica se
hubiese hecho realidad, el mundo sería muy diferente.

La transmisión de energía inalámbrica se inventó hace más 100 años y consiste en la distribución
de energía sin utilizar un material conductor (cables) para ello, Nicola Tesla, gran inventor
pobremente reconocido, desarrolló, inventó y patentó en 1891, el circuito de bobina que lleva su
nombre, en la cual las Variaciones de flujo del campo magnético permiten transportar la
electricidad.

INTRODUCCIÓN

La idea de transportar energía sin el empleo de cables de cobre es físicamente posible. Nikola
Tesla fue un físico (además de matemático, inventor e ingeniero eléctrico), que nació en la Vojna
Krajina austrohúngara en 1856, y falleció en los Estados Unidos de América en 1943.

El eminente científico de origen serbio, definió esta energía libre junto a otras dos maneras de
usar la potencia vital del Sol: el fuego por la quema de la energía almacenada en la madera o
carbón (combustibles), y “la utilización eficiente de la energía del medio ambiente (rayos solares,
eólica, ondas el mar)”.

“Por la mañana, cuando nos levantamos, no podemos dejar de notar que todos los objetos que
nos rodean son fabricados por maquinarias”, escribió en el documento titulado: “El problema de
incrementar la energía humana”, publicado en junio de 1900. De aquí se desprenden sus célebres
palabras en honor al Sol:
“¿De dónde viene todo el poder motriz? Vemos el océano subir y bajar, los ríos fluyen, el viento, la
lluvia, el granizo y la nieve golpean en nuestras ventanas, los trenes y vapores van y vienen…y
todo este movimiento, desde el surgimiento del poderoso océano hasta ese movimiento sutil de
nuestro pensamiento, no tiene más que una causa común. Toda esta energía emana de un solo
centro, una sola fuente, el Sol. El sol es la primavera que impulsa a todos. El sol mantiene toda la
vida humana y suministra toda la energía humana”.

Nikola Tesla, ese genio olvidado en su tiempo por las presiones comerciales de otros inventores,
ese verdadero héroe de la ciencia de la que deberíamos avergonzarnos de no saber más de él y sí
de otros no-inventores pero si buenos vendedores. Durante los últimos años su memoria está
siendo rescatada. Grandes campañas en internet como la increíble hazaña de The Oatmeal para
ayudar a construir un museo de Tesla han ayudado a que este inventor sea reconocido como uno
de los verdaderos genios del inicio de la gran revolución de la electricidad.

Uno de sus mayores inventos que nunca vieron la luz del día por no poder encontrar financiación
es la Torre Wardenclyffe, o más conocida como la Torre de Tesla. Este genio creía que era capaz de
encontrar la forma de transmitir energía mediante el aire, al igual como hoy en día somos capaces
de transmitir datos inalámbricamente, gracias a muchas torres alrededor del mundo que harían de
repetidores.
Este fue un sueño tan grande que de haber encontrado los recursos para lograr crear un prototipo
con su primera torre en su laboratorio de Shoreham (Nueva York), hubiese cambiado el mundo
para siempre, con una de las evoluciones que tan solo podemos soñar y quizá comparar con
Internet o los motores a reacción

Tesla logró ver su torre completamente terminada, pero ante la falta de dinero, se demolió en
1917. Como dato, Tesla demostró que la transmisión de energía era posible mediante inducción
electrostática ¡en 1891!

Tesla, maldito genio, pero qué poca suerte tuviste.

Torre Tesla y retrato de Tesla

Un mundo con carga inalámbrica

Imaginemos un mundo donde Tesla fue considerado lo que es, un genio cuyas invenciones podían
cambiar el mundo. Imagina que la Torre Wardenclyffe logró terminarse y que Nikola Tesla lograse
la financiación para crear una empresa que gestionase las miles de torres de carga inalámbrica por
todo el mundo.

Viviríamos en un mundo tan diferente, en el que se hubiesen podido avanzar décadas en muchos
aspectos.
Imagina que Tesla lograse hacer que se pudiese transmitir energía entre América y Europa, se
hubiesen podido crear aviones eléctricos capaces de surcar el Atlántico décadas antes de que
Charles Lindbergh lograse cruzar el océano sin escalas entre Nueva York y París.

Laboratorio de Nikola Tesla y Torre Wardenclyffe

Hubiésemos podido cambiar la revolución industrial creada en el siglo XIX que se movía a carbón
por un sistema mucho más limpio

Las energías renovables hubiesen podido tomar un papel muchísimo más importante que el que
tienen hoy en día, si las Torres de Tesla necesitarían muchísima energía para poder “repartirla”, se
necesitarían grandes centrales que la generasen, como grandes centrales hidroelécticas, pero si la
energía renovable tomase el relevo, se hubiese podido lograr crear un sistema de carga eléctrica
inalámbrica y verdaderamente limpia.

Elige cualquier aparato eléctrico en tu vida y tan intenta imaginarte un mundo donde jamás
conocerías lo que es un cable de carga, o lo que es que un aparato se quede sin batería. Imagina
aviones eléctricos surcando los cielos, millones de coches sin emitir CO2, industrias capaces de
funcionar sin la necesidad de contaminar, marcapasos o todo tipo de tecnología en nuestro cuerpo
que no necesitaría baterías, como piernas robóticas para lesionados.

De acuerdo, al no terminar este proyecto nunca se logró determinar si hubiésemos podido correr
algún peligro médico. También hay que entender que en 1917 el número de aparatos electrónicos
es incomparable con los millones de aparatos que hoy en día necesitan de energía eléctrica para
funcionar.
Es bonito soñar, es indecente saber lo que se le hizo a Tesla.

En nuestra mano queda dar cobijo y ánimo al próximo Tesla de nuestra generación, que espero su
revolución no sea crear una red social o una App. Volvemos a necesitar un científico loco que crea
que las reglas pueden reescribirse.

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